No Toques ✕ (Niall Horan y Tú) [TERMINADA]

— ¿Se encuentra mejor, Madame Filian? —Dice Lía, al costado de mi cama.
Han pasado 3 días desde aquel incidente. Horan despertó y yo ya había desaparecido. Todo el mundo debe de estar comentando el muy extraño caso de “Filianfobia” en los recesos. Dejándome como protagonista de la semana.
Suspiro, me levanto de la cama y decido contarle la verdad a mi asistenta.
— Lía… creo que hay algo extraño en un chico…
No puedo negar que el brillo de sus ojos se agrandó increíblemente, casi devorándome con su mirada. Acomodo mi garganta para lo siguiente que iba a confesar y bajo mi cabeza diciendo:
— Ese chico puede tocarme.
El silencio que invade mi habitación es enorme, alzo mi mirada hacia Lía y comienzo a confundirme. ¿Qué le ocurre?
— ¿Lía…?
— Lo siento, Madame. Creo que acabo de escuchar mal, ¿Acaso dijo usted… que puede tocarla?
Cierta incertidumbre puedo ver en su pregunta, es como que algo le incomoda, pero no sé qué es.
— Cuando… sufrí el caos… él me llevó a la enfermería, cargándome.
— I-Imposible… debió de ser la misma enfermera, Madame Filian. Un chico no puede tocarla a menos…
Mis oídos se agudizaron.
— A menos… ¿Qué? —Pregunto.
— A menos que usted haya perdido total miedo hacia ese joven.
Miedo. ¿Sentía miedo de Niall Horan? Sí, es como otro compañero más en la escuela pero…
— Horan es un tarado, Lía. No debe ser el único que pueda tocarme.
Su sonrisa ahora apareció de la nada, entrelazó nuestras manos y sin escrúpulos en la lengua declaró:
— Acabo de darme cuenta de que a usted no le agrada ese chico, puede que su rabia contra él sea más fuerte que el miedo acumulado por dentro.
Eso era. Estaba molesta. Con ese… Horan.
Una pisca de emoción apareció en mi interior, me sentí diferente por un instante, como si mis pensamientos hacia él hubiesen cambiado. Algo había que me inquietaba, a la vez. ¿Él sabría que tiene acceso a mí?
— Lía, tengo que averiguar algo.

Me había dejado otra vez un vestido, sin mangas ni hombreras, de azul con lunares claros. (Aquí)Sí, son lindos.
Estoy caminando decidida hacia mi salón de Biología, con la mirada de todos puestas sobre mí porque deben de estar pensando en que Filianfobia ha regresado.
De repente, me detuve. Harry Styles está entrando al salón junto con otro chico, lo conozco. Oh, verdad. El chico del baño de hombres. Dilan… Ivan… Cian… ¡Liam! ¡Liam Payne!
Abrí los ojos, más sorprendida de que ambos se conociesen, que de haber olvidado su nombre.
Estoy a segundos de llamarle, pero otra persona aparece ante mí.
— Miren a nuestro rubio héroe… —Dice Liam—. ¿Cómo amaneciste hoy, Niall?
Horan solo bostezó en respuesta y saludó a ambos estrechando sus manos. Eran amigos. Cómo no lo supuse antes. Desvío la mirada de ellos y ordenándome el bolso por la espalda, me dirijo hacia la puerta de la sala.
«Cálmate, ____. Solo has como si nada hubiese sucedido».
En el momento en que puse un pie dentro de esa habitación escolar, todo el mundo quedó en silencio. Sigo mirando el suelo, camino hacia mi asiento y me desplomo en él, dejo a un lado mi bolso y finalmente, suspiro.
No me había dado cuenta de la presión al caminar por los pasillos porque tenía en mi mente una pregunta que me inundaba hasta el cerebro, pero ahora que me encontraba sumergida en el mar de incertidumbre, no había escapatoria.
El profesor entró con todos los papeles necesarios para su clase y comenzó. Justo a tiempo para alejar un momento mi mente de la situación.
Un leve gruñido me hace desconcentrarme del tema “codón” y desvío mis ojos hacia mi compañero durmiente. Solo para encontrarme otra vez penetrada ante su azul mirada. Horan está viéndome. A mí.
«¿Sabes que puedes tocarme?», quiero preguntarle en este momento. Pero nada sale de mi boca.
Él baja sus párpados segundos después y sigue durmiendo. Vaya estudio.
Si sigue así… no podré sacar mis dudas ante él. Qué desperdicio de tiempo…
La hora siguiente, toca Historia. «Otra vez ese cabezotas», pienso. Horan tuvo razón en algo, a él no le interesábamos como estudiantes.
— Oye —Hasta estoy imaginándome su voz del primer día.
«Pregúntale»
No puedo hacerlo.
Una arruga aparece en mi frente como parte de mi frustración y siento que algo me pincha el brazo. Volteo, es un lápiz. ¿Un lápiz? Sigo la punta hasta la mano sosteniéndolo, luego el brazo, el hombro… Oh, Dios. Casi me da un infarto.
«¿Qué estás…»
— …haciendo?
Mi voz me sorprende más a mí que a él. ¿Acaso lo pregunté en voz alta?
— No digas nada.
Se arrodilla por debajo de la mesa de un segundo a otro, dejándome con la intriga de lo que pienso está haciendo.
Otra vez escapando.
«Espera, Horan»
— Espera… —Me tapé la boca. Estoy diciendo lo que pienso.
Su andar se detiene, mira sobre su hombro y luego de conectar nuestras miradas, suspira.
— Vamos.
Nunca un “vamos” me había dado tanta alegría como ese, no, un momento. Alegría no, sorpresa. Pensé que me dejaría ahí.
Al salir por la puerta del salón, Horan se levanta y sacude su ropa de forma normal. Yo hago lo mismo.
— Que esto no se te haga costumbre, Filian.
«____...»
Su rostro queda en blanco. ¿Qué le ocurre? ¿Dije algo?
— Acabas de corregirme. —Dice mirando hacia mis ojos.
El calor que invade mis mejillas es gigantesco, no es posible que haya escuchado mis pensamientos. Por algo son míos, ¿no? A menos que…
— ¿Lo dije en voz alta…? —Pienso-hablo.
Él asiente y ahora me doy cuenta, tengo el valor necesario de preguntarle.
— Emm… Horan… —Digo tartamudeando, me puse nerviosa de un momento a otro—. Respecto a lo del día martes…
— Oh, no hace falta que te disculpes. —Me interrumpe.
¿D-Disculparme? ¿Por qué debería de disculparme? Yo quiero preguntarle-
— El irte sin dar las gracias me importa una mierda.
«Acaba de decir esa palabra otra vez»
Lo miro hacia los ojos y comienzo a temblar. Pero no es un temblor sobre el miedo, si no todo lo contrario, acabo de experimentar un temblor repleto de enojo.
— Vuelve a clases si no tienes más que decir, —Da media vuelta— una niña-rica como tú no sabe sobre los modales.
«Basta»
Comienzo a correr hacia él, de la misma forma en que la profesora de deportes me enseñó. En menos de 3 segundos estaba a solo 1 metro de él y mis palmas totalmente abiertas para empujarlo. Lo hice.
Y por primera vez en 17 años, no comenzó.
Ni el dolor, ni el temblor, ni el miedo. Ni si quiera un leve chillido desde mi garganta. La fobia no había funcionado con él.
Horan volteó lo más rápido que pudo y su rostro lucía mucho más enojado que nunca. Pero al verme observar mis manos sin siquiera desmayarme, su semblante duro desapareció.
— ¿Qué te ocurre? —Dice… preocupado.
Mis manos están bien, mis piernas están firmes y puestas en el suelo.
«No siento…»
— … nada… —Murmuro.
— Espera, espera un segundo. —Baja la voz, abre una puerta y apunta hacia dentro con gran urgencia.
Sin preguntar la razón, entro lo más rápido que puedo al escuchar las voces de Fletcher y un profesor.
Ya dentro, veo que es un armario. Del conserje, quizás. Vuelvo a buscar a Horan y mi pecho salta de inmediato. Él está a solo centímetros de… tocarme.
— Ho-Horan… —Susurro.
Está observando hacia la puerta, sigiloso, pero cuando escucha mi voz llamándolo dirige sus ojos hacia mí.
— Ahora, déjame aclarar algo. —Le asiento—. Tienes Afenfosfobia, y ningún chico puede acercarte a ti.
Frunzo los labios y vuelvo a asentir. «Ninguno hasta ahora»
— Entonces, ¿Por qué me has tocado y sigues como si nada?
Mi corazón ahora está a mil por hora, si él está haciendo esa pregunta entonces no lo sabía el día en que me cargó hacia la enfermería. Suspiré aliviada, cerrando los ojos.
— A mí… también me sorprende… —Murmuro por lo bajo.
— Habla fuerte y claro, ¿Quieres? No me agradan las chicas tímidas.
Otra vez, había vuelto el Horan malo.
Tomo toda la fuerza de voluntad para lo siguiente y digo:
— Y a mi no me agradan los chicos engreídos.
Golpe bajo, señoras y señores. Horan había quedado estupefacto ante mi pequeña rebelión.
— ¿Sabes? No encuentro la razón por la que yo esté aquí contigo, vuelve a clases, niña-rica.
Dicho esto, arregla su camisa y abre la puerta. Pero algo me hace levantar otra vez mi mano derecha y sujeto con fuerza su brazo.
Se detiene.
¿Qué estoy haciendo? Siento ganas de gritarle a la cara pero estoy intentando que no siga caminando. ____, sé fuerte. Su rostro observa el mío y finalmente, suspira agotado.
— Voy a disculparme contigo, pero será mejor que no vuelvas a llamarme engreído de ahora en adelante.
Le asentí. Comencé a soltar mi agarre, para que no se sintiera presionado y no se molestase más de lo necesario, pero cuando mi piel dejó de tocar la suya, se acercó. Lo suficiente como para dejar nuestros cuerpos absorbiendo el calor del otro.
Mis ojos seguían en mis manos, y como su altura era mucho mayor a la mía, alcé mi cabeza.
— Deberías… acostumbrarte. —Dice casi en un susurro.
Acostumbrarme. Sí, acostumbrarme a ser tocada… por él. No, Horan no puede ser el único que pueda tocarme. Es… horrible.
— No me…
Cerré los ojos con fuerza. El grito se acumuló en mi garganta, como siempre sucedía cuando cada chico se acercaba.
— Hey, hey. Mírame. —Dice.
Mi mirada se dirige hacia él y el grito queda estancado antes de salir. Su par de azulinos están conectados con los míos, abro la boca unos milímetros y él sigue el movimiento. Estoy loca por lo que acabo de pensar.
«Acércate»
— Horan... —Murmuro.
De repente, nuestro contacto desaparece como si de fuego se tratase. Retrocede con rapidez y desvía la mirada.
Mis manos se sienten vacías. ¿Cómo es que nunca me había sentido así? Horan gruñe con furia y vuelve a mirarme. Molesto.
— Debemos estar de vuelta en 1 hora, ¿Te quedas o te vas?
«Me…»
— …voy. —Digo.
El ceño de su frente se relaja y se cruza de brazos, abre otra vez la puerta y verifica que no aparezca ningún cómplice. Comienza a caminar y yo lo acompaño.

— Quédate aquí. —Dice al bajar del auto.
La tienda de los muffins se encontraba a nuestro lado, al igual que el primer día. Caminó hacia la entrada y quedé otra vez en solitario.
Horan está comprando otra vez aquellos pasteles pequeños, ¿De frambuesa? ¿De chocolate? Espero que sean de chocolate.
En menos tiempo de lo que esperaba, la manilla del vehículo suena, y entra con el paquete en sus manos.
— Ten. —Me lo sostiene entre nuestros asientos.
¿No me lo arrojará? Tal vez pueda tocarlo al…
Sus dedos rozan mi mano al entregarme la bolsa.
— Oh, por Dios. —Digo en voz alta.
Volteo hacia él y sí, también se dio cuenta de que dije lo que pensaba. Pero lo que pensaba ahora en este momento, era que me había derretido.
La punta de sus labios se curvaron hacia arriba, y una fina sonrisa apareció sobre ellos.
Estaba sonriendo.
— Acostúmbrate, Filian.
— ____.
Lo había decidido. Él sería el primero en decirme así.
— Llámame… ____.
Mis mejillas enrojecieron y la bolsa cayó a mis piernas. Horan desvió la mirada hacia el frente y encendió el motor. Evitándome. A solo cuadras de vuelta hacia el instituto, suspiró. Para llenarme el pecho de vergüenza al decir:
— Deja de decirme Horan. De ahora en adelante seré Niall, ¿De acuerdo?
Le asiento.
— Claro, N-Niall…
Sonríe para sí mismo. Llegamos otra vez a la entrada y al bajar, camina a mi lado susurrando en mi oído.
— Acostúmbrate de ahora en adelante, ____.

Niall. Niall. Niall. Niall…
— Niall…
— ¿Qué sucede? —Dice su voz.
Abro los ojos y su rostro está observándome, otra vez.
— N-Nada. —Murmuro.
Segundos después, vuelve a dormir en su asiento y la clase toma mi atención.
Él es el único hombre que puede tocarme, ya sea por el enojo que siento o cualquier otra razón, pero si puede.
Sonrío para mí y sigo escribiendo. De repente, un papel cae sobre sobre mi mesa y me distrae.
“Tiene una hermosa sonrisa, Madame Filian. Hazza”
Otra vez, Harry Styles está hablándome. Miro en su dirección y está sonriendo como siempre, mostrando unos pequeños hoyuelos en sus mejillas.
“Gracias. Filian”
Cae sobre su banco.
“¿Puedo preguntar la razón por aquella maravillosa sorpresa?”
“En realidad… no creo que la sepa. Digo, no estoy segura.”
“Debe de ser algo muy especial como para hacerla sonreír así, es muy afortunado”
¿Afortunado?
“¿De qué está hablando?”
Levanto la vista cuando lee aquella pregunta y voltea hacia mí, rueda los ojos y con su dedo índice, apunta a mi lado.
Mis mejillas enrojecen. Rápidamente, le niego con la cabeza.
“Niall no es la razón de mis sonrisas”
Puedo escuchar una silenciosa risa y otro papel cae frente a mí. Lo abro, y dejo de respirar.
“Lo has estado llamando por su nombre en casi toda la clase.”
«Oh»
Un bostezo aparece de la nada sacándome de mis pensamientos, mi mirada gira hacia mi compañero de banco y veo la blanca dentadura de Horan- Niall, justo antes de cerrar sus labios.
— No estás prestando atención al profesor, ____.

***

— ¿Cómo son causadas las sonrisas, Lía?
Su aseo matutino por las ventanas del comedor se ve frustrado ante mi pregunta, voltea hacia mí, sentada frente a ella en el sillón principal, y con un gesto de interrogación pregunta:
— ¿A qué se debe su duda, Madame?
Giro mi cabeza hacia el televisor encendido, están dando un par de noticias sobre el zumbido de las abejas, y le niego.
— Está bien… Si no quiere hacerme saber de sus pensamientos-
— Dijeron que tengo una hermosa sonrisa.
Su quijada cae al suelo, luego sonríe y se acerca más a mí.
— Oh, Madame Filian. ¿Está segura? —Pregunta.
Confundida, le asiento sin cuidado. Ella salta de alegría y llama a Braun, que con una olla en mano llega en solo segundos y mira hacia Lía.
— ¿Qué ocurre?
— Sucede, mi querido Braun, que Madame tiene un admirador en su escuela.
Los ojos de Braun están tan abiertos como los míos, ¿Acaso dijo “admirador”?
La olla que antes tenía entre sus manos ahora está sobre la mesa, lleva una de sus palmas hacia su mandíbula y con gran asombro dice:
— Solo lleva una semana, Lía. No puede ocurrir algo así demasiado pronto, además, de la semana ha faltado días.
— Oh, por favor, Braun. —Arremete ella golpeando su pecho con un plumero—. Estoy hablando de un admirador, dijo que tenía una hermosa sonrisa. Deja de ser tan oprimente.
Hizo énfasis en la palabra hermosa y mis mejillas enrojecen. ¿Estoy entrometiéndome en su conversación si me quedo a escuchar más?
Me levanto sin ser notada por ambos y camino hacia mi habitación. Ahí se sienta un ambiente totalmente diferente.
Tengo una cama doble con una cubierta blanca, las paredes tienen detalles en tonos plomos, pero lo que más me gusta de mi dormitorio es aquel balcón que me conecta hacia el jardín trasero. Me siento en un banco negro y miro hacia el cielo.
«Si solo mis padres tuvieran aquella discusión….», y cierro los ojos.

Creo que estoy otra vez en casa, las persianas del comedor cerradas, mi padre y mi madre conversando seriamente. No logro escuchar del todo, pero las palabras “peligro” y “miedo” retumban en mi cabeza.
Mi padre se acerca a mí y cuando veo que va a tocarme, la mano de mamá se lo impide, ambos tienen una expresión de angustia y se disculpan por no estar conmigo. Se disculpan. Y la imagen desaparece.
Momentos como ese son los que no logro entender, ¿Por qué mi madre le impidió que me tocara?
Luego, lo recuerdo, en aquel momento mi fobia se había desatado y papá no pudo acercarse más.
Los había alejado por mi culpa, por este estúpido miedo hacia el toque… mi fobia.
El fin de semana termina, como un simple segundo sin contar. Más pronto de lo esperado estoy en la entrada al instituto, la temperatura había comenzado a bajar, pero aun con un vestido blanco delicado hasta los muslos y un chaleco rosa, no me iban a impedir negárselo a Lía. (Aquí)
Otra vez estábamos a lunes, eso significa, que la primera hora sería de matemáticas y la última, historia. ¿Se escapará otra vez?
Dejo caer lentamente mi peso sobre la silla y veo hacia mi lado. Niall aún no ha llegado. Saco lápiz y cuaderno, garabateo un poco en el y cuando menos me lo espero, me doy cuenta de que alguien está próximo a tocarme.
El grito comienza a nacer, cierro los ojos, aprieto los puños y arrugo los labios. Esto no puede estar sucediéndome de nuevo.
«No me toques, por favor.», pienso.
— ____.
Abro los ojos. El grito desaparece y un alivio enorme me recorre la espina dorsal.
Es Niall.
— Estás pálida. —Me dice.
Arroja su bolso contra el escritorio y se sienta bruscamente en la silla a mi lado, buscando una buena posición para comenzar a dormir y no atender a la clase.
Es cada segundo que se demoró en dar por su objetivo, estuve observándolo atónita. El sentimiento de miedo había llegado justo antes de que él apareciera, y se esfumó cuando me di cuenta de quién era.
La profesora comenzó con su habitual saludo, tomó una tiza y escribió en la pizarra: Racionalización.
Había cosas que no recordaba, pero cuando explicó detalladamente cada fórmula, mi mente se despejó.
Al sonar la campana, fui directamente hacia el baño… de niñas, claro. Pero al llegar a la puerta, un grito me sorprende llamándome.
— ¡Madame Filian!
Volteo, es el mismo chico que me encontró hace una semana llorando. Liam Payne.
Camina rápidamente hacia mí, con la respiración agitada y una enorme sonrisa.
«Me gusta tu sonrisa»
— Escuche, estuve hablando unos minutos atrás con Harry… ¿Lo reconoce?
Harry Styles.
Le asiento.
— Bien, entonces, tengo entendido que Niall es…
¿Un conocido? ¿Compañero?
— C-Compañero…
Sonríe.
— Muy bien, excelente. Veamos… por dónde empiezo…
Está pasando su mano por el cabello rapado y ahora me observa fijamente. ¿Por qué de repente me siento nerviosa?
— Somos una banda, ¿Sabe? Y este viernes tocaremos en un local cercano a la casa de Harry.
¿Tienen un grupo?
— Y bueno… —Sigue hablando—. Se supone que no invitamos a muchos de nuestro mismo instituto pero, ya que todos insistieron… ¿Quisiera ser parte de nuestro público?
Aquella pregunta me deja hecha una piedra. Querían que fuese con ellos a un mini-concierto. Donde Niall pertenecía.
— Esperaremos su respuesta hasta el jueves por la mañana, Madame Filian. Hasta entonces, piénselo.
Me da una de sus últimas sonrisas y gira hacia su salón. Todo en menos de un par de minutos. ¿Qué se supone que haga? Debo negarme. Habrá gente, mucha. Y sobre todo chicos. No puedo arriesgarme a terminar mal.
Entro al lavabo y mojo mi cara con un poco de agua. No se me está dando divertido acercarme tanto a ellos…

***

— Vamos —Me susurra Niall desde abajo del banco.
—
Estamos en Historia, y como parece ser una costumbre, mi vecino intenta escaparse.
Lo observo, sus ojos están diferentes, ¿Esperanzado? ¿Nervioso?
— No me ha advertido que cierre la boca, Señor Horan… —Y ahí estoy otra vez, mis pensamientos con él salen a la luz.
Una de sus cejas se eleva, sorprendido. Sonríe y niega con la cabeza, para luego acercar su mano hacia mi rodilla y el corazón me llega a la garganta por el asombro.
Está tocando mi piel. Está tocando mi piel. Mis mejillas enrojecen y tengo la necesidad de tirar mi chaleco lejos. Tengo calor.
— Es lo necesariamente inteligente como para no hacer una tontería, ¿Verdad?
Su mano se retira rápidamente y comienza a gatear hacia la salida.
¿¡Qué fue eso!? No puedo creer que con solo tocar mi rodilla mi respiración aumente. ¿Qué le pasó por la cabeza?
— ¿No irá con Niall?
La voz de Harry Styles apareció también bajo mis pies, él también iba a escaparse. Miré su rostro un poco sorprendida, porque se supone que él estaría esperando a Niall en la tienda de muffins, no aquí.
Me sonrió e hizo un gesto para que me acercase a su metro cuadrado.
— Le diré una cosa que solo sus amigos lo hemos descubierto, ¿Entendido?
Un secreto. Sin si quiera esperar una respuesta, apunta hacia mí y dice:
— Niall nunca nos ha dejado llevar invitadas a nuestras tocadas, y mucho menos había aceptado a una chica escaparse de historia, siéntese afortunada.
Dicho esto, me guiñó uno de sus ojos y siguió su recorrido. ¿Por qué me reveló algo así? No estará pensando en que soy algo especial, ¿O si?
Vamos ____, estás imaginándote las cosas. Llevas solo días junto a él y no puede ocurrir algo así, además, eres una molestia.
Miré hacia la puerta, ésta ya estaba cerrada y probablemente ya deben estar caminando sanos y salvos hacia el vehículo de Niall.

Y eso hago. Tomo mis cosas en las manos y me dejo caer en silencio de rodillas. Comienzo a gatear lo más rápido que puedo y abro la puerta. Dejo salir un suspiro de alivio y me levanto, limpiándome la suciedad que ha quedado por arrastrarme hasta ahí.
— ¿Ves? Te dije que vendría.
Levanté la cabeza y casi doy un salto del susto. Harry, Liam y Niall estaban frente a mí, los dos primeros con unas sonrisas resplandecientes y el último… no lo estaba pasando muy bien.
— ¿Algo que decir, Madame? —Dice Liam.
— Yo me largo. —Gruñe Niall, caminando hacia la salida.
«Espera…»
Se detiene luego de dos pasos y voltea hacia mí. ¿Lo dije en voz alta? Recuérdenme más adelante que debo detener esta costumbre.
Mis mejillas enrojecen y bajo la mirada. Su superioridad ante casos así me intimida. Finalmente, muerdo mi labio inferior tímidamente y escucho respingar a alguien.
— Louis debe conocerla, Nialler. Es hermosa. —Dice Harry Styles.
Mi piel se eriza de un segundo a otro. Es la segunda vez que esa palabra viene de él y siento que mi pecho se acelera, no porque tenga nervios o algo por estilo, sino por el hecho de que nunca en mi vida me habían elogiado tanto como ahora.
— Se supone que iríamos a practicar, no a presentarla ante Louis. Es molestoso hablar con él cuando conoce a alguien. —Niall continúa su caminar y Harry Styles gruñe, voltea hacia mí y con un gesto se disculpa.
Quedo parada ahí, pero Liam se acerca lentamente y sin dudarlo me pregunta:
— ¿Eres capaz de soportar un interrogatorio?
Lo miro confundida pero de todas maneras asiento. ¿Interrogatorio?
— Muy bien. —Sonríe—. Porque hay dos integrantes de la banda que deberás conocer y… Louis suele ser un poco… ya sabes, entrometido.
Otra vez, asiento. Sigo el paso de Liam y pronto llegamos al auto de Niall, que al verme detener tímidamente el paso, suspira agotado.
— Siéntate atrás, Harry.
— ¿Qué? ¿Sentarme atrás? —Reclama él.
Niall voltea con molestia en sus ojos, y mientras Liam abre la puerta de atrás, dice:
— ¿Crees que la dejaré ahí cuando en cada esquina deba de rozar por accidente el costado de Liam? Su fobia, recuérdalo.
El rizado abrió los ojos, entendiendo al igual que yo, el porqué de su preferencia, entonces se arrojó en la parte trasera y ajustó su cinturón. Por mi parte, caminé hacia el lado que Niall me indicó y por un par de segundos esperé a que dijese algo hacia mí. Pero solo subió al volante y esperó. Ahora me estoy abrochando el cinturón. El rubio de mi lado presiona un botón y en solo segundos, el techo del auto comienza a taparnos. Sorprendente.
— Parece una niña pequeña descubriendo la magia, Liam. —Dice Harry Styles desde atrás. Liam ríe.
— A veces tengo la impresión de que te está interesando algo, ¿No lo crees también, Niall? A Harry muy pocas veces se le ve tan admirador de una persona.
Niall no hace ningún comentario, solo se centra en manejar y seguir su recorrido. Liam había dicho que le resultaba “interesante” al chico de los rulos… ¿Qué significaba?
— No los escuches.
De repente, la voz de mi compañero de banco reaparece. El semáforo se encuentra en rojo y su mirada se centra en la mía.
¿Qué es esto?
— Intentan hacerte pensar que eres... diferente.
Diferente.
«¿Qué quieres…»
— ¿…decir? —Le pregunto.
— Te advertí que te alejaras de Harry, es un idiota que solo quiere sacarme “celos” al ver que te llevé conmigo el primer día. Por lo mismo me entregó de sabor chocolate. Los cambió para ti. —Puedo escuchar un “Hey” desde la parte trasera—. Y Liam… quiere hacerme cambiar de opinión sobre no acercarme demasiado.
La luz verde apareció y comenzó a acelerar. Mientras yo aún no puedo creer que la palabra Celos apareciese alguna vez conmigo.
Estaba molesto, realmente molesto. Pero eso no significa que yo tampoco lo esté. Por dentro mi subconsciente me dice que le arroje unas cuantas verdades y vea quién realmente vive dentro de ésta “Madame”, pero mi nerviosismo me gana y no digo nada. Me quedo observando, en silencio.
— Fuiste muy duro con ella, Hazza. —Le dice Liam entre un par de calles, y el silencio vuelve a invadirnos.

A los quince minutos después, estacionamos frente a un gran portón negro, con diferentes tipos de candados en la entrada. Niall bajó sin ademán de esperarnos y Harry Styles me sonríe inquietado, luego me abre la puerta y salgo del vehículo.
— Está molesto porque no suele venir nadie a los ensayos, sigue sacándonos sorpresas, Madame Filian.
— F-Filian… —Le susurro.
Si solo Niall tiene el derecho de llamarme por el nombre, puedo ser capaz de soportar el “Filian” de otras personas.
Me sonríe.
— Está bien, Filian. Tú puedes decirme Hazza o Harry.
Liam pasa junto nuestro y le golpea la nuca. El chico de los rulos reprocha y le queda observando. Hay algo que con solo la mirada se puede decir, y lo acabo de averiguar cuando ambos asintieron desinteresados.
— Louis debe de estar en casa de Zayn. —Dice Niall.
— ¿Zayn…? —Murmuro.
Niall voltea hacia mí y asiente, luego lo piensa mejor y gime. Recordando que desde que sé su pasatiempo, nunca comentaron algo sobre otro chico.
— Mierda, Zayn va a ser un gran problema.
Su mano rasca su nuca y mira hacia el cielo, luego suspira y dice:
— Quédate detrás de mí en todo momento.
— ¿La vas a ocultar? ¿De Zayn? —Harry ríe—. Ya quiero ver eso.
— No la voy a ocultar. ____ puede recurrir a mí si es que ese imbécil se acerca demasiado.
¿Por qué ahora está siendo demasiado sobreprotector? ¿Qué tiene ese Zayn que sea aun más problemático que el otro tal Louis?
Liam asiente, entendiendo el punto de Niall.
— Escucha, Filian. —«Filian»— Zayn es un chico al que le gusta demasiado estar cerca de una mujer, y como rara vez eres una invitada de Nialler…
Niall gruñe.
— … es decir, de nosotros, no conoces sus gustos.
Le asiento. Creo que he entendido, Louis es mi interrogatorio, Zayn mi analizador.
— ¡Hey, Leeyum! —Un grito desde atrás de nosotros me hace saltar. Liam cierra los ojos y luego los abre con una sonrisa.
Niall me llama y deja su espalda tapándome casi un 70% del cuerpo. Harry me guiña un ojo y volteamos hacia el par de chicos que venían hacia nosotros.
Uno de ellos tenía los ojos totalmente azules, más que los del rubio frente a mí, y con su cabello liso y castaño claro desparramado hacia todos lados sobre su cabeza. El segundo, traía un peinado totalmente diferente a todos, con su cabello oscuro hacia arriba y rapado a ambos lados, pero lo que me sorprende ahora, es su penetrante mirada de ojos marrones que vienen dirigidos directamente hacia mí.
— Qué gran reunión tenemos hoy. —Dice el de ojos azules.
Saludan normalmente a sus compañeros y ahora están frente a Niall, que me mantiene a cada segundo detrás de él.
— Nialler.
— Zayn. —Dice un poco molesto.
Así que el de ojos intrigantes es Zayn.
— ¿No nos la presentas? —Pregunta el que ahora reconozco como Louis.
Niall ríe y niega con al cabeza. Apunta hacia el portón negro y dice:
— Podemos conversar dentro, ¿No lo crees?
Ambos sonríen y asienten, Louis saca un llavero de su bolsillo y abre los candados de la entrada, dejándonos el paso libre.
Todos pasan primero que nosotros y Niall se voltea hacia mí; frunce el ceño.
— No quiero que digas sobre que he dormido a toda hora, ni tampoco sobre el incidente de la enfermería. Les advertí a Liam y Harry que lo mantuviesen en secreto.
— ¿Por qué? —Aquella pregunta sale sin haberla pensado.
— Porque empezarán a especular cosas que no son.
Cuando nos adentramos por el portón, comienzo a examinar la gran habitación que se extiende ante nosotros. Estoy tan sumida en aquella realidad, que no logro captar a tiempo el simple roce de la palma de Niall sobre mis dedos, dejándome aturdida y por primera vez, creo que quería algo más que solo un toque.