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La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA}

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La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA} Empty La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA}

Mensaje por UnbrokenGirl Jue 06 Dic 2012, 10:04 am

Nombre: La Soledad Del Campeón.
Autor: Janelle Denison
Adaptación: Si
Género: Romance
Advertencias: No :)
Otras Paginas: No que yo sepa


Sinopsis


______ Richmond estaba decidida a ayudar a un niño huérfano cuyo único deseo, además de encontrar una familia, era conocer a su héroe, Nick Jonas, un campeón de rodeo que vivía recluido en su rancho. Pero Nick no estaba preparado para ser el héroe de nadie. Sin embargo, ______ confiaba en que un día le abriría su corazón al niño. Y quizás esperaba también encontrar allí un espacio para ella...

***

¡¡¡Hola chicas!!! he vuelto con una nueva nove, ES HERMOSA, definitivamente una de las mas lindas de todas las que he leído, la historia es realmente conmovedora :) espero les guste tanto como a mi, un beso a todas...


Última edición por UnbrokenGirl el Dom 23 Dic 2012, 11:03 am, editado 2 veces
UnbrokenGirl
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La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA} Empty Re: La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA}

Mensaje por HeyItsLupitaNJ Jue 06 Dic 2012, 10:25 am

•Primera Lectora!•


*-* La verdad que si se mira prometedora la novela! ;)
Ya tienes a tu primer & fiel lectora!
Esperando el primer capi! :)
Nos estamos leyendo! & te espero por la mía! :D
X
HeyItsLupitaNJ
HeyItsLupitaNJ


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La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA} Empty Re: La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA}

Mensaje por aranzhitha Jue 06 Dic 2012, 10:53 am

segunda lectora!!! :wut:
Me encanta!!
Siguela!!
aranzhitha
aranzhitha


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La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA} Empty Re: La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA}

Mensaje por ElitzJb Jue 06 Dic 2012, 12:04 pm

huy siguela me encanto el argumento
fiel lectora aca
ElitzJb
ElitzJb


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La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA} Empty Re: La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA}

Mensaje por ElitzJb Jue 06 Dic 2012, 5:26 pm

coloca el primer capitulo
ElitzJb
ElitzJb


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La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA} Empty Re: La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA}

Mensaje por UnbrokenGirl Vie 07 Dic 2012, 8:27 am

¡¡¡BIENVENIDAS A TODAS MIS LECTORAS!!!
que bueno verlas en esta nove otra vez :D
subiré el primer capítulo, espero les guste <3 besos
UnbrokenGirl
UnbrokenGirl


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La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA} Empty Re: La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA}

Mensaje por UnbrokenGirl Vie 07 Dic 2012, 8:31 am

Capitulo Uno


**

Había sido uno de los días más largos en la vida de ______ Richmond. Un vuelo de cinco horas desde Los Ángeles hasta Cody, Wyoming, se había convertido en una pesadilla de diez horas de retrasos y escalas con las líneas aéreas, por no mencionar el viaje añadido de dos horas en un coche alquilado hasta Cedar Creek, la ciudad pequeña que había al sur de Cody, donde vivía Nick Jonas. Eran las siete pasadas y el día ya casi había desaparecido, aunque el cálido sol de junio aún flotaba sobre la interminable extensión de cielo azul. ______ estaba agotada y hambrienta, y cuanto más pensaba en la grosería de Nick Jonas, que la había obligado a realizar ese viaje improvisado, más agitada se sentía. Esa visita formal se podría haber evitado con la simple devolución de una llamada telefónica en respuesta a las tres cartas certificadas que le había enviado. Apretó las manos en el volante y exasperada soltó el aire, agitando el pelo que le cubría la frente. Nick Jonas podía ser triple campeón de la Asociación de Vaqueros de Rodeo, pero para ella era un arrogante egoísta. A pesar de lo mucho que le pesaba reunirse con él, la confrontación era inevitable. Un niño de nueve años contaba con ella para hacer que su deseo más anhelado se hiciera realidad, y todavía no había decepcionado jamás a ninguno de sus jóvenes clientes. No importaba lo desconsiderado que fuera el hombre, se negaba a permitir que Nick Jonas fuera su primer fracaso.
Pasó ante numerosos ranchos y casas hasta llegar a un camino de tierra que desaparecía por encima de una pequeña loma y no invitaba a la exploración. Aminoró la marcha del vehículo, oteó la zona y encontró la verificación que necesitaba. Delante de la entrada había un buzón robusto con la dirección que buscaba, junto con el nombre N. Jonas. Debajo un letrero rojo ponía Camino Privado. Prohibido el Paso. Soslayó la advertencia e introdujo el coche en el camino. Después de todo lo que había pasado para llegar hasta ahí, no pensaba dejarse intimidar por un sendero que al parecer desaparecía detrás de una elevación. Se negaba a marcharse de Wyoming hasta no hablar cara a cara con el campeón de monta de toros y lo convenciera de complacer a su cliente. Seguro que en cuanto comprendiera cuál era su objetivo se mostraría más razonable.
Lo que encontró cuando el vehículo llegó a la cima hizo que frunciera el ceño. Había oído hablar que Nick Jonas era bastante rico gracias a sus triunfos en la arena, por lo que había esperado algo mucho más imponente que lo que vio. Aproximadamente a unos ochocientos metros camino abajo había una sencilla estructura de madera de una planta con un porche pequeño. La casa no tenía nada complejo ni pretencioso, nada que indicara que el hombre que vivía allí lo hacía con lujo. De hecho, al acercarse, llegó a la conclusión de que al lugar le faltaba colorido y elegancia. Y calor. Más allá de la casa modesta y del pequeño y cuidado patio, un granero blanco y grande y otras construcciones utilitarias se abrían en un semicírculo, conectadas entre sí por una red de corrales. A su izquierda, los caballos pastaban en un enorme pastizal.
Detuvo el coche junto a una reluciente furgoneta roja aparcada en una zona pavimentada delante de la casa y apagó el motor. Recogió el bolso y el maletín, luego bajó del vehículo y movió los hombros rígidos mientras miraba alrededor, a la espera de recibir la amigable hospitalidad de la que todos hablaban de la gente que vivía en el medio Oeste. Nadie salió a recibirla. De hecho, salvo por un esporádico relinchar de los caballos y del trinar de algunos pájaros, reinaba la quietud.
En un último esfuerzo por parecer presentable y profesional después de ese día largo y agotador, se mesó el pelo que le llegaba hasta los hombros y se alisó la falda de algodón de un azul claro. Con paso decidido, se dirigió a la casa de Nick Jonas. Los tacones sonaron en la escalera y en el porche de madera. La puerta delantera se hallaba abierta y la entrada estaba asegurada por una mosquitera de marco de roble. En el interior reinaba el silencio. Con los nudillos llamó a la puerta y esperó una respuesta. No tenía ni idea de lo que podía aguardar de ese hombre al que había ido a visitar en nombre de un niño pequeño después de recorrer miles de kilómetros. Solo sabía que haría cualquier cosa que estuviera a su alcance para regresar a California con buenas noticias para su joven y esperanzado cliente, Chad Evans.
Al no recibir contestación, volvió a llamar con más fuerza. Unos segundos más tarde, oyó unas pisadas que se dirigían al recibidor.
-Ya voy, Kristin -anunció una hosca voz masculina-. ¿Desde cuándo tienes modales para llamar en vez de irrumpir como sueles hacer...?
Calló bruscamente al ver que la persona de pie en el porche no era la mujer que había creído. Por lo que ______ sabía por los informes que le habían dado sobre Nick Jonas, estaba soltero, de modo que dio por hecho que Kristin era una amiga.
No cabía duda de que el hombre que la miraba con ojos centelleantes a través de la mosquitera era el campeón de rodeo. Y parecía que acababa de salir de la ducha. Solo llevaba un par de vaqueros gastados de cintura baja y nada más. El corazón le dio un vuelco y la boca se le resecó, haciéndole imposible hablar. Su pelo del color de la medianoche se veía húmedo y revuelto, al tiempo que unas gotas de agua aún brillaban en el vello de su amplio y bien definido torso. Tenía los hombros anchos y los brazos musculosos y fibrosos. Un estómago plano daba paso a unas caderas estrechas de las que salían unos muslos duros y unas piernas fuertes y largas. El hombre era magnífico, siempre que no se contara la mandíbula firme y apretada, que le daba un aire sombrío y peligroso que no había detectado en ninguna de las fotos que Chad había compartido con ella. El álbum del pequeño había mostrado a un hombre en la plenitud de la vida, un vaquero sexy y arrogante con un brillo malicioso en los ojos grises y una sonrisa amigable y coqueta que sin duda había hecho que muchas mujeres se afanaran por conseguir sus atenciones. El retiro no había sido amable con él. Aunque exhibía una condición física extraordinaria, sus ojos irradiaban una oscuridad tan intensa y fría como una tormenta. No había calor en ellos, su expresión carecía de encanto... solo se veía un vacío desolador que no invitaba a nadie a atravesar las barreras que había erigido.
No se molestó en abrir la mosquitera, clara señal de que no era bien recibida. La recorrió con la mirada, estudiando su blusa color crema, la falda y las sandalias de verano con inquietadora insolencia.
-¿Te has perdido? -preguntó con el ceño fruncido-. Como mínimo estás a dos horas de distancia del lugar al que perteneces.
-¿Perdón? -el áspero comentario la sobresaltó.
-Vestida como vas -apoyó las manos en las caderas-, adivino que no eres de por aquí.
-No, no lo soy...
-Ya me lo parecía -cortó antes de que pudiera terminar-. Cody se encuentra al Norte. Vuelve a la interestatal y desde allí sigue recto -se volvió para marcharse, pero de repente se detuvo y volvió a mirarla-. Y la próxima vez que veas un letrero que ponga Camino Privado, Prohibido el Paso, significará que no puedes entrar, a menos que tengas una invitación personal.
______ se encrespó por la indignación. El hombre no solo era grosero, sino insultante también. Antes de que pudiera dar media vuelta otra vez, dijo:
-No busco la ciudad más próxima. Vengo de Cody, después de pasar ocho horas tratando de llegar a Wyorning desde Los Ángeles -indicó con tono seco y algo irritado-. He venido a hablar con usted, señor Jonas -vio que eso captó su atención.
Volvió a mirarla de arriba abajo, provocándole un perturbador hormigueo por el cuerpo.
-¿Y quién eres? -preguntó en voz baja, aunque el tono no modificó su expresión sombría.
-______ Richmond -alzó la barbilla con gesto de desafío y tenacidad; los dedos apretaron el asa del maletín-. Y si el nombre le resulta familiar, es porque soy la mujer que le envió tres cartas certificadas, ninguna de las cuales tuvo la cortesía de contestar.
Él permaneció distante e indiferente. Era como si no le importara nada. Apoyó su peso en la pierna izquierda.
-¿Se te ha ocurrido pensar que no me interesa lo que vendes?
Resentida, no supo cómo alguien podía mostrar desinterés por el objetivo de su fundación. Abrió la boca para soltar una réplica adecuada a semejante comentario insensible y frío, y la cerró al comprender la situación.
-¿Llegó a leer las cartas que le envié?
-No.
-¿Puedo preguntar por qué -ni siquiera tenía la cortesía de mostrar arrepentimiento.
-Como ya he dicho, no estoy interesado en nada de lo que vendas -manifestó con tono de censura e impaciencia-. Me parece que has desperdiciado un viaje, señorita Richmond.
______ suspiró, pero la tensión que había en su interior no se mitigó. Le molestó la mosquitera que había entre ellos, hacía que se sintiera la vendedora que él creía que era; sin embargo, no mostraba inclinación a invitarla a pasar.
-Señor Jonas -comenzó, con su tolerancia en mínimos-, no he venido a venderle nada. Represento a un cliente. Y habría llamado primero, pero su número no figura en la guía.
-No tengo teléfono -espetó con ojos entrecerrados-. ¿Eres abogada?
Si el hombre no fuera tan hostil, habría sonreído.
-No, soy asistente social y también represento a Comienzos Brillantes –la confusión que vio en sus ojos le reveló que de verdad no había leído las cartas ni prestado atención al remite de los sobres.
-¿Qué es exactamente Comienzos Brillantes?
-Es una fundación dedicada a ofrecerle a los niños sin padre la oportunidad de realizar una petición especial y hacer que su futuro parezca más brillante -no pudo evitar el orgullo que irradió su voz. Aunque trabajaba para los Servicios de Cuidados Sociales Blair, Comienzos Brillantes era su proyecto personal, una tarea de amor que había iniciado gracias al sustancial fideicomiso que le había legado su abuela.
-¿Y eso qué tiene que ver conmigo? -preguntó impasible.
-Un cliente nos hizo una petición, la de conocer a Nick Jonas, triple campeón de la Asociación de Vaqueros de Rodeo -sonrió al recordar el entusiasmo de Chad ante la perspectiva de conocer al hombre que tenía en tan alta estima. Era la primera vez desde la muerte de sus padres que lo había visto tan feliz-. Usted es su héroe.
-No soy el héroe de nadie, ¿lo has entendido? -manifestó con furia, el cuerpo rígido y los puños a los costados.
______ tragó saliva para desterrar la intensidad del momento y encontró la voz.
-Vamos, señor Jonas, fue como un cumplido, no como el insulto que usted quiere dar a entender.
-Héroe es lo último que merezco ser llamado. ¿Lo has entendido? -su tono duro demandaba una respuesta.
-Alto y claro -logró contestar.
Bajo ningún concepto Nick Jonas representaba su concepto de héroe, aunque se guardó el pensamiento para sí misma. Todo el mundo admiraba a ciertas personas por motivos personales, y' aunque cuestionaba seriamente la elección de Chad, no pudo evitar preguntarse qué había sido del vaquero despreocupado y sonriente que aparecía en el álbum de recortes del pequeño. ¿Qué le había pasado para volverse tan amargado?
Durante unos segundos, mientras la furia de él se evaporaba, vio la culpabilidad y el dolor reflejado en sus ojos y pareció un animal herido... aunque la impresión apenas duró unos momentos. No estaba dispuesta a rendirse después de comprobar que el hombre era más vulnerable de lo que quería manifestar al mundo exterior. Fue una debilidad que usó a su favor.
-Señor Jonas -comenzó con voz suave y suplicante-. He venido desde California para hablar con usted. Estoy cansada, hambrienta y los pies me matan, por lo que me disculpo si reaccioné mal -vio que él no quedaba impresionado-. También soy extremadamente obstinada cuando se trata de la petición de un cliente. ¿No quiere dejarme pasar unos minutos para que podamos discutir la situación de forma más... racional?
La miró como si estuviera loca por querer estar a su lado después de lo sucedido.
-Creo que no hay nada que discutir -repuso con voz apagada, carente de emoción.
-Déme treinta minutos de su tiempo. Es lo único que le pido -la observó con recelo. ______ adoptó su expresión más persuasiva-. Por favor -susurró-. Solo treinta minutos para explicarle un poco más cómo funciona Comienzos Brillantes.
-Te daré quince -meneó la cabeza disgustado consigo mismo. Abrió la puerta para dejarla pasar.
Al entrar antes de que cambiara de parecer, ______ pensó con sarcasmo que su generosidad era abrumadora. Si no conseguía ablandarlo, sería imposible que pudiera presentárselo a Chad.
Lo siguió a una habitación adyacente, lo cual le permitió apreciar su espalda ancha y fuerte y el modo en que movía las caderas y los glúteos bien definidos. Nunca le había gustado el tipo de hombre agreste, pero no cabía duda de que era atractivo.
Fue en ese instante cuando notó una cojera en su andar apenas perceptible y recordó haber leído en el álbum de Chad sobre la lesión que había puesto fin a su carrera como vaquero. Había sido herido en el muslo derecho por el pitón de un toro descontrolado mientras intentaba rescatar a un joven jinete que había perdido el conocimiento después de ser derribado por el animal. A juzgar por el modo en que cuidaba su pierna derecha, supuso que aún le molestaba... junto con el honor de ser considerado un héroe, título que se había ganado aquel fatídico día. Algo que claramente desdeñaba.
Entraron en una estancia que tenía un sofá de piel marrón y una mecedora a juego con mesitas de roble y una televisión de pantalla grande. No vio rastro alguno de los campeonatos que había ganado. Ningún trofeo, ninguna placa, ninguna foto. Nada que indicara que era algo más que un vaquero sencillo y modesto... aunque hosco.
Él se detuvo y apoyó el hombro en el marco de la puerta con postura indolente y gesto aburrido. ______ frenó a su lado, aguardando que la invitara a adentrarse en sus dominios.
No era un anfitrión educado. No le ofreció un asiento ni una bebida refrescante, algo que habría agradecido. Esbozó una leve sonrisa. Su madre, una persona correcta en todos los sentidos, se mostraría escandalizada por sus atroces modales, por no mencionar el horrible hecho de que recibía a una invitada sin camisa. Maureen Richmond llamaría bárbaro a un hombre como Nick.
Él dejó escapar un suspiro prolongado, como si apenas tolerara su presencia, por lo que ______ ocupó la silla de cuero más próxima a ella y fue directa al grano. Tenía que conseguir mucho en quince minutos, siendo su principal objetivo extraer un poco de compasión de ese héroe de corazón duro.
-Como mencioné antes, soy asistente social de niños huérfanos. Trabajo para los
Servicios de Cuidados Sociales Blair en Pasadena, California, pero también represento a Comienzos Brillantes, una fundación que establecí yo personalmente. Ayuda a los niños huérfanos a adaptarse a su nueva vida. De vez en cuando me encuentro con un joven cliente cuyas dolorosas circunstancias garantizan una solicitud especial.
Sacó un sobre de Manila del maletín y lo abrió. Entre informes mecanografiados había una fotografía del pequeño. Chad aparecía sonriente, un niño sano de nueve años, aunque en sus ojos castaños se percibía una profunda tristeza, una sensación de pérdida que atenazó el corazón de ______. Empujó la foto por la superficie de la mesa de centro en dirección al hombre que estaba de pie a un metro de ella, con la esperanza de que surtiera el mismo efecto en él.
Nick posó unos instantes la vista en la foto y luego volvió a concentrarse en ella, la expresión tan dura como el granito.
-Es Chad Evans -explicó ______, reacia a admitir la derrota tan pronto-. Cuando tenía seis años su padre lo llevó a ver el rodeo en Yucca Valley, California. Usted ganó el premio de monta de toros aquel día, y luego él se acercó y usted le autografió el programa.
-¿Esperas que recuerde a un niño entre miles que he visto? -preguntó a la defensiva.
-No le pido que recuerde a Chad. Le cuento esta historia porque quiero que comprenda qué hizo que ese día fuera especial para él. Lo cautivó por completo. Después de aquel rodeo siguió su carrera por Internet y las revistas especializadas -sonrió-. Chad tiene un álbum impresionante que abarca los dos últimos años de su carrera.
Nick cruzó los brazos y con el movimiento se movieron sus músculos pectorales.
-Esa fue la brevedad que tuvo -la amargura vibró en su voz.
-Concluyó en su apogeo -le sonrió con simpatía-. Hace seis meses, Chad perdió a sus padres en un trágico accidente de coche. Era hijo único y no tiene parientes, de modo que desde su muerte está al cuidado de los servicios sociales. Figura en un programa de adopción, pero la mayoría de las parejas no quiere un niño tan mayor como él. Lo más probable es que esté al cuidado del sistema hasta que cumpla los dieciocho años, luego estará solo, sin familia -alzó la vista a tiempo de captar una sombra de compasión, como si entendiera un poco la situación del chico. Sintió optimismo-. Chad lo admira. Como persona, como campeón de toros y por arriesgar la vida para salvar a aquel joven cuando el animal lo tiró a la arena -vio que se ponía rígido y apretaba la mandíbula. Antes de que pudiera dar una respuesta acalorada, continuó-: Después de todo lo que ha pasado Chad, quería concederle una petición especial, algo que hiciera que su futuro pareciera más brillante. Lo único que desea es conocerlo a usted y pasar unos días en un rancho de verdad...
-No -cortó con aspereza.
-Es un muchacho maravilloso...
-No.
-¿El deseo de un niño pequeño no significa nada para usted? -inquirió, dispuesta a emplear la culpa para coaccionarlo.
-Lo último que deseo es ser un sustituto de padre para ese chico.
-¿Y qué le parece ser su amigo?
-No soy el héroe que él piensa -manifestó con voz peligrosamente suave-. Y este rancho no está preparado para niños.
Se negó a dejarlo creer que podía intimidarla, por lo que se levantó y se acercó a él, sintiéndose lo suficientemente temeraria como para desafiarlo. Se detuvo tan cerca que tuvo que alzar la cabeza para mirarlo. Tanto como para sentir su aroma masculino y el calor de su cuerpo. Se hallaba demasiado cerca. Nick irradiaba un magnetismo viril, puro e indómito. Se le aceleró el pulso y experimentó un hormigueo por el cuerpo. Luchó por tener la situación bajo control.
-Solo un niño, señor Jonas, no un grupo -explicó con voz serena-. Chad está tan cautivado por usted que aceptaría las pocas migajas de tiempo que pueda ofrecerle, y le bastará con mirarlo.
Nick soltó el aire con frustración.
-Lo que haces es muy noble, señorita Richmond, pero Chad será más feliz si recuerda los días de gloria que pasando unos días con un vaquero acabado.
-No lo considera acabado...
-Exacto -cortó-. Me considera el maravilloso campeón que fui hace un año, un vaquero arrogante que creía tener el mundo en las manos... -calló unos instantes y luego continuó de forma implacable-. ¿Y sabe qué? Estoy acabado. Ya no soy una celebridad. Soy un simple vaquero que cría caballos y que prefiere estar solo. Aquí no hay encanto ni gloria y, desde luego, tampoco un héroe.
______ supuso que la hostilidad y la amargura que irradiaba se debían a la pérdida de su carrera. Pero bajo toda esa ira tenía que quedar algo de amabilidad, algún rastro del hombre amigable y de naturaleza cálida del que con tanto entusiasmo había hablado Chad.
-Señor Jonas...
-Sus quince minutos se han acabado -espetó con brusquedad, apartándose del umbral para alejarse.
Sin pensar en las implicaciones, ella le aferró el brazo antes de que pudiera escapar. Su piel estaba encendida bajo su contacto. Nick dio media vuelta y la observó con ojos llameantes... no con furia esa vez, sino con una emoción más primitiva que la conmovió de un modo puramente femenino. Esa mirada directa y masculina le provocó un escalofrío que se concentró en su vientre. La sensación resultó tan asombrosa como íntima, en especial al tratarse de un desconocido. Él pareció igual de perplejo por las corrientes sensuales que vibraban entre ellos.
Sin desear analizar algo tan desconcertante como la atracción por ese hombre complejo, le soltó el brazo y se concentró en su tarea.
-Por favor, ¿no quiere tomarse unos días para considerar su decisión?
-No -el tono no mostró su aspereza original-. Y me disculpo por no responder a tus cartas, porque te habría ahorrado un viaje inútil.
Justo cuando pensaba que carecía de cualidades que lo redimieran, tenía que revelarle un lado más sensible. El contraste la fascinó.
-De todos modos habría hecho el viaje. Como he dicho, soy persistente y obstinada, así que no se sorprenda si vuelve a tener noticias mías.
-No pierdas el tiempo conmigo. No vale la pena.
Empezaba a dudarlo seriamente, pero no lo dijo. Parecía rodeado por una especie de tormento personal y se encrespaba cuando alguien se acercaba demasiado, pero sospechaba que era una forma de tratar con los demonios privados que lo asolaban. Había visto el mismo tipo de reacción en niños jóvenes. Los adultos no eran diferentes al enfrentarse al dolor. Daba la impresión de hallarse cansado, puede que incluso vacío, emocional y físicamente. Decidió dejarlo solo, con la esperanza de que en los próximos días leyera las cartas que le había enviado. Si descubría más sobre Comienzos Brillantes, y la diferencia que podía establecer en la vida de un niño, quizá cambiara de parecer.
Regresó adonde había estado sentada, recogió la foto y la información sobre Chad y guardó todo en la carpeta. Cuando metió los papeles en el maletín, lo miró.
-Había planeado pasar la noche en un hotel en Cody, pero me siento muy agotada para hacer el viaje de dos horas en coche. ¿Hay algún lugar próximo donde pueda alojarme?
-El Lazy Daze Motel está a unos ocho kilómetros, justo a la entrada de la ciudad, al lado del Fran's Diner -titubeó y luego añadió-. No es muy lujoso.
Sonrió, sin prestar atención a la forma en que la había estereotipado.
-No busco algo que le haga la competencia al Ritz, señor Jonas, solo una cama donde dormir. Estoy segura de que el Lazy Daze será perfecto -en silencio se dirigieron al vestíbulo, donde él le abrió la mosquitera. ______ salió al exterior, se detuvo y se volvió para mirarlo-. Por favor, piense en la solicitud de mi cliente, señor Jonas, y si cambia de idea, puede localizarme en el motel hasta mañana. Mi vuelo a Los Ángeles sale a las tres, de modo que me marcharé al mediodía -sacó una tarjeta de un compartimento lateral del maletín-. Y aquí tiene mi tarjeta, por si necesita ponerse en contacto conmigo.
La aceptó sin mirarla.
-Sugiero que vuelvas a la ciudad y encuentres otro héroe para tu cliente.
-Ojalá fuera así de sencillo -sonrió con pesar-. Por desgracia para todos nosotros, usted es el único que quiere Chad.
UnbrokenGirl
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Mensaje por aranzhitha Vie 07 Dic 2012, 9:19 am

awww mi Nicho tan malo!!!!
No quiere ayudar a un niño!!
Siguela!!
aranzhitha
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La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA} Empty Re: La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA}

Mensaje por HeyItsLupitaNJ Vie 07 Dic 2012, 10:32 am

*.*

Pobre de mi Nicho! :(L):

No sabe que hacer con toda esa situación! u.u
Esperemos que se le ablande tantito el corazón! xD
JAJAJ

Nos estamos leyendo! ;)
HeyItsLupitaNJ
HeyItsLupitaNJ


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La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA} Empty Re: La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA}

Mensaje por ElitzJb Sáb 08 Dic 2012, 4:04 pm

hay dios pero q pedante y engreido es nick :evil:
pero bueno hay q saber las razones del xq es el asi
espero q la sigasis pronto
quiero mas capitulos
ElitzJb
ElitzJb


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La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA} Empty Re: La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA}

Mensaje por UnbrokenGirl Sáb 08 Dic 2012, 6:46 pm

Capítulo Dos


**
Nick permaneció en el porche apoyado en una columna de madera. Con los dedos pulgares metidos en los bolsillos delanteros de los vaqueros, observó a ______ Richmond dirigirse al coche alquilado mientras el sol de la tarde descendía hacia el horizonte.
A pesar de la intrusión no deseada en su vida, no podía más que admirarla. Era una mujer apasionada en sus creencias y segura de que podía alcanzar su meta sin importar los obstáculos. Poseía una elegancia que creía innata y que se mostraba en la forma educada de hablar, en la aguda inteligencia de sus ojos azules, en su aspecto cosmopolita y en particular en el modo de andar. «Sí, especialmente en eso», pensó mientras contemplaba el contoneo natural y sutil de sus caderas y de sus piernas largas y esbeltas al ir al coche.
Sintió el mismo calor y deseo que se apoderaron de él cuando apoyó la mano en su brazo. La atracción instantánea que apareció entre ellos había sido desconcertante y excitante. Llevaba demasiado tiempo sin una mujer, demasiado sin nadie que mitigara la soledad que surgía con la reclusión voluntaria. Era el tipo de mujer que menos querría, pero la primera que lo había afectado en los planos emocional y físico desde sus días de rodeo. Sabía bien que la sofisticación de la ciudad y la rudeza del campo no se mezclaban. Aparte de los otros defectos de carácter que tenía y que sin duda aturdirían sus sensibilidades de buena cuna.
Lo consideraba un héroe. Esa era la principal causa para evitarla a ella y al niño que albergaba semejantes fantasías.
Al verla subir al vehículo se concentró en el presente. Cuando encendió el motor, ella lo miró con una sonrisa amistosa en la cara. Lo saludó con la mano y él contuvo el impulso automático de levantar la suya en respuesta. Debido a lo hosco y rudo que se había mostrado en el interior de la casa, no tenía sentido en ese momento mostrarse cortés y ofrecerle unos ánimos falsos que la indujeran a pensar que cambiaría de parecer respecto al niño y a su petición.
Viró el coche y puso rumbo hacia el camino de tierra en el momento en que una furgoneta azul llegaba a la cima de la loma y avanzaba hacia la casa. Los dos vehículos se pasaron despacio, y las mujeres que los conducían se miraron con curiosidad. Su hermana tenía un sentido perfecto del tiempo. Justo lo que necesitaba después de la agotadora visita de ______ Richmond... un interrogatorio para saber quién era y que había ido a hacer al rancho.
Pero sabía que era inevitable que Kristin no le diera respiro alguno, en particular desde el incidente con el toro que lo había obligado a regresar a casa y a reevaluar su vida. Lo pinchaba verbalmente siempre que se le presentaba la oportunidad, lo cual, por desgracia, era a menudo, ya que su marido, James, y ella vivían en el rancho de la familia Jonas, colindante con su propiedad.
Kristin aparcó la furgoneta junto a la suya, bajó con una cacerola en la mano y se dirigió al porche. Subió los escalones y lo miró con gesto de reprobación y maldad.
-¿Te has vuelto tan primitivo que no eres capaz de ponerte una camisa cuando recibes a una invitada? -esbozó una sonrisa lenta-. ¿O esa mujer era algo más?
-¿Ocúpate de tus propios asuntos significa algo para ti?
-A pesar de que no apruebo las aventuras esporádicas -manifestó impertérrita, con humor en los ojos-, es agradable saber que aún eres lo bastante humano como para disfrutar de la compañía de una mujer.
-No es lo que piensas -lo desconcertó que su hermana escrutara su vida sexual, en especial porque no tenía ninguna-. Ella no es lo que estás pensando.
-¿Y bien? -instó con impaciencia-. ¿Quién es y qué quiere contigo?
En un intento por evitar la andanada de preguntas y por distraerla, le quitó la cacerola de las manos. La vista de las chuletas de cerdo y el aroma delicioso que emanaba de la comida que preparó su hermana hizo que le crujiera el estómago.
-Me gustaría que dejaras de traerme comida -era una mentira, pero lo bastante buena como para desviar su atención-. Me arreglo muy bien con los platos congelados.
Ella frunció el ceño y le dio un golpecito en el estómago.
-Lo mínimo que podrías hacer por ti con todo ese dinero que guardas es contratarte una cocinera.
-¿Y por qué iba a tirar el dinero en eso cuando tú me cocinas? -comentó con tono perezoso.
-Deja de intentar cambiar de tema, Nick -unos astutos ojos verdes se clavaron en él y un dedo le apuntó-. Me encuentro a una mujer aquí después de haberte aislado de toda la ciudad un año entero, incluidas las mujeres solteras y disponibles, y te comportas como si no fuera algo excepcional.
-Créeme, yo no la invité -explicó irritado.
-Ah, eso hace que sea más interesante -afirmó, para añadir con tono burlón-: ¿Cómo se atreve a no prestarle atención a la amenaza que plantaste a la entrada del camino? Me sorprende que sobreviviera a esa mirada y a tu estado de ánimo agrio.
Después de dedicarle una mirada ominosa a su hermana, giró en redondo y entró en la casa, dejando que la mosquitera se cerrara. Ella lo siguió a la cocina.
-¿Y bien, qué podía querer un mujer de su clase con alguien tan arisco e insociable como tú? -preguntó, continuando donde lo había dejado.
Nick dejó la cacerola en el mostrador, sintiendo el aguijón de sus palabras. Como sabía que no tenía sentido esquivar la inevitable discusión, le contó la verdad de lo que le había expuesto ______.
Kristin se sentó a la pequeña mesa de roble y sonrió con orgullo.
-Debiste causarle toda una impresión al pequeño.
-Eso parece -se encogió de hombros-. Pero estoy seguro de que no durará en cuanto ella le cuente que no estoy disponible.
-¿Te negaste? -preguntó su hermana con incredulidad.
Nick sintió un aguijonazo de culpabilidad, pero de inmediato lo descartó, diciéndose que le ahorraba al chico muchas más decepciones al declinar su petición.
-Deja de mirarme como si fuera una especie de monstruo -espetó a la defensiva-. En el circuito hay un montón de campeones de rodeo que estarían dispuestos a conocer a Chad y a pasar algún tiempo con él.
-Su deseo es conocerte a ti, desalmado -se levantó y se acercó a él-. ¿No lo ves, Nick? –imploró-. Ese chico ha depositado muchas esperanzas en ti.
-¡Piensa que soy un maldito héroe! -se dirigió a la mosquitera, apoyó las manos en el marco y contempló los pastizales donde estaban sus caballos. Cuando las tumultuosas emociones que bullían en su interior se calmaron, musitó-: Yo no pedí eso. No lo quiero.
-No es tuyo, Nick -repuso ella con determinación-. Es sobre un pequeño que ha perdido mucho y quiere algo que le devuelva un poco de fe en la vida. Es evidente que lo haces por él. Y quizá, si te abres un poco, puedas encontrar al hombre que solías ser y hagas las paces con el hombre en que te has convertido.
Se mesó el pelo y se frotó el cuello tenso. Se volvió y vio la mirada de su hermana clavada en él.
-No creo que sea posible que vuelva a ser quien fui.
-Te equivocas, Nick. Perdiste mucho hace un año, pero el hombre amable y cariñoso sigue dentro de ti. Lo sé. Bajo toda esa ira y dolor está el hermano que solía hacerme sonreír. ¿Sabes el tiempo que ha pasado desde la última vez que te oí reír?
Parecía una eternidad. Bajó la cabeza al percibir la derrota.
-Quizá necesites a ese chico tanto como él te necesita a ti -continuó Kristin-. Si no eres capaz de hacerlo por ti, entonces hazlo por él.
Alzó la cabeza, sabiendo que jamás sería capaz de negarle algo a su hermana. También ella lo sabía.
-Juegas sucio -murmuró.
-Lo que sea necesario para que entres en razón -se encogió de hombros.
Nick pensó en un muchacho con estrellas en los ojos. Un joven que lo había puesto en un pedestal y que creía que él no podía equivocarse, que lo consideraba un héroe. Tuvo un escalofrío.
-¿Qué sé yo de niños? -preguntó de mala gana. Su padre no había sido un buen ejemplo.
-Probablemente más de lo que crees -aportó ella, sin aceptar su excusa-. Los niños son asombrosamente hábiles y tienen la tendencia de demostrarte lo que necesitan; además, instintivamente tú lo sabrás -cuando le lanzó una mirada de incredulidad, sonrió-. Créeme en esto, Nick. Durante el año escolar estoy rodeada de personalidades infantiles diferentes, y sé lo que cada estudiante quiere o necesita antes incluso de que lo exprese.
-No lo sé, Kristin...
-Dale al chico una semana de tu tiempo y puede que cambies para siempre la dirección de su vida-luego añadió con voz solemne-: Recházalo y te arriesgas a dañar su joven autoestima, en especial en esta fase de su vida, después de haber perdido a sus padres -cuando él no encontró ningún punto débil en el argumento de Kristin, apartó la vista-. ¿Recuerdas cómo nos sentimos después de que muriera mamá? -musitó ella.
¿Cómo podría olvidarlo? Ambos se habían sentido tan perdidos y confusos. Pero se habían tenido mutuamente, y juntos habían compartido la tristeza y luchado para enfrentarse al dolor devastador de perder a una mujer dulce y cariñosa, lo opuesto a su insensible y apático padre.
Chad Evans no tenía a nadie con quien compartir sus cargas. Miró a su hermana y en sus ojos vio esperanza; con un vacío en el pecho, en ese instante supo lo que tenía que hacer.
Respiró hondo y soltó el aire con cuidado, rezando para no llegar a lamentar su decisión.
-De acuerdo, lo haré.
Nick se detuvo con ansiedad ante la habitación que ocupaba ______ Richmond en el motel, sintiéndose como un adolescente a punto de recoger a su primera cita. Estaba nervioso por el recibimiento que le daría después de haber sido un idiota la noche anterior. Su hermana le había dicho que le debía una disculpa por su actitud grosera, y aunque los instintos que había potenciado durante el último año se rebelaban ante la idea de suplicar su perdón, sabía que Kristin tenía razón. Nunca en su vida había tratado a una mujer de esa manera, y la amargura personal que había acopiado no era excusa para su conducta despectiva. Bernice Jones, la mujer mayor a la que le había solicitado el número de habitación de ______, lo había mirado con desaprobación para decirle que no regentaba ese tipo de establecimiento. Nick le había asegurado que la visita era por asuntos de trabajo, aunque eso no había impedido que lo observara detenidamente desde la recepción acristalada.
Hizo a un lado sus recelos y se obligó a llamar a la puerta. Pasaron treinta segundos eternos hasta que la puerta se abrió.
Nick se la quedó mirando. La elegante mujer de negocios vestida con la típica sofisticación de ciudad había desaparecido, y en su lugar había una mujer joven con las mejillas encendidas y el pelo rubio recogido en una coleta. Llevaba unos vaqueros oscuros que daban definición a las curvas que había escondido bajo el traje que lucía la noche anterior, y una informal camiseta insinuaba unos pechos firmes y plenos. Se la veía bonita y sana, como si su lugar estuviera en Wyoming, en el campo... en su cama.
-¡Nick! -una sonrisa deslumbrante iluminó su rostro.
Él había esperado reserva o desdén, no semejante exhibición de entusiasmo.
-Buenos días -dijo con un tono de voz agradable que no había empleado en un año. A sus oídos le sonó oxidado, pero ella no pareció notarlo.
Juntó las manos a punto de estallar de felicidad.
-¡Has cambiado de idea! -exclamó. Él asintió con gesto seco. Con un chillido de alborozo, ______ se arrojó a su pecho, le rodeó el cuello con los brazos y lo abrazó con mucha fuerza. Nick se puso tenso, pero su incomodidad no pareció frenarla-. ¡Gracias, gracias, gracias! -manifestó con fervor, y su cálido aliento le hizo cosquillas en el oído.
«Maldita sea», pensó él, abrumado por esa muestra de gratitud. No sabía qué hacer con las manos, de modo que las apoyó con ligereza en sus caderas, usándolas para intentar mantener una distancia módica entre sus cuerpos. El intento no prosperó ante la tenacidad de los brazos de esa mujer.
La percepción no tardó en hacer acto de presencia, agitando sentidos que llevaban dormidos mucho tiempo. La exuberante suavidad del cuerpo de ella se complementaba a la perfección con él, provocándole una respuesta de calor que ascendió hasta su vientre y le recordó el tiempo que llevaba sin una mujer. El aroma fresco y femenino de su piel le llenó la cabeza cuando inhaló hondo. Sintió la necesidad de acomodarse en la curva fragante de su cuello y usar la lengua para probar la piel sedosa y sensible, explorar la resistencia de sus extraordinarios labios, su boca, y descubrir la esencia almibarada que había en su interior. Posar las manos en sus nalgas y alzarla mejor contra él. La deseó. Anheló el calor, la energía y el júbilo que irradiaba y la rodeaba mientras lo abrazaba con abierto afecto. Emocional y físicamente, lo hizo sentir, hizo que necesitara las cosas que ya habían dejado de interesarlo.
Tenía problemas. Graves problemas. Involucrarse con la educada y urbanita ______ Richmond solo conduciría al desastre y a unas posibles expectativas que no tenía deseo de satisfacer. No parecía ser el tipo de mujer que aceptara una noche de placer mutuo, sin ataduras, y eso era lo único que estaba dispuesto a ofrecerle. Aunque ello no mitigó ni un ápice su deseo.
Al final ella lo soltó, y al apartarse creó una fricción sensual que lo obligó a apretar los dientes.
-Oh, Nick -jadeó con los ojos brillantes como raras joyas-. No sé cómo decirte lo que esto significa para mí. Chad estará encantado de que le concedas su deseo –se echó hacia atrás y abrió más la puerta-. Pasa.
Él sacudió la cabeza y se quedó quieto.
-No creo que sea una buena idea -señaló en la dirección de la recepción, donde Bernice los observaba con indisimulada atención-. Bernice va a pensar que hay algo inapropiado entre nosotros.
______ abrió los ojos en señal de comprensión y se ruborizó.
-Oh -su sonrisa adquirió una adorable expresión de timidez-. No pensé en lo que podría parecer para los demás.
-Supongo que en Los Ángeles la gente no presta atención a esas cosas, pero Cedar Creek es una ciudad pequeña, y el pasatiempo favorito son los chismes -con una dosis de serenidad, extendió una invitación más personal-. ¿Qué te parece si te invito a desayunar en Fran's Diner y hablamos allí?
La sonrisa que esbozó manifestó su abierto placer ante la idea.
-Me encantaría, pero he de salir en una hora para no perder el vuelo a Los Ángeles.
Él miró su reloj y mentalmente contó los minutos hasta poder regresar al rancho con los caballos.
-Eso no será problema.
La esperó fuera mientras ella recogía el bolso y juntos se dirigieron a la cafetería. De camino ______ saludó con gesto amistoso a Bernice. La anciana pareció acalorada al ser descubierta y en el acto se concentró en la recepción.
Como era el mediodía de un miércoles, el local no estaba muy lleno, aunque los pocos clientes que había siguieron su avance hasta una mesa en la parte de atrás. No solo era una novedad ver a Nick Jonas en público para algo más que no fuera su compra habitual en la tienda de ultramarinos, sino que la mujer desconocida despertó su curiosidad.
Nick le entregó un menú y por el rabillo del ojo vio a la camarera que se contoneaba hacia ellos. La reconoció como Andrea Ferris, una de las muchas mujeres que habían ido a visitarlo a casa al regresar después del accidente, tratando de cuidarlo cuando no quería que nadie lo molestara. Había estado lleno de ira, y lo bastante hosco como para ofender a muchas de las mujeres con las que había crecido... mujeres que durante años habían intentado atraparlo con un compromiso para el que no estaba preparado, Andrea incluida. Poco después las visitas cesaron y se corrió la noticia de que Nick Jonas ya no era la persona encantadora que había sido desde joven.
Se detuvo ante su mesa, con el bolígrafo y el bloc listos, y lo estudió con atención.
-Qué sorpresa verte por aquí, Nick.
-Hola, Andrea -saludó con un gesto seco.
Los ojos verdes y felinos de la otra pasaron a ______ y volvieron a concentrarse en él.
-¿Quién es tu amiga?
Tarde comprendió el error de haber llevado a ______ allí. En su opinión, no era asunto de nadie quién era ______ o qué hacía en Cedar Creek. Lo último que deseaba era que la ciudad se lo pasara en grande sabiendo lo que había aceptado hacer por ella.
Las dos mujeres aguardaron que las presentara, y al no hacerlo, ______ tomó la iniciativa.
-Me llamo ______ Richmond -comentó con una sonrisa-. Soy de Los Ángeles.
-¿De verdad? -la voz de Andrea manifestó su curiosidad-. ¿Qué te trae a una ciudad como Cedar Creek?
-Represento a Comienzos Brillantes, que se ocupa de niños huérfanos –explicó antes de que él pudiera formular una excusa para justificar su visita-. Tengo un cliente que desea conocer a Nick. Él ha aceptado, de modo que vamos a perfilar los detalles.
-Ah, ¿quién puede resistirse al campeón de rodeo y héroe local de Cedar Creek? -soltó Andrea con sarcasmo, mirando a Nick-. Lo que vas a hacer es demasiado dulce para poder expresarlo con palabras, cariño. Y bien, ¿qué os puedo servir?
Nick agradeció el cambio de tema. Era obvio que su actitud huraña durante el último año no le había ganado votos en popularidad. Años atrás había sido respetado y apreciado en Cedar Creek. Pero en ese momento la gente de la comunidad lo trataba como a su padre cuando éste vivía, con educación pero sin realizar intento alguno por salvar la hostilidad con que se había rodeado desde el accidente. Era por propia culpa; sin embargo, costaba aceptar que se estaba convirtiendo en lo que siempre había despreciado.
-Yo tomaré la tortilla francesa con jamón y queso y tostadas -le informó a Andrea, sin mirarla. Dejó el menú a un lado y mientras ______ pedía observó por la ventana.
-Y yo lo mismo -indicó ella-. Leche con el café, por favor.
-En seguida os lo traigo.
En cuanto estuvieron solos, Nick contempló a ______ y vio que lo miraba con preocupación. Al instante se sintió incómodo.
-¿Te encuentras bien? -preguntó.
-Sí -esbozó una sonrisa tensa. No pensaba reconocer cuánto lo perturbaba la situación.
Andrea regresó con dos tazas y una cafetera. Dejó una jarrita con leche y las dos tazas sobre la mesa, las llenó y se dirigió a atender a otro cliente. Nick se tragó el orgullo e intentó reparar su conducta de la noche anterior.
-Yo, eh, te debo una disculpa por ayer.
Ella agitó una mano esbelta en el aire.
-Creo que ayer los dos estábamos crispados -su expresión reflejó calidez y comprensión-. ¿Por qué no empezamos de nuevo?
-De acuerdo -aceptó con una renuencia que no pudo eliminar-. Entonces, ¿qué es exactamente lo que esperas de mí en esto?
-Que seas hospitalario, si es posible -comentó con tono de broma y sinceridad al mismo tiempo.
Vertió leche en el café y añadió un terrón de azúcar-. Ese gesto que luces bastaría para hacer que un niño se sintiera intimidado.
-Entretener a niños no es mi especialidad -manifestó en voz baja y a la defensiva.
-Lo hiciste con cientos de ellos en tus días de rodeo -señaló ella-. Y según Chad, eras bastante abierto.
-Sí, bueno, las cosas tienden a cambiar -explicó con tono hosco. Bebió un sorbo de café para suavizar el tono-. Ya no formo parte del circuito y no tengo por costumbre abrir mi rancho para que un chico juegue a ser vaquero.
-No te pido que cambies tus costumbres, solo que le concedas un poco de tiempo a un niño -un mechón de pelo había escapado de la coleta y se tomó su tiempo para colocárselo detrás de la oreja-. Cuando el padre de Chad vivía, varias veces lo llevó a ver ranchos, de modo que sabe cómo son. Está aprendiendo a montar y los caballos se le dan bastante bien. Además, vendrá acompañado, de modo que no se interpondrá en tu camino mientras trabajas.
-¿Van a venir también las personas que lo acogen?
-En realidad no -distraída jugó con el cuchillo y el tenedor-. Ambas trabajan y no pueden tomarse días libres. Como a mí me quedan vacaciones pendientes en Blair, me ofrecí a acompañarlo durante su estancia aquí.
Nick sintió que una oleada de calor le recorría las venas. Pensó en estar siete días con esa mujer en su casa, durmiendo en el cuarto libre que había al lado del suyo, dejando su aroma en cada habitación que entrara, y se preguntó cómo iba a sobrevivir cuando ya había demostrado ser una tentación que le costaba resistir.
Ella se llevó la taza de café a los labios y de pronto pareció insegura.
-¿A tu, hmm, amiga le importará que nos quedemos en tu casa?
La pregunta lo sorprendió. La observó con curiosidad.
-¿Qué te hace pensar que tengo una amiga?
-Ayer, cuando llamé a tu puerta, pensaste que era Kristin.
La conclusión estuvo a punto de hacerlo sonreír. Se contuvo justo a tiempo.
-Kristin es mi hermana. No me cabe duda de que la conocerás durante tu estancia en el rancho.
Ella suspiró aliviada.
-Oh, estupendo. Me alegra saber que no tendré que preocuparme de una mujer -de repente se mostró asombrada, como si se hubiera dado cuenta de lo directo que sonaba su comentario-. Quiero decir, no es que no quiera que tengas una amiga, lo que pasa es que no me gustaría causarte problemas...
-Lo entiendo -cortó antes de que continuara.
Andrea les llevó las tortillas francesas y se dirigió a ______ con una sonrisa amistosa, sin prestarle atención a Nick.
-Le estaba contando a Fran lo que haces por ese niño y me pidió que te dijera que lo trajeras a desayunar un día, invitación de la casa.
-Sois muy amables. Gracias. Por supuesto que lo traeré.
Andrea rellenó sus tazas con café.
-¿Os alojaréis en el rancho de Nick?
-Sí -lo miró con cautela, para ver hasta dónde tenía que revelar, pero la expresión en blanco de él no mostró nada-. Nick pensó que sería más conveniente que Chad y yo nos hospedáramos en su casa en vez de ir a un motel, de ese modo podría pasar más tiempo con el pequeño.
Por dentro él se encogió, y deseó haberle ofrecido una explicación más vaga. Su mentira daba demasiado mérito al héroe que no era.
-¿De verdad? -Andrea frunció el ceño con incredulidad-. No sabía que Nick tuviera debilidad por los niños, ni por nada, en realidad.
-Oh, ha sido absolutamente maravilloso con la idea -adornó ______, dejando muda a la otra mujer.
Andrea le echó un último vistazo a Nick, como si lo viera bajo una luz diferente, luego regresó a la barra.
-Eso no era necesario -indicó Nick mientras se servía ketchup.
______ cortó un trozo de tortilla con el tenedor.
-Lo era si quieres hacer algo sobre esa mala reputación que tienes.
Lo dominó la irritación y la miró con ojos centelleantes.
-Mi reputación no es asunto tuyo.
-Lo es cuando debo pensar en mi joven cliente -alzó la barbilla.
-Si no lo has olvidado, no fui yo quien inició todo esto -dijo en voz baja y acalorada.
Ella lo contempló unos segundos y el fuego en sus ojos recuperó poco a poco su habitual placidez azul.
-No, es verdad -reconoció. Con calma, comenzó a extender mermelada sobre la tostada-. Dime una cosa, Nick. Si estás tan en contra de la petición de Chad, ¿qué te hizo cambiar de idea?
-Mi hermana.
-¿Lo haces por ella?
-Lo hago por el chico. Mi hermana me recordó cómo nos sentimos al perder a nuestra madre siendo niños.
-Lo siento -dijo con simpatía.
-Fue hace mucho tiempo -se encogió de hombros y terminó de masticar el bocado de tortilla-, pero la confusión y temor que experimentamos probablemente sean los mismos por los que pasa Chad en este momento -antes de que pudiera preguntarle por su padre, que también estaba muerto, añadió-: Personalmente, estoy en contra de toda esta farsa.
-¿A qué te refieres con eso de «farsa»? -espetó, desafiante y a la defensiva.
Dejó el tenedor y la miró a los ojos.
-Chad espera ver a un vaquero de rodeo, ______. Ya ni siquiera monto, no como él recuerda o espera. Algunos días quedo sumido en la agonía después de montar a una yegua dócil y mansa durante una hora -dijo con amargura-. No soy el campeón que él tiene en la memoria. Y lo último que deseo es ofrecerle a ese chico falsas esperanzas.
De forma espontánea, ella alargó la mano y la apoyó en su brazo. El contacto a Nick le llegó hasta el centro frío y vacío del alma, y durante un momento deseó que esa, mujer de ojos azules y labios suaves no viviera en un mundo tan distinto del suyo.
-¿Es demasiado pedir que seas amigo de Chad durante una semana? -imploró-. En este momento, más que un campeón de rodeo, necesita a alguien que lo acepte de forma incondicional, y eres tú a quien ha elegido.
Él sintió que se ablandaba.
-No pides mucho, ¿verdad?
-Haremos un trato, Nick -sonrió con ojos traviesos-. Si puedes ser amigo de Chad durante una semana y consigues que se sienta un poco especial, prometo no contarle a nadie en Cedar Creek lo agradable que realmente eres -le guiñó un ojo, como si fuera su secreto, y él tuvo que morderse la lengua para no soltar una risita.
Que pudiera evocar diversión en él resultaba asombroso y vigorizador.
Con esa revelación surgió un pensamiento más inquietante. Tenía la incómoda sensación de que en cuanto ______ Richmond entrara en su vida, el mundo solitario que había creado para sí mismo ya no sería igual.


Espero les haya gustado chicas, un beso :)
UnbrokenGirl
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Mensaje por aranzhitha Dom 09 Dic 2012, 12:09 am

awww Nick ya esta callendo en el encanto de la rayiz!!
Se esta enamorando!!
Siguela!!
aranzhitha
aranzhitha


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La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA} Empty Re: La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA}

Mensaje por HeyItsLupitaNJ Dom 09 Dic 2012, 12:01 pm


:fiu: :fiu: :fiu: :fiu:

Se le esta cayendo el hielo al Nicho! :(L):

& La rayiz & ese Niño se le van a meter en el corazón! *.*

Esperando el siguiente capi! )

X
HeyItsLupitaNJ
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Mensaje por UnbrokenGirl Dom 09 Dic 2012, 10:33 pm

Capitulo Tres

**

Dos semanas después, una tarde de viernes, ______ iba a Cedar Creek en un coche alquilado, en esa ocasión con Chad Evans de acompañante. El cielo azul que se extendía interminable delante de ellos era un cambio agradable del aire caliente y lleno de polución que habían dejado en Los Ángeles.
-¿Falta mucho? -preguntó una voz ansiosa.
______ miró al niño sentado a su lado. La brisa le había revuelto el pelo rubio y sus grandes ojos castaños irradiaban una excitación contagiosa. Los recuerdos que Chad acopiara en la próxima semana ayudarían mucho a devolverle la confianza en sí mismo y aportarían un poco de felicidad a su vida solitaria.
-Dentro de unos diez minutos llegaremos a Cedar Creek -le sonrió-. Pero antes de ir al rancho de Nick, me gustaría parar para comprar algo de comida, para que él no tenga que preocuparse mientras estemos en su casa.
El pequeño mostró un poco de decepción, pero se mordió el labio y no dijo nada.
-Sabe que vamos, ¿no?
-Claro que lo sabe. Le dejé un mensaje con su hermana diciendo que nos esperara en algún momento de esta tarde.
Cuando diez minutos más tarde entraron en el supermercado local, ______ descubrió que la ciudad de Cedar Creek era tan hospitalaria y receptiva como lo había sido Kristin por teléfono. Cuando terminaron de recoger las compras para la semana, el cajero, el chico de los repartos y el director sabían quiénes eran y por qué habían ido a la ciudad.
Después de una parada en la gasolinera, condujeron hasta el camino de tierra que conducía a las tierras de Nick.
-Vaya, mira todos esos caballos -exclamó Chad-. ¿Crees que me dejará montar uno?
______ aparcó el sedán cerca de la furgoneta de Nick.
-Estoy segura de ello.
-¡Fantástico! -se quitó el cinturón de seguridad, se colocó el pequeño Stetson negro en la cabeza y bajó del coche. Entusiasmado, se acercó a un corral donde había dos yeguas negras.
______ lo siguió a paso más lento. Ante la valla, Chad se subió a la segunda para acariciar a una yegua que se acercó en busca de atención.
-¿No es la cosa más bonita que has visto jamás? -preguntó el pequeño, acariciando al dócil caballo en la nariz.
-Es hermosa -convino ______, pasando la mano por el cuello del animal-. Y también amistosa.
Mientras Chad continuaba extasiado con el animal, ______ miró alrededor en busca de Nick, pero el rancho estaba tranquilo y en silencio. Justo cuando pensaba que tendría que ir a buscar a su anfitrión, lo vio salir por uno de los establos y dirigirse hacia ellos a ritmo pausado.
Algo se agitó en el pecho de ______. Vestido con unos vaqueros polvorientos, una camisa de cambray remangada hasta los codos y unas botas de cuero, parecía haber terminado un duro día de trabajo. Ese día llevaba un Stetson negro idéntico al de Chad.
Tenía los ojos en sombras debido al ala del sombrero, pero percibió que con la mirada recorría su atuendo veraniego, bajando por sus largas piernas hasta los pies enfundados en sandalias. Esbozó una leve sonrisa ladeada, como si apreciara lo que veía.
Sintió un nudo en el estómago. Había algo en Nick Jonas que le aceleraba el pulso. Se preguntó si besaría con tanta dureza y brusquedad como sus modales, o si su boca se suavizaría al reclamar la de una mujer.
Se detuvo a un metro de ella y se llevó la mano al sombrero.
-______ -saludó con tono agradable, en marcado contraste con el que había empleado la última vez que había ido a su rancho-. Me alegro de verte otra vez –centró su atención en Chad, que había bajado de la valla y lo miraba con los ojos muy abiertos-. Hola, socio -dijo.
-Hola, señor Jonas -el pequeño tragó saliva; la voz le tembló por los nervios y en un intento por causar una impresión favorable, extendió la mano para estrechar la de Nick-. Gracias por dejarme visitar su rancho.
-De nada -la aceptó con un apretón firme-. ¿Por qué no me llamas Nick?
-De acuerdo... -se le iluminó la cara-, Nick.
-Tienes un sombrero estupendo -comentó al pasar el dedo por el ala.
-Es como el tuyo -manifestó, ruborizándose.
-Me siento halagado -el tono afable y gentil hizo que el pequeño alzara la vista-. Es el tipo de sombrero que necesitarás para mantener el sol fuera de tus ojos mientras trabajas y cabalgas por las tierras.
Chad se irguió como un pequeño soldado al que le hubieran asignado una misión especial.
-Trabajaré con entusiasmo para ti, Nick -prometió con solemnidad.
Nick asintió y luego miró a ______. Ella sabía lo difícil que era eso para él, y esperó que sus ojos le transmitieran lo mucho que apreciaba su amabilidad y paciencia con el joven.
-¿Por qué no lleváis las cosas a la casa? -sugirió.
-Sería estupendo -dijo ______-. He comprado algo de comida también.
Juntos descargaron el coche y llevaron todo a la cocina, Nick transportó sus maletas a la única habitación que quedaba vacía en la casa y le dijo a Chad que podía acampar en el sofá, lo que entusiasmó al pequeño.
Mientras Chad tomaba un refrigerio y le contaba a Nick las lecciones de equitación que había tomado, ______ guardó las compras. Cuando terminaron, el pequeño estaba ansioso por salir a explorar.
Todo había ido mejor de lo que ______ había esperado. Mientras caminaba junto a Chad y Nick explicaba la distribución del rancho, empezó a pensar que todo iba a salir bien... hasta que un sedán de color crema apareció en lo alto de la loma y se detuvo delante de la casa.
Él debió reconocer al visitante, porque calló en medio de una frase, aunque Chad continuó hasta un corral donde había algunas cabras. ______ también se detuvo, percibiendo un cambio en la disposición de Nick. Un hombre joven y atractivo con camisa y corbata bajó del vehículo y los saludó. Él le lanzó una mirada llena de censura que la dejó helada. Cuando habló lo hizo en voz baja y acerada.
-¿Qué diablos hace aquí el editor del periódico local?
El calor y la animosidad que irradió la sorprendió, al igual que la abierta acusación que le dirigió. Antes de que pudiera responder a su exigencia, el hombre proporcionó la respuesta.
-Eh, Nick, he oído hablar del pequeño y su petición de conocerte y pensé que ahí había un artículo de interés humano para la Gaceta de Cedar Creek -comentó con sarcasmo-. A todo el mundo le encanta un héroe local, y se trata de una pieza demasiado interesante para dejarla pasar.
-Aquí no hay ninguna historia para ti, Jason -repuso con el cuerpo tenso. La advertencia que vibró en su voz resultaba inconfundible.
El tal Jason decidió pasarla por alto.
-Claro que sí -le lanzó una sonrisa deslumbrante a ______-. Toda la ciudad comenta tu generosa oferta de recibir a un pequeño huérfano. Debes reconocer que es toda una sorpresa, si consideramos que el último año has sido un recluso.
-Lo que hago, y por los motivos que lo hago, es solo asunto mío -respondió con brevedad-. Ve a buscar otra historia. Y la próxima vez que te saltes el letrero de Prohibido el Paso, te demandaré -lanzándole a Lauren una mirada llena de ira y frustración, dio media vuelta y se marchó.
Con una sensación desoladora en el estómago, lo observó dirigirse adonde Chad jugaba con las cabras y los pollos. La alivió ver que tiraba con gesto gentil del sombrero del pequeño mientras hablaba con él. Al menos su animosidad no se extendía a Chad.
-Sabe cómo ser encantador, ¿verdad? -reflexionó Jason con cinismo.
-¿Sabe?, este no es un buen momento para una entrevista -centró su atención en el hombre que tenía al lado-. Chad y yo acabamos de llegar y nos sentimos agotados por el largo viaje. Estaremos aquí toda la semana, ¿no podría hacerlo en otro momento? -quizá cuando descubriera por qué Nick se mostraba tan opuesto a una entrevista que tanto a su reputación como a Comienzos Brillantes le haría más bien que mal.
-¿Listo para irte a la cama? -preguntó ______, revolviéndole el pelo con cariño.
-Sí -admitió él sin molestarse en ocultar un bostezo.
Eran las nueve de la noche y la excitación del día había pasado factura sobre el pequeño. Lo ayudó a prepararse y lo acostó en el sofá. A los pocos minutos se quedó dormido. En la casa reinó el silencio; ______ se dirigió al dormitorio para sacar la ropa de la maleta, luego se dio una ducha y se puso su camisón favorito de algodón.
A pesar de lo mucho que deseaba hablar con Nick sobre el incidente de la tarde con Jason, éste le complicó el objetivo evitándola el resto del día. Se mantuvo cálido y amigable con Chad, quien floreció bajo su atención a medida que continuaban el recorrido del rancho. Con ella se había mostrado educado cuando surgió la necesidad de hablarle, pero no fue capaz de ocultar su contrariedad cada vez que la miraba. Incluso en ese momento debía hallarse en alguna parte de su rancho, sin duda esquivándola.
Decidida a resolver la tensión existente entre ellos esa misma noche, recogió la novela que había empezado a leer durante el vuelo a Wyoming, se metió en la cama y se sumergió en el suspense romántico del libro. Lo siguiente que supo fue que se había quedado adormilada y las pisadas de Nick por el pasillo la despertaron. Cuando salió de la cama y abrió la puerta, él ya había entrado en su cuarto, junto al suyo. Oyó el agua de la ducha antes de poder llamar.
Se apoyó en la pared junto a la puerta y esperó. Pasaron diez minutos y lo oyó moverse por la habitación. Le dio tiempo para vestirse, luego llamó con suavidad.
-¿Sí?
Movió los pies descalzos y se obligó a hablar antes de cambiar de parecer.
-Me preguntaba si podíamos charlar.
Él titubeó tanto tiempo que ______ empezó a pensar si iba contestarle, o planeaba rechazarla.
-Pasa -replicó al final.
Abrió la puerta y entró en sus dominios, y al instante comprendió el error que había cometido con su osadía. Se hallaba en el centro de la amplia habitación mientras se ataba los pantalones cortos de algodón. Tenía el pelo mojado, los labios firmes e intransigentes, el pecho musculoso desnudo. Aunque ya lo había visto sin camisa, la visión de esa áspera perfección masculina no resultó menos arrebatadora que la primera vez que posó los ojos sobre esos hombros anchos y el estómago liso. Respiró hondo para recuperar la serenidad e inhaló el aroma cálido y fresco que emanó de él después de la ducha. Un deseo no buscado se concentró en la parte baja de su vientre para extenderse hacia el exterior, dándole plena conciencia de la intimidad de la situación y del atractivo sexual y magnetismo de ese hombre.
¿En qué había estado pensando para irrumpir en su cuarto?
-¿Podemos hacerlo en la cocina?
La leve sonrisa que esbozó se burló de ella, al igual que los ojos que la recorrieron de arriba abajo para demorarse en exceso y con demasiado interés en sus piernas desnudas que se proyectaban por debajo del camisón.
-Podemos hacerlo donde tú quieras.
A ______ no se le escapó el doble sentido de su respuesta ni el hecho de que intentaba intimidarla.
-Me refiero a hablar -explicó.
-En ningún momento pensé otra cosa -repuso con mirada insolente.
No le creyó ni por un segundo. Por algún motivo, él se sentía a la defensiva sobre el incidente de ese día y trataba de obligarla a dejar pasar el episodio sin intentar reconciliarse.
«Ni lo sueñes, triple campeón de rodeo», pensó pensaba montar a ese toro los ocho segundos requeridos para alcanzar la victoria.
Con tenaz decisión, dio media vuelta para cruzar en silencio el salón, donde Chad dormía de forma apacible, y entrar en la cocina. Encendió la luz y esperó que el toro llegara detrás de ella.
Nick la siguió más despacio, el dolor que sentía en el muslo derecho un constante y molesto recordatorio de por qué había elegido una vida solitaria. Pero esa mujer quería sembrar de caos su existencia aislada y arrastrar a la gente de Cedar Creek a sus asuntos privados.
Entró en la cocina con el ceño fruncido. Ella no se mostró afectada por la expresión ni por su actitud, lo cual lo irritó, ya que su naturaleza obstinada le resultaba un desafío tentador.
Con paciencia lo esperaba junto al mostrador; con los brazos cruzados y los rasgos decididos, parecía tan pertinaz como hermosa. Giró una silla, se sentó y apoyó los brazos en el respaldo.
-La arena es toda tuya, señorita Richmond.
Los ojos de ella despidieron fuego por el modo impertinente en que pronunció su apellido, pero mantuvo a raya la irritación.
-Quiero disculparme por lo de esta tarde y por el modo en que apareció aquí el caballero de la Gaceta de Cedar Creek.
-Acepté dejar que Chad se quedara aquí una semana -manifestó él-. No acepté pasar un día con el periódico local.
-¿Es que crees que yo preparé esa entrevista? -abrió mucho los ojos.
-¿Y no fue así? -enarcó las cejas.
Ella se indignó y frunció los labios.
-No, claro que no. No puedo evitar si la gente de la ciudad siente curiosidad porque le concedas un deseo especial a un niño huérfano. Lo que haces con Chad es único, y sin duda lo bastante generoso como para despertar el interés humano.
-No aprecio que invadan mi intimidad.
-Lo creas o no, yo respeto tu intimidad -repuso exasperada-. Pero lo que no entiendo es qué tiene de malo que la gente sepa lo que haces por Chad y Comienzos Brillantes.
-¡No es asunto de ellos! -tarde comprendió que había empleado un tono demasiado áspero que instó a ______ a escrutarlo con ojos especuladores.
Tras un momento de silencio, ella suspiró como si quisiera liberar parte de la tensión acumulada; se mesó el pelo sedoso con los dedos y ladeó la cabeza con mirada serena.
-¿De qué te escondes, Nick? -musitó.
La percepción de ______ lo incomodó y lo forzó a pensar en una parte de su vida que había dejado atrás, en las elecciones equivocadas de las que se sentía avergonzado, en los muchos errores que había cometido.
-No sé de qué hablas -se levantó y fue a la nevera, soslayando la rigidez de su pierna derecha.
-¿No? -lo vio sacar una lata de refresco y dar un sorbo largo. Cuando el silencio se extendió sin que él diera una respuesta, continuó-: Durante los últimos dos meses, cada vez que Chad ha hablado de ti, mencionaba a un vaquero alegre, despreocupado, que cautivaba a la multitud y se entregaba abiertamente a los aficionados. ¿Dónde está ese hombre?
-Ya no existe -afirmó con tono apagado y sin vida, como de repente se sentía.
-¿Es por eso que en esta casa no se ve ni rastro de esa triple corona que ganaste en el rodeo? -preguntó, acortando la distancia que los separaba-. No hay trofeos, ni placas... nada que indique que llevaste una vida activa y estimulante antes del accidente.
-Nada de esas cosas materiales importa.
-Esas cosas forman parte de tu pasado y de quién eres -frunció el ceño como si no entendiera.
Él soltó una risa dura y carente de humor.
-Éste es quien soy, ______. Un simple vaquero que cría caballos y al que no le gusta que su vida se exponga al escrutinio público.
-¿Por qué? -insistió-. ¿Temes que la gente vea tu lado humano y cariñoso y que así se venga abajo la ilusión del hombre hosco que pretendes dar para que nadie pueda aproximarse demasiado a ti?
-Déjalo correr, ______ -terminado el refresco y la conversación, aplastó la lata de aluminio, la tiró al cubo de la basura y pasó a su lado.
-No sé por qué estás tan amargado ni por qué eliges enajenarte de la gente de
Cedar Creek, pero no esperes que yo fomente ese engaño -dijo, deteniéndolo en su lento avance. Esperó que se diera la vuelta y luego esbozó una sonrisa satisfecha-. Digo las cosas tal como las veo, Nick, y aunque tú deseas que todo el mundo te vea como la persona terrible en la que te has convertido, sé que eres un hombre bueno y amable.
-No sabes nada de mí -le apuntó con un dedo, al tiempo que la furia que sentía se mezclaba con una inexplicable necesidad de creer en sus palabras. Se aferró a la primera emoción, que resultaba más fácil de aceptar.
-Sé que eres un héroe que se siente abrumado por ese título honorífico... que incluso lo detesta -afirmó con convicción.
-Jamás pedí ser un héroe -espetó encrespado-. ¡Y por supuesto no hice nada para merecer el título!
-Excepto salvar la vida de otra persona -repuso ella con sarcasmo-. Ese fue tu único acto heroico.
Sintió que la verdad le quemaba el estómago como ácido. Si ella supiera lo responsable que había sido de la tragedia que había tenido lugar, no mostraría tanto entusiasmo en apoyarlo. Pero así como sabía que la verdad la aturdiría y serviría como la barrera que necesitaba para distanciarse de esa mujer, no se atrevió a pronunciar en voz alta las palabras incriminatorias.
Frustrado por su insistencia en retratarlo como un hombre compasivo, la aferró por el brazo y la acercó, con la intención de asustarla lo suficiente como para que se retirara y lo dejara en paz. El movimiento inesperado desequilibró a ______, que trastabilló hacia delante. Automáticamente alargó las manos y se apoyó en su pecho. El contraste de las palmas frías sobre su piel encendida provocó en Nick una sacudida. ______ pareció sobresaltada, aunque no alarmada por su rudo trato, lo cual solo sirvió para subirle la temperatura otro grado. Se inclinó sobre ella hasta que sus caras quedaron a unos centímetros, tan cerca que el aroma femenino que había imaginado unos momentos atrás se convirtió en una realidad de vértigo
-¿Crees que soy un hombre heroico? -gruño en voz baja e intensa-. Para que lo sepas, encanto, no tengo ni un ápice de caballerosidad en el cuerpo, nada ni nadie me importan salvo yo mismo.
Ella se humedeció el labio inferior sin apartar la vista de sus ojos. Relajó el cuerpo y fluyó hacia él hasta que sus muslos se rozaron con sensualidad y las puntas de sus pechos tocaron el torso de Nick, despertando sus deseos masculinos más básicos. Despacio alzó una mano y le acarició el hombro, para apoyarla en la curva de su cuello. Sus ojos despidieron una luz impúdica y sonrió.
-No te creo -susurró.
Él apretó la mandíbula ante la suavidad de su contacto.
-¿No crees que soy la peor clase de bastardo que existe? -ella no respondió al desafío, pero el reto en sus ojos fue elocuente. Con candor emitía una invitación a los problemas que hervían entre ellos con la intensidad de una tormenta estival.
Negándose a dejar que esa mujer quebrara las barreras con las que se había rodeado el último año, reacio a dejar que pensara que era virtuoso o benevolente, se agarró a la negra reputación que se había ganado.
Con movimiento veloz la hizo retroceder tres pasos hasta que su espalda quedó entre la puerta de la nevera y su cuerpo musculoso y duro, pegado de manera íntima a sus curvas suaves y exuberantes. Con el torso le aplastó los pechos, sus vientres se fundieron y un muslo duro se deslizó entre sus piernas esbeltas y sedosas. La atrapó con su fuerza superior, envolviéndolos a los dos en un calor mayor que el del fuego. Ella jadeó pero no intentó apartarlo ni debatirse, ni siquiera emitió una protesta. Enterró las manos en su pelo aterciopelado, incapaz de resistir sentir esos mechones entre sus dedos, atormentándose con lo que sabía que jamás podría tener más que en ese momento. Le alzó la cara y con desesperación trató de no perderse en su mirada, adoptando la voz más hostil que pudo.
-Si no crees que soy el peor bastardo que existe, entonces deja que te lo demuestre.
Posó la boca en la suya, soslayando los pasos preliminares de un primer beso tierno para lanzarse al corazón del asunto. Encendidos y ardientes, sus labios se fundieron con los de ______. La lengua fue igual de tenaz, hasta que ganó acceso y entró en las profundidades de su boca para marcarla de una forma posesiva como nunca antes había empleado con otra mujer. Esperó recibir indignación por su audacia, al menos resistencia. Sin duda merecía una severa descarga de furia por ser tan atrevido. Pero en vez de empujarlo como había imaginado que haría, con movimiento tentativo ella subió la mano hasta su nuca y lo atrajo más, si ello era posible. Oh, sí, claro que era posible. Los dedos atravesaron su pelo húmedo y arqueó la espalda hacia él hasta que resultó imposible distinguir dónde terminaba un cuerpo y empezaba el otro. Su boca era cálida y generosa bajo el embiste de la suya, y tan tentadora que Nick perdió noción de cuál había sido su objetivo inicial. Y como hacía una eternidad que no besaba a una mujer, con ansia tomó lo que con generosidad ella le ofrecía... la salvación.
______ gimió con suavidad y dulzura y movió la lengua junto a la suya. Los pechos se le inflamaron y Nick pudo sentir cómo los pezones se erguían a través del camisón de algodón. La respuesta de ella era sincera y real, y esa abierta vulnerabilidad fue su perdición.
Lo que había comenzado como un castigo ella lo había convertido en una seducción de voluntades. La ira se fundió con un deseo y una necesidad que durante mucho tiempo él se había negado. El dolor se transformó en un placer innegable. Con un contacto, un beso, ella había despertado el animal primigenio que había dentro de Nick, haciéndolo sentir vivo y completo. ______ no parecía temer ninguna repercusión, o quizá confiaba en él para detenerse antes de que todo se descontrolara. La muy necia. Si tan solo supiera que estaba a nada de alzarla sobre su hombro y llevarla a la cama para poder perderse en la suavidad de su cuerpo, en la purificadora redención de su contacto.
Furioso consigo mismo por dejar que las cosas llegaran tan lejos, y molesto con ella por hacerlo sentir de esa manera, apartó la boca de sus labios y se alejó un paso de su arrebatador cuerpo y mágica mirada.
______ se apoyó en la nevera, con los brazos a los costados como si buscara apoyo. Tenía la respiración tan entrecortada como Nick, los labios húmedos y encendidos, la mirada aturdida por el deseo. Y entonces, mientras él la observaba, una sonrisa femenina e intuitiva se asomó por las comisuras de sus labios.
-Lo único que has demostrado es que besas de manera increíble -manifestó con ronca convicción-. Y que eres un hombre que necesita un poco de ternura y comprensión.
Él volvió a sentirse airado y entrecerró los ojos.
-¿Y tú crees ser la persona capaz de dármelos?
Ella no respondió, aunque Nick no necesitaba una contestación verbal que validara la astuta paciencia y la sabiduría femenina que lo sacudieron hasta lo más hondo de su ser, en especial después de lo que acababa de suceder entre ellos.
-No te engañes, ______ -replicó con una calma forzada que distaba mucho de experimentar-. No soy un hombre con el que puedas contar, y tampoco ofrezco compromisos y promesas a cambio de un poco de ternura y comprensión. Guárdalas para los niños huérfanos con los que trabajas, porque las necesitan más que yo.
Antes de decir o hacer algo que pudiera lamentar, salió de la cocina y regresó solo a su dormitorio. Tardó mucho en dormir.

¡Que lo disfruten chicas! nos leemos en el próximo capi :) besitos
UnbrokenGirl
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Mensaje por aranzhitha Lun 10 Dic 2012, 12:18 pm

awww me encanto
Nick es tan lindo!!!!
aunque necesita amor La Soledad Del Campeón (Nick & Tu) [TERMINADA} 2039594227
siguela!!!!!!!!
aranzhitha
aranzhitha


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