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Mar de Fuego (Joe y tu)

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Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Miér 16 Mayo 2012, 8:49 pm

-Esas viejas habladurías sobre estar todavía soltera mientras estabas embarazada no se han acallado completamente. Y tu repentina desaparición de la escena ciertamente no fue de gran ayuda. ¡Toda la situación fue muy violenta para mí! Aun así, no es mi intención reprocharte nada. Pero debes comprender que no le hace ningún bien a tu reputación no alternar un poco con la gente bien cuando todos saben que estás alojada en mi casa. Ojalá pensaras en mí y en mi querido Harold, un poco. Harold está realmente ansioso de conseguir un puesto político, como sabrás, y ese viejo escándalo puede perjudicarle. No querrías ser un obstáculo en la carrera de Harold, ¿verdad, _________?

A decir verdad, a _______ la traía sin cuidado ser o no ser un obstáculo en la carrera de Harold, pero sería rayano en la grosería decirlo. Como esta perorata la había encontrado desprevenida, de improviso no se le ocurrió ninguna excusa para negarse y no tuvo más remedio que convenir en estar presente.

________ pasó el resto de la tarde con su padre que cada vez tenía momentos de lucidez más largos. Aunque todavía estaba increíblemente débil y no podía mover en absoluto el lado derecho de su cuerpo, reconocía a _______ y se sentía muy complacido en su compañía. Una visita de Adam era un verdadero acontecimiento para él, un rayo de sol en su día, pero _______ se encargaba de que esas visitas fueran breves. Sir Thomas aún no se encontraba fuera de peligro y según la opinión del doctor Bowen la más mínima excitación podría precipitar otro ataque. Por ese motivo, ______ no mencionaba a Joe ni su matrimonio falso. Al parecer, el ataque había bloqueado la mente de Sir Kevin haciéndole olvidar los sucesos inmediatamente anteriores al mismo. No guardaba memoria de la calamidad que le había acontecido a ella, y _____ estaba contenta de que así fuera.

Cuando Mason entró al dormitorio llevando la bandeja con la cena para Sir Kevin, ______ se puso de pie y le explicó a su padre que esa noche cenaría con otros invitados. Sir Kevin se mostró encantado con la idea. Farfullando con dificultad le dijo que le haría bien ver a alguien más que a un viejo caballero como él con quien estaba enclaustrada todo el día.

-Te ves pálida, hija, ya lo creo. Eres joven, deberías divertirte. No cuidando a un viejo enfermo como yo...

-Oh, papá, adoro cuidarte -le reprochó cariñosamente _______, conmovida por la preocupación que demostraba por ella-. Además, no eres en absoluto un viejo enfermo. Cuando vuelvas a recuperar la salud tendrás a todas las damas de Charlestown derribando a palos las puertas de Woodham. Tendremos que rogarte que te marches para volver a gozar de un poco de paz.

Sir Thomas se rió entre dientes. Era la primera vez que reía desde el ataque y súbitamente renacieron las esperanzas de una pronta mejoría en el alma de _______. Tal vez andando el tiempo su padre se recuperaría por completo. Después de todo, los médicos no eran infalibles. Ya estaba muchísimo mejor que lo que había estado cuando ella llegara. Todo lo que debían hacer en esos momentos era evitarle cualquier conmoción grave...

________ se inclinó y besó a su padre en la mejilla, sintiéndose más alegre de lo que se había sentido en días. Pareció tener alas en los pies al cruzar el vestíbulo en dirección a su propio dormitorio. Su rostro lucía una sonrisa radiante cuando saludó a Martha y a Adam que levantaron la vista cuando ella entró.

-Ayúdame a vestirme, Martha -pidió alegremente ________ mientras levantaba a su hijo en brazos.

-¡Mamá! -protestó Adam con un chillido al sentir las cosquillas que le hacía su madre, pero luego cuando ambos rodaron sobre la cama se confundieron en un estallido de risillas tontas.

-Estás muy feliz, amorcito -observó Martha con una sonrisa y los brazos en jarra al contemplar a los dos seres que más amaba en la vida.

-¿Y por qué no? -replicó _____, sonriente-. En menos de una semana ¡Estaremos camino a casa! ¡Cada vez que lo pienso, me siento maravillosamente bien!

-Yo, también -contestó Martha con verdadero sentimiento. ________ la miró con curiosidad. Pero antes de que pudiera preguntar el significado de la intensidad que Martha había volcado en las palabras, ________ la distrajo.

-¡Adam quiere ir a casa! -anunció con la barbilla temblando ominosamente-. ¡Adam echa de menos a papito! ¡Papito, papitol

-Pronto veremos a papito, precioso -prometió _______ buscando con la mirada algo que pudiera distraer a su hijo. Sus ojos se posaron en el bonito perfumero que tenía la delicada forma de un bello pájaro tropical-. Queridito, juega con esto mientras mamá se viste. Después te contaré un cuento antes de que vayas a la cama.

-Lindo -comentó Adam pensativamente al tomar el pájaro de cristal en su manecita regordeta antes de proceder a metérselo en la boca. _____ le observó un momento considerando si sería más sensato quitárselo al niño. Si llegara a romperse el cristal...

-No le pasará nada- amorcito -le aseguró Martha. Pero ________ continuó mirándole por encima del hombro mientras Martha le arreglaba el cabello.

La elección del atuendo para esa velada no representaba problema, pues ________ sólo había llevado un único vestido para usar de noche. Era de un intenso color crema con una falda de raso cubierta con metros y metros de encaje de Irlanda. Tenía mangas largas y cintas de raso color de marfil trenzadas le ceñían la cintura. Era de estilo más severo que la mayoría de los vestidos que había usado últimamente. Al mirarlo, Martha quiso expresar su aprobación pero con reservas.

-Por lo menos te cubre los senos -refunfuñó Martha, y ________ frunció la nariz.

Martha le había dejado el cabello suelto y se lo había recogido en la coronilla anudándole una cinta color de marfil donde había introducido el tallo de una fragante rosa de color crema como el vestido. Las diestras manos de Martha habían modelado hermosos y largos tirabuzones de cabello rubio rojizo que caían como una cascada por la espalda de ______. Las únicas alhajas que llevaba puestas eran sus dos sortijas, la de compromiso y la de bodas, y un delicado collar de diamantes que le obsequiara Joe en su último cumpleaños. Martha, al verla caminar presurosa por el cuarto y caer sobre la cama para contarle a Adam el cuento prometido, pensó que no parecía tener la edad suficiente para ser la madre de ese niño.

Para cuando _______ llegó a la planta baja, los invitados ya habían llegado. Podía oírles reír y conversar en el vasto salón de recepción en la parte posterior de la mansión. Se dirigió apresuradamente hacia las grandes puertas de vidrio que estaban abiertas, saboreando el dulce aroma de los enormes ramos de flores frescas que los sirvientes habían colocado por doquier. Los colores brillantes entre los que se destacaban el carmesí, el rosado y el blanco, lucían muy vistosos en contraste con el tono tan sobrio de los paneles de nogal que recubrían las paredes.

-¡_______! ¡Has llegado, mi querida! -Ese recibimiento tan efusivo partió de los labios de Lady Stanhope que se abalanzó sobre su sobrina al verla vacilar en cuanto había dado unos pasos en el gran salón de recepción. De inmediato todos los ojos se clavaron en ________ que devolvió una radiante sonrisa a todos los allí reunidos. Sabía que era objeto de muchas especulaciones. ¡La oveja negra del rebaño de los Adley, una mujer pecaminosa de la vida real en persona! Una mujer que merecía llevar el estigma de la letra escarlata bordada sobre sus vestidos como cualquier mujer adúltera. ________ leyó esos pensamientos en sus rostros. Tuvo que hacer grandes esfuerzos para no ponerse bizca y sacarles la lengua como una criatura monstruosa de algún espectáculo secundario en una feria de diversiones.

-________, creo que ya conoces a la Condesa de Firth. -Lady Stanhope la había arrastrado hasta el sitio donde se hallaba una horrible bruja vieja con un vestido castaño rojizo. _____ asintió con la cabeza cortésmente, aunque no tenía ni la más remota idea de dónde podría haber visto a la condesa antes, si alguna vez la había visto. La condesa la saludó con una glacial inclinación de su cabeza emplumada.

-Lady _________ -logró sacar en tono glacial. ________ le sonrió con frialdad, decidida a desdeñar a cualquiera que intentara menospreciarla. Lady Stanhope, turbada por ese helado intercambio de cortesías, llevó rápidamente a su sobrina por todo el salón.

El gran salón estaba atestado de gente, demasiada para que ________ recordara más de la cuarta parte de sus nombres. Lady Stanhope, sin embargo, muy pronto la dejó librada a sus propios recursos. ________ circuló por el salón del modo apropiado, charlando de nimiedades con toda amabilidad, sonriendo al oír dichos que querían pasar por graciosos, pero que eran terriblemente aburridos, y en general, comportándose de un modo ejemplar. Fue natural que muy pronto le doliera terriblemente la cabeza; en el salón hacía un calor sofocante ya que se habían cerrado las largas ventanas por respeto a la creencia popular de que el aire nocturno podía introducir emanaciones nocivas. Las velas se fundían goteando y ahumando el ambiente en las majestuosas arañas de luces de cristal que colgaban del techo, el olor del sebo derretido se combinaba asquerosamente con el olor de la comida y las emanaciones de los cuerpos apiñados allí. Se le revolvió el estómago y comprendió que necesitaba hallar un lugar más tranquilo donde sentarse un rato a descansar.

Caminó alrededor del gran salón cerca de las paredes con una sonrisa pegada en sus labios, saludando con una ligera inclinación de cabeza cada vez que alguien la llamaba o la saludaba con la mano. ¡Tenía que escapar de ese amontonamiento de gente! Por fin encontró lo que había estado buscando, una cortina de terciopelo carmesí que ocultaba la entrada a una pequeña antecámara. _______ la corrió y pasó al interior de la antecámara, la cruzó pisando los baldosones de mármol pulido y se dejó caer en el duro tapizado de crin de un recatado sofá terriblemente incómodo. Sin embargo, la superficie áspera era como la seda para su piel. ________ esbozó una sonrisa, echó la cabeza atrás y cerró los ojos. Debo de estar más cansada de lo que imaginaba, pensó, si este sofá incómodo me parece tan blando como mi colchón de plumas. Después de un momento levantó los pies y los puso sobre el sofá dejando bajar sus pensamientos. Fue así como Harold la encontró. Entró silenciosamente por la puerta oculta por la cortina. Se detuvo de inmediato momentáneamente transfigurado. Era una mujer realmente hermosa, con esa piel tan blanca y el cabello dorado, con ese cuerpo esbelto y lozano vestido tan recatado y coquetamente de encaje color crema. Tardó unos minutos en recordar que ella había sido la ramera de un pirata y que había dado a luz un hijo bastardo. Los labios fofos se curvaron con disgusto en el mismo momento en que la lujuria brillaba en sus ojos. ¡Su madre debía de estar loca al sugerir que se casara con ella! Aunque deseaba muchísimo ese cuerpo maravilloso, no creía que fuera necesario casarse con ella para conseguirlo. Después de todo, ella había estado lejos de su presunto esposo durante más de dos meses. Su carne debía de escocerle por un hombre... Pero, por otra parte, debía considerar el asunto del dinero. El padre de _______ era un hombre muy rico y ella era su única hija. Era razonable que le dejara toda su fortuna en herencia. Y mientras tanto, allí estaba todo ese adorable montón de dinero en su fondo fiduciario, esperando que lo gastaran. Había perdido toda su fortuna en las mesas de juego y ahora los acreedores lo acosaban de todos lados. Si no encontraba pronto los fondos para pagarles estaría en la ruina. Quizá debería casarse con ella sin más. Era en verdad muy hermosa, por sus venas corría buena sangre, aunque de algún modo algo había ido mal. Podría desposarla y disciplinarla hasta que fuera una esposa sumisa y obediente, que se contentara con permanecer en la antigua mansión campestre permitiéndole a él pasar el tiempo en la ciudad. Probablemente estaría tan agradecida a él por elevarla a su legítima posición social que haría lo que él le dijera. Sí, quizá debía desposarla...

_______ se movió y al respirar a fondo se alzaron sus pechos. Harold la observó con la boca abierta mientras esos tentadores montículos embestían la tela del vestido. Su mente quedó en blanco, todos sus pensamientos sobre dinero y matrimonio se desvanecieron inmediatamente. Sólo podía pensar en cuánto le excitaba esa mujer. Automáticamente su mano se levantó para alisarse el escaso pelo rojo que le quedaba en la cabeza y que su ayuda de cámara había aceitado y peinado a la última moda. Luego, dando un tirón al chaleco de brocado amarillo que la cena que acababa de devorar parecía haber achicado de modo alarmante, cruzó la pequeña antecámara y se detuvo junto al sofá clavando la mirada en la joven que seguía durmiendo apaciblemente.

Los ojos cerrados de ________ parecían seguir las agradables imágenes y escenas que aparecían en sus sueños, soñaba con hermosos campos soleados y se veía junto a Jon riendo alegremente. Soñaba que estaba de regreso en su hogar, en Woodham otra vez, tendida sobre el césped del jardín trasero, oculta de las miradas indiscretas de la casa por el alto y frondoso manzano. Joe venía a sentarse en la hierba junto a ella, sonriéndole amorosamente, sus ojos grises brillantes y risueños cuando él empezaba muy despacio y dulcemente, a acariciarla. Sus manos le tocaban levemente los senos, frotándole suavemente los pezones hasta que pulsaron llenos de vida, antes de deslizarse hacia abajo para abarcar su cintura y luego la curva de las caderas y la grácil línea de sus muslos.

En lo más profundo de su sueño, ______ se sonrió. Joe le devolvió la sonrisa inclinando más cerca de ella su rostro moreno.

Ella anhelaba que su esposo la besara más que nada en el mundo... Moría de deseos de volver a sentir sus labios sobre la boca. Dejando escapar un gemido ronco por la garganta, levantó las manos para enlazarlas alrededor del cuello viril bajándole la cabeza. Cuando la boca ansiada le rozó los labios _________ dejó escapar otro gemido ahogado de satisfacción y devolvió el beso con ardor.

Pero algo no andaba bien. Los labios que se apretaban ávidamente contra los suyos eran fofos y húmedos y sabían a vino añejo y cebollas. Las manos que como garras le apretaban el cuerpo torpemente estaban frías y húmedas. Joe nunca en todo el tiempo que le había conocido la había besado así, maltratándole los suaves labios contra los dientes, metiéndole la lengua hasta la garganta con tanta fuerza que hasta la hacía temer ahogarse. Sintiendo una gran repugnancia, ________ luchó para salir de ese sueño pero descubrió que la seguían besando con pasión. Entonces abrió los ojos de golpe.

Horrorizada se encontró mirando la cara redonda y sudorosa de Harold. Tenía los ojos cerrados y respiraba ruidosamente por la nariz grande y larga. Sus manos eran dos garras que hacían doler sus pechos y fue esto último lo que despabiló completamente a ________. Mi Dios, ¿Qué creía Harold que estaba haciendo?

Antes de que ella pudiera darle un bofetón en esa nariz temblorosa como era su intención, se oyó un ruido que provenía de la cortina. Instintivamente sus ojos se volvieron en esa dirección y lo que vio hizo que su corazón se paralizara.

-¡Qué demonios...! -La furiosa exclamación hirió los oídos de ______. Llena de rabia trató desesperadamente de apartar a Harold empujándole por los hombros para que le soltara la boca y poder explicar lo que había pasado. No hubo tiempo. Súbitamente algo arrancó de un tirón a Harold apartándole de ella como si una mano gigante hubiese bajado del cielo y le hubiese agarrado. El estaba balbuceando mientras su rostro enrojecido por el vino se volvía repentinamente pálido como un papel al adivinar la identidad del hombre ceñudo que le retenía por el cuello, sacudiéndole como lo haría un gran danés con una rata entre los dientes.
♫ Laura Jonas ♥
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Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Miér 16 Mayo 2012, 8:52 pm

-¡Joe! -gritó ­­­­­­­________. Quería detenerle antes de que la violencia se desmandara. Podría haberse ahorrado saliva ya que Joe ni la miró. Toda su ira estaba centrada en el tembloroso hombrecillo que sujetaba delante de él. Mientras ________ observaba la escena, impotente, el enorme puño de Jon fue como un ariete al dar de lleno contra el estómago blanco de Harold. Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 67591

-¡Puufff! -gruñó Harold doblándose en dos. Joe levantó el puño para repetir el golpe.

-¡Joe, no! -chilló ______ al tiempo que saltaba fuera del sofá y le aferraba el brazo-. ¡No lo lastimes! Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 987434

Joe volvió sobre ella unos ojos de mirada feroz, ojos realmente encendidos de ira que la observaron por un momento. _______ retrocedió atemorizada. Estaba más encolerizado que nunca, lo bastante furioso como para matar. Casi sintió alivio cuando él volvió toda su atención a Harold.

-¡Así aprenderás a no poner le las manos encima a mi esposa, bastardo! -dijo Joe con voz apagada mientras enderezaba a Harold para poder hacer blanco con otro golpe en el vientre gelatinoso.

-¡Ella no es tu esposa! -pudo exhalar Harold antes de que el golpe diera en el blanco, pero luego estuvo demasiado ocupado gimiendo y gruñendo para decir algo más.

Joe le golpeó varias veces más con puñetazos firmes, expertos, que redujeron al llanto impotente a Harold. Finalmente, dejando oír una risotada desdeñosa, soltó el cuello de Harold y dejó que el hombrecillo cayera al suelo. Luego se volvió y miró a _______ con expresión amenazadora, pero ella lo enfrentó con valentía.

-¿Qué demonios ha querido decir él con eso de que no eres mi esposa? -le preguntó pesadamente. _______ tragó saliva. Este no era el modo, precisamente, como había planeado decírselo. Pero no había otro remedio que hacerlo y de todos modos, él no podía culparla. Sólo le quedaba la esperanza de que no estuviera tan enojado como para lavarse las manos abandonándola a su suerte como una pobre mercancía después de lo que había sucedido esa noche.

-Es verdad... no estamos casados -empezó a decir nerviosamente. Los ojos de Joe se agrandaron incrédulamente.

-Al demonio que no lo estamos -dijo mordiendo las palabras. Después, su expresión se volvió más amenazadora y estirando la mano tomó el brazo de _______ con tantas fuerza que le hizo doler-. ¿Por eso le estabas permitiendo que te hiciera el amor? ¿Esperando pescar un lord esta vez, _______? ¿Qué has hecho, has hecho anular nuestro matrimonio? ¡Si lo has hecho, eres una perra mentirosa! Se ha consumado más veces de las que puedo contar.Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 880909

-Por supuesto que no he hecho anular nuestro matrimonio -replicó _________, indignada. Sus ojos empezaban a despedir chispas azules ante esa acusación infundada-. Si sólo me dejaras explicarte... si me escucharas.

-Estoy escuchando -gruñó Joe, pero antes de que ________ pudiera empezar a explicar, Harold empezó a chillar como un demente. Ambos se volvieron para mirarle, sorprendidos. Por un momento habían olvidado su presencia.

-¡Dios mío, socorro! ¡Me está lastimando! ¡Oh, me ha herido! -aullaba Harold a voz en cuello. Casi inmediatamente la gente empezó a asomar la cabeza y a lanzar miradas inquisitivas por el resquicio que dejaba la cortina. Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 987434 Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 134392

-¡Socorro, ayudadme! ¡Estoy herido! -La habitación se fue llenando de personas ávidas de observar un nuevo escándalo. Joe rápidamente volvió a cruzar la habitación y agarró otra vez a Harold del cuello. Su intención de hacer callar a ese hombre por cualquier medio que fuera necesario era absolutamente obvia. Harold chilló horrorizado.

-¡Por amor de Dios, no permitáis que me lastime! ¡Llamad a los guardias! ¡Este hombre es un convicto que logró escapar, condenado a la horca, buscado por piratería y asesinatos! Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 880909 Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 134392 Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 384426
♫ Laura Jonas ♥
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Mensaje por andreita Jue 17 Mayo 2012, 8:11 am

ay no ay no ahora si se armo
:/
joe esta que mata a alguien
que hara???
andreita
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Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 Empty Re: Mar de Fuego (Joe y tu)

Mensaje por ☎ Jimena Horan ♥ Dom 20 Mayo 2012, 11:03 am

Tienes que seguirlaaa!
A joe no lo pueden llevar preso!
Siguela espero que la rahis no la onligen a casarse con su primo :/
☎ Jimena Horan ♥
☎ Jimena Horan ♥


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Mensaje por andreita Dom 20 Mayo 2012, 12:14 pm

:(
andreita
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Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 Empty Re: Mar de Fuego (Joe y tu)

Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Dom 20 Mayo 2012, 2:15 pm

Hola chcias!!

Perdon por no dejarles capis, es que me lastime la muñeca jugando Volleyball, y pues fue un infi*erno Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 987434

Y aqui estoy para dejarles el siguiente capi.....que por cierto LO ODIARAN!!!Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 384426
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Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Dom 20 Mayo 2012, 2:21 pm

Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 E9c76fotosamanecermar

Capitulo 3

La prisión de Newgate era exactamente tan horrible como Joe la había guardado en su memoria. La humedad chorreaba por los grises muros de piedra que lucían grandes manchones verdes de moho. El fétido olor de la humedad se mezclaba con el hedor de los excrementos humanos produciendo una atmósfera irrespirable e indescriptible. Menos mal que no había comido otra cosa que una cochina rebanada de pan enmohecido en los últimos tres días, pensaba Joe con humor negro, sentado en el áspero y duro suelo de piedra rodeando las piernas dobladas con los brazos para entrar en calor. Si hubiese tenido el estómago lleno como de costumbre, no podría haber sido responsable de las consecuencias.

La única ropa que le habían dejado puesta eran los calzones que estaban desgarrados y mugrientos. Le habían confiscado el resto de sus ropas mientras estaba inconsciente debido a los golpes que había recibido cuando trataba de abrirse paso y escapar de sus captores. El pecho y los brazos desnudos y, sí, hasta los pies estaban cubiertos de protuberancias moradas producto de los golpes que le habían propinado a mansalva. ¡Mi Dios, el maldito lugar sí era helado! Tal vez quienquiera que lo hubiese diseñado había tenido la esperanza, en aras de la economía, de que la inflamación de los pulmones le ahorrara a la Corona el costo de muchos verdugos.

Una de las pocas ventajas de ser un condenado a muerte, reflexionaba Joe con ironía, era que podía contar con una pequeña celda para él solo. No era más que un agujero húmedo y malsano que no medía más de un metro y medio de ancho por dos metros y medio de largo y estaba ubicada en las entrañas mismas de la prisión. Era un agujero tenebroso donde reinaba la oscuridad más absoluta, excepto cuando al pasar algún carcelero con un farol en la mano, se filtraba algún rayo de luz por la mirilla enrejada de la puerta. Conocía el tamaño exacto de la celda porque la había medido a pasos infinitas veces desde que empezara su confinamiento. Sin embargo, si él hubiese sido un delincuente común, un carterista o ratero, digamos, o un salteador de caminos, habría media docena o más de pobres desgraciados mugrientos apiñados con él. Como estaban las cosas, debido a la condena a la pena de muerte que muy pronto se cumpliría y a su anterior huida de la prisión, le permitían estar en ese magnífico aislamiento. Tenían el propósito firme de asegurarse de que no tuviera la oportunidad de escaparse otra vez.

La celda carecía de todo mobiliario, no había ni un miserable jergón donde tenderse, ni siquiera un viejo orinal donde mear, como decía el refrán. Esto último era la verdad al pie de la letra. Se había visto obligado a convertir un rincón de la celda en letrina, sólo una de las muchas indignidades que presenciaban con deleite y sonrisitas burlonas los guardias que le custodiaban. Ese rincón, degradante y embrutecedor del ser humano, era algo en lo que prefería no pensar. Le recordaba vívamente la criatura hambrienta, inmunda y medio loca en que este maldito sitio le había convertido la última vez que había estado allí. Oh, bueno, pensó en un intento de mantener su buen humor, al menos no tendría que preocuparse por ello; esta vez no pasaría mucho tiempo allí.

¡Santo Dios, sí que tenía hambre! No pudo evitar que se le hiciera agua la boca al pensar en un inmenso jamón de Virginia horneado en su punto y con todas las guarniciones: batatas, pan recién horneado con mantequilla... Repentinamente dejó caer la cabeza sobre las rodillas sintiéndose mareado y con náuseas. El estómago, que de tan vacío parecía tener las paredes pegadas, dio un fuerte rezongo seguido de un violento vómito seco. Con un esfuerzo sobrehumano alejó su mente de las tentadoras y peligrosas imágenes de comida.

_______; su rostro adorable con esos enormes ojos zafirinos y la trémula boca sonrosada remplazó al jamón en los pensamientos de Joe. Pero esa imagen era aún más penosa para él. Desde la noche en que una media docena de guardias fornidos le habían arrastrado fuera de la mansión de su tía, no había oído ni una sola palabra de ella. Así que no era su legítima esposa -ese relamido e insignificante primo suyo se había asegurado bien de que él conociera todos los hechos. Sin embargo, ¿Qué había del amor que ella había declarado sentir por él? ¿Qué del hijo de ambos, del hogar lejano, de los planes que habían forjado para el futuro? ¿No significaban nada para ella? Por mucho que le hiciera sufrir la idea, estaba empezando a creer que debía de ser verdad. No le había visitado, ni le había escrito, ni siquiera le había mandado un recado con uno de los guardias. Era como si al saber que no estaba más atada a él por los lazos matrimoniales prefiriera olvidar su existencia. En menos de una semana ya, él estaría muerto, a menos que por alguna inverosímil casualidad pudiera arreglárselas para escapar. Pero lo que más le atormentaba era la idea de que ______ fuera tan insensible como para no preocuparse en ir a verle para darle su último adiós.

El había tratado. ¡Dios era testigo de que había tratado! Había hecho todo lo que estaba a su alcance para brindarle todas las cosas a las que siempre había estado acostumbrada, pero sabía que vivir como la esposa de un oscuro y no demasiado rico dueño de una plantación de algodón no podía compararse con lo que ella podría haber tenido si él no le hubiese trastornado la vida. Si él no la hubiese raptado y hecho su amante, _______ podría haberse casado con cualquiera: habría sido rica y mimada con entrada a los círculos más elevados de la sociedad. Desde el mismo día de la boda el temor de que algún día ella pudiera lamentar la decisión que había tomado y le abandonara para siempre, le había obsesionado, desvelándole por las noches. Fue ese mismo temor, más saber que estaba de regreso en medio del deslumbrante mundo que había sido tan preciado para ella alguna vez, lo que había derribado las últimas barreras que su sentido común había levantado y le había hecho ir a toda prisa a Inglaterra. Joe se sonrió con amargura. La amenaza de morir en el cadalso le había parecido una nadería comparada con el riesgo de perder el amor de ________. Y ahora él se encontraba recluido en esa hedionda prisión, su esposa irremediablemente perdida ya para él y pronto también su propia vida.

¡Dios, qué necio y ciego había sido! Con todo, no podía apagar completamente un último destello de esperanza. Quizás algo la mantenía alejada a la fuerza de él -tal vez su padre había empeorado y ella no se sentía con ánimo para dejarle. Joe sabía lo digna de compasión que era esa conjetura endeble y desesperada a la que se aferraba, pero estaba poco dispuesto a soltarla. Su profundo amor por ella le hacía albergar esperanzas mucho después de que hubiese pasado el tiempo de la ilusión. Pero poco a poco resurgió en él el cruel cinismo nacido de una larga vida de trato con los miembros del denominado sexo débil. Por naturaleza las mujeres eran criaturas con dos caras que lo único que les interesaba en un hombre era su habilidad para proporcionarles los perifollos que desearan, como bien sabía él y siempre lo había sabido. No podía culpar a nadie más que a él mismo si había permitido que un rostro adorable y un cuerpo agraciado y suave le nublara el juicio. Bien, muchos hombres mejores que él se habían puesto en ridículo por una mujer. Pero la puñalada encubierta a su amor propio -ya no estaba más dispuesto a admitir que podría haberle atravesado de lado a lado el corazón- era dolorosamente punzante y por más que lo intentaba no la podía desterrar de su mente.

El espectro de _______ como la había visto la última vez, en los brazos de otro hombre -un adinerado lord con título de nobleza a pesar de toda su panza redonda y blanda y pelo ralo- le obsesionaba noche y día. Tenía el poder de mojarle de sudor las palmas de las manos y de hacerle rechinar los dientes de rabia. ¡________ es mía! Quería gritar a voz en cuello y llegó a despreciarse por quererlo. Pero todavía seguía sentado hecho un ovillo en el duro suelo de piedra, contemplando la puerta con gruesos barrotes de hierro hora tras hora, esperando contra todas las probabilidades a una mujer que nunca llegó.







________, por su parte, estaba realmente desesperada. Había pasado los últimos días corriendo febrilmente de un juez a otro, de magistrado en magistrado haciendo un uso desvergonzado de las relaciones de su familia, adulando y prometiendo y por último suplicando con lágrimas en los ojos que conmutaran la pena de Joe. Pero sus pedidos de clemencia caían continuamente en oídos sordos. Todos a una los jueces declararon a Jon pirata y asesino y digno del dogal del verdugo. Decían lamentarlo mucho por ella y el niño, pero tenían las manos atadas. La ejecución de Joe estaba prevista para de ahí a siete días y nadie ni nada podría impedirla.

Su padre, aunque mucho mejor de salud, estaba todavía demasiado enfermo para poder ayudarla en algo. _________ temía que la noticia del encarcelamiento de Joe y su inminente ejecución en la horca le produjera tal conmoción que le causara la muerte. Martha y Mason estaban horrorizados y le demostraban todo su apoyo, pero horror y apoyo no era lo que necesitaba ______ en esos momentos. Necesitaba, como finalmente iba comprendiendo, un verdadero milagro para salvar a Joe de la muerte.

Seis días antes de la fecha fijada para la ejecución, _________ visitó la prisión como lo había hecho todos los días desde que se habían llevado allí a Joe, pero una vez más le prohibieron verle. Se le decía en tono inflexible que el prisionero ya se había escapado una vez y que no correrían ningún riesgo para que eso volviera a suceder. No se permitiría la entrada de ningún visitante; hasta la misma ejecución habría de tener lugar entre los muros de la prisión en un cadalso que se construiría especialmente para ese propósito.

______ regresó a la casa de su tía deshecha en lágrimas. Sólo el día anterior se había entrevistado con el último de los jueces que tenía alguna competencia en el caso. Durante la entrevista ella había caído prácticamente de rodillas para suplicarle por la vida de Joe. Pero ese hombre no habría de conmoverse. ________ había salido de allí con una espantosa sensación de impotencia: él había encarnado la última esperanza. Lo único que le quedaba por hacer era intentar hacer algunos arreglos para que Jon escapara, pero no tenía ni la más remota idea de cómo emprender esa tarea. El pánico amenazaba paralizarla, lo rechazó con obstinación. ¡Piensa! se decía con furia. ¡Piensa!

Todo su cuerpo se sacudía en la pequeña silla ubicada delante de la lumbre que ardía en el cuarto de costura debido a los atroces y violentos sollozos que amenazaban ahogarla. Santo Dios, ¿Qué podía hacer ella?

-¿Problemas, prima? -La voz burlona y el tono insidioso de Harold penetraron a través de su confusión llena de zozobra. Volvió la cabeza y le miró. __________ parecía un animalito salvaje con ojos relampagueantes y mostrando los dientes. Le culpaba absolutamente de todo lo que había sucedido. Si Joe moría, Harold con toda seguridad sería el verdadero causante de su muerte como si le hubiese apuntado con una pistola y hubiese apretado el gatillo.

-No estarás llorando por el pirata, ¿verdad? -preguntó con tono zumbón-. Es una pérdida de tiempo, como sabes, mi querida niña. El es carne muerta. No hay nada en el mundo que pueda salvarle, a menos que...

_________ a pesar de saber que él se había propuesto atormentarla y tentarla con promesas casi imposibles de cumplir, se abalanzó ansiosamente a morder el anzuelo.

-¿A menos que qué? -exigió saber clavando los ojos con angustia en la cara de luna de Harold.

-A menos que tuvieras a tu favor a alguien con mucha influencia para tocar resortes y mover palancas. Alguien como Sir Kevin...

-Sabes muy bien que la noticia le mataría -respondió _________ con resentimiento y se hundió más en la silla. Había estado segura de que las palabras de Harold pararían en nada, pero aun así...

-O yo -añadió él. El corazón de _______ omitió un latido.

-¿Tú? -exhaló ella lentamente-. ¿Podrías ayudarme?

-Oh, sí que podría -contestó Harold al tiempo que negligentemente se quitaba una pelusa de su chaqueta de terciopelo marrón-. Si quisiera hacerlo.

________ pensó rápidamente. Harold era, al fin y al cabo, par del reino, y por alguna razón insondable para ella parecía gozar de favor cerca de la Corte. Era posible que pudiera ayudarla -se sorprendió de que no se le hubiera ocurrido antes. Pero ¿por qué lo haría él? No la estimaba particularmente a pesar de los lazos de sangre y ella sospechaba que odiaba a Joe. Entrecerró los ojos. Costara lo que costase, ella le persuadiría.

-¿Qué es lo que deseas, Harold? -Hizo un terrible esfuerzo para que su voz se mantuviera razonablemente fría. No sería conveniente que Harold llegara a adivinar cuán cerca había estado de darse por vencida. Su primo era un sádico por naturaleza; le causaría un enorme placer verla retorcerse y llorar. Hasta podría llegar a negarse por el simple placer de ser testigo de su dolor.

-Bien, veamos, ¿cuánto vale un pirata en la actualidad? Me imagino que costarán un dineral y no precisamente que se consigan a penique el par.

-Te pagaré lo que quieras, Harold. Puedes tener toda mi fortuna. Yo... yo poseo bastante dinero y nunca he tocado un penique. -Las palabras brotaron a chorros de su garganta antes de que _______ pudiera controlarlas. Una vez dichas, se sentó y se mordió los labios sabiendo que había cometido un grueso error. Los ojos de Harold brillaron de satisfacción y su boca fruncida le sonrió.

-Toda tu fortuna... ah, es toda una tentación. Pero no puedes disponer de ella, ya sabes. Ese dinero está invertido para que no puedas regalarlo de ningún modo. Algo desagradable y molesto conocido como fondo fiduciario.

-Yo... encontraré la forma de violarlo, Harold. O tal vez me presten dinero teniéndolo como garantía...

________ despreció el tono humilde de su voz, pero no podía remediarlo. Haría cualquier cosa, cualquiera, con tal de salvar a Joe de la horca.

-Bien, veamos, no lo sé. Cada vez que pienso en todos esos hombres y mujeres que seguramente ese pirata ha matado, en los barcos que ha saqueado, se me hiela la sangre en las venas. Podría ser un servicio público dejar que le ahorcaran... y, como bien sabes, yo soy partidario de servir a los súbditos de su Majestad.

-Te complaces mucho en esto, ¿no es así? -le acusó ________ amargamente. Se puso de pie y le encaró con los puños apretados con impotencia colgando a los costados del cuerpo. Enfundada en un sobrio vestido de chalí azul con mangas largas y abotonado hasta el cuello, era una criatura esbelta y menuda con relampagueantes ojos azules. Harold la miró fijamente y admiró el rubio cabello recogido en un moño, la piel tersa y blanca que el enojo teñía de rosa, hasta el gesto desafiante de la barbilla arrogante. Era muy apetecible y la deseaba, así como a su fortuna. Súbitamente tomó una resolución.

-Voy a hacerte un favor, prima: voy a desposarte. Hasta permitiré que mantengas a tu lado al cachorro bastardo, con tal de que esté siempre fuera de mi vista.

No fue una pregunta sino una afirmación de sus intenciones y _______ se quedó sin aliento.

-Yo... yo... Tú no quieres desposarte conmigo, Harold -logró decir finalmente mientras se humedecía lo labios con la punta de la lengua rosada. Sintió que la peor pesadilla de todas se estaba cumpliendo-. Yo no soy la esposa ideal para ti. Lo que necesitas es a alguien digna de ti, una joven con una reputación intachable. ¡Si el dinero es la razón por la que deseas desposarme, encontraré algún modo de violar el fideicomiso, lo juro!

-El dinero es el atractivo primordial, lo admito -contestó Harold con presunción-. Pero también te deseo a ti. Me odias, ¿verdad, ______? Bueno, me resulta antipática la gente que me odia. Tendrás que pagar por ello... ¡En mi cama!

-No puedo hacerlo -replicó asqueada ________ por las imágenes que evocaron en su mente las últimas palabras de su primo.

-¿Ni siquiera por tu pirata? -se mofó él-. Y yo que creía que le amabas. Es por lo único que le ayudaré, prima. Si no aceptas, le colgarán.

-Harold, por favor... -______ estaba atrapada y lo sabía. Ya había agotado todas las vías accesibles a ella. Joe moriría dentro de seis días si ella no hacía algo y Harold le estaba ofreciendo el modo de salvarle. Pero si se casaba con Harold, excluiría a Joe para siempre de su vida. El jamás la perdonaría por lo que ella estaba segura consideraría una traición y, de todos modos, ella sería la esposa de otro hombre.

-Esas son mis condiciones, _______. Pero puedo ver que no te interesan. -Harold comenzó a caminar hacia la salida. _________ le siguió con la mirada atormentada por las dudas.

-¡Harold, aguarda! -le gritó cuando él llegaba a la puerta. El se volvió lentamente y la miró. En el rostro lucía una sonrisa triunfal.

-Yo...me casaré contigo -dijo ________ en voz baja. Su corazón parecía a punto de partirse en dos.

Harold regresó rápidamente a su lado.

-Estaba seguro de que lo harías, mi querida -aseguró él.

_________ tuvo que sofocar un agudo ataque de náuseas cuando él la estrechó entre sus brazos.

Su contacto la repugnaba. Podía sentir la humedad pegajosa al manosearle la espalda. Su boca estaba floja y mojada sobre sus labios y la besaba como si quisiera tragarse hasta la última gota de dulzura de su boca. ________ quedó yerta en sus brazos, los ojos fuertemente cerrados y los puños apretados mientras trataba de no recordar que al aceptar casarse con él le daba el derecho de besarla así. Después de la ceremonia podría hacer lo que quisiera con ella. Al pensar en las intimidades sexuales que lógicamente insistiría en compartir con ella, se estremeció. "¡Oh, Joe!"
♫ Laura Jonas ♥
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Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 Empty Re: Mar de Fuego (Joe y tu)

Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Dom 20 Mayo 2012, 2:22 pm

clamó su pobre corazón, pero sabía que tenía que soportar a Harold porque, simplemente, no tenía otra alternativa.

-Nos casaremos pasado mañana -le comunicó Harold con voz apagada y levantando la cabeza por fin-. Y después de nuestra boda espero más cooperación de tu parte, mi querida. Después de todo, no eres una niña inexperta en estas lides.

La mofa que encerraban sus últimas palabras hizo que ________ deseara abofetearle, pero estaba a su merced y ambos lo sabían.

-¿Y Joe? -inquirió ella, insegura, luchando por mantenerse sosegada bajo la mirada insultante de sus ojos.

-Yo me encargaré de ello... después de que nos hayamos casado -contestó Harold y girando sobre sus talones abandonó la habitación.

El día de su boda -de su segunda boda- fue el más desgraciado de la vida de ________. Mientras Martha la ayudaba a vestirse, las lágrimas inundaban sus ojos, ojos que ya estaban hinchados y rojos por el llanto que la había mantenido despierta toda la noche.

Todas las fibras de su ser se rebelaban ante lo que ella estaba a punto de hacer. Estar casada con Harold -ser su esposa; la mera idea le revolvía el estómago y le daba ganas de vomitar. Martha, suspirando con fuerza y aflicción a sus espaldas, no le brindaba ninguna ayuda. En lugar de su práctica habitual de buscar la perspectiva consoladora, el sol detrás de la nube más negra, la mujer estaba visiblemente tan acongojada como _________. Entre las dos, sin lugar a dudas, formaban la pareja más triste y afligida en sus preparativos para una boda.

Solamente dos cosas mantenían incólume el espíritu de _________, impidiendo que se quebrara su resistencia: una era imaginar el largo cuerpo fornido de Joe pendiendo de una soga que lentamente le iba estrangulando, con su hermoso rostro hinchado y de color azul, y las facciones contraídas y deformadas por el sufrimiento; la otra era que, de algún modo, ella pudiera ser capaz de eludir a Harold. Si él mantenía su palabra y disponía la liberación de Jon inmediatamente después de la boda, entonces hasta casi le sería posible no cumplir con la última parte del trato, la entrega de su cuerpo a ese hombre. Si pudiera mantenerlo alejado de su lecho hasta que Joe estuviera libre, entonces su juego habría terminado: ella inmediatamente presentaría una petición de anulación de matrimonio. Que un plan de esa naturaleza era absolutamente deshonroso no le cabía alguna duda. También sabía perfectamente que la tenía sin cuidado.

El vestido que Martha le estaba ayudando a ponerse era de seda gris perla, casi el color que se usaba para guardar luto. El matiz sombrío armonizaba exactamente con su estado de ánimo; si su elección molestaba a Harold bien estaba. No le importaba un ápice lo que él pensara en tanto mantuviera su palabra de liberar a Joe.

Martha peinó hacia atrás el cabello de ________ despejándole el rostro con un peinado severo que terminaba en un moño sobrio sobre la nuca. El diminuto y delicado rizado de adorno que bordeaba el cuello alto del vestido le enmarcaba el rostro tan pálido y blanco como el mismo encaje. ________ advirtió con satisfacción que se veía horrible, desencajada y ojerosa y pálida como la muerte, además de tener los ojos hinchados de tanto llorar. Si alguna vez alguna muchacha se había parecido menos a una novia no le gustaría verla a ella en ese momento, pensó _________ severamente y luego, cuando no pudo demorarse más, se alejó lentamente del espejo.

-Me imagino que regresaremos inmediatamente después de la ceremonia -comentó ________ en tono apacible-. A menos que Harold desee detenerse en algún lugar para festejar la boda. -Acentuó con amargura la última palabra.

-Oh, amorcito, aborrezco verte pasar por estas vicisitudes. -Martha se ahogó y las lágrimas brotaron de sus ojos.

-No tanto como yo misma. -_______ se forzó a bromear antes de volver a ponerse seria.- No te preocupes por mí, Martha. Pase lo que pase... todo saldrá bien.

-Así lo espero, amorcito, puedes estar segura. -Martha la abrazó con fuerza y ella le devolvió el abrazo con cierta desesperación. Luego, mientras aún podía reunir el valor suficiente haciendo de tripas corazón, salió de la alcoba y bajó la escalera para reunirse con Harold, que la estaba aguardando.

________ se convirtió en Lady Stanhope menos de una hora más tarde, en un sombrío registro civil en las afueras del bullicioso barrio comercial de Londres. Su mano temblaba visiblemente al extenderla para que Harold le pusiera la sortija. Cuando bajó la vista a sus dedos blancos y temblorosos, vio con horror que no se había quitado los anillos de oro y diamantes que Joe le había colocado en el dedo muchísimos meses antes. Se enrojeció de furia el rostro de Harold al seguir la dirección de su mirada y amagó a arrancarle los anillos del dedo. ________ se le adelantó quitándole la mano de entre las suya. Y con un tirón para sacarse ella misma las sortijas que Joe le regalara. Las mantuvo por un momento fuertemente apretadas en la palma de la mano; luego, echando una mirada desafiante a Harold, las guardó en su bolso.

Una vez finalizada la ceremonia, soportó las felicitaciones llenas de júbilo de su tía antes de aceptar aturdidamente el brazo que le ofrecía Harold y permitirle que la llevara afuera. Era un día gris y brumoso, con jirones de niebla que flotaban sobre las piedras de las calles. ________ pensó que no había visto jamás un sitio que la deprimiera más que Londres y después dejó de pensar por completo cuando Harold, ceremoniosamente, la ayudó a subir a la muy ornada berlina que les estaba esperando. Cuando él le soltó la mano, ________ se encogió lo más que pudo en un rincón del asiento de felpa, deseando desesperadamente que Harold no hubiese elegido un coche cerrado. ¡Sería muy propio de él intentar hacerle el amor camino de la mansión de su tía! Y con Joe todavía a merced de los caprichos de Harold, se vería forzada a aceptar cualquier cosa que impusiera.

Cuando Harold trepó por fin al interior del carruaje estaba sonriendo. ________ observó la piel blanca casi tan bien cuidada y suave como la de ella misma, los mofletes fofos y el ralo pelo rojizo, la boca fruncida y los ojos azules que parecían cuentas de vidrio y sintió un odio tan intenso que casi parecía irradiarlo por todos los poros. La enfermaba la idea de pertenecerle, de que esa misma noche él estaba planeando violarle el cuerpo para lo cual tenía todo el derecho del mundo. Era su esposo... ¡Cómo la atormentaba esa idea! Pero no estaba vencida aún, pensó ________ y levantó la barbilla en gesto de desafío.

¡Si Harold creía que iba a tener todo lo que quisiera a su manera, que iba a salirse con la suya siempre, estaba muy equivocado!

Harold separó las colas de su chaqué, una prenda realmente magnífica, al parecer para no sentarse sobre ellas y arrugarlas, después se sentó pesadamente al lado de ________.______ hizo un mohín de desprecio al ver ese despliegue de cuidados por el estado de la ropa. ¡En verdad con lo deslumbrante y ostentosa que era su vestimenta esa mañana, algo tan insignificante como las colas algo arrugadas pasaría completamente inadvertido! La combinación de calzones amarillo canario, tan apretados alrededor de sus muslos gordinflones, tanto que ________ esperaba constantemente oírlos rajarse, chaleco de raso blanco con diminutas margaritas amarillas recamadas, camisa de seda blanca cuajada de encajes, zapatos de cuero negro con tacones altos y relucientes hebillas de bronce y ese increíble chaqué le daban toda la apariencia de una especie particularmente llamativa de pájaro tropical. ¡A su lado con ese sobrio vestido gris ________ sabía perfectamente que quedaba eclipsada!

-¿Sonriendo, mi paloma? -le preguntó él fríamente. Había interpretado correctamente el visaje de burla que ella no tuvo tiempo de ocultar-. Déjame divertirte un poco más. Estoy segurísimo que te interesará mucho oír los detalles de nuestra luna de miel.

-¿Luna de miel? -repitió _______ con un escalofrío de aprensión.

-No habrás creído que le pediría a mi adorable esposa recién casada que renunciara a su viaje de bodas, ¿o sí? Cuando me conozcas mejor, ¡_______, caerás en la cuenta de que yo jamás sería tan desconsiderado! Ya he reservado pasajes para nosotros en el Tamarind, al que abordaremos esta misma noche en Southampton. Se hace a la vela al día siguiente con rumbo a La Coruña. Pensé que podríamos explorar España por un tiempo, luego regresaremos a Londres por el continente. En total, considero que estaremos fuera alrededor de seis meses.

La mente de _______ quedó atolondrada bajo el peso de esa información inesperada. Todos sus planes tan prometedores y bien elaborados de eludir a Harold se malograrían si había de permanecer a solas con él durante seis interminables meses. Había contado expresamente con las presencias de su padre, y de Martha y sí, hasta con la de su tía para impedir que Harold recurriera a la violencia física para consumar el matrimonio. ¡Pero ahora...! ¡Y también estaba Adam! Era imposible abandonarle durante seis largos meses. Y su padre...

-Estás bromeando, por supuesto -dijo ________ con tanta serenidad como pudo mostrar.

-Jamás bromeo, mi paloma -respondió Harold disfrutando visiblemente de su aflicción-. Después de todo, debes admitir que es absolutamente normal que un recién casado quiera tener para él solo a su novia durante un tiempo. El matrimonio tiene demasiados aspectos que se disfrutan mucho mejor en la intimidad, ¿No estás de acuerdo?

La mirada llena de lascivia que le recorrió el cuerpo la hizo encogerse instintivamente. No puedo seguir con esto, pensó. Todas las células de su cuerpo la urgían a saltar fuera del coche y echarse a correr antes de que fuera demasiado tarde. El contacto imaginario de las manos de Harold sobre su piel desnuda, de su cuerpo corpulento unido con el de ella, la hizo estremecerse de asco.

-Me resulta completamente imposible dejar a Adam -le comunicó con firmeza y frialdad.

-Tu bastardo no me concierne en absoluto, mi paloma. Agradece que te permita conservar al cachorro a tu lado. Primero me inclinaba por entregarle al cuidado de una de las excelentes instituciones que abundan en este país. Puedes estar bien segura de que no permitiré que estorbe mis planes. -Harold descartó a Adam con un movimiento negligente de una mano gordinflona y cuajada de anillos.

_______ sintió que le hervía la sangre en las venas al oír llamar "bastardo" a su hijo tan amado. Por más que desde el punto de vista legal era así, ese niño había sido fecundado con amor y había nacido de un matrimonio que tanto Joe como ella creían legítimo. ¡No permitiría que este gordo sapo pomposo hablara con tanto desprecio de su hijo!

-¡Vaya, tú...! -barboteó ella, rechazando epíteto tras epíteto por ser demasiado leves para el odio que quería expresar.

-Yo me mordería la lengua si estuviera en tu lugar, mi palomita -le aconsejó Harold maliciosamente. Los descoloridos ojos azules brillaban de placer por haber provocado tal reacción en ella-. Aún queda el pirata, recuérdalo. Si te pones violenta conmigo, no levantaré ni un dedo para interceder por él. Y le ahorcarán mientras tú y yo disfrutamos de los deleites de nuestra luna de miel.

________ tembló, una rabia de otra especie sustituyó la cólera que había sentido hasta ese momento.

-¡Diste tu palabra! -dijo mordiendo las palabras desdeñosamente-. ¡Me diste tu palabra de que le salvarías si me casaba contigo!

-Y tengo el propósito de mantenerla... siempre y cuando tú cumplas con tu parte del convenio. Pero creo que deberías recordar que, mientras el pirata permanezca en prisión -cosa que imagino será por muchos años más- se necesitará sólo una palabra de mi parte para que le cuelguen. Te aconsejaría que guardaras ese pensamiento firmemente fijado en tu adorable cabecita mientras ¡Te resuelves a considerar con especial cuidado la mejor forma de complacerme!

________ tuvo deseos de matarle. Se le cerraron los puños con la fuerza que les transmitía el ansia vehemente de hacerlo y las largas y bien pulidas uñas se clavaron dolorosa mente en las palmas. Si Harold la hubiese conocido mejor habría reconocido el peligro que corría con sólo advertir el brillo salvaje de sus ojos. Como estaban las cosas, lo único que vio fue una novia sumisa y debidamente arrepentida y se felicitó por haber hallado un medio excelente para tener la a raya.

________ se quedó mirándole fijamente durante largo rato, sus ojos azules ardiendo de cólera. Después se dominó y trató de relajarse. Como Harold había señalado con tanto júbilo, él tenía todas las ventajas. Joe era en realidad su rehén y Harold naturalmente se proponía usar su amor por él para asegurarse la sumisión a todos sus caprichos y deseos. Con la amenaza de la ejecución de Joe pendiente sobre su cabeza como una espada de Damocles, ________ con verdadero horror se dio cuenta de que estaría obligada a someterse dócilmente a las exigencias de Harold, posiblemente durante años. Una negra ola de angustia amenazó tragársela. ¿Por qué no se le había ocurrido antes esa posibilidad? Y, aun así, si se le hubiese ocurrido, ¿Qué podría haber hecho?

El carruaje se detuvo con una sacudida. _________ alzó la cabeza, sorprendida. Quizás Harold sólo había estado fastidiándola; ¿Era posible que hubiesen regresado a la mansión de su tía en Grovesnor Square. ¿Dónde más...?

-¿Ves cómo conservo mi palabra, mi paloma?-preguntó Harold jovialmente. Se levantó cuando el cochero abrió la portezuela del coche de par en par desde la calle. _______ le miró sin comprender. Luego, a través de la portezuela abierta vio los lúgubres muros de piedra gris de la prisión de Newgate.

-Estoy seguro de que me disculparás mientras hago los arreglos para salvar a tu pirata de su bien merecido destino -continuó Harold sin alterarse-. Y recuerda, espero que cumplas con tu parte del convenio como yo cumplo con la mía.

_______ se mantuvo muda mientras Harold descendía. Cuando la portezuela se hubo cerrado detrás de él, ella se deslizó por el asiento y levantando la cortina miró al exterior. La prisión estaba situada en una calle de los barrios más bajos y sórdidos de Londres; por todas partes en derredor del carruaje ________ podía ver niños harapientos y sucios revolviendo ansiosamente la basura que llenaba las acequias que corrían a lo largo de ambos lados de la calle. Mujeres de aspecto desaliñado y sucio se recostaban contra los altos muros de la prisión como borrachas para no caerse, algunas sosteniendo con fuerza una botella de licor en la mano de la cual bebían un trago de vez en cuando. Todas parecían totalmente olvidadas de la persistente llovizna helada que caía sobre sus cuerpos. El guardia de la puerta prestaba escasa atención a esos pobres habitantes de la calle, excepto para ordenarle a alguno que se había acercado cautelosamente a él que se alejara de inmediato con voz estentórea.
♫ Laura Jonas ♥
♫ Laura Jonas ♥


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Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 Empty Re: Mar de Fuego (Joe y tu)

Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Dom 20 Mayo 2012, 2:24 pm

_________ se sobresaltó cuando volvió a abrirse la portezuela del coche.

-Sal de ahí, mi querida -ordenó Harold con una mueca burlona, alzando la mano para que ella la tomara. Le sonrió diabólicamente a la cara. ________ no se movió.

-¿No deseas brindarle una cariñosa despedida a tu pirata? Te aseguro, que no volverás a verle después de hoy. Realmente no esperarás que permita a mi esposa visitar a un reo encarcelado. Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 134392

-¿Por qué estás haciendo esto? -La voz de _______ sonó débil. Deseaba ver a Joe más que nada en el mundo, anhelaba decirle cuánto le amaba y explicarle por qué había actuado como lo había hecho. Pero conocía demasiado bien a Harold para suponer que quisiera satisfacer sus deseos. No, su propósito tenía que ser vil.

-Eres muy lista, ¿verdad, paloma? -comentó Harold en tono de aprobación-. Yo tengo una pequeña cuenta que debo arreglar con tu pirata. Me golpeó con mucha rudeza, sabrás. Durante varios días temía seriamente que pudiera haberme lastimado el bazo. Ahora me propongo causarle un poco de dolor a mi estilo.

-Me niego a tomar parte en algo así -respondió lentamente ________ y las manos que habían reposado sobre su regazo volvieron a cerrarse en dos puños impotentes.

-Harás exactamente lo que yo te diga, ________ querida. Recuerda bien esto, una sola palabra tuya, hasta un simple gesto de tu parte que me desagrade y él colgará de una cuerda. Además, no hay por qué inquietarse. -Harold echó una mirada a los puños apretados.- Ni remotamente se me ocurriría maltratar físicamente al pirata, te lo aseguro. Después de todo, yo soy, por más que lamente el hecho, todo un caballero. No, simplemente quiero ofrecerle el espectáculo de nuestra felicidad de recién casados... Yo lo que te exijo, mi adorable palomita, es que seas el vivo retrato de mi amante esposa. Por el bien del pirata, espero que seas muy convincente. Estoy seguro de que morir en la horca es la forma más desagradable de morir. Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 384426

________ le clavó la mirada y se tragó las palabras que pugnaban por brotar de su pecho. La noticia de su casamiento con Harold sería una puñalada en el corazón de Joe. Le dejaría anonadado y sufriendo otra clase de agonía. Pero era mucho mejor que sufriera una sangría emocional que la muerte. Además, seguramente comprendería lo que ella había hecho por amor a él.

Harold la estaba observando con placer maligno. _________ levantó la barbilla súbitamente y se endureció la mirada. Participaría en esa horrible farsa porque no le quedaba otra alternativa. ¡Pero algún día ajustarían cuentas! Con dignidad glacial permitió que Harold la ayudara a descender del carruaje.

Dentro, la prisión hedía. Mientras un obsequioso guardia les guiaba por oscuros corredores fríos y húmedos, el fétido olor hacía que ________ frunciera la nariz. Cuando no pudo soportar más la repugnancia que sentía, sacó un pañuelo perfumado del bolsillo y lo sostuvo presionado sobre la nariz. Harold la imitó; ________ le observó respirando con fastidio a través de su pañuelo con puntillas. Su aversión por él creció en ese instante.

Pero si el olor era espantoso, mucho peor eran los ruidos que llegaban a sus oídos. Débiles gemidos de dolor mezclados con sollozos de desesperación formaban un coro infernal. Al escucharlos con atención, _________ se estremeció convulsivamente. La enfermaba pensar que Joe estuviera encerrado en semejante lugar. ¡Con toda seguridad que ni el mismo infierno era peor que esto!

A la luz de la linterna que sostenía el guardia que les escoltaba, _________ apenas podía vislumbrar docenas de hombres y mujeres medio desnudos y mugrientos apretados unos contra otros en celdas pequeñas y oscuras, obligados a soportar condiciones que eran peores que las que sufrían los animales salvajes en cautiverio. Ojos hundidos brillaban fugaz y misteriosamente desde las profundidades de los rostros cadavéricos; las voces cavernosas les imploraban piedad. Pobres criaturas, pensó _______ con lágrimas en los ojos. Harold la hizo marchar entonces más de prisa. Pero al pasar delante de las celdas algunos de los prisioneros se abalanzaban hacia ellos dejando oír vagidos y aullidos infrahumanos al suplicar ayuda, aferrados a las rejas como simios. ________ se encogió instintivamente. Harold chilló, luego inmediatamente trató de disfrazar su exhibición de cobardía gritándole a los guardias que acudieron corriendo en su ayuda.

-¡Azotadles! ¡Azotadles!

-¡No! -gritó _______, horrorizada, pero fue demasiado tarde. Los guardias ya estaban en el interior de las celdas, en medio de ellos con sus inmensos látigos, vociferando obscenidades a los prisioneros que se escabullían precipitadamente hacia los rincones donde se empequeñecían y se encogían presos del terror. El brazo de Harold rodeó torpemente la cintura de _________ cuando ella quiso detenerse y la obligó a seguir la marcha.

Todavía le rodeaba la cintura cuando el guardia se detuvo abruptamente momentos más tarde. Luego levantó la linterna más arriba de su cabeza para iluminar el interior de una pequeña celda. --________ apenas tuvo el tiempo suficiente para advertir el moho verdoso en las paredes, los charcos de humedad en el suelo de piedra y, desde luego, la hediondez, cuando sus ojos se clavaron en el hombre cubierto de suciedad y casi en los huesos que lentamente intentaba ponerse de pie y abandonar el suelo donde había estado sentado hecho un ovillo. Estaba parpadeando como si el débil haz de luz le hubiese cegado momentáneamente, y apoyó pesadamente una mano contra la repugnante pared en busca de estabilidad. Tenía el pelo negro demasiado largo, enmarañado y descuidado, mientras que una barba incipiente y áspera le oscurecía las mejillas y el mentón. Sólo los ojos grises, incrédulos al principio y después lentamente Ilenándose de alegría al verla, no habían cambiado.

"¡Oh, Joe!" gritó el corazón de ________, pero un enorme nudo de lágrimas en la garganta le impidió decir una palabra.Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 63064

-¡________! -dijo él roncamente y se tambaleó al intentar dar un paso en su dirección-. ¡Oh, _______, cariño! Yo pensaba...

Aquí dejó de hablar repentinamente. Sus ojos se endurecieron hasta parecer ágatas de mirada feroz al reconocer a Harold, y abarcar su brazo en actitud posesiva alrededor de la estrecha cintura de _______ y su aceptación del contacto de ese hombre.

-¿Qué pensabas, Jonas? -preguntó Harold con una sonrisa aviesa-. Te ruego que continúes. Mi esposa y yo estamos verdaderamente interesados en lo que tengas que decir. ¿No es así, mi querida? Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 384426

______, con la muerte en el corazón, observó a Joe y le vio encogerse como si hubiese recibido un golpe. Harold, que le observaba con tanta avidez como ella pero por otras razones, también advirtió ese movimiento involuntario y casi dio gritos de triunfo.

-¿No es así, esposa? -preguntó Harold otra vez recalcando la última palabra y con voz cortante mientras le clavaba los dedos en la cintura a modo de aviso cuando _______ seguía sin responder. Cegada por las lágrimas que temía derramar por el bien de Joe, ________ no pudo hacer otra cosa que asentir. Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 134392

-Sí, Harold -dijo en tono apagado que rogó fuera tomado por Harold como muestra de docilidad. Sus ojos permanecían clavados en Joe, deseando vehementemente que él comprendiera la razón que la había llevado a esto, que tuviera fe en ella y en su amor.

-¿Tú... te casaste con él? -Joe le estaba hablando directamente a ella mirándola con ojos ferozmente inquisitivos que trataban de escudriñarle el semblante en medio de la semioscuridad que les envolvía. Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 63064

Los dedos de Harold volvieron a clavarse una vez más en la cintura de ________, haciéndole doler, cuando le pareció que ella no iba a responder. En verdad, _________ no estaba muy segura de poder hacerlo. Se le había cerrado la garganta. Bajó los párpados, pasó la lengua por los labios resecos, luego, odiando más que nunca a Harold, odiándose a sí misma por el dolor que su respuesta le causaría al hombre amado, dijo simplemente:

-Sí. Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 384426

Aun a la débil luz pudo ver cómo se contraían los músculos faciales de Joe.

-Por amor de Dios, ¿por qué? -exigió saber Joe con voz ronca mientras sus ojos inquisitivos se movían rápidamente por todas sus facciones. Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 63064

_______ tembló y supo que no podía encontrar una respuesta. Harold, percibiendo los estremecimientos que le sacudían el cuerpo durante esta tortura, respondió por ella.

-Ella tuvo el sentido común de reconocer qué le convenía más, Jonas -dijo en tono de mofa-. Seguramente lo puedes ver por ti mismo. Yo soy, después de todo, un par del reino; tú eres un pirata condenado. Además, ella sólo se casó contigo en primer lugar por el mocoso, como sabrás. ¿Por qué otro motivo se casaría una dama de su rango con un hombre de tu ralea? Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 384426 Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 134392

Joe no dijo nada, pero sus ojos se volvieron centellantes a _______. Ella permaneció mirándole fijamente y muda, queriendo obligarle a no creer el fárrago de mentiras de Harold.

-¿_______? -dijo con voz áspera. Ella sentía los dedos de Harold clavados en la cintura y los ojos fijos en su rostro. Si ella perdía ahora el ánimo y fallaba, Harold cumpliría su amenaza y haría ahorcar a Joe. Lo sabía, sabía que Harold se sentiría feliz de encontrar alguna excusa para colgarle. Desenmascarar al farsante de Harold daría como único resultado la ejecución de Joe. Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 63064

-Está diciendo la verdad, Joe -acotó ella en voz queda y sintió que Harold casi ronroneó de satisfacción. Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 134392

-Bien, debemos marchamos -dijo Harold con alegría maligna-. Acabamos de casarnos esta mañana. Ansiamos emprender el viaje de nuestra luna de miel. Esta noche partimos para La Coruña... eso queda en España, sabrás, y después vamos a recorrer tranquilamente el continente. Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 384426 Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 134392

Hizo un movimiento para volverse, luego pareció vacilar y giró sobre sus talones.

-Oh, una sola cosa más, Jonas. Debo agradecerte por haber iniciado a mi esposa en sus deberes maritales que cumple tan bien. Como estoy seguro de que recuerdas, ella es realmente deliciosa en la cama. Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 384426 Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 384426 Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 134392

Los ojos de Joe despidieron dagas cuando Harold se volvía sobre sus talones llevándose a ______. El prácticamente la arrastró por el corredor con una sonrisa diabólica en los labios. El desconcertado carcelero les siguió sosteniendo la linterna en alto para que pudieran hallar el camino de regreso.

"Joe, oh, Joe querido," sollozaba el corazón desgarrado de _________ mientras avanzaba a tropezones al Iado de Harold. Después se hundió completamente en la desesperación cuando al doblar la esquina que la alejaría para siempre del ser más amado por ella, el alarido atormentado y agónico de un hombre muerto en vida rasgó las tinieblas que quedaban a sus espaldas. Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 63064
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Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Dom 20 Mayo 2012, 2:25 pm

LO ODIO!!

LO ODIO!!

LO ODIO!!

Y LO SIGO REQUETEARCHICONTRAMENGASUPERMAXIMO ODIANDO!!!

GORDO ESTU*PIDO DE HAROLD!! Mar de Fuego (Joe y tu) - Página 2 134392
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Mensaje por andreita Lun 21 Mayo 2012, 5:17 pm

lau tu me quieres matar cierto????

no no no estoy que mato a alguien!
andreita
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Mensaje por andreita Lun 21 Mayo 2012, 5:18 pm

como pudu pasar tod esto !! no no
estoy llorando :/


lau como es de larga la nove?
andreita
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Mensaje por andreita Dom 03 Jun 2012, 2:23 pm

lau dodne estas?
andreita
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Mensaje por ☎ Jimena Horan ♥ Jue 07 Jun 2012, 9:14 pm

lau siguelaaa!
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Mensaje por ☎ Jimena Horan ♥ Jue 07 Jun 2012, 9:14 pm

siguelaaaa Quiero saber que pasar ahora :o
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