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Mar de Fuego (Joe y tu)

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Mar de Fuego (Joe y tu) Empty Mar de Fuego (Joe y tu)

Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Vie 11 Mayo 2012, 7:46 pm

Nombre: Mar de Fuego
Autor: Laura Jonas
Adaptacion: Si
Advertencias: Si es LARGA y subo los fines de semana y cuando pueda
Otras paginas: Creo que si
Mar de Fuego (Joe y tu) E9c76fotosamanecermar


Sipnosis
La unión matrimonial de Lady _______ Adley con el pirata Joseph Jonas no hizo más que avivar las llamas del amor que los consumía. Pero su idílica existencia en la plantación de Joe se hizo pedazos cuando _______ tuvo que regresar a Inglaterra, donde su padre yacía enfermo. En Londres, su intrigante primo Lord Stanhope le reveló que su matrimonio con Joe había sido una farsa y que sólo podía salvarle de la horca si accedía a convertirse en Lady Stanhope. El matrimonio con su despreciabble primo haría de ella el blanco de la pasión frustrada de Joe y de sus furiosos y temibles celos...


Última edición por ♫ Laura Jonas ♥ el Vie 11 Mayo 2012, 7:52 pm, editado 1 vez
♫ Laura Jonas ♥
♫ Laura Jonas ♥


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Mar de Fuego (Joe y tu) Empty Re: Mar de Fuego (Joe y tu)

Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Vie 11 Mayo 2012, 7:49 pm

JAJAJAJAAJ!!

Aqui yo otra vez con la SEGUNDA TEMPORADA DE MI ANTIGUA NOVE!!!

JAJAJAJAJAJAJ!!!

Si no me conocen me presento!!

Soy Laura Jonas, antes mi usuario era JBX2, pero lo cambie XDD

Soy conocida aqui por subir: Soy toda tuya, Mujer a la Fuga, El Principe Ruso (mis noves mas populares) Y mi ultima adaptacion Pasion en la Isla, TODAS con JOE Y TU.....Si AMO A JOE XDDD

Espero y me acompañen en este nuevo vieje :D
♫ Laura Jonas ♥
♫ Laura Jonas ♥


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Mar de Fuego (Joe y tu) Empty Re: Mar de Fuego (Joe y tu)

Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Vie 11 Mayo 2012, 8:39 pm

Mar de Fuego (Joe y tu) E9c76fotosamanecermar

Capitulo 1

En los días de un declinante verano de 1844, Lady _______ Jonas había llegado a la plenitud de su belleza. Su brillante pelo rojizo con visos dorados, una espesa mata de rizos que al soltarlos le llegaba a la cintura, estaba recogido en un moño flojo sobre la coronilla para brindarle un poco de frescura. El peinado, formaba un radiante nimbo dorado que le enmarcaba el rostro pequeño cada vez que los rayos del ardiente sol de Carolina del Sur le daban de lleno. Su rostro era arrogantemente adorable, un óvalo casi perfecto donde predominaban unos increíbles ojos zafirinos bordeados de sedosas pestañas oscuras y muy rasgados lo cual añadía un toque de exotismo a su belleza rubia. En cuanto al resto, tenía pómulos altos, a los que el sol había teñido de un cálido color melocotón, una naricilla delicada y recta, boca de labios sensuales del color de las cerezas, que eran el blanco de las bromas de su esposo, puesto que aducía que estaban hechos expresamente para que los besaran, y una pequeña barbilla voluntariosa, claro indicio de un subyacente carácter muy fuerte.

Era una muchacha menuda de huesos frágiles, pero su cuerpo armonizaba perfectamente con su rostro, por su exquisitez y delicadeza. Los pechos eran redondos y erguidos y del tamaño exacto para entrar en la palma ahuecada de una mano varonil (esto, también, dicho por su esposo). La cintura era estrecha y las caderas deliciosamente curvadas terminaban en piernas esbeltas y muy bien proporcionadas.

En ese día particular de agosto, ________ se había puesto un vestido informal debido al intenso calor. Pero la misma simplicidad del escotado vestido de muselina para las tardes, de amplia falda fruncida y diminutas mangas abullonadas que hacían furor esa temporada, le sentaba muy bien y más que nada debido al tenue color amarillo de la tela que resaltaba la tersura de porcelana de su cutis.

Tenía sólo diecinueve años, pero era más mujer que niña. La natural expresión de dulzura de su rostro se acentuó cuando, al mirar por la ventana de la sala de recibo trasera, vio aparecer al hombre que la había hecho mujer. Era evidente que Joe venía de trabajar y que acababa de dejar los campos cultivados. Una sonrisa indulgente jugueteó en los labios de ________ al ver que su esposo estaba mugriento, el sudor al correr por su rostro moreno lo había dejado surcado de líneas más oscuras y la humedad de la tarde le había ensortijado más que nunca el pelo negro. Esas ondas rebeldes eran en verdad la gran aflicción de su existencia. Los calzones de color de ante y la camisa blanca estaban cubiertos de una fina capa de arenisca como las botas de caña alta que siempre usaba y el sombrero de ala ancha que en ese momento traía en la mano. Joe trabajaba hasta agotarse supervisando los cultivos de algodón en las vastas tierras de Woodham. _______ reconocía que él lo hacía únicamente por ella y por el pequeño hijo de ambos, Adam, de sólo quince meses de edad. En lo más íntimo de su corazón creía que Joe, a veces, añoraba la vida de pirata, errante y desenfrenada, que tanto había disfrutado antes de que el matrimonio y el nacimiento de Adam le empujaran a la respetabilidad. Pero bueno como había sido pirateando por los mares, como ella le repetía a menudo, habría acabado su vida de la única forma posible: con un dogal al cuello en algún cadalso. Dos veces había escapado de esa suerte, y _______ no tenía ninguna intención de que volviera a tentar al demonio una vez más.

La sonrisa de ________ se ensanchó al ver, doblando una esquina de la casa, a Adam en brazos de Martha, su rolliza niñera que le cuidaba con amor de abuela. Martha también había sido la niñera de _______, casi desde el día de su nacimiento. Después de la muerte de Lady Caroline Adley, la madre de ________, cuando la niña sólo tenía siete años, Martha había asumido plenamente la tarea de su crianza. ________ amaba profundamente a Martha y esta a su vez, protegía con fiereza tanto a ________ como a Adam. Luego de ciertas desconfianzas mutuas, Jon también había entrado en el círculo mágico de su devoción. Martha habría ofrendado la vida gustosamente por cualquiera de ellos tres, creía ________, pero de todos ellos, y de eso sí estaba segura, Adam era el preferido de su corazón. Eso la hacía realmente feliz.

-¡Papaito! -chilló alegremente Adam al ver a Joe. _______ tuvo que sacudir la cabeza al oír ese americanismo un tanto vulgar. A despecho de su propia prosapia netamente inglesa, Adam era todo un norteamericano, digno hijo de su padre. ¡Si hasta se parecía a Joe! Los rizos negros de la criatura, los ojos grises, su cuerpecito robusto y hasta la expresión obstinada que aparecía en su carita de vez en cuando, eran muy propios de su padre. Algunas veces ______ se preguntaba cómo se las arreglaría para entendérselas con dos hombres obstinados cuando Adam creciera, pero después se encogía de hombros. La necesidad tiene cara de hereje, como le gustaba decir a Martha.

-¡Papaíto, papaíto! -Adam se debatía imperiosamente en los brazos de Martha. Cediendo a sus reclamos, la mujer le dejó en el suelo. Riendo, Joe se agachó y abrió los brazos de par en par, mientras el pequeñín hacía pinitos sobre el césped liso del jardín en su dirección. Cuando por fin llegó a su meta, Adam soltó gorgoritos de júbilo mientras su padre le tomaba en sus brazos y le balanceaba alto en el aire. _______ sintió que su corazón rebosaba de amor mientras les observaba. Esos dos seres significaban más para ella que todo el oro del mundo, y no se cansaba de agradecerle todos los días a Dios por el giro imprevisto del destino que se los había dado.

Joe lanzaba a Adam al aire y le recogía mientras el bebé chillaba de regocijo. _______ sacudió la cabeza, sonriéndose, mientras contemplaba a su esposo, alto y musculoso, forcejear con su diminuto hijo. Luego salió apresuradamente de la casa al jardín trasero antes de que pudiera ocurrir algún inconveniente. Adam acababa de cenar y cuando se sobreexcitaba tenía tendencia a perder la paciencia del modo más desconcertante.

-Muy bien, vosotros dos, basta ya de vuestras tonterías -les reprendió con fingida severidad mientras se dirigía hacia ellos. Joe le sonrió descaradamente. Adam observó a su padre y le imitó en todo. _______ tuvo que echarse a reír. ¡Eran tan parecidos como dos gotas de agua!

-Sí, señora -dijo sumisamente Joe mientras dejaba a su hijo en el suelo.

-Sí, señora -repitió como un eco la vocecita chillona de Adam al tiempo que se aferraba a la larga pierna de su padre para no perder el equilibrio. _______ volvió a reírse. Levantó al niño en brazos y le estrechó amorosamente contra su pecho. Adam se abrazó mimosamente a su cuello, en tanto Joe le ceñía la cintura con su brazo fornido y la atraía contra su cuerpo para plantarle un rápido beso fogoso sobre los labios entreabiertos. ______ se lo devolvió sintiendo la tan conocida aceleración de la sangre en sus venas. Nunca dejaba de asombrarla el hecho de que, después de más de dos años de vida en común y el nacimiento de un hijo, Joe pudiera aún excitarla de ese modo con sólo rozarla. Al principio lo había considerado una verdadera vergüenza, un hecho realmente indecoroso. Una dama de su estirpe y con la educación que había recibido por ser la hija de un conde y descendiente de una de las familias más ilustres de Inglaterra, debía hallar cualquier clase de atención física de un hombre como algo fríamente desagradable, y hasta enfadoso en el mejor de los casos. "Cierra los ojos y piensa en Inglaterra," era la forma en que se les describía a las jovencitas de su clase social el método de abordar y soportar estoicamente al acto marital. Durante mucho tiempo ________ se había maravillado con bastante temor de su propia reacción, tan distinta de aquella que debía tener, pero su repetición constante la había acostumbrada a ello. Además, sabía que Joe encontraba su ardor en la cama y excitar a Joe tenía recompensas muy concretas y muy agradables.

-¿Tienes hambre? -le preguntó a su esposo, prosaica una vez más, decidida a reprimir unos pensamientos que estaban por desmandarse.

-Me muero de hambre -respondió él con un brillo endemoniado en los ojos, se le acercó más y le susurró al oído-: Quiero comerte entera.

________ se sonrojó y le echó una mirada fugaz, risueña y a la vez llena de reproches. Martha observaba esa pequeña escena muda con mucha indulgencia. A pesar de los modales y las costumbres un tanto salvajes del señor Joe, hacía feliz a la niña ________, y eso, al parecer de Martha, era lo que más importaba.

-Ya es hora de que el señorito Adam vaya a la cama -comentó Martha dirigiéndose a ______ con aire impasible al tiempo que le tendía los brazos a Adam.

-¡No quiero ir a la cama! -anunció Adam en manifiesta rebeldía, pero se asombró enseguida cuando su boquita sonrosada se abrió involuntariamente para bostezar. _______ se rió abiertamente, y pasó el niño a los brazos de Martha.

-Estás cansado, preciosura -le dijo inclinándose para depositar un beso en los sonrosados mofletes del bebé. Como el semblante del niño mostraba señales de angustia, Joe se inclinó a su vez y le susurró algo al oído. La criatura no bien le oyó, soltó una alegre carcajada llena de felicidad. Para asombro de ________ no se repitieron las protestas y Martha, con el cuello rodeado por los bracitos tiernos del niño, empezó a alejarse.

-¿Qué diablos le has dicho? -exigió ella de su esposo mientras veía alejarse a Martha con el niño que seguía sonriendo feliz.

-Cosas de hombres -replicó él con una sonrisita más que irritante.________ sólo pudo sacudir la cabeza al ver desaparecer de la vista a Martha y Adam al internarse en la larga galería trasera de la mansión de ladrillos con altos pilares, digno exponente del estilo sureño.

-¡AI fin solos! -exhaló Joe con ojos burlones. Antes de que ________ pudiera adivinar lo que se traía entre manos, la levantó en el aire y la hizo girar en un amplio círculo, después procedió a besarla con tal ardor y minuciosidad que la dejó sin aliento.

-¡Joe! -protestó ________ riéndose cuando pudo volver a hablar-. ¡Los sirvientes! -Miró significativamente hacia la media docena o más de ventanas abiertas que daban al jardín trasero.

Por única respuesta Joe le brindó una sonrisa rapaz.

-¿Qué te propones, pícara descarada? ¿Vas a privarme de mi cena con tus ardides? -rugió él y al ver la terrible incomodidad de _______, los ojos le bailaron en la cara. Cuando ella iba abrir la boca para reconvenirle, volvió a tomarla entre sus brazos y la hizo girar una vez más en el aire para dejarla luego de cara a la casa y propinarle una sonora palmada en las nalgas redondeadas. _________ pegó un salto, se ahogó de la risa sin poder remediarlo y luego se dejó llevar mansamente hacia la casa guiada por el brazo fornido de su esposo que le rodeaba la estrecha cintura.

Caminaron lenta y tranquilamente en completo silencio. ------- aspirando profundamente el encantador aroma de las blancas magnolias que cuajaban los árboles de follaje oscuro que crecían a ambos lados de la puerta trasera como dos centinelas. Apretada contra su costado podía sentir la camisa sudada de Joe y a través de la tela húmeda percibía la musculatura de su caja torácica que el duro trabajo había endurecido.

-Trabajas demasiado -afirmó ella, seria, estirándose de puntillas para depositar un beso en la mejilla áspera por la barba incipiente. El brazo de Joe le ciñó más la cintura al recibir ese gesto de amor.

-Entonces, dame alguna recompensa -le aconsejó él observando con cara sonriente el pequeño rostro adorable vuelto hacia arriba mirándole con la mayor seriedad. Cuando notó algo inusual, enarcó una ceja y se rió.

-Tienes un tizne en la punta de la nariz -le dijo y se lo quitó con un golpecito rápido con el dedo índice. ________ frunció la nariz y bizqueó al intentar ver la mota de tizne en la punta.

-Es natural. Estás mugriento. ¿Qué has estado haciendo, revolcándote en la mugre?

-Más o menos. La tierra está tan reseca por esta sequía que levantamos nubes de polvo con sólo caminar por los campos. Si no tenemos una buena lluvia pronto el algodón se quemará y parecerá carbón.

Habló con una seriedad desacostumbrada en él. ________ alzó la vista, preocupada. Sabía que para Joe era de vital importancia revertir la deplorable situación de Woodham, los vastos algodonales que había heredado de su enajenado padre hacía dos años, y hacer que la finca volviera a ser un negocio próspero. Aunque ella era muy rica por derecho propio, Joe se negaba obstinadamente a tocar un solo centavo de su dinero, insistiendo en mantener a su familia. Y a la plantación con el capital que le quedaba de sus años de capitán pirata y con lo que podía producir la plantación. El jamás lo había dicho, pero ________ estaba convencida de que Joe se proponía rodearla de los mismos lujos y comodidades a los que había estado acostumbrada antes de su matrimonio. Era inútil intentar persuadirle de que los vestidos costosos y las hermosas joyas y los mobiliarios fastuosos no significaban absolutamente nada para ella en comparación con la importancia que en su vida tenían Adam y él mismo. Pero el feroz orgullo de Joe le impedía creer en las sinceras palabras de su mujer. Esa terquedad le exasperaba terriblemente. Con todo, _______ se enorgullecía de que él luchara denodadamente contra la adversidad para devolver la prosperidad a Woodham.

El prolongado silencio de _______ hizo que Joe la mirara con el rostro ligeramente ceñudo y mirada inquisitiva. Al advertir su inquietud, se maldijo mentalmente por preocuparla y rápidamente intentó distraer su atención con un pellizco juguetón en el voluptuoso trasero de su mujer.

-Olvida la sequía -le aconsejó cuando ella dio un chillido de protesta-. Woodham ha sobrevivido a cosas peores, puedes creerme. No hemos llegado ni con mucho cerca del punto en que te veas obligada a prescindir de tus preciosas chucherías. Sin embargo, ayudaría y mucho que comieras un poquito menos...

________ no pudo menos que reírse por la tomadura de pelo, pero procedió de inmediato a desquitarse de su impertinencia clavándole el codo puntiagudo en las costillas. Joe soltó un gruñido de dolor, luego trató de agarrarla, resuelto a administrarle el condigno castigo. Ella se retorció con habilidad y maña, alejándose prontamente de su lado al tiempo que, riendo, se recogía la falda y echaba a correr en dirección a la casa con Joe pisándole los talones.

-Ya pagarás por esto, mujer descarada -la amenazó acercándose cada vez más mientras ella hacía un regate y lograba entrar a la casa por la puerta trasera. A escape se dirigió a la sala de recibo. Pegó un grito cuando el aliento caliente de Joe le acarició la nuca y le advirtió que él estaba muy cerca. Pero fue demasiado tarde. En ese momento la rodearon dos brazos poderosos y la levantaron limpiamente del suelo apretándola contra su pecho viril.

-¡Piedad! ¡Ten piedad de mí, oh, capitán pirata! -se la oyó gimotear en medio de carcajadas cristalinas. El gruñó con fingida ferocidad mientras la llevaba hacia la escalera.

-¡Jamás! -siseó él perversamente y empezó a subir por la amplia escalera curva llevando prisionera a _______ entre sus brazos. Ella luchó simulando un terror que estaba lejos de sentir y se retorció y se movió frenéticamente levantando las piernas en medio de una nube de enaguas blancas. De pronto echó un vistazo al vestíbulo y su cuerpo se paralizó abruptamente. Petersham, el pequeño y nervudo criado personal de Joe y soporte principal de la familia, les estaba observando con divertida resignación.

-¿Debo indicarle a la cocinera que retrase la cena, señor Joe? -inquirió en un tono de voz extremadamente seco.
♫ Laura Jonas ♥
♫ Laura Jonas ♥


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Mar de Fuego (Joe y tu) Empty Re: Mar de Fuego (Joe y tu)

Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Vie 11 Mayo 2012, 8:40 pm

-¡Sí! -respondió Joe con un guiño cómplice a su viejo amigo. Ya estaba a mitad de la escalera y su carga se había tranquilizado.

-¡No! -contramandó ________ rápidamente-. ¡Petersham, no te atrevas! Joe, esta noche tenemos invitados a cenar, ¿no lo recuerdas?

Entonces, en un aparte y casi sin voz, añadió:

-¡Por lo que más quieras, bájame! ¿Qué debe estar pensando Petersham?

Joe hizo una mueca burlona.

-Estoy seguro de que Petersham está pensando en el dinero, como de costumbre -respondió él sin siquiera molestarse en bajar el tono de su voz y continuó subiendo por la escalera sin un solo gesto de su parte que pudiera indicar que complacería las exigencias de _______.

________, volviendo la mirada una vez más al vestíbulo con las mejillas arreboladas, vio que Petersham se había permitido devolver la sonrisita irónica. Le fulminó con la mirada mientras soltaba un bufido de indignación. ¡Hombres! ¡Cuando de tratar con el sexo débil se trata, se mantenían unidos como si estuvieran encolados!

-Ejem... los invitados llegarán a las ocho y media, si lo recuerdo bien y ya son las siete pasadas -les recordó Petersham a sus espaldas borrando la mueca burlona de su rostro al ver la mirada asesina de ________-. ¿Quiere que le haga subir agua caliente para el baño, señor Joe?

-Más tarde, Petersham, mucho más tarde -respondió descaradamente al pisar el rellano superior y empezar a caminar majestuosamente por el vestíbulo con su sonrojada prisionera.

-Ahora, Petersham -gimió ________ por encima del hombro de Joe. Ya estaba casi resignada a ser desobedecida inevitablemente.

Para su sorpresa, esa vez no lo fue. Joe se había abierto paso empujando la puerta del dormitorio con el hombro y no bien hubo entrado y robado un beso fogoso de los labios de _______, llamaron suavemente a la puerta.

-¿Quién demonios...? -murmuró Joe, beligerante, lanzando una mirada suspicaz a la puerta culpable de la interrupción. Volvieron a dar un golpecito en la puerta y con mucha renuencia dejó a _______ en el suelo, cruzó la habitación a grandes zancadas y abrió de golpe la puerta.

-¿Sí? -La palabra fue un chasquido. La brusquedad desacostumbrada de su tono sorprendió y asustó a Tyler, el criadito negro, que casi dejó caer los cubos llenos de agua hirviendo que colgaban de sus manos. Así las cosas, la sola presencia imponente de su amo, alto y arrogante, claramente enfadado por la interrupción y que le estaba mirando con ojos furiosos, hizo que el muchacho tragara rápidamente saliva y retrocediera un paso. Pero se paró en seco al chocar con Micah, el otro criadito negro que estaba detrás de él llevando una carga similar. Petersham que se hallaba justamente detrás de los dos, chasqueó la lengua con desaprobación al ver cómo chapoteaba peligrosamente el agua en los cuatro cubos. Joe clavó los ojos en los de Petersham.

-Lo siento, señor Joe, pero se le veía realmente sucio -se apresuró a explicar Petersham, empujando a los muchachitos al interior de la habitación antes de que el señor Joe pudiera estallar, como parecía estar a punto de hacer. Joe observó detenidamente a su ayuda de cámara mientras los dos muchachos se dedicaban a llenar la elegante bañera de porcelana que se hallaba en uno de los rincones de la espaciosa habitación, oculto detrás de un biombo tapizado de seda.

-Esta no es la primera vez que mi esposa te incita al amotinamiento, mi viejo amigo. Me estoy cansando de ello. -Joe sonó amenazador. ________ rápidamente reprimió una sonrisa. Aún era una llaga abierta en su amor propio que ________ hubiese conquistado sin una sola excepción a toda su tripulación pirata en los días anteriores a convertirse en la esposa del capitán. Antes de que ella llegara a bordo de su barco, Joe había estado acostumbrado a la lealtad incondicional y la obediencia total de su tripulación. Todavía ponía mala cara cada vez que recordaba con qué facilidad sus hombres se había convertido en aliados de _______.

-Lo siento, señor Joe -repitió Petersham, mostrándose adecuadamente avergonzado y confuso. Luego, al ver que los criados habían completado su tarea y abandonaban rápidamente la habitación, añadió-: Enviaré a Martha dentro de un cuarto de hora para que la ayude a vestirse, niña _______, si le parece bien.

-Muchas gracias, Petersham -aprobó Cathy antes de que Joe pudiera intercalar una palabra. Petersham, que reconocía las señales de una tormenta por la postura rígida de su amo luego de años a su servicio, desapareció precipitadamente de su vista. Joe echó miradas feroces a la puerta cerrada.

-Un día de estos ese viejo réprobo irá demasiado lejos -profetizó misteriosamente, después a regañadientes esbozó una sonrisa forzada cuando _______, incapaz ya de contenerse, se echó a reír alegremente.

-Petersham tiene toda la razón. Estás mugriento -le dijo _______ con firmeza al ver que volvía a intentar atraerla-. Y yo tengo que vestirme. Ya nos sobrará tiempo más tarde para... para... eso.

-Oh, eso, ¿verdad? -Joe se sonrió pasando por alto los intentos de _______ de eludirle y consiguiendo abrazarla por la cintura.- ¿Y qué te hace pensar que yo quiero eso, como le llamas?

_______ le miró por entre sus largas pestañas y un hoyuelo malicioso apareció fugazmente en una de sus mejillas.

-Las señales son inequívocas, mi amor -replicó ella con un gracioso mohín al tiempo que se desprendía de sus brazos con la agilidad de una anguila-. Pero simplemente tendrás que esperar.

-¿Y si no me da la gana? -la desafió él, pero ________ sólo se rió y se escabulló rápidamente en el vestidor contiguo.

Cuando regresó al dormitorio llevando colgado del brazo un vestido de noche de suntuosa seda azul cielo que formaba parte del nuevo guardarropa estival que Joe había insistido en que le hicieran, él ya estaba cómodamente instalado en la bañera. _______ le contempló con indolente interés, pero no pudo menos que percatarse de los anchos hombros desnudos y el pecho cubierto de espeso vello oscuro, tampoco se le pasaron por alto los brazos de músculos de acero bajo la piel curtida que los interminables días de trabajo sin camisa bajo el sol ardiente de Carolina habían vuelto del color de la teca. Tenía las piernas recogidas y las rodillas estaban casi pegadas al pecho para que su enorme cuerpo entrara mejor en la pequeña bañera. El agua brillaba en su cabello y en la piel y le lamía pudorosamente la cintura cubriendo así la parte esencial de su cuerpo viril. Parecía ligeramente ridículo y enteramente adorable. La invadió la ternura y se sonrió.

-Lávame la espalda -invitó él con la voz enronquecida al alzar la vista justo cuando ella tenía los ojos fijos en él. ________ pareció considerar la propuesta y luego movió negativamente la cabeza.

-Temo por mi virtud, señor -bromeó.

-Cobarde -gruñó él, decepcionado, y, rindiéndose a lo inevitable, procedió a jabonarse los brazos y el pecho. ________ permaneció allí, quieta, y observándole unos momentos más, naqueando en su determinación. Con treinta y seis años cumplidos, Joe seguía siendo el hombre más guapo que había conocido. Era mucho más alto que la gran mayoría de los hombres y poseía una musculatura extraordinaria. En ese momento, el cabello negro como el azabache se rizaba caprichosamente alrededor de su rostro resaltando sus ojos grises velados entonces por largas pestañas sedosas, el único toque femenino en un rostro que, por otra parte, era netamente masculino. Con sólo verle la boca grande y sensual torcida por una sonrisa maliciosa le hizo latir el corazón más a prisa. En ese preciso instante, Joe volvió a levantar la vista y pudo interpretar correctamente la mirada de los ojos de su mujer. Se le ensanchó más la sonrisa y se recostó en la bañera.

- Ven aquí, cariño -le indicó dulcemente. _______ se ruborizó y desvió rápidamente la mirada.

-No seas tonto. Nuestros invitados a cenar llegarán en una hora. -Se ocupó entonces de extender el vestido sobre la cama.

-Una hora es tiempo de sobra para lo que tengo en mente. De hecho, por cómo me siento en este mismo instante, no tardará ni un cuarto de ese tiempo. -Joe se sonrió perversamente al ver que le ardían las mejillas.

-Tengo que vestirme -le contestó _______, pero hasta su voz carecía de convicción.

-Todavía no. -Joe arrastró las palabras mientras se ponía de pie. El agua resbaló por su cuerpo alisándole el tupido vello negro que le cubría, separándose al llegar a su masculinidad erecta para terminar de caer por sus largas piernas.

Con los ojos redondos y agrandados como platillos ________ retrocedió unos pasos cuando él salió de la bañera y comenzó a avanzar por el suelo de madera lustrada dejando a su paso grandes charcos de agua.

-¡Joe, no! -protestó ella débilmente, retrocediendo aún alrededor de los pies de la cama-. ¡Tenemos gente a cenar! ¡No tenemos tiempo! No quiero...

-Mentirosa -la regañó suavemente. Extendió las manos para sujetarla por los brazos-. Tú sí quieres y yo también quiero y, como eres mi esposa, pienso aprovecharme de ese hecho. Así que cállate la boca, mujer, y bésame.

________ se sintió atrapada contra el pecho empapado, percibiendo cómo la humedad y el calor de ese cuerpo traspasaba la fina tela del vestido y levantó el rostro para mirarle entre divertida y enfadada, con cierta irritación y mucho amor.

-Eres imposible -le acusó ella severamente y apoyó las manos en los hombros anchos y fuertes de su esposo. No parecía más que una niñita por su estatura y siempre que quería mirarle la cara tenía que echar la cabeza atrás. Al hacerlo ahora, el deseo que llameaba en los ojos grises encendió una chispa de pasión incontenible en ella y _______ ya no pudo protestar más cuando él agachó la cabeza.

-Así me lo han dicho -murmuró él antes de que se unieran las bocas y después ninguno de los dos pudo hablar por mucho tiempo. Su beso fue profundo y gentil, reviviendo en ella pasados placeres compartidos e insinuando disfrutes aún más prodigiosos por venir. ________ le devolvió el beso libremente, sus inhibiciones perdidas en la ola de añoranza que sentía por él. Seductoramente presionó las formas curvilíneas de su cuerpo contra el más grande y completamente desnudo del hombre y se estremeció al sentir en el vientre el calor palpitante y punzante de la prueba evidente de su pasión. Con los ojos cerrados, olvidada de todo menos del placer que él le estaba brindando y que ella deseaba devolver, le acarició la espalda desnuda con manos ansiosas que moldearon la espina dorsal fuerte para llegar a la dura curva de sus nalgas donde juguetearon sensualmente. Estas se endurecieron más bajo sus caricias y la respiración de Joe se aceleró notablemente. Entonces él separó ligeramente los labios de la boca rosada y besable de su mujer. _______ instantáneamente abrió los ojos y le encontró mirándola con ojos tan ardientes de deseo que los latidos de su corazón, fuertes y rápidos, retumbaron en su cabeza.

-Eres hermosa -le dijo con voz pastosa y _______ sonrió.

-Tú también eres hermoso -respondió con desvergonzada sinceridad. La risa de Joe semejó un rugido antes de volverle a cubrir los labios con los suyos. ______ sintió cómo le temblaron los brazos cuando él la levantó para acostarla en el medio de la enorme cama antes de tenderse junto a ella. De inmediato, su boca voraz buscó y exploró la de ________ mientras las manos recorrían febrilmente todo el cuerpo y se demoraban, ardientes, sobre cada suave curva femenina que encontraban debajo del vestido. Luego, la boca viril abandonó los labios tiernos y dóciles y se deslizó por la mejilla dejando una estela de fuego, mordisqueó el lóbulo de la oreja de _______ haciéndola estremecer de pasión, y luego se deslizó nuevamente por la trémula columna de su cuello para deleitarse con las turgentes redondeces de sus pechos que asomaban tímidamente por encima del escote de su vestido. Los brazos de ______ se habían enlazado estrechamente alrededor del cuello de Joe y le atormentaba depositando besitos fugaces y húmedos a lo largo del hombro con fuerte sabor a sal. El la envolvió entonces en sus brazos mientras sus dedos trataban desesperadamente de desprender los numerosos broches que corrían a lo largo de la espalda del vestido. Consiguió fácilmente su propósito con varios de ellos, pero a mitad de la espalda hubo uno que se resistió más de la cuenta y pareció derrotarle. Luchó con ese broche en silencio hasta que _______, finalmente, tuvo conciencia de esa lucha desigual y de la pasión casi frustrada de su esposo y se rió por lo bajo. Joe se apartó ligeramente de ella y la miró a la cara con ojos que no reían precisamente.

-¿Quieres reírte de mí, coqueta descarada? -gruñó él-. ¡Muy bien, te enseñaré mejores modales que esos!

Sin más, con violencia simulada, se estiró hacia abajo, agarró el dobladillo del vestido y levantó la falda hasta la cintura de _______ envolviéndosela allí. Luego sus dedos se cerraron sobre la cinta que sujetaba los delicados pantalones guarnecidos de encaje, desataron rápidamente el lazo y tironearon de ellos hacia abajo.

-¡Joe, no! -protestó ________ sintiendo la obligación de hacerlo. La forma en que estaba planeando poseerla no era decorosa ni digna. Según los principios de la época, los cónyuges debían inexorablemente hacer el amor con tanta dignidad como permitiera el acto y nunca unirse a plena luz del día con la mujer todavía medio vestida, como si se tratara de una mozuela a la que se ha tumbado en un pajar!

-¡________, sí! -respondió él, burlón, mientras le quitaba los pantalones tironeando de ellos. ________ quedó desnuda de la cintura para abajo, salvo el borde inferior de la camisa y las medias de seda sostenidas alrededor de los muslos esbeltos por ligas de encaje azul. Una nube de faldas amarillas y enaguas blancas casi le cubrían por entero la parte superior del cuerpo. _______ jadeó y se retorció como una culebra cuando la mano de Joe se deslizó hacia el triángulo de vello dorado entre sus piernas. Luego, como él no la soltaba y sus dedos la acariciaban con pasión, ligeros estremecimientos le recorrieron el cuerpo antes de quedarse inmóvil.

-¿Todavía dices que no? -murmuró él en broma después de un ratito mientras contemplaba el rostro encendido por el placer. _______ sintió que enrojecía más, consciente de los ojos grises fijos en ella, pero no pudo evitar ni controlar el movimiento ondulatorio de sus caderas.

-Te amo -le dijo a Joe dulcemente entreabriendo rápidamente los ojos para clavarlos en los de él. El semblante de Joe cambió y se le oscurecieron los ojos de pasión. Cuando ella observó esa expresión sintió un súbito y feroz endurecimiento en su vientre.

Joe agachó la cabeza para apoderarse de su boca con un beso devorador y la lengua y labios trataron de decirle a su mujer todo lo que él aún encontraba difícil de expresar con palabras. _______ se aferró a él desvergonzadamente, sin ninguna clase de pudor dejando que su cuerpo se contoneara debajo del de Joe, anhelando ser poseída. Al sentir la suave carne ondulante la cubrió con su cuerpo fuerte y musculoso mientras sus fornidos muslos le separaban las piernas. _________ las abrió de buena gana al tiempo que le clavaba las uñas en la espalda y las dejaba deslizar por la piel húmeda de sudor, mientras le devolvía los besos con igual apasionamiento. Con una sola embestida fuerte y segura él la poseyó. La exquisita sensación dejó a ambos jadeantes y maravillados. Joe empezó a moverse de prisa al principio y luego más lentamente, deteniéndose, atormentándola, hasta que _______ presionó frenéticamente el cuerpo contra el de Joe con los ojos cerrados, entreabiertos y jadeando con desesperación.
♫ Laura Jonas ♥
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Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Vie 11 Mayo 2012, 8:41 pm

-Joe, Joe, Joe -gimió el nombre una y otra vez, inconscientemente, mientras sus manos le acariciaban la espalda como suplicándole y urgiéndole a que terminara. Finalmente, cuando creía que no podría soportarlo más, él se retiró de ella casi por completo. ________ se revolvió contra él y abrió los ojos en son de protesta. El la estaba observando y sus ojos ardieron cuando captaron el deseo febril que se había adueñado de ella.

-¿Me deseas? -inquirió él, ronco, y su respiración hizo un sonido desapacible y áspero al pasar por su garganta.

-¡Sí, oh, sí! -jadeó ________, olvidada del mundo e inmersa en un deseo vehemente, aferrando las manos a la espalda viril, moviendo lascivamente su cuerpo contra el de Joe. Un gemido se estranguló en la garganta del hombre cuando embistió y la penetró profundamente. ______ gritó apretándole contra ella, mientras los brazos bronceados y fuertes se cerraban alrededor del cuerpo frágil y femenino como si fueran tenazas. ________ sintió el estremecimiento agónico de Joe dentro de su cuerpo y se abandonó al éxtasis.

Pasó un rato antes de que _______ volviera a sus cabales. Lentamente el corazón había retornado su ritmo normal y una vez más su respiración era regular. Joe aún seguía tumbado sobre ella, el enorme cuerpo casi aplastándole el suyo más pequeño. Tenía la cabeza sobre la almohada junto a la de ella. Se volvió para mirarle y con la yema del dedo acarició amorosamente las duras facciones. Al percibir el roce, Joe abrió los ojos y su mirada se dulcificó al posarlos sobre el rostro tan amado.

-Mi esposa -dijo él con un dejo de satisfacción en la voz y luego le besó los dedos que ella apretaba contra sus labios.

_______ le sonrió y abrió la boca para recriminarle su renuencia a decirle las únicas tres palabras tan simples que anhelaba oír de sus labios. En las raras y contadas ocasiones en que él sí había cobrado suficiente ánimo para decirle expresamente cuánto la amaba, se había mostrado tímido y turbado por tener que admitir tal cosa. Joe pertenecía a un mundo de hombres rudos, empecinadamente machistas; confesar que sentía una emoción tan tierna y delicada como el amor era muy difícil para él. Pero una y otra vez le había demostrado ese amor profundo con hechos y eso la hacía muy feliz.

-No... -empezó a decir ella con la intención de agregar en broma: "tienes algo que decirme", cuando sonó un golpe fuerte en la puerta. _______ se sobresaltó como si hubiese sido sorprendida en alguna falta grave. Joe le sonrió socarronamente.

-No te inquietes, lo que acabamos de hacer es absolutamente correcto. -Se mofó de su desconcierto en voz baja y dándole un beso en la boca, saltó fuera de la cama.- Estamos casados, ¿recuerdas?

-Oh, chitón -le dijo _______. Al ver que los ojos de su marido volvían a encenderse de pasión al contemplar su cuerpo casi desnudo con las faldas recogidas y envueltas alrededor de la cintura y las piernas abiertas y estiradas sobre el sobrecama de seda floreada, se ruborizó una vez más.

Se volvió a oír otro golpe en la puerta y esta vez fue más perentorio aún. ________ se deslizó fuera de la cama, bajándose precipitadamente las faldas y llevándose luego las manos a la cabeza en un vano intento de ordenarse la cabellera que caía de las horquillas en una maraña de rizos dorados sobre sus hombros y espalda. Joe observaba sus esfuerzos tan desnudo todavía como cuando había venido al mundo, con las manos en las caderas y una débil sonrisa curvándole los labios.

-Te ves como si acabaras de levantarte de la cama -observó irónicamente. _______ le echó una mirada feroz.

-¿Niña _______? -La voz del otro lado de la puerta era la de Martha exactamente como lo había imaginado.- Niña _______, son casi las ocho de la noche y vuestros invitados están al caer. ¿Quieres que te ayude a vestirte?

Joe se rió por lo bajo mientras _______, luchando aún inútilmente con su pelo cruzaba la habitación para ir a abrirle la puerta. Antes de que llegara a su destino, Joe se marchó de puntillas al cuarto de vestir. Cuando ella le franqueaba la puerta a la criada, oyó que Joe llamaba a los gritos a Petersham.

Los ojos de Martha brillaron maliciosamente al ver el rostro sonrojado de ______ y el desaliño de su ropa antes de pasearlos por la bañera a medio vaciar, los charcos en el suelo y el terrible desorden de la ropa de cama. Pero por una vez la mujer optó por guardar un discreto silencio. Sin echar un solo vistazo más en dirección a ______, se dirigió a la cama, estiró las mantas, recogió los pantalones que se había quitado _________ y los puso en el cesto de ropa sucia, luego se dirigió a los pies de la cama con el semblante en blanco. ________, perpleja, la observaba mientras Martha luchaba para liberar algo que se hallaba atascado entre el colchón y la barandilla a los pies de la cama.

-¡Mi vestido! -jadeó ella, horrorizada al reconocer los arrugados pliegues de tela que Martha estaba sacudiendo.

-No irás a ponerte éste, me imagino. Y menos mal, si es uno de esos vestidos indecentes que acabas de mandarte a hacer.

-¡No son indecentes! -se defendió ________ acaloradamente por centésima vez. ¡EI corpiño de escote bien profundo está de última moda! ¡Y no tienes por qué temer tanto, Martha! iMe pondré otro de mis vestidos nuevos y todos tienen el mismo corte!

-¡Lo confieso, niña ________, algunas veces eres un verdadero castigo! -masculló Martha mientras guardaba el vestido arrugado. _____ no le hizo caso y se dedicó a lavarse el rostro y las manos con agua fresca del cántaro que tenía en la mesilla cerca de la cama.

Mientras Martha ayudaba a ________ a desvestirse mantuvo un silencio hostil que demostraba su desaprobación. Ni siquiera se dignó comentarle que esa tarea ya estaba a medio hacer. Cuando _______ se hubo lavado, Martha la ayudó a ponerse los pantalones recién planchados. Los nuevos vestidos de noche con su gran escote que dejaba los hombros desnudos impedía el uso de una camisa. Martha, ceñuda, le ajustó el corsé al cuerpo tirando de los cordones con mucha satisfacción hasta que _______ jadeó y su cintura midió no más del palmo que estaba tan en boga. Después dejó caer las tres enaguas, que eran de rigor, por la cabeza de ________ y le calzó las finísimas medias de seda en las piernas sin pronunciar ni una sola palabra en todo ese tiempo.

-Oh, ve a buscar mi vestido. El de color rosa -ordenó _______ con irritación finalmente nombrando otra de las prendas de vestir ofensivas. Dejando oír un resoplido de disgusto, Martha hizo lo que se le ordenaba, mientras _________, cubriéndose recatadamente los hombros con un peinador, se sentaba ante el tocador y procedía a tratar de desenredar la maraña de su pelo. Martha regresó con el vestido antes de que hiciera muchos progresos y, después de estirar el vestido sobre la cama, tomó el cepillo de las manos de su joven señora. Empezó a cepillar la larga cabellera dorada de _______ sin pronunciar palabra.

-________, ¿has visto mi navaja de afeitar? No puedo encontrarla por ninguna parte.

Jon estaba en el vano de la puerta abierta entre el dormitorio y el cuarto de vestir apoyando el hombro con cierta negligencia contra el marco. Tenía puesta la suntuosa bata de brocado carmesí que ________ le había regalado para el primer aniversario de casamiento. La parte inferior de su rostro estaba cubierta por la espuma de afeitar. Por el espejo del tocador _______ vio el brillo fugaz que le iluminó los ojos luego de estudiarle la figura apreciativamente, vestida como estaba con su ropa interior y el cabello dorado cayendo en suaves ondas hasta la cintura.

-Yo la tomé prestada -confesó ella con aire de culpabilidad. Joe se enderezó y avanzó un paso dentro del dormitorio.

-¿La tomaste prestada? ¿Para qué? -Sonaba sorprendido como era lógico imaginar.

_______ echó un rápido vistazo a Martha por encima del hombro. Si confesaba la verdad su vieja niñera la regañaría vehementemente sin cesar durante horas; Martha era muy estricta en cuanto a lo que debía y no debía ser el comportamiento apropiado de una dama de buena familia y todos sus conceptos al respecto eran terriblemente rígidos. La mujer ya estaba observándola con cierta suspicacia mientras Joe seguía aguardando una respuesta con verdadero interés.

-Me afeité las piernas. -_________, desafiante y olvidando toda cautela, hizo ese anuncio y lo defendió.- Según Godey's Ladies' Book, eso es de rigor con las nuevas medias de seda transparente.

El efecto que causó esta declaración en el auditorio fue inmediato. Martha se hinchó visiblemente mientras que Joe se sonrió y le bailaron los ojos.

-No puedo decir que haya notado la diferencia -murmuró Joe como para escandalizar un poco más y se mostró divertido mientras iba a recobrar el objeto de su propiedad que _______ le alcanzaba.

-Niña _________, ¿no tienes vergüenza? -exigió Martha retóricamente tan pronto como recuperó el habla-. ¿Qué diría tu santa madre? La única clase de damas que hacen esas cosas son... bueno, ¡no son precisamente damas!

Joe no podía contener la risa al desaparecer en el interior del cuarto de vestir. Las eternas regañinas de Martha le resultaban divertidas. Y a ella también, reflexionó ________ con amargura mientras escuchaba esta al parecer interminable, si no estuvieran siempre dirigidas a ella.

-¡Oh, Martha, cállate la boca! -exclamó _______, irritada-. Ahora soy una mujer casada ¡Y puedo hacer lo que me plazca!

-¡Una dama casada, ya lo creo! -rezongó Martha-. Sí, eso eres, ¡Por el bien que eso nos hace a nosotras dos! Debo decir que me sorprende sobremanera que el señor Joe permite que te comportes como lo haces. El te consiente demasiado, eso es lo que hace. ¡Cualquier esposo que se precie adoptaría una actitud mucho más firme! Perfumar el agua de tu baño diario ya es bastante malo... y sí, niña, puedo olerlo en ti, así que no creas que puedes engañarme... ¡Pero afeitarte las piernas! Es el colmo. ¡Bueno, todo concuerda, si se me permite decirlo!

Después de esto, ________ debió escuchar el largo monólogo recriminatorio guardando un silencio hostil mientras Martha le diseñaba un nuevo peinado. Si solamente esa mujer se fuera de su lado, podría empolvarse ligeramente la nariz con el polvo de arroz que ocultaba celosamente en uno de los cajones de su tocador. Pero si Martha desaprobaba los perfumes y mucho más los vestidos escotados, ni qué hablar de las damas que se pintaban el rostro. Si la escuchara y la obedeciera, yo sería una perfecta maritornes, pensó ________, resentida, pero no encontraba el necesario valor para desafiar a su vieja niñera empolvándose delante de ella.

Cuando Martha hubo terminado de peinarla siguiendo el elegante estilo recogido y ondeado que últimamente parecía ser su preferido para las veladas, ________ retiró el taburete del tocador y se puso de pie. Martha, refunfuñando todavía en voz baja, fue por el polémico vestido de noche que descansaba sobre la cama.

-Quédate quieta y derecha -le ordenó a ________ cuando regresó a su lado y con suma destreza le pasó el vestido por la cabeza sin desordenar un solo rizo de su peinado. Mientras el vestido caía, Martha tiró ligeramente de él hasta acomodarlo en su lugar y luego rodeó a ________ ubicándose detrás de ella para prenderlo. Durante todo ese tiempo Martha mantuvo los labios bien apretados en señal de desaprobación.

-Y tampoco te hagas la ilusión de que no estoy al tanto de ese polvo de arroz que ocultas en tu tocador -dijo Martha mordazmente como llovido del cielo, precisamente cuando ________ estaba empezando a creer que el sermón había terminado por esa noche. Suspiró resignada. Realmente ese era el problema más grande con los sirvientes que habían conocido a alguien desde la cuna, reflexionó con bastante irritación. Se creían los dueños de esa persona para hacer y decir todo lo que les pluguiese. Qué agradable sería contar con una doncella común y corriente que cumpliera al pie de la letra las órdenes impartidas sin chistar y que hablara únicamente para decir en tono respetuoso: "Sí, señora" o "No, señora", pensó con más deseos que esperanzas. Pero luego, con cierto remordimiento, descartó la idea. Las continuas regañinas de Martha nacían de su amor y preocupación por ella y sabía que echaría terriblemente de menos a esa mujer si alguna vez tuviera que prescindir de ella.

Cuando el vestido estuvo prendido ________ se dirigió al espejo de cuerpo entero que se hallaba cerca del tocador mientras Martha la observaba con el gesto torcido.

Hizo caso omiso de ello y se dedicó a inspeccionar minuciosamente la imagen que le devolvía el espejo con ojos críticos. El vestido, sí era bastante exagerado, tuvo que admitir, pero no lo confesaba en voz alta así la sentaran en el potro. El amplísimo escote recto se extendía de un brazo al otro y dejaba desnudos los hombros suavemente redondeados, descansando y, al parecer, sostenido apenas por las crestas puntiagudas de sus senos. Los hombros de piel cremosa y la tersa superficie superior de los senos turgentes quedaban totalmente al descubierto y la hendidura sombreada entre los picos gemelos era claramente visible. Salvo el exquisito volante alrededor del escote, el corpiño carecía de todo otro adorno, pero se adhería perfectamente a las curvas de su cuerpo hasta el talle en punta desde donde arrancaba la enorme falda en forma de campana que reducía su cintura casi a la nada. Hasta el color, más intenso y subido que los rosas pastel usados por las jovencitas durante años, era completamente nuevo. Parecía brillar tenuemente con vida propia, si bien los visos de la seda no eran más suaves que su piel perlada o más fulgurantes que su cabellera dorada. Como toque final, ________ se puso su largo hilo de perlas que usaba envuelto dos veces alrededor del cuello y aretes de perlas haciendo juego. Dio un paso atrás y reconoció que nunca se había visto más bella, pero aun así se sintió -muy ligeramente, eso sí- demasiado al descubierto.

-Levemente... ah... revelador, ¿no te parece? -Joe había salido del cuarto de vestir y había cruzado la habitación. En ese momento estaba detrás de ella con las manos sobre los hombros desnudos de Cathy mientras estudiaba la imagen que le devolvía al espejo. -¿Has omitido ponerte algo? ¿Algo así como una blusa?

-Muy chistoso -replicó ________, pensando qué guapo se veía en su traje negro de etiqueta-. Cada vez hablas más como un esposo. Recuerdo los tiempos cuando habrías adorado este vestido.
♫ Laura Jonas ♥
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Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Vie 11 Mayo 2012, 8:41 pm

-Me interpretas mal, cariño. Yo sí... ah... lo adoro. Lo que no adoro es la idea de que nuestros invitados varones se devoren a mi esposa con los ojos como seguramente harán. -Dicho esto, echó una mirada de soslayo a Martha que seguía muda e inmóvil con una expresión en su rostro que decía bien a las claras cuánto aprobaba sus palabras.- ¿No estás de acuerdo, Martha?

-¡Oh, por Dios, no le des más cuerda! ¡Eso es todo lo que he oído durante semanas! -_______ estaba riéndose al apartarse del espejo.- De todos modos, capitán Jonas, acepta de buen grado que fuiste tú quien me insistió en que mandara a hacer un nuevo guardarropa de verano, y podría agregar que fue muy en contra de mis deseos. Sólo puedes culparte a ti mismo si el estilo es demasiado escandaloso para ti. Además, ¿no crees que me veo hermosa?

-Muy hermosa -consintió él con cierta pachorra-. ¡Y yo sería incapaz de entrometerme y ser un estorbo en lo que a moda se refiere! Pero no te sorprendas si el viejo señor Graves derrama la sopa sobre la pechera de su camisa en vez de hacerla pasar por su garganta y todo por admirar tus encantos. -Pasó las puntas de los dedos por todo el escote del vestido.

_______ se rió y poniéndose de puntillas le plantó sonriente un beso en la boca.

-Ahí tienes, ¿Qué te he dicho? Joe no es tan chapado a la antigua -dijo con aire triunfal a Martha que resopló por lo bajo.

-Como ya he dicho antes, él te malcría. Ojalá que no tenga que lamentarlo más adelante. -Martha murmuró casi para sí esta última frase, pero fue perfectamente audible como era su propósito. _________, con aire de dignidad ofendida, optó por no hacerle caso. Joe, sonriéndole a Martha, siguió los pasos de _______.

De la planta baja subieron los sonidos de la llegada de los primeros invitados. _______ se apresuró a recoger sus guantes y el abanico. En señal de reconciliación abrazó cariñosamente a Martha antes de tomar el brazo que gentilmente le ofrecía Joe.

Qué pareja tan guapa hacemos, pensó ______ al avistar fugazmente reflejadas en el gran espejo de marco dorado que adornaba una de las paredes del vestíbulo de entrada la imagen de ambos descendiendo por la ancha escalera. Joe era muy alto y moreno sacándole a ella una cabeza. Al lado de su imponente masculinidad ella parecía pequeña y frágil, absurdamente joven para ser su esposa y la madre de un niño de un año. Los ojos de ambos se cruzaron en el espejo y por su ceño levemente fruncido comprendió que él también estaba pensando lo mismo. Le sonrió y después de un momento él le devolvió, lentamente, la sonrisa.

Además del anciano señor Graves, dueño de la plantación más cercana a Woodham, estaba su esposa, Ruth, y su hija, Millicent, esperándoles en el salón de recibo. _______ apreciaba mucho al señor y la señora Graves, quienes habían hecho lo indecible para que los Jonas se sintieran cómodos en su nuevo hogar, pero Millicent era otro cantar. De casi treinta años y carente de toda belIeza, no se había casado jamás. Se vestía con atuendos propios de jovencitas y su rostro siempre lucía una sonrisa tonta en su afán constante de parecer juvenil. Pero lo que realmente causaba encono en _______ era que Millicent nunca dejaba pasar una oportunidad para echarle miradas amorosas a Joe. Pero, para crédito de su marido, él hacía caso omiso de ello.

Mientras ________ iba saludando a estos primeros invitados, empezaron a llegar los restantes. En cuestión de pocos minutos, el salón bullía de gente que charlaba alegremente. _______ y Joe se separaron, circulando entre los invitados e intercambiando frases triviales con los recién llegados. _______, observando a Joe que reía cortésmente mientras una matrona le describía los numerosos cortejantes que tenía su hija, sintió una oleada de amor por él.

La cena pasó sin contratiempos, aunque __________ tuvo que hacer grandes esfuerzos para no echarse a reír cuando el señor Graves, conforme a las predicciones de Joe, derramó toda la sopa sobre la pechera de su camisa blanca. La mirada de ________ se cruzó con la de Joe, vio que le tironeaban los labios y estaba a punto de reírse, por lo que desvió rápidamente la vista y se mordió los labios. Durante los minutos que siguieron concentró toda su atención en Gerald Bates, un contemporáneo de Joe que estaba sentado a su izquierda. Al rato, cuando la tentación de reírse hubo pasado, se volvió y enfrentó nuevamente la mirada del señor Graves.

Después de cenar, las damas dejaron que los caballeros disfrutaran en paz de sus cigarros y coñac mientras ellas se retiraban a otro saloncito para tomar té y enfrascarse en el chismorreo. Pasó más de media hora antes de que los caballeros volvieran a reunirse con ellas. Al entrar en el saloncito se hizo patente de inmediato que habían bebido más de lo que se consideraba apropiado. GeraId Bates se estaba riendo más alto de lo debido, mientras que algunos de los otros caballeros sólo mostraban sus rostros enrojecidos por el alcohol. Joe, como siempre, sonreía cortésmente. ________ se maravilló, como lo hacía a veces, ante lo que al parecer era su gran tolerancia a la bebida. La única vez que le había visto borracho había sido después del nacimiento de Adam y, aun entonces, según contaba Petersham, Joe había consumido suficiente cantidad de whisky puro como para derribar a una yunta de bueyes antes de mostrar señales de ebriedad.

________ lanzó una mirada de reproche a Joe, culpándole de permitir que los caballeros invitados se pusieran en semejante estado. Ella interceptó y la interpretó correctamente, mostrándose entonces tan arrepentido que _______ se vio forzada a sonreír a despecho de sí misma. Al ver que ella suavizaba su expresión, él la recompensó con una sonrisita aviesa que por experiencia sabía le resultaba irresistible a su mujer. Cuando ella siguió mirándole con severidad, él hizo un amago como de ir hacia ella.

-¿No tocaría para nosotras, Lady _______? -La voz estentórea de Gerald Bates se le adelantó. ________ quería excusarse, pero no podía pensar en ningún pretexto plausible para hacerlo. En cambio, sonriendo a los amables apremios de sus invitados, cruzó la sala hasta el piano de cola que estaba en un rincón y se sentó sencillamente en la banqueta acolchada.

-¿Qué os gustaría oír? -_______ volvió la cabeza y sonrió a los invitados que se habían reunido en el salón. Cuando le hubieron asegurado que cualquier cosa que tocara les encantaría, _______y se lanzó de lleno a tocar los acordes melodiosos y animados de un vals. Gerald Bates se acercó y se apoyó sobre el instrumento, observándola con mal disimulado placer. Cuando ______ percibió la caricia de sus ojos sobre la blanca piel expuesta por el vestido, empezó a desear fervientemente que se alejara de allí. Si continuaba con su oprobioso examen detenido y evidente, habría problemas. Joe era ferozmente posesivo de todo lo que consideraba suyo y para él, _______ era precisamente eso, algo de su propiedad. Si se daba cuenta de lo que estaba ocurriendo -¿Y cómo no percatarse de ello?- a él no le agradaría en absoluto la forma en que Gerald la estaba admirando. Y Joe, si le provocaban, era capaz de derribar a Gerald de un puñetazo, invitado a la casa o no.

_______ puso fin al vals con un floreo dando gracias a Dios de que hubiese terminado. Pero antes de que pudiera ponerse de pie sintió caer un suave chal de cachemira sobre los hombros. Sorprendida miró en derredor y descubrió a Joe de pie a sus espaldas con la vista clavada en Gerald y una sonrisa en sus labios que sólo podía describirse como feroz.

-Pensé que podrías estar sintiendo frío -le dijo transfiriendo su atención a ella una vez que se aseguró de que Gerald hubiese recibido el mensaje.

-Gracias, querido -respondió ella, sumisa. Se envolvió los hombros con el chal para que cubriera las partes más expuestas del escote y se levantó al tiempo que Gerald, silenciosamente, se esfumaba de la escena-. Estaba sintiendo una pizca de frío.

Tomó el brazo de Joe y le permitió que la llevara de regreso a su asiento, felicitándole mentalmente todo el tiempo por su autodominio. Su marido podía ser violentamente celoso y ella se lo perdonaba porque sabía que esos celos desmedidos eran el producto de una inseguridad profundamente arraigada en él debido a sus anteriores relaciones con mujeres. Pero tenía la esperanza de que él por fin empezara a convencerse de que su amor por él era inquebrantable. Su moderación ante la provocación de esa noche parecía confirmar su esperanza.

Joe permaneció a su lado durante los siguientes cuarenta minutos más o menos. _______ tuvo que sonreír al ver el despliegue ostentoso que hacía Gerald de quedarse lo más lejos posible de ambos. Pero demostraba ser prudente y juicioso al hacerlo así, tuvo que admitir _______. Joe como oponente podía ser más que temible...

-Niña _______. -Petersham estaba a su lado. _______ pestañeó al mirarle. Había estado a kilómetros de distancia de allí.

-¿Qué sucede, Petersham? -Lo que primero pensó era que _______ debía de estar enfermo. Nada menos que eso induciría a Petersham a irrumpir e interrumpir una reunión con invitados.

-Acaba de llegar un hombre con una carta para usted, niña _______. Dice que es urgente.

-¿Una carta? -repitió estúpidamente _________ sintiendo que le daba un vuelco el corazón. Una carta urgente sólo podía significar que algo andaba mal. Murmurando una excusa se puso de pie y siguió a Petersham al vestíbulo. Como él había dicho, allí la aguardaba un hombre. ______ casi no prestó atención a la explicación larga y tediosa al tomar la carta con manos temblorosas. Abrió el sobre apresuradamente y dio un vistazo al contenido. Al ir leyendo, su rostro se volvió tan blanco como el papel que sostenía en las manos.

-¿Qué pasa, querida? -Joe estaba de pie en el vano de la puerta entre el salón de recibo y el vestíbulo. Estaba frunciendo el entrecejo al escudriñar el rostro pálido de ________. Ella alzó la vista y le clavó los ojos que reflejaban toda su tragedia.

-Oh, Joe, es... es papá -dijo con la voz quebrada arrojándose a sus brazos que se cerraban cariñosamente alrededor de ella como para consolarla-. ¡Dicen que se está muriendo! ¡Debo ir inmediatamente a su lado!
♫ Laura Jonas ♥
♫ Laura Jonas ♥


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Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Vie 11 Mayo 2012, 8:41 pm

Capi uno chicas disfrutenlo!!

Y plis comenten!!
♫ Laura Jonas ♥
♫ Laura Jonas ♥


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Mensaje por ☎ Jimena Horan ♥ Sáb 12 Mayo 2012, 12:31 am

Siguelaaa! Espero que no sea grave lo del padre de la rayis..
Y yo sirmpte he amado los celos de Joe!
☎ Jimena Horan ♥
☎ Jimena Horan ♥


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Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Sáb 12 Mayo 2012, 1:52 pm

Jimee Jonas <3 escribió:Siguelaaa! Espero que no sea grave lo del padre de la rayis..
Y yo sirmpte he amado los celos de Joe!

ES GENIAL VOLVERTE A VER EN UNA DE MIS NOVES :D
♫ Laura Jonas ♥
♫ Laura Jonas ♥


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Mensaje por andreita Dom 13 Mayo 2012, 12:13 pm

nueva lectora!!!
lau no puedo creer que halla segunda temporada me encanta me entcat
andreita
andreita


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Mar de Fuego (Joe y tu) Empty Re: Mar de Fuego (Joe y tu)

Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Dom 13 Mayo 2012, 1:41 pm

andreita escribió:nueva lectora!!!
lau no puedo creer que halla segunda temporada me encanta me entcat

jajajajajajaj

la verdad es que cuando habia terminado de leer la otra nove, no sabia que tenia otro libro XDD

La verdad es que esta nove se parece en algo a la nove anterior.......bueno se parecen MUCHO!!!

Ya lo dije!!
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Mensaje por ☎ Jimena Horan ♥ Lun 14 Mayo 2012, 12:33 am

Siguelaaa! Pronto lau!
Porfiiss... :D
☎ Jimena Horan ♥
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Mar de Fuego (Joe y tu) Empty Re: Mar de Fuego (Joe y tu)

Mensaje por andreita Miér 16 Mayo 2012, 8:31 am

♫ Laura Jonas ♥ escribió:
andreita escribió:nueva lectora!!!
lau no puedo creer que halla segunda temporada me encanta me entcat

jajajajajajaj

la verdad es que cuando habia terminado de leer la otra nove, no sabia que tenia otro libro XDD

La verdad es que esta nove se parece en algo a la nove anterior.......bueno se parecen MUCHO!!!

Ya lo dije!!


jajaja
tembien tee mucho drama?
andreita
andreita


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Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Miér 16 Mayo 2012, 8:47 pm

Mar de Fuego (Joe y tu) E9c76fotosamanecermar

Capitulo 2

Inglaterra era, ciertamente, mucho más fría que Carolina del Sur, pero eso era casi todo lo que _______ podía decir al respecto. Mientras avanzaban por las calles llovía incesantemente, era esa llovizna fría, monótona e interminable tan característica de Londres a fines de setiembre. _______, sentada en el coche de alquiler con Adam en el regazo y Martha ocupando el asiento de enfrente, se estremeció de frío. Se arropó más con la pelliza de lana de color arándano y forro de piel tratando de entrar en calor. El golpeteo regular y rítmico de los cascos del caballo sobre las calles empedradas con guijarros, el chapoteo de las ruedas del coche al cruzar por los incontables charcos, le parecieron los sonidos más tristes y desolados del mundo. ¿El país entero huele a gusanos? se preguntó _______ desconsoladamente. El peso del niño adormilado en su regazo le brindó cierto consuelo y le apretó más contra su cuerpo. Añoraba la presencia de Joe con todas las fibras de su ser.

El había debido quedarse en Woodham, por supuesto. Con la cosecha del algodón tan cerca hubiera sido una verdadera tontería dejar el lugar. ________ lo sabía y hasta se lo había señalado a Joe cuando él había sugerido acompañarla. Pero la verdadera razón, el hecho incontrolable por el cual _______ casi le había implorado que permaneciera allí era que, en Inglaterra, Joe era un criminal que había logrado escapar luego de ser declarado culpable de piratería y asesinato. Si le prendían sería ahorcado sumariamente.

-Nos hemos detenido, niña _______. -Martha habló por primera vez desde que habían salido de la zona de los muelles hacía aproximadamente una hora. El sonido de su voz sobresaltó a _______ y la hizo regresar bruscamente al presente. Se inclinó hacia adelante para espiar por la ventanilla lateral y para hacerlo tuvo que limpiar con la mano sin guante el vidrio y marcar un círculo libre de condensación. Desde el exterior la suntuosa mansión de su tía Elizabeth, Lady Stanhope, en la elegante Grovesnor Square, se veía exactamente igual como hacía dos años. La construcción de tres pisos de altura de ladrillos rojos con una cerca de hierro delicadamente forjado y pintado de negro que la separaba de la calle era tan imponente como la dama en persona. Y como recordaba _______ demasiado bien de su única visita previa, la casa era tan estrictamente correcta en el interior como en el exterior. La absoluta formalidad era la regla inflexible no sólo en los modales sino también en el mobiliario. ________ había residido allí casi cerca de tres meses mientras estaba embarazada de Adam y se creía abandonada por su esposo. Esa visita se había distinguido únicamente por la angustia y la desolación que la habrán invadido.

-¿Va a bajar del coche, señora? -El tono malhumorado del cochero que estaba sosteniendo la portezuela abierta del carruaje mientras la lluvia goteaba del ala de su sombrero, sacó a _______ de su ensimismamiento. Adam, que finalmente habrá caído rendido de sueño, pasó de sus brazos a los de Martha y ________ se levantó. Martha estaba visiblemente erizada de furia por la grosería de ese hombre. ________, sin embargo, sabiendo que no podría soportar ningún disgusto adicional, la reprimió con una mirada severa.

-Cúbrete la cabeza, amorcito, está lloviendo -le aconsejó Martha cuando ________ estaba a punto de descender, contentándose con fulminar al cochero con la mirada. _______ siguió su consejo echándose la capucha de la pelliza sobre la cabeza mientras bajaba airosamente del carruaje. Martha la siguió con ________ en brazos y envueltos ambos con un grueso pañolón de seda que les resguardaba de la lluvia. El cochero, que habra exigido que se le pagara el viaje por adelantado, tardó apenas unos minutos en arrojar el equipaje en la acera antes de volver a subir al pescante y alejarse de allí. _________ miró con cierta consternación la pila de maletas y baúles que habra quedado cerca de la puerta y que la llovizna iba empapando lentamente. Luego, con un encogimiento de hombros lleno de resignación, volvió la espalda a la escena que la deprimía y marchó con paso resuelto a la entrada de la mansión.

-Buenas tardes, mi señora -dijo Sims el mayordomo al abrir la puerta respondiendo al llamado. No pareció sorprenderse en absoluto al verla allí. _________ supuso que su tía debió de haber previsto que ella se presentaría y se lo habría informado a los sirvientes. Después de recibir esa fatídica carta no había habido tiempo para enviar una respuesta antes de embarcarse.

-Buenas tardes, Sims. -La respuesta de ________ fue igualmente flemática. Mientras el mayordomo mantenía abierta la puerta principal, _________ pasó al gran salón de entrada con suelo de mármol seguida de cerca por Martha y Adam. Martha intercambió una mirada fría con el mayordomo al pasar delante de él. Ambos habían estado en pie de guerra y enfrentados la única vez anterior que _________ había permanecido en esa casa.

-Lady Stanhope se halla en la salita de recibo, mi señora -le informó Sims con su típico tono lúgubre.

-¿Y mi padre? -preguntó suavemente ________.

-Se encuentra arriba, en el dormitorio verde, mi señora. Lamento decirle que su condición no ha tenido mejoría. Permítame decirle cuánto lamentamos todos que algo así le suceda a Sir Kevin, mi señora.

-Gracias, Sims. Subiré a verle de inmediato. Por favor, indíquele a Martha dónde hemos de dormir y envíe a alguien por nuestras pertenencias. Me temo que se están empapando por completo.

-Muy bien, mi señora. -Ni siquiera con un ligero parpadeo traicionó Sims su sorpresa ante la falta de modales que _______- había demostrado. Lo más correcto habría sido que fuera inmediatamente a saludar a su tía, que era, después de todo, su anfitriona, y quizá beber una taza de té con ella antes de subir al dormitorio donde descansaba su padre. _________ era plenamente consciente de haber infringido la etiqueta, pero a decir verdad, no se sentía con ánimo para enfrentar a su tía en ese momento. No había visto a Lady Stanhope desde que Joe la sacara sigilosamente de esa casa en mitad de una tormenta de nieve una noche de enero hacía casi dos años, por lo que no creía que su tía estuviera demasiado ansiosa de darle la bienvenida. Abandonada en evidente estado de embarazo luego de su muy sonado rapto llevado a cabo por piratas, la primera aparición de ________ en la sociedad londinense había causado un verdadero escándalo. La historia que habían hecho circular su padre y su tía que la presentaba como una viuda inconsolable que ya llevaba el hijo póstumo de su difunto marido en el vientre en el momento del secuestro había chocado con la incredulidad de todos. ¡Y después que ella desapareciera sin dejar rastros exactamente cuando las habladurías estaban empezando a decaer ...! La acometió un súbito deseo de echarse a reír. ¿Cómo diablos se las había arreglado Lady Stanhope para explicar eso?

-¡Mi querida! -El propósito de _________ de subir directamente al piso superior sin ver a su tía se frustró cuando la dama en persona entró majestuosamente al vestíbulo. Antes de que _________ comprendiera siquiera lo que estaba pasando, se encontró entre los brazos perfumados de su tía. Le devolvió el abrazo con cierta renuencia y mucha estupefacción. ¡La acogida que había esperado de su parte no había sido tan calurosa como esa!

-Hola, tía Elizabeth -murmuró _______ cortésmente cuando al fin se libró de esos brazos afectuosos besando de mala gana y con cautela la mejilla con carmín que le presentó para ese propósito-. Me alegro de verte.

-¡Oh, mi querida! -La voz de Lady Stanhope rebosaba de emoción. ________ parpadeó. Su tía siempre había sido tan reservada que hasta se podía decir que era arrogante y soberbia, una dama fría, majestuosa, a quien sólo le interesaban dos cosas: su hijo, Harold, que había accedido al título de Lord Stanhope a la muerte de su desventurado padre, y su propia posición en la sociedad. Tal vez había estado más encariñada con su único hermano que lo que ______ había podido suponer. Por cierto esa fue la única razón que se le ocurrió a &shy;&shy;&shy;_______ para poder explicar ese cambio de actitud tan desconcertante.

-Por lo que veo has traído a la criatura. -El semblante de Lady Stanhope mostró una expresión rara cuando pareció ver por primera vez a Martha cargando al niño en brazos que seguía profundamente dormido. Desafiante, _______ alzó la barbilla al oír el tono. Para Lady Stanhope y su hijo, Adam siempre sería ni más ni menos que una desgracia. La sola idea le hizo hervir la sangre en las venas.

-¡Por cierto que he traído a mi hijo! Si no lo consideras conveniente, nada nos haría más felices que hospedarnos en alguna posada. -Las palabras fueron de hielo. Lady Stanhope pareció desconcertada. ¡Esta criatura tan segura de sí misma no guardaba semejanza alguna con aquella jovencita tímida y sufrida que una vez había vivido bajo su techo!

-¡No, no, ni hablar de ello! ¡Tú eres bienvenida a esta casa! Además, ¡Debes de estar deseando estar cerca del pobre Thomas!

__________ consideró esto un momento y luego bajó la cabeza. Sin embargo, no se le había escapado el ligero énfasis que Lady Stanhope había puesto en la palabra "tú" al decir que eran bienvenidos. Pero por el momento el bienestar de su padre debía pesar más en la balanza que su amor propio.

-Gracias, tía. Ahora, si no te incomoda, me gustaría ver a mi padre. Y si le indicas a Sims que lleve a Martha a un dormitorio, te lo agradecería mucho. Mi hijo, como podrás apreciar, ya está dormido.

-Ahí sí, mi querida, por supuesto -asintió Lady Stanhope apresuradamente. Luego pareció vacilar-. Existe un asunto de cierta urgencia que debo discutir contigo, ________. Podríamos hablar primero de ello y luego podrías visitar a Kevin. Después de todo, no hay nada que puedas hacer por él.

-Preferiría ver a mi padre primero, si te es igual, tía. Sea lo que fuere creo que seguramente puede esperar hasta entonces.

-Sí, sí, supongo que puede esperar -murmuró Lady Stanhope sin mucha convicción-. Pero, _______, hay algo que debes conocer...

-Más tarde, tía, si te parece -respondió ________ con firmeza. Giró y empezó a subir la escalera. Martha la siguió con Adam en sus brazos y Sims, luego de lanzar una mirada inquisitiva a su señora, cerró la marcha. Lady Stanhope se quedó sola siguiéndoles con la mirada, arrugado el ceño y enfrascada en sus pensamientos.

-¡Niña ________l ¡Oh, niña _______! ¡Ha venido! -Mason, el ayuda de cámara de su padre durante muchos, muchos años le franqueó la entrada al dormitorio verde en respuesta a su llamada. El pulcro hombrecillo estaba radiante de júbilo y con los ojos sospechosamente húmedos al dar la bienvenida a la joven que había conocido desde que estaba en la cuna.- ¡Sir Kevin se pondrá feliz al verla, niña ______!

_______, sabiendo que Mason sentía una verdadera devoción por su padre y que estaba más que encariñado con ella misma, percibió la misma humedad en sus ojos al devolverle la sonrisa.

-¿Creías que no vendría, Mason? -inquirió ella dulcemente cuando él se hizo a un lado para dejarla pasar.

-Yo sabía que vendría, niña ______. Era Lord Stanhope quien pensaba que quizá no lo haría.

-Bien, Lord Stanhope estaba equivocado, como suele sucederle las más de las veces. -La voz de _______ sonó áspera. Jamás le había gustado Harold y sabía que el sentimiento era mutuo.- ¿Cómo está mi padre?

-No muy bien, niña _______, siento mucho decirlo -le confió Mason tristemente, bajando la voz a un susurro al seguirla para detenerse al lado de la enorme cama de columnas-. Se había estado sintiendo muy deprimido durante algún tiempo... echándola de menos, decía... y después vino a Londres para las carreras. El... él sufrió el ataque casi enseguida. En esta misma habitación. Todo el lado derecho de su cuerpo está paralizado, niña ________, y en muy raras ocasiones se mantiene consciente más de un cuarto de hora por vez. Es una desgracia, realmente lamentable.

_______ apenas si movió afirmativamente la cabeza como respuesta, pues se le había hecho un nudo tan grande en la garganta que no creyó poder hablar. Al contemplar la frágil figura cuyo contorno era apenas visible debajo del cúmulo de edredones del que una vez fuera su guapo y robusto padre, sintió que se le encogía el corazón. El cabello que había sido tan dorado como el suyo propio cuando le había visto por última vez estaba ahora salpicado de gris y su rostro vuelto hacia abajo en la almohada estaba contraído y blanco. Se le veía terriblemente viejo, pensó ______ y por primera vez admitió la posibilidad de su muerte. Se había negado a considerarlo durante toda la travesía del Atlántico, consolándose con la idea de que todo lo que necesitaba Sir Thomas era el cuidado amoroso de su hija para recuperarse por completo. Ahora veía que el caso era mucho más desesperado que lo que había querido creer.

♫ Laura Jonas ♥
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Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Miér 16 Mayo 2012, 8:48 pm

-¡Oh, papá! -exhaló _______ con voz embargada por la emoción cayendo de rodillas al lado de la cama y buscando a tientas la mano enflaquecida de su padre-. Papá, soy _______. Estoy aquí, papá.

Los párpados que habían estado cerrados se entreabrieron por un instante y los ojos de un azul descolorido parecieron verla. Su aliento escapó en un suspiro áspero, raspante. ________ le aferró la mano mientras las lágrimas se derramaban de sus ojos.

-_______. -Su nombre fue sólo un susurro ronco apenas audible por más que ella se esforzaba por oír. La mano que ella sostenía apretó la de ella por un instante y luego quedó laxa. Los ojos volvieron a cerrarse una vez más.

-¡Papá! -Los labios de _______ besaron con fuerza la mano descarnada de su padre mientras más lágrimas rodaban por sus mejillas. Le resultaba increíble que su padre estuviera a un paso de la muerte, pero temía mucho que fuera verdad. Toda ella se sintió embargada por el dolor y la angustia.

-El doctor Bowen ha dicho que dormir es lo mejor para él, niña ________. -Mason se le acercó y le apoyó la mano en el hombro. Ella volvió la cabeza y a través de sus lágrimas vio que las mejillas de Mason estaban tan mojadas como las suyas.

-Sí. -_________ se tragó las lágrimas y, con la ayuda de Mason, se puso temblorosamente de pie.- ¿Tienes... tienes alguna idea de qué fue lo que provocó este ataque, Mason?

Mason la miró de una manera extraña.

-¿Lady Stanhope no ha hablado aún con usted, niña _________?

-Quería hacerlo, pero yo quería ver primero a mi padre. ¿Por qué, Mason?

-Yo apenas sé cómo decírselo, niña _______ -explicó él mostrándose desdichado.

-¿Decirme qué, Mason? -La voz de ________ sonó tajante. Un terror vago estaba empezando a roerle el alma. Algo andaba muy mal, eso al menos estaba claro.

-Sir Kevin estaba escribiendo una carta cuando sufrió el ataque, niña ________ -empezó lentamente Mason-. Yo... yo creo que más vale que usted misma la lea.

Mason cruzó la habitación hasta el escritorio que estaba debajo de las ventanas con cortinas de damasco, abrió un cajón y sacó un trozo de papel. Cerró el cajón y regresó junto a ella, todo esto con movimientos deliberados y lentos. _______ tomó el papel de la mano extendida sin decir palabra, vio que estaba dirigido a ella en Woodham y lo desdobló con manos trémulas. Al empezar a leer se le secó la garganta.

-"Hija -empezaba la carta-. Me apena muchísimo ser el portador de noticias que sólo puedo describir como nefastas, pero acabo de recibir cierta información que considero debo hacerte llegar sin dilación. Tengo la esperanza de que podrás rectificar lo que ha sucedido sin demasiado perjuicio para tu espíritu o tu posición social, o la de tu hijo o esposo.

-"_______, mi muy querida, cuando yo hice los arreglos para que tu boda se llevara a cabo en el Lady Chester por medio del capitán Winslow, naturalmente consideré que estaba, como tales oficiales están, debidamente autorizado para realizar una ceremonia legal. Estoy seguro de que él supuso lo mismo, así que no se le puede echar la culpa de nada. Pero el hecho nada grato que me acaban de confirmar es que la Corona había apartado al capitán Winslow de su puesto antes de solemnizar vuestra boda. La ceremonia, por lo tanto, no fue legal, y tu matrimonio con Joseph Jonas, en realidad, nunca ha existido."

La carta continuaba brevemente aconsejando que ______ y Joseph volvieran a casarse sin demora para legitimar el nacimiento de Adam. _______ estaba tan aturdida por lo que acababa de leer que apenas si podía asimilar algo de todo ello. Al final la escritura se perdía en un largo garabato y ________ comprendió vagamente que debió de haber sido entonces cuando su padre había sufrido el ataque.

¡Joe y yo no estamos casados! ¡Adam es -Dios me perdone- un bastardo! Las palabras daban vueltas y vueltas en su mente entumecida. Cuando finalmente alzó los ojos del papel y miró a Mason, tenía la mirada perdida.

-Mason... -La voz sonó estrangulada-. ¿Mason, estás enterado de lo que dice aquí?

-Sí, niña ______ -respondió él compasivamente al enfrentar la mirada desolada de _______-. Encontramos la carta después de que Sir Kevin sufriera el ataque. La noticia debe de haberle producido una conmoción tan grande como a usted.

-Sí, desde luego. -_______ vio muy claramente lo que debió de haber sucedido. Su padre, al enterarse de esa información, debió de haberse horrorizado más allá de lo imaginable al darse cuenta de que su única hija, en vez de estar felizmente casada como lo había creído, de hecho estaba viviendo con un hombre como su amante, por inconscientemente que fuera. Y Adam... Sir Kevin adoraba a su nieto. Debió de haber sentido una gran tristeza al darse cuenta de que la criatura era ilegítima. Al considerar todas las ramificaciones de este hecho, ______ palideció aún más. Si alguna vez la noticia llegaba a hacerse pública todos considerarían a ______ una mujer perdida, una mujer a quien nunca más se recibiría con agrado en los hogares de amigos ni conocidos. Quedaría excluida de la buena sociedad, sería inaceptable, pues la sociedad no le brindaba su perdón a quien se había "extraviado", según se decía. ¡Y Adam ya no sería el hijo legítimo de su propio padre, ya no sería su heredero, sino un bastardo! _______ se mareó.

-¿Se siente bien, niña ________? -preguntó ansiosamente Mason al ver que se tambaleaba.

-Mason, hazme el favor de ir por Martha. Creo que voy a indisponerme -logró balbucear ______ con cierta calma. Después, cuando Mason se apresuró a cumplir el mandato, sus temblorosas rodillas se negaron a sostenerla por más tiempo y ella se desplomó sobre la alfombra.

_______ pasó los días siguientes en una especie de nebulosa. Su instinto le apremiaba a escribirle a Joe para advertirle qué había pasado. Sólo el miedo de que una carta semejante pudiera traerle a toda prisa a Inglaterra paralizó su mano. Comprendió que debía regresar cuanto antes a su casa en Norteamérica para poner las cosas en orden, pero detestaba la idea de abandonar a su padre que, contra lo que el médico venía esperando, mostraba algunas señales de mejoría. Martha estaba tan alterada como ella y juntas discutían el problema detenidamente. Ambas estaban plenamente de acuerdo en que Joe, en cuanto se enterara de las circunstancias, volvería a casarse con ella de inmediato para luego emprender la tarea de legitimar a Adam. A _______ no le cabía ninguna duda al respecto. Pero no podía sentirse cómoda hasta no ser la esposa legítima de Joe. Estaba desgarrada entre el temor por la vida de su padre y el irresistible impulso de regresar precipitadamente al amor y seguridad que sólo Joe podía ofrecerle.

Para mayor asombro de &shy;______, su tía Elizabeth se mostraba con ella, de repente, extremadamente bondadosa y amable. Ella no injuriaba a su sobrina llamándola ramera, ni denunciaba a Adam como algo peor. Quizá la enfermedad de su hermano había ablandado el corazón de esa mujer, ¿quién podía decirlo? Una cosa era segura, dos años antes no habría sido tan comprensiva. Habría considerado a ______ y a Adam una mancha en el honor de la familia Adley y no se habría esmerado en ocultarlo. _______ sabía que su tía no sentía un afecto especial por ella, así que no podía explicarse la aparente tolerancia de la mujer. Luego, al correr de los días, Lady Stanhope empezó a soltar algunas indirectas sutiles que dieron a _______ el primer indicio de lo que esa mujer tenía en mente.

-Como he dicho siempre, las cosas tienden a resolverse mejor de lo que podía esperarse y en bien de todos -dijo su tía con un suspiro cuando ________ tomaba té con ella en una salita privada una tarde monótona y gris.

_______ la miró vagamente al principio. Lady Stanhope, al ver que su sobrina parecía fastidiosamente obtusa, avanzó un poquito más.

-No me sorprendería que no supieras nada de esto, mi querida niña, pero tu padre y yo siempre hemos compartido esta fantasía absurda. Después de nacer Harold y al poco tiempo tú, nosotros solíamos pensar que quizás, algún día, vosotros dos podríais llegar a casaros. En cierto momento fue el deseo más ardiente de Thomas y el mío también.

-Como bien dices, tía, una fantasía absurda -replicó ________ despabilándose en ese instante. ¿Por qué sacaría a colación una historia semejante en esos momentos? Si efectivamente Sir Kevin había acariciado alguna vez esa idea debía de haber sido hacía años. Y ella se inclinaba a dudar de que fuera verdad. Por lo general su padre desaprobaba el matrimonio entre primos.

-No tan absurda como parece. -Lady Stanhope, molesta, soltó una risita nerviosa.- ¡Después de todo, casi podría decirse que Harold y tú estáis hecho el uno para el otro! El tiene la edad apropiada para ti, mi querida, ya que sólo te lleva siete años... iY siempre he opinado que es bueno que el hombre sea bastante mayor que la esposa para que pueda guiarla! Ambos sois de buena familia, habéis sido criados y educados como corresponde a vuestra posición social, ambos sois personas atractivas y realmente encantadoras...

Aquí ________ la interrumpió maravillándose súbitamente de la ceguera que podía imponer el amor materno. ¡Porque con toda seguridad sólo su madre podía describir al rechoncho Harold con una cara mofletuda y pálida como un ser atractivo o encantador!

-En realidad, esta discusión no tiene ningún sentido ahora, ¿no te parece, tía? Después de todo, cualquier esperanza que pudierais haber compartido mi padre y tú debisteis de haberla olvidado cuando me casé con Joe, si no antes.

-¡Pero ese es precisamente el punto, _______! -replicó Lady Stanhope ansiosamente, olvidando toda cautela-. ¡Tú jamás has estado casada con ese hombre! ¡Nunca has estado verdaderamente casada! ¡Eres libre de rectificar el error detestable que las circunstancias te impusieron! ¡Harold y yo lo hemos discutido y hemos estado de acuerdo: es la mano de Dios! ¡El te está brindando una segunda oportunidad, _______!

________ no sabía si enfurecerse o echarse a reír.

-Pero yo no deseo una segunda oportunidad, tía, si bien le agradezco mucho a El si eso es lo que El tenía en mente. Tan pronto como regrese a Carolina del Sur me propongo casarme con Joe sin demorar un minuto. Creía que ya lo habías comprendido.

Lady Stanhope poseía la suficiente experiencia en cómo conseguir sus objetivos para saber cuándo debía retroceder.

-Es una verdadera lástima -fue todo lo que dijo, y luego, para alivio de _________, se dejó de lado el tema.

Pero no fue sino hasta bastante tiempo después, cuando _______ estaba velando como todas las noches en una silla junto a la cama de su padre, cuando esa conversación le volvió a la mente. Cuanto más lo pensaba, más se daba cuenta de que su tía Elizabeth había proporcionado una explicación para lo que la había tenido tan perpleja todo el tiempo: ¡los Stanbope, madre e hijo, se estaban mostrando tan tolerantes de su situación poco convencional porque esperaban persuadirla de que se casara con Harold! Pero, ¿por qué? Harold y ella se habían despreciado mutuamente desde la primera vez que se habían visto y si bien ________ había advertido un ocasional destello ardiente en sus ojos cuando la miraba, el simple deseo carnal de su cuerpo no era, por cierto, una razón suficiente para hacer que Harold deseara casarse con ella. Las ideas que sustentaba Harold eran tales que llegaría a sentirse insultado en su honor si la novia que llevara a la cama no fuera una candorosa virgen de alguna de las mejores familias de Inglaterra. No tenía sentido. Intranquila aún, _________ trató de rechazar esa idea descabellada como algo fabricado por su mente afiebrada y una pizca de paranoia. Sin embargo, finalmente resolvió interrogar al doctor Bowen sin tardanza al día siguiente sobre la posibilidad de partir con su padre para los Estados Unidos en un futuro muy cercano.

El mismísimo Harold era quien daba más pábulo a sus vagas sospechas. Se mostraba demasiado cortés con ella. Parecía desvivirse por ayudarla en todo. Hacía cualquier clase de mandados como un simple recadero y hasta le traía las novelas más recientes para que las leyera mientras velaba junto a la cama de su padre. Había llegado a comprarle juguetes a Adam con la clarísima intención de congraciarse con ambos. ________ recibía todas sus atenciones con la más fría indiferencia y esto parecía desconcertarle y hasta dejarle sin habla. No podía creer que su prima en vez de agradecerle efusivamente todas sus atenciones, las atenciones de un linajudo señorito, como Harold evidentemente se consideraba a sí mismo, torciera las narices sin ningún disimulo.

Cuando el doctor Bowen consintió pero contra su voluntad que podrían trasladar a Sir Kevin a los Estados Unidos para que pasara allí su convalecencia, _______ sintió verdadero júbilo. La fiebre del regreso al hogar lejano la devoraba, sólo anhelaba que la estrecharan fuertemente los brazos de su amado Joe y dejar atrás de una vez por todas esta terrible pesadilla. Adam echaba de menos a su padre y _______ echaba de menos a su esposo -o futuro esposo, como parecía ser. La sensación de alivio que la invadió la aturdió un poco y soltó una risilla tonta. Quizá cuando se casaran esta vez podrían disfrutar de una verdadera luna de miel. Ella actuaría como una novia tímida y pudorosa en extremo mientras que él... _________ volvió a soltar esa risilla nerviosa una vez más. ¡Esa prolongada separación le incitaría a demostrar un positivo virtuosismo en el papel de novio viril lleno de apetitos no satisfechos!

Martha apoyaba con todas sus fuerzas la decisión de ________ de volver cuanto antes a Carolina del Sur y no veía la hora de poder hacer los arreglos pertinentes. A diferencia de _______, que había estado demasiado absorta en la enfermedad de su padre y preocupada por la invalidación de su matrimonio para ver lo que era más claro que el agua, Martha había advertido muchas cosas que no eran para nada de su agrado. En primer lugar, Lord Harold, cuando ______ no le estaba mirando, observaba a la joven con franca lujuria, a tal extremo que escandalizaba a Martha hasta las raíces de su cabello canoso. Por otra parte, Lady Stanhope, de quien Martha sabía por amargas experiencias personales que era una dama arrogante, egoísta y desalmada en el mejor de los casos, era tan dulce con _______ que le daba miedo. Y por último, en el cuarto de los sirvientes se rumoreaba que los Stanhope estaban en grandes dificultades económicas. Al sumar estos tres factores, el resultado que se obtenía era igual a grandes problemas, según la opinión de Martha. Sería mucho mejor para todos ellos si pudieran alejar prontamente a la niña ______ de ese lugar.

Mason, cuando Martha le dijo en confianza a su antiguo aliado todo lo que la inquietaba, estuvo completamente de acuerdo con ella. Juntos tramaron no perder de vista a ________, lo más discretamente posible. Según el modo de pensar de Martha, no era necesario preocupar más a la joven de lo que ya estaba, así que ni Mason ni ella le hicieron ningún comentario al respecto. Pero siempre que Lord Harold se encontraba en la casa, uno o la otra dejaban bien en claro su propósito de permanecer al lado de _________.
_______, mientras tanto, adquirió pasajes para su padre, Mason, Martha, Adam y ella misma en un barco que saldría de Londres casi cinco semanas después de que Martha, Adam y ella llegaran a la ciudad. Hecho esto se sintió mejor y pudo considerar con cierta ecuanimidad la sugerencia de su tía de que concurriera a una pequeña recepción que Lady Stanhope ofrecería esa noche en su casa. Quedándole menos de una semana más de permanencia en Inglaterra, argüía Lady Stanhope, sería una vergüenza que _________ no se divirtiera un poco. Pero además, le dijo con severidad:
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