Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Beautiful Disaster (Adaptacion) (Nick y Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 13 de 23. • Comparte
Página 13 de 23. • 1 ... 8 ... 12, 13, 14 ... 18 ... 23
Beautiful Disaster (Adaptacion) (Nick y Tu)
Capitulo 12:
El uno para el otro
El uno para el otro
Tiré una pequeña pastilla blanca en mi boca y tragué, luego me tomé un gran vaso de agua. Me encontraba en el medio del cuarto de Nick en sostén y pantis, alistándome para ponerme mi pijama.
— ¿Qué es eso? —Preguntó Nick desde la cama.
—Um… mi pastilla.
Frunció el ceño. — ¿Qué pastilla?
—La pastilla, Nick. No has rellenado todavía tu gaveta de arriba, y lo último que necesito es estar preocupándome por si me viene el período o no.
—Oh.
—Uno de nosotros tiene que ser responsable. —dije levantando la ceja.
—Dios mío, eres sexy. —Soltó Nick, apoyando la cabeza en una de sus manos—. La mujer más bella de Eastern es mi novia. Una total locura.
Rodé los ojos y deslicé la seda morada sobre mi cabeza, acurrucándome junto a él. Me senté en su regazo y besé su cuello, riéndome cuando dejó caer la cabeza al respaldo de la cama. — ¿De nuevo? Me vas a matar, Pidge.
—No te puedes morir. —dije, cubriendo su cara de besos—. Eres demasiado cruel.
— ¡No, no me puedo morir porque hay demasiados imbéciles por ahí tratando de obtener mi lugar! ¡Puede que viva por siempre, sólo para alejarlos!
Reí contra su boca, y me volteó a mi espalda. Introdujo su dedo por entre la delicada cinta atada en mi hombro y la deslizó por mi brazo, besando la piel que dejaba atrás.
— ¿Por qué yo, Nick?
Se inclinó hacia atrás, buscando mis ojos. — ¿A qué te refieres?
—Haz estado con todas estas mujeres, negándote a sentar cabeza, negándote siquiera a recibir un número de teléfono… Entonces, ¿por qué yo?
— ¿De dónde viene esto? —Preguntó, su dedo acariciaba mi mejilla.
Me encogí de hombros. —Tengo curiosidad.
— ¿Por qué yo? Tienes a la mitad de los hombres de Eastern solamente esperando que yo meta la pata.
Arrugué la nariz. —Eso no es verdad. No cambies el tema.
—Claro que es verdad. Si yo no hubiera estado detrás de ti desde el principio, tuvieras a más que Parker Hayes siguiéndote a todos lados. Él solamente es demasiado engreído como para tenerme miedo.
— ¡Estás evitando mi pregunta! Y pobremente, debo añadir.
— ¡De acuerdo! ¿Por qué tú? —En su cara se asomó una sonrisa, y rozó mis labios con los suyos—. Sentí algo por ti desde aquella primera pelea.
— ¿Qué? —Dudé.
—Es cierto. ¿Tú en esa chaqueta llena de sangre? Te veías absolutamente ridícula. —Rió.
—Gracias.
Su sonrisa se desvaneció. —Fue cuando me miraste. Ese fue el momento. Tenías los ojos bien abiertos, tu mirada inocente… sin pretensiones. No me miraste como si fuera Nick Jonas —dijo, rodando los ojos a sus propias palabras—, me miraste como si yo fuera… una persona, supongo.
—Noticia de última hora, Nick. Tú eres una persona.
Sacudió el flequillo de mi cara. —No, antes de ti, Shepley era el único que me trataba como cualquier otro. Tú no te pusiste toda rara ni coqueteaste, ni te pasaste los dedos por el cabello. Tú me viste a mí.
—Fui una completa perra contigo, Nick.
Besó mi cuello. —Eso fue lo que cerró el trato.
Deslicé mis dedos por su espalda hasta llegar adentro de sus bóxers. —Espero que esto se vuelva viejo pronto. No me veo a mí misma cansándome nunca de ti.
— ¿Lo prometes? —Preguntó sonriendo.
Su teléfono sonó en la mesa de noche, y lo llevó a su oído. — ¿Sí? ¡Demonios, no! Tengo a Pidge aquí conmigo. Nos arreglamos para ir a la cama… Cierra la boca, Frank, eso no es gracioso… ¿En serio? ¿Qué hace en la ciudad? —Me miró y suspiró—. De acuerdo, estaremos allí en media hora… Me escuchaste, imbécil. Porque no voy a ningún lugar sin ella, es por eso. ¿Quieres que te rompa la cara cuando llegue? —Nick colgó y sacudió la cabeza.
Levanté una ceja. —Esa fue la conversación más extraña que he escuchado.
—Era Frank. Kevin está en la ciudad y hay noche de Póker en casa de mi papá.
— ¿Noche de Póker? —Tragué.
—Sí, usualmente toman todo mi dinero. Esos bastardos tramposos.
— ¿Voy a conocer a tu familia en treinta minutos?
Miró su reloj. —Veintisiete minutos para ser exactos.
— ¡Oh Dios mío, Nick! —Chillé, saltando de la cama.
— ¿Qué estás haciendo? —Suspiró.
Revoloteé el closet y saqué un par de jeans, saltando de arriba abajo para ponérmelos, y luego tiré de mi pijama hacia a arriba, tirándoselo a la cara de Nick. — ¡No puedo creer que sólo me dieras veinte minutos de anticipación antes de conocer a tu familia! ¡Podría matarte ahora mismo!
Se quitó mi pijama de la cara y rió de mi desesperado intento por lucir presentable. Tomé una camisa de cuello en V y la puse en su lugar, luego corrí al baño, cepillándome los dientes y pasando un cepillo por mi pelo. Nick caminó detrás de mí, completamente vestido y listo, y rodeó sus brazos por mi cintura.
— ¡Soy un desastre! —Me quejé, frunciendo hacia el espejo.
— ¿Te das cuenta de lo hermosa que eres? —Preguntó, besándome el cuello.
Resoplé, volviendo al cuarto a ponerme un par de tacones, luego tomé la mano de Nick quien me guió a la puerta. Me detuve, subiendo el cierre de mi chaqueta y agarrando mi pelo en un moño suelto, preparándolo para el viaje a la casa del padre de Nick.
—Cálmate, Pidge. Son sólo un grupo de chicos sentados alrededor de una mesa.
—Esta la primera vez que voy a ver a tu papá y a tus hermanos… todos al mismo tiempo… ¿Y quieres que me calme? —dije, subiéndome a la moto detrás de él.
Torció su cuello, tocando mi mejilla mientras me besaba. —Te van a amar, justo como yo lo hago.
Cuando llegamos solté mi pelo y pase mis dedos por él varias veces, antes de que Nick me llevara hacia la puerta.
— ¡Santo Cristo! ¡Es el idiota! —Uno de los chicos gritó.
Nick asintió. Trató de verse enojado, pero pude ver que estaba emocionado de ver a sus hermanos. La casa estaba gastada, con papel tapiz amarillo y marrón en las paredes y distintos tonos de café en las alfombras.
Caminamos por un pasillo hasta una puerta abierta de par en par. El humo de cigarro salía de la habitación, y allí estaban su padre y hermanos, sentados alrededor de una mesa con sillas disparejas.
—Hey, Hey… Cuiden el lenguaje frente a la señorita. —dijo su papá, moviendo el cigarro en su boca al hablar.
—Pidge, éste es mi papá, Paul Jonas. Papá, ésta es Pigeon.
— ¿Pigeon? —Preguntó Paul, divertido.
—__(tn). —Sonreí, sacudiendo su mano.
Nick apuntó a sus hermanos. —Frankie, Joe, Adam, y Kevin.
Todos asintieron, y todos menos Kevin lucían como versiones mayores de Nick; sus cabellos casi rapados, ojos marrones, sus camisas estiradas en los trabajados músculos, y cubiertos en tatuajes. Kevin llevaba una camisa de vestir y la corbata suelta, sus ojos eran verde avellana, y su cabello rubio oscuro era un poco más largo.
— ¿__(tn) tiene apellido? —Preguntó Paul.
—Abernathy. —Asentí.
—Es un placer conocerte, __(tn). —dijo Kevin, sonriendo.
—Un gran placer. —dijo Frank, mirándome de arriba abajo.
Paul lo golpeó en la nuca y él saltó.
— ¿Qué dije? —Preguntó, sobándose la cabeza.
—Siéntate,__(tn). Míranos quitarle el dinero a Nick. —Uno de los gemelos dijo. No supe quién era quién; ambos eran una total copia del otro, hasta sus tatuajes coincidían.
La habitación estaba decorada con fotografías antiguas de juegos de póker, fotos de leyendas posando con Paul y a quién asumía era el abuelo de Nick, y cartas viejas en los estantes.
Los ojos de Paul brillaban. — ¿Sabes quién es Stu Unger?
Asentí. —Mi papá es un fan también.
Se levantó, apuntando hacia la fotografía junto a él. —Y ese de allí es Doyle Brunson.
Sonreí. —Mi papá lo vio jugar una vez. Es increíble.
—El abuelito de Nick era un profesional… Nos tomamos el póker muy en serio por aquí. —Sonrió Paul.
Me senté en medio de Nick y uno de los gemelos, mientras Frankie mezclaba las cartas con moderada habilidad. Los chicos pusieron su dinero y Paul dividió las fichas.
Frankie levantó una ceja. — ¿Quieres jugar, __(tn)?
Sonreí educadamente y sacudí la cabeza. —No creo que debería.
— ¿No sabes cómo? —Preguntó Paul.
No pude evitar sonreír. Paul se veía tan serio, casi paternal. Sabía la respuesta que él esperaba, y odiaba decepcionarlo.
Nick besó mi frente. —Juega… Yo te enseño.
—Deberías darle un beso de despedida a tu dinero en este momento, __(tn). —Kevin rió.
Presioné mis labios y busqué en mi bolso, sacando dos billetes de cincuenta. Se los tendí a Paul y esperé pacientemente a que me los cambiara por fichas. La cara de Frankie se estiró en una sonrisa satisfecha, pero lo ignoré.
—Tengo fe en las habilidades para enseñar deNick. —dije.
Uno de los gemelos aplaudió. — ¡Demonios, sí! ¡Me voy a ser rico esta noche!
—Empecemos con poco esta vez. —dijo Paul, tirando una ficha de cinco dólares.
Frankie repartió, y Nick jugó mi mano por mí. — ¿Has jugado cartas alguna vez?
—Ha pasado un tiempo. —Asentí.
—No se vale el Go Fish (Go Fish: Juego de cartas en donde los jugadores piden las cartas que necesiten y se las intercambian).
, Pollyanna. —dijo Frankie, mirando sus cartas.
—Cierra la boca, Frank. —Soltó Nick, mirando a su hermano antes de volver su vista a mi mano—. Estás buscando cartas altas, números consecutivos, y de la misma clase si eres muy afortunada.
En la primera mano Nick miró mis cartas y yo las suyas. Básicamente asentía y sonreía, jugando cuando me decían que lo hiciera. Ambos, Nick y yo perdimos, y mis fichas habían disminuido para el final de la primera ronda.
Luego de que Kevin repartiera, no le permití a Nick ver mis cartas. —Creo que lo tengo. —dije.
— ¿Estás segura? —Preguntó.
—Estoy segura, bebé. —Sonreí.
Tres manos después, ya había recuperado mis fichas y bajado la de los demás con un par de Ases, una escalera y la carta más alta.
— ¡Mierda! —Se quejó Frakie—. ¡La suerte de principiantes apesta!
—Tienes a una chica que aprende rápido, Nick. —dijo Paul, moviendo la boca alrededor de su cigarro.
Nick tomó un sorbo de su cerveza. — ¡Me estás haciendo orgulloso, Pigeon! —Sus ojos estaban brillantes de emoción, y su sonrisa era diferente a la que siempre le había visto.
—Gracias. —Sonreí.
—Aquellos que no pueden, enseñan. —Kevin sonrió satisfecho.
—Muy gracioso, imbécil. —Murmuró Nick.
Cuatro manos después, tomé lo último de mi cerveza y encogí los ojos hacia el único hombre en la mesa que no se había rendido. —Está de tu parte, Joe. ¿Vas a seguir siendo un bebé o vas a dar la cara como un hombre?
— ¡Que se joda! —dijo, poniendo lo último de sus fichas.
Nick me miró, animado. Me recordó a la expresión de aquellos cuando lo venían pelear.
— ¿Qué tienes, Pigeon?
— ¿Joe? —Pregunté.
Una gran sonrisa cruzó su cara. — ¡Flush (Flush: Mano de cartas, en donde todas son de la misma clase).
! —Gritó, abriendo sus cartas en la mesa.
Cinco pares de ojos se dirigieron a mí. Escaneé la mesa y luego tiré mis cartas. — ¡Acepten su derrota y lloren, chicos! ¡Ases y ochos! —dije, riendo.
— ¿Un Full House (Full House: Mano de cartas que contiene tres cartas de un rango y las otras dos de otro rango).
? ¿Qué demonios? —Frank lloró.
—Lo siento. Siempre quise decir eso. —dije, tomando mis fichas.
Los ojos de Kevin se encogieron. —Esto no es sólo suerte de principiantes. Ella juega.
Nick miró a Kevin por un momento y luego giró la vista hacia mí. — ¿Has jugado alguna vez, Pidge?
Junté mis labios y me encogí de hombros, dando mi mejor mirada inocente. La cabeza de Nick se fue hacia atrás dejando escapar una gran risotada. Trató de hablar, pero no pudo, y enterró su puño en la mesa.
— ¡Tu novia nos acaba de estafar! —dijo Joe, apuntando en mi dirección.
— ¡DE NINGUNA JODIDA MANERA! —Se quejó Frankie, levantándose.
—Buen plan, Nick. Traer un tiburón de cartas a la noche de póker. —dijo Paul, guiñándome.
— ¡No lo sabía! —dijo él, sacudiendo la cabeza.
— ¡Tonterías! —Me miró Kevin.
— ¡En serio! —Soltó entre risas.
—Odio decirlo, hermano. Pero creo que me enamoré de tu chica. —dijo Adam.
—Hey, ya. —Soltó Nick, su sonrisa inmediatamente convirtiéndose en una mueca.
—Ya está bueno. Estaba solamente dejándotela fácil, __(tn), pero quiero mi dinero de vuelta, ahora. —Advirtió Frankie.
Nick no jugó en las próximas rondas, viendo a sus hermanos luchar por recuperar su dinero. Mano tras mano, les gané sus fichas, y mano tras manos, Kevin me miraba más de cerca. Cada vez que mostraba mis cartas, Nick y Paul reían, Joe maldecía, Adam proclamaba su innegable amor por mí, y Frankie soltaba una rabieta.
Una vez sentados en el salón, cambie mis fichas por dinero y le di cien dólares a cada uno. Paul se negó, pero los hermanos aceptaron con gratitud. Nick tomó mi mano y caminamos a la puerta. Pude ver que estaba triste, así que apreté mi mano en la suya.
— ¿Qué sucede, bebé?
— ¡Acabas de regalar cuatrocientos dólares, Pidge! —Frunció el ceño.
—Si esto hubiera sido en una noche de póker en Sig Tau, me los hubiera quedado. No les puedo robar a tus hermanos la primera vez que los conozco.
— ¡Ellos se hubieran quedado con tu dinero! —dijo.
—No lo hubiera dudado ni por un segundo, tampoco. —Rió Joe.
Kevin me miraba en silencio desde la esquina de la habitación.
— ¿Por qué sigues mirando a mi chica, Kev?
— ¿Cuál fue que dijiste era su apellido? —Preguntó Kevin.
Apoyé mi peso en la otra pierna, nerviosa. Nick notando mi incomodidad, volteó la mirada a su hermano y abrazó mi cintura. No estaba segura si lo hizo como una reacción protectora o si se estaba preparando para lo que su hermano podría decir.
—Es Abernathy. ¿Por qué?
—Puedo entender por qué no lo averiguaste antes de esta noche, Nick, pero ya no tienes ninguna excusa. —dijo Kevin, satisfecho.
— ¿De qué mierda estás hablando? —Preguntó Nick.
— ¿Por casualidad no estarás emparentada con Mick Abernathy? —Preguntó Kevin.
Todas las cabezas se voltearon en mi dirección, y nerviosamente recogí mi pelo hacia atrás. — ¿De dónde conoces a Mick?
Nick torció su cabeza para poder mirarme. —Es uno de los mejores jugadores de póker que haya existido. ¿Lo conoces?
Me estremecí, sabiendo que finalmente había sido arrinconada para contar la verdad. —Es mi padre.
Toda la habitación explotó.
— ¡DE NINGUNA JODIDA MANERA!
— ¡LO SABÍA!
— ¡ACABAMOS DE JUGAR CON LA HIJA DE MICK ABERNATHY!
— ¿MICK ABERNATHY? ¡SANTA MIERDA!
Kevin, Paul y Nick eran los únicos que no gritaban. —Les dije que no debía jugar. —dije.
—Si nos hubieras dicho que eras la hija de Mick Abernathy, tal vez te hubiéramos tomado más en serio. —dijo Kevin.
Miré a Nick, quien me miraba con asombro.
— ¿Tú eres Lucky Thirteen (Lucky Thirteen: Trece afortunado)? —Preguntó, sus ojos estaban un poco nublados.
Frankie se levantó y me apuntó, su boca se abrió en asombro. — ¡Lucky Thirteen está en nuestra casa! ¡De ninguna manera! ¡No lo creo, joder!
—Ese fue un apodo que la prensa me dio. Y la historia no era exactamente correcta. —dije.
—Necesito llevar a __(tn) a casa, chicos. —dijo Nick, todavía mirándome.
Paul me miró por encima de sus lentes. — ¿Por qué no era correcta?
—Yo no le quité la suerte a mi papá. Es decir, que ridículo. —Reí, enredando un mechón de pelo alrededor de mi dedo, nerviosa.
Kevin sacudió la cabeza. —No, Mick dio esa entrevista. Dijo que a la media noche de tu decimotercer cumpleaños su suerte se acabó.
—Y la tuya empezó. —Añadió Nick.
— ¡Fuiste criada por mafiosos! —dijo Frank, riendo con emoción.
—Oh… no. —Reí una vez—. Ellos no me criaron. Sólo estuvieron alrededor… bastante.
—Es una pena, Mick soltándole tu nombre a la mafia por medio de la prensa. Eras sólo una niña. —dijo Paul, sacudiendo la cabeza.
—En todo caso, fue suerte de principiantes. —dije, tratando de esconder mi humillación.
—Fuiste enseñada por Mick Abernathy —dijo Paul, sacudiendo la cabeza en asombro—. Estabas jugando profesionalmente y ganando a la edad de trece años, por Cristo santo. —Miró a Nick—. No apuestes en su contra, hijo. Ella no pierde.
Nick me miró entonces, sus ojos aún sorprendidos y desorientados. —Uh… Nos tenemos que ir, papá. Adiós, chicos.
La profunda y emocionada voz de la familia de Nick se desvaneció cuando él me arrastró por la puerta hasta su moto. Me agarré el cabello en un moño, y ajusté mi chaqueta, esperando a que hablara. Se subió a la moto sin palabras, y yo me monté en el asiento detrás de él.
Estaba segura que sentía que no había sido honesta con él, y probablemente estaba avergonzado de haberse enterado de una parte tan importante de mi vida al mismo tiempo que su familia. Esperaba una gran discusión al llegar a su apartamento, e inventé una docena de disculpas para el momento en que llegamos a la puerta.
Me llevó por el pasillo de la mano, y me ayudó con la chaqueta.
Tiré del gancho color caramelo que ataba mi cabello, el cual calló por mis hombros en gruesas ondas. —Sé que estás enojado conmigo —dije sin poder mirarlo a los ojos—. Discúlpame que no te lo dije, pero no es algo de lo que hablo.
— ¿Enojado contigo? —dijo—. Estoy tan caliente que no puedo ver claramente. Le acabas de robar el dinero a los imbéciles de mis hermanos sin siquiera pestañear, lograste asombrar a mi papá, y estoy bastante seguro de que perdiste a propósito aquella apuesta que hicimos antes de mi pelea.
—Yo no diría eso…
Levantó la barbilla. — ¿Pensaste que ibas a ganar?
—Bueno… no, no exactamente. —dije, quitándome los tacones.
Nick sonrió. —Entonces, querías estar aquí conmigo. Creo que me acabo de enamorar de ti de nuevo.
— ¿Cómo es que no estás enojado en este momento? —Pregunté, tirando mis zapatos al closet.
Suspiró y asintió. —Es algo bastante importante, Pidge. Debiste habérmelo dicho. Pero entiendo por qué no lo hiciste. Viniste aquí para apartarte de todo eso. Es como si el cielo se abriera… ahora todo tiene sentido.
—Bueno, eso es un alivio.
—Lucky Thirteen. —dijo, sacudió la cabeza y me sacó la camisa.
—No me llames así, Nick. No es algo bueno.
— ¡Eres jodidamente famosa, Pigeon! —Soltó, sorprendido por mis palabras. Desabotonó mis jeans y los bajó hasta mis tobillos, ayudándome a sacarlos.
—Mi padre me odió luego de eso. Todavía me culpa por todos sus problemas.
Nick se arrancó la camisa y me abrazó a él. —Todavía no puedo creer que la hija de Mick Abernathy está parada frente a mí, he estado contigo todo este tiempo y no tenía ni idea.
Lo empujé lejos. —No soy la hija de Mick Abernathy, Nick. Eso fue lo que dejé atrás. Soy __(tn). ¡Sólo __(tn)! —dije, caminando al closet. Arranqué una camisa de su gancho y me la puse.
Suspiró. —Lo siento. Estoy un poco sorprendido.
— ¡Solamente soy yo! —Llevé las palmas de mis manos contra mi pecho, desesperada porque entendiera.
—Sí, pero…
—Pero nada. La manera en que me estás mirando en este instante. Es justamente por eso que no te lo había dicho. —Cerré los ojos—. No voy a vivir así de nuevo, Nick. Ni siquiera contigo.
— ¡Whoa! Cálmate, Pigeon. No nos dejemos llevar. —Sus ojos se concentraron y caminó hacia mí, envolviéndome en sus brazos—. No me importa lo que fuiste o lo que ya no eres. Sólo te quiero a ti.
—Entonces, supongo que tenemos eso en común.
Me llevó hacia la cama, sonriéndome. —Somos sólo tú y yo contra el mundo, Pidge.
Me acurruqué junto a él, acomodándome en el colchón. Nunca planeé que nadie excepto América se enterara de Mick, y nunca esperé que mi novio perteneciera a una familia de aficionados al póker. Suspiré profundo, presionando mi mejilla contra su pecho.
— ¿Qué sucede? —Preguntó.
—No quiero que nadie se entere, Nick. No quería que tú te enteraras.
—Te amo, __(tn). No lo volveré a mencionar, ¿de acuerdo? Tu secreto está a salvo conmigo. —dijo, besando mi frente.
—Sr. Jonas, ¿Cree que puede bajar el tono hasta después de la clase? —dijo el Profesor Cheney, refiriéndose a mi risa mientras Nick enterraba su nariz en mi cuello.
Aclaré mi garganta, sintiendo como mis mejillas se encendían en vergüenza.
—No lo creo, Dr. Cheney. ¿Le ha echado un buen vistazo a mi chica? —dijo Nick, señalándome.
La risa inundó el salón, y mi cara se incendió. El Profesor Cheney me miró con cara medio divertida y medio incomoda, y luego le sacudió la cabeza a Nick.
—Sólo haga lo mejor que pueda. —dijo Cheney.
La clase se volvió a reír, y yo me hundí en mi asiento. Nick recostó su brazo en la espalda de mi silla, y la clase continuó. Luego de que terminara la hora, Nick me acompañó a mi próxima clase.
—Perdóname si te avergüenzo. No lo puedo evitar.
—Inténtalo.
Parker caminó junto a nosotros, y cuando le devolví su asentimiento con una sonrisa educada, sus ojos brillaron. —Hola, __(tn). Te veo adentro. —Caminó al salón, y Nick lo fulminó por unos tensos segundos.
—Oye —Jalé su brazo hasta que me miró—. Olvídate de él.
—Le ha estado diciendo a los chicos en la fraternidad que aún lo llamas.
—Eso no es verdad. —dije, inafectada.
—Yo lo sé, pero ellos no. Dice que sólo está esperando su turno. Le dijo a Brad que tú sólo estás esperando por el momento correcto para dejarme, y que lo llamas para decirle cuán infeliz eres. Me está empezando a molestar.
—Tiene una gran imaginación. —Miré a Parker, y cuando se encontró con mis ojos lo fulminé con la mirada.
— ¿Te enojarías si te avergüenzo una vez más?
Me encogí de hombros, y Nick no perdió tiempo en meterme al salón. Se detuvo en mi mesa, poniendo mi bolso en el piso. Miró a Parker y luego me jaló hacia él, y me besó, profundo y determinado. Trabajó mis labios en su usual
manera reservada sólo para el dormitorio, y no pude evitar tomar su camisa con ambos puños.
Los murmullos y las risas se volvieron más fuertes luego de que era claro que Nick no se iba a apartar pronto.
— ¡Creo que la dejó embarazada! —Alguien desde el final del salón gritó, riéndose.
Me separé con los ojos cerrados, tratando de recuperar mi aliento. Cuando miré a Nick, él me devolvía la mirada con la misma fuerza retenida.
—Sólo intentaba probar un punto. —Murmuró.
—Buen punto. —Asentí.
Nick sonrió, besó mi mejilla y luego miró a Parker quien estaba echando humo en su asiento.
—Te veo en el almuerzo. —Guiñó.
Caí en mi silla y suspiré, tratando de disipar el hormigueo en medio de mis piernas.
Soporté toda la clase de Cálculo, y cuando la hora terminó, vi a Parker apoyado en la pared junto a la puerta.
—Parker. —Asentí. Determinada en no darle la reacción que él quería.
—Sé que estás con él, no tiene que violarte en frente de toda una clase para mostrármelo.
Me detuve de inmediato y me preparé para atacar. —Entonces, tal vez deberías dejar de decirle a tus hermanos de fraternidad que yo todavía te llamo. Lo vas a molestar demasiado, y no me voy a sentir mal cuando entierre su bota en tu trasero.
Arrugó la nariz. —Escúchate. Te has estado juntando demasiado con Nick.
—No, está soy yo. Es solamente un lado de mí que no conocías.
—No fue como si me hubieras dado la oportunidad, ¿cierto?
Suspiré. —No quiero pelear contigo, Parker. Simplemente no funcionó, ¿está bien?
—No, no está bien. ¿Crees que disfruté siendo el hazme reír de Eastern? Nick Jonas es el tipo que apreciamos sólo porque nos hace lucir bien. Él usa a las chicas, las bota, e incluso los mayores idiotas de Eastern parecen Príncipes Azules frente a Nick.
— ¿Cuándo vas a abrir los ojos y vas a ver que él es diferente ahora?
—Él no te ama, __(tn). Solamente eres un brillante juguete nuevo. Aunque luego de la escena que hizo en el salón, asumo que ya no eres tan brillante.
Mi mano voló a su cara antes de darme cuenta que lo había hecho.
—Si hubieras esperado dos segundos, te hubiera ahorrado el esfuerzo, Pidge. —dijo Nick, empujándome detrás de él.
Tomé su brazo. —Nick, no.
Parker se veía un poco nervioso, mientras el perfecto contorno rojo de mi mano aparecía en su mejilla.
—Te lo advertí. —dijo Nick, empujando a Parker violentamente contra la pared.
La mandíbula de Parker se tensó, y me fulminó con la mirada. —Considera esto un cierre, Nick. Ahora puedo ver que ustedes dos están hechos el uno para el otro.
—Gracias. —dijo Nick, llevando su brazo a mis hombros.
Parker se separó de la pared y caminó inmediatamente al otro lado del pasillo, hacia las escaleras, cerciorándose de que Nick no lo seguía con una rápida mirada.
— ¿Estás bien? —Preguntó Nick.
—Me duele la mano.
Sonrió. —Eso fue asombroso, Pidge. Estoy impresionado.
—Probablemente me va a demandar y terminaré pagando su carrera en Harvard. ¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que nos íbamos a encontrar en la cafetería.
Un lado de su boca se levantó en una sonrisa maliciosa. —No me podía concentrar en clases. Todavía estoy sintiendo ese beso.
Miré por el pasillo y luego a él. —Ven conmigo.
Sus cejas se unieron sobre su sonrisa. — ¿Qué?
Caminé hacia atrás, arrastrándolo hasta que sentí la manilla del laboratorio de Física. La puerta se abrió, y con una mirada hacia atrás, vi que estaba solo y oscuro. Jalé su mano, riéndome por su expresión confusa, y luego tranqué la puerta, empujándolo contra ella.
Lo besé y se rió. — ¿Qué estamos haciendo?
—No quiero que no seas capaz de concentrarte en clases. —dije, besándolo de nuevo. Me levantó y enredé mis piernas a su alrededor.
—No estoy seguro de qué hice sin ti todo este tiempo —dijo, sosteniéndome con una mano y desabotonándose el cinturón con la otra—. Pero nunca lo quiero averiguar. Eres todo lo que siempre he querido, Pigeon.
—Solo recuerda eso cuando tome todo tu dinero en el próximo juego de póker. —dije, quitándome la camisa.
kathaliina96
Beautiful Disaster (Adaptacion) (Nick y Tu)
Capitulo 13:
Casa Llena
Casa Llena
Di vueltas alrededor, escrutando mi reflejo con una mirada escéptica. Era blanco y sin espalda, peligrosamente corto, y el corsé estaba sujeto por una cadena corta de pedrería que formaba como un collar alrededor de mi cuello.
— ¡Wow! ¡Nick se va a mear encima cuando te vea con eso! —dijo América.
Puse mis ojos en blanco.
— ¡Qué romántico!
—Vas a llevar ése. No te pruebes nada más, ése es el indicado —dijo, aplaudiendo con entusiasmo.
— ¿No crees que es demasiado corto? Mariah Carey muestra menos piel.
América sacudió su cabeza.
—Insisto. Me di vuelta en el banquillo mientras América se probaba un vestido tras otro, más indecisa a la hora de elegir uno para sí misma. Al final se decidió por uno extremadamente corto, ajustado, de color piel, que dejaba uno de sus hombros desnudo. Nos dirigimos en su Honda al apartamento para encontrar el lugar del Charger vacío y a Toto solo. América sacó su celular y marcó, sonriendo cuando Shepley respondió. — ¿A dónde fuiste, Bebé? —ella asintió y luego me miró—. ¿Por qué estaría molesta? ¿Qué tipo de sorpresa? —dijo cautelosa. Me miró de nuevo y luego entró al cuarto de Shepley, cerrando la puerta. Froté las puntiagudas y negras orejas de Toto mientras América murmuraba en la habitación. Cuando salió, trató de esconder la sonrisa en su cara. — ¿Qué están tramando ahora? —Pregunté. —Están en camino a casa. Dejaré que Nick te diga —dijo, sonriendo de oreja a oreja. —Oh Dios… ¿qué? —Pregunté. —Acabo de decir que no puedo contarte. Es una sorpresa.
Yo jugueteé con mi pelo y me miraba las uñas, incapaz de estarme quieta mientras esperaba a Nick para que diera a conocer su última sorpresa. Una fiesta de cumpleaños, un cachorro—no podía imaginar que podría ser lo siguiente. El fuerte ruido del motor del Charger de Shepley anunció su llegada. Los chicos rieron mientras subían las escaleras.
—Están de buen humor —dije—, esa es una buena señal.
Shepley entró primero.
—Simplemente no quería que pensaras que había una razón por la cual él se hizo uno y yo no.
América se puso de pie para saludar a su novio, y echó sus brazos alrededor suyo.
—Eres tan tonto Shep. Como si fuera a enojarme por eso. Si quisiera un novio loco, saldría con Nick —dijo América sonriendo, mientras inclinaba su cabeza para darle un beso.
—No tiene nada que ver con la manera en la que me siento por ti —agregó Shepley.
Nick atravesó la puerta con un vendaje cuadrado de gasa en su muñeca. Me sonrió y luego se derrumbó en el sofá, descansando su cabeza en mi regazo.
No podía apartar la mirada del vendaje.
—De acuerdo… ¿qué hiciste?
Nick sonrió y tiró de mí hacia abajo para besarlo. Podía sentir el nerviosismo irradiando de él. Por fuera estaba sonriendo, pero tuve la clara sensación de que él no estaba seguro de cómo iba a reaccionar ante lo que había hecho.
—Hice un par de cosas hoy.
— ¿Cómo qué? —Pregunté suspicaz.
Nick rió.
—Tranquilízate, Pidge. No es nada malo.
— ¿Qué le pasó a tu muñeca? —Dije tirando de su mano por los dedos.
Un estruendoso motor diesel se detuvo fuera y Nick saltó del sofá para abrir la puerta.
— ¡Ya era hora! ¡He estado en casa por lo menos desde hace cinco minutos! —dijo con una sonrisa.
Un hombre entró del revés, cargando un sofá gris cubierto con plástico, seguido por otro hombre que traía la parte trasera del mismo. Shepley y Nick movieron el sofá, conmigo y Toto todavía encima, hacia adelante, y entonces los hombres pusieron el nuevo sofá en el lugar del otro. Nick sacó el plástico y luego me levantó en sus brazos, colocándome en los blandos almohadones.
— ¿Tienen uno nuevo? —Pregunté, sonriendo de oreja a oreja.
—Sí, y un par de otras cosas también. Gracias chicos —dijo mientras los hombres de la mudanza levantaban el viejo sofá y se iban de la misma manera en que vinieron.
—Ahí van un montón de recuerdos —sonreí.
—Ninguno que yo quisiera conservar, —él se sentó a mi lado y suspiró, mirándome por un momento antes de quitar la cinta que sostenía la gasa en su brazo—. No te alteres.
Mi mente empezó a correr, pensando en qué podría haber debajo de la venda. Imaginé una quemadura, o puntos o algo igual de espantoso.
Él tiró del vendaje y me quedé sin aliento al sólo ver las simples letras en negro tatuadas a través de la parte inferior de su muñeca, la piel a su alrededor estaba roja y brillante por el antibiótico que él había untado encima. Sacudí mi cabeza con incredulidad al leer la palabra.
Pigeon
— ¿Te gusta? —Preguntó.
— ¿Tienes mi nombre tatuado en tu muñeca? —Dije las palabras, pero no sonaba como mi voz. Mi mente se extendía en todas las direcciones, pero incluso así, me las arreglé para hablar con un tono calmado.
—Sí —dijo, besando mi mejilla mientras yo miraba con incredulidad la tinta permanente en su piel.
—Traté de hacerle entrar en razón __(tn). Él no ha hecho nada loco por un tiempo. Creo que estaba teniendo síntomas de la abstinencia —dijo Shepley sacudiendo su cabeza.
— ¿Qué te parece? —Preguntó Nick.
—Deberías haberle consultado antes, Nick —dijo América, sacudiendo la cabeza y cubriendo su boca con sus dedos.
— ¿Preguntarle qué? ¿Si podía hacerme un tatuaje? —Frunció el ceño, volviéndose hacia mí—. Te amo. Quiero que todos sepan que soy tuyo.
Me moví nerviosamente.
—Eso es permanente Nick.
—Al igual que nosotros —dijo, tocando mi mejilla.
—Muéstrale el resto, —dijo Shepley.
— ¿El resto? —Dije bajando la mirada hacia su otra muñeca.
Nick se levantó, tirando hacia arriba de su camisa. Sus impresionantes abdominales se estiraban y se contraían con el movimiento. Nick se volteó, y en su costado había otro tatuaje fresco extendido a lo largo de sus costillas.
— ¿Qué es eso? —Pregunté, mirando de soslayo los símbolos verticales.
—Es hebreo —Nick sonrió.
— ¿Qué significa?
—Dice, ―Pertenezco a mi amada, y mi amada me pertenece‖.
Mis ojos se encontraron con los suyos.
— ¿No estabas contento con un tatuaje, así que te hiciste dos?
—Es algo que siempre dije que me iba a hacer cuando conociera a La Indicada. Te conocí… así que fui y me hice los tatuajes, —su sonrisa se desvaneció cuando vio mi expresión—. ¿Estás enojada, no? —dijo tirando hacia abajo su camisa.
—No estoy enojada. Yo sólo… esto es un poco abrumador.
Shepley atrajo a América a su costado con un brazo.
—Acostúmbrate, __(tn). Nick es impulsivo y va siempre con todo. No creo que esto se acabe hasta que consiga ponerte un anillo en el dedo.
Las cejas de América se dispararon primero hacia mí y luego hacia Shepley.
— ¿Qué? ¡Pero si acaban de empezar a salir!
—Creo… creo que necesito un trago —dije, caminando hacia la cocina.
Nick se echó a reír, mirándome a través de los gabinetes.
—Él estaba bromeando, Pidge.
— ¿Lo estaba? —Preguntó Shepley.
—Él no estaba hablando sobre un tiempo de corto plazo —dijo Nick. Se volteó hacia Shepley y se quejó—. Muchas gracias, imbécil.
—Tal vez ahora dejes de hablar de eso —Shepley sonrió.
Me serví un trago de whisky en un vaso y tiré mi cabeza hacia atrás, tomándolo todo de un trago. Mi rostro se comprimió mientras el líquido quemaba bajando por mi garganta.
Nick me rodeó gentilmente con sus brazos la cintura desde atrás.
—No te estoy proponiendo, Pidge. Son sólo tatuajes.
—Lo sé —dije asintiendo mientras me servía otro trago.
Nick me quitó la botella y le puso la tapa, metiéndola de nuevo en el gabinete. Cuando no me di la vuelta, él giró mis caderas para ponerme frente a él.
—De acuerdo. Tuve que habértelo mencionado antes, pero decidí comprar el sofá y luego una cosa llevó a la otra. Me emocioné.
—Esto es muy rápido para mí, Nick. Mencionaste lo de vivir juntos, te marcaste con mi nombre, me estás diciendo que me amas… todo esto es muy… rápido.
Nick frunció el ceño.
—Te estás alterando. Te dije que no te alteraras.
— ¡Es difícil no hacerlo! ¡Te enteraste sobre mi papá y todo lo que sentías antes se había ampliado!
— ¿Quién es tu papá? —Preguntó Shepley, claramente molesto por no saber nada. Cuando no le hice caso, suspiró—. ¿Quién es su papá? —Le preguntó a América.
América sacudió su cabeza con desdén.
La expresión de Nick cambió con disgusto.
—Mis sentimientos por ti no tienen nada que ver con tu papá.
—Vamos a ir a esta fiesta de parejas mañana. Se supone que es una gran cosa donde vamos a anunciar nuestra relación o algo, ¡Y ahora tú tienes mi nombre en tu brazo y este proverbio hablando de cómo nos pertenecemos! ¿Es loco, de acuerdo? ¡Estoy alterada!
Nick agarró mi rostro y plantó su boca en la mía, y luego me levantó del suelo, colocándome en el mostrador.
Su lengua pidió entrar en mi boca, y cuando le dejé, gimió.
Sus dedos excavaron en mis caderas, trayéndome más cerca.
—Eres tan jodidamente caliente cuando te enojas —dijo contra mis labios.
—Está bien —respiré—, estoy calmada.
Él sonrió, contento de que su plan de distracción haya funcionado.
—Todo sigue siendo lo mismo, Pidge. Seguimos siendo sólo tú y yo.
—Ustedes dos están locos —dijo Shepley, sacudiendo su cabeza. América golpeó juguetonamente su hombro.
—__(tn) también compró algo para Nick hoy.
— ¡América! —le regañé.
— ¿Encontraste un vestido? —me preguntó sonriendo.
—Sí —envolví mis piernas y brazos alrededor suyo—. Mañana va a ser tu turno de enloquecer.
—Estoy esperando ansioso por eso —dijo, sacándome del mostrador. Saludé a América con la mano mientras Nick me llevaba por el pasillo.
El viernes después de clases, América y yo pasamos la tarde en el centro, arreglándonos y disfrutando. Nos hicimos la manicura y la pedicura, nos depilamos, bronceamos nuestra piel y nos arreglamos el cabello. Cuando volvimos al apartamento, cada espacio había sido cubierto por ramos de rosas. Rojas, rosadas, amarillas y blancas—parecía una florería.
— ¡Oh Dios mío! —Chilló América cuando entró por la puerta.
Shepley miró a su alrededor, luciendo orgulloso.
—Fuimos a comprar flores, pero ninguno de los dos pensó que un solo ramo sería suficiente.
Abracé a Nick.
—Ustedes son… son increíbles, chicos. Gracias.
El palmeó mi trasero.
—Treinta minutos para la fiesta, Pidge.
Los chicos se vistieron en la habitación de Nick mientras nosotras nos deslizábamos en nuestros vestidos en el cuarto de Shepley. Justo mientras me colocaba mis tacones plateados, alguien golpeó la puerta.
—Hora de irnos, señoritas —dijo Shepley.
América salió y Shepley silbó.
— ¿Dónde está ella? —Preguntó Nick.
—__(tn) está teniendo algunos problemitas con sus zapatos. Saldrá en un segundo —América explicó.
— ¡El suspenso me está matando, Pigeon! —Gritó Nick.
Salí jugueteando con mi vestido mientras Nick se paraba enfrente de mí, inexpresivo.
América le pegó un codazo y el pestañeó.
—Santo cielo.
— ¿Estás listo para enloquecer? —Preguntó América.
—No estoy enloqueciendo, ella luce increíble —dijo Nick.
Sonreí y luego, lentamente, me di la vuelta para mostrarle la caída pronunciada de la tela en la parte trasera del vestido.
—Bien, ahora estoy enloqueciendo —dijo, acercándose a mí y haciéndome dar una vuelta.
— ¿No te gusta? —Le pregunté.
—Necesitas una cazadora —corrió al perchero y luego a toda prisa cubrió mis hombros con el abrigo.
—Ella no puede vestir eso toda la noche, Nick —se rió América.
—Te ves hermosa, __(tn) —dijo Shepley como una disculpa por el comportamiento de Nick.
La expresión de Nick se veía dolida mientras hablaba.
—Te ves hermosa. Te ves increíble… pero no puedes vestir eso. Tu falda es… wow, tus piernas son… ¡tu falda es demasiado corta y es sólo la mitad de un vestido! ¡Ni siquiera cubre tu espalda!
No pude evitarlo, pero sonreí.
—Esa es la forma en que está hecho, Nick.
— ¿Ustedes dos viven para torturarse el uno al otro? —Shepley frunció el seño.
— ¿No tienes un vestido más largo? —Preguntó Nick.
Miré hacia abajo.
—En realidad es bastante modesto en el frente. Es solamente en la espalda donde muestra mucha piel.
—Pigeon —hizo una mueca con sus siguientes palabras—, no quiero que te enojes, pero no puedo llevarte a la casa de mi fraternidad luciendo así. Me voy a meter en una pelea en los primeros cinco minutos que estemos ahí, cariño.
Me incliné hacia arriba con las puntas de mis pies y besé sus labios.
—Tengo fe en ti.
—Esta noche va a apestar. —se quejó.
—Esta noche va a ser fantástica —dijo América, ofendida.
—Simplemente piensa en lo fácil que va a ser sacármelo más tarde —dije, besando su cuello.
—Ese es el problema. Todos lo demás chicos ahí estarán pensando la misma cosa.
—Pero tú serás el único que va a averiguarlo, —murmuré. Él no respondió así que me eché hacia atrás para evaluar su expresión.
— ¿De verdad quieres que me cambie?
Nick escaneó mi rostro, mi vestido, mis piernas y luego exhaló.
—No importa qué vistas, eres preciosa. Debería acostumbrarme a eso ahora, ¿verdad? —me encogí de hombros y él sacudió su cabeza—. Muy bien, ya es tarde. Vamos.
Me acurruqué junto a Nick en busca de su calor mientras caminábamos del coche a la casa Sigma Tau. El aire estaba lleno de humo, pero cálido. La música resonaba desde el sótano y Nick asentía con la cabeza al compás de ella. Todo el mundo volteó simultáneamente. No estaba segura si estaban mirando porque Nick estaba en una fiesta de parejas, porque llevaba pantalones de vestir, o por mi vestido, pero todos nos estaban mirando.
América se inclinó para susurrarme en el oído: —Estoy tan contenta de que estés aquí, __(tn). Me siento como si hubiera despertado en una película de Molly Ringwald.
—Me alegro de poder ayudar —me quejé.
Nick y Shepley tomaron nuestros abrigos y luego nos guiaron a través de la sala a la cocina. Shepley tomó cuatro cervezas de la nevera y le dio una a América, y después a mí. Nos quedamos en la cocina, escuchando a los hermanos de fraternidad de Nick discutir su última pelea. Las hermanas de la fraternidad acompañándolos resultaron ser las mismas rubias tetonas que siguieron a Nick en la cafetería la primera vez que hablamos.
Lexie era fácil de reconocer. No podía olvidar el aspecto de su cara cuando Nick la empujó fuera de su regazo por insultar a América. Ella me miraba con curiosidad, estudiando cada una de mis palabras. Sabía que estaba curiosa del por qué Nick Jonas me encontró irresistible y me encontré a mí misma tratando de demostrárselo. Mantuve mis manos sobre las de Nick, añadiendo bromas inteligentes en los momentos precisos de la conversación, y bromeando con él sobre sus nuevos tatuajes.
—Amigo, ¿tienes el nombre de tu chica en tu muñeca? ¿Qué diablos te poseía para hacer eso? —dijo Brad.
Nick orgullosamente volteó su mano para revelar mi nombre.
—Estoy loco por ella, —dijo, mirando con ojos cálidos.
—Apenas la conoces. —se burló Lexie.
Él no quitó sus ojos de los míos. —Pasamos todo el tiempo juntos. La conozco. —Frunció el ceño—. Pensé que el tatuaje te había molestado. ¿Ahora estás presumiéndolo?
Me incliné para besar su mejilla y me encogí de hombros. —Cada vez me gusta más.
Shepley y América se dirigieron escaleras abajo y nosotros los seguimos, tomados de la mano. Los muebles habían sido empujados a lo largo de las paredes para así formar una improvisada pista de baile, y cuando bajábamos las escaleras, una canción lenta comenzó a tocar.
Sonreí y presioné mi mejilla contra su pecho. Él extendió su mano contra mi espalda, cálida y suave ante mi piel desnuda.
—Todo el mundo te está mirando en este vestido —dijo. Miré hacia arriba, esperando ver una expresión tensa, pero él estaba sonriendo—. Creo que es genial… estar con la chica que todo el mundo quiere.
Puse los ojos en blanco. —Ellos no me quieren. Sólo están curiosos por saber por qué tú me quieres. Y de todos modos, lo siento por cualquiera que piense que tiene una oportunidad. Estoy desesperadamente y completamente enamorada de ti.
Una mirada de dolor oscureció su rostro. — ¿Sabes por qué te quiero? No sabía que estaba perdido hasta que tú me encontraste. No sabía lo que era estar solo hasta la primera noche que pasé sin ti en mi cama. Tú eres lo único que he hecho bien. Tú eres lo que he estado esperando, Pigeon.
Me estiré para tomar su rostro entre mis manos y él envolvió sus brazos alrededor de mí, levantándome del suelo. Apreté mis labios contra los suyos, y él me besó con toda la emoción de lo que acaba de decir. Fue en ese momento que me di cuenta de por qué se había hecho el tatuaje, por qué me había elegido a mí y por qué yo era diferente. No era sólo yo, y no era sólo él, la excepción era que estábamos juntos.
Un ritmo más rápido vibró a través de los altavoces, y Nick me puso sobre mis pies. — ¿Todavía quieres bailar?
América y Shepley aparecieron junto a nosotros y yo levanté una ceja. —Sólo si piensas que me puedes seguir el ritmo.
N sonrió. —Pruébame.
Moví mis caderas contra las de él y pasé la mano por su camisa, desabrochando los primeros dos botones, Nick se echó a reír y sacudió la cabeza, y me di la vuelta, moviéndome contra él al ritmo de la música. Me agarró de las caderas y estiré mi mano, agarrando su trasero. Me incliné hacia
adelante y él hundió los dedos en mi piel. Cuando me levanté, colocó sus labios en mi oído.
—Sigue así y nos vamos a ir temprano.
Me di la vuelta y sonreí, echando mis brazos alrededor de su cuello. Él se pegó a mí y saqué su camisa de sus pantalones, deslizando mis manos por su espalda, presionando mis dedos en sus fuertes músculos y tuve que sonreír al oír el ruido que él hizo cuando probé su cuello.
—Jesús, Pigeon, me estás matando, —dijo, agarrando el dobladillo de la falda, tirándola hacia arriba lo suficiente para acariciar mis muslos con sus dedos.
—Creo que sabemos lo que es la atracción sexual. —se burló Lexie detrás de nosotros.
América se dio la vuelta, dirigiéndose hacia Lexie en pie de guerra. Shepley la sostuvo justo a tiempo.
— ¡Dilo otra vez! —dijo América—. ¡Te reto, perra!
Lexie se escondió detrás de su novio, sorprendida por la amenaza de América.
—Será mejor que le pongas un bozal a tu cita, Brad —Nick advirtió.
Dos canciones más tarde, el cabello detrás de mi cuello estaba pesado y húmedo. Nick besó la piel justo debajo de mi oreja.
—Vamos, Pidge. Necesito un cigarrillo.
Él me llevó por las escaleras y luego agarró el abrigo antes de guiarme al segundo piso. Salimos al balcón para encontrar a Parker y a su cita. Ella era más alta que yo, su corto y oscuro cabello estaba recogido hacia atrás con un solo broche. Me di cuenta de sus tacones de aguja puntiaguda de inmediato, con su pierna enganchada alrededor de la cadera de Parker. Ella estaba con su espalda contra la pared de ladrillo, y cuando Parker nos vio, él sacó su mano debajo de la falda de la chica.
—__(tn). —dijo, sorprendido y sin aliento.
—Hola, Parker, —le dije, reprimiendo una sonrisa.
—Cómo, eh… ¿cómo has estado?
Le sonreí cortésmente. —Genial, ¿Y tú?
—Uh —miró a su cita—, __(tn) ésta es Amber. Amber… __(tn).
— ¿__(tn) __(tn)? —Preguntó.
Parker dio una rápida inclinación de cabeza, incómodo. Amber me estrechó la mano con una mirada de disgusto en su rostro, y luego sus ojos viajaron a Nick como si acabase de encontrarse con el enemigo.
—Amber. —advirtió Parker.
Nick se echó a reír una vez y luego abrió las puertas para dejarlos caminar. Parker tomó la mano de Amber y entraron a la casa.
—Eso fue… extraño, —dije, sacudiendo la cabeza mientras crucé los brazos, apoyándome en la barandilla. Hacía fría y sólo había un puñado de parejas a fuera.
Nick era todo sonrisas. Ni siquiera Parker podría estropear su estado de ánimo. —Al menos dejó de tratar de ganarte de vuelta.
—No creo que él haya estado tratando de tenerme de vuelta tanto como tratando de mantenerme lejos de ti.
Nick arrugó la nariz. —Llevó a casa a una sola chica una vez. Ahora se comporta como si hubiera hecho un hábito recoger y salvar a cada estudiante de primer año que he bolseado.
Le lancé una mirada irónica desde la esquina de mi ojo. — ¿Alguna vez te he dicho lo mucho que detesto esa palabra?
—Lo siento —dijo, tirando de mí a su lado. Encendió su cigarrillo y aspiró profundamente. El humo que sopló era más espeso que de costumbre, mezclándose con el aire de invierno. Volteó su mano y lo miró su muñeca—. ¿Qué tan extraño es que este tatuaje no es sólo mi nuevo favorito, pero que también me hace sentir en paz al saber que está ahí?
—Muy extraño. —Nick levantó una ceja y me reí—. Estoy bromeando. No puedo decir que lo entiendo, pero es muy dulce… al estilo, Nick Jonas
—Si se siente tan bien que esté en mi brazo, no puedo imaginar cómo se sentirá el poner un anillo en tu dedo.
—Nick…
—En cuatro años, o tal vez cinco. —agregó.
Tomé un respiro. —Tenemos que tomarnos las cosas con calma. Muy, muy en calma.
—No empieces esto, Pidge.
—Si seguimos a este ritmo, estaré descalza y embarazada antes de graduarme. No estoy lista para mudarme contigo, no estoy lista para un anillo, y definitivamente no estoy lista para sentar cabeza.
Nick tomó mis hombros y me dio vuelta para mirarlo de frente.
—Esto no es el ―creo que debemos ver a otras personas‖, ¿verdad? Porque no te voy a compartir. De ninguna jodida manera.
—No quiero ver a nadie más. —le dije, exasperada. Él se relajó y liberó mis hombros, agarrándose de la barandilla.
— ¿Qué estás diciendo, entonces? —Preguntó, mirando hacia el horizonte.
—Estoy diciendo que tenemos que llevar las cosas con calma. Eso es todo lo que estoy diciendo.
Él asintió con la cabeza, claramente infeliz. Toqué su brazo. —No te enfades.
—Parece que damos un paso adelante y dos pasos hacia atrás, Pidge. Cada vez que pienso que estamos en la misma página, levantas un muro. No lo entiendo… la mayoría de las chicas están acosando a sus novios para que se lo tomen en serio, para que hablen sobre sus sentimientos, para que den el siguiente paso…
— ¿Creo que ya habíamos establecido que yo no formo parte de la mayoría de las chicas?
Dejó caer su cabeza, frustrado. —Estoy cansado de adivinar. ¿Hasta dónde ves esto, __(tn)?
Presioné mis labios contra su camisa. —Cuando pienso sobre mi futuro, tú estás en él.
Nick se relajó, tirando de mí hacia él. Los dos vimos las nubes de la noche desplazarse a través del cielo. Las luces de la escuela iluminaban el bloque oscuro, y los invitados a la fiesta envolvían sus brazos contra sus gruesas chaquetas, corriendo a la calidez del ladrillo y la casa de la fraternidad.
Vi la misma paz en los ojos de Nick de la que había sido testigo pocas veces, y me di cuenta que al igual que las otras noches, su expresión de felicidad era el resultado de mi reafirmación.
Yo había experimentado la inseguridad, de esos que vivían de un solo golpe de mala suerte, de hombres que tenían miedo de su propia sombra. Era fácil tener miedo del lado oscuro de Vegas, del lado que las luces de neón y brillo nunca parecían tocar. Pero Nick Jonas no tenía miedo de pelear, o de defender a alguien que le importaba, o mirar en los ojos una humillada y enfadada mujer. Él podía entrar en una habitación y mirar a alguien dos veces su tamaño, creyendo que nadie podía tocarlo—que él era invencible a todo lo que tratara de hacerlo caer.
Él no tenía miedo de nada. Hasta que me conoció.
Yo era la parte de su vida que era desconocida, la carta salvaje, la variable que no podía controlar. Independientemente de los momentos de paz que le había dado, en cada momento de cada día, la crisis que sentía sin mí se hacía diez veces peor en mi presencia. La ira que antes se apoderaba de él cada vez era más difícil para controlar. Ser la excepción ya no era un misterio, ya no era especial. Me había convertido en su debilidad.
Al igual que mi padre.
— ¡__(tn)! ¡Ahí estás! ¡He estado buscándote por todas partes! —dijo América, corriendo a través de la puerta. Ella alzó su teléfono celular—. Acabo de hablar por teléfono con mi papá. Mick los llamó ayer por la noche.
— ¿Mick? —Mi rostro se contrajo en asco—. ¿Por qué los iba a llamar?
América levantó las cejas como si yo debiera saber la respuesta. —Tu madre seguía colgándole.
— ¿Qué quería? —dije, sintiéndome enferma.
Ella apretó los labios. —Saber dónde estás.
—No se lo dijeron, ¿verdad?
El rostro de América se crispó. —Él es tu padre, __(tn). Mi padre sintió que él tenía derecho a saber.
—Él va a venir aquí —dije, sintiendo mis ojos quemar—. ¡Él va a venir aquí, Mare!
— ¡Lo sé! ¡Lo siento! —dijo ella, tratando de abrazarme. Me alejé de ella y me tapé la cara con las manos.
Un par de manos fuertes y familiares se posaron protectoramente sobre mis hombros. —No te hará daño, Pigeon, —dijo Nick—. No se lo permitiré.
—Él encontrará la manera. —dijo América, mirándome con pesadez en los ojos—. Siempre lo hace.
— ¡Tengo que salir de aquí! —Sujeté el abrigo que me rodeaba y tiré de la manija de las puertas francesas. Estaba demasiado molesta como para coordinar mis pasos. Mientras las lágrimas caían por mis mejillas, la mano de Nick cubrió la mía. Él presionó, ayudándome a abrir la puerta. Lo miré, consciente de la ridícula escena que estaba haciendo, esperando ver una expresión de confusión o desaprobación en su rostro, pero él me miraba con sólo comprensión.
Nick envolvió su brazo mí alrededor y bajamos a la planta baja, escaleras abajo y entre la multitud hacia la puerta. Los tres lucharon para seguirme el paso mientras yo zigzagueaba hasta el Charger.
La mano de América se aferró de mi abrigo, deteniéndome en seco.
—__(tn) —susurró, señalando a un pequeño grupo de personas.
Estaban alrededor de un hombre mayor y desaliñado, quien señalaba frenéticamente hacia la casa, sosteniendo una fotografía. Las parejas asentían con la cabeza, discutiendo la foto uno al otro.
Me dirigí hacia al hombre y tomé la foto de su mano. — ¿Qué demonios estás haciendo aquí?
La multitud se dispersó, entrando a la casa, y Shepley y América estaban a cada lado de mí. Nick sostenía mis hombros desde atrás.
Mick miró a mi vestido y chasqueó la lengua en desaprobación. —Bien, bien, Cookie. Puedes tomar a la chica de Las Vegas…
—Cierra la boca. Cállate, Mick. Sólo da la vuelta —señalé detrás de él—, y vuelve por donde viniste. No te quiero aquí.
—No puedo, Cookie. Necesito tu ayuda.
— ¿Qué hay de nuevo en eso? —Se burló América.
Mick entrecerró los ojos a América y luego me miró a mí. —Te ves increíblemente hermosa. Has crecido. No te hubiese reconocido en la calle.
Suspiré, impaciente ante su charla. — ¿Qué es lo que quieres?
Él levantó las manos y se encogió de hombros. —Creo que me he metido en un lío, nena. Tu viejo padre necesita un poco de dinero.
Cerré los ojos. — ¿Cuánto?
—Estaba haciendo relativamente bien, realmente lo estaba. Sólo tenía que pedir un granito de arena para salir adelante… y ya sabes.
—Lo sé —le espeté—. ¿Cuánto necesitas?
—Veinticinco.
—Mierda, Mick, ¿Dos mil quinientos? Si te largas en este mismo instante… Yo te los daré. —dijo Nick, sacando su cartera.
—Se refiere a veinticinco mil. —dije, mirando a mi padre.
Los ojos de Mick se dirigieron a Nick. — ¿Quién es este payaso?
La mirada de Nick se deslizó lejos de su cartera y sentí su peso en mi espalda luchando por contenerse. —Puedo ver, ahora, por qué un hombre como tú se ha reducido a pedirle a su hija por un préstamo.
Antes de que Mick pudiera hablar, saqué mi teléfono celular.
— ¿A quién le debes en esta ocasión, Mick?
Mick se rascó el pelo canoso. —Bueno, es una historia divertida, Cookie…
— ¿A quién? —Grité.
—Benny.
MI boca se abrió y di un paso atrás, hacia Nick.
— ¿Benny? ¿Le debes a Benny? ¿Qué demonios es…?—Respiré, no tenía sentido—. No tengo esa cantidad de dinero, Mick.
Él sonrió. —Algo me dice que sí.
— ¡Bien, no lo tengo! ¿Realmente lo has hecho, esta vez, no? ¡Sabía que no pararías hasta que terminaras muerto!
Se removió, la sonrisa de satisfacción desapareciendo de su rostro.
— ¿Cuánto tienes?
Apreté la mandíbula. —Once mil. Estaba ahorrando para un coche.
Los ojos de América se lanzaron a mi dirección. — ¿De dónde has sacado once mil dólares, __(tn)?
—De las peleas de Nick. —dije, con los ojos clavados en Mick.
Nick tiró de mí para mirarme a los ojos. — ¿Has obtenido once mil de mis peleas? ¿Cuándo estabas apostando?
—Adam y yo tenemos un acuerdo. —dije, sin preocuparme ante la sorpresa de Nick.
Los ojos de Mick se animaron repentinamente. —Puedes duplicar eso en un fin de semana, Cookie. Puedes conseguirme los veinticinco para el domingo, y Benny no enviará a sus matones por mí.
Sentía la garganta seca. —Me dejará sin nada, Mick. Necesito pagar por la escuela.
—Oh, puedes conseguirlo de nuevo en muy poco tiempo. —dijo, agitando su mano con desdén.
— ¿Cuándo es la fecha límite? —Le pregunté.
—El lunes. A la medianoche. —dijo, sin complejos.
—No tienes que darle una jodida moneda de diez centavos, Pigeon —dijo Nick, tirando de mí brazo.
Mick me agarró de la muñeca. — ¡Es lo menos que puedes hacer! ¡No estaría en este lío si no fuera por ti!
América le dio una palmada en la mano y luego lo empujó.
— ¡No te atrevas a comenzar esa mierda de nuevo, Mick! ¡Ella no te obligó a pedirle dinero prestado a Benny!
Mick me miró con odio en sus ojos. —Si no fuera por ella, yo tendría mi propio dinero. Me arrebataste todo lo que era mío, __(tn). ¡No tengo nada!
Pensaba que el tiempo y la distancia lejos de Mick disminuirían el dolor que conllevaba ser su hija, pero las lágrimas en mis ojos me decían lo contrario. —Voy a reunir el dinero de Benny para el domingo. Pero cuando lo haga, quiero me dejes en paz. No haré esto otra vez, Mick. A partir de ahora, estás por tu propia cuenta, ¿Me oyes? Mantente. Alejado.
Él apretó sus labios y luego asintió. —Como tú digas, Cookie.
Me di la vuelta y me dirigí hacia el coche, escuchando a América detrás de mí. —Hagan sus maletas, chicos. Nos vamos a Vegas.
kathaliina96
Beautiful Disaster (Adaptacion) (Nick y Tu)
Capitulo 14:
Corta estancia en el pecado.
Nick dejó nuestras maletas y miró alrededor de la habitación. —Esto es lindo, ¿verdad?
Lo fulminé con la mirada y él enarcó su ceja. — ¿Qué?
Empecé a desempacar mi maleta y sacudí mi cabeza. Diferentes estrategias y la falta de tiempo llenaron mi cabeza. —Estas no son vacaciones, Nick. No deberías estar aquí.
Al momento siguiente él estaba detrás de mí, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura. —Yo voy a donde tú vayas.
Ladeé mi cabeza en contra de su pecho y suspiré. —Tengo que ir a la planta baja. Tú puedes quedarte aquí si quieres o echarle un vistazo al show. Te veré más tarde ¿De acuerdo?
—Iré contigo.
—No te quiero allí, Nick. —Una expresión de dolor cruzó su rostro, toqué su brazo—. Si voy a ganar catorce mil dólares en un fin de semana necesito estar concentrada al máximo. No me gusta quién voy a ser en esas mesas, y no quiero que tú lo veas, ¿Vale?
Él retiró mi cabello fuera de mis ojos y besó mi mejilla. —De acuerdo, Pidge.
Nick saludó a América mientras dejaba la habitación. Ella se acercó a mí en el mismo vestido que usó en la fiesta. Me cambié por una falda corta dorada y un par de tacones, estudiándome en el espejo. América llevó mi cabello hacia atrás y me pasó un tubo negro.
—Necesitas al menos cinco capas más de rímel, y ellos van a pedir tu identificación antes de que te des cuenta si no usas un poco más de rubor, ¿Acaso has olvidado cómo se juega este juego?
Arranqué el rímel de las manos de América y pasé al menos otros diez minutos en mi maquillaje, cuando terminé, mis ojos se empezaron a llenarse de lágrimas. —Maldita sea __(tn), no llores —me dije mirando hacia arriba mientras secaba la parte inferior de mis ojos con un pañuelo desechable.
—No tienes que hacer esto __(tn), tú no le debes nada. —dijo ahuecando mis hombros mientras me miraba al espejo una última vez
—Él le debe dinero a Benny, Mare, si no lo hago, lo matarán.
Su expresión era de lástima, ya la había visto mirarme de esa manera muchas veces antes, pero esta vez ella estaba desesperada. Lo había visto arruinar mi vida más veces de las que ninguna de las dos podríamos contar.
— ¿Qué pasa con la siguiente vez que lo haga? ¿Y la siguiente? No puedes seguir haciendo esto.
—Él estuvo de acuerdo con mantenerse lejos, Mick Abernathy es muchas cosas, más no un estúpido.
Caminamos por el pasillo e ingresamos a un ascensor vacío. — ¿Tienes todo lo que necesitas? —Pregunté, manteniendo las cámaras en mente.
América chocó su uñas con la licencia de conducir falsa y sonrió. —El nombre es Candy, Candy Crawford. —dijo en un falso acento sureño.
Extendí mi mano. —Jessica James. Gusto en conocerte, Candy.
Ambas nos pusimos nuestras gafas de sol y permanecimos con cara de póker mientras el ascensor se abría, revelando las luces de neón y el bullicioso casino. La gente se movía en todas las direcciones. Las Vegas era el infierno celestial, el único lugar en donde podías encontrar bailarinas en ostentosos trajes y montones de maquillaje. Prostitutas con una indumentaria aceptable, hombres de negocios en lujosos trajes y familias enormes en la misma edificación.
Desfilamos a lo largo de un pasillo alineado con cuerdas rojas y le entregamos nuestras identificaciones a un hombre que tenía una chaqueta roja. Me observó por un momento y me quité las gafas.
—Cualquier momento de hoy sería genial. —dije con tono aburrido.
Nos devolvió nuestras identificaciones y se hizo a un lado, dejándonos pasar, atravesamos los pasillos en donde estaban las máquinas tragamonedas, las mesas de Black Jack (Black Jack; cada jugador recibe dos cartas con la opción de pedir más para así llegar a un valor de 21 o menos sin superarlo, el concesionario perderá por tener menos que el jugador o más del valor de 21). Escaneé la habitación, observando las diferentes mesas de póquer, asintiendo hacia una con viejos caballeros sentados en ella.
—Ésa. —dije, contoneándome por el camino.
—Empieza agresiva __(tn), ellos no sabrán lo que se les viene encima.
—No. Ellos son de las Vegas a la antigua, tengo que jugar inteligente esta vez.
Me acerqué a la mesa, usando mi más encantadora sonrisa. Los locales podían oler a los estafadores a millas de distancia, pero yo tenía dos cosas a mi favor que cubrían el olor de cualquier cosas que pudiera levantar sospechas: juventud… y tetas.
—Buenas noches, caballeros. ¿Les importa si me uno a ustedes?
Ellos no miraron en mi dirección. —Seguro, pequeña. Toma asiento y procura verte bonita. Sólo no hables.
—Quiero entrar. —dije pasándole mis gafas a América—. No hay suficiente acción en las mesas de Black Jack.
Uno de los hombres masticó su cigarrillo. —Esto es una mesa de póquer princesa, cinco cartas. Prueba tu suerte en las máquinas de ranura.
Me senté en la única silla vacía, haciendo una demostración al cruzar mis piernas. —Siempre he querido jugar póquer en las Vegas. Y tengo todas estas fichas… —dije, poniendo mi montón de fichas en la mesa—, Y soy muy buena jugando en línea.
Los cinco hombres miraron mis fichas y luego a mí.
—Hay una apuesta mínima, cariño. —dijo el concesionario.
— ¿Cuánto?
—Cinco mil, dulzura. Escucha… no quiero hacerte llorar. Hazte un favor y juega en las máquinas de ranura.
Empujé hacia adelante mis fichas, encogiéndome de hombros en el modo en que una chica temeraria y excesivamente segura de sí misma haría antes de darse cuenta que acababa de perder sus fondos para la universidad. Los hombres se miraron entre ellos. El concesionario se encogió de hombros y tiró sus fichas.
—Jimmy. —dijo ofreciendo su mano. Cuando la tomé él señaló a los otros—. Mel, Richard, Stan y él es Winks. —Miré hacia un hombre flaco que masticaba un palillo, y como había predicho, me guiñó un ojo.
Asentí y esperé con falsa anticipación mientras Jimmy repartía la primera mano. Perdí a propósito las dos primeras, pero para la cuarta mano yo estaba arriba. No le tomaba tanto tiempo a los veteranos de las Vegas descifrarme como había tomado Kevin.
— ¿Dijiste que jugabas en línea? —Preguntó Rich.
—Con mi papá
— ¿Eres de aquí? —Preguntó Jimmy
—Wichita. —Respondí sonriendo.
—Ella no juega en línea, se los dije. —dijo Mel, quejándose.
Una hora después, había tomado veintisiete mil dólares de mis oponentes, y ellos estaban empezando a sudar.
—Me retiro. —dijo Jimmy, bajando sus cartas frunciendo el ceño.
—Si no lo estuviera viendo con mis propios ojos, nunca lo habría creído. —Escuché detrás de mí.
América y yo nos dimos la vuelta al mismo tiempo, mis labios estirándose a través de mi cara formando una amplia sonrisa. —Jesse. —Sacudí mi cabeza—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Es mi lugar el que estás ocupando, Cookie. ¿Qué estás haciendo tú aquí?
Rodé mis ojos y me volví hacia mis suspicaces nuevos amigos.
—Sabes que odio eso, Jess.
—Discúlpenos. —dijo Jesse, tirando de mí por el brazo para ponerme de pie. América me miró con cautela mientras me estaba llevando unos cuantos pies lejos de la mesa
El padre de Jesse manejaba el casino, estaba más que sorprendida que él se hubiera unido al negocio de la familia. Solíamos perseguirnos entre nosotros por los pasillos y escaleras del hotel y siempre lo vencía cuando alcanzábamos los ascensores. Él había crecido desde la última vez lo que lo había visto. Lo recordaba como un desgarbado adolescente, pero el hombre que tenía al frente era sin duda un bien vestido jefe de sala, para nada desgarbado y ciertamente apuesto. Seguía teniendo su sedosa piel marrón y ojos verdes que recordaba, pero el resto de él era una agradable sorpresa.
Su iris del color de las esmeraldas resplandecía en las brillantes luces del casino. —Esto es surrealista, pensé que eras tú cuando estaba caminando por tu mesa, pero no podía convencerme a mí mismo que volverías aquí. Cuando vi a esa Campanita limpiando la mesa, supe que eras tú.
—Lo soy. —Sonreí.
—Te ves… diferente.
—También tú, ¿Cómo está tu padre?
—Retirado. —Sonrió—. ¿Cuánto tiempo te quedarás?
—Sólo hasta el domingo. Tengo que volver a la escuela.
—Hola, Jess. —dijo América, tomando mi brazo.
—América. —Se rió entre dientes—. Debí haberlo sabido, ustedes son como la sombra de la otra.
—Si sus padres supieran que la traje aquí, todo eso habría terminado hace mucho tiempo.
—Es bueno verte, __(tn). ¿Por qué no me dejas comprarte la cena? — Preguntó, escaneando mi vestido.
—Me encantaría, Jess, pero no estoy aquí por diversión.
Él tendió sus manos y sonrió. —Tampoco yo. Muéstrame tu identificación.
Mi cara decayó, sabiendo que tenía una pelea en mis manos. Jesse no caería en mis encantos tan fácilmente, sabía que tenía que decirle la verdad.
—Estoy aquí por Mick. Está en problemas.
Jesse asintió. — ¿Qué tipo de problema?
—Los usuales.
—Me encantaría ayudar, sabes que respeto a tu papá, pero sabes que no puedo permitirte quedarte.
Alcancé su brazo y lo presioné. —Le debe dinero a Benny.
Jesse cerró sus ojos y sacudió su cabeza. —Jesús.
—Tengo hasta mañana, Jesse, déjame quedarme hasta entonces.
Él puso la palma de su mano en mi mejilla. —Te lo diré… si cenas conmigo mañana. Te daré hasta la medianoche.
Miré a América y luego a Jesse. —Estoy aquí con alguien.
Se encogió de hombros. —Tómalo o déjalo, __(tn). Tú sabes cómo se hacen las cosas por aquí, no puedes obtener algo sin nada a cambio.
Suspiré derrotada. —Está bien. Te veré mañana en la noche en Ferraos si me das hasta la medianoche.
Bajó su cabeza y besó mi mejilla. —Fue bueno verte. Te veré mañana… cinco en punto, ¿de acuerdo? Estoy en el piso a las ocho.
Sonreí mientras él se alejaba, pero mi sonrisa pronto cayó cuando vi a Nick estudiando desde la mesa de la ruleta.
—Oh, mierda. —dijo América, tirando de mi brazo.
Nick fulminó a Jesse con la mirada mientras él pasaba y luego vino hacia mí, metiendo las manos en sus bolsillos y miró a Jesse, quien nos estudiaba desde la esquina de su ojo.
— ¿Quién era él?
Asentí en la dirección de Jesse. —Él es Jesse Viveros, lo he conocido por un largo tiempo.
— ¿Cuánto tiempo?
Miré en dirección de la mesa de póquer.
—Nick, no tengo tiempo para esto.
—Supongo que tiraron la idea del ministro de la juventud. —dijo América, mirando coquetamente en la dirección de Jesse.
— ¿Ése es tu ex novio? —dijo Nick, de repente muy enojado—. Pensé que habías dicho que él era de Kansas.
Le disparé a América una impaciente mirada y luego tomé el mentón de Nick y lo miré, acaparando toda su atención.
—Él sabe que no soy lo suficientemente mayor para estar aquí, Nick. Me dio hasta la medianoche, te lo explicaré luego, pero por ahora tengo que regresar al juego, ¿de acuerdo?
La mandíbula de Nick se tensó debajo de su piel, cerró sus ojos, tomando un profundo respiro.
—Muy bien, te veré a la medianoche.
Bajó su cabeza para besarme, pero sus labios fueron fríos y distantes.
—Buena suerte.
Sonreí mientras él se mezclaba con la multitud, y luego volví mi atención a los hombres.
— ¿Caballeros?
—Toma asiento, Shirley Temple. —dijo Jimmy—. Haremos que nuestro dinero regrese, justo ahora, no apreciamos el ser estafados.
—Hagan lo peor. —dije sonriendo, barajé las cartas y las repartí con precisión a cada jugador.
—Tienes diez minutos. —Susurró América
—Lo sé. —dije
Traté de bloquear el tiempo y la rodilla de América golpeando nerviosamente debajo de la mesa.
—Nunca he visto nada como tu niña, has tenido casi un juego perfecto, y no tienes ningún consejero. —dijo Rich.
Winks asintió, su alegría se había evaporado. —Lo noté, ninguna sonrisa, incluso sus ojos permanecen iguales, no es natural, todo el mundo tiene un consejero.
—No todos. —dijo América.
Sentí un par de manos muy familiares en mis hombros, sabía que era Nick, pero no me di la vuelta, no con tres mil dólares en medio de la mesa.
—Me retiro. —dijo Jimmy.
Aquellos que se habían reunido alrededor de nosotros aplaudieron cuando bajé mi mano. Jimmy era el único que estaba lo suficientemente cerca para tocarme con una pizca de amabilidad. Nada que no pudiera manejar.
— ¡Increíble! —dijo Rich.
—Estoy fuera. —Stan se quejó, levantándose y alejándose de la mesa.
Jimmy era un poco más gracioso.
—Podría morir hoy y sentir que he jugado con un oponente que de verdad vale la pena. Ha sido un placer, __(tn).
Me congelé. — ¿Lo sabías?
Jimmy sonrió, los años de humo de cigarrillo y café manchando su gran sonrisa. —He jugado contigo antes, hace 6 años, he querido una revancha por un largo tiempo. —Jimmy extendió su mano—. Cuídate niña. Dile a tu papá que Jimmy Pescelli dice hola.
América me ayudó a recoger mis ganancias, me volví hacia Nick, mirando mi reloj. —Necesito más tiempo.
— ¿Quieres intentar en las mesas de Black Jack?
—No puedo perder dinero, Nick.
Sonrió. —No puedes perder, Pidge.
América negó con la cabeza. —El Black Jack no es su juego.
Nick asintió. —Gané un poco. Estoy arriba de los seiscientos. Los puedes tener.
Shepley me pasó sus fichas. —Sólo hice tres. Son tuyas.
Suspiré. —Gracias chicos, pero aún me hacen falta cinco de los grandes.
Miré mire reloj y luego alcé la vista para ver a Jesse acercándose.
— ¿Cómo te fue? —dijo sonriendo.
—Aún me faltan cinco mil, Jess, necesito más tiempo.
—Ya he hecho todo lo que puedo, __(tn).
Asentí, sabiendo que ya había exigido mucho.
—Gracias por dejarme quedar.
—Tal vez le puedo decir a mi padre que hable con Benny por ti.
—Es el desastre de Mick, voy a pedirle que él se encargue del resto.
Jesse negó con su cabeza. —Tú sabes que eso no pasará, Cookie, no importa cuánto tengas, si hace falta algo de lo que él debe, Benny enviará a alguien. Tú mantente tan lejos de él como puedas.
Sentí que mis ojos quemaban. —Tengo que tratar.
Jesse se acercó, y habló en voz baja: —Consigue un avión, __(Tn). ¿Me escuchaste?
—Te escuché. —dije toscamente.
Jesse suspiró, y sus ojos se llenaron de compasión. Me envolvió en sus brazos y besó mi cabello. —Lo siento. Si mi trabajo no estuviese en juego, tú sabes que trataría de hacer algo.
Asentí, alejándome de él. —Lo sé. Hiciste lo que pudiste.
Elevó mi mentón con su dedo. —Te veré mañana a las cinco. —Bajó su cabeza y depositó un beso en la esquina de mi boca, y luego se fue sin decir una palabra.
Miré a América, quien estaba observando a Nick. No me atreví a encontrarme con sus ojos; no podía imaginar que tan enojada era la expresión en su rostro.
— ¿Qué es a las cinco? —dijo Nick, su voz teñida con enojo mal disimulado.
—Ella estuvo de acuerdo en cenar con Jesse si él la dejaba quedarse. No tenía opción Nick. —dijo América.
Podía deducir por el tono de precaución de su voz que Nick estaba más que enojado, lo miré y él me fulminó con la mirada con la misma expresión de traición que Mick tenía en su rostro la noche en que se dio cuenta que yo había tomado su suerte.
—Tenías una opción.
— ¿Alguna vez has tratado con la mafia, Nick? Lo siento si tus sentimientos están heridos, pero una comida gratis con un viejo amigo no es un precio alto que pagar para mantener a Mick vivo.
Podía ver que Nick quería arremeter contra mí, pero no había nada que él pudiera decir.
—Vamos chicos, tenemos que encontrar a Benny. —dijo América, tirando de mi brazo.
Nick y Shepley nos siguieron en silencio mientras caminábamos hacia al edificio de Benny. El tráfico—de personas y carros—en la vía estaba empezando a concentrarse. Con cada paso que daba, me sentía enferma, sentía un vacío en mi estómago, mi mente corriendo, pensando en un argumento lo suficientemente convincente para hacer entrar a Benny en razón. Para cuando tocamos la gran puerta verde que había visto tantas veces, no tenía nada en mente.
No era una sorpresa ver al enorme guardián, negro, atemorizante, y tan ancho como era de alto, pero yo estaba aturdida de ver a Benny detrás de él.
—Benny. —Respiré
—Vaya, vaya… ya no eres de Lucky Thirteen, ¿cierto? Mick no me dijo lo llamativa que te has convertido. He estado esperando por ti, Cookie. He oído que tienes un pago para mí.
Asentí y Benny hizo un gesto hacia mis amigos. Alcé mi mentón para fingir confianza. —Ellos están conmigo.
—Me temo que tus acompañantes tendrán que esperar afuera. —dijo el guardián en un anormal tono bajo.
Nick me tomó del brazo inmediatamente. —Ella no va entrar sola, voy con ella.
Benny observó a Nick. Cuando Benny alzó la vista a su guardián y las esquinas de su boca se elevaron, me relajé un poco.
—Es lo suficientemente justo. —dijo Benny—. Mick estará contento de saber que tienes a tan buen amigo.
Lo seguí adentro, volviéndome para ver la mirada preocupada en la cara de América. Nick mantuvo firme su agarre en mi brazo, manteniéndose a propósito entre el guardián y yo. Seguimos a Benny a un ascensor, ascendiendo cuatro pisos en silencio y luego las puertas se abrieron.
Un gran escritorio de caoba yacía en el medio de una vasta habitación. Benny cojeó hasta alcanzar una silla y sentarse, gesticulando hacia nosotros para que tomáramos las dos sillas vacías enfrente del escritorio. Cuando me senté, el cuero se sentía frío debajo de mí, y me pregunté cuánta gente se habría sentado en la misma silla, momentos antes de su muerte.
Estiré mi mano para coger la de Nick y él me dio un apretón tranquilizador.
—Mick me debe veinticinco mil, confío en que tienes la cantidad completa. —Dijo escribiendo algo en una libreta de notas
—En realidad —hice un pausa aclarándome la garganta—, me faltan cinco mil, Benny, pero tengo todo el día de mañana para conseguirlos, y cinco mil no es un problema ¿Cierto? Tú sabes que soy buena para eso.
—Abigail —dijo Benny, ceñudo—, me decepcionas, conoces mis reglas mejor que eso.
—Por… Por favor Benny, te estoy pidiendo que tomes los diecinueve mil y tendré el resto para ti mañana.
Los ojos de Benny iban de Nick a mí y viceversa. Ahí fue cuando note el par de hombres que salieron de las esquinas más oscuras de la habitación. El agarre de Nick en mi mano se hizo más fuerte, contuve el aliento.
—Tú sabes que no tomo nada a menos de que sea la cantidad completa. El hecho de que estés tratando de darme menos de lo que es me dice algo. ¿Sabes lo que me dice? Que tú no estás segura de que puedas obtener la cantidad completa.
Los hombres que estaban en las esquinas se movieron otro paso hacia adelante. —Puedo obtener tu dinero Benny. —Me reí nerviosamente—. Gané nueve mil en seis horas.
—Entonces me estás diciendo que me traerás nueve mil en las próximas seis horas. —Benny nos sonrió diabólicamente.
—El plazo es hasta la medianoche mañana. —dijo Nick, mirando detrás de nosotros y luego a los hombres que se aproximaban.
— ¿Qué estás haciendo Benny? —Pregunté, mi postura rígida.
—Mick me llamó anoche. Dijo que te estabas encargando de su deuda.
—Le estoy haciendo un favor. Yo no te debo dinero. —dije severamente, mis instintos de supervivencia tomando vida.
Benny apoyó sus rechonchos codos llenos de grasa en su escritorio. —Estoy considerando enseñarle a Mick una lección, además estoy curioso de ver cuán suertuda eres.
Nick se levantó de su silla tirando me mí con él. Me llevó detrás de él, retrocediendo hasta la puerta.
—Josiah está afuera de la puerta, chico. ¿A dónde piensas que vas a escapar?
Estaba equivocada. Cuando estaba pensando en persuadir a Benny para que viera la razón, debía haber anticipado el deseo de Mick de sobrevivir, y la afición de venganza de Benny.
—Nick. —Le advertí, viendo como los secuaces de Benny se acercaban a nosotros.
Nick me empujó unos cuántos pies detrás de él y permaneció de pie. —Espero que sepas, Benny, que cuando me deshaga de tus hombres, no quiero ser irrespetuoso, claro está. Pero estoy enamorado de esta chica, y no puedo dejar que la lastimes.
Benny estalló en una ruidosa carcajada. —Te lo dejaré a ti hijo. Tienes las bolas más grandes que cualquiera que hayan venido a través de esas puertas. Te prepararé lo que estás a punto de enfrentar, el chico grande a tu derecha es David, y si él no puede sacarte con sus puños, lo hará con el cuchillo que tiene en su funda. El hombre a tu izquierda es Dane, él es mi mejor luchador. Tiene una pelea mañana, sólo para que sepas, él nunca pierde. Te importaría si no te lastimas las manos, Dane, tengo un montón de dinero en ti.
Dane le sonrió a Nick con divertidos y salvajes ojos. —Sí, señor.
— ¡Detente, Benny! Puedo conseguir tu dinero. —Lloré
—No… Esto se va a poner bastante interesante. —Se rió entre dientes, sentándose en su silla.
David corrió hacia Nick, mis manos volaron a mi boca. El tipo era fuerte, pero torpe y lento. Antes de que David pudiera coger su cuchillo, Nick lo incapacitó, empujando la cara de David directo hacia su rodilla, cuando Nick lanzó un puñetazo, no gastó tiempo, lanzando cada pizca de energía que tenía en la cara del hombre. Dos puñetazos y un codazo después, David yacía en el piso, en un charco de sangre.
Benny echó su cabeza hacia atrás, riendo histéricamente golpeando su escritorio con el placer de un niño viendo caricaturas en la mañana de un sábado. —Muy bien, ve por él Dane, no te asustó, ¿cierto?
Dane se aproximó a Nick cuidadosamente, con la concentración y la precisión de un luchador profesional. Su puño voló a la cara de Nick con una velocidad increíble, pero Nick lo esquivó, embistiendo con su hombro a Dane, utilizando toda su fuerza. Cayeron contra el escritorio de Benny. Dane agarró a Nick con sus brazos, empujándolo contra el piso. Se enfrentaron en el piso por un momento, pero luego Dane ganó terreno, posicionándose para poder darle algunos puños a Nick, mientras él estaba atrapado debajo de él en el piso. Cubrí mi cara, me era imposible mirar. Oí un llanto de dolor y levanté la vista, para ver a Nick cerniéndose sobre Dane, agarrándolo de su peludo pelo, golpeándolo puño tras puño en un lado de su cabeza. La cara de Dane calló en el escritorio de Benny, para luego ponerse de pie desorientado y sangrando.
Nick lo observó por un momento, para luego atacar otra vez, usando toda su fuerza. Dane lo esquivó una vez, consiguiendo golpear a Nick en la mandíbula con sus nudillos.
Nick sonrió y lo apuntó con un dedo. —Esa fue tu oportunidad.
No podía creer lo que acababa de escuchar. Nick había dejado que el matón de Benny lo golpeara. Él lo estaba disfrutando. Jamás había visto a Nick pelear sin restricciones, era un poco atemorizante verlo liberar todo lo que tenía en estos asesinos entrenados y teniendo las de ganar. Hasta ese momento nunca me había dado cuenta de lo que Nick era capaz de hacer. Con la risa molesta de Benny en el fondo, Nick terminó de rematar a Dane, depositando su codo en el centro del rostro de Dane, dejándolo fuera de juego antes de que golpeara el suelo. Vi su cuerpo rebotar en la alfombra importada de Benny.
— ¡Eres asombroso! ¡Simplemente asombroso! —dijo Benny, aplaudiendo con placer.
Nick me empujó detrás de él mientras Josiah atravesaba la puerta, con su masiva figura.
— ¿Debería encargarme de esto, señor?
— ¡No! No, no… —dijo Benny aún aturdido por la improvisada actuación—. ¿Cuál es tu nombre?
—Nick Jonas. —dijo, aun teniendo la respiración pesada, limpiando lo sangre de Dane y David de sus manos en sus vaqueros.
—Nick Jonas, creo que puedes ayudar a que tú pequeña novia se salga de éste problema.
— ¿Cómo?
—Se suponía que Dane pelearía mañana en la noche, tenía un montón de dinero para él, pero parece que Dane no estará en forma para ganar la pelea. Te sugiero que tomes su lugar. Gana y perdonaré los dólares faltantes de la deuda de Mick.
Nick se volvió hacia mí. — ¿Pigeon?
— ¿Estás bien? —Pregunté, limpiando la sangre de su rostro. Mordí mi labio, sintiendo mi cara deformarse con una mezcla de miedo y alivio.
Nick sonrió. —No es mi sangre, no llores, bebé.
—Soy un hombre ocupado hijo. —dijo Benny—. ¿Estás dentro?
—Lo hare. —dijo Nick—. Dime el cuándo y el dónde, estaré ahí.
—Estarás peleando contra Brock McMann, él no es un oponente fácil. Fue excluido de la UFC el año pasado.
Ese dato no afectó en lo más mínimo a Nick. —Sólo dígame dónde tengo que estar.
La sonrisa de tiburón de Benny cruzó su cara. —Me gustas, Nick Jonas. Creo que seremos buenos amigos
—Lo dudo. —dijo Nick, abriendo la puerta y manteniendo una postura protectora hasta que alcanzamos la puerta principal.
— ¡Jesucristo! —América lloró, viendo la sangre que salpicaba la ropa de Nick—. ¿Están bien chicos? —Me tomó por los hombros y examinó mi rostro.
—Estoy bien. Tan solo otro día en la oficina. Para ambos. —dije limpiando mis ojos.
Nick cogió mi mano y nos dirigimos hacia el hotel con Shepley y América detrás de nosotros. No muchos repararon en el aspecto de Nick. Estaba cubierto de sangre y sólo uno que otro parecía notarlo.
— ¿Qué rayos pasó ahí adentro? —Finalmente preguntó Shepley.
Nick se deshizo de su ropa y desapareció en el cuarto de baño. La ducha se encendió y América me pasó una caja de pañuelos.
—Estoy bien, Mare.
Suspiró y empujó la caja hacia mí otra vez. —No, no estás bien.
—Este no es mi primer encuentro con Benny. —dije, mis músculos doloridos por estar tanto tiempo tensados en las últimas 24 horas.
—Es tu primera vez viendo como Nick descarga toda su mierda en otra persona. —dijo Shepley—. Lo he visto antes, y no es lindo.
— ¿Qué pasó? —América insistió.
—Mick llamó a Benny. Le dijo que yo me haría cargo de su deuda.
— ¡Lo voy a matar! Voy a matar a ese hijo de perra. —gritó América.
—Benny no me estaba haciendo responsable, pero dijo que iba a darle una lección a Mick por enviar a su hija a pagar su deuda. Él llamó a dos de sus malditos perros para que fueran por nosotros y Nick los noqueó. A ambos. En menos de cinco minutos.
— ¿Entonces Benny los dejó ir? —Preguntó América.
Nick salió del baño con una toalla alrededor de su cintura, la única evidencia de la pelea era una pequeña marca roja en su pómulo, debajo de su ojo derecho.
—Uno de los chicos que eliminé tenía una pelea mañana en la noche. Tomaré su lugar y en recompensa Benny perdonará lo que Mick debe.
América se puso de pie. —Esto es ridículo. ¿Por qué lo estamos ayudando? Él te lanzó directo a los lobos. ¡Lo voy a matar!
—No si yo lo mato primero. —Nick ardía de rabia.
—Tranquilízate, —le dije.
— ¿Entonces pelearás mañana? —Preguntó Shepley.
—En un lugar llamado Zero. Seis en punto. Es Brock McMann, Shep.
—De ninguna manera. De ninguna jodida manera. Nick. ¡El tipo es un maniático!
—Sí. —Nick sonrió—, pero él no está peleando por su chica ¿cierto? —Nick me envolvió en sus brazos. Besando la parte superior de mí cabello—. ¿Estás bien, Pigeon?
—Esto está mal. Esto está mal en muchas maneras. No sé con quién de ustedes hablar primero para dejar esto.
— ¿Me viste esta noche? Voy a estar bien. He visto a Brock pelear antes. Él es duro, pero no invencible.
—No quiero que hagas esto, Nick.
—Bueno, yo no quiero que tú vayas a cenar con tu ex novio mañana en la noche. Supongo que ambos tenemos que hacer algo que no queremos para salvar al bueno para nada de tu padre.
Lo había visto antes. Vegas cambiaba a las personas. Creando monstruos y hombres rotos. Era fácil dejar que las luces y los sueños robados se filtraran en tu sangre. Había visto la enérgica, invencible mirada en el rostro de Nick| tantas veces crecer. Y la única cura era un avión que nos llevara a casa.
Miré mi reloj otra vez.
— ¿Tienes que estar en algún lugar, Cookie? —Preguntó Jesse, divertido.
—Por favor, deja de llamarme así. Jess. Lo odio.
—También odié cuando te fuiste. Y eso no te detuvo.
—Esta es una conversación aburrida y sin sentido. Solamente cenemos, ¿de acuerdo?
—Muy bien, hablemos entonces de tu nuevo chico. ¿Cuál es su nombre? ¿Nick? —Asentí y él sonrió—. ¿Qué estás haciendo tú con ese psicópata tatuado? Se ve como un rechazado de The Manson Family (The Manson Family es una película que cubre la vida de Charles Manson y su ―familia‖ de seguidores).
—Se amable Jesse, o me iré de aquí.
—No puedo superar lo diferente que te ves. No puedo superar que tú estás sentada aquí, enfrente de mí.
—Supéralo. —dije, rodando los ojos.
—Ahí está. —dijo Jesse—. La chica que recuerdo
Miré mi reloj. —La pelea de Nick es en veinte minutos. Mejor me voy.
—Aún estamos esperando el postre.
—No puedo Jess. No quiero que él se preocupe acerca de si voy a aparecer o no. Es importante.
Sus hombros cayeron. —Lo sé. Extraño los días en que yo era importante.
Dejé descansar mis manos en las suyas. —Éramos sólo niños. Eso fue hace mucho tiempo.
— ¿Cuándo crecimos? El que tú estés aquí es una señal, __(tn). Pensé que nunca te vería de nuevo y aquí estás. Quédate conmigo.
Negué con mi cabeza despacio, vacilando. No quería herir a mi más viejo amigo. —Lo amo, Jess
La desilusión oscureció la pequeña sonrisa en su rostro. —Entonces es mejor que vayas.
Besé su mejilla y abandoné el restaurante, cogí un taxi.
— ¿A dónde se dirige? —Preguntó el taxista
—Zero.
El taxista se volvió hacia mí, viéndome fijamente.
— ¿Está segura?
—Estoy segura. ¡Vamos! —dije, lanzando el dinero sobre el asiento.
___________________________________________________________________________
Yaap buenoo esperoo qe les haya gustadoo el maraton y disfrutenloo :)
Corta estancia en el pecado.
Nick dejó nuestras maletas y miró alrededor de la habitación. —Esto es lindo, ¿verdad?
Lo fulminé con la mirada y él enarcó su ceja. — ¿Qué?
Empecé a desempacar mi maleta y sacudí mi cabeza. Diferentes estrategias y la falta de tiempo llenaron mi cabeza. —Estas no son vacaciones, Nick. No deberías estar aquí.
Al momento siguiente él estaba detrás de mí, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura. —Yo voy a donde tú vayas.
Ladeé mi cabeza en contra de su pecho y suspiré. —Tengo que ir a la planta baja. Tú puedes quedarte aquí si quieres o echarle un vistazo al show. Te veré más tarde ¿De acuerdo?
—Iré contigo.
—No te quiero allí, Nick. —Una expresión de dolor cruzó su rostro, toqué su brazo—. Si voy a ganar catorce mil dólares en un fin de semana necesito estar concentrada al máximo. No me gusta quién voy a ser en esas mesas, y no quiero que tú lo veas, ¿Vale?
Él retiró mi cabello fuera de mis ojos y besó mi mejilla. —De acuerdo, Pidge.
Nick saludó a América mientras dejaba la habitación. Ella se acercó a mí en el mismo vestido que usó en la fiesta. Me cambié por una falda corta dorada y un par de tacones, estudiándome en el espejo. América llevó mi cabello hacia atrás y me pasó un tubo negro.
—Necesitas al menos cinco capas más de rímel, y ellos van a pedir tu identificación antes de que te des cuenta si no usas un poco más de rubor, ¿Acaso has olvidado cómo se juega este juego?
Arranqué el rímel de las manos de América y pasé al menos otros diez minutos en mi maquillaje, cuando terminé, mis ojos se empezaron a llenarse de lágrimas. —Maldita sea __(tn), no llores —me dije mirando hacia arriba mientras secaba la parte inferior de mis ojos con un pañuelo desechable.
—No tienes que hacer esto __(tn), tú no le debes nada. —dijo ahuecando mis hombros mientras me miraba al espejo una última vez
—Él le debe dinero a Benny, Mare, si no lo hago, lo matarán.
Su expresión era de lástima, ya la había visto mirarme de esa manera muchas veces antes, pero esta vez ella estaba desesperada. Lo había visto arruinar mi vida más veces de las que ninguna de las dos podríamos contar.
— ¿Qué pasa con la siguiente vez que lo haga? ¿Y la siguiente? No puedes seguir haciendo esto.
—Él estuvo de acuerdo con mantenerse lejos, Mick Abernathy es muchas cosas, más no un estúpido.
Caminamos por el pasillo e ingresamos a un ascensor vacío. — ¿Tienes todo lo que necesitas? —Pregunté, manteniendo las cámaras en mente.
América chocó su uñas con la licencia de conducir falsa y sonrió. —El nombre es Candy, Candy Crawford. —dijo en un falso acento sureño.
Extendí mi mano. —Jessica James. Gusto en conocerte, Candy.
Ambas nos pusimos nuestras gafas de sol y permanecimos con cara de póker mientras el ascensor se abría, revelando las luces de neón y el bullicioso casino. La gente se movía en todas las direcciones. Las Vegas era el infierno celestial, el único lugar en donde podías encontrar bailarinas en ostentosos trajes y montones de maquillaje. Prostitutas con una indumentaria aceptable, hombres de negocios en lujosos trajes y familias enormes en la misma edificación.
Desfilamos a lo largo de un pasillo alineado con cuerdas rojas y le entregamos nuestras identificaciones a un hombre que tenía una chaqueta roja. Me observó por un momento y me quité las gafas.
—Cualquier momento de hoy sería genial. —dije con tono aburrido.
Nos devolvió nuestras identificaciones y se hizo a un lado, dejándonos pasar, atravesamos los pasillos en donde estaban las máquinas tragamonedas, las mesas de Black Jack (Black Jack; cada jugador recibe dos cartas con la opción de pedir más para así llegar a un valor de 21 o menos sin superarlo, el concesionario perderá por tener menos que el jugador o más del valor de 21). Escaneé la habitación, observando las diferentes mesas de póquer, asintiendo hacia una con viejos caballeros sentados en ella.
—Ésa. —dije, contoneándome por el camino.
—Empieza agresiva __(tn), ellos no sabrán lo que se les viene encima.
—No. Ellos son de las Vegas a la antigua, tengo que jugar inteligente esta vez.
Me acerqué a la mesa, usando mi más encantadora sonrisa. Los locales podían oler a los estafadores a millas de distancia, pero yo tenía dos cosas a mi favor que cubrían el olor de cualquier cosas que pudiera levantar sospechas: juventud… y tetas.
—Buenas noches, caballeros. ¿Les importa si me uno a ustedes?
Ellos no miraron en mi dirección. —Seguro, pequeña. Toma asiento y procura verte bonita. Sólo no hables.
—Quiero entrar. —dije pasándole mis gafas a América—. No hay suficiente acción en las mesas de Black Jack.
Uno de los hombres masticó su cigarrillo. —Esto es una mesa de póquer princesa, cinco cartas. Prueba tu suerte en las máquinas de ranura.
Me senté en la única silla vacía, haciendo una demostración al cruzar mis piernas. —Siempre he querido jugar póquer en las Vegas. Y tengo todas estas fichas… —dije, poniendo mi montón de fichas en la mesa—, Y soy muy buena jugando en línea.
Los cinco hombres miraron mis fichas y luego a mí.
—Hay una apuesta mínima, cariño. —dijo el concesionario.
— ¿Cuánto?
—Cinco mil, dulzura. Escucha… no quiero hacerte llorar. Hazte un favor y juega en las máquinas de ranura.
Empujé hacia adelante mis fichas, encogiéndome de hombros en el modo en que una chica temeraria y excesivamente segura de sí misma haría antes de darse cuenta que acababa de perder sus fondos para la universidad. Los hombres se miraron entre ellos. El concesionario se encogió de hombros y tiró sus fichas.
—Jimmy. —dijo ofreciendo su mano. Cuando la tomé él señaló a los otros—. Mel, Richard, Stan y él es Winks. —Miré hacia un hombre flaco que masticaba un palillo, y como había predicho, me guiñó un ojo.
Asentí y esperé con falsa anticipación mientras Jimmy repartía la primera mano. Perdí a propósito las dos primeras, pero para la cuarta mano yo estaba arriba. No le tomaba tanto tiempo a los veteranos de las Vegas descifrarme como había tomado Kevin.
— ¿Dijiste que jugabas en línea? —Preguntó Rich.
—Con mi papá
— ¿Eres de aquí? —Preguntó Jimmy
—Wichita. —Respondí sonriendo.
—Ella no juega en línea, se los dije. —dijo Mel, quejándose.
Una hora después, había tomado veintisiete mil dólares de mis oponentes, y ellos estaban empezando a sudar.
—Me retiro. —dijo Jimmy, bajando sus cartas frunciendo el ceño.
—Si no lo estuviera viendo con mis propios ojos, nunca lo habría creído. —Escuché detrás de mí.
América y yo nos dimos la vuelta al mismo tiempo, mis labios estirándose a través de mi cara formando una amplia sonrisa. —Jesse. —Sacudí mi cabeza—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Es mi lugar el que estás ocupando, Cookie. ¿Qué estás haciendo tú aquí?
Rodé mis ojos y me volví hacia mis suspicaces nuevos amigos.
—Sabes que odio eso, Jess.
—Discúlpenos. —dijo Jesse, tirando de mí por el brazo para ponerme de pie. América me miró con cautela mientras me estaba llevando unos cuantos pies lejos de la mesa
El padre de Jesse manejaba el casino, estaba más que sorprendida que él se hubiera unido al negocio de la familia. Solíamos perseguirnos entre nosotros por los pasillos y escaleras del hotel y siempre lo vencía cuando alcanzábamos los ascensores. Él había crecido desde la última vez lo que lo había visto. Lo recordaba como un desgarbado adolescente, pero el hombre que tenía al frente era sin duda un bien vestido jefe de sala, para nada desgarbado y ciertamente apuesto. Seguía teniendo su sedosa piel marrón y ojos verdes que recordaba, pero el resto de él era una agradable sorpresa.
Su iris del color de las esmeraldas resplandecía en las brillantes luces del casino. —Esto es surrealista, pensé que eras tú cuando estaba caminando por tu mesa, pero no podía convencerme a mí mismo que volverías aquí. Cuando vi a esa Campanita limpiando la mesa, supe que eras tú.
—Lo soy. —Sonreí.
—Te ves… diferente.
—También tú, ¿Cómo está tu padre?
—Retirado. —Sonrió—. ¿Cuánto tiempo te quedarás?
—Sólo hasta el domingo. Tengo que volver a la escuela.
—Hola, Jess. —dijo América, tomando mi brazo.
—América. —Se rió entre dientes—. Debí haberlo sabido, ustedes son como la sombra de la otra.
—Si sus padres supieran que la traje aquí, todo eso habría terminado hace mucho tiempo.
—Es bueno verte, __(tn). ¿Por qué no me dejas comprarte la cena? — Preguntó, escaneando mi vestido.
—Me encantaría, Jess, pero no estoy aquí por diversión.
Él tendió sus manos y sonrió. —Tampoco yo. Muéstrame tu identificación.
Mi cara decayó, sabiendo que tenía una pelea en mis manos. Jesse no caería en mis encantos tan fácilmente, sabía que tenía que decirle la verdad.
—Estoy aquí por Mick. Está en problemas.
Jesse asintió. — ¿Qué tipo de problema?
—Los usuales.
—Me encantaría ayudar, sabes que respeto a tu papá, pero sabes que no puedo permitirte quedarte.
Alcancé su brazo y lo presioné. —Le debe dinero a Benny.
Jesse cerró sus ojos y sacudió su cabeza. —Jesús.
—Tengo hasta mañana, Jesse, déjame quedarme hasta entonces.
Él puso la palma de su mano en mi mejilla. —Te lo diré… si cenas conmigo mañana. Te daré hasta la medianoche.
Miré a América y luego a Jesse. —Estoy aquí con alguien.
Se encogió de hombros. —Tómalo o déjalo, __(tn). Tú sabes cómo se hacen las cosas por aquí, no puedes obtener algo sin nada a cambio.
Suspiré derrotada. —Está bien. Te veré mañana en la noche en Ferraos si me das hasta la medianoche.
Bajó su cabeza y besó mi mejilla. —Fue bueno verte. Te veré mañana… cinco en punto, ¿de acuerdo? Estoy en el piso a las ocho.
Sonreí mientras él se alejaba, pero mi sonrisa pronto cayó cuando vi a Nick estudiando desde la mesa de la ruleta.
—Oh, mierda. —dijo América, tirando de mi brazo.
Nick fulminó a Jesse con la mirada mientras él pasaba y luego vino hacia mí, metiendo las manos en sus bolsillos y miró a Jesse, quien nos estudiaba desde la esquina de su ojo.
— ¿Quién era él?
Asentí en la dirección de Jesse. —Él es Jesse Viveros, lo he conocido por un largo tiempo.
— ¿Cuánto tiempo?
Miré en dirección de la mesa de póquer.
—Nick, no tengo tiempo para esto.
—Supongo que tiraron la idea del ministro de la juventud. —dijo América, mirando coquetamente en la dirección de Jesse.
— ¿Ése es tu ex novio? —dijo Nick, de repente muy enojado—. Pensé que habías dicho que él era de Kansas.
Le disparé a América una impaciente mirada y luego tomé el mentón de Nick y lo miré, acaparando toda su atención.
—Él sabe que no soy lo suficientemente mayor para estar aquí, Nick. Me dio hasta la medianoche, te lo explicaré luego, pero por ahora tengo que regresar al juego, ¿de acuerdo?
La mandíbula de Nick se tensó debajo de su piel, cerró sus ojos, tomando un profundo respiro.
—Muy bien, te veré a la medianoche.
Bajó su cabeza para besarme, pero sus labios fueron fríos y distantes.
—Buena suerte.
Sonreí mientras él se mezclaba con la multitud, y luego volví mi atención a los hombres.
— ¿Caballeros?
—Toma asiento, Shirley Temple. —dijo Jimmy—. Haremos que nuestro dinero regrese, justo ahora, no apreciamos el ser estafados.
—Hagan lo peor. —dije sonriendo, barajé las cartas y las repartí con precisión a cada jugador.
—Tienes diez minutos. —Susurró América
—Lo sé. —dije
Traté de bloquear el tiempo y la rodilla de América golpeando nerviosamente debajo de la mesa.
—Nunca he visto nada como tu niña, has tenido casi un juego perfecto, y no tienes ningún consejero. —dijo Rich.
Winks asintió, su alegría se había evaporado. —Lo noté, ninguna sonrisa, incluso sus ojos permanecen iguales, no es natural, todo el mundo tiene un consejero.
—No todos. —dijo América.
Sentí un par de manos muy familiares en mis hombros, sabía que era Nick, pero no me di la vuelta, no con tres mil dólares en medio de la mesa.
—Me retiro. —dijo Jimmy.
Aquellos que se habían reunido alrededor de nosotros aplaudieron cuando bajé mi mano. Jimmy era el único que estaba lo suficientemente cerca para tocarme con una pizca de amabilidad. Nada que no pudiera manejar.
— ¡Increíble! —dijo Rich.
—Estoy fuera. —Stan se quejó, levantándose y alejándose de la mesa.
Jimmy era un poco más gracioso.
—Podría morir hoy y sentir que he jugado con un oponente que de verdad vale la pena. Ha sido un placer, __(tn).
Me congelé. — ¿Lo sabías?
Jimmy sonrió, los años de humo de cigarrillo y café manchando su gran sonrisa. —He jugado contigo antes, hace 6 años, he querido una revancha por un largo tiempo. —Jimmy extendió su mano—. Cuídate niña. Dile a tu papá que Jimmy Pescelli dice hola.
América me ayudó a recoger mis ganancias, me volví hacia Nick, mirando mi reloj. —Necesito más tiempo.
— ¿Quieres intentar en las mesas de Black Jack?
—No puedo perder dinero, Nick.
Sonrió. —No puedes perder, Pidge.
América negó con la cabeza. —El Black Jack no es su juego.
Nick asintió. —Gané un poco. Estoy arriba de los seiscientos. Los puedes tener.
Shepley me pasó sus fichas. —Sólo hice tres. Son tuyas.
Suspiré. —Gracias chicos, pero aún me hacen falta cinco de los grandes.
Miré mire reloj y luego alcé la vista para ver a Jesse acercándose.
— ¿Cómo te fue? —dijo sonriendo.
—Aún me faltan cinco mil, Jess, necesito más tiempo.
—Ya he hecho todo lo que puedo, __(tn).
Asentí, sabiendo que ya había exigido mucho.
—Gracias por dejarme quedar.
—Tal vez le puedo decir a mi padre que hable con Benny por ti.
—Es el desastre de Mick, voy a pedirle que él se encargue del resto.
Jesse negó con su cabeza. —Tú sabes que eso no pasará, Cookie, no importa cuánto tengas, si hace falta algo de lo que él debe, Benny enviará a alguien. Tú mantente tan lejos de él como puedas.
Sentí que mis ojos quemaban. —Tengo que tratar.
Jesse se acercó, y habló en voz baja: —Consigue un avión, __(Tn). ¿Me escuchaste?
—Te escuché. —dije toscamente.
Jesse suspiró, y sus ojos se llenaron de compasión. Me envolvió en sus brazos y besó mi cabello. —Lo siento. Si mi trabajo no estuviese en juego, tú sabes que trataría de hacer algo.
Asentí, alejándome de él. —Lo sé. Hiciste lo que pudiste.
Elevó mi mentón con su dedo. —Te veré mañana a las cinco. —Bajó su cabeza y depositó un beso en la esquina de mi boca, y luego se fue sin decir una palabra.
Miré a América, quien estaba observando a Nick. No me atreví a encontrarme con sus ojos; no podía imaginar que tan enojada era la expresión en su rostro.
— ¿Qué es a las cinco? —dijo Nick, su voz teñida con enojo mal disimulado.
—Ella estuvo de acuerdo en cenar con Jesse si él la dejaba quedarse. No tenía opción Nick. —dijo América.
Podía deducir por el tono de precaución de su voz que Nick estaba más que enojado, lo miré y él me fulminó con la mirada con la misma expresión de traición que Mick tenía en su rostro la noche en que se dio cuenta que yo había tomado su suerte.
—Tenías una opción.
— ¿Alguna vez has tratado con la mafia, Nick? Lo siento si tus sentimientos están heridos, pero una comida gratis con un viejo amigo no es un precio alto que pagar para mantener a Mick vivo.
Podía ver que Nick quería arremeter contra mí, pero no había nada que él pudiera decir.
—Vamos chicos, tenemos que encontrar a Benny. —dijo América, tirando de mi brazo.
Nick y Shepley nos siguieron en silencio mientras caminábamos hacia al edificio de Benny. El tráfico—de personas y carros—en la vía estaba empezando a concentrarse. Con cada paso que daba, me sentía enferma, sentía un vacío en mi estómago, mi mente corriendo, pensando en un argumento lo suficientemente convincente para hacer entrar a Benny en razón. Para cuando tocamos la gran puerta verde que había visto tantas veces, no tenía nada en mente.
No era una sorpresa ver al enorme guardián, negro, atemorizante, y tan ancho como era de alto, pero yo estaba aturdida de ver a Benny detrás de él.
—Benny. —Respiré
—Vaya, vaya… ya no eres de Lucky Thirteen, ¿cierto? Mick no me dijo lo llamativa que te has convertido. He estado esperando por ti, Cookie. He oído que tienes un pago para mí.
Asentí y Benny hizo un gesto hacia mis amigos. Alcé mi mentón para fingir confianza. —Ellos están conmigo.
—Me temo que tus acompañantes tendrán que esperar afuera. —dijo el guardián en un anormal tono bajo.
Nick me tomó del brazo inmediatamente. —Ella no va entrar sola, voy con ella.
Benny observó a Nick. Cuando Benny alzó la vista a su guardián y las esquinas de su boca se elevaron, me relajé un poco.
—Es lo suficientemente justo. —dijo Benny—. Mick estará contento de saber que tienes a tan buen amigo.
Lo seguí adentro, volviéndome para ver la mirada preocupada en la cara de América. Nick mantuvo firme su agarre en mi brazo, manteniéndose a propósito entre el guardián y yo. Seguimos a Benny a un ascensor, ascendiendo cuatro pisos en silencio y luego las puertas se abrieron.
Un gran escritorio de caoba yacía en el medio de una vasta habitación. Benny cojeó hasta alcanzar una silla y sentarse, gesticulando hacia nosotros para que tomáramos las dos sillas vacías enfrente del escritorio. Cuando me senté, el cuero se sentía frío debajo de mí, y me pregunté cuánta gente se habría sentado en la misma silla, momentos antes de su muerte.
Estiré mi mano para coger la de Nick y él me dio un apretón tranquilizador.
—Mick me debe veinticinco mil, confío en que tienes la cantidad completa. —Dijo escribiendo algo en una libreta de notas
—En realidad —hice un pausa aclarándome la garganta—, me faltan cinco mil, Benny, pero tengo todo el día de mañana para conseguirlos, y cinco mil no es un problema ¿Cierto? Tú sabes que soy buena para eso.
—Abigail —dijo Benny, ceñudo—, me decepcionas, conoces mis reglas mejor que eso.
—Por… Por favor Benny, te estoy pidiendo que tomes los diecinueve mil y tendré el resto para ti mañana.
Los ojos de Benny iban de Nick a mí y viceversa. Ahí fue cuando note el par de hombres que salieron de las esquinas más oscuras de la habitación. El agarre de Nick en mi mano se hizo más fuerte, contuve el aliento.
—Tú sabes que no tomo nada a menos de que sea la cantidad completa. El hecho de que estés tratando de darme menos de lo que es me dice algo. ¿Sabes lo que me dice? Que tú no estás segura de que puedas obtener la cantidad completa.
Los hombres que estaban en las esquinas se movieron otro paso hacia adelante. —Puedo obtener tu dinero Benny. —Me reí nerviosamente—. Gané nueve mil en seis horas.
—Entonces me estás diciendo que me traerás nueve mil en las próximas seis horas. —Benny nos sonrió diabólicamente.
—El plazo es hasta la medianoche mañana. —dijo Nick, mirando detrás de nosotros y luego a los hombres que se aproximaban.
— ¿Qué estás haciendo Benny? —Pregunté, mi postura rígida.
—Mick me llamó anoche. Dijo que te estabas encargando de su deuda.
—Le estoy haciendo un favor. Yo no te debo dinero. —dije severamente, mis instintos de supervivencia tomando vida.
Benny apoyó sus rechonchos codos llenos de grasa en su escritorio. —Estoy considerando enseñarle a Mick una lección, además estoy curioso de ver cuán suertuda eres.
Nick se levantó de su silla tirando me mí con él. Me llevó detrás de él, retrocediendo hasta la puerta.
—Josiah está afuera de la puerta, chico. ¿A dónde piensas que vas a escapar?
Estaba equivocada. Cuando estaba pensando en persuadir a Benny para que viera la razón, debía haber anticipado el deseo de Mick de sobrevivir, y la afición de venganza de Benny.
—Nick. —Le advertí, viendo como los secuaces de Benny se acercaban a nosotros.
Nick me empujó unos cuántos pies detrás de él y permaneció de pie. —Espero que sepas, Benny, que cuando me deshaga de tus hombres, no quiero ser irrespetuoso, claro está. Pero estoy enamorado de esta chica, y no puedo dejar que la lastimes.
Benny estalló en una ruidosa carcajada. —Te lo dejaré a ti hijo. Tienes las bolas más grandes que cualquiera que hayan venido a través de esas puertas. Te prepararé lo que estás a punto de enfrentar, el chico grande a tu derecha es David, y si él no puede sacarte con sus puños, lo hará con el cuchillo que tiene en su funda. El hombre a tu izquierda es Dane, él es mi mejor luchador. Tiene una pelea mañana, sólo para que sepas, él nunca pierde. Te importaría si no te lastimas las manos, Dane, tengo un montón de dinero en ti.
Dane le sonrió a Nick con divertidos y salvajes ojos. —Sí, señor.
— ¡Detente, Benny! Puedo conseguir tu dinero. —Lloré
—No… Esto se va a poner bastante interesante. —Se rió entre dientes, sentándose en su silla.
David corrió hacia Nick, mis manos volaron a mi boca. El tipo era fuerte, pero torpe y lento. Antes de que David pudiera coger su cuchillo, Nick lo incapacitó, empujando la cara de David directo hacia su rodilla, cuando Nick lanzó un puñetazo, no gastó tiempo, lanzando cada pizca de energía que tenía en la cara del hombre. Dos puñetazos y un codazo después, David yacía en el piso, en un charco de sangre.
Benny echó su cabeza hacia atrás, riendo histéricamente golpeando su escritorio con el placer de un niño viendo caricaturas en la mañana de un sábado. —Muy bien, ve por él Dane, no te asustó, ¿cierto?
Dane se aproximó a Nick cuidadosamente, con la concentración y la precisión de un luchador profesional. Su puño voló a la cara de Nick con una velocidad increíble, pero Nick lo esquivó, embistiendo con su hombro a Dane, utilizando toda su fuerza. Cayeron contra el escritorio de Benny. Dane agarró a Nick con sus brazos, empujándolo contra el piso. Se enfrentaron en el piso por un momento, pero luego Dane ganó terreno, posicionándose para poder darle algunos puños a Nick, mientras él estaba atrapado debajo de él en el piso. Cubrí mi cara, me era imposible mirar. Oí un llanto de dolor y levanté la vista, para ver a Nick cerniéndose sobre Dane, agarrándolo de su peludo pelo, golpeándolo puño tras puño en un lado de su cabeza. La cara de Dane calló en el escritorio de Benny, para luego ponerse de pie desorientado y sangrando.
Nick lo observó por un momento, para luego atacar otra vez, usando toda su fuerza. Dane lo esquivó una vez, consiguiendo golpear a Nick en la mandíbula con sus nudillos.
Nick sonrió y lo apuntó con un dedo. —Esa fue tu oportunidad.
No podía creer lo que acababa de escuchar. Nick había dejado que el matón de Benny lo golpeara. Él lo estaba disfrutando. Jamás había visto a Nick pelear sin restricciones, era un poco atemorizante verlo liberar todo lo que tenía en estos asesinos entrenados y teniendo las de ganar. Hasta ese momento nunca me había dado cuenta de lo que Nick era capaz de hacer. Con la risa molesta de Benny en el fondo, Nick terminó de rematar a Dane, depositando su codo en el centro del rostro de Dane, dejándolo fuera de juego antes de que golpeara el suelo. Vi su cuerpo rebotar en la alfombra importada de Benny.
— ¡Eres asombroso! ¡Simplemente asombroso! —dijo Benny, aplaudiendo con placer.
Nick me empujó detrás de él mientras Josiah atravesaba la puerta, con su masiva figura.
— ¿Debería encargarme de esto, señor?
— ¡No! No, no… —dijo Benny aún aturdido por la improvisada actuación—. ¿Cuál es tu nombre?
—Nick Jonas. —dijo, aun teniendo la respiración pesada, limpiando lo sangre de Dane y David de sus manos en sus vaqueros.
—Nick Jonas, creo que puedes ayudar a que tú pequeña novia se salga de éste problema.
— ¿Cómo?
—Se suponía que Dane pelearía mañana en la noche, tenía un montón de dinero para él, pero parece que Dane no estará en forma para ganar la pelea. Te sugiero que tomes su lugar. Gana y perdonaré los dólares faltantes de la deuda de Mick.
Nick se volvió hacia mí. — ¿Pigeon?
— ¿Estás bien? —Pregunté, limpiando la sangre de su rostro. Mordí mi labio, sintiendo mi cara deformarse con una mezcla de miedo y alivio.
Nick sonrió. —No es mi sangre, no llores, bebé.
—Soy un hombre ocupado hijo. —dijo Benny—. ¿Estás dentro?
—Lo hare. —dijo Nick—. Dime el cuándo y el dónde, estaré ahí.
—Estarás peleando contra Brock McMann, él no es un oponente fácil. Fue excluido de la UFC el año pasado.
Ese dato no afectó en lo más mínimo a Nick. —Sólo dígame dónde tengo que estar.
La sonrisa de tiburón de Benny cruzó su cara. —Me gustas, Nick Jonas. Creo que seremos buenos amigos
—Lo dudo. —dijo Nick, abriendo la puerta y manteniendo una postura protectora hasta que alcanzamos la puerta principal.
— ¡Jesucristo! —América lloró, viendo la sangre que salpicaba la ropa de Nick—. ¿Están bien chicos? —Me tomó por los hombros y examinó mi rostro.
—Estoy bien. Tan solo otro día en la oficina. Para ambos. —dije limpiando mis ojos.
Nick cogió mi mano y nos dirigimos hacia el hotel con Shepley y América detrás de nosotros. No muchos repararon en el aspecto de Nick. Estaba cubierto de sangre y sólo uno que otro parecía notarlo.
— ¿Qué rayos pasó ahí adentro? —Finalmente preguntó Shepley.
Nick se deshizo de su ropa y desapareció en el cuarto de baño. La ducha se encendió y América me pasó una caja de pañuelos.
—Estoy bien, Mare.
Suspiró y empujó la caja hacia mí otra vez. —No, no estás bien.
—Este no es mi primer encuentro con Benny. —dije, mis músculos doloridos por estar tanto tiempo tensados en las últimas 24 horas.
—Es tu primera vez viendo como Nick descarga toda su mierda en otra persona. —dijo Shepley—. Lo he visto antes, y no es lindo.
— ¿Qué pasó? —América insistió.
—Mick llamó a Benny. Le dijo que yo me haría cargo de su deuda.
— ¡Lo voy a matar! Voy a matar a ese hijo de perra. —gritó América.
—Benny no me estaba haciendo responsable, pero dijo que iba a darle una lección a Mick por enviar a su hija a pagar su deuda. Él llamó a dos de sus malditos perros para que fueran por nosotros y Nick los noqueó. A ambos. En menos de cinco minutos.
— ¿Entonces Benny los dejó ir? —Preguntó América.
Nick salió del baño con una toalla alrededor de su cintura, la única evidencia de la pelea era una pequeña marca roja en su pómulo, debajo de su ojo derecho.
—Uno de los chicos que eliminé tenía una pelea mañana en la noche. Tomaré su lugar y en recompensa Benny perdonará lo que Mick debe.
América se puso de pie. —Esto es ridículo. ¿Por qué lo estamos ayudando? Él te lanzó directo a los lobos. ¡Lo voy a matar!
—No si yo lo mato primero. —Nick ardía de rabia.
—Tranquilízate, —le dije.
— ¿Entonces pelearás mañana? —Preguntó Shepley.
—En un lugar llamado Zero. Seis en punto. Es Brock McMann, Shep.
—De ninguna manera. De ninguna jodida manera. Nick. ¡El tipo es un maniático!
—Sí. —Nick sonrió—, pero él no está peleando por su chica ¿cierto? —Nick me envolvió en sus brazos. Besando la parte superior de mí cabello—. ¿Estás bien, Pigeon?
—Esto está mal. Esto está mal en muchas maneras. No sé con quién de ustedes hablar primero para dejar esto.
— ¿Me viste esta noche? Voy a estar bien. He visto a Brock pelear antes. Él es duro, pero no invencible.
—No quiero que hagas esto, Nick.
—Bueno, yo no quiero que tú vayas a cenar con tu ex novio mañana en la noche. Supongo que ambos tenemos que hacer algo que no queremos para salvar al bueno para nada de tu padre.
Lo había visto antes. Vegas cambiaba a las personas. Creando monstruos y hombres rotos. Era fácil dejar que las luces y los sueños robados se filtraran en tu sangre. Había visto la enérgica, invencible mirada en el rostro de Nick| tantas veces crecer. Y la única cura era un avión que nos llevara a casa.
Miré mi reloj otra vez.
— ¿Tienes que estar en algún lugar, Cookie? —Preguntó Jesse, divertido.
—Por favor, deja de llamarme así. Jess. Lo odio.
—También odié cuando te fuiste. Y eso no te detuvo.
—Esta es una conversación aburrida y sin sentido. Solamente cenemos, ¿de acuerdo?
—Muy bien, hablemos entonces de tu nuevo chico. ¿Cuál es su nombre? ¿Nick? —Asentí y él sonrió—. ¿Qué estás haciendo tú con ese psicópata tatuado? Se ve como un rechazado de The Manson Family (The Manson Family es una película que cubre la vida de Charles Manson y su ―familia‖ de seguidores).
—Se amable Jesse, o me iré de aquí.
—No puedo superar lo diferente que te ves. No puedo superar que tú estás sentada aquí, enfrente de mí.
—Supéralo. —dije, rodando los ojos.
—Ahí está. —dijo Jesse—. La chica que recuerdo
Miré mi reloj. —La pelea de Nick es en veinte minutos. Mejor me voy.
—Aún estamos esperando el postre.
—No puedo Jess. No quiero que él se preocupe acerca de si voy a aparecer o no. Es importante.
Sus hombros cayeron. —Lo sé. Extraño los días en que yo era importante.
Dejé descansar mis manos en las suyas. —Éramos sólo niños. Eso fue hace mucho tiempo.
— ¿Cuándo crecimos? El que tú estés aquí es una señal, __(tn). Pensé que nunca te vería de nuevo y aquí estás. Quédate conmigo.
Negué con mi cabeza despacio, vacilando. No quería herir a mi más viejo amigo. —Lo amo, Jess
La desilusión oscureció la pequeña sonrisa en su rostro. —Entonces es mejor que vayas.
Besé su mejilla y abandoné el restaurante, cogí un taxi.
— ¿A dónde se dirige? —Preguntó el taxista
—Zero.
El taxista se volvió hacia mí, viéndome fijamente.
— ¿Está segura?
—Estoy segura. ¡Vamos! —dije, lanzando el dinero sobre el asiento.
___________________________________________________________________________
Yaap buenoo esperoo qe les haya gustadoo el maraton y disfrutenloo :)
kathaliina96
Re: Beautiful Disaster (Adaptacion) (Nick y Tu)
que si me gustoooo=???????
me faciiinooo asi que siguelaaa porfiiisss y nick se que pueeedeeeesss
me faciiinooo asi que siguelaaa porfiiisss y nick se que pueeedeeeesss
chelis
Re: Beautiful Disaster (Adaptacion) (Nick y Tu)
Wiiiii! VOY A VER COMO NICK LE PATEA EL TRASERO AL BROCK MCMIERDA JAJA
kissesrain
Re: Beautiful Disaster (Adaptacion) (Nick y Tu)
Dios, ME HAN ENCANTADO LOS CAPITULOS! Gracias por hacer maraton, me ha gustado muchisimo! Sigula prontooooo
TeamJonas2
Re: Beautiful Disaster (Adaptacion) (Nick y Tu)
AHHHH!
No puedo esperar el proximo CAPPP!
No puedo esperar el proximo CAPPP!
Ruth Esther<3
Re: Beautiful Disaster (Adaptacion) (Nick y Tu)
Ola (:
vengo de pasada leí los últimos 3 capítulos y me encantaron, siento no haber pasado antes.
síguela pronto (:
vengo de pasada leí los últimos 3 capítulos y me encantaron, siento no haber pasado antes.
síguela pronto (:
karenluna
Re: Beautiful Disaster (Adaptacion) (Nick y Tu)
SIGUE!!!
AMÉ LOS CAPITULOS, ESTA NOVELA E SCADA VEZ MEJOR :)
YA QUIERO SABER SI NICK GANARÁ, AUNQUE NO LO DUDO, EL ES EL MEJOR!!!
AMÉ LOS CAPITULOS, ESTA NOVELA E SCADA VEZ MEJOR :)
YA QUIERO SABER SI NICK GANARÁ, AUNQUE NO LO DUDO, EL ES EL MEJOR!!!
LittleThings
Re: Beautiful Disaster (Adaptacion) (Nick y Tu)
Eh por favor no la dejes así, siguela yaaaaa
TeamJonas2
Página 13 de 23. • 1 ... 8 ... 12, 13, 14 ... 18 ... 23
Temas similares
» Beautiful Disaster (Zayn y Tu) ADAPTACION
» "Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu)
» Beautiful Bastard (Adaptacion Nick y Tu)
» Beautiful Disaster... {Joe&Tú}
» Beautiful disaster.
» "Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu)
» Beautiful Bastard (Adaptacion Nick y Tu)
» Beautiful Disaster... {Joe&Tú}
» Beautiful disaster.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 13 de 23.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.