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when cupid goes wrong

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Mensaje por lantsov Sáb 24 Jul 2021, 12:44 am






Capitulo 004

Aleksi Eide & Dorian Newton

by pond.



PASA EL CURSOR POR LA IMAGEN | BY WANG



El dorado en el pavimento casi engañaba a Aleksi sobre la ciudad en la que se encontraba. Los rascacielos y la multitud fácilmente podían pasar por una vista neoyorquina, pero la falta del olor a basura y demás residuos orgánicos, inorgánicos y humanos delataban a Chicago. Aun así, el hombre sonrió. Una ciudad más para marcar en aquel mapa. Hizo una nota mental de comprar un souvenir para su hermana y continuó su camino cuando el semáforo peatonal se puso en verde.  

Del bolsillo interior de su chaqueta sacó la cajetilla de cigarros y con un movimiento hábil, casi innato, prendió uno y dio la primera calada; un mal hábito que sus amigos y familia le reclamaban, pero la frecuencia con la que fumaba era mucho menor desde hace… 5 años… Porque él lo odiaba, entre muchas cosas más.

Dejando de lado los pensamientos intrusivos, sacó el teléfono del bolsillo de su pantalón, en la pantalla un par de notificaciones y un texto reciente “¿Entonces? No puedes faltar a tu fiesta de bienvenida.”

Al ser un bailarín, Aleksi tenía la habilidad de transmitir las emociones de su personaje a través de sus cuerpo, un exagerado movimiento de brazo, una pirueta que lo hacía elevarse una decena de centímetros sobre el suelo, incluso un gesto de sufrimiento; pero sus labios eran los que lo delataban, una mueca y sabias lo que pensaba, una media sonrisa de diversión, su labio entre sus dientes para demostrar intenciones ocultas o una mueca para describir su molestia.

“Y antes de que digas que tienes ensayo, revisé tu horario. Estás libre” Liberó el humo con un resoplido y escribió “Por ahora, ¿Lugar y hora?”  “1543 N Kingsbury St, PRYSM. 10 en punto, Aleksi”

6:36 pm, aún tenía tiempo. 

when cupid goes wrong  - Página 3 1620280664   when cupid goes wrong  - Página 3 1620280664

—¿Ves a esa rubia? —Care arrastró las palabras demostrando que estaba a un shot de liarse con el primer par de ojos verdes que estuviera en su camino. Alek asintió— Se llama… ¿Lana? ¿Laura? Bueno, la conocí en el baño y dijo que no estabas mal.

—¿Seguirás con tu plan de conseguirme pareja?

—Hey, ¡para ti las posibilidades son infinitas! Luces así y no te limita el género. Cumpliré mi sueño a través de ti.

—¿Qué sueño?

—No importa, ahora ve e invítale algo de tomar, corre. Oh, no importa, ya nos vio.

Caroline volvió a deslizarse por el banco y se unió al grupo que bailaba no tan lejos de él. Tal como había advertido, la desconocida sonrió cuando ambos hicieron contacto visual, se sentó junto a él, cruzando las piernas, y él no pudo evitar mirarlas. Ambos sabían lo que hacían.

—Whisky en las rocas —Ordenó al bartender con una voz de seda.

—Lo mismo para mi —Deslizó un par de billetes por la barra.

—No es necesario..

—Oh, insisto. Sería de mala educación dejar que pagues.

—Gracias —Mordió su labio y batió sus pestañas. Alek conocía aquel gesto, lo había visto miles de veces y agradeció a los dioses porque esa noche no estaría solo con sus pensamientos.

—Soy Alek —Extendió la mano.

—Layla —Ella correspondió al saludo, sus ojos azules recorriendo el brazo del bailarín. Ante el calor del club, el rubio se había arremangado y desabotonado la camisa, no al punto de estar semidesnudo, pero lo suficiente para que su pecho estuviera a la vista—. Nunca te había visto por aquí.

—¿Vienes seguido? —Anotado— En realidad, soy nuevo en la ciudad.

—¿Cambio de ambiente?

—Podría decirse. Soy bailarín, así que me ofrecieron el principal aquí.

—¡Vaya! Bailarín, debes tener mucha condición física —Layla sonrió con inocencia y dio un sorbo a su bebida. Alek sonrió y ese pequeño fuego que se había encendido cuando la vio caminar hacia el, se avivo.

Tomo de un trago el whisky y se acerco al oído de la contraria —¿Por que no lo averiguamos?.

Ella rió y pasó su cabello detrás de la oreja— ¿Cuál es la prisa? La noche apenas empieza.

Alek levantó un dedo, su anillo reluciendo y pidió más tragos. —Y que lo digas.

El característico sonido del teclado de aquella canción, hizo que el shot se le derramara por la barbilla. La voz de Alex recorrió el lugar y un coro de gritos animados retumbó por sus oídos. 

No pudo evitar que su mente viajara al pasado, ambos rodeados de desconocidos que cantaban la misma canción, pero para él, un cabellera pelirroja acaparaba su visión, sus manos entrelazadas y el olor a cuero en su cuello. 

Tomó de un trago el tequila y sin dejar que el ardor terminara de pasar, tomó la mano de la rubia junto a él— ¿Bailas? —Sus labios rojos se curvaron y ambos se abrieron paso entre los cuerpos sudados del lugar. Alek puso sus manos en la cintura de la mujer y ella en su cuello para acercarlo más. Durazno, le serviría de momento.

La expectativa crece conforme el solo de Jamie se acerca a su fin, y después, la batería. Ambos eran empujados por la frenética audiencia, Alek se unió, y en la euforia del momento, la atrajo más hacia él y durante las últimas notas de la canción, sus labios sabor cereza se mezclaron con la nicotina en los suyos. 

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—Cariño, ¿Hiciste las reservaciones para..?

—Si, mañana a las 5 en el restaurante que te gusta —Aurora sonrió cuando su prometido la tomó de la mano y la beso, deteniéndose un par de segundos para ver el diamante que adornaba su dedo anular—. Y después tenemos 2 horas para llegar al teatro, todo está preparado.

—Hable con tus padres, no podrán ir a la gala, pero nos visitaran para la fiesta de compromiso. 

—Lo sé, intenté convencerlos.

—Con tal de que no falten a la boda —Dio un beso a la mejilla del pelirrojo y se separó, aunque Dorian tenía otros planes. La tomó por la cintura y la besó lentamente, cada vez que lo hacía era como la primera vez, un cosquilleo en el estómago.

—No puedo esperar a casarme contigo. —Ambos sonrieron y la castaña le dio un golpe en el pecho.

—Y yo tampoco, Newton —Pasó sus brazos por el cuello del hombre y dio un corto beso—. Solo un par de meses más. Te veo mañana, ¿De acuerdo?

El pelirrojo asintió y por fin la soltó, Aurora se alejó, dejando un rastro de perfume detrás de ella.

—Dorian —una nueva voz recorrió su oficina y el nombrado sonrió al ver a su padrino.

—Sam, ¿Qué tal estás?

—Mejor que tú, apuesto. ¿Listo para enfrentar a los lobos mañana? —Dorian suspiró profundamente y volvió sus ojos verdes al ventanal.

—Es lo malo de un matrimonio público. Ambos queríamos algo intimo pero…

—Tu madre insistió —El pelirrojo asintió y rodeó el escritorio para alcanzar los papeles en el cajón. Dio una última revisión a las firmas y se los extendió—. Siguen inseguros de vender en Grant, ¿Te encargas?

—Seguro, pediré una fecha para antes de la boda.

—¿Por qué no durante? He intentado persuadirlos por meses, estoy cansado.

El mayor rio y dio una palmada al hombro de su ahijado —Lo estas haciendo bien, Dorian. Cuando termines este trato, tú y Aurora tendrán toda una vida y la vida de sus hijos resuelta.

—Lo haces sonar fácil. ¿Te veré mañana? 

—Por supuesto, no me perdería por nada el ballet. —Bajo sus brazos derrotado y salió de la oficina, esta vez el lugar se quedó en silencio, más que el sonido lejano de los teléfonos y los autos que transitaban pisos debajo de él.

—Tampoco puedo esperar.

when cupid goes wrong  - Página 3 1620280664   when cupid goes wrong  - Página 3 1620280664

Tras haber regresado a su departamento por la mañana, Aleksi había tomado una ducha rápida y vuelto a salir, guiándose de su teléfono y el mapa del transporte público de la ciudad. 

Volvió a entrar a Instagram, asegurándose dos veces de la dirección. Hacía un par de años que no se veían, Alek solo podía esperar que no lo rechazara después de cómo habían sucedido las cosas la última vez que habían estado juntos.

Era una hora de trayecto, lo suficiente para pensar en qué le diría al verlo. Podía simplemente ignorar lo que había pasado y continuar como si se hubieran visto días atrás, o hacer una gran entrada, haciendo justicia a su propio dramatismo. Tal vez un comentario inapropiado porque así era y sobre todo porque disfrutaba verlo sonrojarse.

Al cabo de 40 minutos, una notificación interrumpió sus pensamientos, un recordatorio: Gala Benéfica de Joffrey, 7pm.

Al ser la nueva imagen de la compañía, estaba obligado a asistir a tales eventos elegantes, hablar con benefactores y sus esposas, a quienes no les molestaba gastar un par de billetes de más con tal de disfrutar el espectáculo. Si era el arte en sí o los bailarines en mallas, él nunca lo sabría con exactitud, pero se mostraba agradecido porque era una parte de ellos quienes pagaban por el departamento a unas calles de la compañía y era por ellos que no debía viajar de punta a punta de la ciudad cada mañana.

Próxima parada, Western Ave & 115th St —Bloqueó el teléfono y lo guardó en el bolsillo trasero de sus jeans. 

Después de bajar, debía caminar un par de minutos, no sería tan difícil encontrar la pista con la señalización del parque. Lo difícil sería entrar, siendo él quien entrenaba en el lugar.

Probó con la entrada principal. El lugar estaba vacío pero la música dentro delataba la presencia de alguien. Un guardia se acercó a él y el rubio levantó una mano como saludo

—Soy un amigo.

—Es una práctica privada.

—Lo sé, lo sé. Soy Aleksi, solía entrenarlo. —El hombre le dio una mirada recelosa y se llevó la mano al walkie sujeto a su cinturón— Vamos, ¿Qué posibilidad tendría frente a ti si mintiera? Solo vengo a visitarlo antes de su próxima competencia. Puedes llamar a su entrenador, él me conoce.

—5 minutos.

—Es todo lo que necesito —Le sonrió y en cambio, él recibió una mirada agria. Sin tentar a su suerte, empujo la puerta y el frío fue bien recibido por parte del rubio. 

El sonido de los patines al rasgar el hielo era algo que no parecía darse cuenta que extrañaba hasta que estuvo ahí. Pero lo que más extrañaba…

El moreno dio un perfecto Lutz terminando en arabesque, pero era lo que más le divertía a Aleksi, los minúsculos errores que veía en su postura, que tal vez era insignificantes para los jueces, pero era la perfecta excusa para corregirlo.

—Esos son 87 grados, no 90 —El joven se detuvo bajo las protestas de su entrenador y por fin pudo verlo en persona, después de tanto. A pesar de la palidez del joven, y los prominentes círculos oscuros debajo de sus ojos, para Aleksi seguía siendo un sueño. Pasó sus dedos largos por su barbilla y sonrió— O tal vez decidiste olvidar todo lo que pasamos juntos, aunque no te culparia.

Si Min Ho estaba rojo por el entrenamiento, tras el guiño por parte del rubio toda la parte superior del joven se había coloreado. Al menos hasta donde alcanzaba a ver.

Pero para Alek, el verlo de esa forma era una señal de que su Min Ho seguía siendo el mismo, y al diablo con Nueva York, él era lo único que necesitaba para saber que Chicago no sería tan malo.

Spoiler:


lantsov
lantsov


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Mensaje por lantsov Sáb 24 Jul 2021, 12:45 am

wang. escribió:Kar esta ausente y ademas le queria dar el espacio en esta ronda por las razones que dijo en el muro. So, seguiria Vale when cupid goes wrong  - Página 3 1857533193

Sigue: Vale (pond)
Tiempo limite: 20/07


pd: cualquier cosa me avisas y extendemos un poquito mas.
El tiempo estaba perfecto ahh. 
Again, désolée  when cupid goes wrong  - Página 3 1054092304
lantsov
lantsov


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Mensaje por wang. Dom 25 Jul 2021, 8:50 am

AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
estaba re ansiosa por esto when cupid goes wrong  - Página 3 477734387
wang.
wang.


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Mensaje por lovesick Mar 27 Jul 2021, 2:01 pm

PA MI CUIN & COMA:
lovesick
lovesick


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Mensaje por wang. Miér 09 Mar 2022, 4:26 am

Hola chicas como están? Van que querer seguir con la nc?
wang.
wang.


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El autor de este mensaje ha sido baneado del foro - Ver el mensaje

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Mensaje por lantsov Miér 09 Mar 2022, 8:48 pm

Por supuesto que si
when cupid goes wrong  - Página 3 3292025920
Brenda, yo te invoco.
lantsov
lantsov


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Mensaje por lovesick Miér 09 Mar 2022, 8:58 pm

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

Bienvenida de vuelta, Pris [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Obvio, sí. 
lovesick
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Mensaje por wang. Jue 07 Abr 2022, 12:26 am






Capitulo 005.

Gia Mallor. Cris Coppola. Matt LaRue

by wang.



PASA EL CURSOR POR LA IMAGEN | BY WANG


Chicago en verano era un remolino. Las noches podían ser bien frías si el tiempo quería, pero durante el día era un maldito infierno. Los edificios y las calles de concreto eran un contenedor de vapor y humedad. Lo mas probable es que luego de un largo día, todos terminaran en la pequeña playa a la costa del Lago Michigan o en algún bar con una cerveza bien helada, si una tormenta no azotaba la cuidad de repente. Eso es lo que Matthews hizo apenas termino su trabajo en la oficina.  
Entre trago y trago con sus amigos celebraron el compromiso del moreno. Estaban extasiados con la idea que que el "Pequeño Matt", como le decían a modo de broma por ser el mas joven del grupo, estuviera a punto de casarse con el presunto amor de su vida.

— No tienes miedo—pregunto Robert, terminado su cuarto vaso de Wiski. Era peligroso el modo en el que ese hombre bebía, pero Matt sabia que era un poco para huir de los problemas familiares por los que estaba atravesando. Su ex esposa fue diagnosticada de cáncer hacia ya mas de tres meses y el a penas podía hablar sobre el tema.
— ¿Debería?— respondió Matt. Rob sonrió y negó con la cabeza. — Creo que es lo correcto. Nos amamos desde que nos conocemos, un papel no va a cambiar nada.
— Dicen que el matrimonio apaga la llama, amigo— lo interrumpió Samuel, uno de sus compañeros mas nuevos del recinto.
— Eso no va a suceder con nosotros. Gia merece lo mejor, y se lo daré siempre.

Una hora mas tarde, Matthews regresaba a su departamento, el mismo que compartía con su prometida. Gianna había salido por unos tragos con su mejor amiga, y el ultimo mensaje de WhatsApp le confirmaba que llegaría tarde. Le envió un sticker de corazón y luego de pedirle que le avisara cuando estuviera volviendo, se recostó en la cama para quedarse profundamente dormido.  

Seis AM figuraba en el reloj cuando este empezó a sonar. El moreno saco una mano debajo de la almohada para intentar apagarlo, pero era inútil. Dejaba el celular lejos de la cama intencionalmente, para obligarse a si mismo a levantarse y activar su día sin mas.
Entre quejidos se levanto aun muy dormido para percatarse que su novia no estaba y tampoco había llegado a dormir. Camino al baño y se metió en la ducha, tenia solo cuarenta minutos para cambiarse y partir al trabajo.

— Bebe, hoy necesito que me hagas un favor— comento en voz alta esperando que Gia escuchara su pedido. El departamento no era muy grande así que estaba seguro que su novia lo escucharía donde sea. Pero no recibió respuesta alguna— ¿Amor?— pregunto saliendo del cuatro de baño con una toalla en la cintura. Busco a su prometida con la mirada en el cuarto y nada. Corroboro en el closet, en el estudio y en la cocina. Evidentemente Gianna no había regresado.
Olvidándose por completo que debía llegar al trabajo, corrió a su habitación y tomo el celular. Marco su numero reiteradas veces hasta que su prometida respondió.

— Gracias a Dios, Gianny- respiro con alivio.
— Amor, tranquilo. Tuve un pequeño problema— respondió la castaña al otro lado del celular.
— ¿Qué paso? ¿Te encuentras bien? No sabes el susto que me pegue cuando vi que no habías regresado.
— Si, estoy bien. Lamento no haber avisado. Fue una noche un tanto loca, se podría decir— comento Gia. Matt se mantuvo en silencio para escucharla al mismo tiempo que se podía sus boxers seguido del pantalón— Estoy en la estación de policías.
— ¿Al fin te llevaron presa?— bromeo Matthews. Conocía el historial que tenia su prometida, discutía bastante con la autoridad.
— ¡Claro que no! No hora de bromear Matty.
— Ya enserio amor, ¿Qué sucedió?
— Se podría resumir en que tengo un nuevo cliente gracias a Maya y pasamos toda la noche en la estación, esperando que el juez le otorgue la fianza.
— ¿Puedo ayudarte en algo?— si bien no era su área, Matthews conocía a muchos oficiales dentro de la estación de policía de Chicago.
— Necesito que me traigas ropa- le pidió Gianna casi como un ruego— Ya no puedo fingir que no me miran con ganas de hacer cosas conmigo cada vez que salgo de la sala de interrogación— Matt soltó una carcajada porque sabia que su prometida se estaba mordiendo la lengua para evitar problemas.
— Voy a matarlos cuando los vea-respondió— ¿Qué te llevo?- pregunto cambiando de tema aventurándose en el closet de Gia.
— El vestido que me regalaste el mes pasado— comento y luego de un par de palabras, corto.

Matthews corrió hacia el estacionamiento ya arreglado. Llevaba en una bolsa el vestido color crema de su novia y un café con un cup cake que le llevaba de desayuno. Sabia muy bien que no estaría de humor y que una cantidad de azúcar considerable haría que Gia cambiara su aptitud para seguir afrontando su día.
Encendió el auto y sin mas, salió en su auto negro del edificio. Llegaba tarde a su trabajo, pero no importo en ese momento.

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El tik tok del reloj estaba poniendo a Gia nerviosa. Cada hora que pasaba aumentaba su ansiedad y otro movimiento compulsivo se presentaba para hacerla sentir peor aún.
Ya había recorrido el pasillo unas mil veces, salió a fumar un cigarro, entro y volvió salir por otro más. Trenzo su pelo entre las cinco y seis de la mañana, compro un café en un bar que encontró a media cuadra y reviso todo su bolso para ver lo que tenía.
Todo era mucho mas complicado cuando las cosas pasaban en la madrugada. Por su puesto, nadie iba a levantarse de su cama para analizar un caso de narcotráfico. Ella misma estaría en su cama abrazada a su prometido, calentita y feliz.
Un oficial le ofreció una sala de interrogatorio para que pudiera descansar tranquila, pero ella se negaba rotundamente a pegar un ojo hasta que le informaran sobre su cliente. Y por supuesto, quien en su sano juicio dormiría con una pollera que apenas le tapaba las piernas cuando se sentaba.
Se maldijo por no haber elegido el pantalón sastrero marrón cuando decidió por la tarde, pero tampoco podía predecir que su prima la metería en semejante lio un viernes por la noche.
Salió por otro cigarro a las seis y cuarto y cuando dio la última calada vio entrar al jefe de policía al edificio.
Rápidamente subió trotando los escalones de mármol y logro alcanzarlo.

— Disculpe, necesito saber como esta mi cliente. Hace mas de cinco horas que se encuentra retenido en contra de su voluntad sin prueba alguna...
— Señorita, su cliente esta bajo la justicia por alguna razón- la interrumpió el oficial. Tenia la barba recién afeitada ya que aun podía ver sus poros sangrantes. Gia pensó en lo desagrable que se veía y reprimió una bofetada cuando el mismo miro su pecho con ganas.— Se que es su trabajo defenderlo— continuo, mientras seguía subiendo las escalinatas— pero aquí sabemos perfectamente que algo tiene entre manos para que haya sido acusado de esa manera.
— Con mis respeto oficial, pero me parece a mi que no tienen ninguna prueba en contra de mi cliente. El informe dice perfectamente...— fue interrumpida nuevamente por la puerta vaivén sobre su cara cuando el señor ingreso al establecimiento sin siquiera rescatarla para ella. Respiro profundo antes de empujar la puerta y perseguir nuevamente al oficial. ¡Dios la amparara! Sentía una necesidad inmensa de salir corriendo.

— Tiene que esperar hasta que la llame, señorita— le dijo antes de ingresar a su oficina. Otra vez Gia sitio la puerta cerrarse en su cara.
Resoplo de cansancio, de dolor de piernas y por la inutilidad que manejaban algunos profesionales. Para sumar a su frustración y enojo, Minho no le respondía las mil llamadas. Cristofer le había dejado bien en claro que su amigo podía venir a pagar la fianza. "Es la persona en la que mas confió", dijo su cliente antes de que se lo llevaran a la celda.  
Gianna no sabia exactamente cual era su relación puesto que no conocía a ninguno de los dos, pero estaba segura de que ese no era la decisión de "confianza".

— Señorita Mallor— la llamo el jefe de policía.— Puede pasar.
— Como le decía—continuo ella ingresando a la oficina, tomando asiento justo al frente de el.— El informe que me dieron dice que alguien externo informo sobre el negocio de drogas en el local. Esta claro oficial que mi cliente no tiene nada que ver en eso. Su nombre permanece fuera de la declaración por lo tanto podría haber sido cualquier persona, incluso podría ser alguien que no trabaja ahí y utiliza el lugar como su fuente de distribución.— El oficial tomo el informe que Gia sostenía y se tomo unos segundos para leerlo.
— Comprendo abogada— respondió.
— Exijo que mi cliente sea liberado inmediatamente. Estamos dispuesto a proceder a una investigación, pero mientras tanto, el señor Cristofer Coppola tiene derecho a la libertad hasta que se demuestre lo contrario.
— Me temo que eso solo puede hacerse si pagan la fianza. No podemos dejarlo salir porque si. Hay una orden en su contra, señorita.
— ¿De cuanto estamos hablando?
— Por un cargo menor... Estaríamos hablando de dos mil dólares.— Gia trago saliva antes de responder. Teniendo una boda por delante no podía permitirse ese gasto y menos por una persona que no conocía. Pero algo dentro suyo le decia que estaba todo bien.
— Perfecto, traiga los papeles y avise al señor Coppola que puede salir.— El jefe de policía que ahora sabia que su nombre era Benedict Miller por la placa sobre su escritorio sonrió y salió de la misma para dar la orden.

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Cristofer había estado en la cárcel un par de veces por peleas en algún que otro bar, consumo de sustancias ilegales en la vía publica en otro país y obstrucción a la justicia cuando le grito a un oficial que se metiera en sus asuntos. Era un verdadero pendejo en ese momento, pero aun así, esta vez no creía merecerlo. Además de que era su primera vez en los Estados Unidos.
Estaba tan seguro de que todos los papeles de su bar estaban en regla. Les había prohibido a sus empleados incluso el consumo de drogas dentro del establecimiento. Ya tenia demasiados problemas en su pasado como para agregar mas a su presente y futuro. Y el narcotráfico... Eso si que era tema serio. Podía comerse muchos años en la cárcel por eso y le daría el gusto a su madre que siempre le dijo que iba a terminar de esa manera.
Golpeo su cabeza contra la pared una vez mas para alejar sus pensamiento. Seguramente le saldría un gran bulto en el lugar, pero que mas daba.
Su compañero de celda se quejo ante ruido. Se había ocupado todo el pequeño banco que había en una de las esquinas. Cris no quiso generar conflicto, el había llegado antes claramente, y nada le apetecía mas que evitar a ese señor borracho y de aspecto desaliñado. Además, no venia la diferencia entre la superficie del banco y el piso. Ambos eran fríos, duros y...

— Coppola—lo distrajo un oficial en la puerta.— Se puede ir—continuo mientras le abría la celda.

Se incorporo tan rápido como pudo, tenia las piernas todas adormecidas, y salió de la celda disparado hacia afuera. Debía agradecerle a esa abogada, de la cual solo sabia que su nombre era Gia y tenia buen trasero.
También podía agradecer a Maya.


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La puerta del interrogatorio se abrió y Cristofer Coppola ingreso sosteniendo todas sus pertenencia. Lucia cansado, las ojeras se le habían pronunciado y la ropa estaba toda arrugada. No debió dormir nada, pensó Gia cuando lo vio.
Le ofreció la taza de café que había ido a buscar mientras el salía. Seguro tendría hambre y querría tomar algo caliente después de pasar toda la noche en ese horrible lugar.

—Gracias—respondió el y bebió un sorbo.
— De nada. No sabia como te gustaba, solo le agregue dos de azúcar, pero puedo ir por mas si es necesario...
— Así esta perfecto— sonrió. Gia se encontró arrastrando las palabras y hablando con nerviosismo. No entendía el porque o tal vez era la falta de sueño que la había dejado tonta. —Se fue a cambiar— hablo Cristofer tomando asiento en una de las sillas del lugar.
— No, mi prometido me trajo algo de ropa. Ya estaba un poco harta de andar por los pasillo como recién salida de un boliche— explico la castaña, acomodando su vestido beige ceñido al cuerpo.
— ¿No volvió a su casa a dormir?— le preguntó él.
— Pues no— aclaró Gia— Tenia la esperanza de que lo dejaran salir antes. Además...
— No debió— la interrumpió. — En este país la justicia no es precisamente justa. Debería saberlo.
— Si, lo se. Simplemente sentí que debía estar acá por cualquier cosa, además de que vivo lejos, me demoraría casi una hora en volver. Era mas fácil quedarme.
— Bueno otra cosa mas que le tengo que agradecer—dijo el levantando la taza como si estuviera brindando en el aire— ¿Qué paso?— preguntó después de beber otro trago.
— Bueno aparentemente fue acusado por comercio de sustancias ilegales a menores de edad. Alguien testifico al respecto y puso su bar como lugar de encuentro. Pero su nombre no aparece en dicho testimonio.
— ¿Entonces porque me arrestaron en vez de llamarme y pedir algún tipo de explicación?
— Señor Coppola, tiene tres arrestos. Uno en Corea del Sur, uno en Holanda y otro mas en Brasil. A la policía eso le pareció suficientemente sospechoso y le dio su carta de salida para terminar todo el problema.— Gia le tendió la carpeta con las pruebas para que el mismo pudiera verlas.
— Eso no es motivo para que me arresten, menos cuando estaba todo el lugar lleno de personas. La reputación del lugar va a caer en picada.
— En otro momento hablamos sobre la reputación de su bar señor Coppola. Ahora tenemos que pensar en salir de esta. Seguro enviaran una orden de allanamiento para realizar una investigación mas profunda al respecto, tenemos que tratar...
— No voy a dejar que la policía ingrese a mi bar a revisar cosas. ¡No van a encontrar nada!— la interrumpió Cristofer levantándose brusco de su silla. Gianna sostuvo su taza de café porque pensó que caería derramada directo a su vestido y no estaba de humor para eso. — Hay que impedirlo... Tiene que impedirlo— la castaña respiró profundo y juntando la poca fuerza que le quedaba se levantó y camino hacia él. Sintió como la seguía con la mirada al mismo tiempo que ella pensaba en no perder los estribos.
"Un abogado siempre tiene que mantenerse en pie para sus clientes", solía decirle su padre. Puso sus dos manos en los hombros y con un poco de fuerza lo "invitó" a tomar asiento nuevamente. Él le hizo caso y Gia pudo observar su cara de cerca por primera vez. También noto que le sacaba una cabeza y media sin tacones y el olor a rancio que tenia. Pero respiro igual antes de decir:
— No va a lograr nada si no se calma- él la miraba atento-No tiene porque preocuparse. Todo saldrá bien, señor Coppola.
— No me llames así— se quejó. Sintió la necesidad de reírse porque había pasado de ser un hombre completamente enojado al borde de la locura a ser un niño enfadado porque no le gusto como lo llamo. — Dime Cristofer... O Cris mejor... Así me llaman mis amigos.
— Perfecto entonces— le respondió Gia con una sonrisa mientras soltada sus hombros— Seré su amiga de ahora en adelante.

Una hora después, la mirada de niño tierno había desaparecido y el hombre frustrado y enojado volvió a poseer su cuerpo. Gianna le había contado que su mejor amigo jamás le contesto las llamadas y que ella se había hecho cargo de pagar su fianza aun cuando era evidente de que no era su responsabilidad.
Salió del recinto todavía mas furioso cuando comprobó por si mismo que Minho no daba señales de vida.

— Voy a matarlo— soltó mientras hacia señas a un taxi. — Juro que voy a matarlo. Pendejo malcriado.

La castaña no mencionó nada mas. Entendía en parte el enojo de Cristofer para con su amigo. Él necesitaba un favor y su amigo decidió que era buen momento para hacerse humo.

— Siempre hace lo mismo cuando bebe— continuó, mientras abría la puerta del taxi que había parado. Le hizo seña para que entrara y sin saber porque, ella se subió al coche. — ¿Sabes que es lo peor? — pregunto entrando al auto. Gia no respondió. Necesitaba diez horas de sueño mínimo para asimilar todo. — Seguramente esta con otro hombre...

Fue lo ultimo que dijo y después le indico al conductor donde debía ir.

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El silencio entre los dos se prolongo por veinte minutos hasta que llegaron a su destino. Cristofer quiso mencionar lo lindo que estaba el día, que gente que corría como loca de un lado al otro, o lo malo que era el transito en esa cuidad. Pero vio que Gia cerraba los ojos cada tanto y los volvía abrir en cada esquina cuando el auto paraba. Decidió dejarla "dormir" lo mas que pudiera hasta el hotel.

— Gracias— le dijo al conductor antes de salir del auto. Su abogada se deslizo sobre el asiento y salió detrás de él y apenas pudo, salió prácticamente corriendo hacia la entrada del lugar donde se estaba hospedando su amigo.
— Espera Cristofer— gritó ella pero a pesar de que tenia tacones, lo alcanzo bastante rápido.

Cruzó la recepción sin anunciarse puesto que sabia que la recepcionista lo reconocería seguro. Se habían acostado  hacia una semana y ya luego no habían vuelto hablar. No era de su interés tampoco, solo fue diversión por parte de ambos y listo.
Continuó hasta el elevador y cuando vio a Gianna entrar al mismo marco el piso al que debían ir. Sintió la respiración de la chica un tanto agitada. Debía recordarse invitarla a desayunar luego de que hablara con Minho y su siempre tan oportuna borrachera. Bueno, debía hacer muchas cosas por esa chica en realidad.
Un sonido agudo marco la llegada y cuando las puertas se abrieron, siguió la marcha hasta el final del pasillo. Le tomo un segundo encontrar la llave e ingresar.
Efectivamente ahí estaba su amigo, frente a la cama con un muchacho rubio.

— Voy a matarte pendejo —gritó corriendo hacia el. Minho abrió los ojos y por arte de magia pegó un salto hacia la cama como si eso fuera defenderlo.
— Cristofer yo...
— ¡Callate! No tienes argumentos— lo interrumpió subiéndose a la cama para luego acomodar su cuerpo arriba de su amigo. Con las dos piernas lo inmovilizó y con sus manos tomo su cuello y apretó.
— Cris...— escuchó decir a Minho con el poco aire que tenia —  Yo no...
— Tu no piensas Minho. Ese es tu problema. Bebes y te emborrachas y cuando te necesito no respondes las putas llamadas— gritó. Los ojos de su amigo se hacían cada vez mas grandes y la piel se estaba tornando a un subtono azulado. Su amigo tenia las manos en su pecho tratando de empujarlo, pero era inútil, Cristofer era mucho mas grande que él.
— Vas a matarlo— intervinó el otro chico.
— Se lo busco—  respondió.

Pero cuando menos se lo espero, dos manos lo agarrando por detrás y lo empujaron fuerte  contra el piso. Sus piernas se enredaron con las sabanas y sus manos dejaron de ahorcar el cuello de su amigo.

— ¿Qué te pasa? — gritó hacia el rubio mientras trabada de levantarse buscando darle una buena bofetada ese también. Pero Gianna lo interrumpió.

— Señor Coppola— soltó. Era la primera vez que la escuchaba alzar la voz lo suficiente para llamar la atención de los tres hombres en la habitación. — ¡Ya basta! O tendré que llamar a la policía de nuevo. — dijo y sin mas salió  hacia el corredor.  
Cristofer miro a su amigo que ahora tenia las manos puestas en su cuello. Estaba demasiado enojado con él, pero no era capaz de matarlo tampoco.

— Esto no termino— le advirtió. Minho no dijo nada, solo asintió y eso fue suficiente para saber que debía retirarse.
Caminó de nuevo hacia la puerta y la cerró a sus espaldas.
Gianna se encontraba frente al elevador extremadamente seria para su gusto. Sabia que no había estado bien, pero ella tenia que entender también.  

— ¿En que pensaba? — le preguntó.
—  No entiendes Gianna. Minho esta acostumbrado a hacer siempre lo mismo. Hoy lo necesitaba.
—  Eso no te da el derecho de actuar como una bestia. Menos cuando tiene una causa por narcotráfico, señor Coppola.
— Cris..
— Señor Coppola desde ahora— volvió a decir. Y antes de entrar al elevador le tendió la mano con su tarjeta — Llámeme el lunes por favor, así arreglamos los honorarios. — continuó y sin mas, las puertas se cerraron.

Por un segundo, los ojos de su abogada le perforaron el alma y sintió que la había decepcionada.
¡Mierda! ¿Qué otra cosa podría pasarle?

Spoiler:


 


wang.
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Mensaje por lovesick Sáb 09 Abr 2022, 8:00 pm

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Mensaje por lovesick Sáb 30 Abr 2022, 11:08 am






Capitulo 006.

Min-ho Bae & Lukyan Alkaev

by lovesick



PASA EL CURSOR POR LA IMAGEN | BY WANG

Min-ho sabía que cuando creía que las cosas no podían ir tan mal, siempre se volvían peor. Y justo eso había sucedido.

— ¡MIN-HO! ¡TE VOY A... — Vahan se detuvo con el grito en la garganta al ver al fotoperiodista caminar detrás de él, demasiado cerca como para decir que no se conocen. — También llegas tarde. — Le reclamó sin perder el tiempo. 

Vahan tenía un sexto sentido para estas cosas, y jamás le había fallado, después de todo fue así como se había encontrado con Bae Min-ho hacía ya unos años atrás cuando acababa de llegar a América. 

En ese entonces Min-ho era como un niño perdido, torpe, ingenuo y demasiado tímido, pero con potencial. Casi pisandole los talones a su compatriota Hanyu. Pero luego de los últimos años, él había cambiado, ahora ya mostraba cierto atractivo sexual al bailar, tenía perforaciones en las orejas y el pelo negro largo hasta los hombros. También se había vuelto un poco más rebelde, justo como alguien de su edad. 

«Si tan sólo lo hubiera cuidado más, tal vez las cosas no habrían salido tan mal hace casi cinco años en Nueva York. 

No. Min-ho ya es un adulto. No es idiota, Van. Él sabe cuidarse sólo. »

El entrenador sólo se llevó una mano detrás de la nuca, calmándose a sí mismo. Por su parte Min-Ho bajo los escalones casi corriendo directo hacia él con todas sus cosas y de inmediato se inclinó frente a Vahan en un Saikeirei, súper arrepentido por haber llegado tarde, tener ojeras y pasar la noche con el fotoperiodista, al parecer. 

Lo que Vahan no sabía era que está mañana Min-ho no sólo se había topado con un Cris malhumorado en su departamento, sino que también se había encontrado con el fotoperiodista, del que no recordaba nada más que su profesión y lo guapo que era, durmiendo en la misma cama que él.

Min-ho estaba sin duda muy confundido al despertar, no tenía idea de cómo el rubio había terminado bajo el mismo techo que él. Pos unos segundos se permitió observarlo a detalle mientras dormía, las pestañas rubias le hacían sombra sobre sus pómulos, sus labios eran de una silueta rosada y perfecta, tenía la mandíbula bien marcada y la barba de dos días. 

Estar a su lado le resultaba diferente, dejó de mirarlo al instante en el que sintió que la nostalgia lo invadía. 

Ni siquiera podía mirarlo directo a los ojos, estaba tan avergonzado por la escena de esta mañana donde tuvieron que defenderlo de Cris que no dejaba de ahorcarlo, por suerte, las manos de su mejor amigo no le habían dejado marca en el cuello porque sino la historia con Vahan seria otra. 

Pero Cristofer tenía razón, ese no había sido el mejor momento para dejarse llevar, aunque también era culpa de Cris por haber sido arrestado. Min-ho sospechaba todas las cosas que pudieron rondar por la cabeza de Cris al verlo con el rubio. Esa pelea pudo haberse evitado si tan sólo Cris no hubiera visto al periodista y a él sin camisa.

Tenía que aclarar las cosas con Cristofer, recordarle que él jamás lo cambiaría por un hombre de una noche y mucho menos cuando aún se acordaba de esa promesa que le hizo medio ebrio en Corea: Bae, si para cuando cumplas treinta sigues soltero, tendré que casarme contigo. 

— Tú pequeño desgraciado. — Van le da un golpecito con el índice en la frente — hablaremos de "esto" después. 

Lukyan se acercó tímidamente hacia ellos. Aunque le hubiera gustado culpar a Min-ho por su tardanza, parte de ello también era su culpa, por no recordar el nombre de su hotel y tener un pésimo sentido de la orientación. Por suerte, el pelinegro entendió a duras penas todas las cosas que recordaba Lukyan y como le fue prometido, lo llevó a su hotel. 

Tuvo menos de diez minutos para bañarse y tomar todo su equipo apenas cruzó la puerta. Ni siquiera estaba seguro de haberse quitado bien el champú del pelo. — Lamento la tardanza. — Se explico el ruso avergonzado y culpable.— No volverá a ocurrir. 

— Fue mi culpa. — Le dijo Min-ho a Van mientras se acomodaba los patines. — Lo conocí en donde Cris y luego yo...

— MIN-HO. —Vahan lo interrumpió irritado. 

Min-ho era un buen aprendiz y también una buena persona pero tenía dos grandes defectos. El primero: no saber beber, mientras que el segundo: tener una debilidad por los hombres bien parecidos. En especial los rubios, justo como el ruso. 

— Entra a la pista antes de que te asesine. — Ordenó dando por terminada la conversación que Min-ho no tuvo más remedio que hacerle caso.

Cuando el coreano entró, Vahan se giró rápidamente hacia Lukyan para encararlo y dejarle las cosas claras antes de que ocurriera algo como la última vez.

— Escucha, no me molesta que tú y Min-ho sean amigos, pero espero que seas más profesional al respecto. — Le señala con un dedo. — ¿Entiendes lo que quiero decir?

Lukyan sin entender por completo esa amenaza, asintió, presintiendo que esa era la opción más viable para llevar la fiesta en paz y para que Vahan no se quejara de él con su jefe. Vahan entró a la pista luego de decirle que se podía acomodar en donde quisiera. 

— Le salve la vida a ese idiota. — Susurró para si mismo cuando Vahan estuvo lo suficientemente lejos.

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A Min-ho le estaba costando concentrarse, sentía como la cabeza le palpitaba y haber dormido pocas horas le estaba cobrando factura. Se sentía tieso y pesado, además se estaba distrayendo -más de lo normal- sabiendo que el fotoperiodista lo tenía en la mira, capturando hasta el más mínimo detalle de él. 

Y por si fuera poco, le comenzaba a doler el cuello al girar la cabeza. 

— ¿Quieres qué lo saque? — Le pregunto Van pero el pelinegro negó con la cabeza.  Se inclino un poco hacia adelante recargándose sobre sus rodillas, respirando con dificultad. 

Y esto es sólo el calentamiento, pensó. 

En realidad esta práctica no era una práctica real, estaba repasando varias secuencias de sus coreografías pasadas y algunos movimientos que en el pasado había anotado mal. Llevaba ya casi un año en Chicago, manteniéndose no sólo fuera de las nacionales e internacionales, sino también del ojo público. 

Sabía que volver no sería fácil pero ahora estaba aquí, y de algún modo la ISU le había mandado a su propio fotoperiodista para cubrir su historia, aquella que contaría lo mucho que ama el hielo, los moretones en su cuerpo, el cansancio del entrenamiento, la dieta estricta y el ejercicio a morir. 

— Entonces dame un Lutz sencillo, que no se pierdan las viejas costumbres. — Van lo ánimo. — Tienes que impulsarte y soltarte para que no se vea pesado. 

Min-ho se puso en posición para el Lutz cuando se encarreró, sus piernas se deslizaron por el hielo hacia atrás, la pierna izquierda sosteniendo su cuerpo unos segundos mientras que la derecha permaneció en el aire, atrás. Lukyan vió ese switch en Min-ho cuando bajó la pierna derecha con fuerza y precisión para poder elevarse y girar por el aire. El Lutz terminó con el pie derecho chocando contra el hielo, cargando de nuevo su peso, con la pierna izquierda elevada junto con ambos brazos. 

— Esos son 87 grados, no 90. — Min-ho se siguió deslizando en el hielo mirando hacia los alrededores buscando al dueño de esa voz. — O tal vez decidiste olvidar todo lo que pasamos juntos, aunque no te culparía. — Dijo como si nada el hombre con una gran sonrisa en el rostro. 

Min-ho recordaba la pecas de su espalda, y la manera en la que él tomaba su mano acercándola a su rostro cuando románticamente se disculpaba luego de enfadarse. También recordaba los dientes enterrándose en sus labios cuando lo besaba y la sonrisa ladina al terminar. 

Min-ho recordaba todo. 

Y eso incluía el recuento de los daños. 

Pero aún así no pudo evitar que su corazón latiera con prisa, como si todo este tiempo hubiera estado sumido en un sueño.

— ¿Aleksi? — Ni siquiera quiso parpadear por temor a que fuera sólo una alucinación por no haber dormido bien o por las neuronas muertas gracias Cris ahorcándolo. 

«Esto no puede estar pasando.»

Tenía a Aleksi Eide frente a él: tan hermoso y brillante como siempre. Aleksi parecía el sol ardiente mientras que Min-ho, el inocente y curioso Ícaro, apunto de quemarse. Los treinta le sentaban de maravilla, se le notaba más maduro pero tampoco pasaba de desapercibida el aura violenta y provocativa que se cargaba. Algunos mechones de su cabello rubio caían sobre su rostro perfilado. Lo vió pasarse la lengua sobre los labios mientras se deleitaba con su expresión. A la espera de él. 

Ni siquiera escuchó a Vahan cuando intentó detenerlo, rápidamente se deslizó por la pista. Aleksi sonrió aún más complacido, no dudó ni un segundo en saltarse la barrera divisora para ir a su encuentro. 

— ¡No puedes entrar al hielo sin patines! — Le gritó Vahan al noruego, de malas. — ¡Estúpido!

Min-ho no detuvo su carrera a tiempo, aunque eso no importó. Aleksi recibió a su viejo amigo con los brazos abiertos, aun sabiendo que por el impulso terminarían en el suelo. El impacto contra el cuerpo fornido de Aleksi sólo lo hizo sentir más real. 

— ¿Estás aquí? — Preguntó Min-ho incrédulo, hundiendo el rostro en su cuello. 

— Estoy aquí.

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Lukyan capturó el momento. 

Aleksi Eide, la promesa noruega, genio del ballet, estaba aquí en la pista de hielo dejando que Min-ho le abrazará y le tocará el rostro como si fuera un niño pequeño. Sus manos delgadas y huesudas se deslizaban sobre las facciones profundas de Aleksi, como si intentará grabárselo. 

Era muy probable que se hubieran conocido en algún evento social, aunque jamás hubiera esperado que estos dos fuera amigos, no parecían ser del tipo del otro. Era como juntar al blanco y al negro, al agua y al aceite, al bueno y al malo. 

Lukyan enfocó el lente hacia ellos, la fotografía resultaba exquisita, muy al estilo Leibovitz. Estaba apunto de tomar otra pero fue interrumpido por los brazos de Vahan, quiso tener otro enfoque pero el entrenador parecía estar teniendo algo, porque cada vez que los intentaba capturar inconscientemente se ponía enfrente. 

— ¿Qué sucede? — Preguntó por cortesía, aunque cuando vio el rostro del entrenador supo que estaba listo para desahogarse con él. 

— Cuando esos dos se juntan, no existe nadie más. — Lo soltó sin mucho esfuerzo. — Pero quédate tranquilo. Me aseguraré de romper su momento a tiempo para que puedas hacerle unas preguntas a Min-ho, si es que las tienes. 

«Un momento.»

Lukyan le prestó más atención. Min-ho observó al genio con cierta adoración mientras patinaba alrededor suyo como si estuviera enamorado. Y Aleksi lo persiguía del mismo modo, con los ojos verdes llenos de capricho. Cualquiera diría que está reclamándolo suyo frente al mundo, aunque casi al instante sintió como los invadió la presencia de alguien más... su presencia. 

Lukyan dejó de observar a través de la cámara. 

«Mierda.»

Trató de voltear hacia otro lado y fingir demencia, pero antes de lograrlo, Aleksi lo atrapó con su mirada, dándose cuenta de que esa sonrisa imperturbable se esfumó, y en cambio, paso a tener una expresión dura y amenazante. 

— Ya tuve suficiente. — Se quejó Vahan. —¡Sal de la pista, Eide! — Le gritó sin tapujos tomando desprevenido a Lukyan al ver que lo trataba como a cualquier otro o peor, pero es que Vahan aún no le perdonaba aquello que había sucedido en el pasado. 

— ¡A mi también me da gusto verte, Van! — Dijo Aleksi sin quitar la mirada de Lukyan, ajeno a cualquier culpa y muy animado. Min-ho por otro lado no parecía darse cuenta de lo que estaba sucediendo, con un gesto en la cabeza, lo invitó a acercase hacia ellos. 

Lukyan seguía intentando persuadir a Aleksi de quitar los ojos de él, el contacto visual comenzaba a asfixiarlo, además del porte exuberante e intimidante. — Aleksi Eide, un placer. 

La promesa noruega le estaba extendiendo la mano, y Min-ho seguía embobado con Aleksi, así que Lukyan terminó por presentarse solo. Al principio pensó en negarse, pero quizá darle una pequeña lección de modales haría que las cosas con su trabajo se pusieran raras, en especial ahora que se estaba dando cuenta de su extraña amistad y aún quedaban muchas cosas por descubrir. 

—Lukyan Alkaev. Fotoperiodista. — Como diría el padre de Lukyan, el desgraciado sabe dar la mano. Un apretón firme y seguro. 

«Ah, gracias a los dioses. No tendré que preguntarle su nombre.» Pensó Min-ho. 

— ¿Qué hace un fotoperiodista en una práctica privada? — Preguntó Aleksi directo, recargándose en el barandal atento a todo.

— Está aquí por la ISU. — Le explicó Min-ho. — Hará un trabajo sobre mi regreso. 

— Ya veo. — Intentó recuperar la cabeza y demostrar más confianza que antes. Lukyan se movió incómodo y pensativo, estaba claro que aquí estaba sucediendo algo pero ninguno de los tres parecía querer ponerlo al tanto.

Lo que sabía de Min-ho era que cuando dejó las pistas, el mundo quedó conmocionado pues su Heredero de hielo estaba en excelente forma y acababa de terminar una de las mejores temporadas de su carrera, la competencia había estado reñida y ya se estaban haciendo especulaciones sobre la próxima temporada. 

Un día estaba en la pista y al siguiente ya no, eso decía el informe y también Ekaterina. 

En ese entonces, todos querían una exclusiva de Vahan pues como su entrenador y representante tenía que dar palabra al retiro repentino de Min-ho, pero ni el mismo Vahan sabía con exactitud lo que había sucedido. Esto último de manera extra oficial.

«Bae Min-ho, sin duda eres más interesante de lo que pareces.»

— Hablaré con los guardias, esto no puede volver a ocurrir. —  Habló Vahan sin importarle si hería los sentimientos de Aleksi, quién sólo se comenzó a reír y se acercó aún más al coreano, para ser específicos, posó uno de sus brazos tonificados por encima de sus hombros pegando su cuerpo delgado al de él. 

—  Min-ho, haz algo. —  Susurró Alkesi cerca de su rostro con un tono sublime. —  Seguramente querrá dar mi foto para que no me pueda colar de nuevo. 

—  Conociéndote encontrarías el modo de entrar. — Le dijo Min-ho divertido, siguiéndole el juego. — ¡Como la imagen de Garfield cuando pasa a lado de su foto! 

Lukyan comenzó a mirar su cámara con mucho interés como si con eso pudiera escapar de ellos y su momento. Se sentía un poco invasivo dado la naturalidad con la que se hablaban el uno al otro, ahora que los escuchaba hablar se hacia una idea de cuan unidos eran, pero de un modo distinto a su novio. ¿Cuál es la posibilidad de que Aleksi Eide haya sido su novio también? O tal vez, no. 

— ¡Basta! —  Pidió Vahan cansado de escucharlos. —  Tú. A entrenar. Ahora. — Posó sus manos en los hombros de su aprendiz y lo empujó hacia atrás para alejarlo de Aleksi. —  Y tú, adiós. —  Señaló con su pulgar la salida tras de él. —  Kom deg ut herfra. —  Aleksi no parecía minúsculamente afectado por el entrenador, sino todo lo contrario. Lukyan distinguía en él las ganas de provocar a Vahan. 

«Ojalá Ekat estuviera aquí, estoy teniendo una gran exclusiva.»

— Veo que estuviste practicando. — Dijo al reconocer ese: Largo de aquí, en su idioma natal, Lukyan podía entender las cosas básicas del ruso. — Como quieras. — Contesto encogiéndose de hombros mientras se volvía a brincar la barda separadora. A Lukyan le estaba pareciendo tan rebelde y orgulloso, nada que ver con su perfil de Charming Prince que ocupaba en el ballet. 

— ¡Ahg! ¡Tú idiota! ¿Si sabes qué hay una puerta? — Le gritó el entrenador.

— ¡Ey, Min! ¡Bebamos un trago! —Le gritó Aleksi al pelinegro, ignorando por completo a Van. 

— ¿Cuándo? — Preguntó con cierta emoción mientras se volvía a acercar a él y en su mirada distinguió el ahora. — Aleksi, yo...

— Será divertido. 

— ¡Bae Min-ho!— Le gritó Vahan. — ¡Ni se te ocurra salir de esta pista! — Lukyan no entendía porque Van estaba tan molesto, pero sobre todo, cómo era posible que a Min-ho se le notara que todo le estaba entrando por una oreja y saliendo por la otra. 

Aleksi sonrió fastidiado al ver su plan arruinado. — Entonces, ven conmigo a un evento de gala. Esta noche. — Sus dedos se posaron en la barbilla del chico, rozando peligrosamente la comisura de sus labios con la punta del pulgar. — ¿Qué dices? 

Min-ho no lo pensó, por mucho que le alegrará ver a Aleksi, se había establecido limites antes de venir aquí. — Será en otra ocasión, Alek.

— Eso parece. — Soltó el noruego con una repentina decepción en su voz. 

— Será más pronto de lo que te imaginas. — Soltó Min-ho, tratando de contentarlo. 

Min-ho y Aleksi intercambiaron un par de palabras en voz baja antes de que Aleksi terminara por irse. Min-ho lo siguió con la mirada hasta ver su espalda desaparecer por el corredor por encima de las escaleras, su corazón aún latía con prisa y se sintió un poco avergonzado por la escena que se acababan de montar.

Después de todo, cinco años parecían nada. 

Min-ho dió media vuelta comenzando a patinar hacia el centro de la pista, sin mirar a Vahan o a Lukyan.

— Bien, a entrenar. 


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Por la madrugada, Min-ho tomó un taxi con dirección al hogar de Cris. Estaba un poco molesto porque no podía esperar hasta mañana, tenía que arreglar las cosas con él hoy o de lo contrario no podría dormir. Eso y porque había cometido una estupidez y necesitaba desahogarse. 

¿Por qué no lo intentó antes? Porque no iba a arreglar sus asuntos con él por Whats, sabía que lo mandaría a la mierda o lo ignoraría. 

Cuando bajó del taxi y pagó, vio a su mejor amigo volver a su departamento con una bolsa blanca colgando de su mano. Aún traía la ropa de esta mañana, se preguntó si venía del Bar o si simplemente tampoco podía dormir.  Min-ho se dió cuenta de que él también conocía muy bien a su Cris y al igual que él, no quería echar nada a perder, en especial su amistad. 

Esperó a que se acercará más hacia la entrada de su edificio antes de saltarle directo al cuello en un abrazo, asustándole completamente. — ¡Ah! ¿Pero qué mierda haces? ¡No me toques, maldito imbécil! — Cris gritó enojado, empujándolo con la mano libre mientras con los dientes sujetaba un cigarro a medio terminar. — ¡Espera! ¡Cuidado, te voy a quemar! 

Min-ho se separó de él en cuanto vio una ceniza caer a la manga de su sudadera y se sacudió el brazo rápidamente. Cuando se dio cuenta de que Cris lo miraba fijamente comenzó a hablar. — Lamento haberme emborrachado, también lamento no haber cargado mi teléfono para escuchar tus llamadas, pero como te dije estaba muy borracho que tuvieron que llevarme a casa. — Le explico a Cris mientras se descolgaba la mochila que traía en la espalda. — Y lamento no haber podido pagar tu fianza. 

— No sólo se trata del hecho de que te hayas emborrachado, Bae. — Le dijo Cris resentido. — Sino que cuando te necesitaba TÚ NO ESTABAS porque resulta que estabas durmiendo con un hombre mientras yo pase la noche durmiendo en una celda.

— Literalmente estaba durmiendo, yo jamás te cambiaría por nadie. — Le quiso explicar Min pero Cris le puso los ojos en blanco. — Espera, el hombre que viste esta mañana no es nada mío, ni siquiera recordaba como se llamaba. Y tú ya sabes cómo duermo, ayer ni siquiera pude desvestirme.

— Eso no suena mucho mejor. — Le aclaró Cris tirando la colilla al suelo para aplastarla con el pie. — Adiós, Min-ho. Decidí que estaré enojado contigo otro día más.

— ¿Qué? No. Ya perdóname. — Le exigió Min-ho. — Nos compre un vino barato a modo de disculpa. — Ese era algo que tenían entre ellos dos, calificar vinos baratos sólo por la anécdota. — Además necesito decirte algo.

Cristofer le dio la espalda. — Lo que sea, guárdatelo. No estoy de humor. Vete a casa.

— Aleksi volvió. — Soltó Min haciendo que Cris se detuviera. El modo en el que lo había dicho lo delataba. 

Cristofer era el único que sabía la verdad y también era el único que le había tendido una mano amiga cuando decidió que quería volver a intentarlo, volver al hielo. Estaba casi seguro de que Cris le había salvado la vida muchas veces y esperaba que esta fuera una de ellas porque sin él estaría perdido, más ahora que la ansiedad y la manía le estaban carcomiendo por haberle mandado un mensaje a Aleksi. 

Cris comenzó a maldecir en voz baja y al final se rindió. — De acuerdo. — Le terminó por abrir la puerta del edificio. — Entra.

Cuando Min pasó a su lado, lo nalgueó y comenzó a correr directo al elevador. 

— ¡Te voy a matar! 


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Última edición por lovesick el Mar 08 Nov 2022, 2:00 pm, editado 3 veces
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Mensaje por JessDann Dom 01 Mayo 2022, 3:57 pm

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Mensaje por lantsov Vie 03 Jun 2022, 9:43 pm

 
Pris when cupid goes wrong  - Página 3 1477071114 :
Coma de mi cora :

Ya ni diré nada, ya me voy a auto-vetar de las ncs mientras este en la uni.
PERO LO SIENTO, LAS AMO. 
lantsov
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Mensaje por lantsov Mar 14 Jun 2022, 10:38 pm






Capitulo 007.

Aleksi Eide & Dorian Newton

by Lantsov.



PASA EL CURSOR POR LA IMAGEN | BY WANG


Decir que Aleksi Eide tenía sentimientos encontrados era ponerlo fácil. Después de la reunión con su MinHo, parecía que se había recargado de una nueva energía, la cual le había sido privada después del desenlace de aquella fatídica noche. Pero ahí estaba de nuevo. 

A pesar de la decepción que sentía de tener que ir solo a la tediosa gala, Vahan no se libraría tan fácil de él. Mucho menos ahora que sabía que él no lo había rechazado y las cosas seguían iguales. Pero Aleksi lo sabía, nada sería igual.

Aun si Min—Ho parecía inperturbado por su repentina aparición y que la última vez que se habían visto toda su relación parecía haberse ido directo al caño, Aleksi Eide había prometido a los dioses que haría todo en su poder para enmendar las cosas con el. No era minimizar el dolor que le había infringido, estaba seguro que eso se quedaría con Min por algún tiempo más —como el moretón que había lucido después de esa noche—.

Después de una advertencia por partes de los guardias del recinto y que lo habían amenazado con llamar a la policía e incluso a TMZ para que lo humillaran aún más si alguna vez regresaba a la pista e interrumpia el entrenamiento (sobretodo eso último), el noruego les dedico una sonrisa felina y se despidió como si nada, cruzando nuevamente el deportivo y subiendo al autobús que lo llevaría al centro de la ciudad.

De regreso a la zona casi conocida por él, había ido directo a Joffrey para encontrarse con el director y Caroline y tener una plática sobre el evento de la noche. Habían recibido instrucciones específicas de ser amables —Aquello iba más dirigido hacia él— y mantener el prestigio de la compañía. Al final, era la principal en la ciudad y cada mes que pasaba, era notorio el declive y el poco interés del público por el Ballet.

Era por eso que Aleksi estaba ahí, no había otra razón por la que tantas compañías lo buscaran en Estados Unidos. En Europa, el ballet era parte de la cultura general, mientras que en América era casi un lujo el disfrutar de aquel arte, eso le había explicado su hermana cuando recién comenzaba a bailar. “Cuando sea famosa en América, regresare por ti y ambos dominaremos los escenarios del continente ¿De acuerdo?”

Claro que aquella promesa había sufrido cambios y ahora era él el que iba a regresar por su hermana.

—Estos son algunas personas que deben encantar. Patrocinadoras y sus esposos adinerados, mantengámoslos contentos y tendremos aseguradas un par de temporadas más. —Johan, el director, extendió una carpeta delgada. Aleksi la tomo sorprendido, pues era la primera vez que le daban una tarea así.— Eso es todo, los veré a las 8.

Caroline se llevó una mano a la boca, como si quisiera alargar el asunto, pero cuando vio que Aleksi no dio una última mirada, salió detrás de él.

Trotó hasta alcanzarlo e incluso en ese momento, cuando lo tomó del brazo y lo giró, parecía que estaba en el escenario. Siempre era así, el porte con el que se movía, siempre perfecto.

—Alek, escucha. En realidad esta es la primera vez que me dejan asistir a un evento así y todo es tu culpa, en realidad —Posó una mano sobre su pecho, a la altura del corazón como si Caroline le hubiera disparado. Sus labios formaron una O perfecta, pero no dijo nada, permitiéndole continuar—. Así es, Eide. Me pasaba esas noches en perfecta tranquilidad en casa, con mis pies en hielo, pero ahora debo usar tacones y rezar por no romperme el pie mientras intento sacar más dinero de los adinerados, solo porque La Promesa del Ballet es mi nueva pareja y bueno, por ser tu culpa es tu deber escoltarme durante toda la noche y evitar que me emborrache.

—Primero, auch. Segundo, no puedo creer que te librarás de estas galas, en lo mínimo. Si tanto daño he causado, madame, entonces es mi deber enmendarlo. Tienes mi palabra de que no te dejaré sola si prometes aprenderte todos estos rostros y nombres.

—¿No lo escuchaste? Te colgara de las bolas si no cumples con…

—¡Lo haré! Siempre lo hago, en realidad. Care, ¿realmente crees que nos harán un examen de conocimientos? Lo único que quieren de nosotros es que demos la imagen perfecta. El público no quiere realismo, solo quiere que se vea hermoso. Toda esta farsa de la gala es dar una buena imagen a la compañía y tú y yo la vamos a dar sin más complicaciones. Además, siempre puedo fingir no saber inglés como forma de distracción. El misterio lo es todo en este negocio. ¿Un apuesto extranjero que solo confía en ti para traducir lo que estas personas millonarias le dicen? 

—Un trabajo horrible, si me preguntas.

—Suerte que no lo hice —Le guiño un ojo y paso la carpeta por debajo de su brazo—. ¿Paso por ti a las 7?

—7:30, en punto.

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No se había molestado en abrirla. Aquella carpeta descansaba en el desayunador desde que había regresado a arreglarse. Había intercambiado un par de textos con Min y algunos compañeros de Joffrey, decidiendo cuál sería el plan para después de la gala, y cuando el reloj había marcado las 6, comenzó con su ritual.

A las 7 en punto ya estaba listo, dando una última mirada al espejo y arreglando el moño negro en su cuello. Pasó una última vez sus dedos a través de su cabello y dio un rápido vistazo a aquella carpeta. No tenía caso, ya era muy tarde.

Llegó a la hora acordada al edificio de su compañera y la vio salir, tan radiante con un vestido blanco que le sentaba a la perfección. No había mentido, durante todo el viaje, ella jugueteaba con el dobladillo de su falda, hasta que el entrelazo sus manos para intentar calmarla.

—Todo estará bien, te lo prometo. Es solo una formalidad y estoy seguro de que te amaran.

El coche dobló la esquina sobre la avenida Madison St y Caroline volvió a apretar su mano, sin darse cuenta, cuando el auto se detuvo frente a la Ópera. Alek respondió al gesto, más que nada para asegurarle que no se separaría de ella si así lo quería. 

—¿Lista? —Pregunto acercándose a ella, mientras veía el exterior y como los paparazzis ya estaban listos, con la lente apuntando al coche —Ella asintió ausente y tomó su bolso con una mano, con la libre tomó de nuevo la mano del rubio.

El, por su parte, no se alejo ni rechazó su agarre, si había algo que parecía gustarle, era que las personas especularan de su vida y regocijarse de que estaban completamente equivocadas. Especialmente sobre su —inexistente— vida amorosa.

Ambos se detenían cada par de metros, posando para las fotos y el rubio se atrevió a saludar a las cámaras. Care pareció menos nerviosa cuando llegaron al final de la alfombra. Fueron escoltados, con un par de personas más, hacia el interior del recinto. Los colores dorados nunca dejaba de sorprenderlo, sobre todo las esculturas que adornaban el vestíbulo. Ambos intercambiaron breves saludos con miembros de la compañía y entraron al salón, que a diferencia del exterior, estaba decorado con una estética blanca, inmaculada. 

Al contrario de él, su amiga pareció olvidarse de su promesa y desapareció en cuanto vio a aquel bailarín del cuerpo con el que se había acostado un par de veces, pero parecía que para ambos era más que eso. 

Dorian y Aurora entraron tomados de la mano, y las esposas de sus colegas no habían tardado en acercarse, sobre todo a su prometida, quien lucía una sonrisa incomparable cuando le pedían ver el anillo. El pelirrojo vio como el diamante brillaba aún más bajo aquella luz y no pudo evitar sonreír con orgullo. No por los quilates o por el dinero que le había costado, mas bien porque había sido él quien lo había puesto en el dedo anular de su amada Rory.

Agradeció las felicitaciones por el compromiso y ambos continuaron su camino hacia donde se llevaría a cabo la cena. El salón era bastante espacioso y una fuente borboteaba al centro del lugar. Los candelabros iluminaban las mesas dispuestas a lo largo y ancho; y los pilares parecían perderse en la oscuridad del techo. Lo único que daba vista al exterior, era el ventanal al fondo de la habitación, que estaba parcialmente tapado por el escenario y el podio.

El segundo piso parecía casi desocupado, pero era más que nada por la falta de iluminación que en la primera planta. Aun así, podía distinguir siluetas de personas que conversaban o simplemente se recargaban en el barandal para tener una mejor vista de lo que sucedía abajo.

Después de ser abandonado, Aleksi se había refugiado entre uno de los tantos pilares del segundo piso, con un vaso de whisky en la mano y deseando un cigarrillo entre sus dedos. Pero opto por respirar profundamente, sería una noche larga y de una forma u otra tenía que lucir su mejor cara y cumplir con su papel de la noche. Príncipe encantador, la cara de Joffrey.

Pero ese momento de tranquilidad no le había durado mucho, pues tan solo se había girado y Johan ya lo había tomado del brazo y se dirigian hacia donde estaba Caroline.

El desastre parecía inevitable. Ambas partes parecían destinadas a encontrarse, de nuevo. Tanto Alek como Dorian fueron dirigidos al centro del recinto, cada uno con sus citas tomadas de sus brazos. Dorian lucia un traje negro, completamente negro, desde el moño que adornaba su cuello hasta la camisa que se ajustaba perfectamente a su cuerpo. Por el contrario Alek, lucía un conjunto blanco, pulcro, que desentonaba con su despeinado cabello, algunos mechones cayendo sobre sus ojos que los controlaba pasando sus dedos.

Fue lo primero que ambos notaron cuando los presentaron. ¿Quién lo diría, que estaban destinados a volver a verse?

Ninguno pareció darse cuenta de la situación hasta que el director dijo sus nombres.

—Señorita Duncan, señor Newton, déjenme presentarles a nuestras estrellas de la temporada: Caroline Vega y Aleksi Eide.

Y fue cuando sucedió, el infierno se desató en sus mentes. Un solo recuerdo nublo cualquier otro pensamiento: la pelea en el bar.

Aurora fue la primera y única en moverse, ignorante a lo que sucedía en la cabeza de su prometido, extendió la mano hacia Caroline primero y después hacia Aleksi, que se tomó un par de segundos antes de unir de nuevo el cableado en su cerebro y extender su mano de forma casi robótica, tenso.

—Soy una gran admiradora tuya, hace unos meses vimos la apertura de Quixote, ¿No es así, cariño? Debo decir que estuviste maravillosa como Kitri.

—Es muy amable de su parte.

—Oh, por favor, somos casi de la misma edad —soltó una risa encantadora que hizo reaccionar a Dorian, quien intentaba no mirar al rubio frente a él. Una tarea imposible, siendo Aleksi Eide, con porte imponente y aquella loción que parecía adormecer su parte racional—, llamame Rory.

Caroline sonrió  con alegría y asintió, mirando por fin a Alek y Dorian.

—Un gusto, señor Newton.

—Dorian, por favor. Y justo lo que dice mi amada prometida, yo me quede atorado en entender cómo hacen para mantener el equilibrio en la punta de sus dedos como para comprender que dar vueltas en un solo pie debe ser humanamente imposible.

Fouetté —Interrumpio Alek y se dio un golpe mental cuando los tres pares de ojos cayeron en el, sobre todo porque los ojos verdes de Dorian lo miraron molesto, más molesto, si eso era posible—, lo siento, dije lo que estaba pensando —Aurora y Caroline rieron, pero el pelirrojo se mantuvo impasible—. Solo decía que, señor Newton, la increíble hazaña de mi compañera, son Fouettés. 30, para ser exactos.

—Oh, no es para tanto.

—Son más que los de Carrie Imler.

—Aleksi —Lo interrumpió irritada y eso provocó que la tensión por fin flotara sobre ellos.

Por suerte para todos, un invitado bien vestido y seguramente adinerado se acercó a Dorian al reconocerlo. 


— Si nos disculpan...


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Alek intentó controlar el temblor de sus dedos cuando sacó el teléfono del bolsillo de su saco. Deseo intensamente tener un cigarro en ese momento, para calmar su ansiedad. Aquella odiada sensación que evitaba que pensara con claridad.

Desbloqueo el celular y urgentemente se deslizó por los contactos hasta llegar a la M y después busco el nombre de su antigua pareja.

—Por favor, responde. Por favor, Milah.

Pasaron un par de segundos antes de que la llamada se cortara de repente, pero no iba a desistir. Su drama era mucho más importante en este momento que Nicholas. 

Antes de volver a llamar, envió un mensaje a MinHo. Sabía que no era sabio contactarlo con aquella noticia, mucho menos después de que su reencuentro fuera tan bien, pero necesitaba sus palabras de tranquilidad y simplemente a alguien que entendiera lo que estaba pasando. 

Oh, Alek.

Un simple 911 fue lo que escribió y sin esperar, volvió a escribir “SOS”. Volvió a cambiar de pantalla e insistió en la llamada a su amiga.

—¿Alek?

—¡Milah! Por Dios, estoy muriendo y ¿Tu me ignoras por el idiota de rizos?

—¿Estuviste tomando?

—Si, pero no importa ahora. Te necesito —Hubo un silencio del otro lado que lo tomo como una invitación para contar su historia—, él está aquí.

—¿Quién?

—¡El, Milah, EL!

—Aleksi, te juro que si no me dices a quien te refieres, iré a Chicago a patearte el trasero y después volveré a golpearte por hacerme perder el tiempo.

—Dorian —De nuevo la línea se quedó en silencio y Alek se llevó una mano a la boca, mordisqueando su pulgar nerviosamente.

Tal vez la rubia no sabía exactamente todo lo que había pasado hace 5 años, pero habían compartido innumerables días y noches juntos como para que ambos se volvieran cercanos. Demasiado. 

—Oh no. ¿Estás bien?

La pregunta del millón, pero la respuesta era simple. No, no lo estaba. Se había preparado semanas para el reencuentro con su antiguo estudiante, pero nada lo había preparado para el pronto encuentro con la persona a la que le había jurado amor eterno. Era una muy mala jugada por parte del universo y por fin su karma le había regresado.

—Claro, solo me tomo desprevenido.

—Si, claro. Ahora dime la verdad, Eide.

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Dorian no podía evitar pensar en él. Cada pocos segundos sus ojos lo traicionaban y se encontraba recorriendo el lugar para ver si atisbaba su figura alta y sus brazos fornidos. Muchas veces había escuchado aquel dicho de “Cuidado con lo que deseas” y no lo había entendido hasta que por fin lo encontró.

Lo vio bajar las escaleras, aun con ese aire altanero y la barbilla bien alta. Pero se habían conocido a la perfección durante su corta relación. ¿Había sido corta? Así lo había sentido él. El casi imperceptible temblor en sus manos no pasó por alto para él. Estaba acostumbrado a entrelazar sus dedos cuando eso pasaba, y Alek solía dar un beso en el dorso de su mano como agradecimiento.

Empujo todos esos recuerdos a lo más profundo de su mente, mientras se levantaba de la mesa y posaba una mano en el hombro de su prometida.

¿Vino? —Ella solo asintió, dedicándole una suave sonrisa y regresando a su conversación.

Dorian camino en línea recta hasta el bar, sin despegar la vista de su ex y no dijo nada cuando llegó, pero de una forma sabia que Alek sabía que estaba ahí. Siempre lo hacía.

Pauillac, dos, por favor. 

—Yo quiero Escoces. —El bartender asintió y desapareció para servir los tragos.

Alek se giró, ya tenía un vaso vacío en su mano de lo que suponía era Bourbon, pero Dorian no dijo nada. Ya no le incumbia. 

—Señor Newton —Saludó

—Aleksi Eide —Respondió y se apoyó en la barra junto a él, cuidando que hubiera una gran separación entre ambos— Pense que estabas en Nueva York.

—Yo pensé que no me hablarias. Nunca más —Dorian rodó los ojos—. Llegué hace un par de semanas, me dieron una mejor oferta aquí.

—Siempre quisiste el principal.

—Aqui tambien lo tengo y necesitaba un cambio de aire. Nueva York perdió su encanto

Dorian asintió ausentemente. Agradeció cuando pusieron sus bebidas frente a ellos y dio un largo sorbo al vino. Aleksi lo imitó y un gran silencio incómodo los invadió por un par de minutos.

—No es lo que quieres escuchar, estoy seguro, y mucho menos es el mejor momento, pero…

—No lo digas. Tienes razón, no quiero escucharlo. Ambos estamos aquí en busca de un nuevo inicio, ¿no? Tu estas en la cima del mundo, como siempre quisiste, y yo voy a iniciar una nueva vida, una nueva familia con alguien a quien amo. Dejemoslo ahí, Alek.

El asintió. Tenía razón. No porque MinHo lo hubiera perdonado tan rápido, significaba que Dorian estaba obligado a hacerlo. Los había lastimado, a ambos. Y se sentia mas idiota por pensarlo, pero podia casi asegurar que Dorian habia resultado mas lastimado de aquella vez. Porque eran ellos dos los que se habían prometido un futuro juntos, mientras hablaban a altas horas de la madrugada en el balcón del apartamento de Dorian. 

—Felicidades, por cierto. Me alegra que hayas encontrado a tu alma gemela.

Ya lo había hecho 

—Gracias —Ambos asintieron y nuevamente un silencio flotó sobre ellos. Pero había algo en el aire que evitaba que ambos separaran la vista del otro. Sentimientos tan fuertes eran difíciles de apagar.

El teléfono en el bolsillo de Alek vibró, y se obligó a separar sus ojos de los de Dorian para revisarlo. El pelirrojo, por su parte, siempre había pecado de curioso y eso es lo que lo había llevado a descubrirlo aquella vez. Y parecía que ambos estaban condenados a tener el mismo destino durante sus futuros encuentros. 

Alek no desbloqueo el teléfono, simplemente miró la pantalla de notificaciones y vio el mensaje de Min—Ho. Lo había olvidado completamente, de nuevo. Dorian sólo alcanzó a mirar el remitente y con eso bastó para que soltara una risa seca. Después de todo este tiempo, ¿Qué esperaba de Aleksi Eide? 

—Disfrute de la noche, señor Eide. —Y con eso desapareció entre la multitud, con ambas copas de vino en sus manos.

lantsov
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