Chicago se alza en majestuosidad, los copos de nieve cubren las calles de la cuidad de los vientos; mientras las luces de los rascacielos crean un momento acogedor y mágico.
El olor del café se filtra desde la cafetería Sweet Temptation, es un aroma dulce con un toque de leche y canela, una mezcla perfecta para las noches de invierno. Al interior se observan distintos clientes tomando las infusiones con aroma delicioso, mientras comen las exquisitas magdalenas y dulces que vende la cafetería.
Atendiendo a los clientes se encuentra una chica llamada Summer Nash, ella es de contextura y estatura media; su cabello es de color rubio claro cuyas puntas están pintadas de distintos colores y sus ojos son de color violeta grisáceos. Ella es una chica agradable y divertida, aunque a veces tiene un carácter de los mil demonios, el cual se presenta en este mismo instante.
— ¿Quiere una magdalena, la galleta o el pastel? —Summer pregunta impaciente, por quinta vez un hombre que ha cambiado su pedido.
— ¿El pastel de que sabor es? —pregunta nuevamente el hombre con un tono de duda—. Soy alérgico a las nueces —su voz es chillona—. Me inflo como si fuera un pez globo y no puedo respirar.
— ¡No! —Summer contesta enojada—. Le he dicho muchas veces que el pastel no tiene nueces, es de sabor tres leches ¡Pida su comida antes de que la paciencia se me agote!
— ¡Niña, eres una grosera! —el hombre exclama exaltado—. ¿Dónde está el gerente? Quiero dejar un reclamo porque has sido muy grosera conmigo.
Un chico de cabello castaño oscuro llega rápidamente a aclarar la situación. Susurra algunas palabras en el oído de Summer, ella asiente y va hacia un sofá a sentarse.
El chico atiende al cliente de manera agradable e incluso le regala un pastel por cortesía de la casa, el cliente se va satisfecho mientras fulmina con la mirada a Summer.
Cuando el cliente se va, el chico se dirige al lugar donde Summer está sentada y la abraza fuertemente.
— Debes tener paciencia, hermosa —dice mientras sonríe—. Algunos clientes pueden ser difíciles.
— Con esa sonrisa conquistas a todo el mundo, Jared —Summer rezonga mientras se acurruca en el pecho del chico—. Si no fueras mi novio, te habría golpeado por ser tan encantador con los clientes.
— Entonces tengo suerte de ser tu novio —Jared abraza a Summer más fuerte—. Y estás celosa porque los clientes me prefieren a mí —expresa con un tono un poco engreído—. Soy un chico muy encantador.
Summer golpea con su codo la costilla de Jared. Él es encantador con todas las personas, los clientes de la cafetería lo prefieren, ella siempre ha pensado que su novio será un excelente abogado.
— ¿Cómo estás? —pregunta Jared abrazándola—. Estos días te he notado un poco decaída, me preocupa que estés enferma.
Summer mira hacia el suelo, no es capaz de mirar los ojos de su novio. Ella tiene sospechas sobre lo que ocurre en su cuerpo, pero tiene temor de que sus dudas sean ciertas; no quiere que sus pensamientos se conviertan en realidad, tiene mucho miedo de lo que pueda suceder y no se lo ha contado a nadie.
— Estoy bien —ella responde sin mirar a su novio—. Solo estoy cansada, la universidad ha sido muy estresante en estos últimos días, antes de las vacaciones de navidad.
— ¡Debes dormir y comer cosas sanas! —Jared exclama preocupado mientras la abraza más fuerte—. Serás una excelente maestra de primaria, pero debes cuidar de tu salud.
— ¡Lo haré! —ella responde sonriendo, escondiendo el miedo que siente—. Cuando terminen los exámenes descansaré un poco, no te preocupes.
— Me preocupo porque soy un novio muy cariñoso—él sonríe mientras besa la barbilla de Summer—. ¡Todas las chicas desean tenerme como su novio! —exclama exagerando colocando una mano en su pecho—. ¡Pero yo solo te amo a ti, Summer!
— ¡Eres un idiota! —ella golpea nuevamente las costillas de su novio—. A pesar de que eres un idiota —lo observa con amor—. Te amo, Jared.
Summer besa tiernamente los labios de Jared y después lo abraza buscando consuelo ante los temores que revuelven su cabeza.
Ella lo ama con todo su corazón, es por eso que tiene miedo del futuro que le espera y tomar la decisión correcta para proteger a su novio.
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Quedan pocos días para navidad.
Ese es el pensamiento de Summer mientras limpia con un pañuelo la sangre de su nariz. Últimamente ha estado muy cansada, todo su cuerpo se ha sentido adolorido y ha perdido un poco de peso.
Por sus síntomas Summer sospecha que el cáncer ha vuelto. Cuando tenía 15 años los síntomas de la leucemia se manifestaron de manera agresiva, tenía fiebre; escalofríos, sangrados nasales frecuentes, pérdida de peso y mucha fatiga.
Al principio de los síntomas su abuela Allegra pensó que Summer tenía las defensas bajas, por lo que no la llevó al médico; hasta que en la escuela se dieron cuenta de la baja de peso y amenazaron con llamar a los servicios sociales si Summer no acudía a una consulta médica. Los padres de Summer murieron cuando ella tenía 10 años, su abuela es la única familia que tiene, separarse de ella estaba fuera de toda discusión, así que fue a un chequeo médico.
Tras varios exámenes, muchos piquetes de agujas y muchos médicos, el resultado fue leucemia linfocítica aguda. Éste tipo de cáncer se presenta cuando la médula ósea produce una gran cantidad de linfoblastos inmaduros, los cuales crecen rápidamente; reemplazan las células normales en la médula ósea y evitan que las células sanguíneas se produzcan.
Durante varios meses los tratamientos fueron todo lo que rodeó la vida de Summer. La quimioterapia fue muy dura, su cuerpo estaba debilitado; no tenía ánimos para hacer nada e incluso estaba de mal humor. Su abuela varias veces fue testigo e incluso el blanco de su mal humor, aunque después se abrazaban pidiendo perdón.
Desde hace 8 años que ha estado en remisión del cáncer, pero ahora teme que haya vuelto.
Summer se recuesta en su cama mirando al techo, sabe que tiene que hacerse los exámenes médicos para saber si sus miedos están en lo cierto o es alguna otra enfermedad.
— ¡Toc Toc! —ella escucha la voz de su abuela mientras entra a la habitación—. Jared me dijo que últimamente alguien ha estado muy cansada.
Summer no responde a lo que su abuela dice, quiere protegerla de lo que viene; no quiere que ella se altere porque en el pasado sufrió un alza de presión.
— ¿Estás de mal humor? —pregunta Allegra mientras se sienta en la cama—. No has estado comiendo y sé que te ha sangrado la nariz.
— ¿Cómo lo sabes? —Summer pregunta mientras de incorpora rápidamente de la cama.
— No eres lo suficiente inteligente como para ocultar los pañuelos con sangre —Allegra apunta hacia el tacho de la basura—. ¡No creas que soy tonta, jovencita!
— ¡Abuela! —Summer regaña—. No quería contarte nada, para no preocuparte.
— ¿Has ido al médico? —Allegra pregunta fulminándola con la mirada.
Summer no contesta la pregunta de su abuela, incluso mira hacia el suelo con tal de no observar sus ojos. Tiene mucho miedo de que el cáncer haya vuelto.
— ¡Respóndeme! —Allegra insiste—. Sé que no lo has hecho, ésta mañana llamé a tu oncólogo; él no sabe nada del asunto y concreté una cita con él para el 23 de diciembre.
— ¡Abuela! —Summer regaña enojada con su abuela—. ¡No quiero ir! —regaña como niña pequeña—. ¡No quiero ir!
— ¡Vas a ir, jovencita! —Allegra insiste mientras toma las manos de su nieta y la observa de manera comprensiva—. Debemos saber si el cáncer ha vuelto, ésta vez estaremos a tiempo para el tratamiento.
Summer asiente mientras observa sus manos unidas, su abuela ha ido un apoyo fundamental en su vida; es quién la cuidó mientras vomitaba todo el contenido de su estómago después de las sesiones de quimioterapia y le daba chocolate en el hospital mientras que las enfermeras le daban sopa de pollo.
— Te amo abuela —Summer la observa con lágrimas en los ojos—. ¡No quiero que vuelva el maldito cáncer!
— Ten confianza en que no volverá —Allegra abraza a su nieta—. Sólo ten fé y confianza de que le cáncer no volverá.
Por unos instantes ambas se abrazan y lloran. Una es el pilar de la otra, la fuerza de la familia es muy importante y la fuerza del amor es un elemento esencial para afrontar lo que venga por delante.
— Tengo que terminar mi relación con Jared —Summer susurra decidida mientras limpia las lágrimas de sus mejillas—. Él es un chico muy lindo que tiene un gran futuro por delante, no puede quedarse estancado con una novia enferma.
Allegra toma el rostro de su nieta con amas manos y la observa atentamente.
— No tomes decisiones precipitadas —aconseja a su nieta y la observa con ojos suplicantes—. Ambos están profundamente enamorados, no dejes que la razón interfiera con el corazón.
— Abuela, amo a Jared con todo mi corazón —Summer llora inconsolable—. Pero él no merece tener a una novia que frustre sus planes de ser un abogado exitoso —ella tapa su rostro con las manos—. ¡No quiero ser una carga para él!
— No estoy de acuerdo, Summer —Allegra contradice—. Pero si crees que eso es bueno para él, no me interpondré.
A pesar de decirlo, Allegra se interpondrá en la decisión de su nieta; sabe que ella está equivocada y no dejará que su felicidad se vaya por sus dedos.
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El 23 de diciembre Summer no tiene ganas de levantarse de la cama, ni mucho menos ir al médico y tener exámenes de sangre. Lo peor del día será terminar la relación con su novio, ella lo ama con todo su corazón, pero piensa que será una carga para él.
— Lo mejor es terminar con Jared —murmura mientras se levanta de la cama—. Él no merece estar con una novia enferma que tendrá cáncer y que no lo dejará estudiar.
Summer tiene la faceta de sobreproteger a las personas que ama, piensa que la mejor solución es alejar al hombre que ama; aunque ella quede con el corazón destrozado ante la pérdida de su amor verdadero.
Se viste con un polerón holgado, jeans y zapatillas de deporte, sale de su casa en silencio y camina al hospital a ver a su médico oncólogo.
Cuando el Doctor Reynols ve a Summer la reprende por no haber avisado antes sobre su posible condición, ella hace oídos sordos ante las palabras de su oncólogo; solo quiere que él vea todos sus síntomas, realice los exámenes y diga los resultados. No quiere estar mucho tiempo en el hospital.
Tras una serie de revisiones físicas, el oncólogo extiende la orden para los exámenes de sangre en el laboratorio del hospital.
Summer camina cabizbaja hacia el laboratorio, siente que sus piernas tiemblan mientras da cada paso; su corazón se acelera cada vez que piensa que existe la posibilidad de que el cáncer haya vuelto. Algunas lágrimas ruedan por la comisura de sus ojos y se derraman por sus mejillas.
Cuando la enfermera extrae la sangre, Summer mira hacia otro lado; no le gustan las agujas porque le recuerdan sus días de hospitalización. Al terminar, la enfermera señala que los resultados estarán el 25 de diciembre al medio día. Ella esperaba que los resultados estuvieran rápido, pero no tan pronto ¡Qué gran regalo de navidad! Nótese en un sentido de sarcasmo.
Su vida está pendiendo de un hilo, las fuerzas no le dan más; necesita un descanso, pero ahora tiene que hacer lo más difícil que ha tenido que hacer en su vida, algo que le romperá el alma.
Al salir del hospital, Summer camina por un parque de Chicago; el clima es frío debido a la nieve que cae y se acumula por los caminos. Ella está nerviosa, no sabe que palabras utilizar para terminar su relación con Jared; patea la nieve buscando la manera de desahogarse y hallar las palabras, pero cada vez que imagina el rostro de Jared, es incapaz de encontrar las palabras necesarias.
— Debemos terminar —murmura probando algunas frases—. Desde hace tiempo he notado que no siento lo mismo que sentía antes —su corazón duele por las palabras—. Me desagradan muchas cosas de ti, no me gusta verte comer —hay un pequeño nudo en su garganta—. Ya no te amo, no quiero verte nunca más en mi vida.
Summer se dirige hacia una banca que está debajo de un árbol, quita la nieve y se sienta. La banca y el árbol son un lugar especial, allí fue donde se conocieron por primera vez; Summer estaba sentada leyendo un libro, mientras él chocó accidentalmente su bicicleta contra la banca, ella lo ayudó a levantarse y ambos quedaron flechados.
Es cruel terminar una relación en el mismo lugar que comenzó, pero Summer no está pensando bien en las cosas y cree que hay que hacer pequeños sacrificios para proteger a las personas que amas.
Ella observa como Jared camina por un sendero para llegar al lugar de la cita. Está nerviosa, no sabe cómo afrontar la situación; no cree que pueda ser capaz de observar los ojos azules de Jared mientras dice todas aquellas palabras hirientes.
Jared es ajeno a todo lo que ocurre, camina con una sonrisa en el rostro; tiene una cita con su novia, está ansioso por darle un pequeño regalo de navidad y siente mucha felicidad porque está profundamente enamorado de su novia.
Summer se levanta de la banca cuando Jared llega a su lado, ella está nerviosa y no mira los ojos de su novio. Él intuye que algo ocurre, Summer nunca lo ha dejado de mirar a los ojos.
— ¿Qué sucede? —Jared pregunta preocupado.
Summer junta las manos detrás de su espalda y mueve los dedos de manera ansiosa. Ella piensa en hacerlo rápidamente, romper la relación sin rodeos, como si sacara una bandita.
— Debemos terminar —su corazón y su alma duelen al pronunciar cada palabras—. Ya no te amo, me desagradan muchas cosas de ti —observa el suelo buscando el valor para continuar—. Me desagrada la forma en la que comes y no quiero verte nunca más en mi vida.
Ella siente una herida profunda en su alma, la cual aumenta cuando escucha la respiración irregular de Jared.
— ¿De qué estás hablando? — él pregunta con voz doliente—. No… no… no entiendo lo que estás diciendo, Summer —se escucha un nudo en su garganta—. Mírame, por favor.
Ella no puede ceder a su petición, sabe que su fachada se romperá si mira los ojos tormentosos de Jared.
— ¡Maldición! ¡Mírame, Summer! —él está furioso—. ¿Hice algo malo? —la voz de Jared es desgarradora—. Dime que es lo que hice mal.
El corazón de Summer se quebraja ante del dolor en la voz de Jared, no tiene el valor suficiente para responder a sus preguntas, pero si para dar el adiós definitivo.
— Ya no te amo, Jared —mientras dice eso lo mira a los ojos, ve su dolor y siente que su corazón se rompe—. No me busques, no quiero verte nunca más —su corazón duele con cada frase—. No siento nada por ti, el amor se desvaneció.
Summer da un pequeño paso hacia atrás, observa las lágrimas que emanan de los ojos de Jared; lo único que quiere es abrazarlo, decirle toda la verdad y pedirle perdón por las palabras hirientes. Pero no lo hace porque piensa que será una carga para él, si las pruebas salen positivas y vuelve el cáncer; sabe que él se quedará a su lado, afectando sus estudios y su futuro como un gran abogado.
Ella da otro paso hacia atrás, voltea dándole la espalda a Jared y camina a paso firme ocultando que tiene el corazón desgarrado por la pérdida de su alma gemela. Mientras camina, escucha los sollozos de Jared; ella llora, pero sus lágrimas son silenciosas.
Cuando se aleja lo suficiente, Summer comienza a correr con todas sus fuerzas, las lágrimas corren por sus mejillas; en su mente se reproducen los sollozos de Jared y corre con más fuerza.
Al llegar a su casa busca las llaves, tarda en encontrarlas en su bolsillo, pero cuando lo hace, sus manos tiemblan y no puede encajar la llave en la cerradura.
— ¡Soy tan estúpida! —murmura en medio de las lágrimas—. ¡Estúpida! ¡Estúpida!
La puerta de la casa se abre, Summer ve a su abuela y llora desconsolada.
— ¡Abuela, terminé con Jared! —llora mientras que con su mano aprieta el lugar donde está su corazón—. ¡Duele mucho! ¡Siento que mi corazón está desgarrado!
Allegra no dice nada, abraza a su nieta con mucha fuerza; transmitiéndole que debe desahogarse y tratar de ser fuerte, pese a que su corazón esté quebrado.
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En la mañana del 24 de diciembre, Jared se encuentra paseando por las calles de Chicago, está cabizbajo pensando en Summer.
Todavía no entiende sus palabras, ella rompió la relación entre ellos dos sin ninguna explicación que para él fuera creíble; dijo que no lo amaba, pero no pudo mirarlo a los ojos mientras decía las palabras.
Él camina sin rumbo fijo, pensó en ir a la cafetería donde ambos trabajan; pero sabía que Summer lo evadiría, no es un acosador, aunque desea verla.
Camina por varias calles y parques, ve como las personas se preparan para celebrar la navidad y siente un peso de tristeza en su corazón. A él le encanta la navidad, ver la esperanza reflejada en las personas es una sensación tan cálida, pero es una emoción que no puede disfrutar porque siente que su corazón está desgarrado.
Al caminar sin rumbo fijo, no se da cuenta que está frente la puerta de la casa de Summer hasta que ve una maseta que él le regaló a su abuela.
Observa la puerta, mira la hora en su reloj de muñeca y ve que ha pasado mucho tiempo, Summer podría estar en su casa. Levanta la mano, pero no tiene la suficiente confianza para tocar.
De repente la puerta se abre y en la entrada está Allegra, la abuela de Summer.
— ¡Hola Jared! —ella saluda muy alegre—. Summer está trabajando, pero puedes pasar y acompañarme a tomar una taza de chocolate caliente.
Jared mira hacia el suelo sin decir nada, Summer terminó la relación que había entre ellos dos, quizás su abuela no sabe lo que pasó.
— No debería entrar —responde cabizbajo—. No sé si usted sabe, pero Summer y yo rompimos nuestra relación —carraspea nervioso—. No sé por qué estoy aquí.
— ¡Tonterías! —Allegra expresa con fastidio—. Mi nieta es una tonta por terminar contigo, entra a la casa —hace un gesto con la mano para animarlo a entrar—. Te contaré lo que la idiota de mi nieta no se atrevió a contarte.
— ¿De qué está hablando? —Jared pregunta confundido y a la vez ansioso mientras entra a la casa.
— Querido Jared, te contaré algunas cosas —Allegra sonríe mientras abraza un hombro de Jared y lo conduce por el camino—. Escúchame atentamente y después toma una decisión.
Allegra prepara chocolate caliente, le entrega una taza a Jared y comienza a contarle todo lo que ocurre.
Al principio Jared siente tristeza por todo lo que ha pasado en la vida de Summer, él no sabía que sus padres murieron en un trágico accidente automovilístico cuando ella tenía 10 años. Tampoco le había contado que tuvo cáncer cuando era adolescente.
Cuando Allegra relata lo que sucede ahora, Jared queda pasmado, no entiende los motivos por los cuales Summer no confió en él. Allegra tras varias palabras, le da a entender que su nieta a veces piensa en el bienestar de los demás a pesar de que esa decisión la lastime.
— Ahora sabes toda la verdad, mi niño —Allegra toma la mano de Jared y lo observa comprensivamente—. Tienes que tomar una decisión, olvidarte de Summer o estar a su lado en las buenas y en las malas.
Jared tiene la decisión tomada, sólo tiene que hablar con Summer y decirle que no puede tomar decisiones por él.
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La noche del 24 de diciembre, Summer se encuentra sentada en un sillón del patio de su casa; observa las estrellas mientras piensa en su vida. No quiere volver a tener leucemia, no quiere ser la chica con cáncer a la que todo el mundo ve con lástima y no quiere ser una carga para su abuela.
Piensa en sus padres, en como la abrazaban cuando era niña; cuando leían historias por las noches, los paseos en la playa y las fogatas a la luz de la luna mientras observaban las estrellas.
Lágrimas caen por su rostro, las deja fluir porque siente una gran pena en su corazón. No quiere estar enferma, no quiere volver a las rutinas de quimioterapia; vomitar la comida, sentirse cansada todo el tiempo y estar en el hospital.
Summer quiere vivir su vida, buscar a Jared y pedirle perdón por las malas palabras que dijo. Quiere terminar su carrera, ser maestra infantil; casarse, tener hijos, vivir su vida feliz y plena.
Ella no quiere morir en una cama de hospital, llena de tubos; con su cabello cayendo por la quimioterapia, mientras su abuela llora pidiendo un milagro.
Desea con todo su corazón que el cáncer no vuelva, quiere vivir; desea vivir. No cree en Dios, pero reza por un milagro de navidad.
Observa las estrellas y piensa en sus padres. Cuando ellos murieron Summer era pequeña y creyó que ellos fueron al cielo a un lugar mejor; al crecer siempre pensó que sus padres la cuidaban desde el cielo en forma de estrellas y desde entonces busca consuelo en el firmamento estrellado.
De repente aparece un pequeño punto brillante en el cielo, es tan pequeño que al principio Summer no se da cuenta de su existencia, hasta que el punto se vuelve más luminoso. Ella observa que es una estrella fugaz y recuerda que su madre le dijo que siempre pidiera un deseo cada vez que viera alguna.
Cierra los ojos, se concentra profundamente y pide el deseo desde lo más profundo de su corazón.
“Deseo que los resultados de los exámenes sean negativos, no quiero tener cáncer. Quiero vivir, casarme y tener una familia con Jared. Por favor, que los resultados sean negativos, es el único que pido; es un deseo desde lo más profundo de mi alma”.
La estrella fugaz viaja rápido por el cielo, Summer repite su deseo una y otra vez, hasta que la estrella deja de pasar por la bóveda estrellada.
A pesar del frío, Summer mira las estrellas hasta quedarse dormida. En su corazón alberga la esperanza de que los resultados de los exámenes sean negativos.
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Cuando Summer despierta la mañana del 25 de diciembre escucha las oraciones de su abuela y su grupo de amigas de la iglesia. Éste año decidieron que la navidad la pasarían ellas dos juntas en su casa, pero las amigas de su abuela llegaron durante la mañana para rezar por los resultados de los exámenes.
Summer planea ir sola al hospital, no quiere ver la cara de devastación de su abuela cuando los resultados posiblemente sean negativos; quiere lamer sus heridas en silencio mientras llora por la injusticia de la vida.
Viste jeans azules, botines negros y gruesos para caminar por la nieve; un suéter de color rojo que pertenecía a Jared y una chaqueta gruesa para capear el frío de las calles de Chicago.
Sale de la casa sin que su abuela la vea y camina hacia el hospital. Por el trayecto observa las ventanas de las casas, ve como los niños abren sus regalos de navidad con una sonrisa en el rostro y piensa en el deseo que pidió la noche anterior a la estrella fugaz.
Desde el fondo de su corazón desea que los resultados de los exámenes sean negativos y que se cumpla un milagro de navidad. Siente frío, con sus brazos abraza su torso y al hacer el movimiento siente el aroma del perfume de Jared.
— Te extraño, Jared —murmura con tristeza mientras respira el aroma—. Pero terminar nuestra relación era lo mejor—lágrimas caen por sus mejillas—. Aunque mi corazón se rompa cada vez que piense en ti o sienta tu aroma.
Summer protege a las personas que ama, pero a veces los sobreprotege hasta el punto de no escuchar a sus seres queridos y termina alejándolos. Puede que eso se deba a que siente culpa por la muerte de sus padres, ellos estaban de viaje para comprar un regalo para ella. Su abuela siempre le ha dicho que no fue su culpa, pero Summer no la escucha.
El trayecto sucede rápido, Summer está tan enfrascada en sus pensamientos que no se da cuenta de que llegó al hospital. Está nerviosa, su mente es un caos, pero hay una frase que repite contantemente; “que los resultados sean negativos”, “que los resultados sean negativos”.
Camina hacia la consulta del Doctor Reynols, pero al llegar se encuentra con un chico de cabello castaño y ojos azules llamado Jared. Summer se impresiona cuando lo ve, por instinto da un paso hacia atrás para correr, no quiere verlo.
— ¡No te atrevas a irte! —Jared exclama dolido mientras apunta con el dedo—. ¡No me dijiste lo que estaba sucediendo! ¡Me dejaste de lado mientras pasabas por todo esto! —se acerca hacia ella con lágrimas en los ojos—. ¡Me trataste como si fuera un desconocido y soy tu novio, maldita sea!
Summer siente un nudo en su garganta que no la deja decir lo que piensa, ella está contrariada; por un lado, quiere pedirle perdón a Jared, pero por otro lado, quiere que él se vaya.
— ¿No tienes nada que decirme? —él pregunta mientras se detiene frente a ella.
Summer respira tres veces y observa los ojos azules de Jared.
— ¿Qué estás haciendo aquí? —ella pregunta de manera indiferente, aunque su corazón está está acelerado por la emoción de verlo.
— Tu abuela me contó todo, Summer —Jared la observa, ésta vez está más tranquilo—. Tendrías que haberme contado sobre los exámenes y el cáncer —toca la mejilla de Summer—. Sabes que siempre estaré a tu lado.
— ¡Ese es el problema! —Summer exclama mientras quita de manera brusca la mano de Jared—. No quiero que estés a mi lado todo el tiempo —lo mira con suplica—. Tienes un futuro por delante, serás un buen abogado —sus ojos están llenos de lágrimas y siente una opresión en el corazón—. ¡No puedes perder tu tiempo con una novia enferma!
— ¡No sabes si los resultados son positivos o negativos! —exclama Jared abrazándola fuertemente—. ¡No me trates como si fuera un niño chiquito! Puedo tomar mis propias decisiones y elijo estar contigo; te amo, estaré contigo en la salud y la enfermedad.
Summer se refugia en los brazos de Jared, respira su aroma y siente que está a salvo. Ella abraza a su novio, porque siempre ha sido su novio y nunca ha dejado de amarlo.
— Ahora iremos a la oficina del oncólogo y sabremos los resultados de los exámenes —Jared susurra tiernamente mientras acaricia el cabello de Summer—. No realicemos conclusiones precipitadas, pero si el cáncer ha vuelto, no te dejaré sola.
— Tendrás a una novia calva —ella susurra mientras frota su rostro por el cuello de Jared—. Bajaré de peso, vomitaré y no me veré sexy.
Jared suavemente toma la barbilla de Summer y sus miradas se conectan.
— Serás la novia más sexy —él sonríe—. No me importa si estás calva, tu belleza está en tus pensamientos y sentimientos —besa suevamente los labios de Summer—. Sostendré tu cabeza mientras vomitas —acaricia el cabello de su novia—. Estaré en todos los momentos porque te amo.
— Lo siento —Summer susurra con tristeza cerca de los labios de Jared—. Pensé que lo mejor era terminar nuestra relación, así no retrasarías tu carrera por atender a tu novia enferma.
— No —Jared coloca un mechón detrás de las orejas de su novia—. Te amo, estoy y estaré contigo en las buenas y en las malas.
— Te amo —Summer sonríe—. Perdóname por ser una idiota.
— ¡No eres idiota, no digas eso! —Jared exclama sonriendo—. Eres sobreprotectora con las personas que te aman.
Se acercan, sus labios están a escasos centímetros y están a punto de besarse, pero sienten un carraspeo detrás de ellos. Al voltear, Summer ve al Doctor Reynols, su médico oncólogo.
— Veo que ahora viniste acompañada —el médico sonríe de manera cómplice—. Entremos a la oficina para ver los resultados de los exámenes.
— Ok —ella responde con nerviosismo.
Jared toma la mano de su novia, ambos caminan junto con el médico y entran a la oficina. El oncólogo toma asiento en su escritorio y ellos frente a él, Summer está nerviosa; Jared se da cuenta y toma su mano señalando que está con ella.
El Doctor Reynols toma un sobre, lo abre; saca la hoja de los resultados y los analiza en completo silencio.
— ¡Doctor Reynols, dígame los resultados! —Summer exclama intranquila.
— Siempre tan impaciente —regaña el oncólogo—. No tienes leucemia, los resultados son negativos, no tienes cáncer.
Summer lleva sus manos a su rostro y llora de alegría; no tiene cáncer es la mejor noticia que le han dado. Los brazos de Jared la rodean, siente que una lágrima corre por su mano y se da cuenta que su novio está llorando.
— Ves que no debes tomar decisiones apresuradas —él susurra emocionado—. No tienes cáncer, ¡No tienes cáncer!
Summer quita las manos de su rostro, observa los ojos enrojecidos de su novio y limpia las lágrimas de sus mejillas.
— ¡Te amo! —ella susurra cerca de sus labios—. ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo!
Ambos se acercan desesperados por el contacto con el otro y se besan intensamente. Por un momento olvidan dónde están, sus emociones invaden sus mentes; solo quieren tocarse, sentirse y amarse hasta lo más profundo del alma.
El Doctor Reynols carraspea tratando de llamar la atención de la pareja.
— Siento interrumpir —ríe un poco incómodo.
La pareja se separa, pero se dan pequeños besos antes de observar al oncólogo.
— Lo siento —Summer suspira alegre—. Estamos muy felices.
— Está bien —él sonríe comprendiendo la situación—. Tus niveles en la sangre son normales, los síntomas que sentiste pudieron ser producto del estrés de la universidad y los exámenes —informa el oncólogo mientras observa a Summer de forma seria—. Debes realizarte revisiones cada seis meses para ver si tu salud está bien, no debes dejarlo para última hora Summer.
— Lo sé Doc —ella contesta emocionada—. La universidad me tenía muy ocupada y estresada, quizás mis defensas estaban bajas.
— Te recetaré unas vitaminas—dice el médico mientras escribe una receta—. Debes tomártelas y venir en seis meses para un chequeo preventivo.
— Ok, Doc —Summer sonríe mientras recibe la receta—. Nos estaremos viendo.
— Tenga por seguro que vendrá —dice Jared sonriendo mientras toma la mano de su novia—. Su salud es importante.
Summer abraza a su novio y sonríe feliz al saber que los resultados de los exámenes son negativos.
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Al salir del hospital, Summer y Jared caminan felices tomados de las manos y besándose como dos enamorados. La nieve cae por sus cabellos, pero ellos están encerrados en su burbuja; sus ojos reflejan el amor que sienten el uno por el otro.
Caminan hacia el parque en donde se vieron por primera vez, Jared abraza a Summer y ella se acurruca en sus brazos buscando calor mientras celebra la noticia de no tener cáncer.
Llegan a la banca que para ellos es importante, quitan la nieve y ambos se sientan tomados de las manos. Se observan intensamente, sus miradas son apasionadas; Jared levanta las manos entrelazadas y las besa con ternura.
— Tengo tu regalo de navidad —él susurra mirándola con amor intenso—. Te lo iba a dar cuando nos reunimos antes de navidad, pero decidiste terminar nuestra relación.
— No pienses en eso —Summer lamenta mirando los ojos azules de su novio—. No quiero que pienses en eso, nunca más.
— No lo pensaré —Jared sonríe acariciando las manos de su novia—. Pero tampoco trates de alejarme —levanta una ceja, él tiene una idea—. Hagamos una promesa, tenemos que contarnos nuestros problemas de ahora en adelante, ninguno pensará que es un estorbo para el otro —quita su mano de la de Summer y levanta el dedo meñique—. ¿Promesa?
— ¡Promesa! —responde ella juntando su dedo meñique con el de Jared—. ¡Ahora dame mi regalo! —dice impaciente—. ¡Dámelo! Yo tengo el tuyo en mi casa, pero te daré un spoiler; es uno de tus libros favoritos.
— ¡Te amo! —Jared besa suavemente sus labios.
Él saca una pequeña caja cuadrada del bolsillo de su chaqueta, toma las manos de Summer; las besa y deja la caja en ellas. Summer está emocionada, le gustan los regalos y sus ojos se iluminan de felicidad por lo que Jared le entrega.
Ella abre la caja y en el interior hay un collar con un colgante en forma de estrella fugaz. Recuerda el deseo que pidió la noche anterior, aquel pequeño y luminoso milagro de navidad que suplicó con mucho fervor.
Summer sonríe y toca el collar con amor. Su deseo de navidad se cumplió, ella no tiene cáncer; puede vivir y ser feliz. Recuerda a sus padres, ellos decían que ella era un pequeño milagro de las estrellas; nunca entendió a lo que se referían, hasta ahora.
Sonríe hacia el cielo, a sus hijos les contará la historia de la pequeña y luminosa estrella fugaz que cumplió su deseo; y la hizo volver a creer en la vida.
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