Dos Alternativas (Louis Tomlinson y Gabrielle Wilson)

Capítulo I

¿Saben lo mejor de las mañanas de Londres? Que el sol no se refleja directamente en tu rostro, cuando tienes resaca ese factor ayuda mucho. Puede ser raro que apenas ayer me mude, y que ya haya salido de fiesta, pero la vida es corta y necesito hacer conexiones lo más rápido posible. Me levanté de la cama y vi a mi alrededor el montón de cajas que debo de desempacar... Esto iba a ser un largo día. Fui afuera de mi cuarto hacia el baño para asearme y prepararme para el día; me puse una camisa con el logo de un gatito, y unos jeans sencillos de mezclilla, me vi al espejo y... Dios mío, que horrenda combinación, pero sé que a mi mamá le parecerá sumamente adorable que yo esté vestida así, con resignación y mi poca dignidad baje para ir a la cocina.

Mi mamá estaba tomando jugo mientras esperaba que los panes en la tostadora estuvieran listos. Me acerqué a darle un beso en la mejilla y agarré una fruta mientras esperaba el desayuno.

-Buenos días dormilona- dijo mientras se volteaba a verme- ¿Dormiste bien?

Si supieras que anoche ni dormí pensé mientras le daba mi mejor sonrisa.

-Claro, pensé que el viaje, el cambio de horario y el nuevo ambiente serian factores para que no pudiera dormir, pero, de hecho, dormí fantásticamente- empecé a mordisquear la fruta-. Y ¿Tú pudiste dormir bien?

-Oh, Gaby tú sabes que podrían estar demoliendo la casa, y yo seguiría durmiendo.

Me reí levemente a su comentario, y, de hecho, le agradezco a todos los dioses por ese fenómeno, ya que hacía mis "aventuras" más fáciles. Mi madre se levantó de su asiento, al escuchar pitido de la tostadora, y empezó a hacer un desayuno de tostada y jalea para las dos. El cual agradecí después de la tremenda noche que tuve. Cuando terminé, me puse a lavar los platos, mientras mi mamá hacia sus cosas. En medio de todo esto, tocaron a la puerta, mi mamá fue a atender así no deje de hacer lo que estaba haciendo, pero tampoco pude escuchar muy bien lo que estaba pasando.

- A que no adivinas que acaba de pasar. - Dijo mi mamá entrando a la cocina con una sonrisa de oreja a oreja. - La vecina de al lado nos acaba de invitar a cenar mañana, para darnos la bienvenida, estoy tan feliz, porque significa que hay oportunidad para hacer nuevas amistades.

- ¿Cenaremos solo con ella? - pregunte mientras apagaba el grifo y me secaba las manos.

-No, de hecho, cenaremos con toda su familia: su esposo, sus tres hijas y su hijo.

-Dios mío, cómo obtuviste tanta información me asombra...

-Ay, hija es que esa mujer es un amor, y solo quieres saber más y más de lo que te habla, presiento que las tres seremos grandes amigas.

Mi mamá piensa que sus amigas son por ende mis amigas... Si ella conociera a los que frecuento les tiraría agua bendita antes de darle un infarto. Me acerqué a darle un abrazo y le dije que me dedicaría a empacar, así que subí los escalones hacia mi cuarto, y me puse manos a la obra. Necesitaba encontrar un lugar en este cuarto para esconder mis cosas, y mientras me ponía a sacar artefactos de las cajas, alguien me estaba llamando al celular y conteste.

- ¿Hola? ¿Quién habla?

- Hola Gabrielle, es Nancy de la fiesta de anoche, quería saber si querías salir hoy a un nuevo bar, es de un amigo mío: Rafa.

-Hola Nancy, está bien, con tal de que haya bebidas, música y buena compañía.

-Ja! Créeme este bar tiene eso y mucho más. Pasó a recogerte a las 11:00p.m. ¿Dónde te recojo?

- Pasa por mí en la parada de bus no. 11.

-Okay, allí te espero. Bye.

- Adiós.

Cerré la llamada con una sonrisa en mi rostro, tenía diversión garantizada está noche, eso es seguro. Mire al frente de mío cuando guarde mi celular, en mi bolsillo de atrás, y me di cuenta que mi balcón daba con el balcón de lo que debe ser el hijo de la vecina. Cool. Al menos no tendría que preocuparme que mi vecina me vea escabullirme en las noches. En caso de que el mocoso fuera a delatarme un poco de coqueteo y manipulación mantendría callado a cualquier niñito. Así que me puse a terminar mis labores, para poder divertirme está noche, sin preocupaciones.

Después de desempacar 7 cajas, de descubrir que podía levantar las tablas del suelo para esconder mis cosas, de cenar con mi mamá y despedirme de ella. Me pare en frente de mi espejo mirando mi silueta ser abrasada por un vestido negro, escotado, y corto… Agarre mis tacones y los puse en mi bolso, fui al balcón y amarre mi escalera de emergencias a los barandales, y empecé a descender, cuando llegue al suelo me puse mis tacones y empecé a caminar en dirección a la parada de bus que le dije a Nancy. Dicen que Londres es peligroso en las noches, pero la verdad, es que no es nada comparado a los lugares y personas que he conocido. Acercándome a la parada, pude ver la silueta de Nancy, quien estaba esperándome al lado de un convertible rojo, esto es una buena bienvenida.

-       Hola Nancy, te ves radiante. - le dije mientras la miraba de arriba abajo, esos shorts grises le iban muy bien con su silueta - ¿Lista para salir de fiesta con una simple americana?

-       Ja. Ja. Tenemos que apurarnos, Rafa ya nos está esperando. - dijo mientras nos subíamos a la parte trasera del auto, ya que había dos chicos en la parte delantera. - El conductor asignado de esta noche es Niall y el copiloto es Liam. – Asintieron y me saludaron con la mano.

-       Hola chicos, soy Gabrielle, nueva a la ciudad.

-       Hola. - dijeron sin tomarme mucha atención.

Mejor así, no estoy aquí para hacer amistades de toda la vida, solo necesito conocer a aquellas personas que me garantizan un trago gratis. Y prontamente llegamos al bar, tengo que decir que para lo que me imaginaba, esto no está nada mal, y había mucha gente esperando entrar, Nancy solo saludo al de seguridad y los cuatros entramos sin ningún problema. Conocí a Rafa el dueño, era un señor mayor muy adorable, eso no me lo esperaba, pero le caí tan bien, que me prometió open bar cada vez que viniera al bar. La noche no podía ir mejor. Después de tomarnos unos cuantos tragos, Nancy y yo nos fuimos a la pista de baile. Niall y Liam se habían quedado sentados en una mesa, y por el rabillo del ojo, pude ver que otro chico se había sentado con ellos. El ritmo empezó a ser más movido y con ello mis movimientos, empecé a bailar de manera sensual contra Nancy, que reciproco cada uno de mis movimientos, si no fuera porque he visto las miradillas que le tiraba a Liam, la hubiese besado, pero no quiero desalentar lo que sea que esos tortolitos tuvieran. Y hablando del rey de Roma, Liam empezó a bailar con Nancy, sutilmente me aleje de ellos hacia la mesa, donde solo estaba Niall. Me pregunté dónde estaba el otro chico que vi enantes.

-       Así que… vives en Londres. – Dije mientras agarraba mi bebida de la mesa.

-       Si, llevo unos cuantos años aquí, soy originario de Irlanda…así que tú eres nueva, ¿Por qué te mudaste aquí?

-       Por ti, querido. - dije mientras le daba un guiño.

Niall se rio un poco.

-       Eres adorable.

-       Si que lo soy.

-       Si que lo es. - dijo una voz detrás mío. Me voltee a verlo y sus ojos verdes me cautivaron. - Me encanta ese vestidito negro, y me gusta más como lo mueves en la pista…

-       Tienes que ver cómo me muevo en otros escenarios. – dije mientras agarraba su mano para guiarlo a la pista de baile. - Si te portas bien, puedo llegar a mostrártelo.

-       Me encanta como piensas nena.

-       Esta nena se llama Gabrielle.

-       Y yo me llamo Louis.

Le di la mejor sonrisa coqueta que pude pensar, y empecé a bailar lo más sensual que pude con el estilo de música que tenían reproduciendo, y pude notar lo mucho que le gustaba, ya que, en los buenos ángulos, podía sentir un bulto en mi vientre. Sus ojos verdinos me asombraban tanto, y sus labios, Dios, eran una tentación. Pero él tendría que ganárselo…

-       Voy al tocador un momento. - susurre en su oreja.

-       No demores nena.

-       No me perdería un momento contigo, por nada de mundo.

Eso lo hizo reír, fui a la mesa y agarre mi bolso, mire a mi alrededor y me di cuenta que Louis estaba en la barra, dándole la espalda a la puerta. Sonreí, y me volteé a decirle adiós con un gesto a Niall, Nancy y a Liam. Sali del bar y agarre un taxi en dirección a mi casa, no sabía qué hora era, ni me interesaba, pero para ser mi segunda noche de fiesta en la ciudad, no estuvo nada mal. Llegue a mi casa y subí por las escaleras, que colgaban de mi balcón, subí la misma escalera cuando llegue arriba. Me desvestí y me puse un pijama color un-arcoíris-me-vomito, y guarde mi ropa debajo de las tablas del suelo. Cuando todo estuviera en su lugar, y nada pareciera sospechoso, me acosté debajo de mi edredón. Me imaginé lo decepcionado que esos ojos verdes, debían de estar, por el hecho de que yo me fuera, y me dormí con una sonrisa pensando en ese escenario.

Capítulo II

Me desperté con el sonido de un pitido proveniente de la planta baja de la casa, corrí escaleras abajo para ver porque había tanto alboroto, y al entrar a la cocina, me encontré con mi mama intentando amortiguar el humo, que salía del horno, con un trapo. Esto significaba que había intentado seguir una receta de las revistas, mamá sabe cocinar, solo que repostería no es su fuerte. Me acerque a abrir una ventana.

-              ¿Estas horneando algo especial para esta noche mamá? – dije mientras intentaba no toser.

-              Ay hija, me levante esta mañana pensando que sería apropiado llevar postre a la cena de esta noche, pero ya sabes que no puedo encontrarle ni pies ni cabeza a una receta tan sencilla como lo es el pastel de chocolate. – dijo mientras se sentaba en la mesa con una postura de haberse rendido. – No puedo hacer nada bien.

-              Mamá no digas eso, si quieres llevar algo de comer, hay una pastelería que vi en nuestro camino a la casa, mientras tu terminas de desempacar lo de la sala, yo puedo ir a ordenar un pastel para esta noche. – dije mientras le servía un vaso de agua a mi mama y se lo pasaba. - Me voy a alistar de una vez para que nos tengan el pastel a tiempo. No te preocupes por nada.

-              Ven acá. - Me acerque y me agarro el rostro, y me dio un beso en la sien. – ¿Qué haría yo sin mi hija perfecta?

Sonreí, pero por dentro tenía ganas de gritar, odiaba que me pusiera en un pedestal, gracias a ese puesto en las nubes que mi mama había creado para mí, no podía hacer nada mal, porque la decepción en los ojos de mi madre era tan evidente, cuando no me comportaba como su “hija perfecta”, que dolía saber que yo lo causé.  Resignada, subí a prepararme para seguir interpretando el papel de la “hija perfecta”; pronto, estuve recorriendo las nubladas calles de Londres. Intente no llamar mucho la atención, hasta que llegue a la pastelería, que tenía un pastel de chocolate en la vitrina de afuera, listo para llevarse a casa. Mientras miraba el precio por la vitrina, me di cuenta que los ojos verdinos de anoche también estaban reflejados en ella, me volteé y vi un grupo de chicos alejarse. Cálmate, talvez era solo mi imaginación. Sacudiendo mi cabeza, en esperanza que esas ideas se fueran, entre a la pastelería, y en menos de diez minutos ya estaba en dirección a mi casa, con una caja rosada, que contenía el pastel de chocolate. Cuando entre a mi casa, la cocina tenía mejor aspecto, y mi madre se alegró de que haya podido conseguir el postre. Pasamos la tarde arreglando unos cuantos detalles de la casa, y eso funciono para quitarle los nervios a mi madre. Cuando el reloj de la sala marco las seis, mi madre me mando a arreglarme, para ella; arreglarse era algo que debía de hacerse con delicadeza y uno podía demorar horas haciéndolo, yo aprendí de mi padre que arreglarse debía ser rápido y eficaz, sin ser detallista, porque las personas solo ven el panorama general.

Para la cena me puse el atuendo que más le gusta a mi mama, un vestido imperial que llegaba después de mi rodilla, color celeste con detalles blancos, encima un cárdigan blanco con una flor celeste de lana cocido en la solapa, zapatos bailarines blancos, y una diadema blanca sobre mi cabello liso; me vi al espejo, esto parecía lo que una niña usaría para ir a la iglesia, patético, lo único bueno era que el celeste resaltaba mis ojos azulinos, de allí todo el conjunto era un asco. Cuando salí de mi cuarto, vi a mi mama poniéndose sus aretes, ella iba en un simple vestido de tubo negro que le llegaba hasta las rodillas, unos tacones con muchos lazos negros, su cabello retorcido de manera lateral, muy elegante. Cuando poso sus ojos en mí, una sonrisa se le esparció en el rostro, yo seguí su ejemplo y le sonreí de vuelta. Tome el pastel de la mesa, mientras ella abría la puerta, y juntas nos dirigimos a la casa de al lado.

Tocamos el timbre, y prontamente, una mujer de estatura mediana, de cabellera café caoba, y ojos verdísimos, nos abrió la puerta con una sonrisa amigable plasmada en su rostro. Y mi madre se adelantó para poder saludarla, y después se dio la vuelta para presentarme.

-              Johannah, te presento a mi hija Gabrielle.

-              Hola Gabrielle, es un gusto conocerte, tu madre me ha contado cosas maravillosas de ti. – dijo extendiendo su brazo para hacer la formal introducción. – Le vas a caer bien a todas las chicas.

-              Gracias Sra. Johannah. – dije estrechando su brazo.

-              Oh, nada de señora, solo dime Johannah.

-              Está bien… Johannah.

-              Casi se me olvida, Gaby y yo traemos un pastel para compartirlo en el postre. – dijo mi mama, quitándome el pastel de las manos, para mostrárselo a Johannah. – Espero que les guste el chocolate.

-              Gracias Margaret, a todos nos encanta el chocolate, es un lindo detalle de su parte. Pasen es hora de presentarlas a todos. ¡Chicos bajen!

Nos dirigimos al área de estar y poco a poco bajaron sus hijas, tres, dos eran rubias y la otra tenía el cabello castaño, muy atractivas todas ellas. Mi madre se presentó primero, y, después yo les extendí mi mano para estrecharla a cada una.

-              Mi nombre es Gabrielle, un gusto conocerlas.

-              Mi nombre es Georgia, el gusto es mío. – dijo la rubia más alta.

-              Mucho gusto, yo me llamo Charlie. – dijo la otra rubia, más bajita.

-              Y yo soy Felicity. – dijo la de cabellos oscuros.

-              Johannah, pensé que tenías un muchacho también. - dijo mi madre con cara de confusión.

-              Si, mi pequeño Lou, déjame lo llamo. – se acercó a las escaleras. - ¡Louis baja a saludar!

Y prontamente, bajo un muchacho, con la cabeza baja, enfocado en su celular. Pero cuando estuvo cerca de nosotras levanto el rostro, y reconocí esos ojos verdes, los mismos que anoche me cautivaron, los mismos que dejé a la espera, era el Louis que conocí. Mierda. Ojalá que anoche hubiese estado tan borracho como para que no me reconociera, pero el karma es una perra, porque vi como su cara reflejaba sorpresa al verme.

-              ¿Tu? ¿Qué haces aquí? – me pregunto en frente de todas, bueno, ahí va mi esperanza a la basura.

-              No nos han presentado jovencito, soy Margaret y esta es mi hija Gabrielle, somos las nuevas vecinas de la casa de al lado. – mi madre le extendió la mano. - ¿Cómo conoces a mi hija?

-              Nos conocimo…

-              Nos conocimos esta tarde, cuando fui a la panadería, me ayudo a dar con ella, pero no nos hemos presentado de manera formal. – dije cortando lo que iba a decir, di un paso adelante, con la sonrisa más falsa, le estreché la mano, y vi como su rostro ahora mostraba curiosidad. – Mi nombre es Gabrielle, un gusto conocerte.

-              Si, Gabrielle, un gusto conocerte… nuevamente.

Me aleje de él y regrese a estar al lado de mi mamá, que estaba tranquilamente haciendo conversación con Johannah. Las chicas se habían movilizado al área de comedor, estaban hablando entre ellas, pero Louis seguía en el mismo lugar, mirándome de arriba a abajo, evaluándome, y sonriendo como si toda la situación fuera un chiste. La verdad es que debía de verse patético toda la situación, yo debía de verme patética en sus ojos, debía de parecer una niña rebelde atrapada diciendo una mentira… Lo era, pero no significa que otros debían de saberlo. Deje de prestarle atención a él, y trate de concentrarme en la conversación.

-              ¿Te gusta The Fray? – Louis me pregunto. Okay eso no me lo esperaba. Voltee mi cabeza para verlo. – Tenemos una colección de ellos en el cuarto de música, me gustaría enseñártelos, Sra. Margaret ¿Podría tomar prestada a Gabrielle un momento?

-              Aw, querido llámame Margaret, y claro que puedes hablar con Gaby.

-              Gracias.

Louis me extendió su mano, la cual tome, subimos las escaleras, y me llevo hasta a una habitación que tenía muchas estanterías llenas de cd y había muchos artefactos de colección, pero Louis no quería escuchar música, porque al cerrar la puerta… Se abalanzo sobre mí y me empujo contra la pared, ver sus ojos ardientes aumento mi excitación, pegué mis labios a los suyos, y pronto estábamos unidos en una danza eléctrica de caricias, gemí, hasta podía sentir su erección contra mi vientre, nunca había sentido tanto deseo impartido por solo un beso. Sus manos estaban agarrando mis caderas, acercándome más a él, mientras que mis manos estaban agarrando su suave cabello liso. Por más que me hubiese gustado seguir y terminar lo que estábamos empezando, recordé que en cualquier momento alguien podría entrar por la puerta y vernos, así que a regañadientes lo solté y me aparte. Ambos estábamos respirando pesadamente, pero el rompió el silencio.

-              Así que… ¿Te vistes de santurrona todos los días o solo por esta noche?

-              ¿Eso que tiene que ver?

-              Mucho, veras ayer viéndote bailar, pensé que te tenía resuelta; una chica cualquiera, nueva a la ciudad, rebelde, respondona con sus padres, que siempre usa negro, anda siempre haciendo comentarios sarcásticos, y seguramente buenísima para echar un polvo. Lo último era una teoría que planeaba aprobar. – dijo mientras me miraba los pechos y se mordía el labio, después dejo ir una risilla y se dio la vuelta para poner un cd en el estéreo. – ¿Y qué me encuentro? Una chica que casi no encaja en el estereotipo que le he creado. Curioso ¿no?

-              Dicen que no hay que juzgar un libro por su portada.

-              ¿Entonces no eres buena para echar un polvo? ¿Eso es lo que me quiere decir? -dijo en un tono burlesco. - ¿Crees que sería una buena historia decirles como en realidad te conocí?

¿El gatito quería jugar? Bien. Juguemos. No dije nada, la habitación estaba siendo llenada por la melodía Look After You, que estaba puesta en un volumen bajo. Me acerque tanto a su cuerpo, que no pude dejar pasar la oportunidad de morder su labio inferior, pero cuando quiso presionar sus labios con los míos desvié mi rostro y acerque mis labios a su oreja, mientras que mis manos bajan por su torso llegando al bulto que se veía en sus pantalones, moví mi mano de arriba abajo sujetando con fuerza su miembro, Louis flexiono ligeramente las caderas hacia mi mano, y desde lo más profundo de la garganta se le escapa un ronco gemido.

-              Escúchame bien, como tu hables de lo que hago en mis tiempos libres, créeme que hare tu vida imposible. Tú decides, podemos compartir un secreto aparte del deseo, - introduje mi mano dentro de sus pantalones para poder estimularlo sin ser interrumpida por la ropa. - o podemos ver quien lleva a quien, al límite, lastimando a otros en el camino… ¿Entendiste?

Aceleré mis movimientos, vi su rostro, sus ojos cautelosos, llenos de deseo, puedo sentir que esta cerca. Sus gemidos amortiguados por su propia mano me lo demuestran. Y quiero verlo venirse, quiero ayudarlo más que con una mano, pero empiezo a escuchar tacones subir la escalera, así que, sin pensarlo, lo solté, y a pesar de que el hizo un sonido de queja, subí el volumen de la canción y lo agarré de la mano para posicionarlo enfrente mío, que pareciera que estábamos bailando, para la persona ajena. Johannah abrió la puerta y asomo su cabeza.

-              ¿Qué están haciendo?

Me hice la sorprendida de haberla visto.

-              Oh, disculpe, estábamos bailando. – me pare en frente de Louis, sino su madre hubiese visto la tienda de campar que su hijo tenía. – Le comenté a Louis que aprendí a bailar por el internet, y el insistía que solo se puede aprender a bailar en persona, así que estábamos viendo quien tenía razón. 

-              Que tiernos se veían, pero ya es hora de cenar.

-              De acuerdo, en unos momentos bajamos.

-              Bien, se les espera abajo. – dijo mientras cerraba la puerta al irse.

Me volteé a ver el rostro sonrojado de Louis, y vi como su erección seguía presente.

-              ¿Crees que sería una buena historia decirles como estabas a punto de estallar en mi mano?

-              E-eres…

Le puse un dedo en la boca.

-              Shhhh… Ahora mismo la santurrona tiene una misión muy importante. No me agarres el cabello y tapate la boca.

Rápidamente, me puse de rodillas y empecé a desabrochar los jeans de Louis, saque su gran miembro erecto de su prisión de mezclilla, coloque mis labios alrededor de él, lamiendo la punta, empecé a introducirlo y a sacarlo de forma de acelerada, mis manos trabajando en sus testículos para poder llevarlo al clímax de manera rápida. Yo puedo hacerlo. Empuje todavía con más fuerza y de pronto, Louis llego al clímax, sentí el líquido caliente deslizarse por mi garganta, él se quedó inmóvil y mientras que yo me trago su semen. Después de lamer su miembro nuevamente, me incorpore de vuelta a mis pies, y vi su expresión estupefacta, la cual me hizo sonreír, y me acerque a darle un beso en la mejilla.

-              Todavía tengo hambre, voy bajando a cenar, arréglate por favor, pareces un pordiosero.

Baje las escaleras con una sonrisa triunfante, satisfecha por mi primer aperitivo de la noche, y del hecho de que haya conseguido callar al mocoso por el momento. Cuando llegué al área del comedor, vi que apenas se estaban acomodando en sus asientos, cuando vi donde se sentaba cada hermana, escogí el asiento opuesto del de Louis, al lado de mi madre. Cuando me preguntaron dónde estaba Louis solo respondí que se había desviado para ir al baño, minutos después llego como si nada, haciendo conversación, de vez en cuando podía captarlo viendo mis labios, y una sonrisa se formaba en nuestros labios.

Espero que les haya gustado  :idk1:es la primera de mucha escenas de erotismo, y aunque puede parecer que las cosas sexuales están pasando muy rápido para Louis y Gabrielle, se supone que es así, dos personas cómodas con la exploración y libertad que puede dar el sexo casual. Otra cosa, Gabrielle Wilson es un personaje inventado, no es ninguna actriz o cantante, sencillamente poner a la protagonista como Rayito (_____), no me convencía, y deseaba poder realmente sentirme segura de mi trabajo. Escriban, me encantaría recibir feedback de su parte. Por ultimo, subiré el tercer capitulo en dos días, así que estén pendientes ;)  

Capitulo III

La cena fue un éxito. Conocí al padrastro de Louis, un señor muy amable. Además, pude ver que mi madre se sentía más animada, después de lo que paso en nuestra vieja casa, he visto que algo en ella estaba apagada, y verla conviviendo con nuevas personas, feliz, realmente me alegro por ella. Pero, las horas pasaron rápidamente, y pronto nos encontrábamos despidiéndonos de los Tomlinson. Cuando cruzamos la puerta de nuestra casa, mi mamá no paraba de hablar de lo bien que le agradaba los nuevos vecinos, que esperaba poder ir de visita más seguido. Finalmente, el estar en nuestro hogar, le hizo sentir cansada, así que rápidamente se despidió de mi para poder irse a dormir, ya que al día siguiente empezaba a trabajar. Subí a mi cuarto, y cuando me disponía desvestirme, escuche un pequeño repiqueteo en mi ventana, me acerque y ahí estaba Louis apoyado en la barandilla de su balcón.

-          Buenas noches querida.

-          Hola vecino. – Respondí, con una sonrisa.

-          Parecías otra persona en la cena, si no fuera por lo que hicimos en el cuarto de música, hubiese pensado que no eras la chica del bar.

-          Oh gracias, todavía estoy esperando mi nominación al Oscar. – Dije sarcásticamente.

-          Lo digo en serio, pareces otra persona, como si fuera un mundo paralelo… ¿Por qué lo haces?

-          No te voy a decir…Y no te incumbe. - respondí mirando a mis zapatos.

-          Vamos, ya sé un secreto, y no planeo revelarlo ¿Qué es otro secreto?

-          Bueno… yo no sé nada de ti, y no soy estúpida, esto tiene que ser mutuo.

-          Está bien… ¿Quieres un secreto? Yo te daré un secreto. – Dijo mientras se paseaba en el balcón, tratando de recordar. – Okay, lo tengo. A pesar de que sé que a Liam le gusta Nancy, y quiere una relación seria con ella, eso no me paro de tener una noche con ella, y ambos prometimos no decirle nada a nadie.

-          Okay… Traicionaste a tu mejor amigo, es un buen secreto.

-          No estamos compitiendo.

-          No, pero si estoy compartiendo buenos secretos, quiero la misma calidad de tu parte.

-          Bueno, ya que estamos a mano… ¿Vas a responder a mi pregunta inicial?

-          Si, pero no aquí, quiero un trago, reúneme en la calle, vamos por una botella.

-          De acuerdo, pero es tu paga.

-          Y dicen que la caballerosidad está muerta. – Dije sarcásticamente.

-          Vamos, voy bajando, te espero afuera.

Me di la vuelta, cerré mi ventana, y las cortinas. Decidí cambiarme mi vestido y cárdigan, por una camiseta sencilla y unos jeans de mezclilla oscura, agarré mi bolso y mi chaqueta, y salí bajando la escalera que tengo adjunta a los barandales del balcón.  Con cada escalón que decencia me puse a pensar si realmente era bueno hablar con Louis sobre mis motivos detrás de mi farsa, en el departamento de amigos siempre ha habido varios vacantes, y a pesar de que conociera a tantas personas, ninguna realmente sabe algo de mi aparte de mi físico y nombre, talvez no fuera tan malo tener un amigo. Era claro que no podría evitar a Louis, vivía al lado, mi mama lo conocía, es amigo de las personas que probablemente frecuentare en las noches… Tengo que aceptarlo, lo más que seriamos es amigos, y no estaría nada mal. Por más que prefiero mi soledad, un poco de compañía no me molesta tanto.

Cuando llegué al frente de mi casa, Louis ya estaba esperando por mí, y sin decir nada extendió su mano para que yo la tomara, y así lo hice. Caminamos a la licorería más cercana, todo el trayecto en silencio… Decidí que tener a Louis de amigo puede ser beneficioso, y si iba a confiar en alguien, bien podría ser el. Compramos unas cervezas y nos sentamos afuera en la cera.

-          Creo que este seria el momento en el que me explicas. – dijo Louis, mientras tomaba un sorbo de la cerveza.

-          Okay… mis padres han tenido una relación muy toxica, y a pesar de lo mucho que mamá trataba de ignorar los comportamientos borrachos y violentos de mi padre, le afectaban mucho. Su única constante era yo, ella me decía que solo yo podía sacarle una sonrisa, una vez escuche como ella decía que yo era lo único que la hacia levantarse en las mañanas.

-          ¿Y crees que ella se enojaría si sales un par de veces por semana?

-          No lo creo, porque sé que así es. Cuando empecé a crecer, a “madurar”, y a salir con mis amigos; vi como le afectaba, y eso que no hacia ni la mitad de cosas que hago ahora, se enojaba, a veces cuando regresaba a casa temprano la veía llorando en mi cuarto, y si la retaba, se ponía a beber, cosa que ella no hace.

-          Entonces para no tener problemas, preferiste seguir el acto de niña buena.

-          Si, y es más que eso. Mi papá ya era un caso perdido, lo que yo le diga o haga, no cambiaria su situación. Pero mi mamá todavía no la pierdo tras una botella de vodka, ella tiene oportunidades, y si yo puedo ayudar a que ella se mantenga en un buen estado, entonces actuare lo mejor que pueda. Por eso ella no puede saber como nos conocimos, ni lo que hago en las noches ¿Entendido?

-          Entiendo, y te prometo que tu secreto esta a salvo conmigo. Aunque no puedo relacionarme enteramente a tu situación, quiero decirte, que los padres siempre presionan a los hijos, por ejemplo, ahora mi mamá quiere que tenga una relación estable… Me ha enviado a tantas citas desastrosas, que te daría risa si te cuento al menos como una de ellas fue. Y mi papá quiere que me dedique al negocio familiar. – Dijo soltando un suspiro.

-          ¿Y que es lo que quieres hacer tu?

-          Yo y mis amigos queremos dedicarnos a la música, tal vez no tengamos dinero constante, pero no me importa, porque cuando estoy en el escenario, cuando escribo mis canciones, cuando toco la guitarra, me siento completo, feliz… Pero el no llega a entenderlo. - ambos dejamos escapar un suspiro al mismo tiempo, y nos reímos – Cambiando de tema… Quiero preguntarte, ¿te gusto?

-          Asumo que tu pregunta es para ver si planeo ser tu novia, ¿no?

-          Bueno, sí, lo que paso ayer y esta noche en el salón de música fue increíble, pero no quiero que pienses que yo siendo tu amigo-o-

Le puse un dedo en sus labios para callarlo.

-          Shh, no te preocupes, yo tampoco busco nada serio. Si, me gustas, eres guapísimo, pero no espero nada más que una amistad contigo.

-          ¿Ósea que no podre probar mi teoría?

-          ¿Cuál teoría?

-          La teoría de que eres buenísima en la cama.

Ambos soltamos carcajadas.

-          Bueno, no dije nada sobre no querer tu cuerpo. – le dije mientras acercaba mi rostro al suyo – Podemos ser muy buenos amigos con derechos.

-          No me tienes que decir dos veces.

Louis agarro mi rostro, nos empezamos a besar, nuestros labios unidos en una danza erótica; deje escapar un gemido entrecortado, cuando una de sus manos se poso debajo de mi muslo. Dejé de besarlo, y dirigí mis labios a su cuello, dejando besos húmedos, mientras sus manos recorrían todo mi cuerpo. Volví a posar mis labios en los suyos, y no solo solo nuestros labios se unieron, pero nuestras lenguas se encontraron en un ritmo tentador. Louis se alejo respirando pesadamente.

-          Podemos seguir esto en mi cuarto. – me dijo con un coqueto guiño.

-          Por más tentador que sea, prefiero dormir esta noche.

-          Ay, que anticuada. – dijo alejándose de mí, para agarrar otra cerveza – Y yo pensando que eras como los niños de ahora.

-          Me encanta el sarcasmo, pero seria mejor estar caminando de regreso. – dije levantándome de la cera. – Agarra las cervezas.

-          De acuerdo. – dijo e hizo lo que le mande a hacer mientras se levantaba de la cera. - ¿A cuál colegio vas?

-          Decidí terminar mi bachiller online, pero, ¿tú a cuál vas?

-          Colegio Baxter, un lugar con mucha reputación, lleno de snobs.

-          Suena espantoso.

-          Bueno, es lo que hay.

Nos volvimos a garrar de manos, mientras caminábamos de regreso, hablando de cosas simples. Cuando llegamos al frente de nuestras casas, nos dimos un beso de despedida, y me acompaño hasta mi escalera.

-          Ten, son tuyas. – dijo pasándome las cervezas.

-          No, quédatelas, de lo que me contaste de tu colegio, te vendrían de ayuda para sobrevivir el día de clases que tienes mañana.

-          Esta bien, voy a esperar a que subas, para entrar a mi casa.

-          ¿Andamos de caballeroso?

-          Nah, quiero ver tu trasero mientras subes.

-          Jajaja, y ahí está la caballerosidad que esperaba, bueno, disfruta del show. Nos vemos mañana.

-          Adiós Gaby.

-          Adiós.