Me enamoré de un personaje ficticio

Estaba esperando a que Lucius se dignara en dejar de coquetear para poder regresar a casa. Por lo general no la pasaba mal en la universidad, pero ahora que estábamos en épocas de exámenes era muy intensa y la detestaba.

Lucius sale por la puerta principal con una sonrisa de idiota grabada en el rostro, una de sus folliamigas de seguro le había pedido una cita, lo cual no me sorprende. Lo miro con una ceja arqueada y espero a que abra el auto.

Cuando lo hace, me meto en el asiento de copiloto y me pongo el cinturón, al igual que él. Enciende un cigarro y comienza a conducir. Lo miro con una ceja arqueada.

—¿Estás consciente de que este también es mi auto? —Pregunto, molesta.

—Sí. —Dice, sin darle mucha importancia.

—Pues me molesta que estés fumando. —Gruño, abriendo mi ventana.

—¿Y? —Responde.

Ruedo los ojos y le subo el volumen a la música. El resto del camino hacia casa es silencioso entre ambos.
Una vez en casa saludo a mi madre con un grito, de seguro que estaba en su habitación. Lucius corre a meterse en la ducha y yo meto mi comida al horno para poder calentarla aunque fuera un poco.

Luego de quince minutos, está lista. La saco del horno y la sirvo en un plato, comenzando a saborear la lasaña que mi madre había comprado no hace mucho. Como de manera silenciosa y veo a Lucius salir por la puerta principal. Ruedo los ojos, sabía que tenía una cita.

Al terminar de comer lavo mi plato y el vaso que utilicé. Subo a mi habitación y cierro la puerta. Me recuesto sobre mi cama pensando en qué hacer. Mañana por la tarde tenía un examen importante, pero realmente no estaba con ánimos de estudiar. 

Decido prender mi televisión y busco algo que ver en Netflix. Series recomendadas, películas parecidas a las que me gustaban, pero no encontraba nada que ver. Sonrío al ver en la pantalla la primera película de Thor. Le pongo play y me dedico a verla una vez más, abrazando a baby Loki, el peluche que tenía del cuernitos locos.
No me doy cuenta cuando caigo dormida. 

Despierto por los constantes gritos de mi madre. Maldigo por dentro y me levanto. Ya era de noche. Salgo de mi habitación y veo que está en la suya, gritándole a su novio por el teléfono. Ruedo los ojos y le cierro la puerta. 

Bajo las escaleras en busca de algo para cenar y me encuentro con Lucius comiéndose a una de sus folliamigas. Paso por su lado para buscar algo en el refrigerador mientras ambos me ignoran y continúan besándose. 

Cojo una rebanada de pan y la mantequilla, para comerlos juntos. Me llevo aquellos a la sala y me dispongo a comer allí, cuando mi madre baja con una sonrisa.

—Lyra, cariño, ¿cómo estuvo tu día? —Pregunta, sentándose a mi lado.

—Estuvo bueno, mamá. —Respondo, mirándola algo confundida.— Creo que me fue bien en el examen de hoy, igual tengo otro mañana.

—¿Y has estudiado?

—Sí. Me quedé dormida por tanto estudiar. —Respondo, sin decir más.

Mi madre finalmente deja de dar vueltas al asunto y va directo al grano. Ya sabía que quería pedirme un favor. 

—¿Puedes ir a comprarme unos condones? —Suelta.

Me atraganto con el pan y comienzo a toser fuertemente, esperando a que la comida pasara por la garganta.

—Mamá, eso es asqueroso. —Gruño, tomando mi pan y levantándome de la sala para volver a encerrarme en mi cuarto.

Realmente a veces mi familia podía ser un desastre. Yo era la loca de los libros y personajes ficticios. Lucius el que cada día se follaba a una nueva folliamiga, y mi madre que odiaba a su novio y a las dos horas lo amaba de nuevo. Era un círculo vicioso.

Termino de comer mi pan y esta vez sí me pongo a estudiar en serio. Cuando me doy cuenta son las once de la noche y había estudiado más de la mitad del contenido, por lo que me coloco mi pijama y me acuesto para dormir junto a baby Loki.

Despierto ante los gritos de una voz masculina en mi habitación, levantándome asustada. Al ver lo que veo suelto un grito de susto y emoción combinados.

Era el sueño más emocionante que estaba teniendo en mucho tiempo, y se sentía muy real. Loki cuernitos locos estaba en mi habitación.

—¡Cállate, estúpida midgardiana! —Dijo él, aproximándose hacia mí.

—¡Eres Loki! —Solté otro grito de emoción. Él se mostró confundido ante mi emoción y solo me miró de mala manera. 

—Bésame antes de que despierte. —Digo lanzándome hacia él para darle un abrazo.

El asgardiano me mira confundido y me aleja de él.

—¡Loca! ¡Dime en dónde estoy, ahora!

—En mi habitación, genio. —Sonrío. Entonces me doy cuenta de que esto estaba pareciendo demasiado real. Me pellizco para despertar, me duele. Estaba… ¿despierta? 

Qué mierda.

Me meto corriendo al baño y cierro la puerta. Mi corazón está acelerado al extremo y siento cómo me sonrojo. Mierda, ¿cómo era posible esto?

¡Loki realmente estaba aquí! ¡No estaba muerto!


Y yo le había dicho que me besara. Mierda.