Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Taller de escritura
O W N :: Actividades :: Actividades :: Talleres
Página 1 de 1. • Comparte
Taller de escritura
Taller de escritura
Hola a todos y bienvenidos a un nuevo taller de escritura. Esperamos que el taller sea de su agrado y un lugar donde podemos aprovechar para aprender en conjunto y celebrar la época navideña.
Este taller constará de tres partes: la primera estará enfocada a potenciar la imaginación y la creatividad. Para ello, a cada participante se le asignará una frase aleatoria (por ejemplo: "El hombre de la gabardina negra cerró el sobre") a partir de la cual tendrán que desarrollar un relato corto cuyo tema esté relacionado a la época navideña. La composición de este relato nos conduce a la segunda parte del taller de escritura: explicaremos cuáles son los elementos fundamentales para que la correcta composición de un relato corto y os daremos tips que os puedan ser de utilidad. La tercera y última parte del taller estará enfocada a la creación de una sinopsis para el relato que hayáis creado.
* Es un taller navideño por lo que no se aceptará ningún escrito cuya temática no sea navideña.
* Realizaremos una reseña completa y personalizada tanto del relato corto como de la sinopsis.
* Todos los participantes que finalicen el taller recibirán un botón para su perfil.
* Queda prohibido el plagio total o parcial. De ser así el participante deberá abandonar el taller y se le aplicará la sanción correspondiente.
* No se puede solicitar la ayuda de ningún beta reader durante el taller.
* El taller estará a cargo de Kida (Ally) e hypatia. (Kate).
* Se trabajará con inscripciones, por lo que tendrán hasta el 20 de diciembre para poder inscribirse al taller y deberán usar el código que encontrarán más abajo.
Este taller constará de tres partes: la primera estará enfocada a potenciar la imaginación y la creatividad. Para ello, a cada participante se le asignará una frase aleatoria (por ejemplo: "El hombre de la gabardina negra cerró el sobre") a partir de la cual tendrán que desarrollar un relato corto cuyo tema esté relacionado a la época navideña. La composición de este relato nos conduce a la segunda parte del taller de escritura: explicaremos cuáles son los elementos fundamentales para que la correcta composición de un relato corto y os daremos tips que os puedan ser de utilidad. La tercera y última parte del taller estará enfocada a la creación de una sinopsis para el relato que hayáis creado.
* Es un taller navideño por lo que no se aceptará ningún escrito cuya temática no sea navideña.
* Realizaremos una reseña completa y personalizada tanto del relato corto como de la sinopsis.
* Todos los participantes que finalicen el taller recibirán un botón para su perfil.
* Queda prohibido el plagio total o parcial. De ser así el participante deberá abandonar el taller y se le aplicará la sanción correspondiente.
* No se puede solicitar la ayuda de ningún beta reader durante el taller.
* El taller estará a cargo de Kida (Ally) e hypatia. (Kate).
* Se trabajará con inscripciones, por lo que tendrán hasta el 20 de diciembre para poder inscribirse al taller y deberán usar el código que encontrarán más abajo.
- Ficha de inscripción:
- Código:
<center><div style="width: 250px; font-family: arial; font-size: 13px; color: #fff; text-align: justify; ">[color=#cc0000]*[/color] [b]Nombre:[/b] aquí.
[color=#cc0000]*[/color] [b]Usuario:[/b] aquí.
[color=#cc0000]*[/color] [b]¿Qué espera del taller?:[/b] aquí.</div></center>
Última edición por Kida el Dom 17 Dic 2017, 10:57 am, editado 1 vez
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
---------
Re: Taller de escritura
* Nombre: Angie.
* Usuario: changkyun.
* ¿Qué espera del taller?: Mejorar la creatividad, el desempeño y mis ideas en cuanto a la escritura, siempre me gusta mejorar y pulir mis escritos, siento que esto va a ayudarme, tambien es algo nuevo ya que no suelo escribir nada relacionado a esto, pero me encanta la idea de salir de mi zona de confort.
* Usuario: changkyun.
* ¿Qué espera del taller?: Mejorar la creatividad, el desempeño y mis ideas en cuanto a la escritura, siempre me gusta mejorar y pulir mis escritos, siento que esto va a ayudarme, tambien es algo nuevo ya que no suelo escribir nada relacionado a esto, pero me encanta la idea de salir de mi zona de confort.
changkyun.
Re: Taller de escritura
* Nombre: zoe
* Usuario: chihiro
* ¿Qué espera del taller?: como siempre aprender y seguir mejorando <33
* Usuario: chihiro
* ¿Qué espera del taller?: como siempre aprender y seguir mejorando <33
✦ ausente.✦
pixie.
Re: Taller de escritura
* Nombre: Alec.
* Usuario: mieczyslaw
* ¿Qué espera del taller?: Pasar un buen tiempo mientras aprendo a pulir mi escritura además de fomentar a la creatividad que soy consciente de que poseo pero a veces me es difícil expresar.
* Usuario: mieczyslaw
* ¿Qué espera del taller?: Pasar un buen tiempo mientras aprendo a pulir mi escritura además de fomentar a la creatividad que soy consciente de que poseo pero a veces me es difícil expresar.
trunks
Re: Taller de escritura
* Nombre: Ems
* Usuario: Ritza.
* ¿Qué espera del taller?: Aprender cómo soltarme y dejar fluir la imaginación solo con una frase. Y pasarla super bien y divertirme al mismo tiempo.
* Usuario: Ritza.
* ¿Qué espera del taller?: Aprender cómo soltarme y dejar fluir la imaginación solo con una frase. Y pasarla super bien y divertirme al mismo tiempo.
hange.
Re: Taller de escritura
Inscripciones cerradas.
Muchas gracias a todas por inscribiros en el taller. Entre el lunes y el martes postearemos las primeras indicaciones. ¡Feliz Navidad!
indigo.
----
Re: Taller de escritura
La imaginación.
No voy a hablaros sobre la imaginación como concepto porque todxs sabemos lo que es y de lo que es capaz de hacer. Harry Potter nació de un viaje en tren y Percy Jackson del deseo de un padre que quería que su hijo viese que su dislexia y TDAH podían convertirle en un semidiós. Como veis, a cada uno se nos presenta de manera, en lugares y por motivos distintos a los del resto. Creo que es un despropósito deciros lo que tenéis que hacer para encontrarla porque seguro que nadie mejor que vosotrxs lo sabe. Pero sí me gustaría dejaros tres consejos desde mi más humilde opinión:
1. Al menos una vez al día, olvidaros de cualquier forma de tecnología. La imaginación no se lleva bien con ella.
2. Observad lo que os rodea.
3. NUNCA le pongáis límites a vuestra imaginación.
1. Al menos una vez al día, olvidaros de cualquier forma de tecnología. La imaginación no se lleva bien con ella.
2. Observad lo que os rodea.
3. NUNCA le pongáis límites a vuestra imaginación.
Reparto de frases.
La asignación de frases se ha realizado de la siguiente forma: la primera frase se la hemos asignado a la última persona que se inscribió en el taller, la segunda a la penúltima y así sucesivamente hasta llegar a la primera inscripción.
Encontró un collar en la basura. // Ritza.
Las estrellas todavía brillan en el cielo. // mieczyslaw.
Nunca fue tan difícil conseguir una entrada para... // Andy Belmar.
Cantaba todos los días en la puerta de la pastelería. // chihiro.
La casa de la vecina olía a magdalenas. // changkyun.
La frase debe aparecer al inicio de vuestro relato. Recordad que independientemente del género que escojáis debe tener una temática navideña. Antes de proporcionaros las pautas sobre cómo escribir un relato corto os daremos hasta el 28 de diciembre para que experimentéis con vuestra frase. Coged lápiz y papel (o la que quiera que sea vuestra herramienta de escritura) y dejad que vuele la imaginación. Ya tendréis tiempo de cambiar, pulir y corregir el relato. Pero ahora toca disfrutar de la escritura.
Cualquier duda que os surja podéis preguntarla por mp.
Encontró un collar en la basura. // Ritza.
Las estrellas todavía brillan en el cielo. // mieczyslaw.
Nunca fue tan difícil conseguir una entrada para... // Andy Belmar.
Cantaba todos los días en la puerta de la pastelería. // chihiro.
La casa de la vecina olía a magdalenas. // changkyun.
La frase debe aparecer al inicio de vuestro relato. Recordad que independientemente del género que escojáis debe tener una temática navideña. Antes de proporcionaros las pautas sobre cómo escribir un relato corto os daremos hasta el 28 de diciembre para que experimentéis con vuestra frase. Coged lápiz y papel (o la que quiera que sea vuestra herramienta de escritura) y dejad que vuele la imaginación. Ya tendréis tiempo de cambiar, pulir y corregir el relato. Pero ahora toca disfrutar de la escritura.
Cualquier duda que os surja podéis preguntarla por mp.
indigo.
----
Re: Taller de escritura
El relato corto.
No hay manual que nos diga cómo se debe escribir. De ser así: la creación de una historia no nos traería tantos quebraderos de cabeza, ni existirían cosas como la eterna página en blanco. Cada escritor va encontrando su manera poco a poco, a base de muchos errores y de un puñado de aciertos. La mejor manera de aprender es seguir escribiendo. Sin embargo, hay ciertos parámetros que pueden sernos de utilidad a la hora de escribir, en este caso, un relato corto.
• El tema principal y el efecto. Piensa sobre lo que quieres escribir y encuentra la idea principal de tu relato. Qué vas a contar en él. Una vez hallada la idea principal, piensa en lo que quieres generar en el lector por medio de este relato. Pregúntate si quieres que asuste, que haga reír, reflexionar, si pretendes que esté en vilo hasta el final o que sepa desde el principio de lo que trata.
• Ya tienes el argumento y la esencia del relato, ahora toca decidir el narrador y el estilo. En una novela podemos hacer uso de infinitos recursos, por ejemplo: que cada capítulo esté narrado por distintos personajes o por diferentes tipos de narrador (protagonista, omnisciente...). En un relato corto los cambios de estilo y narrador no te favorecerán. Por eso debes decidir desde el principio el tipo de narrador y el estilo y mantenerlo hasta el final.
• Sabes de qué trata, qué vas a transmitir y quién será el narrador del relato. Llega la hora de pensar adónde quieres llegar. Algunos escritores tienen claro desde el principio el final de sus historias y otros lo van descubriendo por el camino. Independientemente del grupo al que pertenezcas, lo importante es que no te pierdas por el camino. "Escribir un buen relato corto se basa en lanzarle una piedra literaria a tu lector, y esa piedra tiene que viajar recta y certera para acertar donde tiene que acertar."
• La estructura. Como cualquier escrito bien redactado debe tener un planteamiento, un nudo y un desenlace. Que sea corto no significa que deba carecer de ellos. Decide qué sucesos irán en cada una de estas partes. Es importante que presentes la historia, la desarrolles y le des un final.
• Decide el escenario y la duración. Dónde, cuándo y durante cuánto tiempo se desarrolla. Una vez le hayas dado un escenario a tu historia te resultará más fácil escribir.
• Simplifica. No infravalores la sencillez, sobretodo en escritos de este tipo. Deshazte de los detalles que no sean relevantes para la historia: escribe sólo con los datos que sean esenciales su desarrollo.
• El protagonista. Puedes haber creado la historia más ingeniosa e impactante del mundo, pero si tu personaje se percibe sólo como palabras no serás capaz de conectar con el lector. Uno de tus deberes más importante es dotar al personaje de vida. Aunque para un relato corto no es necesario que profundices tanto, sí debe tener personalidad. ¿Qué rasgos lo definen? ¿Cuáles son sus mejores cualidades y, sus mayores defectos? ¿En qué se contradice? ¿Cuál es su mayor deseo? ¿Esta este deseo relacionado con la trama del relato?. Recuerda que el protagonista será quien conduzca al lector a través de la historia y debe ser tan llamativo como la trama.
• El tema principal y el efecto. Piensa sobre lo que quieres escribir y encuentra la idea principal de tu relato. Qué vas a contar en él. Una vez hallada la idea principal, piensa en lo que quieres generar en el lector por medio de este relato. Pregúntate si quieres que asuste, que haga reír, reflexionar, si pretendes que esté en vilo hasta el final o que sepa desde el principio de lo que trata.
• Ya tienes el argumento y la esencia del relato, ahora toca decidir el narrador y el estilo. En una novela podemos hacer uso de infinitos recursos, por ejemplo: que cada capítulo esté narrado por distintos personajes o por diferentes tipos de narrador (protagonista, omnisciente...). En un relato corto los cambios de estilo y narrador no te favorecerán. Por eso debes decidir desde el principio el tipo de narrador y el estilo y mantenerlo hasta el final.
• Sabes de qué trata, qué vas a transmitir y quién será el narrador del relato. Llega la hora de pensar adónde quieres llegar. Algunos escritores tienen claro desde el principio el final de sus historias y otros lo van descubriendo por el camino. Independientemente del grupo al que pertenezcas, lo importante es que no te pierdas por el camino. "Escribir un buen relato corto se basa en lanzarle una piedra literaria a tu lector, y esa piedra tiene que viajar recta y certera para acertar donde tiene que acertar."
• La estructura. Como cualquier escrito bien redactado debe tener un planteamiento, un nudo y un desenlace. Que sea corto no significa que deba carecer de ellos. Decide qué sucesos irán en cada una de estas partes. Es importante que presentes la historia, la desarrolles y le des un final.
• Decide el escenario y la duración. Dónde, cuándo y durante cuánto tiempo se desarrolla. Una vez le hayas dado un escenario a tu historia te resultará más fácil escribir.
• Simplifica. No infravalores la sencillez, sobretodo en escritos de este tipo. Deshazte de los detalles que no sean relevantes para la historia: escribe sólo con los datos que sean esenciales su desarrollo.
• El protagonista. Puedes haber creado la historia más ingeniosa e impactante del mundo, pero si tu personaje se percibe sólo como palabras no serás capaz de conectar con el lector. Uno de tus deberes más importante es dotar al personaje de vida. Aunque para un relato corto no es necesario que profundices tanto, sí debe tener personalidad. ¿Qué rasgos lo definen? ¿Cuáles son sus mejores cualidades y, sus mayores defectos? ¿En qué se contradice? ¿Cuál es su mayor deseo? ¿Esta este deseo relacionado con la trama del relato?. Recuerda que el protagonista será quien conduzca al lector a través de la historia y debe ser tan llamativo como la trama.
• Tenéis hasta el 3 de enero para presentar vuestros relatos. Debéis subirlos a este tema con la siguiente información: título, ¿qué es lo que deseabas transmitir con tu relato?, número de palabras.
• Como se trata de un taller, pedimos que los relatos no superen las cuatro páginas de Word.
• Cualquier duda que tengáis podéis preguntarla por aquí o por mp.
• Como se trata de un taller, pedimos que los relatos no superen las cuatro páginas de Word.
• Cualquier duda que tengáis podéis preguntarla por aquí o por mp.
indigo.
----
Re: Taller de escritura
F E E N E S T R E L L A S M E C Á N I C A S .
Las estrellas todavía brillan en el cielo tras la recia capa de polución que empañan el panorama encima de los edificios a medio caer, humo y fuego se mezclan en el aire haciendo imposible respirar dentro de la ciudad, las diminutas manchas brillantes parecen guiñar a la catástrofe que se lleva a cabo abajo; burlándose e incitando la envidia de las personas porque ellas yacen arriba lo bastante lejos del peligro avecinado.
Lo que empezó con cánticos y luces de colores termina con llamaradas, caos y gritos producidos por aquellos que su único deber era ayudar, un dulce veinticinco de invierno pasa a la historia como el deficiente día en el cual los padres no colocarían regalos bajo los árboles para sus hijos en nombre de una divinidad. Las doce llegaron tan pronto como el bajar y subir de un yoyo cuando la función empezó, los abrazos en conjunto a las celebraciones se vieron interrumpidas por múltiples estallidos provenientes del suelo, la tierra tembló en conjunto al corazón mecánico de Norbit al comprender que la hora había llegado finalmente.
Había visto veinte Navidades desde su nacimiento y jamás imaginó que la última que vería sería tan amarga e insignificante. Ni siquiera se reconoce a si mismo cuando la brillante pieza de metal en su brazo le brinda su reflejo porque no está contento con el metal intruso en su cuerpo por primera vez.
Cuando él era niño gozaba del fuego en la chimenea y los fuegos artificiales, esperando el caer de la noche para brindar y poder retirarse a dormir como tanto ansiaba, recibir al día siguiente una exhibición de coloridos paquetes que contenían diversos obsequios le robaba sus más grandes anhelos para que llegase el día finalmente. Sin embargo, los tiempos cambiaron al igual que la gente, nadie apreciaba las noches brillantes o el brindis gracias al molesto sonido de las notificaciones llegando a montones, los niños no dormían para esperar un auto de carreras o una bicicleta, ansiaban quedarse despiertos para recibir una preciada máquina que hacen llamar tecnología que su único propósito en alguien tan joven es destruir. Fue así como nacieron ellos: los Pliers.
Mitad hombres y mitad humano, el artefacto se apodera del sujeto hasta el punto de actuar en su lugar, pocos se dieron cuenta de la malicia que provocaba la tecnología causando prisioneros de la misma en tan poco tiempo; nadie pudo librarse de ello a menos que se mantuviera lo suficientemente reacio.
Una de las celebraciones tradicionales y más amadas en las religiones festejada por criaturas que se adhieren a una pantalla y se rehusan a pisar una iglesia los demás días del año, ¿era eso una razón creíble o un mero invento de las máquinas que se querían deshacer de ellos?, los Pliers gozan de una vida llena de pecados que ignoran para celebrar el nacimiento del predicador judío más relevante de la historia. Las máquinas no pueden engañarse tan fácil; no obstante, les resulta fácil si viene de sí.
El cielo se oscurece cada vez más, las llamaradas crecen y consumen los altos rascacielos, la garganta de Norbit se cierra de tal forma que causa ataques de tos imparables. Todo es caos a su alrededor dominado por las figuras robóticas que acaban con todo el que quiera huir del fin, porque eso es lo que es, el fin de los Pliers y la humanidad como tal. Hombres dominados por máquinas, nadie lo quiso escuchar, se mezclaron al punto de crear una raza que se revelaba contra los suyos por su amor a la tecnología hasta esperar el momento indicado.
Con sus extremidades hechas de metal se da cuenta de que no es especial en lo absoluto porque forma parte de las personas que se dieron cuenta de lo que ocurriría cuando ya era un Plier, el pánico se apodera de él al punto de hacerle parar su camino en seco, lágrimas corren por su cara llena de hollín pero se mantiene con la barbilla en alto para intentar ver entre el caos de las calles. Antes de la plaga él caminaba hacia uno de los suburbios nocturnos de la ciudad para pasar el veinticinco, su familia la había perdido por la arrogancia y aislamiento que la ciencia avanzada le otorgó, las luces que adornan las fachadas llamean en su mayoría al igual que la demás decoración. Nada luce hermoso y colorido como era común.
Es verdad que gracias a la tecnología sobrevivió mucho tiempo, la muerte sería su compañera de no haber sido por los mecanismos que le adhirieron al cuerpo, pero es por esa misma que le ayudó la razón de su avecinada muerte. La innovación se volvió necesidad gracias al ser humano y terminó aniquilando a todos.
Norbit solloza por los pensamientos crudos que cruzan por su cabeza antes de volver a echarse a correr.
Invierno es la época de las nuevas esperanzas y el comienzo de algo nuevo para iniciar un ciclo más, aunque por primera vez no se trata de un año nuevo para los mundanos, marca el origen de la era tecnológica; sin paz en la tierra u amor entre los humanos. Porque eso es lo que es, no hay motivo para una revolución en plena festividad Navideña, donde se celebra el nacimiento de Jesucristo en Belén a menos que se trate de una sátira por parte de ellos.
En la nueva era no hay espacio para mortales o mestizos como los Pliers, los cuerpos que hacen sin vida en las calles lo demuestran, las máquinas lo quieren todo para ellas y nada para ellos. Es el fin total.
Los ojos inyectados en sangre de Norbit miran hacia el cielo, contemplando las estrellas detrás del humo y el fuego, cierra sus ojos con fuerza sin detener sus pasos, él pide un deseo, como solía hacer de niño, anhelando un borrón y cuenta nueva de ese día. Llena sus pulmones de aire contaminado, la picazón en su garganta aumenta, escucha gritos y la sinfonía de las series coloridas de las casas que aún no se incendian como las demás formando una sinfonía fúnebre.
Los demás cuerpos rozan al sujeto que corre con los ojos cerrados por la calle, nadie se atraviesa en su camino, como si le abriesen paso a su propio fin. Los Pliers no son famosos por ser auténticos deportistas, les cuesta trabajo moverse del todo bien por las mejoras en el cuerpo, pronto sus fosas nasales parecen necesitar mucho más aire al igual que sus piernas se doblegan lanzándolo directamente al suelo.
Rueda un par de veces, cortándose y arañándose por el acto, pero se mantiene con los ojos bien apretados para olvidar lo que hay a su alrededor. Incluso así imagina que es una simple pesadilla en donde despertará sudado y dándose cuenta de que todo aquello es mera ficción, se olvida del caos y el humo por unos segundos, manteniéndose en el suelo como si fuera un cadáver más.
Sus fantasías le proyectan las hermosas calles adornadas con luces, árboles e inflables por las llamas que no le permiten ver del todo oscuro todavía con los ojos cerrados, piensa que el olor a pólvora y humo son provenientes de la pirotecnia al igual que los asados en las casas, así mismo se convence de que los sonidos no son más que risas y música. Sus mejillas se estiran permitiendo una sonrisa en sus labios, prueba la sal y el hollín de su rostro sin inmutarse. Así es como Norbit recibe la nueva era, imaginando que es el fin de una pesadilla en Navidad, en soledad y completa cordura por depositar la fe en las estrellas reales del cielo.
T Í T U L O : Fe en estrellas mecánicas.
P A L A B R A S : 1277.
E X P L I C A C I Ó N : Por medio de la ciencia ficcion, específicamente ciberpunk, quise dar a conocer el mayor problema de la época. Las festividades ya no son lo de antes gracias a la tecnología, es verdad que nos ayuda bastante pero tiene su aspecto malo, nosotros como sociedad volvemos la tecnología como una necesidad cuando en verdad no es del todo necesaria para vivir. Eso ha traído consecuencias en las nuevas generaciones, que crecen rodeados de estas cosas modernas, volviéndolos no seres humanos en casos extremos sino en algo que solamente prefiere estar al lado del pc, celular, videojuego o tablet. Al principio no sabía cómo plasmarlo del todo así que fui escribiendo y conforme avanzaba me iba fijando en detalles de mi familia entorno a los aparatos para darle más forma a la historia; Norbit es el ejemplo de una persona que dejó todo por la tecnología y al final se dio cuenta de todo lo que perdió, yo decidí colocarles el nombre de Pliers a esta clase de sujetos que se vuelven plaga en la sociedad. Se está perdiendo el espíritu festivo porque hoy en día hasta hay estrellas mecánicas en el cielo
P A L A B R A S : 1277.
E X P L I C A C I Ó N : Por medio de la ciencia ficcion, específicamente ciberpunk, quise dar a conocer el mayor problema de la época. Las festividades ya no son lo de antes gracias a la tecnología, es verdad que nos ayuda bastante pero tiene su aspecto malo, nosotros como sociedad volvemos la tecnología como una necesidad cuando en verdad no es del todo necesaria para vivir. Eso ha traído consecuencias en las nuevas generaciones, que crecen rodeados de estas cosas modernas, volviéndolos no seres humanos en casos extremos sino en algo que solamente prefiere estar al lado del pc, celular, videojuego o tablet. Al principio no sabía cómo plasmarlo del todo así que fui escribiendo y conforme avanzaba me iba fijando en detalles de mi familia entorno a los aparatos para darle más forma a la historia; Norbit es el ejemplo de una persona que dejó todo por la tecnología y al final se dio cuenta de todo lo que perdió, yo decidí colocarles el nombre de Pliers a esta clase de sujetos que se vuelven plaga en la sociedad. Se está perdiendo el espíritu festivo porque hoy en día hasta hay estrellas mecánicas en el cielo
trunks
Re: Taller de escritura
La casa de la vecina olía a magdalenas, las rosas de su madre aún se encontraban preciosas bajo la luz del resplandeciente sol y los gritos de aquellos pequeños que algún día se convertirían en aburridos adultos retumbaban en sus oídos. Tal vez había sido un gran error volver después de tanto tiempo, el pueblo en el que creció pero le entrego más golpes que sonrisas, transformando una niña risueña en una jovencita con el ceño fruncido y cansada de la sociedad.
Gruño al sentir aquella fría voz de nuevo, el señor que vivía al lado de su casa vivía de las nuevas noticias que le rodeaban y no podía evitar largar una que otra pregunta de dónde había estado después de tanto tiempo, como se las ingeniaba para vivir sola o que hacía para sobrevivir una pueblerina en una gran ciudad. Lo callo de inmediato cuando abrió la pequeña reja de su vieja casa y caminó a paso lento, temblando, esperando que no apareciera aquella sombra que le atormentaba.
Ahogo un pequeño gemido al ver las flores que adoraba todas marchitas y sin color, tampoco se habían gastado en cambiarlas o quitarlas, simplemente las dejaron así. Acercó su mano lentamente, golpeando la madera de color blanco que no veía hacía ya cinco años atrás, cuando decidió irse para estudiar y convertir un simple sueño de ser profesora, en realidad.
Una nueva Kimberly estaba enfrentando su pasado, tal vez estaba allí porque extrañaba pasar la navidad con la poca familia que le quedaba o quería demostrar que si había podido superar las atrocidades que le carcomían el cerebro cuando tan solo tenía quince años.
Se acomodó los cabellos dorados e hizo una mueca al escuchar los gritos de su padrastro hacia su madre, aquella que solo contestaba con “si”, “no”, “está bien, amor”. La había sacado de quicio y suponía que seguiría así hasta el día que muriera, porque su crianza la formaba de una manera sumisa e irritable. Kimberly de alguna forma lograba entender a su madre, pero en aquella época era tan pequeña que se negó a madurar en su cabeza y solo se fue, dejándola a merced de aquel hombre que le hacía la vida imposible.
Sonrió, aunque aquello parecía más una mueca que otra cosa, y recorrió a su madre con cautela. Estaba mejor que hacía unos años, eso era verdad; pero aquella bata gastada color celeste seguía allí, cubriendo su delgado cuerpo y sus ojos se veían cansados, mientras que las manos que solían acariciar su cabeza de pequeña, se mantenían sobre una panza la cual gritaba siete u ocho meses de embarazo a los cuatro vientos.
Tomó sus delgadas manos, ignorando los gritos del hombre en la sala de estar, preguntando quien era la persona que se atrevía a molestar tan temprano en la mañana. Tironeo de ellas, logrando que diera un paso hacia afuera y cerró la puerta despacio, sin importar que llevara solo un pijama y ella estuviera tan cambiada que ni siquiera podría reconocerla. Ahogó un sollozo y volvió a tirar, esta vez logrando que caminaran fuera del jardín y cruzaron la calle, hasta la casa de aquella persona que llamaba su preciada niñera, solía amar estar allí, todo el tiempo olía a dulces o más bien, a sus preciadas magdalenas.
Llamó a la puerta, siendo atendida de inmediato por la señora regordeta que las miro sorprendidas, tomando primero a su madre y dejándole espacio para entrar a la joven Kimberly. Dejó su abrigo, acercándose a paso lento a la gran chimenea en medio del salón donde habían sentado a su madre mientras acariciaban con esfuerzo sus brazos.
Era un veinticuatro de diciembre cuando por fin se había decidido a enfrentar sus problemas, o salvar a su madre de aquel infierno. Sabía que no tenía la culpa, eran gente grande, sabían lo que hacían, pero conocía a su madre y pensaba en ella como en una hermana pequeña más que en su progenitora y por eso se carcomía todas las noches pensando si estaría bien, mal. Hasta había pensado en el peor final en una persona. La muerte.
Se arrodilló lentamente para que pudiera verla a los ojos, aún estaba perdida en sus pensamientos cuando le tocó la mano y le sonrió, susurrando que estarían bien, que ya no las encontrarían, que podían salir adelante entre las dos para cuidar al bebé que estaba por venir, porque aunque fuera hijo de aquel demonio no tenía la culpa. Nacería y sería la persona más querida en el planeta.
Se asustó al ver como la mujer comenzaba a temblar y llorar, acaricio su espalda, sabía que no debía haberla tomado de esa forma, después de todo era una persona paranoica, llena de traumas que aún no lograba soportar.
No se dio cuenta en que momento comenzó a llorar de la misma forma, tomando desprevenida un pañuelo que le tendió su querida niñera y le pidió por favor que la ayudara. Necesitaba a su madre de vuelta, aquella que adoraba, aquella que estaba siempre para ella. Necesitaba una Navidad normal.
Una normal antes de que muriera.
—No debiste haber vuelto, Kim. —Susurro su madre a la vez que sus pequeños dientes temblaban. —Sabes que esto no le hará bien a nadie, te vas a ir y necesito, de verdad, que te alejes antes de que vuelva a creer que estarás conmigo por siempre y ambas sabemos… Que no es así. —Lanzó un chillido, mientras que la miraba directo a los ojos. —Morirás y eso nadie puede evitarlo.
Se atragantó ante las directas palabras de su madre, pero era verdad. Aquellos ojos hundidos, su cuerpo escuálido, su cabello casi inexistente… Se estaba consumiendo demasiado rápido para su gusto, había cumplido sus sueños, pero de nada le servía si no podía tener más tiempo para disfrutarlo.
—Mamá, solo te pido una navidad lejos de aquel monstruo, imaginando por un momento que no voy a morir y voy a perder todo aquello que alguna vez desee tener. —Limpio su cara y se acomodó la ropa. —Si me concedes eso, me iré y podrás criar a tus nuevos hijos, en paz.
Kimberly Lee solo tenía diez años cuando en una navidad le diagnosticaron SIDA, causado por una violación de uno de los amigos de su padre, el cual solo fue sentenciado a unos pocos años de prisión. Los tratamientos solo duraron los primeros tres años, luego de ello, el dinero se les iba de las manos y solo se los pagaban una vez cada seis meses; era seguro, moriría rápido pero ella se negaba a creerlo.
Su madre le dio unas palmadas en la cabeza cubierta por una peluca dorada, luego le tomó un hombro y le sentó a su lado, acariciando con delicadeza aquellas manos llenas de hematomas y marcas de un pasado que era imposible de borrar.
—Kimberly, te amo, no hay un día en el que no piense en ti pero tienes que entender que aunque pasemos esta navidad juntas, no habrá otra. —Una lágrima recorrió su mejilla. —Lo haremos, pero quiero que te vayas después de esto, mi princesa debe ser fuerte hasta el final y aprender a enfrentar sola las cosas.
Sabía que estaba equivocada, que su madre estaba siendo una maldita, pero en ese momento se sentía cegada por aquellas caricias maternas que lo único que hacían era tranquilizarla y hacerle pensar que volvían al tiempo que era su princesa, su hija preciada y la única en su corazón.
— ¿Una última navidad?
—Sí, mi princesa, la última juntas.
Gruño al sentir aquella fría voz de nuevo, el señor que vivía al lado de su casa vivía de las nuevas noticias que le rodeaban y no podía evitar largar una que otra pregunta de dónde había estado después de tanto tiempo, como se las ingeniaba para vivir sola o que hacía para sobrevivir una pueblerina en una gran ciudad. Lo callo de inmediato cuando abrió la pequeña reja de su vieja casa y caminó a paso lento, temblando, esperando que no apareciera aquella sombra que le atormentaba.
Ahogo un pequeño gemido al ver las flores que adoraba todas marchitas y sin color, tampoco se habían gastado en cambiarlas o quitarlas, simplemente las dejaron así. Acercó su mano lentamente, golpeando la madera de color blanco que no veía hacía ya cinco años atrás, cuando decidió irse para estudiar y convertir un simple sueño de ser profesora, en realidad.
Una nueva Kimberly estaba enfrentando su pasado, tal vez estaba allí porque extrañaba pasar la navidad con la poca familia que le quedaba o quería demostrar que si había podido superar las atrocidades que le carcomían el cerebro cuando tan solo tenía quince años.
Se acomodó los cabellos dorados e hizo una mueca al escuchar los gritos de su padrastro hacia su madre, aquella que solo contestaba con “si”, “no”, “está bien, amor”. La había sacado de quicio y suponía que seguiría así hasta el día que muriera, porque su crianza la formaba de una manera sumisa e irritable. Kimberly de alguna forma lograba entender a su madre, pero en aquella época era tan pequeña que se negó a madurar en su cabeza y solo se fue, dejándola a merced de aquel hombre que le hacía la vida imposible.
Sonrió, aunque aquello parecía más una mueca que otra cosa, y recorrió a su madre con cautela. Estaba mejor que hacía unos años, eso era verdad; pero aquella bata gastada color celeste seguía allí, cubriendo su delgado cuerpo y sus ojos se veían cansados, mientras que las manos que solían acariciar su cabeza de pequeña, se mantenían sobre una panza la cual gritaba siete u ocho meses de embarazo a los cuatro vientos.
Tomó sus delgadas manos, ignorando los gritos del hombre en la sala de estar, preguntando quien era la persona que se atrevía a molestar tan temprano en la mañana. Tironeo de ellas, logrando que diera un paso hacia afuera y cerró la puerta despacio, sin importar que llevara solo un pijama y ella estuviera tan cambiada que ni siquiera podría reconocerla. Ahogó un sollozo y volvió a tirar, esta vez logrando que caminaran fuera del jardín y cruzaron la calle, hasta la casa de aquella persona que llamaba su preciada niñera, solía amar estar allí, todo el tiempo olía a dulces o más bien, a sus preciadas magdalenas.
Llamó a la puerta, siendo atendida de inmediato por la señora regordeta que las miro sorprendidas, tomando primero a su madre y dejándole espacio para entrar a la joven Kimberly. Dejó su abrigo, acercándose a paso lento a la gran chimenea en medio del salón donde habían sentado a su madre mientras acariciaban con esfuerzo sus brazos.
Era un veinticuatro de diciembre cuando por fin se había decidido a enfrentar sus problemas, o salvar a su madre de aquel infierno. Sabía que no tenía la culpa, eran gente grande, sabían lo que hacían, pero conocía a su madre y pensaba en ella como en una hermana pequeña más que en su progenitora y por eso se carcomía todas las noches pensando si estaría bien, mal. Hasta había pensado en el peor final en una persona. La muerte.
Se arrodilló lentamente para que pudiera verla a los ojos, aún estaba perdida en sus pensamientos cuando le tocó la mano y le sonrió, susurrando que estarían bien, que ya no las encontrarían, que podían salir adelante entre las dos para cuidar al bebé que estaba por venir, porque aunque fuera hijo de aquel demonio no tenía la culpa. Nacería y sería la persona más querida en el planeta.
Se asustó al ver como la mujer comenzaba a temblar y llorar, acaricio su espalda, sabía que no debía haberla tomado de esa forma, después de todo era una persona paranoica, llena de traumas que aún no lograba soportar.
No se dio cuenta en que momento comenzó a llorar de la misma forma, tomando desprevenida un pañuelo que le tendió su querida niñera y le pidió por favor que la ayudara. Necesitaba a su madre de vuelta, aquella que adoraba, aquella que estaba siempre para ella. Necesitaba una Navidad normal.
Una normal antes de que muriera.
—No debiste haber vuelto, Kim. —Susurro su madre a la vez que sus pequeños dientes temblaban. —Sabes que esto no le hará bien a nadie, te vas a ir y necesito, de verdad, que te alejes antes de que vuelva a creer que estarás conmigo por siempre y ambas sabemos… Que no es así. —Lanzó un chillido, mientras que la miraba directo a los ojos. —Morirás y eso nadie puede evitarlo.
Se atragantó ante las directas palabras de su madre, pero era verdad. Aquellos ojos hundidos, su cuerpo escuálido, su cabello casi inexistente… Se estaba consumiendo demasiado rápido para su gusto, había cumplido sus sueños, pero de nada le servía si no podía tener más tiempo para disfrutarlo.
—Mamá, solo te pido una navidad lejos de aquel monstruo, imaginando por un momento que no voy a morir y voy a perder todo aquello que alguna vez desee tener. —Limpio su cara y se acomodó la ropa. —Si me concedes eso, me iré y podrás criar a tus nuevos hijos, en paz.
Kimberly Lee solo tenía diez años cuando en una navidad le diagnosticaron SIDA, causado por una violación de uno de los amigos de su padre, el cual solo fue sentenciado a unos pocos años de prisión. Los tratamientos solo duraron los primeros tres años, luego de ello, el dinero se les iba de las manos y solo se los pagaban una vez cada seis meses; era seguro, moriría rápido pero ella se negaba a creerlo.
Su madre le dio unas palmadas en la cabeza cubierta por una peluca dorada, luego le tomó un hombro y le sentó a su lado, acariciando con delicadeza aquellas manos llenas de hematomas y marcas de un pasado que era imposible de borrar.
—Kimberly, te amo, no hay un día en el que no piense en ti pero tienes que entender que aunque pasemos esta navidad juntas, no habrá otra. —Una lágrima recorrió su mejilla. —Lo haremos, pero quiero que te vayas después de esto, mi princesa debe ser fuerte hasta el final y aprender a enfrentar sola las cosas.
Sabía que estaba equivocada, que su madre estaba siendo una maldita, pero en ese momento se sentía cegada por aquellas caricias maternas que lo único que hacían era tranquilizarla y hacerle pensar que volvían al tiempo que era su princesa, su hija preciada y la única en su corazón.
— ¿Una última navidad?
—Sí, mi princesa, la última juntas.
- Spoiler:
- Título: Un último respiro.
Palabras: 1256
Explicación: Lo que más deseaba transmitir con esto, es que hay aquellas personas que tratan de todo para lograr pasar una navidad en paz, aunque todo se este desmoronando a su alrededor, tal como la muerte propia, la de alguien cercano, problemas económicos o peleas familiares. Todo se puede arreglar o dejar pasar con una navidad. Quería transmitir las ganas de la protagonista de evitar hablar sobre su estado hasta que no da más y lo hace o su madre, que es cegada por sus enseñanzas de pequeña a solo agrandar la familia y dejar atras a los menos fuertes. Espero haberlo logrado, saludos
changkyun.
Re: Taller de escritura
El Destello Azul
Encontró un collar en la basura. Envuelto en una funda de plástico transparente, agujereada y arrugada. Había salido para comprar comida; sin embargo, una visión la detuvo a mitad de camino. De ello, solo recordaba sentirse mareada, un destello azul. Y una sensación de adrenalina recorriéndole las venas. Al final, había terminado frente al bote de basura del callejón antes del Supermercado. Preguntándose una y otra vez qué demonios estaba pasando, hasta que lo vio.
Debajo de uno de los botes, en una esquina, allí estaba. Lo levantó del suelo y casi se le cae otra vez al verlo bien. Se quedó congelada, como la pared de cemento a su derecha.
Con dedos temblorosos, sacó el collar de la funda y lo sostuvo en alto frente a su cara. Sus ojos redondos observaron el collar con detenimiento. Sus cejas despeinadas se fruncieron y entreabrió la boca sin darse cuenta. Tenía una cadena de plata delgada, como si fuera una trenza de cuatro diminuta. El dije era una forma abstracta, alargada y curvea, como si fuera un gusano enrollándose, pero congelado a mitad de camino. Parecía ser de una piedra preciosa, con un grabado de letras irreconocibles por todo el gusano.
—Esto es…
Sus cejas llegaron hasta el final de su frente y soltó un grito ahogado. Su corazón latió con furia y parpadeó con lentitud varias veces, asegurándose de que no estaba viendo ilusiones. Su sorpresa era tal que no reparó en el perro olfateando su pierna y siguiendo de largo, metiendo la cabeza en el bote de basura que tenía al frente.
Y como si hubiesen presionado un botón, Anthia sacudió la cabeza y salió trotando hacia su casa. El sol se había ocultado hacía poco y las estrellas estaban comenzando a adornar el panorama, en conjunto con las luces navideñas colgadas en los árboles del vecindario.
En su pueblo no había nieve, porque vivía en un pedazo de tierra tropical que nunca bajaba a menos de 18 grados Celsius. Aun así, la comunidad no perdía tiempo, y aprovechaba la época navideña para colgar aguinaldos, luces, muérdagos, bastones y demás por todas las calles. Los hechiceros encantaban los adornos para que tocaran música y se planeaban fogatas para las familias.
Sin embargo, Anthia bloqueó todo eso al trotar por la acera. Ignoró los niños jugando con un Santa Claus inflable, ignoró los villancicos sonando a lo lejos y a la señora coja regalando dulces de azúcar en la esquina. Incluso el sudor que le bajaba por la nunca, mojando sus rizos oscuros —lo que usualmente le irritaba. Solo se concentraba en el collar apretado entre sus dedos.
Trotó sin parar hasta llegar a su casa: la de madera verde manzana con la chimenea torcida. Giró su mano dos veces en el sentido de las manecillas del reloj y la puerta se abrió por sí sola, y se cerró detrás suyo cuando entró. Dobló por el pasillo y bajó al sótano a toda velocidad, respirando con la boca abierta.
—¡Por fin llegas! —exclamó una voz femenina— ¿Acaso viniste corriendo? ¡Tenemos que preparar la cena!
—¿Por qué estás con las manos vacías? ¿Dónde está mi pastel? —agregó otra voz, esa vez masculina.
Eran sus mejores amigos. Sid, una chica de cabello naranja aplastado y uñas semi-pintadas de negro. Y Tarni, un chico calvo con ojeras debajo de sus ojos pequeños y una panza de pachongo. Él miraba a Anthie con cara de pocos amigos, labios fruncidos y brazos cruzados.
Anthie los miró sin decir nada por un momento. La cena… ¡su compartir navideño! Quiso pegarse en la frente. Había salido a comprar lo que faltaba para la cena, que tenían cada fin de año tras acabar otro curso de hechicería en la Academia. Pero luego recordó la visión, así que sacudió la cabeza y se acercó a ellos con rapidez.
—Encontré algo mejor que eso —explicó Anthie, sintiendo el collar en la palma de su mano—. Tuve una-
—¿Qué puede ser más importante que mi pastel de manzana? —chilló Tarnie, estirando los brazos.
—¡Deja que hable! —Sid le propinó un codazo.
—¡Ay…! —Sid le tapó la boca al mismo tiempo que Anthie habló.
—Tuve una visión a mitad de camino —Anthie alzó la voz y dio un pequeño salto—, y luego terminé en un bote de basura, no sé buscando qué. Ya saben, no puedo controlarlo y a veces termino…el punto es, ¡encontré esto!
Levantó su brazo y dejó caer el collar, sujeto por la cadena de trenzas de plata por sus dedos. El collar destelló bajo la luz del sótano, que solo eran velas que flotaban por sí mismas por la magia. Sid abrió la boca y dejó caer el brazo que tapaba la boca de Tarnie, que también se encontraba boquiabierto. Ninguno quitó los ojos del collar.
La luz parecía caminar por la superficie del collar. Iluminando unos símbolos, ocultando otros. Dándole un aspecto de algo más...
—Lo encontraste —murmuró Tarnie, sin aliento—, de verdad lo encontraste.
Anthie no contestó. Todavía sentía todo surreal, solo podía tragar saliva y respirar con lentitud. Sid miró de ella al collar varias veces en silencio, antes de abrir la boca.
—¿Estás segura de que es ese? —ladeó la cabeza— No quiero sonar como…
—Sí lo es —interrumpió Anthie—, es justo como lo describió la directora.
—El collar de Eilidh —Tarnie ni siquiera parpadeaba—, llevamos años sin hacer los rituales navideños por falta del collar de Eilidh…
Anthie volvió a tragar en seco. Recordaba la historia que le había contado su abuela desde pequeña. Cada tres años, era tradición de su pueblo rendir un tributo a los espíritus de la magia a través de una ofrenda de energía vital acumulada por los Guardianes en el Collar de Eilidh. Lo llamaban el Ritual de Vita Lumen. Eso garantizaba la suerte, prosperidad y sobretodo, energía mágica, por los siguientes tres años.
—Pero ¿cómo…? —Sid se estrujó el cabello— No entiendo por qué apareció…
—¿Eso qué? ¡Hay que llevarlo al Castillo! —chilló Tarnie, moviéndose de un lado a otro—. Antes de que sacrifiquen a más personas la noche de Navidad.
—¿Recuerdan el nombre de la calle frente al castillo? —Anthie dobló el collar y lo metió en su bolsillo del pantalón—. Necesitamos tele-transportarnos ya.
Si no se hacía el ritual, se ofrecía una vida inocente y una vida culpable para remediar la energía vital. Un sacrificio obligatorio para evitar que el desastre y la oscuridad cayeran en el pueblo por más de una década. Un invierno donde nunca nevaba, tifones, terremotos, sequías y pérdida de la magia. La última vez que había sucedido, un pueblo entero dejó de existir. Solo quedaban ruinas…
—¿Qué pasa si creen que tú fuiste la ladrona? —chilló Sid, moviendo las manos.
—¡Eso es estúpido!
—Sid, hace 6 años a penas sí sabía hacer encender una luz con magia. Pueden revisarme los recuerdos si quieren, ¡ahora sujeta mi mano!
Hacía casi 6 años, el collar había sido robado. Mandado a lo desconocido. Nadie supo cómo, ni porqué. Y sin importar los esfuerzos de los más grandes hechiceros de investigación, fue inútil. No había rastros. Sospechaban que había sido por causas de venganza contra los Reyes de esa época. Y en el ritual siguiente, se tuvo que sacrificar a la nieta real y al anciano mayor del consejo. Y este año, se había tomado la decisión de escoger cuatro personas del público común. Mientras más vidas se sacrificaban, mejor prosperidad para el pueblo en el futuro.
Pero también era algo cruel e inhumano. Y la razón por la cual su pueblo luchaba en las reuniones con los Reyes, hasta ahora, de forma diplomática. No obstante, todos sabían que eso estaba al cambiar. Tarde o temprano, alguien lanzaría el primer maleficio para mantener a su familia a salvo de ser elegida para el sacrificio.
—Saben que nos pueden arrestar por aparecer sin avisar, ¿verdad? —Sid se remojó los labios—. Y la verdad es que no quiero que me arresten-
—Deja de hablar, ¿vienes o te quedas?
Mientras ellos dos discutían sobre las posibilidades de ser arrestados o no, Anthie recitaba el hechizo con un murmuro tan bajo como se lo permitía su tono de voz. Sus palabras casi no se distinguían, pero hacía efecto porque sentía un cosquilleo en la palma de sus manos y en la boca de su estómago. La tele-transportación era difícil, más si era así de rápido y para un lugar desconocido con tanta protección.
Pero tenían que intentarlo. La vida de los inocentes y todo el futuro dependía de ello. Y se rehusaba, por toda la magia de la vida, a pasar otra Navidad con un Ritual que sacrificaba vidas humanas.
Debajo de uno de los botes, en una esquina, allí estaba. Lo levantó del suelo y casi se le cae otra vez al verlo bien. Se quedó congelada, como la pared de cemento a su derecha.
Con dedos temblorosos, sacó el collar de la funda y lo sostuvo en alto frente a su cara. Sus ojos redondos observaron el collar con detenimiento. Sus cejas despeinadas se fruncieron y entreabrió la boca sin darse cuenta. Tenía una cadena de plata delgada, como si fuera una trenza de cuatro diminuta. El dije era una forma abstracta, alargada y curvea, como si fuera un gusano enrollándose, pero congelado a mitad de camino. Parecía ser de una piedra preciosa, con un grabado de letras irreconocibles por todo el gusano.
—Esto es…
Sus cejas llegaron hasta el final de su frente y soltó un grito ahogado. Su corazón latió con furia y parpadeó con lentitud varias veces, asegurándose de que no estaba viendo ilusiones. Su sorpresa era tal que no reparó en el perro olfateando su pierna y siguiendo de largo, metiendo la cabeza en el bote de basura que tenía al frente.
Y como si hubiesen presionado un botón, Anthia sacudió la cabeza y salió trotando hacia su casa. El sol se había ocultado hacía poco y las estrellas estaban comenzando a adornar el panorama, en conjunto con las luces navideñas colgadas en los árboles del vecindario.
En su pueblo no había nieve, porque vivía en un pedazo de tierra tropical que nunca bajaba a menos de 18 grados Celsius. Aun así, la comunidad no perdía tiempo, y aprovechaba la época navideña para colgar aguinaldos, luces, muérdagos, bastones y demás por todas las calles. Los hechiceros encantaban los adornos para que tocaran música y se planeaban fogatas para las familias.
Sin embargo, Anthia bloqueó todo eso al trotar por la acera. Ignoró los niños jugando con un Santa Claus inflable, ignoró los villancicos sonando a lo lejos y a la señora coja regalando dulces de azúcar en la esquina. Incluso el sudor que le bajaba por la nunca, mojando sus rizos oscuros —lo que usualmente le irritaba. Solo se concentraba en el collar apretado entre sus dedos.
Trotó sin parar hasta llegar a su casa: la de madera verde manzana con la chimenea torcida. Giró su mano dos veces en el sentido de las manecillas del reloj y la puerta se abrió por sí sola, y se cerró detrás suyo cuando entró. Dobló por el pasillo y bajó al sótano a toda velocidad, respirando con la boca abierta.
—¡Por fin llegas! —exclamó una voz femenina— ¿Acaso viniste corriendo? ¡Tenemos que preparar la cena!
—¿Por qué estás con las manos vacías? ¿Dónde está mi pastel? —agregó otra voz, esa vez masculina.
Eran sus mejores amigos. Sid, una chica de cabello naranja aplastado y uñas semi-pintadas de negro. Y Tarni, un chico calvo con ojeras debajo de sus ojos pequeños y una panza de pachongo. Él miraba a Anthie con cara de pocos amigos, labios fruncidos y brazos cruzados.
Anthie los miró sin decir nada por un momento. La cena… ¡su compartir navideño! Quiso pegarse en la frente. Había salido a comprar lo que faltaba para la cena, que tenían cada fin de año tras acabar otro curso de hechicería en la Academia. Pero luego recordó la visión, así que sacudió la cabeza y se acercó a ellos con rapidez.
—Encontré algo mejor que eso —explicó Anthie, sintiendo el collar en la palma de su mano—. Tuve una-
—¿Qué puede ser más importante que mi pastel de manzana? —chilló Tarnie, estirando los brazos.
—¡Deja que hable! —Sid le propinó un codazo.
—¡Ay…! —Sid le tapó la boca al mismo tiempo que Anthie habló.
—Tuve una visión a mitad de camino —Anthie alzó la voz y dio un pequeño salto—, y luego terminé en un bote de basura, no sé buscando qué. Ya saben, no puedo controlarlo y a veces termino…el punto es, ¡encontré esto!
Levantó su brazo y dejó caer el collar, sujeto por la cadena de trenzas de plata por sus dedos. El collar destelló bajo la luz del sótano, que solo eran velas que flotaban por sí mismas por la magia. Sid abrió la boca y dejó caer el brazo que tapaba la boca de Tarnie, que también se encontraba boquiabierto. Ninguno quitó los ojos del collar.
La luz parecía caminar por la superficie del collar. Iluminando unos símbolos, ocultando otros. Dándole un aspecto de algo más...
—Lo encontraste —murmuró Tarnie, sin aliento—, de verdad lo encontraste.
Anthie no contestó. Todavía sentía todo surreal, solo podía tragar saliva y respirar con lentitud. Sid miró de ella al collar varias veces en silencio, antes de abrir la boca.
—¿Estás segura de que es ese? —ladeó la cabeza— No quiero sonar como…
—Sí lo es —interrumpió Anthie—, es justo como lo describió la directora.
—El collar de Eilidh —Tarnie ni siquiera parpadeaba—, llevamos años sin hacer los rituales navideños por falta del collar de Eilidh…
Anthie volvió a tragar en seco. Recordaba la historia que le había contado su abuela desde pequeña. Cada tres años, era tradición de su pueblo rendir un tributo a los espíritus de la magia a través de una ofrenda de energía vital acumulada por los Guardianes en el Collar de Eilidh. Lo llamaban el Ritual de Vita Lumen. Eso garantizaba la suerte, prosperidad y sobretodo, energía mágica, por los siguientes tres años.
—Pero ¿cómo…? —Sid se estrujó el cabello— No entiendo por qué apareció…
—¿Eso qué? ¡Hay que llevarlo al Castillo! —chilló Tarnie, moviéndose de un lado a otro—. Antes de que sacrifiquen a más personas la noche de Navidad.
—¿Recuerdan el nombre de la calle frente al castillo? —Anthie dobló el collar y lo metió en su bolsillo del pantalón—. Necesitamos tele-transportarnos ya.
Si no se hacía el ritual, se ofrecía una vida inocente y una vida culpable para remediar la energía vital. Un sacrificio obligatorio para evitar que el desastre y la oscuridad cayeran en el pueblo por más de una década. Un invierno donde nunca nevaba, tifones, terremotos, sequías y pérdida de la magia. La última vez que había sucedido, un pueblo entero dejó de existir. Solo quedaban ruinas…
—¿Qué pasa si creen que tú fuiste la ladrona? —chilló Sid, moviendo las manos.
—¡Eso es estúpido!
—Sid, hace 6 años a penas sí sabía hacer encender una luz con magia. Pueden revisarme los recuerdos si quieren, ¡ahora sujeta mi mano!
Hacía casi 6 años, el collar había sido robado. Mandado a lo desconocido. Nadie supo cómo, ni porqué. Y sin importar los esfuerzos de los más grandes hechiceros de investigación, fue inútil. No había rastros. Sospechaban que había sido por causas de venganza contra los Reyes de esa época. Y en el ritual siguiente, se tuvo que sacrificar a la nieta real y al anciano mayor del consejo. Y este año, se había tomado la decisión de escoger cuatro personas del público común. Mientras más vidas se sacrificaban, mejor prosperidad para el pueblo en el futuro.
Pero también era algo cruel e inhumano. Y la razón por la cual su pueblo luchaba en las reuniones con los Reyes, hasta ahora, de forma diplomática. No obstante, todos sabían que eso estaba al cambiar. Tarde o temprano, alguien lanzaría el primer maleficio para mantener a su familia a salvo de ser elegida para el sacrificio.
—Saben que nos pueden arrestar por aparecer sin avisar, ¿verdad? —Sid se remojó los labios—. Y la verdad es que no quiero que me arresten-
—Deja de hablar, ¿vienes o te quedas?
Mientras ellos dos discutían sobre las posibilidades de ser arrestados o no, Anthie recitaba el hechizo con un murmuro tan bajo como se lo permitía su tono de voz. Sus palabras casi no se distinguían, pero hacía efecto porque sentía un cosquilleo en la palma de sus manos y en la boca de su estómago. La tele-transportación era difícil, más si era así de rápido y para un lugar desconocido con tanta protección.
Pero tenían que intentarlo. La vida de los inocentes y todo el futuro dependía de ello. Y se rehusaba, por toda la magia de la vida, a pasar otra Navidad con un Ritual que sacrificaba vidas humanas.
- INFO:
- • Título: El Destello Azul
• ¿Qué es lo que deseabas transmitir con tu relato? No es "Navidad" exactamente, en el sentido de que no es la navidad común. Al menos en mi opinión. Ni siquiera sé si cuente, pero quería transmitir qué sucedería en una situación de aparente conflicto en una época donde se supone que todos deben estar felices. Quise dar el a relucir el aspecto de la Navidad cuando no se la pasa tan bien como se dicen en las historias de "todos son felices". Pero que a pesar de todo lo malo, si uno lucha y desea lo mejor, lo mejor vendrá. Sea como sea.
• Número de palabras: 1450 (sin el título)
hange.
Re: Taller de escritura
¡Gracias a todas por los escritos! A lo largo de esta semana subiremos la tercera y última parte del taller. Las reseñas del escrito y la sinopsis las daremos conjuntamente al finalizar la actividad. Pedimos disculpas por la tardanza. Un saludo.
indigo.
----
Temas similares
» Taller de escritura {Inscripciones
» Taller de escritura
» Taller de escritura.
» Taller de Escritura.
» Taller de Escritura
» Taller de escritura
» Taller de escritura.
» Taller de Escritura.
» Taller de Escritura
O W N :: Actividades :: Actividades :: Talleres
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.