Never Ever.

Bienvenidos a la parte dos de mi "No se que estoy haciendo"

Había una vez, por aquel año del 2013, una chica. Esta chica no era famosa, como las de la televisión, como las que modelan o  como las que cantan. No, esta chica veía la televisión, hacia un intento por estar delgada y cantaba en la ducha.  No era la mas bonita, ni tenía el mejor cuerpazo, no era la mas popular, ni tenia chicos detrás de ella. Esta chica comía mucho, no tenía muchos amigos y no era importante para nadie.
Esta chica sabía que eso no era lo importante, ella sabía que lo que en realidad importaba era lo interior. Por eso, nunca se preocupó por estar en forma, o vestirse mejor que los demás. Esta chica siempre buscaba ayudar a los demás, apoyarlos y guiarlos.
Y eso a nadie le importo. Nadie veía su gran corazón. Toda su vida estuvo rodeada de personas hipócritas, presumidas, malcriadas, egocéntricas y convenencieras. Nunca supo lo que era el amor.
Toda su vida sufrió en silencio, era buena con las mentiras y toda su vida fingió tener una vida perfecta, sin los problemas que en realidad tenía.
Pero esa chica se cansó, como todos llegan a cansarse en algún momento. Se prometió a si misma que nunca sería como esas personas que la rodearon por años. Ella nunca jamás volvería a sufrir por los mismos errores que un día sufrió. Nunca jamás volvería a dejar su corazón experimentar. Nunca jamás confiaría en extraños, en pasajeros que llegaban a descansar en su vida.
Era una promesa que jamás rompería, la promesa del nunca jamás. Y lo cumplió.

Es algo que no podemos evitar, en algún momento llegas a echar de menos aquellos tiempos. Es inevitable no sentir la gran necesidad de volver a atrás, de recordar como era todo antes y darte cuenta de lo que ha cambiado y de lo que no lo ha hecho y lo que nunca lo hará.
Es por eso que, de vez en cuando, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] No para extrañar aquellos tiempos. Sino para saber que estas tomando el camino que en aquel momento prometiste seguir.

Mis manos tiemblan, siento en mi pecho un pequeño piquete. El conocido sentimiento de susto está presente y todo por un motivo, el regresar a clases.
Tal vez debería de estar loca, no puedo tener miedo a un lugar en el que he vivido durante doce años y medio. Pero me aterra pensar que al llegar habrá algo diferente.
Tengo un mal presentimiento. Debo estar loca.

¿Alguna vez se han puesto a pensar, que si nunca te hubieras enamorado, o si no te gustara nadie, todo sería más fácil?
Eso, lo pienso en este momento.
Nunca he tenido una relación de esas grandes y verdaderas relaciones. Ni siquiera una pequeña relación.
Pero les puedo asegurar que el “corazón roto” lo he tenido un par de veces. Porque para llegar a tener el corazón roto, no se necesita estar en una relación. Para los que nunca han tenido un corazón roto, que suerte tienen, no han tenido que pasar por el sufrimiento que conlleva.
La historia de mi corazón roto, es algo única. De hecho, pienso hacerlo una novela, pero claro, con un final feliz. Si, mientras unas sufren, otras lloran, otras escriben canciones de desamor, otras destruyen cartas y regalos, otras ven películas sin final feliz, y otras comen helado; bueno, yo pensaba en escribir una historia sobre lo terrible que es el amor.
Lo conocí, sin querer conocerlo, y me enamore de él, sin querer hacerlo. Yo me encontraba en clase de Ciencias, la última hora antes de salir al receso, recuerdo que ese día tenía mucha hambre. Y cuando no Cuando sonó la campana, fui la última en salir, el punto fue, que mi amiga me estaba esperando en la puerta del salón y como cualquier día nos encaminamos hacia la cafetería. De camino fuimos escuchando la conversación de unas chicas de prepa, decían que había llegado un nuevo alumno.
Déjenme decirles que cuando llegaba alguien nuevo era un gran tema de interés porque, primero, no siempre entraban personas nuevas y segundo, muy rara vez entraban a mitad del ciclo escolar.
A diferencia de otras compañeras, que al haber escuchado la noticia, hubieran corrido a verlo, lo que menos quería yo, era perder mi tiempo en ver a alguien, cuando podía estar comiendo algo.  Así que seguí mi camino.
Al pasar por el campo de futbol volteé a ver si ningún balón venia en mi dirección, pero en lugar de mirar algún balón, me encontré con un chico; que no vestía con el uniforme del colegio, este en cambio era remplazado por un pantalón de mezclilla y una sudadera roja, para nada llamativo, recuerdo que pensé que en ese momento quería hacerse notar.
Mi acompañante al ver que había reconocido al nuevo visitante me dijo su nombre y un par de cosas, como que había sido novio de una compañera suya, como que lo habían expulsado que su anterior escuela, como que fumaba y tomaba. Tenía muchos problemas, o tiene.
No le preste atención a la información, pero no puedo mentirles que me quede viéndole. Lo estaba analizando con la mirada, él corría por toda la cancha y su cabello se movía gracias al viento.
De un momento a otro, mientras seguíamos caminando, el volteo a verme, como si alguien le estuviera hablando, yo era la única que lo miraba en ese momento y sentí vergüenza; lo único que pude hacer fue voltear la mirada y caminar más rápido.
Eso fue el principio de todo. Una mirada, que pronto se volvería en mas.

Con el paso de los días volteaba a verme, sobre todo en recreo. Cuando iba caminando a la cafetería, cuando me detenía a tomar agua del bebedero, cuando caminaba hacia el baño y él estaba fuera de clases, cuando estábamos en la salida, en la entrada, en los eventos de la escuela. ahora que recuerdo, el grabo mi baile el día de las madres.
Mirarnos, era como una promesa, una que nunca dijimos.
Michas veces podía observarlo verme, otras él veía viéndole, nunca dijimos nada, me conformaba con mirarlo todo el tiempo que podía. Y así termino el año, yo sabía más cosas de él, supongo que también sabia cosas sobre mí. Y ninguno se acercó al otro a hablar, ni siquiera cuando éramos conscientes de que en ocasiones nos quedábamos mirándonos directamente, pupila con pupila.
Pase al último año de Secundaria y él al último de Prepa. Es tres años mayor que yo, tres años que nunca pasarían a ser algo más que eso. Como nosotros.
Aunque, uno siempre tiene una pequeña chispa de esperanza, la mía un día se extinguió. Lo vi, a la salida, besándose con una chica de su grupo. Lo peor fue que él sabía que yo los miraba. Supe que todo había acabado. No todo, más bien nada. ¿Cómo iba a acabar algo que ni siquiera había empezado? Me sentí estúpida; empezaba a crecer mi chispa, cuando murió.
Aun así, yo seguía viéndole, seguí cumpliendo mi promesa, a pesar de que ya todos sabíamos que el tenia novia, que era oficial, que ya no volteaba a verme. Aun así, yo lo miraba, todo el tiempo que podía; aun cuando estaba con ella.
Mi momento favorito del día era el recreo, porque mientras yo estaba sentada debajo de un árbol junto con mi amiga, él se ponía a jugar futbol, entonces el momento era nuestro, aun cuando cada quien estaba en lo suyo. Entonces lo podía ver correr en el campo, persiguiendo el balón. Y me encantaba verlo, su cabello moverse con el viento y su nariz respingada cuando hacía gestos. Me daban ganas de tocar su nariz.
Hasta antes de salir de vacaciones lo seguía viendo y seguía encantándome. En muchos momentos me dieron ganas de acercarme y hablar con él, pero tengo miedo. Si estuvieras en mi lugar, también tendrías miedo.
Aun después de tanto tiempo, sigo sin comprender como es que aquel desconocido pudo significar tanto para mí y como pudo hacerme sufrir más de lo que había sufrido alguna vez. Me duele verlo, porque al parecer, él no tiene ni idea de lo que está pasando, de lo que es parte, pero sobre todo, de lo que esta ocasionando. Y no lo culpo, no tiene ni idea de lo que sucede. Simplemente fui yo la que no dejo de mirarlo nunca, la que no termino con eso y siguió su camino.
Me prometí que lo olvidaría, que dejaría de pensar en él, pero eso es algo que no he logrado y tal vez nunca logre.
Es más, es algo que no quiero olvidar. Porque como ya dije, uno siempre tiene una pequeña chispa de esperanza.

Algo ha muerto dentro de mi. Ahora me encuentro cargando el cadáver de mi corazón.

Es curiosos como puedes salir de un problema y estas en otro en un abrir y cerrar de ojos.
Lo bueno dura poco, creo que tengo que acostumbrarme a no tener ningún momento en paz.
Hay problemas, más grandes que los míos. Y lo sé. Pero todos y cada uno de los problemas del mundo, son una carga para alguien.
A veces me pregunto porque soy así, soy tan idiota e ingenua. Porque cometo los mismos errores. Sera que a mí me gusta sufrir, no. Yo odio el sufrimiento, me enferma el enojo, detesto el malestar. No me gusta sufrir, pero yo lo ocasiono.
Tal vez no soy consciente de lo que hago. Tal vez esto es una pesadilla. Tal vez la música si me ayuda a no escuchar los  problemas. Tal vez todo lo que sufro será compensado con algo bueno en el futuro. O tal vez no, y estoy destinada a sufrir siempre.

Tengo ganas de hacer pipi.
¿Que?, ¿nunca has leído algo así?
No me quiero ir, pero no puedo irme y dejar onlywn abierto. Seria mi fin. Nadie debe saberlo. Quisiera contarte mas. Pero ya no hay tiempo. Se que me arrepentiré, yo lo se.

Nunca en mi vida había estado tan cansada.

Debería estar estudiando, pero no quiero hacerlo. Odio cuando empiezan exámenes, se puede sentir el estrés en el aire.
Tengo tres exámenes mañana, dos no me importan mucho, pero uno si. Es mucho lo que tengo que hacer. Sin contar los proyectos y presentaciones que tenemos esta semana.
Me jode, quisiera no tener que preocuparme por nada.

Me han escrito las palabras mas bonitas que pudieron haberme escrito. Y estoy tan feliz, eso me hizo recordar que no estoy sola y que tengo un hombro en el cual llorar. Aveces las mejores personas no son las que uno piensa que son. Se podría decir que estoy recibiendo la recompensa de todo el sufrimiento vivido.
Espero que el sol no se esconda detrás del sufrimiento, espero que brille durante mucho tiempo mas.

Estoy ahí, para ti. Aun que tu no lo veas.

Es sin dudar, de las mejores canciones de la historia. Me encanta.
Recuerdo que la primera vez que la escuche llore y cuando Taylor la canto en los grammys fue, ahh.
Es una historia tan triste, pero al mismo tiempo tan fuerte. Ahh el amor.
Luego llegas a la parte del ser honesto y el pedazo de papel, y,  y es como, no. Y sufres. Y luego el All Too Well.
Tiempo paralizado, y el buscar una vieja yo, no encontrarla. Los días largo y las noche cortas en las que mjm. Luego camina sola a casa.
Y sigue el silencio, por unos segundos...
Pero la bufanda todavía la conserva, esa, de las primeras semanas de verdad. Porque le recordaba algo y olía a ella. Y no podía dejarla, porque lo hacia recordar todo tan bien.
Lo amaba tanto, antes de perder la única cosa real que alguna vez tubo. Fue raro, ella estaba ahí y lo recuerda. Todo Tan Bien.
Con el viento, el estaba ahí, el lo recuerda. Todo. Debajo de las escaleras, también lo recuerda todo.
Es tan ¡hdjsfjds! La odio tanto, mugre Taylor y mugre poder de las palabras.

Mis ojos duelen, mis parpados pesan, mi espala pide un descanso. Pero mi cuerpo no acepta las ordenes que mi cerebro le manda. Este en cambio, quiere hacer lo que le plazca.