El Anticristo

ikhôr escribió: 

— ¡Mi voz, escuchen mi voz! Mediocres, son unos miserables mediocres. Reprimiendo sus deseos por una estúpida voz en sus subconscientes creada por los mismos superiores para que se conviertan en unos neuróticos. ¡Les están comiendo la cabeza! ¿Todo por un Dios, un ser celestial que los guía entre el infierno y el cielo? ¡Já, cada vez más notoria su mediocridad! Unos seres inseguros son los que estoy viendo, inseguros que no tienen fe en sí mismos, reprimiendo cada deseo por un edificio y un todopoderoso. ¡Que el mundo no progresa, que la tecnología moldea las cabezas de los pequeños como arcilla! Patético. ¿Dónde están sus mentes? ¿Ocupadas y preocupadas por ir al cielo? Pues no existe ningún cielo. Moralistas idiotas. Celebrando por algo logrado por nosotros y agradeciéndole a Dios. Estupideces, no más que estupideces. ¡Y me miran como si fuese un loco! ¡Ustedes son los locos, todos están locos! ¡Dementes, desquiciados, enfermos…! 

ikhôr escribió:

¿Qué se puede decir ante esto? No sabés lo que te agradezco esto que escribiste, de verdad. Sólo soy una aficionada y me queda mucho por aprender de la escritura, pero aun así valoro que te haya gustado Edward, lo que él significa y lo que significa el escrito en sí para mí, porque con El Anticristo siento que di un gran paso. 
Y si hay algo que Edward tenga y lo haga increíblemente loco, es la falta de moral, y aunque parezca extraño siempre pensé que eso le había llevado a decir semejantes cosas frente a toda esa gente aquel día, y se siente orgulloso, pues siguió sus ideales. Aunque no puedas ir y gritarlo como te gustaría (sea esa opinión anti-religiosa bastante nietzscheana -admito- o cualquier otra), siempre podés hablarlo con gente cercana sentado en un simple comedor hasta llegar a cambiar la mente de otro, o mejor, que te la cambien a vos de manera positiva. 
Mil gracias. [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] 

wanheda escribió:

No importa cuántos libros haya leído o vaya a leer sobre el Holocausto. Siempre me quedo con la horrible sensación de que no conoceré las millones de historias que se perdieron junto con los nombres y las vidas de quienes debieron tener la oportunidad de contarlas.