Poséeme |Zayn Malik| 1

Capitulo Uno

El viento soplaba a mi favor, las lluvias habían cesado pero habían dejado charcos por todos lados trataba de ignorar el barro que ahora estaba pegado a la suela de mis zapatos mientras caminaba zigzagueando de aquí para allá tratando de evitar los charcos de lodo debajo de los gigantescos abetos que conformaban una pequeña parte del bosque que había en el internado; quizás había sido una horrenda idea salir con este clima pero estaba cansada de estar encerrada todo el día y aun mas estar aguantando al aburrido profesor de química. Llegue hasta la colina, donde me podía sentar por horas a observar el panorama, Venecia era sin duda un lugar bellísimo aunque con las lluvias se desbordaban los canales. Este pequeño lugar estaba reservado solo para mí con todo el bullicio en el internado no había un lugar donde pudiera estar sola y pensar, ni siquiera en la biblioteca.

Había estado en este internado desde los catorce años, mi padre siempre ha buscado una manera de mantenerme alejada después de la muerte de mi madre no quiere verme ni en pintura, siempre me ha culpado por eso y quizás estaba empezando a influir en mi, quizás si había sido mi culpa. Por suerte ya era mi ultimo año en este lugar, no tenia deseos de ir a la universidad había estado suficiente tiempo encerrada, con tan solo diecisiete años solo sabía que era la casa, la biblioteca y el internado. Necesitaba un tiempo para viajar, salir de mi burbuja, conocer personas nuevas, no lo sé.

Me senté en el césped junto a un árbol como respaldo sintiendo la carrasposa corteza en mi espalda, faltaba muy poco para que terminara ese libro que llevaba siglos leyendo y que por las tareas y todo eso no me había quedado tiempo de terminar. Algunos rayos de sol se asomaron a través de las nubes grises tiñendo una parte de la colina, la brisa hizo crujir algunas ramas. Bajo los árboles las sombras eran cada vez más oscuras suspire y menee la cabeza tratando de ignorar mis pensamientos y concentrarme en el libro.

Un cosquilleo en mi nuca me causo un fuerte escalofrió, mordí mi labio inferior y mire a todos lados, en busca de alguna respuesta pero como me lo esperaba no había nada. Me frote los brazos tratando de borrar la piel de gallina que me había producido, pensé por un momento soltar mi cabello pero solo era mi imaginación, no había nadie, nadie se atrevería a romper las reglas y venir hasta acá ¿oh si?

Todo es producto de tu imaginación Helen, no seas estúpida.

Seguí sumergida en mi libro, mordí mi labio inferior al imaginarme la típica escena de amor de los dos protagonistas, entre besos y caricias, anhelaba que algún día me sucediera algo parecido pero en este mundo donde el criterio de belleza era ser rubia, de piel rosada y con cuerpos que cualquiera anhelaría no había lugar para una castaña patética debilucha como lo era yo. Varias hojas cayeron sobre mi cabeza y una que otra en el libro y piernas, suspire y las aparte de mi cabeza, ignorando todo mal presentimiento.

— ¿Por qué tan sola pequeña? ¿No tienes miedo? —esa fue la gota que derramo el vaso, esa voz provoco un cosquilleo en mi vientre que se esparció a lo largo de mi cuerpo, mi corazón comenzó a latir con furia contra mis costillas y apostaba que estaba por perforar un agujero para salir de mi cuerpo. Me puse de pie buscando por todos lados al dueño de aquella voz pero no había nada—. Aquí arriba preciosa.

Dirigí mi vista hacia arriba del árbol, en una de las ramas se encontraba un chico quizás era de ultimo año pero jamás lo había visto en ninguna clase, estaba fumando un cigarrillo, tenía el cabello negro tal azabache la camisa del uniforme con los primeros botones abiertos y la corbata enrollada en su mano. No podía observarlo muy bien desde aquí ya que estaba hasta arriba del árbol.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —pregunte. Era algo estúpido, lo reconocía pero no sabía que decir el miedo se había apoderado de todo mi cuerpo él se reincorporo y me dedico una penetrante mirada, tenía los ojos oscuros pero no eran negros, quizás cafés. El rio entre dientes, un sonido profundo y melodioso.

— ¿Y tú? —pregunto. Con el cigarrillo en la boca bajo hasta donde estaba, sin ningún rasguño si yo hubiera hecho algo así seguro me hubiera roto una pierna. Pude observarlo mejor, tenía los ojos cafés preciosos unas largas y finas pestañas los adornaban, su barba creciente que se esparcía a lo largo de su barbilla y mejillas, era alto y de buen semblante, era sin duda muy hermoso. Trague en seco cuando tiro la cotilla del cigarro y la aplasto con el pie.

—Yo pregunte primero —murmure. El sonrió y dio un par de pasos acortando la distancia que nos separaba, por inercia retrocedí pero él no dejo de caminar—, deja de acercarte —susurre y una sonrisa traviesa recorrió su rostro, era un completo desconocido que ya había descubierto que me intimidaba.

—Soy nuevo, me perdí —se encogió de hombros— Ahora tu responde, ¿Qué hace una chica buena rompiendo las reglas? ¿No tienes miedo de andar tu sola en el bosque? —Enarco una ceja, sus ojos me miraban expectantes, quite la mirada tratando de encontrar las palabras correctas— Mírame y responde preciosa.

No tenía ni las más mínima idea de que me pasaba con este hombre, ni siquiera lo conocía como para temerle o para que me intimidara de la forma que lo estaba haciendo, pero se había presentado de una manera tan extraña y no tenía sentido, cualquier chico normal hubiera preferido seguir ahí arriba a hablarle a una rara que corre en medio del bosque solo para estar sola y leer, respire hondo y lo mire

—No te importa lo que haga o deje de hacer —retrocedí aun mas con el libro entre mis manos que estaban sudorosas sin motivo aparente, choque con el tronco del árbol, ¡maldición! El sonrió y se acerco a mí, apoyándose con una mano en el tronco acortando mucho mas la distancia que había entre los dos, me miraba fijamente, lo tenía demasiado cerca y no tenía ni la menor idea de que hacer al respecto— ¿Qué es lo que quieres?

—Quiero muchas cosas mi cielo, pero justo ahora solo deseo observarte —me acerco a él, lo suficiente para que nuestros cuerpos rozaran, su mano estaba en mi espalda baja haciendo péquenos círculos con su pulgar aquel contacto causaba que todos los nervios de mi cuerpo se pusieran alertas. Mis piernas flaqueaban, alrededor de mis tobillos se arremolinaba el hielo frio y seco, deseaba desplomarme en sus brazos.

—No sé quién eres, si esto es una broma puedes parar ya —balbucee y coloque mis dedos en su pecho descubierto, fue imposible no notar algunos tatuajes que se encontraban en este, con toda mi fuerza de voluntad lo observe. Había deseo en sus ojos cualquiera lo notaria—, por favor suéltame, solo he venido aquí a leer y si quieres decírselo a las hermanas, adelante.

Después de un momento el me soltó y se alejo, su ceño se frunció ligeramente pero no dice nada mas solo me regala un asentimiento torpe y restringido. Cualquier rastro del chico extrovertido y sexy de hace unos minutos había desaparecido, menudo hombre bipolar. Lo observo detenidamente, delineando cada facción de su perfecto rostro y cuerpo, trataba de descifrar sus pensamientos pero no obtengo nada más que solo una plena confusión.

—Yo emm... —no sabía que decir pero quería romper el silencio incomodo que había llegado hasta nosotros, maldije por lo bajo al notar el nerviosismo en mi voz y juguetee un poco con el libro que tenía en mis manos—. Umm... Creo que me voy, emm, hasta pronto.

Di media vuelta y comencé a caminar sin esperar respuesta de su parte sin embargo su voz interrumpió mi camino.

—Helen —mordí mi labio inferior al escucharlo decir mi nombre, jamás había sonado tan melodioso como ahora, me estremecí por completo y cerré los ojos tratando de controlarme, ¿Cómo diablos sabia mi nombre? Ni siquiera me conocía, ni siquiera lo había visto por el internado. Di media vuelta para confrontarlo pero ya no estaba, no había ningún rastro de él. Esto era una broma.

Menee la cabeza soltando un suspiro y seguí mi camino. Me sentía observada, sentía esa sensación como cuando pasaba al frente de la clase y todos me miraban esperando algo de mí. Había girado varias veces para ver si alguien me seguía pero como lo suponía no habían más que árboles y arbustos en todos lados; llegue al campus todos ya estaban ahí incluyendo a Jenn mi mejor amiga la cual estaba por las bancas hablando con un chico. No había escuchado las campanas cosa muy extraña a decir verdad ya que siempre era un ruido sorprendentemente estruendoso.

Me tomaron del codo haciéndome girar, tenia al frente a un lindo chico de cabellera rizada y ojos preciosos de color verde con una hermosa sonrisa en el rostro que me influía un fuerte sentimiento de tranquilidad, joder ¡estaba guapísimo! sonreí con timidez y me soltó.

—Lo lamento —susurro y extendió un papel hacia mi—, ¿Es tuyo? —Tome el papel y lo abrí, eran un par de notas de la clase de biología lo mire un poco dudosa y asentí para luego meterlo en medio del libro—, se te cayo.

—Emm gracias —sonreí y asintió— Supongo que eres nuevo...

—Sí, así es... Quizás me puedas ayudar a encontrar el salón de arte, es mi próxima clase —agito su cabello reiteradamente, asentí ligeramente y el amplio su sonrisa—, ¿Vamos?

Asentí, comenzamos a caminar. Mire una vez más a Jenn pensé en que quizás se enfadaría conmigo por dejarla sola pero se trataba de un chico jodidamente guapo, me había pedido a mí que lo llevara a la clase de arte ¡a mí! y no a Megan y sus estúpidas amigas, cosa realmente extraña y eso todos lo notaban ya que muchas chicas incluyendo chicos se preguntaban que hacia este tipazo con una de las raras del internado. Sonreí triunfante, solo quería disfrutar de este pequeño momento de fama.

Deje al chico en la clase de arte quien me agradeció con otra hermosa sonrisa, no me dijo quien era o cual era su nombre y yo tampoco se lo pregunte, no había razón para hacerme ilusiones. Camine directo a mi habitación, esta era la última clase y después de lo que paso en el bosque no tenia ánimos de nada y perder otra clase no me haría tan mal.


Abrí los ojos de golpe clavándolos en el blanquecino techo de la habitación, con el corazón latiendo con furia contra mis costillas, solo ha sido una pesadilla tranquila Helen, me repetía a mi misma tratando de controlar mi respiración. Mire la hora las dos y media de la madrugada, justo en la hora más placentera del sueño. Respire hondo y me senté en la cama cubriéndome mas con la sabana al sentir una suave brisa chocas contra mis brazos y piernas desnudas, dirigí mi vista a la ventana notablemente abierta, las cortinas venían de aquí para allá siendo arrastradas por las ráfagas de viento, juraría que la había cerrado o quizás eso también me lo imagine. Y de nuevo sentí como alguien me observaba y se burlaba de mi en la oscuridad, esa sensación combinada con el miedo albergaron mi cuerpo, fue entonces cuando la ventana se cerro de golpe trague en seco y con temor observe a todas partes.

Esto es solo el comienzo pequeña.

Esa voz invadió mi mente de un momento a otro me sentí mareada, mi respiración comenzó a fallar al igual que mi visión, quería gritar pero de mi boca no salía nada lo último que recuerdo fue la plena oscuridad.