24 floors.

24 pisos, arriba del departamento más alto de la calle principal. Miro hacia arriba, el sol está brillando para mí, no hay ninguna nube que interrumpa la vista. Bajo la mirada, un sinfín de autos pasan a gran velocidad, las personas caminan por la vereda sumergidos en su propio mundo, apuesto un millon de dólares a que no me notarán. En estos momentos existe una delicada línea entre mi vida y la muerte.

Por mi cabeza pasa mi familia, ¿cómo se sentirán por esto? ¿Me extrañarán? Seguro que sí, son mi familia, mi sangre. Unos dirían que es egoísta lo que estoy haciendo, pero si tan sólo se informaran mejor de mi situación tal vez cambien de idea. No tengo un enfermedad terminal, solo estoy cansada de su fantasma.

Semanas, días, horas, segundos. Tu fantasma estuvo presente en mi cabeza y con él los recuerdos dolorosos. A veces, me siento en aquel sofá bordo, donde solíamos sentarnos y disfrutar de un cálido momento, ahora solo estoy yo y una botella de whisky. Tu favorito.

Una ráfaga de viento me toma por sorpresa, mis cabellos bailan junto con él, por acción inconsciente froto mis brazos dándome calor. Me arrepiento al menos de no traer un suéter, la camisa a cuadros azul, la cual lleva tu nombre y tu aroma en él, no es suficiente. 

La tonada de una canción cuyo nombre no recuerdo, entretiene a mi cerebro. A causa de la melodía, mis pies se ven obligados a moverse sobre la cornisa. Los improvisados pasos que hago son lentos y delicados, cualquier paso en falso me lleva una caída de 24 pisos. Llego a la mitad de la cornisa y miro hacia enfrente, otra ráfaga de viento penetra sobre mí, mi posición es la típica del titanic, pero sin un Jack atrás quien me cuide.

Tú decías no temerle a la muerte, que la vida era solo un juego, ¿por eso atentabas a la tuya con constante desempeño? Siempre ganaste, nunca perdías. Tú sistema de creencias me asombraba, te creías el rey del mundo, sólo por estar en el punto más alto de la ciudad.

— Si quieres morir, solo toma aire y — no puede continuar. 

Tú no eres la única razón por la cual hago esto, no hare que tu ego crezca más. Pese al amor que te tuve fuiste un idiota conmigo y continuas siéndolo, ¿cómo lo sé? No estás aquí conmigo para detenerme.

Del bolsillo de la camisa palmeo los palitos asesinos que solías consumir. Ódiame por darte un momento sin nicotina. Metí la mano dentro de este y los saque, los admire un momento. Finalmente los arroje al vacío.

La religión no es algo a lo que me aferrare, ya que según el libro lo que estoy a punto de hacer es considerado un pecado. Porque, pensar en una vida en lo que llaman “el paraíso” no tiene sentido, si lo que me depara es un puesto garantizado en la tierra y una piedra con mi nombre en él. No hay una vida después de la muerte.

Seguir a gente como Sócrates y Cleopatra me llena de una especie de orgullo amargo. Mi generación esta maldita, ¿porque? simple, es el año en el cual Kurt Cobain se suicidó, y no dudo de un sinfín de fanáticos, destrozados por la pérdida. Mis pies empiezan a reclamarme un respiro, por lo que, tomo asiento con sumo cuidado en la cornisa. Al mismo tiempo, una paloma se posa junto a mí, no corremos las misma suerte, es lógico que si se tira, el vuela mientras que yo no.

Una vez mi hermana estaba leyendo en voz alta los versos de Santa Teresa, uno de ellos me llamo la atención:

"Ven, Muerte, tan escondida
Que no te sienta venir
Porque el placer de morir
No me vuelva a dar la vida".

Al principio no lo entendí, pero ahora tiene sentido. La muerte está presente en todo momento, pero no está frente tuyo saludándote, si no que se encuentra escondida, esperando el momento justo de aparecer. 

Sócrates se vio forzado al suicidio porque lo culpaban de corromper a la juventud de Atenas, Cleopatra tras ver a su enemigo, Octavio, tomar poder en el Imperio Romano, Julieta por ver a su amado muerte y renunciar a una sin él y, finalmente yo, por un fantasma que me persigue provocando daño lateral, defínanlo como quieran.

— Si quieres morir, solo toma aire y vacía tu mente. Todo va a estar bien. No habrá más un mañana.

24 pisos, de los cuales una joven acaba de tirarse. 

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