i hate you

“Volverás a mí, sé que me necesitas” Esas habían sido sus palabras; tan odioso como siempre, tan inoportunos sus comentarios y en los peores momentos. Lo odiaba y se odiaba a si misma por amarlo, había sido un completo error haberse enamorado de él, era como tocar el mismísimo fuego, y sentía que todos los días de su vida eran más y más dolorosos, como si todo lo que el hiciera le proporcionara el dolor extremo, como tener una quebradura expuesta, o algo por el estilo.
Yugyeom era el tipo de chico que todas deseaban, hasta ella lo hacía, hasta que él se mostró como era realmente; lo amo a su manera pero eso a él no le bastaba y terminaba siempre por hacerle daño. Y estaba harta.
No podía más con sus berrinches, no podía más con su corazón roto, no podía dormir porque se la pasaba todas las noches llorando, no podía hacer nada. Tenía que terminar con eso de una vez por todas, la relación se estaba convirtiendo en una enfermiza, era ella la única que estaba saliendo lastimada en ello, porque bien sabía que Yugyeom no la quería; pero de todas formas ella había tenido una relación de un año y medio con él.
“Tal vez él no tenía la culpa, tal vez fui yo…” pensaba la chica de ojos claros mientras caminaba por las frías calles de Los Angeles.
Había llegado el momento que siempre odiaba: sentir culpa. Era como un clic instantáneo, ellos se peleaban y ella salía de la casa para luego ahogarse en su propia mente, pensando que tal vez ella no era la buena y solamente no entendía al chico. Pero claro, cualquier tonta enamorada pensaba lo mismo.
Pero, esa vez había sido diferente, contuvo todas sus ganas de pedirle perdón y se sentó en un puente –desconocido para ella- mirando el agua correr debajo de sus pies. Supuso que estar ahí era porque esa vez no pensaba perdonarlo, tal vez todo se estaba consumiendo en cenizas, tal vez el amor ya no era amor.
Pensó en todas las veces que ella había dado todo, y en como él le había pagado con mentiras; las  veces que ella le había dicho te amo y él se las había pagado con miradas de indiferencia. Si, era un hecho, el amor se estaba consumiendo y lo único que estaba quedando en esa relación era odio y resentimiento. Ya no había besos, ya no había cariño, ella y su pobre corazón habían sido abandonados por aquel hombre que lo único que sabía hacer era despreciar.
Era hora de hacerlo pagar, pero Megumi sabía la respuesta a ello: la indiferencia mata todo. Había decidido no volver, ni siquiera para recoger nada, había gastado demasiadas lágrimas en un hombre que lo único que le había dado era dolor; estaba cansada, no quería mas eso. Tomo un suspiro y lo único que dijo antes de olvidar al primer amor de su vida fue algo que hizo que todos se dieran cuenta que ella ya no era una estúpida criada del chico, no, ya no era la misma. Yugyeom la había cambiado e iba a ser así por siempre.
—Te odio, Yugyeom y ojala sepas que ya no te necesito…

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