delta tau.

Deberias probar con un Tau.

Se recostó en el piso mirando al cielo estrellado—. Ya veo que tienes por costumbre esto de tirarte en cualquier parte ¿No?

—Deberías probar darte un respiro y observar lo lindo que es el cielo, en vez de perder tanto tiempo en cosas que no valen la pena —contuve la risa al darme cuenta que hablaba en serio

—No me tiraré en el pasto, debe estar helado —afirmé y él no dijo nada, solo se quitó la chaqueta pirata que llevaba puesta y la extendió a su lado. No estaba muy convencida pero me senté sobre ella.

—Vamos, recuéstate —palmeó su brazo el cual extendió a través de la chaqueta a lo que reí.

—Claro que no lo haré.

—Claro que lo harás —afirmó con diversión y se sentó para luego recostarse una vez más pero ésta haciéndome caer sobre él abrazándome con ambas manos en mi abdomen provocándome unas leves cosquillas por lo cual me carcajeé y cuando notó esto, lo hizo a propósito y con aun más ganas haciéndome estallar en risa al igual que él.

—Por… favor… detente —pedí mientras algunas lágrimas caían por mis mejillas a causa de la fuerte risa y él se detuvo logrando su cometido; que me recostara sobre su brazo.

—Es lindo ¿Verdad? —lo observé de reojo y asentí.

— ¿Hablas del cielo? —pregunté tontamente a lo que el rió.

— ¿Acaso creías que hablaba de mi? —una sonrisa seductora se dibujó en sus labios y evité su mirada para ahora si observar el cielo.

—En otro momento te hubiera golpeado ante tan absurdo comentario —sonreí dándole a entender que era un chiste.

— ¡Oh hazlo! ¡Golpéame! —bromeó tomando mi mano y llevándola a su mejilla con cierta brusquedad, lo suficiente para que sonara pero sin causarle dolor. Reí ante tan absurdo acto y lo observé notando que él también me miraba. Entonces, se acomodó de costado y me di cuenta que estaba acariciando su rostro con mi mano. Supe que esa mañana no se había afeitado, tal vez tampoco la anterior. Igualmente esa desprolijidad se veía bien en él.

—Eres algo tonto ¿Sabes? —reí y quise quitar mi mano pero me lo impidió.

—Lo sé —asintió despreocupado ¿Por qué demonios no lo golpeaba y me iba de allí? Sus ojos azules alumbrados por algunas lejanas farolas y la luz de la luna eran lo más bello que haya visto jamás. ¡Mierda! ¿Desde cuándo me pasaba eso con Louis Tomlinson?