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SoundState.
O W N :: Archivos :: Canceladas
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Re: SoundState.
&&.- SoundState;; Chapter made by: Supertramp. |
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El pelinegro dio una vuelta más, pero simplemente no podía dormir, así que se levantó de la cama y comenzó a arreglarse, rebuscó bajo su cama uno de sus zapatos, pero no lograba hallarlo, su habitación era un completo desorden, además el olor a cigarrillo era abundante, él detestaba abrir las cortinas y más aún, las ventanas.
— ¿Quién demonios va a una librería tan temprano? —inquirió Till, cubriéndose con sus sabanas.
— Yo.
— ¿Por qué?
— Porque me da la gana, ahora, Till, ¿sabes dónde demonios esta mi otro botín?
El muchacho profirió un quejido contra su almohada y Crawford rodó los ojos antes eso, Till susurró medianamente audible «Bajo la cama de Landon» y no le tomó mucho tiempo a Craw lograr salir de su casa temprano por la mañana. En realidad no era tan temprano, pero para los horarios de Till y Landon Caden, y de Crawfod Stenham, de hecho, lo era. Pero él simplemente no pudo dormir sino cinco horas, y cuando se levantó, pensó que sería bueno ir en busca de algún libro y perder su sábado libre en algo medianamente productivo, o quizá no tanto, podría estar haciendo algo mejor.
Para las personas no era muy común que alguien con su vestimenta y su motocicleta llegara a una de las librerías estatales de SoundState, en moto sí, pero su ropa…digamos que simplemente no encajaba perfectamente dentro de una biblioteca. Pero desde que era pequeño le gustaba tomar libros, comprarlos y leerlos durante varias horas en su tiempo libre, por más raro que se viera en él, pero su inteligencia y cultura básica de algo tendría que haber salido, y definitivamente de las noticias que daban en la televisión y en los periódicos, no era.
Cuando Craw entró a la librería, se percató de la mirada que el dependiente le había dado, el muchacho claro, se veía unos cuatro años más joven que él, y de verdad, lo había mirado como si fuera un asesino en serie o mucho peor que eso. Crawford ignoró aquello y siguió de largo mirando varias estanterías y secciones, finalmente llegó a la sección donde ubicaban los libros clásicos o similares, pasó sus dedos por varios y se quedó mirando la parte de arriba, una chica de cabello castaño y corto estaba arrodillada mirando en la mismas sección que él, Craw se frenó justo sobre y ella y ambos posaron sus manos sobre un libro.
La chica de cabello corto lo miró frunciendo el ceño, sin soltar el libro, que ambos sacaron al mismo tiempo.
— Oye, yo lo tome primero —silbaron al tiempo. Craw haló el libro arrastrando un poco a la chica con él, que por el acto, no soltó el libro.
— Mira, niña, yo tomé el libro antes, tú estabas por ahí agachada como un bebé viendo otros libros, yo lo tomé antes.
En esa ocasión fue ella la que le dio un jalón al libro, pero Crawford practicaba boxeo, un libro no se le escaparía de las manos tan fácilmente.
— Estaba en el segundo estante, por lo tanto más cerca de mí es claro que yo lo tomé antes, podríamos verlo en las cámaras y me llevaría toda la razón. Suelta el maldito libro y estamos en buenas condiciones.
— ¿Me estás diciendo que lo suelte yo? —bufó—, ¡suéltalo tú!
— ¿No has dicho que parecía una bebé antes? ¡Ahora tú estás en mi condición! —hizo fuerza y trato de soltar el libro de la mano de Craw, pero solo logró arrastrarlos a ambos unos centímetros más allá de donde estaban.
— ¡No seas manipuladora! —se ofendió Craw.
Entre tanta tironeó, apareció el dependiente con gafas y los miró seriamente.
— Disculpen, pero como habrán notado esto es una librería —aclaró sin una pizca de sentimiento, Craw quiso decir algo como «Gracias por la aclaración, mira que no me había dado cuenta» pero le daba cosa soltar el libro y que la chica se apoderara de él y saliera corriendo a pagarlo, entonces no dijo nada.
— Mira, chico nerd —la niñita habló—, ¿tienes alguna otra copia de la naranja mecánica de Anthony Burguess?
El dependiente levantó sus cejas.
— ¿Ninguno ha leído un clásico como ese? Tú te ves bastante grande como para no haberlo… —Craw suspiró y miró al castaño pidiéndole con los ojos que se callara, porque si no era él el que lo golpeaba, sería la castaña al lado suyo quien lo haría—, eh, no, solo esta esa copia. Lo lamento mucho, y ah sí, si piensan discutir por favor háganlo en silencio, gracias.
— Vaya idiota —murmuró ella.
Estuvieron unos minutos más discutiendo por el libro, hasta que la chica dejo de forzar y jalonear el libro, sin embargo no lo soltó en ningún momento.
— Tengo una idea —aclaró su garganta—, podríamos pagarlo los dos, y…
Crawford soltó una carcajada irónica.
— ¿Qué? ¿Y luego me estafas?
Ella rodó los ojos.
— Pagarlo juntos, decía…—retomó—, y leerlo juntos.
En ese momento Craw soltó el libro mirado incrédulo a la chica.
— Mira niña…yo de verdad no le voy a las de tu tipo —ella enarcó una ceja—, a las niñas, quiero decir.
— Primero, no me llamo niña, imbécil, mi nombre es Robyn. Y segundo, no soy una niña, es decir, no literalmente, pronto cumpliré dieciocho, y…y… ¡tú entiendes el punto! Solo paguemos el maldito libro y lo turnaremos para leer.
Craw guardó silencio analizando que hacer, hasta que finalmente asintió. Los dos caminaron en silencio hasta el mostrador, y pagaron el libro, aunque Robyn le lanzó un dólar en la cara a Craw cuando él quiso pagar una parte más de lo que debía, solo intentaba ser caballeroso.
En cuanto salieron del lugar todo el sofoco que sentía Craw se esfumó, la librería era demasiado cálida para su gusto, y realmente una cosa que le exasperaba a Craw el bochorno de ciertos lugares. Robyn se quedó mirando la motocicleta de Craw con fascinación, pero cuando se percató de que Craw lo miraba, se quedó inexpresiva.
— Mira, te invito un café.
— Oye, ya te dije que…
— Es un café, pedazo de…un café, no pienso llevarte a un callejón y aprovecharme de ti, y no, tampoco a Las Vegas y obligarte a casar conmigo en una iglesia barata y un cura disfrazado de Elvis Presley. Solo un café.
— Me parece que tienes una imaginación bastante amplia.
— Si, como sea, ¿cómo te llamas? No es que me importe, pero al fin y al cabo compartiremos un libro, así que...
— Crawford.
Fue pura tranquilidad al que sintió Craw mientras iban a la cafetería más cercana, Craw no tenía especialidad en no aguantar los lugares, pero las cafeterías le parecían particularmente aburridas, clichés y abundantes. Además de su perfecto orden y su diseño de interior, eran lugares demasiado molestos, pero al menos había ido a la cafetería de DarkSounds, que era la menos excéntrica ante los ojos de Crawford. Robyn no tardó mucho en tiempo en sentarse frente a él, y uno de los meseros llevó dos tazas de café oscuro, graciosamente ese café era el único que le gustaba a Craw.
— Si lo de las canciones fuera real, apuesto mi motocicleta a que eres una de Lady Gaga.
Robyn se atragantó con su café, y puso la taza sobre el plato de la manera menos cuidadosa posible.
— Estas juzgando sin conocer. Y si fuera una de Lady Gaga tampoco es tu problema. Yo no te veo como una canción sino como una serie, Sons of Anarchy, ¿la conoces? De cualquier forma tu ropa te hace parecer un ex convicto o alguien que probablemente escapó de la cárcel.
— Si tan mala pinta tengo, ¿por qué estás conmigo?
Robyn levantó el libro.
— Por este pequeño objeto, tendremos que vernos durante varias semanas.
— ¿Quién demonios va a una librería tan temprano? —inquirió Till, cubriéndose con sus sabanas.
— Yo.
— ¿Por qué?
— Porque me da la gana, ahora, Till, ¿sabes dónde demonios esta mi otro botín?
El muchacho profirió un quejido contra su almohada y Crawford rodó los ojos antes eso, Till susurró medianamente audible «Bajo la cama de Landon» y no le tomó mucho tiempo a Craw lograr salir de su casa temprano por la mañana. En realidad no era tan temprano, pero para los horarios de Till y Landon Caden, y de Crawfod Stenham, de hecho, lo era. Pero él simplemente no pudo dormir sino cinco horas, y cuando se levantó, pensó que sería bueno ir en busca de algún libro y perder su sábado libre en algo medianamente productivo, o quizá no tanto, podría estar haciendo algo mejor.
Para las personas no era muy común que alguien con su vestimenta y su motocicleta llegara a una de las librerías estatales de SoundState, en moto sí, pero su ropa…digamos que simplemente no encajaba perfectamente dentro de una biblioteca. Pero desde que era pequeño le gustaba tomar libros, comprarlos y leerlos durante varias horas en su tiempo libre, por más raro que se viera en él, pero su inteligencia y cultura básica de algo tendría que haber salido, y definitivamente de las noticias que daban en la televisión y en los periódicos, no era.
Cuando Craw entró a la librería, se percató de la mirada que el dependiente le había dado, el muchacho claro, se veía unos cuatro años más joven que él, y de verdad, lo había mirado como si fuera un asesino en serie o mucho peor que eso. Crawford ignoró aquello y siguió de largo mirando varias estanterías y secciones, finalmente llegó a la sección donde ubicaban los libros clásicos o similares, pasó sus dedos por varios y se quedó mirando la parte de arriba, una chica de cabello castaño y corto estaba arrodillada mirando en la mismas sección que él, Craw se frenó justo sobre y ella y ambos posaron sus manos sobre un libro.
La chica de cabello corto lo miró frunciendo el ceño, sin soltar el libro, que ambos sacaron al mismo tiempo.
— Oye, yo lo tome primero —silbaron al tiempo. Craw haló el libro arrastrando un poco a la chica con él, que por el acto, no soltó el libro.
— Mira, niña, yo tomé el libro antes, tú estabas por ahí agachada como un bebé viendo otros libros, yo lo tomé antes.
En esa ocasión fue ella la que le dio un jalón al libro, pero Crawford practicaba boxeo, un libro no se le escaparía de las manos tan fácilmente.
— Estaba en el segundo estante, por lo tanto más cerca de mí es claro que yo lo tomé antes, podríamos verlo en las cámaras y me llevaría toda la razón. Suelta el maldito libro y estamos en buenas condiciones.
— ¿Me estás diciendo que lo suelte yo? —bufó—, ¡suéltalo tú!
— ¿No has dicho que parecía una bebé antes? ¡Ahora tú estás en mi condición! —hizo fuerza y trato de soltar el libro de la mano de Craw, pero solo logró arrastrarlos a ambos unos centímetros más allá de donde estaban.
— ¡No seas manipuladora! —se ofendió Craw.
Entre tanta tironeó, apareció el dependiente con gafas y los miró seriamente.
— Disculpen, pero como habrán notado esto es una librería —aclaró sin una pizca de sentimiento, Craw quiso decir algo como «Gracias por la aclaración, mira que no me había dado cuenta» pero le daba cosa soltar el libro y que la chica se apoderara de él y saliera corriendo a pagarlo, entonces no dijo nada.
— Mira, chico nerd —la niñita habló—, ¿tienes alguna otra copia de la naranja mecánica de Anthony Burguess?
El dependiente levantó sus cejas.
— ¿Ninguno ha leído un clásico como ese? Tú te ves bastante grande como para no haberlo… —Craw suspiró y miró al castaño pidiéndole con los ojos que se callara, porque si no era él el que lo golpeaba, sería la castaña al lado suyo quien lo haría—, eh, no, solo esta esa copia. Lo lamento mucho, y ah sí, si piensan discutir por favor háganlo en silencio, gracias.
— Vaya idiota —murmuró ella.
Estuvieron unos minutos más discutiendo por el libro, hasta que la chica dejo de forzar y jalonear el libro, sin embargo no lo soltó en ningún momento.
— Tengo una idea —aclaró su garganta—, podríamos pagarlo los dos, y…
Crawford soltó una carcajada irónica.
— ¿Qué? ¿Y luego me estafas?
Ella rodó los ojos.
— Pagarlo juntos, decía…—retomó—, y leerlo juntos.
En ese momento Craw soltó el libro mirado incrédulo a la chica.
— Mira niña…yo de verdad no le voy a las de tu tipo —ella enarcó una ceja—, a las niñas, quiero decir.
— Primero, no me llamo niña, imbécil, mi nombre es Robyn. Y segundo, no soy una niña, es decir, no literalmente, pronto cumpliré dieciocho, y…y… ¡tú entiendes el punto! Solo paguemos el maldito libro y lo turnaremos para leer.
Craw guardó silencio analizando que hacer, hasta que finalmente asintió. Los dos caminaron en silencio hasta el mostrador, y pagaron el libro, aunque Robyn le lanzó un dólar en la cara a Craw cuando él quiso pagar una parte más de lo que debía, solo intentaba ser caballeroso.
En cuanto salieron del lugar todo el sofoco que sentía Craw se esfumó, la librería era demasiado cálida para su gusto, y realmente una cosa que le exasperaba a Craw el bochorno de ciertos lugares. Robyn se quedó mirando la motocicleta de Craw con fascinación, pero cuando se percató de que Craw lo miraba, se quedó inexpresiva.
— Mira, te invito un café.
— Oye, ya te dije que…
— Es un café, pedazo de…un café, no pienso llevarte a un callejón y aprovecharme de ti, y no, tampoco a Las Vegas y obligarte a casar conmigo en una iglesia barata y un cura disfrazado de Elvis Presley. Solo un café.
— Me parece que tienes una imaginación bastante amplia.
— Si, como sea, ¿cómo te llamas? No es que me importe, pero al fin y al cabo compartiremos un libro, así que...
— Crawford.
Fue pura tranquilidad al que sintió Craw mientras iban a la cafetería más cercana, Craw no tenía especialidad en no aguantar los lugares, pero las cafeterías le parecían particularmente aburridas, clichés y abundantes. Además de su perfecto orden y su diseño de interior, eran lugares demasiado molestos, pero al menos había ido a la cafetería de DarkSounds, que era la menos excéntrica ante los ojos de Crawford. Robyn no tardó mucho en tiempo en sentarse frente a él, y uno de los meseros llevó dos tazas de café oscuro, graciosamente ese café era el único que le gustaba a Craw.
— Si lo de las canciones fuera real, apuesto mi motocicleta a que eres una de Lady Gaga.
Robyn se atragantó con su café, y puso la taza sobre el plato de la manera menos cuidadosa posible.
— Estas juzgando sin conocer. Y si fuera una de Lady Gaga tampoco es tu problema. Yo no te veo como una canción sino como una serie, Sons of Anarchy, ¿la conoces? De cualquier forma tu ropa te hace parecer un ex convicto o alguien que probablemente escapó de la cárcel.
— Si tan mala pinta tengo, ¿por qué estás conmigo?
Robyn levantó el libro.
— Por este pequeño objeto, tendremos que vernos durante varias semanas.
♫♫♫
Existen cinco caminos que se pueden tomar de su casa a su trabajo, casi 10 transportes públicos para ir de su trabajo ala universidad, existen tres cafeterías dentro del pueblo; y una maravillosa creación de distintos cafés, SoundState consta con bastantes tiendas de zapatos; donde venden una diversidad admirable de los mismos, habían varios bares y discotecas también, no obstante Liam Tyler siempre tomaba el mismo camino hacía su trabajo, el mismo transporte para llegar a estudiar o llegar a casa, iba a la misma cafetería y compraba el mismo café, compraba el mismo tipo de zapatos en la misma tienda cada vez que veía la necesidad, y si ganas de beber tenía Henry’s bar era su lugar. El mismo de siempre.
Liam Tyler era un buen chico, creció en una buena familia en Los Angeles, y cuando tenía once años su padre se separó de su madre, un tiempo después, cuando él cumplió trece años, se mudó a SoundState junto a su padre. Era un buen chico que se sentía aterrado a lo desconocido, a los grandes riesgos, a las aventuras. Él simplemente apostaba por lo que conocía y así eran las cosas ante sus ojos, eran sencillas.
Él no estudiaba algo como medicina, arquitectura, diseño gráfico. Estudiaba derecho, porque las cosas se mantenían neutras en su espacio, aunque muchos comentaran que cuando le tocara su momento de ser abogado sería una mierda completa de mentiras. Respecto a su carrera, él simplemente creía conocer.
Mientras crecía comenzó a crear una serie de manías, bastante escrupulosas y excéntricas, como que debía organizar su ropa según la prenda y el color. Y que debía beber agua después de cada comida, no durante, también ordenaba sus libros por su tamaño, porque le parecía impotente ver un libra grande-pequeño-grande, y se lavaba las manos cada dos segundos.
Pero al fin y al cabo no era un mal chico, era muy amable y atento, pero en definitiva, era aburrido, no tenía nada especial, nada que ofrecer, nada que contar. Nada. Porque no entendía la importancia de poner un pie sobre lo que no se conocía y poder equilibrar la balanza de la vida. Una pesa de la balanza solo bajaba, bajaba y no hacía más que bajar, mientras que la otra permanecía limpia.
— ¿No tomaras algo para el desayuno? —su padre sirvió jugo de naranja en un vaso, había huevos revueltos y un trozo de pan sobre un pequeño plato, Liam terminó de atar los cordones de sus zapatos y alisó su chaqueta con cuidado.
— No, comeré algo de camino al trabajo. Gracias, papá, adiós.
El hombre suspiró, y antes de que Liam cerrara la puerta susurró de vuelta una despedida. Vivía en Dark Sounds, y de camino a su trabajo la librería La Celestina, pasaba por Blue Brick Cafe, compraba un café negro sin azúcar y esa era su comida. Llegaba a las siete menos diez a su trabajo, sabiendo que podía llegar a las siete y quince, pero prefería ahorrar veinticinco minutos, y una posible despedida si esos quince minutos de sobra llegaban a pasarse por cualquier cosa.
Él, claro, tenía una copia de las llaves del lugar porque trabajaba en el turno de la mañana, y era el único ayudante de momento en el lugar, en la tarde el lugar permanecía cerrado puesto que aún no habían conseguido un trabajador para el turno de la tarde. Los dueños de la Celestina y Gold Pages eran familiares, por lo tanto, la una como la otra eran frecuentadas comúnmente. Era interesante como es un chico que usaba suéteres, camisetas de cuellos, chaquetas de cuero falso y unos lentes redondos trabajara en un librería, casi irónico. Pero ese era Liam.
Hasta las ocho de la mañana, estuvo vacío, pero a eso de las ocho y media, entró este chico de cabello pelinegro que parecía sacado de la serie Sons of Anarchy, no es que Liam se tomara el tiempo para ver dicha serie, pero su padre tenía las series temporadas y se dedicaba cada noche a ver un capítulo. Y Liam por lo tanto la veía también cuando se encontraba realmente aburrido y cansado de los trabajos que le dejaba en la universidad; aunque eso sí era literalmente absurdo, Liam Tyler siempre tenía sus trabajos el día que los pedían, porque se quedaba. El punto, es que un minuto después entró una chica, que Liam no supo describir como un personaje, pero quizá le daba mala espina también.
Y a continuación todo se quedó en silencio. Pero después comenzaron a hablar, Liam se encogió de hombros, pues no había nadie más, pero llegó un momento, en el que se exasperó lo suficiente como para ponerse de pie y ver qué pasaba. Resulta que ambos sostenían un libro, y aparentemente el badass boy y la chica que aún no encontraba cómo definir exactamente, aunque quizá sería badass girl, por afrontar al chico con pinta de ladrón fugitivo.
— Disculpen, pero como habrán notado esto es una librería.
Los dos dirigieron su mirada a él, rodaron los ojos como si hubiese dicho la cosa más estúpida del mundo, le pareció gracioso pero después bastante molesto.
— Mira, chico nerd —escupió ella sin remordimiento alguno—, ¿tienes alguna otra copia de la naranja mecánica de Anthony Burguess?
Las cejas de Liam se elevaron un poco.
— ¿Ninguno ha leído un clásico como ese? Tú te ves bastante grande como para no haberlo… —miró al chico que tenía una mirada desafiante, así que se calló abruptamente —, eh, no, solo esta esa copia. Lo lamento mucho, y ah sí, si piensan discutir por favor háganlo en silencio, gracias.
Antes de perderse de su vista la chica dijo «Vaya idiota» y Liam solo ignoró el comentario para volver a su puesto, sin embargo media hora después, pusieron los dos el libro enfrente suyo.
— Diez dólares —informó sin mirarlos.
El chico puso seis dólares en el mostrador, pero ella cogió un dólar y se lo lanzó a la cara sin cuidado, y puso cinco dólares también.
— Solo quería ser amable.
— No te queda.
Y la campanilla sonó cuando salieron.
El resto de su día fue bastante tranquilo así que se estuvo esperando lo peor para después, porque así eran las cosas, un frase muy común que usaba para la vida era algo como «La vida es como bañarse con agua fría, solo hay que acostumbrarse a la temperatura» una vez había dicho ese enfrente de una Mackenzie, una chica que había conocido en la universidad, ella no había dudado ni un segundo en darle un puño en el brazo y decirle que era el refrán más estúpido que había escuchado alguna vez. Era una lucha diaria entre ellos dos cada vez que a Liam se le daba por decir al proverbio, pero sin embargo era una buena amiga suya y respetaba sus ideologías, con gran esfuerzo, pero lo hacía. Aunque ella siempre le estaba diciendo que debía volverse más soñador, y despegar los pies de vez en cuando de la tierra. Él no lo hacía, y Mack repetía que se valía intentar.
Durante una hora el local volvió a estar vacío y desolado, pero la campana de la puerta sonó y se adentró una pelirroja, con nariz fina y marcada, y unos potentes ojos azules. La chica se quedó mirándolo durante unos segundos, que fueron eternos para Liam, pero después corrió la mirada educadamente y se dirigió a alguno de los estantes. Aunque Liam quiso quitarle los ojos de encima no pudo hasta que desapareció de su vista. Se concentró nuevamente en el trabajo que debía terminar para el lunes próximo, estaba agradecido de que fuera finalmente viernes, porque de no ser así, no podría soportar todo el peso que últimamente se le venía cargando, en la mezcla del trabajo y la universidad, era agotador.
La chica pareció nuevamente, pero se perdió entre las estanterías de “libros de fantasía”, aunque no tardó más que un par de minutos cuando regresó con un libro y lo dejo al igual que los anteriores chicos, sobre el mostrador.
— Cuesta veinte dólares.
— ¿Es en serio? —indagó sorprendida.
Liam la miró particularmente seria.
— Sí.
Ella suspiró y sacó algo de dinero de su bolsillo trasero del pantalón, lo puso sobre el mostrador delicadamente y Liam no tardó en empacar el libro y entregárselo.
Ella se quedó mirando su pecho buscando algo hasta que encontró el pin con su nombre.
— Muchas gracias, Liam Tyler.
Y desapareció dejando el eco de la campanilla en el ambiente. Faltaba casi una hora para que su turno terminara, ya que los viernes la universidad comenzaba de tres de la tarde y finalizaba a las siete de la noche, por lo tanto su turno duraba más el susodicho día.
La puerta se abrió por cuarta vez en el día, y no se trataba nada más y nada menos que del señor Alchemy. El dueño de La Celestina, y por tanto, su jefe. Tras él iba una chica delgada de tez pálida y cabello castaño claro, casi rubio, ante los ojos de Liam, a pesar de la vestimenta a la moda de la chica, caminaba muy insegura, aunque aparentaba llevar la barbilla en alto.
— Hola Liam —los Alchemy siempre habían sido personas bastante afectuosas, cuando alguien cubría el turno de la tarde también lo llamaban por su nombre de pila, además de que en cada visita eran bastante pacientes y amables fuera la señora o el señor Alchemy. Liam asintió.
— Buenos tardes, señor Alchemy.
El hombre rió.
— Oh, Liam, me conoces de un año y medio y aún me llamas señor. Muy divertido, hijo. En fin —se corrió y permitió a Liam ver mejor las facciones de la chica—, ella es Pypper Mayhem, será la chica que atienda el turno de la tarde y te acompañara los fines de semanas, la hemos transferido de Gold Pages hasta aquí por razones personales —el hombre miró su reloj —, como tengo le mostraré yo el lugar y le daré las instrucciones, pero llévense bien —y con cuidado empujo a Pypper hasta el fondo del lugar.
Liam lograba escuchar decir al señor Alchemy cosas como «y aquí están las biografías, y por aquí los libros de auto-ayuda, de este lado ubicamos los libros clásicos, y aquí la literatura universal» En realidad las ubicaciones en La Celestina no eran tan complicadas, además en el mostrador tenían un pequeño listado que marcaba todas las secciones y los tipos de libros ubicados en cada una, y era imposible no ver los carteles que ponían “01” o “02” sobre cada sección, por lo tanto se ayudaba a los clientes si ellos requerían de la ayuda o se estaba merodeando y se veía un cliente demasiado perdido. Aunque Liam nunca merodeaba, estaba en su puesto todo el tiempo.
Alchemy y Pypper regresaron. Alchemy se despidió y salió de prisa, siendo la cuarta vez que se cerraba. La muchacha dejo sus cosas en el pequeño casillero cerca de la mochila y las carpetas de Liam.
— Entonces… ¿Liam, eh?
— Si…—alargó mientras se rascaba la cabeza sin saber que decir —, ¿Pypper es un nombre o algún tipo de apodo?
— Es mi nombre, nadie me ha puesto un apodo nunca…menos Sophie —comentó la muchacha más para ella.
Liam asintió mientras volvía a sus papeles, estaba tan agotado de tener que analizar las situaciones y como podría defender a alguien que era culpable, es decir, el podría por supuesto ser el abogado de alguien que mató a una persona por defensa propia, pero ¿y si era un alguien que había matado, por robar, o atacar, o silenciar? No podría hacerlo, las personas decían que con el tiempo los abogados aprendían a lidiar con el peso del caso y de su cliente, pero quizá lo decían porque nadie que él conocía había vivido para defender a un asesino real. Apartó el archivo con remordimiento.
— ¿Vas a la universidad? —la voz de Pypper llamó su atención, se había recogido en cabello—, ¿qué estudias?
— Derecho.
— ¿Derecho? —preguntó—, ¿lo dices en serio?
La cara de Pypper se iluminó con una sonrisa adorable.
— ¿Parece una broma acaso?
La sonrisa se esfumó y una mueca insegura se formó en su rostro. Liam trató de remediar su respuesta hostil.
— Perdona, el trabajo me ha sacado algo de quicio. Sí, estudio derecho, por más raro que parezca, ¿qué pensabas que estudiaba?
— Pareces un chico de literatura, quizá lo digo solo porque llevas gafas, un suéter y trabajas en la librería, pero solo deduje.
Liam asintió, varias personas más algún tiempo atrás le había comentado que parecía estudiar algo relacionado con la literatura, personas como Haven o Mackenzie, dos amigas suyas, Pypper era la tercera. Aunque Liam solo evadió un poco el tema.
— La literatura no es mi asunto, realmente —afirmó—, bien, Pypper, ¿haz comido algo ya? Pensaba salir un segundo y comprar algo de comida, pregunto por si quieres algo.
De repente la tensión y los nervios abundaron en su rostro y en sus ojos, murmuró varios «ehm» mientras pasaba las manos por su cabello recogido.
— Sí —respondió finalmente —, he comido algo en la universidad, y ehm, mi desayuno fue bastante amplio, ya sabes, mi familia son de esas personas que toman jugo de naranja y aparte café, y comen huevo, tocino, y todas esas cosas —sonrió—, estoy perfectamente, muchas gracias.
Por alguna razón, fue la reacción de la chica que le informó que estaba mintiendo, quizá de algo servía estudiar derecho, tendría que leer a las personas para saber cuándo mentían. Pero a pesar de eso no quiso preguntarle nada personal y se encogió de hombros.
Cuando acabó su merienda, la puerta se abrió por quinta vez en el día y el ruido de la campana comenzaba a molestarlo. Liam no tuvo que mirar el rostro para saber que se trataba de Mackenzie, con solo ver su cabello castaño ya sabía que era ella, se habían conocido en la universidad y aunque discutían un sesenta por ciento del día porque Liam nunca evitaba sus comentarios pesimistas con Mack, y ella no podía guardarse su idealismo y sinceridad cuando estaba con Liam. Pero se llevaban bien, y por suerte tenían el mismo horario los viernes así que ella lo recogía en La Celestina para ir juntos a la universidad.
— Hola chico negativo —saludó y luego sus ojos se posaron en Pypper, la chica ladeó una sonrisa — ¿qué onda?
Pypper le devolvió una semi-sonrisa y siguió en su asunto con las mejillas algo colorado.
— ¿Nos vamos o qué? —miró fuera de la ventana —, no quiero llegar tarde.
— Si, aguarda un segundo, me lavaré las manos.
— Deja esa maldita manía, Liam, ni que tocaras suciedad cada dos por tres.
Liam suspiró.
— Me las lavare en la universidad.
— Lo sé
El castaño agarro su chaqueta y se la puso, arreglo los cordones de sus zapatos, aliso su pnatalon y luego su chaqueta, además de observar si suéter llevaba algo de suciedad, después de cerciorarse de que todo estaba correcto, asintió.
— Adiós, Pypper.
— Adiós, Liam.
Cuando salió de la librería Liam pensó que se llevaría muy bien con Pypper, no sabía por qué, era simple intuición. El día en SoundState estaba increíblemente soleado, el cielo despejado y los rayos del sol golpeaban directamente a los habitantes. Mack movió su mano para provocar un poco de viento hacía su rostro.
— Me parece que lloverá más tarde, con este clima de ahora…
— Dios, pareces mi tía —interrumpió Mack—, puede haber cuarenta grados en la ciudad y sin embargo me dice que lleve una sombrilla conmigo cuando voy a salir, ¿no tienes ni una pizca de positivismo en ti? ¿Tienes sangre fría o qué? —le reprendió.
— Es solo intuición, cálmate.
— Tus intuiciones, apestan…—se quedó mirando un punto fijamente, y luego lo tomó del brazo, llevándolo a donde se a que estuviese mirando—, ¡vamos por un helado!
— Pero llegaremos tarde a la universidad.
— Liam, los dioses saben que vamos casi media hora anticipada a la universidad y de aquí hasta allá nos tardamos quince minutos, una parada por helado no nos hace daño.
— Como digas, pero si llegamos tarde, te juro que te saco de tú clase para que hables con Whiteman, te lo advierto.
— Sí, sí —hizo un ademan de desinterés con la mano—, que sean dos de chocolate, por favor —le dijo al muchacho que la atendió
Liam Tyler era un buen chico, creció en una buena familia en Los Angeles, y cuando tenía once años su padre se separó de su madre, un tiempo después, cuando él cumplió trece años, se mudó a SoundState junto a su padre. Era un buen chico que se sentía aterrado a lo desconocido, a los grandes riesgos, a las aventuras. Él simplemente apostaba por lo que conocía y así eran las cosas ante sus ojos, eran sencillas.
Él no estudiaba algo como medicina, arquitectura, diseño gráfico. Estudiaba derecho, porque las cosas se mantenían neutras en su espacio, aunque muchos comentaran que cuando le tocara su momento de ser abogado sería una mierda completa de mentiras. Respecto a su carrera, él simplemente creía conocer.
Mientras crecía comenzó a crear una serie de manías, bastante escrupulosas y excéntricas, como que debía organizar su ropa según la prenda y el color. Y que debía beber agua después de cada comida, no durante, también ordenaba sus libros por su tamaño, porque le parecía impotente ver un libra grande-pequeño-grande, y se lavaba las manos cada dos segundos.
Pero al fin y al cabo no era un mal chico, era muy amable y atento, pero en definitiva, era aburrido, no tenía nada especial, nada que ofrecer, nada que contar. Nada. Porque no entendía la importancia de poner un pie sobre lo que no se conocía y poder equilibrar la balanza de la vida. Una pesa de la balanza solo bajaba, bajaba y no hacía más que bajar, mientras que la otra permanecía limpia.
— ¿No tomaras algo para el desayuno? —su padre sirvió jugo de naranja en un vaso, había huevos revueltos y un trozo de pan sobre un pequeño plato, Liam terminó de atar los cordones de sus zapatos y alisó su chaqueta con cuidado.
— No, comeré algo de camino al trabajo. Gracias, papá, adiós.
El hombre suspiró, y antes de que Liam cerrara la puerta susurró de vuelta una despedida. Vivía en Dark Sounds, y de camino a su trabajo la librería La Celestina, pasaba por Blue Brick Cafe, compraba un café negro sin azúcar y esa era su comida. Llegaba a las siete menos diez a su trabajo, sabiendo que podía llegar a las siete y quince, pero prefería ahorrar veinticinco minutos, y una posible despedida si esos quince minutos de sobra llegaban a pasarse por cualquier cosa.
Él, claro, tenía una copia de las llaves del lugar porque trabajaba en el turno de la mañana, y era el único ayudante de momento en el lugar, en la tarde el lugar permanecía cerrado puesto que aún no habían conseguido un trabajador para el turno de la tarde. Los dueños de la Celestina y Gold Pages eran familiares, por lo tanto, la una como la otra eran frecuentadas comúnmente. Era interesante como es un chico que usaba suéteres, camisetas de cuellos, chaquetas de cuero falso y unos lentes redondos trabajara en un librería, casi irónico. Pero ese era Liam.
Hasta las ocho de la mañana, estuvo vacío, pero a eso de las ocho y media, entró este chico de cabello pelinegro que parecía sacado de la serie Sons of Anarchy, no es que Liam se tomara el tiempo para ver dicha serie, pero su padre tenía las series temporadas y se dedicaba cada noche a ver un capítulo. Y Liam por lo tanto la veía también cuando se encontraba realmente aburrido y cansado de los trabajos que le dejaba en la universidad; aunque eso sí era literalmente absurdo, Liam Tyler siempre tenía sus trabajos el día que los pedían, porque se quedaba. El punto, es que un minuto después entró una chica, que Liam no supo describir como un personaje, pero quizá le daba mala espina también.
Y a continuación todo se quedó en silencio. Pero después comenzaron a hablar, Liam se encogió de hombros, pues no había nadie más, pero llegó un momento, en el que se exasperó lo suficiente como para ponerse de pie y ver qué pasaba. Resulta que ambos sostenían un libro, y aparentemente el badass boy y la chica que aún no encontraba cómo definir exactamente, aunque quizá sería badass girl, por afrontar al chico con pinta de ladrón fugitivo.
— Disculpen, pero como habrán notado esto es una librería.
Los dos dirigieron su mirada a él, rodaron los ojos como si hubiese dicho la cosa más estúpida del mundo, le pareció gracioso pero después bastante molesto.
— Mira, chico nerd —escupió ella sin remordimiento alguno—, ¿tienes alguna otra copia de la naranja mecánica de Anthony Burguess?
Las cejas de Liam se elevaron un poco.
— ¿Ninguno ha leído un clásico como ese? Tú te ves bastante grande como para no haberlo… —miró al chico que tenía una mirada desafiante, así que se calló abruptamente —, eh, no, solo esta esa copia. Lo lamento mucho, y ah sí, si piensan discutir por favor háganlo en silencio, gracias.
Antes de perderse de su vista la chica dijo «Vaya idiota» y Liam solo ignoró el comentario para volver a su puesto, sin embargo media hora después, pusieron los dos el libro enfrente suyo.
— Diez dólares —informó sin mirarlos.
El chico puso seis dólares en el mostrador, pero ella cogió un dólar y se lo lanzó a la cara sin cuidado, y puso cinco dólares también.
— Solo quería ser amable.
— No te queda.
Y la campanilla sonó cuando salieron.
El resto de su día fue bastante tranquilo así que se estuvo esperando lo peor para después, porque así eran las cosas, un frase muy común que usaba para la vida era algo como «La vida es como bañarse con agua fría, solo hay que acostumbrarse a la temperatura» una vez había dicho ese enfrente de una Mackenzie, una chica que había conocido en la universidad, ella no había dudado ni un segundo en darle un puño en el brazo y decirle que era el refrán más estúpido que había escuchado alguna vez. Era una lucha diaria entre ellos dos cada vez que a Liam se le daba por decir al proverbio, pero sin embargo era una buena amiga suya y respetaba sus ideologías, con gran esfuerzo, pero lo hacía. Aunque ella siempre le estaba diciendo que debía volverse más soñador, y despegar los pies de vez en cuando de la tierra. Él no lo hacía, y Mack repetía que se valía intentar.
Durante una hora el local volvió a estar vacío y desolado, pero la campana de la puerta sonó y se adentró una pelirroja, con nariz fina y marcada, y unos potentes ojos azules. La chica se quedó mirándolo durante unos segundos, que fueron eternos para Liam, pero después corrió la mirada educadamente y se dirigió a alguno de los estantes. Aunque Liam quiso quitarle los ojos de encima no pudo hasta que desapareció de su vista. Se concentró nuevamente en el trabajo que debía terminar para el lunes próximo, estaba agradecido de que fuera finalmente viernes, porque de no ser así, no podría soportar todo el peso que últimamente se le venía cargando, en la mezcla del trabajo y la universidad, era agotador.
La chica pareció nuevamente, pero se perdió entre las estanterías de “libros de fantasía”, aunque no tardó más que un par de minutos cuando regresó con un libro y lo dejo al igual que los anteriores chicos, sobre el mostrador.
— Cuesta veinte dólares.
— ¿Es en serio? —indagó sorprendida.
Liam la miró particularmente seria.
— Sí.
Ella suspiró y sacó algo de dinero de su bolsillo trasero del pantalón, lo puso sobre el mostrador delicadamente y Liam no tardó en empacar el libro y entregárselo.
Ella se quedó mirando su pecho buscando algo hasta que encontró el pin con su nombre.
— Muchas gracias, Liam Tyler.
Y desapareció dejando el eco de la campanilla en el ambiente. Faltaba casi una hora para que su turno terminara, ya que los viernes la universidad comenzaba de tres de la tarde y finalizaba a las siete de la noche, por lo tanto su turno duraba más el susodicho día.
La puerta se abrió por cuarta vez en el día, y no se trataba nada más y nada menos que del señor Alchemy. El dueño de La Celestina, y por tanto, su jefe. Tras él iba una chica delgada de tez pálida y cabello castaño claro, casi rubio, ante los ojos de Liam, a pesar de la vestimenta a la moda de la chica, caminaba muy insegura, aunque aparentaba llevar la barbilla en alto.
— Hola Liam —los Alchemy siempre habían sido personas bastante afectuosas, cuando alguien cubría el turno de la tarde también lo llamaban por su nombre de pila, además de que en cada visita eran bastante pacientes y amables fuera la señora o el señor Alchemy. Liam asintió.
— Buenos tardes, señor Alchemy.
El hombre rió.
— Oh, Liam, me conoces de un año y medio y aún me llamas señor. Muy divertido, hijo. En fin —se corrió y permitió a Liam ver mejor las facciones de la chica—, ella es Pypper Mayhem, será la chica que atienda el turno de la tarde y te acompañara los fines de semanas, la hemos transferido de Gold Pages hasta aquí por razones personales —el hombre miró su reloj —, como tengo le mostraré yo el lugar y le daré las instrucciones, pero llévense bien —y con cuidado empujo a Pypper hasta el fondo del lugar.
Liam lograba escuchar decir al señor Alchemy cosas como «y aquí están las biografías, y por aquí los libros de auto-ayuda, de este lado ubicamos los libros clásicos, y aquí la literatura universal» En realidad las ubicaciones en La Celestina no eran tan complicadas, además en el mostrador tenían un pequeño listado que marcaba todas las secciones y los tipos de libros ubicados en cada una, y era imposible no ver los carteles que ponían “01” o “02” sobre cada sección, por lo tanto se ayudaba a los clientes si ellos requerían de la ayuda o se estaba merodeando y se veía un cliente demasiado perdido. Aunque Liam nunca merodeaba, estaba en su puesto todo el tiempo.
Alchemy y Pypper regresaron. Alchemy se despidió y salió de prisa, siendo la cuarta vez que se cerraba. La muchacha dejo sus cosas en el pequeño casillero cerca de la mochila y las carpetas de Liam.
— Entonces… ¿Liam, eh?
— Si…—alargó mientras se rascaba la cabeza sin saber que decir —, ¿Pypper es un nombre o algún tipo de apodo?
— Es mi nombre, nadie me ha puesto un apodo nunca…menos Sophie —comentó la muchacha más para ella.
Liam asintió mientras volvía a sus papeles, estaba tan agotado de tener que analizar las situaciones y como podría defender a alguien que era culpable, es decir, el podría por supuesto ser el abogado de alguien que mató a una persona por defensa propia, pero ¿y si era un alguien que había matado, por robar, o atacar, o silenciar? No podría hacerlo, las personas decían que con el tiempo los abogados aprendían a lidiar con el peso del caso y de su cliente, pero quizá lo decían porque nadie que él conocía había vivido para defender a un asesino real. Apartó el archivo con remordimiento.
— ¿Vas a la universidad? —la voz de Pypper llamó su atención, se había recogido en cabello—, ¿qué estudias?
— Derecho.
— ¿Derecho? —preguntó—, ¿lo dices en serio?
La cara de Pypper se iluminó con una sonrisa adorable.
— ¿Parece una broma acaso?
La sonrisa se esfumó y una mueca insegura se formó en su rostro. Liam trató de remediar su respuesta hostil.
— Perdona, el trabajo me ha sacado algo de quicio. Sí, estudio derecho, por más raro que parezca, ¿qué pensabas que estudiaba?
— Pareces un chico de literatura, quizá lo digo solo porque llevas gafas, un suéter y trabajas en la librería, pero solo deduje.
Liam asintió, varias personas más algún tiempo atrás le había comentado que parecía estudiar algo relacionado con la literatura, personas como Haven o Mackenzie, dos amigas suyas, Pypper era la tercera. Aunque Liam solo evadió un poco el tema.
— La literatura no es mi asunto, realmente —afirmó—, bien, Pypper, ¿haz comido algo ya? Pensaba salir un segundo y comprar algo de comida, pregunto por si quieres algo.
De repente la tensión y los nervios abundaron en su rostro y en sus ojos, murmuró varios «ehm» mientras pasaba las manos por su cabello recogido.
— Sí —respondió finalmente —, he comido algo en la universidad, y ehm, mi desayuno fue bastante amplio, ya sabes, mi familia son de esas personas que toman jugo de naranja y aparte café, y comen huevo, tocino, y todas esas cosas —sonrió—, estoy perfectamente, muchas gracias.
Por alguna razón, fue la reacción de la chica que le informó que estaba mintiendo, quizá de algo servía estudiar derecho, tendría que leer a las personas para saber cuándo mentían. Pero a pesar de eso no quiso preguntarle nada personal y se encogió de hombros.
Cuando acabó su merienda, la puerta se abrió por quinta vez en el día y el ruido de la campana comenzaba a molestarlo. Liam no tuvo que mirar el rostro para saber que se trataba de Mackenzie, con solo ver su cabello castaño ya sabía que era ella, se habían conocido en la universidad y aunque discutían un sesenta por ciento del día porque Liam nunca evitaba sus comentarios pesimistas con Mack, y ella no podía guardarse su idealismo y sinceridad cuando estaba con Liam. Pero se llevaban bien, y por suerte tenían el mismo horario los viernes así que ella lo recogía en La Celestina para ir juntos a la universidad.
— Hola chico negativo —saludó y luego sus ojos se posaron en Pypper, la chica ladeó una sonrisa — ¿qué onda?
Pypper le devolvió una semi-sonrisa y siguió en su asunto con las mejillas algo colorado.
— ¿Nos vamos o qué? —miró fuera de la ventana —, no quiero llegar tarde.
— Si, aguarda un segundo, me lavaré las manos.
— Deja esa maldita manía, Liam, ni que tocaras suciedad cada dos por tres.
Liam suspiró.
— Me las lavare en la universidad.
— Lo sé
El castaño agarro su chaqueta y se la puso, arreglo los cordones de sus zapatos, aliso su pnatalon y luego su chaqueta, además de observar si suéter llevaba algo de suciedad, después de cerciorarse de que todo estaba correcto, asintió.
— Adiós, Pypper.
— Adiós, Liam.
Cuando salió de la librería Liam pensó que se llevaría muy bien con Pypper, no sabía por qué, era simple intuición. El día en SoundState estaba increíblemente soleado, el cielo despejado y los rayos del sol golpeaban directamente a los habitantes. Mack movió su mano para provocar un poco de viento hacía su rostro.
— Me parece que lloverá más tarde, con este clima de ahora…
— Dios, pareces mi tía —interrumpió Mack—, puede haber cuarenta grados en la ciudad y sin embargo me dice que lleve una sombrilla conmigo cuando voy a salir, ¿no tienes ni una pizca de positivismo en ti? ¿Tienes sangre fría o qué? —le reprendió.
— Es solo intuición, cálmate.
— Tus intuiciones, apestan…—se quedó mirando un punto fijamente, y luego lo tomó del brazo, llevándolo a donde se a que estuviese mirando—, ¡vamos por un helado!
— Pero llegaremos tarde a la universidad.
— Liam, los dioses saben que vamos casi media hora anticipada a la universidad y de aquí hasta allá nos tardamos quince minutos, una parada por helado no nos hace daño.
— Como digas, pero si llegamos tarde, te juro que te saco de tú clase para que hables con Whiteman, te lo advierto.
— Sí, sí —hizo un ademan de desinterés con la mano—, que sean dos de chocolate, por favor —le dijo al muchacho que la atendió
♫♫♫
En su gran mayoría, para ella, los valores existían, pero de vez en cuando según la condición y la ocasión se le olvidaba uno que otro, como el respeto o el pudor y no precisamente porque lo quisiera de tal manera, sino porque no estaba sobre todo el uso de su razón. Ophelia por desgracia tenía un adicción, y no una pequeña y común como podrían serlo las golosinas o el chocolate, era mucho peor que eso, menos saludable; el alcohol.
Comenzo con dicha adicción cuando se enteró sobre la otra familia de su padre, aunque de hecho ella y su mamá, eran la otra, puesto que su padre llevaba una matrimonio de veinticinco años con su otra pareja, mientras que con su madre, llevaba la misma edad que tenía Ophelia, diecisiete. El punto, es que el hombre las abandonó, su madre se deprimió, y finalmente optó por dejar a Ophie también. En ese momento de su vida el alcohol se volvió algo vital para ella, pero también se dio cuenta de una gran cosa. No siempre la familia básica como son los padres o hermanos son los seres que resultan actuar como tu verdadera familia.
Ophelia tenía un primo lejano, llamado Lawlliet Windgate, el cual le brindo su hogar y su apoyo; durante tres años y actualmente lo ha hecho, para Ophelia Law es la única figura familia que tiene, es como su hermano mayor; y bastante cerca un modelo a seguir.
Ophelia había viajado constantemente mientras su familia se mantenía junta, desde los catorce años lo hacía, y desde los dieciséis comenzó a hacerlo sola, pero en realidad nada se sentía tan agradable como el viento de SoundState, su calma, y sus habitantes, existían personas que solo querían huir de allí, pero ella no, ella no podía huir de un lugar donde se sentía segura. Y así mientras el tiempo pasaba, más gustaba de vivir con Law y de beber alcohol, eran cosas, básicamente inevitables.
Además de Law, Ophelia consideraba a alguien algo como su héroe, y otro ser que le ayudaba a comprender que para ser familia no se necesita la misma sangre, él era Casper Castle, él básicamente la había rescatado de una fiesta en la cual estaba muy ebria y desde entonces se hicieron amigos, y por tanto Casper la sacaba de sus situaciones penosas, además entendía las razones de Ophelia, o al menos eso intentaba.
— Oye, despierta —tronaron los dedos en frente de su rostro.
Ophelia miró a su primo fijamente durante varios segundos sin decir ni una sola palabra.
— Pareces en trance, niña —Law abrió la alacena y sacó un vaso después abrió la nevera y se sirvió un poco de jugo—, ¿puedes mirar que hay dentro de mi bolsa?
Ophie frunció el entrecejo, Law era una persona muy abierta y amable, pero le indignaba que esculcaran o miraran sus cosas.
— Pero odias que te fisgoneen las cosas.
— No es fisgonear —rodó los ojos—, te estoy pidiendo el favor.
Ella suspiró y se acercó a la bolsa del muchacho, que había desparramado, literalmente, sobre el mesón de granito de la cocina, esculcó dentro de sus pertenencias hasta que encontró un dvd. Miró a Law con duda y el asintió afirmando que era eso lo que debía tomar, sacó el dvd y admiró la portada de una chica con el cabello rubio blanquecino con un frasco sobre la mano, y un cerebro dentro de este y decía IZombie, primera temporada.
La historia de cómo había comenzado a ver la serie era bastante interesante. Resulta que Law y Ophelia eran dos personas que de vez en cuando no tenían vida social los fines de semana, por lo tanto se dedicaban a ver series, veían al menos unas diez o quince. Pero ese día particularmente no había ningún horario, así que haciendo zapping llegaron al canal de The CW, y bien, allí estaban dando un especial de los cinco primeros capítulos.
Al principio tanto él como ella estaba de “¿qué demonios es esto?” luego Ophelia se arrepintió de nunca haber tomado un comic en su vida, pues era una adaptación de D.C comics. En el primer capítulo estuvieron quejándose sobre la nueva versión de un zombie, Law estuvo todo el tiempo diciendo “Esto es como una burla barata de The Walkin Dead, claro” pero después de unos quince minutos de observar estaban muertos de la risa, y esa es la historia.
Después se traumatizaron, y bien, ahí estaba Law con un dvd de la primera temporada.
— ¿Por eso me has dicho que tuviera palomitas? —preguntó turnando su mirada del dvd a su primo, él tenía una sonrisa en el rostro.
— Si, por eso —se aclaró la garganta ¿Bien qué esperas para poner eso ya? Traje golosinas también.
Aquel dvd se iba para la colección de los dvd’s de las otras series, como Supernatural, The Walking Dead, Friends, tenían varios animes y hasta doramas. Eran algo extraños los dos.
— Quiero a Lowell Tracey en mi vida —suspiró Ophelia mirando a la televisión, después de varias horas estar viendo el dvd de IZombie.
— Si, y también a Dean Winchester y antes de Dean a Sam Winchester, a continuación quisiste Jon Snow, Robb Stark, Daryl Dixon, y a cualquier ser que veas en una cualquier serie. ¿Debería mencionar a los coreanos también?
— Calla —le chistó —, se vale soñar —murmuró echando la cabeza sobre el brazo del sofá —, no es justo como…
— Shhh —la cayó Law—, soy algo sensible con esos temas.
La castaña soltó una carcajada con el comentario mientras negaba con la cabeza. Su celular vibro de repente, así que se obligó a mirar quién era. Era un mensaje de un número desconocido, decía algo como “Hay una fiesta en la casa hoy, ¿quieres venir? –Kyle” Ophie sonrió un poco por la invitación pero tecleó con rapidez un: “Lo siento, especial de series con Law, fin de semana en casa” aunque seguramente se iría de fiesta al día siguiente.
— ¿Quién es? ¿Tú novio y lo quieres ocultar de mí?
Ophelia se rió y dejó su celular a un lado.
— ¡Ja, primero consigues novia tú! —Ophelia se arrepintió de haber dicho, así que antes de que Law dijera cualquier cosa añadió: —, era Kyle.
— ¿Fiesta?
Ophelia se encogió de hombros y continuo viendo la serie, siempre le hubiese gustado vivir algo como lo que vivía Liv Moore, pero en realidad le parecía algo desagradable pensar en ella misma comiéndose el cerebro de algo muerto. Law había dicho la primera vez algo como “Bah, sería como un estofado, igualmente ya comes carne, ¿Qué importa entonces comerse un cerebro?” y tenía la razón. No supo en que momento sus ojos comenzaron a pestañear, hasta que finalmente se quedó dormida, seguramente cuando cerró los ojos eran las cuatro de la mañana, porque cuando despertó era casi las cuatro de la tarde, se incorporó de golpe mirando a su lado derecho y no encontrado a su primo justo a su lado.
— ¿Law? —chilló, caminando hacía la habitación del muchacho —¿Law estás ahí?
— Que escandalosa eres, Ophie. Los vecinos se quejan.
Pegó un brinco por la repentina aparición de primo, que salía del baño bostezando y goteando agua de su cabello.
— ¿Saldrás?
Law asintió.
— Y seguro tú también.
— Ehm, no…de hecho no.
—Claro que sí lo harás, lo sé, y lo sabes.
Eran solo las diez de la noche, pero la fiesta estaba realmente animada, la gente bailaba, charlaba, gritaba y bebía, todos tenía sonrisas en sus rostros, podrían existir dos razones para ello, se encontraba realmente extasiados y excitados por el momento, o simplemente el alcohol había causado dicho estado, pero nadie parecía molesto o solitario. Así solían ser las fiestas en SoundState.
Ophelia estaba intentando con todo sus fuerzas no mirar hacía la barra y no ver ni una sola botella de alcohol, solo pensaba buscar a alguien con quien pasar la fiesta; que conociera. Estuvo durante un largo tiempo intentado buscar a alguien conocido hasta que una cabellera particular llamó su atención. Kyle. Justo en ese instante la chica de cabello chino se giró y sus ojos se toparon en el acto, Kyle chilló de manera absolutamente ebria, y empezó a gritarle a Ophelia que se acercara, Kyle estaba en la barra.
— Mi querida amiga, justo a tiempo.
El bartender de ojos claros dejo dos copas sobre el mostrador, era ginebra, ante los ojos de Ophelia la copa brillaba y gritaba por ser bebida, pero ella evitó tomar el vaso.
— ¡Venga! —exclamó la muchacha—, solo esta y no más.
Ella continuó dudando si tomar o no lo copa, pero Kyle en un acto había puesto el vaso ya en su mano, y literalmente la estaba presionando para que lo bebiera. En ese momento perdió toda su fuerza de voluntad y bebió de la copa en dos tragos largos, de todo el tipo de alcohol que existía, el favorito de Ophelia Murphy era la bebida ginebra, sabía tan bien en su paladar, era dulce y luego un poco amargo.
Después de eso, Ophelia se encontró pidiendo más ginebra, y después crema de whisky, o solamente whisky, tequila, ron, era lo que le gustaba, Ophelia no tenía control sobre ella cuando de alcohol se trataba.
Alguien posó su mano enfrente de la copa de la chica para evitar que esta la tomara. Ella giró su cabeza para ver de quién se trataba y se topó con un chico de cabello castaño y ojos azules, el cual no conocía. Ella no dijo nada y durante un rato él tampoco lo hizo.
— ¿No crees que has bebido demasiado ya?
Ophelia se rió.
— ¿Me estabas observando?
El muchacho se encogió de hombros, y finalmente logró apartar la bebida a un lado, Ophelia literalmente se lanzó sobre él para recuperar su bebida y en algún momento en el acto, perdió la consciencia.
Sintió la ligereza de las sabanas sobre ella, y cuando su mente estaba completamente consciente, su corazón comenzó a latir con fuerza bajo las sabanas. Las apartó con cuidado de encima de ella, y puso sus pies descalzaos sobre el frío azulejo, llevaba aun su ropa puesta, aunque encima llevaba un saco de la USC de color rosa, aunque el hecho de pensar que era rosa la calmó, el saco bien podría ser de un hombre. Se acercó sigilosamente a la puerta, pero cuando la abrió un poco, escuchó varias voces, entre ellas, la de una chica.
— ¡Sácala, Max! —dijo una voz hosca.
— Cielos, Tobbias, ¿no viste a la pobre chica anoche? Estaba destrozada, ni siquiera se levantaba de lo ebria que estaba.
— Ese no es mi problema —cortó—, ¡puede! ¡Puede estar…! ¡Puede estar robando algo ahora mismo!
Ophelia cerró la puerta cuando vio al chico de cabello rubio acercarse, pero seguramente alguien lo detuvo, porque la puerta de la habitación donde estaba no se abrió en ningún momento. La discusión siguió durante varios segundos, y en eso, ella se dedicó a rebuscar su celular en alguna parte, estaba guardado en un cajón de una mesita junto a la cama, lo sacó y marcó un número.
— ¿Hola? ¿Ophelia? —el acento de Casper se escuchó desde el otro lado de la bocina.
— Hey, ¿cómo estás?
— Estoy bien, ¿tú lo estás?
La muchacha dudó en decirle que necesitaba su ayuda, Casper era básicamente el chico que la sacaba de cualquier lío, como su amigo más unido, él siempre estaba para ella cuando estaba en las peores condiciones o se metía en cualquier problema, Ophelia sacó un papel con la dirección de la casa donde estaba.
— Es que, creo que estoy metida en un problema —comentó, y le explicó la situacióndespués dictó la dirección.
— Tienes suerte de que sea mi día libre, Ophelaia Murphy —reprendió—, aunque de igual forma hubiese ido por ti.
— Gracias, Casp.
El muchacho dijo que estaría por ella en media hora, mientras tanto, Ophelia dejo de nuevo la hoja sobre la mesa de noche. Al mismo tiempo la puerta de la habitación se cerró y alguien detrás de ella se aclaró la garganta.
— ¿No te han enseñado que está mal escuchar conversaciones ajenas? O mucho peor, husmear en los papeles de las demás personas.
— Solo buscaba mi teléfono celular —explicó, sus manso temblaron —, ehm, oye, ¿tú y yo…?
— ¿Qué? —dijo ofendido —, ¿ahora piensas que me voy a meter con una muchacha en tu estado? Estás mal, podré ser muchas cosas, pero soy un caballero. ¿Cómo te llamas?
— Ophelia. ¿Tú eres Mike, verdad?
— Max —corrigió—, en fin, Ophelia, ¿quieres un café mientras esperas a tu amigo?
— ¿Escuchaste lo que hablé?
Él se encogió de hombros.
— Oye, esta es mi habitación, entre justo cuando le pedías que te recogiera, no es mi culpa.
— Si quiero un café.
Comenzo con dicha adicción cuando se enteró sobre la otra familia de su padre, aunque de hecho ella y su mamá, eran la otra, puesto que su padre llevaba una matrimonio de veinticinco años con su otra pareja, mientras que con su madre, llevaba la misma edad que tenía Ophelia, diecisiete. El punto, es que el hombre las abandonó, su madre se deprimió, y finalmente optó por dejar a Ophie también. En ese momento de su vida el alcohol se volvió algo vital para ella, pero también se dio cuenta de una gran cosa. No siempre la familia básica como son los padres o hermanos son los seres que resultan actuar como tu verdadera familia.
Ophelia tenía un primo lejano, llamado Lawlliet Windgate, el cual le brindo su hogar y su apoyo; durante tres años y actualmente lo ha hecho, para Ophelia Law es la única figura familia que tiene, es como su hermano mayor; y bastante cerca un modelo a seguir.
Ophelia había viajado constantemente mientras su familia se mantenía junta, desde los catorce años lo hacía, y desde los dieciséis comenzó a hacerlo sola, pero en realidad nada se sentía tan agradable como el viento de SoundState, su calma, y sus habitantes, existían personas que solo querían huir de allí, pero ella no, ella no podía huir de un lugar donde se sentía segura. Y así mientras el tiempo pasaba, más gustaba de vivir con Law y de beber alcohol, eran cosas, básicamente inevitables.
Además de Law, Ophelia consideraba a alguien algo como su héroe, y otro ser que le ayudaba a comprender que para ser familia no se necesita la misma sangre, él era Casper Castle, él básicamente la había rescatado de una fiesta en la cual estaba muy ebria y desde entonces se hicieron amigos, y por tanto Casper la sacaba de sus situaciones penosas, además entendía las razones de Ophelia, o al menos eso intentaba.
— Oye, despierta —tronaron los dedos en frente de su rostro.
Ophelia miró a su primo fijamente durante varios segundos sin decir ni una sola palabra.
— Pareces en trance, niña —Law abrió la alacena y sacó un vaso después abrió la nevera y se sirvió un poco de jugo—, ¿puedes mirar que hay dentro de mi bolsa?
Ophie frunció el entrecejo, Law era una persona muy abierta y amable, pero le indignaba que esculcaran o miraran sus cosas.
— Pero odias que te fisgoneen las cosas.
— No es fisgonear —rodó los ojos—, te estoy pidiendo el favor.
Ella suspiró y se acercó a la bolsa del muchacho, que había desparramado, literalmente, sobre el mesón de granito de la cocina, esculcó dentro de sus pertenencias hasta que encontró un dvd. Miró a Law con duda y el asintió afirmando que era eso lo que debía tomar, sacó el dvd y admiró la portada de una chica con el cabello rubio blanquecino con un frasco sobre la mano, y un cerebro dentro de este y decía IZombie, primera temporada.
La historia de cómo había comenzado a ver la serie era bastante interesante. Resulta que Law y Ophelia eran dos personas que de vez en cuando no tenían vida social los fines de semana, por lo tanto se dedicaban a ver series, veían al menos unas diez o quince. Pero ese día particularmente no había ningún horario, así que haciendo zapping llegaron al canal de The CW, y bien, allí estaban dando un especial de los cinco primeros capítulos.
Al principio tanto él como ella estaba de “¿qué demonios es esto?” luego Ophelia se arrepintió de nunca haber tomado un comic en su vida, pues era una adaptación de D.C comics. En el primer capítulo estuvieron quejándose sobre la nueva versión de un zombie, Law estuvo todo el tiempo diciendo “Esto es como una burla barata de The Walkin Dead, claro” pero después de unos quince minutos de observar estaban muertos de la risa, y esa es la historia.
Después se traumatizaron, y bien, ahí estaba Law con un dvd de la primera temporada.
— ¿Por eso me has dicho que tuviera palomitas? —preguntó turnando su mirada del dvd a su primo, él tenía una sonrisa en el rostro.
— Si, por eso —se aclaró la garganta ¿Bien qué esperas para poner eso ya? Traje golosinas también.
Aquel dvd se iba para la colección de los dvd’s de las otras series, como Supernatural, The Walking Dead, Friends, tenían varios animes y hasta doramas. Eran algo extraños los dos.
— Quiero a Lowell Tracey en mi vida —suspiró Ophelia mirando a la televisión, después de varias horas estar viendo el dvd de IZombie.
— Si, y también a Dean Winchester y antes de Dean a Sam Winchester, a continuación quisiste Jon Snow, Robb Stark, Daryl Dixon, y a cualquier ser que veas en una cualquier serie. ¿Debería mencionar a los coreanos también?
— Calla —le chistó —, se vale soñar —murmuró echando la cabeza sobre el brazo del sofá —, no es justo como…
— Shhh —la cayó Law—, soy algo sensible con esos temas.
La castaña soltó una carcajada con el comentario mientras negaba con la cabeza. Su celular vibro de repente, así que se obligó a mirar quién era. Era un mensaje de un número desconocido, decía algo como “Hay una fiesta en la casa hoy, ¿quieres venir? –Kyle” Ophie sonrió un poco por la invitación pero tecleó con rapidez un: “Lo siento, especial de series con Law, fin de semana en casa” aunque seguramente se iría de fiesta al día siguiente.
— ¿Quién es? ¿Tú novio y lo quieres ocultar de mí?
Ophelia se rió y dejó su celular a un lado.
— ¡Ja, primero consigues novia tú! —Ophelia se arrepintió de haber dicho, así que antes de que Law dijera cualquier cosa añadió: —, era Kyle.
— ¿Fiesta?
Ophelia se encogió de hombros y continuo viendo la serie, siempre le hubiese gustado vivir algo como lo que vivía Liv Moore, pero en realidad le parecía algo desagradable pensar en ella misma comiéndose el cerebro de algo muerto. Law había dicho la primera vez algo como “Bah, sería como un estofado, igualmente ya comes carne, ¿Qué importa entonces comerse un cerebro?” y tenía la razón. No supo en que momento sus ojos comenzaron a pestañear, hasta que finalmente se quedó dormida, seguramente cuando cerró los ojos eran las cuatro de la mañana, porque cuando despertó era casi las cuatro de la tarde, se incorporó de golpe mirando a su lado derecho y no encontrado a su primo justo a su lado.
— ¿Law? —chilló, caminando hacía la habitación del muchacho —¿Law estás ahí?
— Que escandalosa eres, Ophie. Los vecinos se quejan.
Pegó un brinco por la repentina aparición de primo, que salía del baño bostezando y goteando agua de su cabello.
— ¿Saldrás?
Law asintió.
— Y seguro tú también.
— Ehm, no…de hecho no.
—Claro que sí lo harás, lo sé, y lo sabes.
Eran solo las diez de la noche, pero la fiesta estaba realmente animada, la gente bailaba, charlaba, gritaba y bebía, todos tenía sonrisas en sus rostros, podrían existir dos razones para ello, se encontraba realmente extasiados y excitados por el momento, o simplemente el alcohol había causado dicho estado, pero nadie parecía molesto o solitario. Así solían ser las fiestas en SoundState.
Ophelia estaba intentando con todo sus fuerzas no mirar hacía la barra y no ver ni una sola botella de alcohol, solo pensaba buscar a alguien con quien pasar la fiesta; que conociera. Estuvo durante un largo tiempo intentado buscar a alguien conocido hasta que una cabellera particular llamó su atención. Kyle. Justo en ese instante la chica de cabello chino se giró y sus ojos se toparon en el acto, Kyle chilló de manera absolutamente ebria, y empezó a gritarle a Ophelia que se acercara, Kyle estaba en la barra.
— Mi querida amiga, justo a tiempo.
El bartender de ojos claros dejo dos copas sobre el mostrador, era ginebra, ante los ojos de Ophelia la copa brillaba y gritaba por ser bebida, pero ella evitó tomar el vaso.
— ¡Venga! —exclamó la muchacha—, solo esta y no más.
Ella continuó dudando si tomar o no lo copa, pero Kyle en un acto había puesto el vaso ya en su mano, y literalmente la estaba presionando para que lo bebiera. En ese momento perdió toda su fuerza de voluntad y bebió de la copa en dos tragos largos, de todo el tipo de alcohol que existía, el favorito de Ophelia Murphy era la bebida ginebra, sabía tan bien en su paladar, era dulce y luego un poco amargo.
Después de eso, Ophelia se encontró pidiendo más ginebra, y después crema de whisky, o solamente whisky, tequila, ron, era lo que le gustaba, Ophelia no tenía control sobre ella cuando de alcohol se trataba.
Alguien posó su mano enfrente de la copa de la chica para evitar que esta la tomara. Ella giró su cabeza para ver de quién se trataba y se topó con un chico de cabello castaño y ojos azules, el cual no conocía. Ella no dijo nada y durante un rato él tampoco lo hizo.
— ¿No crees que has bebido demasiado ya?
Ophelia se rió.
— ¿Me estabas observando?
El muchacho se encogió de hombros, y finalmente logró apartar la bebida a un lado, Ophelia literalmente se lanzó sobre él para recuperar su bebida y en algún momento en el acto, perdió la consciencia.
Sintió la ligereza de las sabanas sobre ella, y cuando su mente estaba completamente consciente, su corazón comenzó a latir con fuerza bajo las sabanas. Las apartó con cuidado de encima de ella, y puso sus pies descalzaos sobre el frío azulejo, llevaba aun su ropa puesta, aunque encima llevaba un saco de la USC de color rosa, aunque el hecho de pensar que era rosa la calmó, el saco bien podría ser de un hombre. Se acercó sigilosamente a la puerta, pero cuando la abrió un poco, escuchó varias voces, entre ellas, la de una chica.
— ¡Sácala, Max! —dijo una voz hosca.
— Cielos, Tobbias, ¿no viste a la pobre chica anoche? Estaba destrozada, ni siquiera se levantaba de lo ebria que estaba.
— Ese no es mi problema —cortó—, ¡puede! ¡Puede estar…! ¡Puede estar robando algo ahora mismo!
Ophelia cerró la puerta cuando vio al chico de cabello rubio acercarse, pero seguramente alguien lo detuvo, porque la puerta de la habitación donde estaba no se abrió en ningún momento. La discusión siguió durante varios segundos, y en eso, ella se dedicó a rebuscar su celular en alguna parte, estaba guardado en un cajón de una mesita junto a la cama, lo sacó y marcó un número.
— ¿Hola? ¿Ophelia? —el acento de Casper se escuchó desde el otro lado de la bocina.
— Hey, ¿cómo estás?
— Estoy bien, ¿tú lo estás?
La muchacha dudó en decirle que necesitaba su ayuda, Casper era básicamente el chico que la sacaba de cualquier lío, como su amigo más unido, él siempre estaba para ella cuando estaba en las peores condiciones o se metía en cualquier problema, Ophelia sacó un papel con la dirección de la casa donde estaba.
— Es que, creo que estoy metida en un problema —comentó, y le explicó la situacióndespués dictó la dirección.
— Tienes suerte de que sea mi día libre, Ophelaia Murphy —reprendió—, aunque de igual forma hubiese ido por ti.
— Gracias, Casp.
El muchacho dijo que estaría por ella en media hora, mientras tanto, Ophelia dejo de nuevo la hoja sobre la mesa de noche. Al mismo tiempo la puerta de la habitación se cerró y alguien detrás de ella se aclaró la garganta.
— ¿No te han enseñado que está mal escuchar conversaciones ajenas? O mucho peor, husmear en los papeles de las demás personas.
— Solo buscaba mi teléfono celular —explicó, sus manso temblaron —, ehm, oye, ¿tú y yo…?
— ¿Qué? —dijo ofendido —, ¿ahora piensas que me voy a meter con una muchacha en tu estado? Estás mal, podré ser muchas cosas, pero soy un caballero. ¿Cómo te llamas?
— Ophelia. ¿Tú eres Mike, verdad?
— Max —corrigió—, en fin, Ophelia, ¿quieres un café mientras esperas a tu amigo?
— ¿Escuchaste lo que hablé?
Él se encogió de hombros.
— Oye, esta es mi habitación, entre justo cuando le pedías que te recogiera, no es mi culpa.
— Si quiero un café.
♫♫♫
Sophie Honey Zane en realidad sabía lo que era la buena vida, su familia eran seres de recursos altos, y nunca le falto nada, cuando se graduó del instituto no faltaba decir que era una chica muy popular, pero tuvo que irse con su padre a Gran Bretaña, allí conoció a su primer novio Perseus, realmente era fantástico como su nombre, hasta que terminaron y comenzaron a odiarse puramente, habían chispas cuando se encontraban el uno con el otro, incluso había testigos, Zeus, el hermano de Perseus tuvo que aguantar todas las broncas que se dieron los dos cada vez que se veían de nuevo.
Pero Sophie regresó a ciudad natal con un nuevo acento inglés y dejó de verlo como golpe de suerte. Su vida no podía ir mejor, tenía un buen trabajo en la empresa de su madre, la cual era una reconocida diseñadora de modas, y estudiaba, exactamente eso, diseño de modas en la universidad de SoundState, tenía buenas amigas, y adoraba irse de fiesta los fines de semana.
Su vida al fin y al cabo no era tan mala como parecía.
Golpeó una vez en la puerta de la casa donde vivía Pypper, ella era básicamente como su hermana menor, bueno, en realidad, Sophie conocía muchas chicas que consideraba como sus hermanas menores, pero Pypper era particularmente especial, Sophie tenía sus razones.
La puerta se abrió mostrando a la chica, esta sonrió de inmediato.
— ¡Hey! —saludó Sophie—, vine para que vayamos juntas por el desayuno.
— Yo no tengo hambre, la verdad…Desayune hace poco.
Sophie miró a Pypper y ladeó una sonrisa preocupada.
— Bueno, entonces al menos acompáñame por mi desayuno entonces, luego te dejo en el trabajo, tengo una noticia que contarte. Además, he pasado demasiado temprano pensando en que deberías ir a trabajar después, por eso traje el auto también.
— Es cierto…que estás un paso de la independización —sonrió la muchacha—, espérame un segundo, me despediré e iré por mi bolso.
Pypper no tardó en bajar, detrás de ella iba la señora Mayhem con una sonrisa en el rostro, le dio un abrazo a Sophie y dos besos en la mejilla, desde siempre había sido así, los padres de las chicas se conocían y eran íntimos, por esa razón Sophie y Pypper también se llevaba bien. Ambas subieron al auto, y Sophie condujo hasta Pot&Pantry Cafe, allí ordenó su desayuno y se sentaron en una mesa cercana a la ventana.
— Bien…—comenzó Pypper—, ¿de qué quería hablarme?
— Justamente de la independización —Pypper levantó sus cejas a modo de pregunta—, veras, me queda un año para mi carrera, y además tengo un buen trabajo que se conecta de manera directa con lo que estudio. He ahorrado durante todo este tiempo, y finalmente estas últimas semanas estuve haciendo un contrato para alquila mi propio hogar…y lo hizo.
La cara de sorpresa y felicidad de Pypper le daba mucho aliento a Sophie. Era algo con lo que llevaba soñando algún tiempo, mudarse ella sola y hacer las cosas por su cuenta. Ella miró su reloj.
— Y como es temprano aún, pensé que querría acompañarme.
Pypper sonrió,
— ¡Pues claro que sí!
El lugar que Sophie había alquilado se ubicaba en Central Village, era amplio y bonito, Central Village era un agradable lugar donde vivir para los ojos de Sophie, además tenía como movilizarse a cualquier parte.
Literalmente el lugar ya pertenecía a Sophie, porque ya tenía copias del lugar. Era de dos pisos, y realmente bonito, además Sophie no tenía muchas cosas con el tiempo las iría comprando con el tiempo.
— ¿Sophie? —preguntó alguien.
— ¿¡Zeus!?
Sophie palideció en un solo segundo. Se dio media vuelta para encontrarse con ese rostro conocido, que tenía la mandíbula marcada, los ojos azul claro, y un cabello lleno de rizos castaños.
— ¡Tú! —exclamaron al tiempo—, ¿qué haces tú aquí? —volvieron a hablar al mismo tiempo, Zeus soltó un risita cínica y divertida, mientras Pypper suspiraba—, pues rente este lugar —se miraron a los ojos.
— Deja de decir lo mismo que yo.
— ¿Qué es lo qué haces acá? —inquirió Perseus.
— Bueno, vivo acá. ¿Y tú qué haces acá?
«Diablos» era lo único que Sophie Honey Zane, podía pensar en ese momento.
Pero Sophie regresó a ciudad natal con un nuevo acento inglés y dejó de verlo como golpe de suerte. Su vida no podía ir mejor, tenía un buen trabajo en la empresa de su madre, la cual era una reconocida diseñadora de modas, y estudiaba, exactamente eso, diseño de modas en la universidad de SoundState, tenía buenas amigas, y adoraba irse de fiesta los fines de semana.
Su vida al fin y al cabo no era tan mala como parecía.
Golpeó una vez en la puerta de la casa donde vivía Pypper, ella era básicamente como su hermana menor, bueno, en realidad, Sophie conocía muchas chicas que consideraba como sus hermanas menores, pero Pypper era particularmente especial, Sophie tenía sus razones.
La puerta se abrió mostrando a la chica, esta sonrió de inmediato.
— ¡Hey! —saludó Sophie—, vine para que vayamos juntas por el desayuno.
— Yo no tengo hambre, la verdad…Desayune hace poco.
Sophie miró a Pypper y ladeó una sonrisa preocupada.
— Bueno, entonces al menos acompáñame por mi desayuno entonces, luego te dejo en el trabajo, tengo una noticia que contarte. Además, he pasado demasiado temprano pensando en que deberías ir a trabajar después, por eso traje el auto también.
— Es cierto…que estás un paso de la independización —sonrió la muchacha—, espérame un segundo, me despediré e iré por mi bolso.
Pypper no tardó en bajar, detrás de ella iba la señora Mayhem con una sonrisa en el rostro, le dio un abrazo a Sophie y dos besos en la mejilla, desde siempre había sido así, los padres de las chicas se conocían y eran íntimos, por esa razón Sophie y Pypper también se llevaba bien. Ambas subieron al auto, y Sophie condujo hasta Pot&Pantry Cafe, allí ordenó su desayuno y se sentaron en una mesa cercana a la ventana.
— Bien…—comenzó Pypper—, ¿de qué quería hablarme?
— Justamente de la independización —Pypper levantó sus cejas a modo de pregunta—, veras, me queda un año para mi carrera, y además tengo un buen trabajo que se conecta de manera directa con lo que estudio. He ahorrado durante todo este tiempo, y finalmente estas últimas semanas estuve haciendo un contrato para alquila mi propio hogar…y lo hizo.
La cara de sorpresa y felicidad de Pypper le daba mucho aliento a Sophie. Era algo con lo que llevaba soñando algún tiempo, mudarse ella sola y hacer las cosas por su cuenta. Ella miró su reloj.
— Y como es temprano aún, pensé que querría acompañarme.
Pypper sonrió,
— ¡Pues claro que sí!
El lugar que Sophie había alquilado se ubicaba en Central Village, era amplio y bonito, Central Village era un agradable lugar donde vivir para los ojos de Sophie, además tenía como movilizarse a cualquier parte.
Literalmente el lugar ya pertenecía a Sophie, porque ya tenía copias del lugar. Era de dos pisos, y realmente bonito, además Sophie no tenía muchas cosas con el tiempo las iría comprando con el tiempo.
— ¿Sophie? —preguntó alguien.
— ¿¡Zeus!?
Sophie palideció en un solo segundo. Se dio media vuelta para encontrarse con ese rostro conocido, que tenía la mandíbula marcada, los ojos azul claro, y un cabello lleno de rizos castaños.
— ¡Tú! —exclamaron al tiempo—, ¿qué haces tú aquí? —volvieron a hablar al mismo tiempo, Zeus soltó un risita cínica y divertida, mientras Pypper suspiraba—, pues rente este lugar —se miraron a los ojos.
— Deja de decir lo mismo que yo.
— ¿Qué es lo qué haces acá? —inquirió Perseus.
— Bueno, vivo acá. ¿Y tú qué haces acá?
«Diablos» era lo único que Sophie Honey Zane, podía pensar en ese momento.
♫♫♫
En el año existían 12 meses, 365 días, todos estos días tenía 525.600 minutos, y por tanto 31.536.000 segundos anuales, y si se trataba de un año bisiesto pues eran 366 días, 527040 minutos y 31.622.400 segundos, y nunca se extendió a pensar en una cifra menor a la de segundos como los milisegundos o nano segundos, porque entonces la cuenta sería tremendamente molesta.
Durante esos 365 días, Suiren Väyryen con sus veintidós años de edad, intentaba encontrarle un sentido a su vida, o al menos desde que tenía dieciséis intentaba hacerlo. Por desgracia había nacido siendo una superdotada, y se graduó a los dieciséis recién cumplidos del instituto, ingresó a la universidad Helsinki, ubicada en Turku, al principio pensó que como era una universidad fuera de ciudad natal; Oulu, se libraría de su familia y se graduaría en medicina, compraría un apartamento en Francia y se establecería allí de por vida.
Pero no contó con la suerte que esperaba y la medicina resultó ser la peor carrera que había, así que la dejó, e irónicamente solo la había escogido para molestar a su gran familia llena de abogados. El primogénito de los Väyryen, es decir el hermano de Suiren, Otto, era el favorito, se graduó cuando tenía un año menos que ella, comenzó a trabajar a la mitad de su carrera, se graduó antes de tiempo porque presentó su tesis antes de tiempo. Y luego decidió hacer un doctorado. En conclusión, Suiren bien podría ser lo que se llama «la oveja negra» de la familia, aunque con el tiempo comenzó a convertirse en la oveja negra.
Como dejo la carrera a los dieciocho años (dos años de su vida desgastados en una basura de carrera ante sus ojos, no es que fuera una mala carrera, pero para ella, joder, que sí lo era), se dedicó a estudiar idiomas; pero de los raros, como el galés, el latín y el alemán, en eso invirtió dos años y se permitió viajar un poco (aunque nada de esto era realmente aceptado por sus padres), después tuvo un año sabático que se extendió a uno y medio, y Suiren se dio cuenta que quizá el problema no era ella, sino el lugar y las personas, todo el tiempo se dijo que estaba mal culpar a los demás por sus tragedias, pero bien, una que otra vez no estaba tan mal, y más cuando la cosa era tal como se pinta.
Y realmente de amor no le gustaba hablar, porque dejó al novio de toda su vida, con el que tenía planes futuros, como casarse y toda esa cantidad de estupideces.
Finalmente se decidió por buscar universidades en Estados Unidos, y encontró un lugar llamado SoundState y todas sus leyendas sobre las canciones y sus habitantes, finalmente decidió enviar su solicitud para la universidad, y por supuesto fue aceptada. Y desde unas semanas atrás se dedicó a empacar maletas y escuchar el llanto de su madre que provenía de la habitación superior a la suya, la escuchaba lloriquear cosas como: «¿Qué hemos hecho mal?» o «Debe entender que dañara nuestro apellido si se va Amerikca» su madre era pésima hablando y siempre se marcaba su acento finlandés. De cualquier forma, la mujer estaba mal parada, porque tenía pensamientos de pena.
Cuando llegó el día para marcharse, un lunes, su madre se vistió como si para una boda fuese, aunque eso era muy subjetivo porque Suiren realmente usaría negro en una boda, el tema era un suicidio indirecto. Su madre lloraba mares, su padre a duras penas la miró, su hermano no fue, pero estaba Irja, su prima, al menos.
— Solo no los escuches, Sui —la muchacha de cabello rubio tomó su rostro entre sus manos apretando sus mejillas y logrado una mueca graciosa en el rostro de la pelirroja —, esta es tu vida y ellos no tiene derecho de meterse en ella.
— Lo sé, pero, ¿podrías soltarme para poder hablar bien y no lucir como una estúpida? —dijo mientras movía sus labios para que se le entendiera,
— Ay, claro.
La rubia la soltó, Suiren movió su mandíbula y chupo por unos segundos sus mejillas, sacudió su cabello y miró a Irja.
— Bueno, quizá tengas razón, pero lo dices porque eres Irja, quiero decir eres rubia con ojos azules y cuerpo de modelo, además, eres abogada e hija única y podría decir que todo Oulu te admira.
— No, Suiren, lo digo porque quiero que construyas tu vida y hagas lo que amas hacer, que por lo visto me han dicho que estudiarás producción.
Suiren encogió un hombro con una semi-sonrisa en el rostro, quizá Irja y ella eran las únicas cuerdas en la amplia familia que tenían, y de esa amplia familia Suiren estaba segura de que ninguno le volvería a llamar, que su isoäiti no la llamaría en fechas especiales, y sus tías no estaría preguntando por Aaran, su ex novio, y ese tipo de cosas, y se preguntaba si eso de alguna forma eso sería liberación, o algo muy malo.
— Adiós, mamá.
Suiren pensaba decir aquella palabra en finés que era “äiti” pero eso poner a su madre alerta porque pensaría que significaba alguna señal y prefirió guardarse eso. Su padre también la miró.
— Suiren Väyryen, si te vas a ciudad absurda con esas estúpidas leyendas sobre las canciones, no pondrás un pie de nuevo en nuestra casa, y me asegurare de borrarte del árbol familiar de los Väyryen —lloriqueó la mujer.
— Créeme, mamá, mi intención no es volver a este lugar. Hasta luego, papá.
— Adiós, Raila.
Y así eran las cosas, que su padre la llamara por su segundo nombre afirmaba el 80% de las probabilidades de que estaba enfurecido con ella, pero seguro se le pasaría, él no era tan rígido como su madre. Antes de que Suiren se diera media vuelta leyó en los labios de su padre una frase muy alentadora como «buena suerte», y así algo del peso que sentía, se esfumó completamente. Hicieron la llamada de su vuelo, y en ese momento si se dio la media vuelta para abrazar a Irja. Escuchó a Irja gritarle cuando estaba de camino
— ¡Solo se tú!
Y eso era lo que Suiren intentaría. En el viaje se la pasó escuchando música, durmiendo y comiendo, era extraño como a las personas les fascinaba ir en avión, pero Suiren odiaba la sensación, y tampoco le agradaba la sensación de los juegos “extremos” en un parque de diversiones. Así que nunca iba cerca de la ventana, para no sentir un cosquilleo en la planta de sus pies.
Durante el viaje estuvo molestando a la chica azafata cada vez que se encontraba despierta. Por otra parte casi ni sintió a los pasajeros de al lado o de la parte trasera. Se volvió exasperante en algún momento. Quizá ella sería clasificada como las pasajeras molestas, pero realmente, detestaba los aviones.
Fue casi como respirar de nuevo cuando puso sus pies en tierra firme, el aeropuerto era un lugar pequeño, es decir era amplio pero no era gigantesco, igualmente lucía acogedor, por alguna razón. Le fue casi imposible frenar un taxi, pero en cuestión de casi una hora de su llegada a SoundState logró llegar a la USC y se sintió extasiada; un sentimiento poco común en ella. Logró llegar para las instrucciones que les estaban dando a los chicos nuevos.
Más tarde, se dirigió a la oficina de ayuda, donde pidió sus horarios de primer semestre y también que le indicaran cuál era su habitación. Una mujer gruñona con gafas en forma de gota la ayudó, le dio sus papeles y literalmente le lanzó las llaves a la cara.
— Si pierdes esas copias no se restauran, tendrás que decirle a tu compañera que te preste las suyas, o si no lo siento mucho.
Y continuó moviendo el mouse mientras se mordía las uñas pintadas de colores distintos y en su mayoría neón. Le tomó casi tres minutos encontrar su habitación, y realmente ordenar su ropa en su armario fue una cosa de diez minutos o menos, porque no llevaba mucha ropa, y la verdad pensaba llevar el saco de la USC puesto gran parte del tiempo.
Dejo las maletas bajo la cama, y tragó saliva.
La puerta del dormitorio 202 se abrió y una chica con rasgos asiáticos apareció en el lugar, parecía diferente.
— Tú no eres mi compañero de habitación —dijo mirándola desconfiadamente—, ¡ah!, es cierto que no me aguantó al final.
— Mi nombre es Suiren Väyryen —se forzó a tenderle la mano.
— Mira, realmente no importa mucho…—comentó la chica de cabello corto—, aunque, ¿Suiren qué? —hizo una mueca— ¿eres croata o algo así?
Ella suspiró mientras dejaba caer la mano sobre su pierna.
— Soy de Finlandia. ¿Cómo te llamas tú? ¿Eres coreana o algo así? —comentó con sarcasmo lo último, imitando a su nueva compañera de habitación.
— Harumi Richie-Ohira. Bastante graciosa…pero no, soy de Japón.
— ¿Ósea que podrías insultarme en japonés y no me daría cuenta?
— Si, probablemente. ¿Tú me insultarías en finés?
— Tenlo por seguro —sonrió Suiren.
— Creo que me agradas, Suiren Vayryen…o cómo sea.
— Sí, tú también me agradas, Harumi.
Durante esos 365 días, Suiren Väyryen con sus veintidós años de edad, intentaba encontrarle un sentido a su vida, o al menos desde que tenía dieciséis intentaba hacerlo. Por desgracia había nacido siendo una superdotada, y se graduó a los dieciséis recién cumplidos del instituto, ingresó a la universidad Helsinki, ubicada en Turku, al principio pensó que como era una universidad fuera de ciudad natal; Oulu, se libraría de su familia y se graduaría en medicina, compraría un apartamento en Francia y se establecería allí de por vida.
Pero no contó con la suerte que esperaba y la medicina resultó ser la peor carrera que había, así que la dejó, e irónicamente solo la había escogido para molestar a su gran familia llena de abogados. El primogénito de los Väyryen, es decir el hermano de Suiren, Otto, era el favorito, se graduó cuando tenía un año menos que ella, comenzó a trabajar a la mitad de su carrera, se graduó antes de tiempo porque presentó su tesis antes de tiempo. Y luego decidió hacer un doctorado. En conclusión, Suiren bien podría ser lo que se llama «la oveja negra» de la familia, aunque con el tiempo comenzó a convertirse en la oveja negra.
Como dejo la carrera a los dieciocho años (dos años de su vida desgastados en una basura de carrera ante sus ojos, no es que fuera una mala carrera, pero para ella, joder, que sí lo era), se dedicó a estudiar idiomas; pero de los raros, como el galés, el latín y el alemán, en eso invirtió dos años y se permitió viajar un poco (aunque nada de esto era realmente aceptado por sus padres), después tuvo un año sabático que se extendió a uno y medio, y Suiren se dio cuenta que quizá el problema no era ella, sino el lugar y las personas, todo el tiempo se dijo que estaba mal culpar a los demás por sus tragedias, pero bien, una que otra vez no estaba tan mal, y más cuando la cosa era tal como se pinta.
Y realmente de amor no le gustaba hablar, porque dejó al novio de toda su vida, con el que tenía planes futuros, como casarse y toda esa cantidad de estupideces.
Finalmente se decidió por buscar universidades en Estados Unidos, y encontró un lugar llamado SoundState y todas sus leyendas sobre las canciones y sus habitantes, finalmente decidió enviar su solicitud para la universidad, y por supuesto fue aceptada. Y desde unas semanas atrás se dedicó a empacar maletas y escuchar el llanto de su madre que provenía de la habitación superior a la suya, la escuchaba lloriquear cosas como: «¿Qué hemos hecho mal?» o «Debe entender que dañara nuestro apellido si se va Amerikca» su madre era pésima hablando y siempre se marcaba su acento finlandés. De cualquier forma, la mujer estaba mal parada, porque tenía pensamientos de pena.
Cuando llegó el día para marcharse, un lunes, su madre se vistió como si para una boda fuese, aunque eso era muy subjetivo porque Suiren realmente usaría negro en una boda, el tema era un suicidio indirecto. Su madre lloraba mares, su padre a duras penas la miró, su hermano no fue, pero estaba Irja, su prima, al menos.
— Solo no los escuches, Sui —la muchacha de cabello rubio tomó su rostro entre sus manos apretando sus mejillas y logrado una mueca graciosa en el rostro de la pelirroja —, esta es tu vida y ellos no tiene derecho de meterse en ella.
— Lo sé, pero, ¿podrías soltarme para poder hablar bien y no lucir como una estúpida? —dijo mientras movía sus labios para que se le entendiera,
— Ay, claro.
La rubia la soltó, Suiren movió su mandíbula y chupo por unos segundos sus mejillas, sacudió su cabello y miró a Irja.
— Bueno, quizá tengas razón, pero lo dices porque eres Irja, quiero decir eres rubia con ojos azules y cuerpo de modelo, además, eres abogada e hija única y podría decir que todo Oulu te admira.
— No, Suiren, lo digo porque quiero que construyas tu vida y hagas lo que amas hacer, que por lo visto me han dicho que estudiarás producción.
Suiren encogió un hombro con una semi-sonrisa en el rostro, quizá Irja y ella eran las únicas cuerdas en la amplia familia que tenían, y de esa amplia familia Suiren estaba segura de que ninguno le volvería a llamar, que su isoäiti no la llamaría en fechas especiales, y sus tías no estaría preguntando por Aaran, su ex novio, y ese tipo de cosas, y se preguntaba si eso de alguna forma eso sería liberación, o algo muy malo.
— Adiós, mamá.
Suiren pensaba decir aquella palabra en finés que era “äiti” pero eso poner a su madre alerta porque pensaría que significaba alguna señal y prefirió guardarse eso. Su padre también la miró.
— Suiren Väyryen, si te vas a ciudad absurda con esas estúpidas leyendas sobre las canciones, no pondrás un pie de nuevo en nuestra casa, y me asegurare de borrarte del árbol familiar de los Väyryen —lloriqueó la mujer.
— Créeme, mamá, mi intención no es volver a este lugar. Hasta luego, papá.
— Adiós, Raila.
Y así eran las cosas, que su padre la llamara por su segundo nombre afirmaba el 80% de las probabilidades de que estaba enfurecido con ella, pero seguro se le pasaría, él no era tan rígido como su madre. Antes de que Suiren se diera media vuelta leyó en los labios de su padre una frase muy alentadora como «buena suerte», y así algo del peso que sentía, se esfumó completamente. Hicieron la llamada de su vuelo, y en ese momento si se dio la media vuelta para abrazar a Irja. Escuchó a Irja gritarle cuando estaba de camino
— ¡Solo se tú!
Y eso era lo que Suiren intentaría. En el viaje se la pasó escuchando música, durmiendo y comiendo, era extraño como a las personas les fascinaba ir en avión, pero Suiren odiaba la sensación, y tampoco le agradaba la sensación de los juegos “extremos” en un parque de diversiones. Así que nunca iba cerca de la ventana, para no sentir un cosquilleo en la planta de sus pies.
Durante el viaje estuvo molestando a la chica azafata cada vez que se encontraba despierta. Por otra parte casi ni sintió a los pasajeros de al lado o de la parte trasera. Se volvió exasperante en algún momento. Quizá ella sería clasificada como las pasajeras molestas, pero realmente, detestaba los aviones.
Fue casi como respirar de nuevo cuando puso sus pies en tierra firme, el aeropuerto era un lugar pequeño, es decir era amplio pero no era gigantesco, igualmente lucía acogedor, por alguna razón. Le fue casi imposible frenar un taxi, pero en cuestión de casi una hora de su llegada a SoundState logró llegar a la USC y se sintió extasiada; un sentimiento poco común en ella. Logró llegar para las instrucciones que les estaban dando a los chicos nuevos.
Más tarde, se dirigió a la oficina de ayuda, donde pidió sus horarios de primer semestre y también que le indicaran cuál era su habitación. Una mujer gruñona con gafas en forma de gota la ayudó, le dio sus papeles y literalmente le lanzó las llaves a la cara.
— Si pierdes esas copias no se restauran, tendrás que decirle a tu compañera que te preste las suyas, o si no lo siento mucho.
Y continuó moviendo el mouse mientras se mordía las uñas pintadas de colores distintos y en su mayoría neón. Le tomó casi tres minutos encontrar su habitación, y realmente ordenar su ropa en su armario fue una cosa de diez minutos o menos, porque no llevaba mucha ropa, y la verdad pensaba llevar el saco de la USC puesto gran parte del tiempo.
Dejo las maletas bajo la cama, y tragó saliva.
La puerta del dormitorio 202 se abrió y una chica con rasgos asiáticos apareció en el lugar, parecía diferente.
— Tú no eres mi compañero de habitación —dijo mirándola desconfiadamente—, ¡ah!, es cierto que no me aguantó al final.
— Mi nombre es Suiren Väyryen —se forzó a tenderle la mano.
— Mira, realmente no importa mucho…—comentó la chica de cabello corto—, aunque, ¿Suiren qué? —hizo una mueca— ¿eres croata o algo así?
Ella suspiró mientras dejaba caer la mano sobre su pierna.
— Soy de Finlandia. ¿Cómo te llamas tú? ¿Eres coreana o algo así? —comentó con sarcasmo lo último, imitando a su nueva compañera de habitación.
— Harumi Richie-Ohira. Bastante graciosa…pero no, soy de Japón.
— ¿Ósea que podrías insultarme en japonés y no me daría cuenta?
— Si, probablemente. ¿Tú me insultarías en finés?
— Tenlo por seguro —sonrió Suiren.
— Creo que me agradas, Suiren Vayryen…o cómo sea.
— Sí, tú también me agradas, Harumi.
- holi:
- perdonen la tardanza, baes): es que entre a clase el martes y bueno, that sucks, pero en fin aquí está mi capítulo, perdonen que este tan corto, me bloquee sigue Georgie o Mily, not sure)?
Última edición por Supertramp. el Vie 22 Ene 2016, 5:01 pm, editado 2 veces
Invitado
Invitado
Re: SoundState.
lo edito porque quiero ser la primera en comentar el cap de lau
VOY A LEERLO AHORA MISMO DSHDFBVGHAVHSVH CXHSVHFH,
VOY A LEERLO AHORA MISMO DSHDFBVGHAVHSVH CXHSVHFH,
dragón.
Re: SoundState.
Lau, cuando vuelva a mi casa y coja mi laptop escribire un comentario largo y decente para tu cap, PERO QUE SEPAS QUE LO AME MUCHO T TUS PJS SON GENIAL ES GDNAGJDBSJW
Atenea.
-------
Re: SoundState.
LAAAAUUU ADORÉ MUCHÍSIMO EL CAP SABEEESSS, EN SERIO MUJER
y Mack y Liam, plz, son demasiado bellos comentaré más lindo más adelante, pero que sepas que lo AMÉ
y Mack y Liam, plz, son demasiado bellos comentaré más lindo más adelante, pero que sepas que lo AMÉ
hange.
Re: SoundState.
Bueno, Lau, vamos a comentar tu bello bello cap
Empezamos con Crawford. No sè, bueno, tu ya sabes que el me encanta skjdnajdnaj y ahora que leo como es en realidad, es tan , me reì mucho en esta parte:
Es que rimo y fue tan de "que" JAJAJAJAJAJAJAJA. Y amo que sea familia de Landon, yyy con Till, LOS TRES COMO FAMILIA, MUERO, SABES
Me imagine la escena, de Craw como todo un motocicleta, y ante la vista de todos, como el chico rudo de la moto y la chaqueta que puede que intimide, y me dio risa :pls:
Jajajajaa, me los imagine, y me imagine a mi si me pasara eso, y creo que actuaria como ellos, sin ceder a dejar que la otra persona se llevara el libro que tanto quiero Luego cuando llego el encargado de la tienda, que leì despues que era Liam y dijo lo de "esto es una biblioteca", me quede como Craw y Robyn, con cara de "en serio estas diciendo eso? porque pense que era una heladeria u otro local" y se fue como tipo "arreglense ustedes pero no hagan ruido"
Esa escena fue tan Crawford intentando hacer entender a Robyn que ella no le gusta y no tiene el minimo interes en ella y ella queriendo mandarlo a la mierda JAJAJAJAJAJJAJAJAJ :pls: i can't, porque son puro pleito esos dos, ¡Y ESO QUE APENAS Y SE CONOCEN!
Eso ultimo fue como tipo "dah, por este libro, aunque si pudiera, me ahorraría de verte a la cara y charlar contigo, chico que parece exconvicto"
Me gusta Liam, mucho ;___; aunque sea metodico y no se arriesgue con experimentar nuevas cosas, NUEVOS LUGARES, SABORES, LO QUE SEA, QUE PARE PORQUE LA VIDA ESTA PARA EXPERIMENTAR Y DISFRUTAR pero se le comprende, aunque debe ser mas flexible a los cambios y asì ;___; y con lo de sus manias, bueh jajajajajaja, no se, es lindo el chico ;___; aunque tenga que siempre hacer las cosas tal cual las ha hecho desde siempre, y opino como Mack, e igual sobre que sea mas positivo
Se me encogiò el corazon a leer eso, porque esa adiccion no es sana, NO ES SANA, yo odio que la gente tome mucho yyyy Ophelia es muy joven para ser adicta a eso u_u aunque su historiaaaaa ODIO A SU PADRE, AUNQUE NO LO CONOZCA, LO QUE LE HIZO A ELLA Y SU MADRE NO TIENE NOMBRE Y ES ALGO IMPERDONABLE en serio ;___; Ophelia... ay u_u ya le quiero Lau <3 Y me encanta su relacion de primos con Law, porque el la cuida y todo, y ella a el (?), y aman ver series juntos ;__; VENGA, QUE YO QUIERO UN PRIMO ASÌ, PRESTAMELO OPHELIA y tambien su amistad con Casper, que el siempre acude cuando ella necesita su ayuda son muy monos, muy lindos si Luego la parte donde mi bae Max le retira su bebida, porque se percato que Ophe ya había bebido demasiado (ya quisiera yo toparme con un chico así de mono en una fiesta que me cuidara de tomar de mas, aunque no tomo, eh, para que quede claro, pero serìa lindo que se dieran así las cosas si me llegase a pasar de cosas, bueh) y cuando Tobbias le exigio a Max que sacara a Ophelia de la casa, que maybe ella estaria robando algo (se que es mi pj, pero eso no le quita lo pesado) y Casper la ira a recoger, como el buen mejor amigo que es
Lo cito todo porque en serio describiste a Max bien, tal y como es ;____; y los filz u___u
Y Sophie se me hizo tan mona y linda :heateyes: no sè, maybe me equivoca, pero la siento muy energetica yyy su amistad con Pypper, SE ME HICIERON TAN LINDAS LAS DOS JUNTAS y yo quiero independizarme como Sophie, con departamento para mi misma
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA, bueno, tal vez no tenga la mejor suerte del mundo Sophie, porque vivira cerca de Perseus, y ellos juntos salen chispas siento que seran muy divertidos ya que no se soportaran, omg, ya quiero leer mas de ellos juntos
Me indentifique con la parte de intentar encontrarle sentido a su vida, porque yo tbm trato de encontrarle sentido a la mia jajajajajaja, excepto con la parte de ser una superdotada, que omg, ya la admiro a Suiren Quiero estudiar idiomas como ella ;___; aunque en si frances u_u me gustaaaaaaaaaaa. Y me gusto la prima Irja, que la apoyo y todo, fue lindo en medio del barullo que armaba si madre diciendo que Suiren seria la decepcion de la familia y luego su viaje hasta SoundState y me emociono porque ella sera nueva en la ciudad y conocera la ciudad, y debera estar encantada con la ciudad porque si u_u <3
Jajajajaja eso fue tan "te puedo insultar en otros tres idiomas que he estudiado sabes" no se, me gustaron tanto Harumi y Suiren ;_;
Y Lau no puedo con que digas que el capitulo te salio corto, porque a mi consideracion, te salio largo, y me encanto todo parrafo y cada uno de tus pjs, Y QUIERO LEER DE LOS OTROS PORQUE TENER 13 Y SON MUCHOS, Y SE QUE ME ENCANTARAN IGUAL eso, ame tu cap, y debia comentar como merecia tu cap de ser comentaro (?), te amo a ti tambien
MILENKA QUIERO CAP TAMBIEN
Empezamos con Crawford. No sè, bueno, tu ya sabes que el me encanta skjdnajdnaj y ahora que leo como es en realidad, es tan , me reì mucho en esta parte:
— Porque me da la gana, ahora, Till, ¿sabes dónde demonios esta mi otro botín?
Es que rimo y fue tan de "que" JAJAJAJAJAJAJAJA. Y amo que sea familia de Landon, yyy con Till, LOS TRES COMO FAMILIA, MUERO, SABES
Para las personas no era muy común que alguien con su vestimenta y su motocicleta llegara a una de las librerías estatales de SoundState, en moto sí, pero su ropa…digamos que simplemente no encajaba perfectamente dentro de una biblioteca.
Me imagine la escena, de Craw como todo un motocicleta, y ante la vista de todos, como el chico rudo de la moto y la chaqueta que puede que intimide, y me dio risa :pls:
— Oye, yo lo tome primero —silbaron al tiempo. Craw haló el libro arrastrando un poco a la chica con él, que por el acto, no soltó el libro.
— Mira, niña, yo tomé el libro antes, tú estabas por ahí agachada como un bebé viendo otros libros, yo lo tomé antes.
Jajajajaa, me los imagine, y me imagine a mi si me pasara eso, y creo que actuaria como ellos, sin ceder a dejar que la otra persona se llevara el libro que tanto quiero Luego cuando llego el encargado de la tienda, que leì despues que era Liam y dijo lo de "esto es una biblioteca", me quede como Craw y Robyn, con cara de "en serio estas diciendo eso? porque pense que era una heladeria u otro local" y se fue como tipo "arreglense ustedes pero no hagan ruido"
— Mira, te invito un café.
— Oye, ya te dije que…
— Es un café, pedazo de…un café, no pienso llevarte a un callejón y aprovecharme de ti, y no, tampoco a Las Vegas y obligarte a casar conmigo en una iglesia barata y un cura disfrazado de Elvis Presley. Solo un café.
— Me parece que tienes una imaginación bastante amplia.
Esa escena fue tan Crawford intentando hacer entender a Robyn que ella no le gusta y no tiene el minimo interes en ella y ella queriendo mandarlo a la mierda JAJAJAJAJAJJAJAJAJ :pls: i can't, porque son puro pleito esos dos, ¡Y ESO QUE APENAS Y SE CONOCEN!
— Si tan mala pinta tengo, ¿por qué estás conmigo?
Robyn levantó el libro.
— Por este pequeño objeto, tendremos que vernos durante varias semanas.
Eso ultimo fue como tipo "dah, por este libro, aunque si pudiera, me ahorraría de verte a la cara y charlar contigo, chico que parece exconvicto"
Liam Tyler siempre tomaba el mismo camino hacía su trabajo, el mismo transporte para llegar a estudiar o llegar a casa, iba a la misma cafetería y compraba el mismo café, compraba el mismo tipo de zapatos en la misma tienda cada vez que veía la necesidad, y si ganas de beber tenía Henry’s bar era su lugar. El mismo de siempre.
[...]Él simplemente apostaba por lo que conocía y así eran las cosas ante sus ojos, eran sencillas. [...]
Me gusta Liam, mucho ;___; aunque sea metodico y no se arriesgue con experimentar nuevas cosas, NUEVOS LUGARES, SABORES, LO QUE SEA, QUE PARE PORQUE LA VIDA ESTA PARA EXPERIMENTAR Y DISFRUTAR pero se le comprende, aunque debe ser mas flexible a los cambios y asì ;___; y con lo de sus manias, bueh jajajajajaja, no se, es lindo el chico ;___; aunque tenga que siempre hacer las cosas tal cual las ha hecho desde siempre, y opino como Mack, e igual sobre que sea mas positivo
Ophelia por desgracia tenía un adicción, y no una pequeña y común como podrían serlo las golosinas o el chocolate, era mucho peor que eso, menos saludable; el alcohol.
Se me encogiò el corazon a leer eso, porque esa adiccion no es sana, NO ES SANA, yo odio que la gente tome mucho yyyy Ophelia es muy joven para ser adicta a eso u_u aunque su historiaaaaa ODIO A SU PADRE, AUNQUE NO LO CONOZCA, LO QUE LE HIZO A ELLA Y SU MADRE NO TIENE NOMBRE Y ES ALGO IMPERDONABLE en serio ;___; Ophelia... ay u_u ya le quiero Lau <3 Y me encanta su relacion de primos con Law, porque el la cuida y todo, y ella a el (?), y aman ver series juntos ;__; VENGA, QUE YO QUIERO UN PRIMO ASÌ, PRESTAMELO OPHELIA y tambien su amistad con Casper, que el siempre acude cuando ella necesita su ayuda son muy monos, muy lindos si Luego la parte donde mi bae Max le retira su bebida, porque se percato que Ophe ya había bebido demasiado (ya quisiera yo toparme con un chico así de mono en una fiesta que me cuidara de tomar de mas, aunque no tomo, eh, para que quede claro, pero serìa lindo que se dieran así las cosas si me llegase a pasar de cosas, bueh) y cuando Tobbias le exigio a Max que sacara a Ophelia de la casa, que maybe ella estaria robando algo (se que es mi pj, pero eso no le quita lo pesado) y Casper la ira a recoger, como el buen mejor amigo que es
— ¿No te han enseñado que está mal escuchar conversaciones ajenas? O mucho peor, husmear en los papeles de las demás personas.
— Solo buscaba mi teléfono celular —explicó, sus manso temblaron —, ehm, oye, ¿tú y yo…?
— ¿Qué? —dijo ofendido —, ¿ahora piensas que me voy a meter con una muchacha en tu estado? Estás mal, podré ser muchas cosas, pero soy un caballero. ¿Cómo te llamas?
— Ophelia. ¿Tú eres Mike, verdad?
— Max —corrigió—, en fin, Ophelia, ¿quieres un café mientras esperas a tu amigo?
— ¿Escuchaste lo que hablé?
Él se encogió de hombros.
— Oye, esta es mi habitación, entre justo cuando le pedías que te recogiera, no es mi culpa.
Lo cito todo porque en serio describiste a Max bien, tal y como es ;____; y los filz u___u
Y Sophie se me hizo tan mona y linda :heateyes: no sè, maybe me equivoca, pero la siento muy energetica yyy su amistad con Pypper, SE ME HICIERON TAN LINDAS LAS DOS JUNTAS y yo quiero independizarme como Sophie, con departamento para mi misma
— ¡Tú! —exclamaron al tiempo—, ¿qué haces tú aquí? —volvieron a hablar al mismo tiempo, Zeus soltó un risita cínica y divertida, mientras Pypper suspiraba—, pues rente este lugar —se miraron a los ojos.
— Deja de decir lo mismo que yo.
— ¿Qué es lo qué haces acá? —inquirió Perseus.
— Bueno, vivo acá. ¿Y tú qué haces acá?
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA, bueno, tal vez no tenga la mejor suerte del mundo Sophie, porque vivira cerca de Perseus, y ellos juntos salen chispas siento que seran muy divertidos ya que no se soportaran, omg, ya quiero leer mas de ellos juntos
Durante esos 365 días, Suiren Väyryen con sus veintidós años de edad, intentaba encontrarle un sentido a su vida, o al menos desde que tenía dieciséis intentaba hacerlo.
Me indentifique con la parte de intentar encontrarle sentido a su vida, porque yo tbm trato de encontrarle sentido a la mia jajajajajaja, excepto con la parte de ser una superdotada, que omg, ya la admiro a Suiren Quiero estudiar idiomas como ella ;___; aunque en si frances u_u me gustaaaaaaaaaaa. Y me gusto la prima Irja, que la apoyo y todo, fue lindo en medio del barullo que armaba si madre diciendo que Suiren seria la decepcion de la familia y luego su viaje hasta SoundState y me emociono porque ella sera nueva en la ciudad y conocera la ciudad, y debera estar encantada con la ciudad porque si u_u <3
— Soy de Finlandia. ¿Cómo te llamas tú? ¿Eres coreana o algo así? —comentó con sarcasmo lo último, imitando a su nueva compañera de habitación.
— Harumi Richie-Ohira. Bastante graciosa…pero no, soy de Japón.
— ¿Ósea que podrías insultarme en japonés y no me daría cuenta?
— Si, probablemente. ¿Tú me insultarías en finés?
— Tenlo por seguro —sonrió Suiren.
Jajajajaja eso fue tan "te puedo insultar en otros tres idiomas que he estudiado sabes" no se, me gustaron tanto Harumi y Suiren ;_;
Y Lau no puedo con que digas que el capitulo te salio corto, porque a mi consideracion, te salio largo, y me encanto todo parrafo y cada uno de tus pjs, Y QUIERO LEER DE LOS OTROS PORQUE TENER 13 Y SON MUCHOS, Y SE QUE ME ENCANTARAN IGUAL eso, ame tu cap, y debia comentar como merecia tu cap de ser comentaro (?), te amo a ti tambien
MILENKA QUIERO CAP TAMBIEN
Atenea.
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