Compañero de juegos.

Compañero de Juegos.

El pequeño Timmy se encontraba en su habitación tratando de terminar su carta a Santa Claus, así es, en pocas horas sería navidad y él estaba esperando con ansias a que esté día llegará. No era necesario hacer una larga lista, llena de juguetes que sabía y no los disfrutaría como antes, pues ya no tenía consigo su acompañante de aventuras, su compañera de juegos. Además sabía perfectamente lo que quería para está navidad y deseaba con toda su alma que está vez Santa si le trajese lo que había estado pidiendo desde hace ya varios años.

Terminó de doblar la hoja colocandola perfectamente dentro del sobre y acercándola a su boca para poder sellarla con su saliva.

Corrió escaleras abajo, hacía la sala donde se encontraba su árbol de navidad, y la dejo ahí, en el suelo, bajo sus frondosas ramas adornadas de lindas esferas y con luces de diferentes colores.

-por favor Santa, esto es lo único que te pido-susurro antes de levantarse del suelo e ir a la oficina donde se hayaba su padre leyendo, como era de costumbre.

-Oh ahí estas-dijo su padre al escuchar la puerta abrirse-¿ya terminaste?-le preguntó mientras dejaba de lado su libro de Anatomía que leía una y otra vez, sin duda era su favorito y eso a Timmy le parecía algo extraño, ¿Porqué alguien escogeria un libro de Anatomía como su favorito en vez de uno de fantasía como los que su compañera de juegos leía para él?. Quizá nunca lo sabrá.

-ya está todo terminado, Papá-afirmo el pequeño con una pequeña sonrisa.

Su padre le sonrio de la misma manera y le hizo una señal para que fuese junto a él. El pequeño entendio el gesto así que camino, rodeando el escritorio de madera que se encontraba enfrente de su padre, y se coloco aún lado de él.

-Bien dime, ¿Qué es lo que quieres para está navidad?-le cuestióno su padre mientras lo cargaba y sentaba en su regazo. Timmy simplemente se quedó callado, no quería que nadie, incluyendo su propio padre, se enterara de las palabras que había escrito en esa pequeña hoja blanca, así que solamente se negó a responder.

-está bien si no quieres decirme-y además no era necesario que se lo dijera, él pronto lo descubriría, en el momento en el que dejara sus juguetes y de más bajo el pequeño árbol navideño-solo espero que seas feliz con lo que Santa pueda traerte-finalizó bajando al pequeño de su regazo sin antes darle un abrazo y un pequeño beso en la frente.

El pequeño solo sonrio y se siento bien ante el pequeño gesto de su padre, hace tiempo que no lo hacía, desde que su compañera de juegos se había marchado.

Después de que Timmy dejara la oficina, su Padre volvió su atención al libro. No era un libro de Anatomía normal como todos, lleno de imágenes de cuerpos y/o tejidos humanos, claro que no, esté estaba repleto de fotos de su pequeña familia, simplemente usaba esa portada desgastada de Anatomía para camuflajearlo y así mantenerlo lejos de las pequeñas y traviesas manos de su hijo.
Antes, eran una familia feliz, llena de vida e ilusiones y disfrutaban de la navidad como ninguna otra, ahora, era triste darse cuenta de que iba a ser otra navidad solos, disfrutando de una cena sencilla.

La extrañaba pero lo negaba cada vez que el pequeño timmy se lo preguntaba. No quería decir la verdad por sentirse el fuertes, por querer creer que ya no la necesitaba y que podia seguir adelante, sin embargo estaba equivocado.

Aún no entendía el porque tenía que marcharse y dejarlo solo con su hijo tan pronto, porque el destino se la arrebató.


Ya pasaban de las 12 a.m y era hora de poner los regalos bajo el árbol y hacer, por un momento, feliz a su hijo.

Años anteriores, 4 desde la pérdida de su compañera, no había tenido el valor de leer la carta que su pequeño le escribí a Santa Claus y hoy sentia que debía hacerlo.

Se acercó al sobre color beige y saco de adentro la hola blanca que contenía dentro, la desdoblo y leyó lo que estaba escrito con letras poco uniformes, hechas por un niño de 10 años.

"Querido Santa Claus:
Todos mis amigos dicen que tú eres el encargado de cumplir los deseos a niños como yo, que puedes hacernos felices cumpliendo nuestros profundos anhelos.
Como sabrás, sigo esperando a que cumplas con mi pequeño encargo, me he portado muy bien, he sido obediente con mi padre y respeto a todas las personas mayores, hago todo eso con el fin de que cumplas mi deseo.
No te pido mucho, no te pido juguetes de moda ni mucho menos que sean caros para ti, solo te pido poder ver a mi madre una vez más, me hace mucha falta y me gustaría tener de vuelta, aunque sea por un rato, a mi compañera de aventuras, a mi compañera juegos.
Espero está vez puedas cumplirlo.

Con cariño: Timmy."

Su padre no pudo contener las lágrimas que, por mucho tiempo, había tratado de retener. No sabía que su hijo, el que todos los días sonreia con demasiada alegría, el que le daba fuerzas para seguir adelante estaba sufríendo y, lo que no sabía, era como cumplir su pequeño sueño que por varios años había pedido al hombre gordo y barbon pero tenía una idea para poder calmar el alma de su querido hijo.

Tomo una pluma que había cerca del mueble junto al árbol navideño, le dio vuelta a la hoja y comenzó a escribir.


Los rayos de sol que entraban por la ventana le dieron directo a los ojos del pequeño Timmy, obligandolo a despertar.

Abrió los ojos como dos platos enormes al recordar que día era.

Salió de la cama de un salto y corrió escaleras abajo dirigiéndose, no al árbol, sino a la cocina.

Tenía la esperanza de que Santa Claus al fin hubiese cumplido con lo pedido en su carta, tenía la esperanza de encontrar a su madre ahí, parada frente a la estufa, preparando un delicioso desayuno, aquellos que extrañaba por años, sin embargo, no encontró nada de eso, la cocina estaba vacía y fría. Le hacía falta la presencia de su madre.

Triste, camino lentamente hacía el árbol el cuál estaba lleno de juguetes, entre ellos se encontraban variedad de carros, un tren eléctrico dando vueltas alrededor del árbol y un pequeño oso de peluche. Ni un juguete de su agrado.

De pronto una pequeña carta que estaba colocada arriba de uno de los bagones del tren le llamo la atención. Camino hacía el agachandose para tomarlo y abrirlo encontrándose con la carta que él había escrito solo que tenía algo diferente, en la parte de atrás se hayaba algo escrito.

"Pequeño Timmy.

Me alegra saber que te estés portando como un buen niño, y que espero con todo mi corazón, sigas así.
El motivo por el cuál respondo a tu carta es para disculparme por no poder llevar hacía ti lo que está escrito en ella. No puedo entregarte a tu madre porque en estos momentos la necesito, necesito de tu compañera de juegos para poder entregar estos juguetes a los niños de todo el mundo a tiempo, así es, tu madre se ha convertido en mi ayudante.
Ella es la que ha dejado todos ésos juguetes, que hay debajo del árbol, para ti, para que sigas riendo y jugando como antes.
Disfrutalos querido Alex con tu nuevo compañero de juegos. Tu Padre.
No olvides que él estará contigo siempre que lo necesites.

Atte: Santa."

No cabía la emoción que había dentro en él. Se levantó del suelo con tanta energía que saltaba una y otra vez, con los brazos en el aire y una enorme sonrisa que mostraba todos sus pequeños dientes y uno que otro hueco por la pérdida de algunos.
Corrió escaleras arriba hacia la habitación de su padre, el cuál se hayaba aún dormido, viajando por el mundo de los sueños. Eso no le importo al pequeño así que no dudó en saltar sobre él tomando por sorpresa a su padre quien abrió los ojos asustado y miraba de un lado a otro desconcertado hasta encontrarse con la dulce mirada de su pequeño.
Lo veía diferente, no tenía la mirada pérdida, lo pálido de su rostro, ya no estaba ése vacío dentro de él. Todo eso se esfumo. En su lugar se encontraba una mirada llena de ilusiones, de sueños y esperanzas, su rostro tenía un brillo singular y lo sentia más vivo que antes.

-¡Ven Papá, ven!-jalóneo a su padre no uno de sus brazos para obligarlo a ir con él.

-¿A dónde?-preguntó mientras se levantaba y trataba de colocarse las pantuflas.

-¡Vamos a jugar!-respondió el pequeño con una enorme sonrisa. Su padre estaba contento, nunca antes se lo había pedido y estaba feliz por ello-quiero que seas mi Compañero de juegos-en su corazón no cabía la emoción, quería llorar de alegría, de algo sirvió leer esa carta y haber escrito lo que nunca había podido decir.
Timmy se acercó a él y lo abrazo muy fuerte susurrando un "te quiero" entre ellos.
Está navidad no iba a ser tan mala como creyeron, está navidad iba a dar inicio de algo nuevo.
De ahora en adelante, Timmy, iba a tener un nuevo Compañero de juegos.