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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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spell on mine.
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Re: spell on mine.
hoodings. escribió: +Nombre Personajes: Dalton Roth (hechizado)-Hayley Graham-Ethan Lambert
+Representantes: Michael Clifford-Liana Liberato-Luke Hemmings
+Canción: Friends-Ed Sheeran
+Escritos:
- Escrito 1:
Ángel (Capitulo 1):
La cabeza le daba vueltas y le estaba pulsando, el dolor que sentía en su cuerpo era indescriptible.
Abrió los ojos con dificultad puesto que una luz demasiado blanca frente a él lo estaba cegando, después de unos segundos sus ojos lograron acostumbrarse y poder abrirlos completamente.
Se levanto del suelo y observo el lugar en el que se hallaba, había demasiada gente alrededor de él. Preocupado por lo que pudo haber pasado, comenzó a buscar a Ana con la mirada por entre la gente. Ambulancias, patrullas, dos automóviles desechos y caras de personas desconocidas se interponían en su búsqueda.
El llanto de una chica lo atrajo su atención, escucho como gritaba desesperada su nombre. Intento buscar de donde y de quien provenían esos gritos.
Dio la vuelta, como si una extraña fuerza lo obligara a voltear. Sintió como la piel de todo su cuerpo se erizaba y los latidos de su corazón comenzaban a acelerarse.
Se acerco lentamente a una chica castaña que estaba de rodillas en el suelo llorando frente a un cuerpo sin vida que estaba siendo cubierto con una tela blanca.
Antes de que los forenses lo cubrieran en su totalidad logro ver quien había sido el chico que no seguiría disfrutando de la vida.
Se hecho para atrás cayendo de espaldas, por fortuna sus manos lograron amortiguar el golpe, sus labios comenzaron a temblar y sus ojos a picar, no podía, no quería creerlo, era él y la chica que lloraba a su lado era Ana, su novia.
-Esto es un sueño, esto es un sueño-repetía una y otra vez, con los ojos cerrados y tambaleándose de un lado a otro con sus rodillas pegadas al pecho y cubriendo su rostro entre sus manos.
-No Harry, esto en realidad acaba de pasar-dijo un extraño hombre detrás de él, colocando una mano sobre su hombro para poder llamar su atención.
Harry alzo la mirada visualizando a un hombre alto, ojos café oscuros, su cabello corto, de un castaño claro, piel morena y de unos 40 o 50 años aproximadamente. Estaba vestido con un traje formal de un blanco, eso le daba un aspecto serio.
-¿y usted quien es como para venir y decirme que estoy equivocado?-cuestiono Harry molesto, levantándose del suelo y limpiándose las lágrimas, viendo directamente a los ojos del extraño hombre.
-Soy Adam-respondió con una voz seria y autoritaria poniéndose recto, haciéndose ver más alto de lo que ya era, y posando sus manos atrás de su espalda-y vengo por ti-
-¿Por mi?-pregunto Harry confundido con lo que Adam le había respondido, su cabeza comenzó a formular preguntas hasta que logro entender a lo que se refería, aun seguía en shock por lo que había pasado, ¿en verdad todo había terminado para él?, ¿Qué pasara con sus padres, sus amigo? Y en especial ¿Qué pasara con Ana?, ¿lograra seguir adelante, será feliz sin él? Volteo a verla, estaba deshecha, lloraba sin parar en brazos de su amiga, con todo lo sucedido no había notado que tenia algunos rasguños y cortes en sus brazos y rostros, ¿acaso el accidente fue contra ellos?, no lo sabía.
Sea como sea Harry no quera irse, aun no estaba listo para decir un eterno Adiós, no quería dejar a su amada sola y sin protección.
-Vamos Harry, no perdamos más tiempo-llamo al oji-verde, colocando nuevamente su mano sobre el hombro del chico-Harry-lo llamo Adam, vio que no despegaba los ojos de la castaña, sintió el dolor que había dentro del muchacho. Sabía perfectamente lo que estaba pasando, no era el primero pero tampoco el último que sufriría de esa manera. Tarde o temprano presenciarían un golpe como este, que no habrá nada que puedas hacer para cambiarlo y Harry tendría que saberlo
-no tiene caso, ella ya no puede oírte ni mucho menos verte-
-lo sé-murmuro el castaño sin separar la vista de la chica-pero quiero hacerla feliz, debe haber una manera de poder lograrlo aunque sea invisible para ella-
En su voz se notaba una pizca de desesperación por no saber qué haría ella ahora que él ya no estará a su lado nunca más. Adam sabia que podrían hacer algo para poder cumplir lo que el chico quería pero tenía que decírselo en un lugar donde nadie los escuchara y estar demasiado lejos de los posibles ojos que lo estuviesen observando en todo este asunto.
-Eso, Harry, lo veremos más adelante-murmuro Adam, antes de llevárselo a algún lugar lejos de su sufrimiento.
- Escrito 2:
Capitulo de Living in the darkness (n.c):
La frágil brisa del otoño, cuanta tranquilidad transmite, por lo menos en momentos en los que no se puede estar con sí mismo. La vida que uno lleva no siempre es como uno quiere.
Sentada, recargada en un árbol, pensando en el porqué de su situación, tratando de comprender que hizo mal para merecerse una vida así: Dura y Difícil.
Carrie Grey una chica que ha sufrido toda su vida insultos por parte de conocidos y desconocidos, principalmente de su propia familia, su madre la menosprecia, la hace sentir que su vida es un asco, que ella no sirve para nada, siempre creyó que su vida es una pesadilla de la cual desearía despertar algún día.
No pudo retener más sus lágrimas que segundos antes amenazaban con salir de sus hermosos ojos marrones, sintió como la pequeña gota fría resbalaba por su mejilla aun roja por el golpe que su madre le daba por las consecutivas discusiones que tenían en cada amanecer, esta vez decidió irse, huir de ese horrible lugar y correr a esconderse en su árbol, su único confidente, el único lugar en donde puede tener un poco de tranquilidad, de paz.
Su madre jamás la quiso, nunca pensó en tenerla pero su padre la hizo cambiar de opinión, que equivocada estaba al hacerle caso y tener con vida a quien le arruino por completo el estilo de vivir que quería y ahora la culpaba por la muerte de su propio padre.
Carrie seguía sollozando por los malditos insultos que le decían sus compañeros y su propia madre.
-No soy una inútil-se dijo a si misma quitándose rápidamente la otra lagrima que estaba a punto de salir-No soy una estúpida-apretó sus ojos para evitar que más de aquellas gotas saladas y llenas de dolor se derramaran, se levantó de su lugar extendiendo los brazos hacia el frente con sus muñecas hacia arriba dejando ver perfectamente sus pequeñas, pero consecutivas, cortadas, las observo por un momento, recordando las causantes de estas cicatrices.
-y estas marcas…no serán más-murmuro dirigiendo su mirada al horizonte, una ligera ráfaga de viento rozo sobre su piel morena y movió su cabellera castaña larga hacia atrás.
-A quien engaño-dijo cabizbaja-jamás podre cambiar, por más que quiera seguiré siendo la misma chica tímida y débil a quien todos odian-se dejó caer nuevamente en el árbol.
Por un momento creyó que con tan solo decirlo todo iba a cambiar sin darse cuenta que para poder lograrlo uno necesita hacerlo con hechos no con palabras.
Respiro profundamente y con los ojos cerrados exhalo todo el aire que había tomado.
Miro hacia arriba, hacia el cielo lleno de nubes grises cargadas de agua, avisando, con los pequeños estruendo de los relámpagos, con dejarla caer en cualquier momento.
Se levantó nuevamente con lentitud, sacudiéndose la suciedad de sus pantalones y emprendiendo el difícil viaje de regreso a su casa. Sabía que tenía que estar preparada para lo que su madre estuviera por decir en el instante en que ella pisara aquella choza, la cual estaba lleno de horribles recuerdos, principalmente el que la atormenta todo el tiempo, la muerte de su padre...----------------------------------------------------------------------------
Apenas había cumplido los 12 años de edad cuando su padre, la única persona en el mundo que la amaba, había muerto en un trágico accidente automovilístico.
Era un martes para ser exactos un 19 de Octubre cuando ocurrió la tragedia
Como todos los días, Carrie, La pequeña Carrie (como la llamaba su padre), iba a clases de Ballet, le encantaba bailar, su pasión por el baile era inexplicable, le gustaba tocar el piano, cantar y dibujar, pero si le daban a escoger entre esas le daba más preferencia al baile, dicha acción le daba la sensación de libertad y tranquilidad interna, era como si fuese una mariposa extendiendo sus alas para emprender el vuelo a un mundo totalmente desconocido pero lleno de maravillas.
Su clase de ese día había llegado a su fin, recogió todas sus cosas, las cuales eran preciadas para ella, y salió, a toda prisa, sentándose en las escaleras esperando la llegada de su padre.
Él le había prometido pasar por ella, pues Carrie le suplico porque fuera y él no podía decirle que no a su tesoro más preciado, por esa razón estaba emocionada, era la primera vez, de sus 2 años en la academia que su padre pasaría por ella.
(…)
-y es así como subiríamos la economía, no solo de esta empresa, sino también de nuestros socios-termino de decir, dando fin a la reunión en la que se hallaba
-muy buena propuesta Sr. Grey-dijo un señor robusto y de traje oscuro, levantándose de su asiento y aplaudiendo por tan maravillosa idea, exportar una gran parte de la producción de la empresa al extranjero.
En cuestión de segundos todos emitieron la misma acción, aplaudiendo y felicitando al Sr. Grey. Reviso el reloj que traía en la muñeca y abrió los ojos sorprendido por la hora
-Bueno señores gracias por su atención, ahora si me disculpan me tengo que ir-tomo su maletín y salió a paso veloz de la sala de juntas para llegar a tiempo por su querida hija.
Se dirigió al estacionamiento, en busca de su auto, al hallarlo subió a él con toda prisa y lo puso en marcha. Mientras conducía no dejaba de echarle un vistazo a la hora en su reloj.
Estaba oscureciendo, sabía que su pequeña le podría suceder algo, así que pisó el acelerador, sin darse cuenta que iba rebasando el límite de velocidad. Por lo veloz que iba se pasó un alto provocando que un auto impactara con el suyo, la imagen de su hija, corriendo por el campo junto con él, fue el último recuerdo que tuvo antes de cerrar sus ojos.
(…)
La pequeña Carrie estaba asustada, era de noche ya y no había ni un alma con ella.
De pronto sintió una ligera punzada en su corazón, tenía el presentimiento que algo había pasado.
-Mi papá-murmuro levantándose repentinamente de donde estaba, decidió salir a buscarlo con miedo de perderse pero ya no le importaba con tal de encontrarse con el carro de su padre y saber que está bien, sano y salvo.
(…)
Muchas personas se hallaban rodeando el lugar del accidente, las ambulancias con los paramédicos y algunos policías de tránsito intervinieron en el lugar alejando a las personas y deteniendo el tráfico.
Rápidamente los paramédicos atendieron a los lesionados, 3 para ser exactos; 2 jóvenes, no mayores de 19 años y el padre de Carrie. Los chicos se encontraban bien, no habían sufrido mas que algunos cortes.
-¡Ayúdenme a sacarlos!-grito uno de los paramédicos que se dio cuenta que aun respiraban y estaban inconscientes de lo que les paso, en seguida unos más se les unieron para auxiliarlo. Desgraciadamente, el padre de Carrie no había corrido con la misma suerte, su corazón se había detenido después del gran impacto.
-está muerto-anuncio uno de los paramédicos al checar y notar que su corazón no latía más.
Revisaron sus pertenencias y encontraron el número de teléfono de su casa para avisarles a sus familiares del terrible momento.
(…)
La pequeña Carrie no sabía qué hacer, como reaccionar a tan semejante noticia, su padre muerto, no podía, no quería creerlo, su vida, la única persona que solo la podría querer ya no estaba con ella, su corazón comenzó a destrozarse por completo, cada parte de ella comenzó a desmoronarse, sus lágrimas caían a cantaros, como la fría lluvia de ese mismo otoño. Su madre tampoco sabía cómo reaccionar, quería desquitarse y con quien más sino es con su hija, la persona que le arruino todo, gracias a ella y a su “estúpida” insistencia todo esto ocurrió.--------------------------------------------------------------------------
Desde ese momento todo comenzó a ser mas difícil para ella, se olvido de lo único que la hacía sentir bien: el baile; lo dejo en el olvido porque le hacía recordar aquello que diario quería, que la brisa del viento se la llevara y no lo devolviera, pero eso jamás pasaría, día y noche sus ojos se tornan rojizos por el llanto consecutivo, lo único que quiere es dejar de sentirse mal, encontrar a alguien que la haga sentir mejor.
Estás hechizada.
Wow, es una ficha fabulosa. Me encantó cada detalle, más la historia de Ángel, a pesar de su brevedad, se escuchaba interesante y era bastante atractiva, me atrapó en el instante que comencé a leerlo. Sólo un pequeño detalle, linda; usaremos guión largo. Fuera de eso, me encantó, ya estás dentro. ¡Buena suerte, linda!
Última edición por messy. el Lun 14 Dic 2015, 9:39 pm, editado 1 vez
messy.
Re: spell on mine.
Gallavich. escribió:SISISISISISI BELLARKE *-* LAKSASLA GRACIAS POR ACEPTARME, LINDA SOFI <3messy. escribió:Gallavich. escribió:
- Nombres pj's: Billie Joe Knightwish (este será el hechizadooooo) & Gregor Aleksander Krum (Homo,pls)
- Fc's: Dyaln O'brien & Aaron-Taylor Johnson.
- Canción: Always. By: Bon Jovi.
- Escrito: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] || [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Estás hechizada. Amé tu ficha y tus escritos, el escrito donde Clarke y Bellamy lo hacen fue como "¿Será Bellamy de The 100? Y luego un poco más abajo encontré Clarke y fue como "Ay Satán (?" y el de el rol que creaste de Harry P. fue un rol que me tocó. Un ship gay y se ven lindos estás completamente dentro, bienvenida.
Y Harry P.
ahre sí, ellos son de mis ships de libros favoritos gracias a ti por audicionar, Mich. Harry omg Buenas suerte, guapa
Última edición por messy. el Lun 14 Dic 2015, 9:40 pm, editado 1 vez
messy.
Re: spell on mine.
prisma. escribió: Hola! hace banda no audiciono en colectivas ;-; y tengo ganas de escribir e.e Me parece una idea muy buena mas por el hecho del uso de canciones y esas cosas. Se me sera muy difícil escoger una canción para el rol jaja anyway problema mio :) Ups no dije mi nombre soy mickeyla bt dime como quieras.
- :
ahora estoy obsesionada con esta cancion. (Emperor's new clothes - P!ATD)[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
¡Hola Mickeyla! ¿Puedo llamarte Mick? Suena a Mickey Mouse ahre no. Bienvenida seas, linda. Pues esperaré tu ficha ansiosa, cariño.
p.d: omg Panic!At The Disco, me encantan
messy.
Re: spell on mine.
—Nombres de los PJ's; Alexis Black| Jared Swift* | Shin Kent
—Representantes; Kaya Scodelario| Harry Styles* | Kim Hyun Joong
—Canción; Talking Body, Tove Lo
—Escrito; [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
—Representantes; Kaya Scodelario| Harry Styles* | Kim Hyun Joong
—Canción; Talking Body, Tove Lo
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- Clickeame :
- No sé si notaste que en el Nombre de Jared y el de Harry puse dos asteriscos
like this *, bueno, es porque él será el hechizado (?) so, necesitas algo más no dudes en pedirlo, sé que tarde en mandar la ficha pero, es que te juro que no me decidía que canción poner y al final puse una toda guarra r7u7r jaja ¡Besos!
November.
Re: spell on mine.
November. escribió:—Nombres de los PJ's; Alexis Black| Jared Swift* | Shin Kent
—Representantes; Kaya Scodelario| Harry Styles* | Kim Hyun Joong
—Canción; Talking Body, Tove Lo
—Escrito; [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
- Clickeame :moon:
No sé si notaste que en el Nombre de Jared y el de Harry puse dos asteriscoslike this *, bueno, es porque él será el hechizado (?) so, necesitas algo más no dudes en pedirlo, sé que tarde en mandar la ficha pero, es que te juro que no me decidía que canción poner y al final puse una toda guarra r7u7r jaja ¡Besos!
Estás hechizada.
Santo cielo, me encantan tus pj's y tu escrito me mató. Tu forma de narrar me resulta bastante interesante. Sí, antes de abrir el spoiler y ver los asteriscos, asumí que Jared sería el hechizado, ahre. Amo tu canción porque es guarra, ahreno. Ya estás dentro, ¡Buena suerte, bella!
messy.
Re: spell on mine.
❅Nombres: Holden Ryder | Camille Fray (hechizda)
❅Representantes: Dylan Sprayberry | Danielle Campbell
❅Song: Blue Jeans - Lana Del Rey
❅Escritos: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo](es lo ultimo decente que tengo u.u)
❅Representantes: Dylan Sprayberry | Danielle Campbell
❅Song: Blue Jeans - Lana Del Rey
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Invitado
Invitado
Re: spell on mine.
prisma. escribió: ❅Nombres: Holden Ryder | Camille Fray (hechizda)
❅Representantes: Dylan Sprayberry | Danielle Campbell
❅Song: Blue Jeans - Lana Del Rey
❅Escritos: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo](es lo ultimo decente que tengo u.u)
Estás hechizada.
¡Oh, Dios! Debo serte sincera, Mick, tu forma de describir me gustó mucho y rayos, escribes bello, ese escrito es mucho más que decente. Amo tu canción, ahre. Tus personajes me gustan ji. No sé cómo decirte lo mucho que me gustó. Sin más que decir, estás dentro. ¡Te deseo suerte, linda!
messy.
Re: spell on mine.
Holo. Hace mucho tiempo que no escribo y extraño -insanamente- hacerlo. La idea es excelente, por lo que en breve te dejo mi ficha.
the1975.
Re: spell on mine.
Gracias por aceptar mi ficha bae y claro puedes llamarme asi. Bss.
Invitado
Invitado
Re: spell on mine.
messy. escribió: Estás hechizada. Wow, es una ficha fabulosa. Me encantó cada detalle, más la historia de Ángel, a pesar de su brevedad, se escuchaba interesante y era bastante atractiva, me atrapó en el instante que comencé a leerlo. Sólo un pequeño detalle, linda; usaremos guión largo. Fuera de eso, me encantó, ya estás dentro. ¡Buena suerte, linda!
muchas gracias por aceptar mi ficha, espero y vengas mas personas a audicionar porque es una ide fabulosa
saludos
saludos
emanon.
Re: spell on mine.
*Nombres: Kyle Britt (El es el hechizado) & Skylar Morgan
*Famosos representantes: Shawn Mendes & Chloe Moretz
*Canción: Say Something - A Great Big World ft. Christina Aguilera
*Escritos:
- 15 Years:
- El final está cerca...
Capitulo 43: Buenas noches, amor.
Quinta Lamentación. Narración: Erin Everly.
Los días se hacen cada vez más difíciles por aquí. Cada día que pasa veo a Dakota, aunque sonría y diga que todo está bien, cada vez peor. Y eso me destroza, día a día en mi interior. Es tan injusto que a alguien de su corta edad le tenga que pasar esto, más aún con todo lo que se le venía.
Ella no merece esto. No merecía morir, ella no. Hay personas y personas, las buenas como ellas y las hijas de puta, que esas si se merecen el peor de los castigos. Como yo.
No le he dicho nada. En tres semanas se cumple la fecha de parto de Dakota, y como venimos esperando, de su futura muerte. He hecho algo que, si ella se entera, seguro me odiará. Así que decidí guardármelo y no decirle nada.
Eh abortado.
Eso es, aborté. La misma estúpida que se peleó con ella para que no abortara, la que la aconsejó y acompaño durante todo este tiempo, abortó. Fui una cobarde, una estúpida, me siento un fraude. No me sentía preparada y, con lo que le pasa a Dakota me agarró un profundo miedo, así que, mezquinamente, preferí mi vida antes de la que mi hijo, aún sin saber si me pasaría lo mismo que a ella. Es un cargo de conciencia que llevaré toda mi vida, pero ahora debo soportar ese maldito peso.
12 de noviembre de 1987.
Los rayos de luz atravesaron las cortinas de aquella fría habitación de hospital y cayeron sobre nuestros rostros, despabilándonos.
-… ¿Erin? – Me llamó ella, apenas levantando su voz.
-Aquí estoy. ¿Sucede algo?
-Me duelen… Mis piernas…
-¿Qué? Haber… Déjame ver…
Corrí lentamente la sábana y me encontré con una escena horrorosa. Mi rostro se inmovilizó por completo. Su piernas, flacas y pálidas por el poco movimiento, comenzaron a lastimarse. Pero no raspones cualquieras, sino era pequeños cráteres que se formaron en su piel. Ella no podía verlas, gracias a que su vientre tapaba toda su vista desde su cadera para abajo, y era preferible que no las vea. Preguntó qué pasaba, y solo pude responder que seguro era un calambre mañanero. Salí del cuarto aguantándome las ganas de llorar. Fui en busca del doctor.
-Disculpe – Le dije – Hay un problema con Dakota Blair.
-¿Qué sucede? – Pregunto.
-Ella… No se movió en todo este mes… Pero sin embargo, sus piernas están todas lastimadas, como si hubieran cavado unas cucharas en ellas. ¿Qué paso?
-Señorita Everly… Esos lastimados que vio en la paciente Blair son escaras, lastimados que se hacen por su poco movimiento. No podemos aplicarle corticoides, así que están infectados.
-Por dios… ¿Y qué podemos hacer?
-Seré sincero con usted. En estos momentos… A ella le deberíamos amputar la pierna derecha, que es la más infectada, pero su cuerpo no resistirá. Seamos honestos… Hasta ella lo sabe, no le queda mucho por vivir. Sería algo inútil. Mejor que no se entere, su molestia pronto desaparecerá.
-¿Cuánto tiempo más aguantará? ¡Me dijo que le duele, le duele! ¿Dónde mierda se ganó su puto título? ¡Al demonio con usted! ¡Gracias por nada!
Salí corriendo de allí, antes de que mi rabia tomara control de mi cuerpo y provocara que le rompiera la cara a el estúpido ese que se hace llamar ‘’doctor’’. Antes de volver a entrar a la habitación me tiré a un costado de la puerta a llorar. Este último tiempo se hizo muy difícil para mí. Estaba destruida, sentía que no daba más. Era horrible ver como ella se descompensaba, como sufría dolores y como vomitaba sangre, sus brazos llenos de moretones y lastimados, y al mismo tiempo, no entendía de dónde sacaba esa sonrisa al hablar de su bebé. Odiaba sentir que estaba mintiéndoles a todos: a Trevor, a Jason, y a los chicos. Porque mientras ellos disfrutaban de sus conciertos, aquí Dakota estaba muriendo.
No aguanté más. Pedía perdón al cielo y a Dakota por romper mi promesa, pero me dirigí hacia el teléfono a llamar a Trevor. En poco tiempo pudo contestar.
-¿Aló?
-Trev, habla Erin.
-Erin, antes que nada, gracias por todo lo que estás haciendo por ella. ¿Cómo se encuentra?
-Trev – sollocé – Algo terrible está pasando…
-… Dime por favor, no me asustes.
-El cuadro de Dakota empeoró Trev… Ella está muy mal… No sabemos si sobrevivirá…
Un profundo silencio se hizo por el teléfono. Trevor no contestaba por más que insistiera. Llegué a temer que se podría haber desmayado o descompensado por la dura noticia que acababa de recibir… Ni más ni menos. Por fin volvió a contestar.
-…Vamos para allí.
Trevor colgó el teléfono. Me sentía una traidora por romper mi promesa con Dakora, pero por otra parte sentía un gran alivio dentro de mí.
Fui al baño del hospital a lavarme el rostro, para tapar lo que había llorado. Me dirigí hacia la habitación y allí estaba ella, retorciéndose en la cama, nuevamente sufriendo los espantosos dolores que le hacían padecer el dolor de huesos y sus lastimados.
-Amiga… Tranquila… Aquí estoy – Le dije, acercándome para tomarle la mano. Hizo un fuerte quejido y la apretó fuertemente.
-Erin… Me duele mucho… Mi vientre…
-Q… ¿Qué pasa? – Pregunté asustada.
-La panza… Se me pone dura… Me duele el vientre… Todo…
Levanté su sábana y parecía como si se hubiese orinado ensima, pero esto era distinto. Era como si solo fuese agua, que manchó todas las sábanas con una pequeña coloración roja. Quedé pensando, armando todo en mi cabeza, hasta que por fin descubrí la respuesta… Había roto fuentes.
-Por dios Dakota... ¡Vas a dar a luz!
Otra contracción golpeó contra su cuerpo y se quejó aún más fuerte. No pensé otra vez, me acerqué hacia la puerta y comencé a llamar desesperada a los doctores, hasta que por fin llegaron y se la llevaron en la camilla. En ningún momento dejé de seguirlos ni me aparté de ella. Pude ver por el ventanal como el cielo se cubría por un manto de nubes grises a punto de realizar, lo que parecía, una fuerte tormenta.
Llegamos a una sala mucho más amplia, llena de monitores y aparatos.
-Háganle una ecografía y verifiquen los latidos del bebé – Dijo el doctor.
Realizaron la ecografía. Aún se veía el bebé, o una imagen borrosa de él, puesto a que el niño o niña era bastante grande. Lo que llamó la atención de los médicos eran los latidos: Eran pocos, muy bajos y casi mudos.
-… ¿Sucede algo? – Pregunto Dakota.
-Los latidos del bebé van en descenso… Si queremos que sobreviva debemos hacer esto pronto – Contestó el obstetra.
-Por favor… Lo más rápido posible. Salven a mi bebé – Respondió ella.
Todos los doctores salieron en busca del equipo que les faltaba. En media hora harían una cesárea de urgente a Dakota. Eso me desesperó muchísimo más. Ya no quedaban dos semanas, sino dos horas. Trevor… Los demás… ¿Llegarán a tiempo? ¿Qué haré? Me quedaré sola… Estaba muy asustada.
-Erin… No quiero que te asustes, ¿Está bien? Esto es lo correcto. Esto elegí para mí.
-Dakota... Los demás… ¿Qué harás?
-Eso iba a decirte. ¿Ves el monitor? – Señaló al ecógrafo – Allí se pueden grabar Dvd’s. Tengo uno en mi bolso… Por favor, alcánzamelo, pongo en la grabadora del ecógrafo y prende la cámara.
Hice lo que ella me pidió. Con paciencia, tratando que todo quedara bien. Al terminar mi trabajo, por pedido de Dakota, salí de la habitación. Permanecí unos 20 minutos fuera hasta que escuché su llamado. Fui, apagué la máquina y le entregué el DVD. Ella me lo devolvió, asegurando que era inútil que ella se lo quedara si necesitaba a alguien vivo para que se lo diera a los demás.
Sonrió – Erin… Gracias…
-No hay que agradecer, Dakota...
-No, de verdad… Gracias por todo. Por cuidarme, por apoyarme, por aconsejarme… Por todo. No hay palabras para definirte. Eres una gran persona y una gran amiga.
-…Dakota – Respondí al borde de las lágrimas.
Me tomó de las manos – Te prometo que te cuidaré, esté donde esté. Te lo mereces. Sé que tu y Steven se aman mucho… Y sé que les espera lo mejor para ambos. Serán muy felices y tendrán una gran familia, ¿Sabes? Velaré siempre por ustedes.
-Dakota... No hagas esto…
-Necesito decirte que… He cometido muchos errores, ¿Sabes? A veces elegí las cosas equivocadas y fáciles para mí… Que terminaron arruinándose. Pero tú nunca hagas eso. Nunca tomes el camino fácil, Erin. Nunca. No dejes que el mundo te arruine. Eres una mujer fuerte, inteligente, bella y muy valiente. Estoy… Muy feliz de haberte conocido… Y te adoro Erin… gracias por todo…
-Oh Dakota... Yo a ti…
Me acerqué y le di el abrazo más fuerte que le dí a alguien alguna vez en mi vida. Ambas quebramos en llanto, dolidas y con el profundo hueco en el alma sabiendo que esta sería nuestra última vez juntas. Nunca podría olvidarla, ni lo haría. Fue quizá de las mejores personas que conocí en toda mi vida. Nunca a nadie tomé tanto aprecio ni me dolió tanto su partida. Nunca.
Nunca me olvidaré de ella.
-Llegó el momento – Dijo el doctor, entrando al cuarto.
Todo pasó tan rápido… Llenaron de máquinas y de personal la sala. Imploré hasta que me dejaron permanecer allí, me pusieron una bata, un gorro y guantes. Prepararon su camilla, con cuidado la vistieron y se alistaron todos los demás. Estaban a punto de prepararla para anestesiarla.
-Adiós, Erin. Nunca te olvidaré – Me dijo.
-Hasta siempre Dakota. Tampoco nunca lo haré – Dije, tomándole fuerte de las manos.
En un momento, ella miró hacia arriba y dijo:
‘’Buenas noches, amor’’
Cerró los ojos y una sonrisa apareció en su cara. No entendí bien a quien se lo dijo eso, pero tampoco iba a preguntar. Simplemente cerré mis ojos y dejé que mis lágrimas cayeran por mi rostro.
Pusieron una máscara en su cara y para el minuto ya estaba dormida. Los médicos decidieron que era tiempo de operar.
Hicieron la primera incisión y casi me desmayo. Salió despedida una cantidad de sangre impresionante, como si una fuente estaría chorreando. El suelo, los guantes y los médicos quedaron embarrados por enteros. La sangre fluía, y fluía.
Otra máquina marcaba los latidos del corazón de ella. Cada vez eran más débiles.
Hicieron la segunda, y la más importante incisión de todas: El útero. Nuevamente otro mar de sangre salió despedido de su cuerpo.
La máquina cada vez marcaba sus latidos más débiles.
-Señores, apresuremos esto – Dijo el doctor.
Rápidamente abrieron el saco amniótico. Abrieron paso por los restos de este y comenzaron a buscar el bebé.
-Aquí veo las orejas… Estoy agarrando algo, pero no sé si son sus piernas o su cabeza…
Unos pocos minutos más y por fin el doctor sacó el bebé. Estaba pálido, manchado por sangre, y no daba señal de vida alguna.
-No siento latidos… – Dijo el doctor. Todos callaron.
El bebé estaba inmóvil. El doctor daba palmadas en su cola, y nada. Comenzó a palmar sobre su pecho, a hacer movimientos sobre este para estimular su corazón… Y nada. Todos comenzamos a alarmarnos. El doctor dio vuelta hacia la espalda del bebé, lo palmeó un poco más fuerte hasta que por fin sentimos un débil llanto, que crecía a cada respiro que daba el bebé. Una sonrisa se dibujó en el rostro de todos y exhalamos todo el aire contenido al ver al pequeño bebé llorando y pataleando por todos lados.
-Señores, tenemos aquí a una hermosa y sana niña – Dijo el doctor.
Cortaron el cordón y me pasaron al bebé. Tan indefensa, y se ve frágil para los demás… Era simplemente bellísima. Sin duda, su llanto y sus pataleos era lo que más queríamos ver y escuchar en estos momentos.
Sonreí – Es tan…
El aparato interrumpió mi palabra. Emitió unos dos últimos latidos y luego una infinita línea en la pantalla. Era el corazón de ella. Se estaba apagando.
-Por favor señorita Everly, tendrá que esperar afuera.
El doctor me llevó hacia la salida de la sala de partos sin explicación alguna. Nuevamente rompí en llanto, sabía que era el fin. Miré a la pequeña bebé, aún en mis brazos, tan indefensa… Su mirada perdida, sin saber que estaba pasando me destrozaba el alma. Apegué su pequeña cabeza y su pequeño cuerpecito sobre mi pecho y dejé que mis lágrimas mojaran su cabecita.
Me alejé de la sala, caminando sin rumbo por los pasillos del hospital, hasta casi llegar a la salida.
Levanté mi mirada y vi a dos personas entrar, completamente mojadas por la lluvia de noviembre que se daba en la ciudad. Eran Trevor y Jason.
Apenas entraron, los tres nos miramos y quedamos quietos, sin decir nada. Lo único que escuchábamos era el llanto de la bebé.
Los ojos de ambos se llenaron de lágrimas.
-Donde… Donde está ella… – Preguntó Trevor.
-… Yo… Lo siento mucho…
Jason salió corriendo, buscándola en cada sala a ella, preguntándole a cada persona si sabía dónde se encontraba. Finalmente noté que llegó hacia donde ella se encontraba, y entró. A los pocos segundos dos hombres lo sacaron a empujones. No pudo volver a entrar. Comenzó a sollozar y se cubrió el rostro, incrédulo de lo que estaba pasando.
-Oh no… No… No… No… No...
Gritaba Jason. Sollozaba y se tocaba el pecho, como si le estuvieran sacando el alma a los tirones. De pronto, su cuerpo cayó tendido en el piso.
-¡No, no, no, no! – Gritaba Jason, con su voz entrecortada por su sollozos.
-Ella… ¿Ella se fue? Erin, ¿Ella se fue? – Dijo Trevor. Yo no pude contestar. No sabía qué. – No… No puede ser… No… Ella no… ¿Qué hago ahora?... Cómo haré para respirar, Erin ¿Cómo?... ¡Cómo! ¡No puede estar pasando, no mi niña, no ella! ¡No, no!
Todo era tan injusto que hasta el cielo lloró por ella. La fría lluvia de noviembre cubrió aquel día en Los Ángeles. Allí me encontraba con la pequeña hija de Dakota, llorando, buscando sentir los latidos de su mamá. Ambos, Jason e Trevor, estaban tirados en los pasillos del hospital, sin explicación alguna del vacío que sentían. Sin encontrar respuesta alguna a lo que estaba sucediendo.
Al final, la luna ganó. Y terminó llevándosela.
Dakota Blair murió el 12 de noviembre de 1987.
Capitulo 44: Hole.
Narración: Erin Everly.
‘’Buenas noches, amor’’
Esas fueron sus últimas palabras. En ese momento desconocía por completo por qué lo dijo, o a quien lo dijo. No tenía mucho que pensar, menos en momentos así. Lo que más me sorprendía es que ella sabía que era su último momento, cualquiera se pondría mal si supiera eso. Pero esas palabras lo dijo con tal serenidad y paz, con tanto amor, que me llegaron hasta el alma.
…
Jason lloraba desconsolado en el suelo de la sala de espera, sin nada ni nadie que pudiera calmarlo, gritando y sollozando como desesperado, sin poder creerlo, pidiendo inútilmente que hagan algo para salvarla. Pero ya era tarde.
Trevor tampoco podía creerlo, estaba destrozado. No dejaba de culpar al cielo del porqué se la habían llevado a su hermanita. A su pequeña hermana, su niña, la que todos sabíamos que era más de su vida. No le servía de nada decirle que estaremos siempre con él, porque él lo afirmaba: No le importaba nadie más, él quedaba solo. Solo. Temía por él, por su salud mental y emocional. Sinceramente temía que Trevor llegara a hacer alguna locura… Y me refiero a suicidarse.
Los chicos llegaron dos horas más tarde de lo sucedido. Todos estábamos de la misma manera, incrédulo, destruidos. La limpiaron y la llevaron a una sala especial del hospital, para que podamos despedirnos del cuerpo de Dakota.
Trevor se acercó apenas entramos. Quebró en llanto cuando vio su cuerpo. Quedó mirándolo unos segundos de lejos, como guardándose esa imagen en su cabeza. Luego se acercó, y recostó su cabeza sobre el vientre de ella. Acariciaba delicadamente su cabeza, su cabello, y los moretones que tenía en sus brazos debido a su enfermedad.
-Mi niña… ¿Por qué te pasó esto?... ¿Por qué a ti?... Eso es tan injusto… ¿Cómo haré para respirar, Dakota, cómo?... No podré superarlo nunca, ¿Entiendes?... Todo lo que me motivaba a seguir adelante eras tú… Mi corazón está destruido, no seré nada sin ti… Nada… Te amo más que a nada en el mundo… Eres mi hermanita… Fuiste tan fuerte, tan valiente… Estuve siempre muy orgulloso de ti… Te extraño, te amo mucho…
Llorábamos al escuchar la dulce y dolorosa despedida de Trevor para con ella. Uno de lo más dolidos era Jules. No dejaba de repetir cuánto la extrañaría. Fue el segundo que se le acercó, tomó cuidadosamente sus manos y besó delicadamente su cabeza. Luego todos juntos nos acercamos y nos sentamos alrededor de su cuerpo. La bebé estaba en observación.
Luego de lo que pasó en la sala de hospital Jason se fue.
-¿Recuerdan cuando luego de las fiestas corría a las prostitutas? Eso la embroncaba mucho – Dijo Steven. Difícilmente todos sonreímos.
-También cuando sacaba mis guitarras. Sabía que me molestaba, pero lo recompensaba todo diciéndome que quería ser como yo – Dijo Jules.
-Recuerdo… Nuestro primer día aquí. Cuando la llevé a bailar… Creo que era en Whisky a Go Go… No lo sé… Pero recuerdo que parecía una chica mayor. Estaba muy hermosa – Dijo Trevor.
-Cuando yo la conocí… Recuerdo que era un día que estaba muy nerviosa. Ella se acercó y comenzó a hacer chistes para romper la tensión. Le agradecí mucho por ello – Dije.
Seguimos contando anécdotas que la incluían. Todos eran momentos felices, y si eran tristes, ella siempre los animaba. Podíamos sonreír y hasta en alguna ocasión, largar una pequeña carcajada. Callamos y quedamos viendo su cuerpo. A pesar de todo, lucía tan hermosa como siempre, solo algo más pálida. Parecía como si dormía tranquilamente, fuera de todos sus dolores y angustias. Eso nos tranquilizaba de alguna manera a todos, sabiendo que ya no sufría. Pero nos dolía, porque queríamos tenerla con nosotros por más tiempo.
-… Voy a extrañarla toda mi vida – Dijo Trevor.
-Hermano… Sé que todos lo haremos – Dijo Jules – Pero… aunque cueste… Ella no quisiera que estemos tristes… Quiere vernos bien, ¿No? Porque es así… Ella nos está cuidando.
Seguí – Ella… Me prometió que nos cuidaría a todos. No estaba asustada… Se sentía en paz. Sabía que estaba haciendo algo bueno… Solo pensaba en salvar la vida de su hija. Trev… Ella temía dejarte solo. Debes demostrarle que puedes seguir adelante, por todos Trev… Estoy segura que no querría más que eso. Para Jason también, aunque no esté aquí.
-… No podré si no la tengo a mi lado. Primero nuestra mamá, luego nuestro papá, ahora ella… Me quedé solo.
-Hermano, acaba de nacer una preciosa bebé que resulta ser hija de ella y tu sobrina. Ella dio su vida para dejarte ese regalo. Mírala y recuerda que toda Dakota está en esa niña. Ella necesitará de ti… Seguro ella querría que la cuides a la bebé como la cuidaste a ella – Dijo Steven.
-Trev… Ella dejó un video.
-¿Qué? – Respondieron todos al unísono.
-Aquí al lado está una sala de máquinas. Podemos ir a reproducirlo ahí. Vamos – Dije.
Pedimos permiso y pusimos la cinta que hizo ella antes de morir. Apenas vimos la imagen de ella, que había grabado hace unas tres horas, quedamos callados, escuchándola. La cinta duró unos cinco minutos… Y pareciera como si nos consolaría para toda la vida. Nuevamente lloramos todos, pero de emoción. Era hermosa cada palabra que decía, para cada uno de nosotros. Termino la cinta y terminamos abrazándonos todos. Sentimos una hermosa paz provocado por sus palabras.
Nos dirigimos hacia la sala donde estaba su cuerpo para darle nuestro último adiós.
Trevor abrazó su cuerpo y besó su cabeza – Te prometo que haré todo y estarás muy orgulloso de mí. Te amo y siempre te amaré.
Jules se acercó, besó su cabeza y tomó su mano – No llegaste a ser como yo, fuiste aún mucho mejor. Nunca te olvidaré.
Steven besó y acarició su cabeza – Hasta siempre, pequeña.
Finalmente me acerqué y le di mi último abrazo – Te prometo que la cuidaré y nunca te olvidare. Te amaré siempre, amiga.
Guardamos en nuestra mente su última imagen. No la veíamos como alguien muerta, sino como aquella pequeña mujer que estaba durmiendo en un largo sueño. Salimos y fuimos a Neonatología, donde se encontraba la hija de Dakota.
-Disculpe, buscamos a la bebé de la paciente Blair – Dijo Steven a la enfermera.
-Aquí se encuentra – Respondió.
-¿Cómo se encuentra? – Preguntó Jules.
-Los chequeos han terminado. Ella está perfecta de salud, solamente que muy hambrienta – Dijo la enfermera. Todos reímos – ¿Quieren verla? – Asentimos todos – Pero debe pasar solo uno.
-Chicos… ¿Puedo ser yo? – Dijo Trevor.
-Claro Trev, tú eres su tío.
-Gracias, ya volveré.
Narración: Trevor Blair.
Me prepararon con una bata y taparon mi cabello con un gorro. Esperé nervioso a que trajeran al bebé. Tenía miedo de lastimarla, hacerle algún daño, tirarla, hacerla llorar o vomitar… Lo que sea. Hacía mucho que no tenía un bebé en brazos.
Finalmente la misma enfermera que nos atendió entró con un bebé llorón en brazos.
Quedé algo sorprendido. Tomé al bebé con mis manos y miré a su pequeña cara. Abrió los ojos y… Algo nuevo despertó en mí. Su mirada era tan… angelical. Sus ojos color café-verdáceos brillaban, y me enamoraron. Tenía unos cachetes… Una boca tan bonita… Era tan parecida a ella… Me sentía protector con solo verla, tan pequeña e indefensa.
La apoyé sobre mi pecho y la abracé contra él. Sentía una hermosa sensación al ver como el bebé reposaba tranquila sobre mi pecho, fuera de cualquier cosa que pudiera lastimarla. Inconscientemente besé su cabeza y con mis dedos acaricié su pequeña cabeza.
Todo el dolor desaparecía con ella en mis brazos. Se había transformado en mi nuevo mundo.
-Escuche, la niña está hambrienta. Dele de comer – Dijo la enfermera y me pasó un biberón.
Instintivamente el bebé se prendió de la tetina. Me resultaba hasta hermoso de ver la forma como se alimentaba. En partes me sentía un ridículo, extremadamente cursi… Pero poco me importó. Quería seguir disfrutando del momento.
-Eso es… ¿Te gusta, pequeña?... ¿Te gusta, corazón? – Decía tontamente a la niña.
Levanté mi mirada hacia los demás. Todos estaban sonriendo. Me acerqué hacia ellos con el bebé aún en brazos.
-Trev, joder, eres tierno – Dijo Jules.
-Simplemente me enamoré de la pequeña… Me puede – Dije. Todos rieron.
-Es muy bueno verte así… Tienes buen papel de padre Trev, te felicito – Dijo Erin. Le agradecí.
Se acercó la enfermera – Usted que es el hermano de la paciente… Ella falleció, ningún padre reclamó a la beba, así que usted sería el tutor. Es importante que la niña tenga nombre. ¿Pensó en alguno?
Todos comenzaron a tirar ideas y nombres. Instintivamente recordé nuestra infancia con Dakota: Su programa preferido era uno sobre unas adolescentes con poderes. Siempre odié ese programa, pero ella lo amaba. Más que todo a una de las protagonistas. Recordé su nombre y no dudé más en ponerle ese a su hija.
-Su nombre será Judith.
-¿Judith? – Se preguntaron todos.
-De acuerdo, iré a anotarla – Dijo la enfermera.
-Es un nombre muy lindo – Dijo Erin.
-No lo sé, pero sé que a ella le hubiera gustado llamar así a su hija. Así que es en honor a ella – Dije.
-Judith Mckagan, suena bien – Dijo Jules.
-No te precipites – Siguió Steven – Aún no sabemos si él la reconocerá… Oh si querrá verla.
Narración: Jacson Mckagan.
Michael estaba en el piso, llorando. Seguro esperaba un padre mejor, y no la basura que le ah tocado. No sabía qué hacer ni con él ni conmigo. Sentía un vacío en el pecho imposible de cerrar. Me sentía otra mierda en el mundo por la que todos pasaban por ensima. Trataba de recordar mis últimos momentos con ella y todos eran peleas, discusiones, mierda, mierda, y más mierda. Fui un estúpido, y recordaré eso por toda mi vida.
Escuchaba su voz por toda la habitación, llamándome, en algún idioma. Hasta creía verle. Veía su sombra, su rostro, por algún costado de la habitación. El llanto de aquel bebé… su cuerpo ensangrentado… Todo. No daba más. Estaba hecho mierda, no quería seguir adelante.
Solo quería desaparecer.
- My Favorite Song *-*:
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Death
Re: spell on mine.
- fichaa:
-Nombres: Nathan Cross (hechizado) y Sidney McGregor.
-Representantes: Simone Nobili y Arlenis Sosa.
-Canción: Shots - Imagine dragons.- Escrito number 1:
- Metí toda la ropa que pude en la gran bolsa, no tenia tiempo que perder. Solo tenía una oportunidad de cumplir mi propósito, y si la desperdiciaba, años de entrenamiento se irían por la borda. Cogí mi improvisada maleta y baje las escaleras de mi casa lo más rápido que podía, saltando de dos en dos los escalones. Ya había llegado a la planta baja cuando la sirena del camión empezó a sonar, había llegado la hora. Había pasado los tres últimos años preparándome para esto, tanto física como psicológicamente, y en aquel instante estaba eufórica. Tanto esfuerzo y tantos sacrificios por fin habían dado sus frutos, y estaba más que contenta conmigo misma. Rápidamente me dirigí hacia mi madre y, con una simple mirada y un abrazo, nos despedimos. A ninguna de las dos nos gustaba decir adiós a un ser querido, a una parte de ti, era demasiado doloroso. Siempre me había tratado con amor y cariño y había antepuesto mis necesidades a las suyas, por eso sabía que, si reparaba mucho en que estaba dejando atrás una de las personas más importantes de mi vida no me iría nunca y eso no lo podía permitir, ni ella tampoco, por eso las dos respetamos el acto de la otra. Como una pluma salí corriendo por el pasillo que llevaba a la puerta principal y después de abrirla, le eché un ultimo vistazo al que en pocos segundo sería mi antiguo hogar. Había tantos recuerdos escondidos entre las sombras de aquellas paredes blancas inmaculadas. Mis primeros años, el nacimiento de mi hermano, la muerte de este en aquel desgraciado accidente... un sin fin de alusiones tanto malas como buenas. Aquella vivienda no solo había sido una casa para mi, también había sido un refugio, porque el hogar es el único sitio seguro en el que puedes refugiarte.
Siendo consciente del poco tiempo que me quedaba, salí por la puerta cerrándola tras de mi. El corazón se me encogió nada más hacerlo. Iba a dejarla sola, en aquellos momentos de crisis yo iba a pagarle el amor que me había dado durante tantos años largándome de allí, abandonándola. "No, esto lo hago por ella. Tengo que hacerlo" pensé.
Desde que cumplí quince años decidí que no quería vivir en el mundo que habíamos creado. Quería que todo volviera a ser como antes, quería aportar mi grano de arena para forjar una sociedad mejor. Un día los descubrí. Un ejercito de soldado de diferentes nacionalidades unidos con un único fin, estar preparados para su llegada, y acabar con ellos de una vez por todas. Se hacen llamar los Lordes. Viven en las sombras, nadie los había visto, pero se sabe que están ahí. He estado todo este tiempo esperándolos, sin tan siquiera estar segura de que existen, pero valía la pena. Había una probabilidad del cincuenta por ciento de formar parte del movimiento que iba a cambiar el planeta, que nos iba a convertir de nuevo en la especie dominante. Definitivamente valía la pena. Una fuente fiable me había informado de su llegada a la ciudad, y que estaban buscando reclutas con la suficiente capacidad física y mental.
Estaba a punto de abrir aquel trozo arrancado madera, también llamado puerta, cuando oí su voz, la ultima vez que iba a oír su voz en mucho tiempo.
-Fiona- Pronunció mi mi nombre con voz inestable- Ten cuidado.
No dije nada. No quería decir nada. Ni siquiera me giré, porque de lo contrario hubiera llorado y yo era la que se iba, no tenía derecho a hacerlo.
Giré el picaporte y salí de allí sin mirar atrás, muerta de miedo. Miedo a lo desconocido. Miedo a empezar de cero.
Pero me tragué esa escabrosa sensación, no iba a mandar todo a la basura por un poco de temor, "Ademas" cavilé, "El miedo solo es la reacción humana ante lo desconocido ¿no? Seguro que en cuanto me familiarice con todo me sentiré mucho mejor", me mentí. "A quien intento engañar, eso es una de las mayores patrañas que he oído en mi corta vida". Y con el tiempo que ha pasado aun no descarto ese pensamiento, ya que la gente es muy diestra para inventar poesía, a hacerse los interesantes, al igual que para engañar. Las personas somos dadas a inventarnos nuestras filosofías, nuestra manera de ver las cosas, y eso está muy bien. Lo que no está también es que las hagan pasar por correctas, porque nada es correcto. En un mundo condenado a la popular "perfección", en el que todos fuéramos iguales, lleváramos similares rutinas y tuviéramos las mismas opiniones podría ser, pero en el nuestro no. Nada es correcto y nada es erróneo. Solo existe el punto de vista de cada uno, pero el fallo está en infundirlo, crean grandes catástrofes. Como por ejemplo la que creó nuestro buen amigo Hitler cuando extendió su precipitada cavilación de que los judíos no eran personas racionales a los demás alemanes. Y así funciona nuestra sociedad, regida por opiniones y puntos de vista que ni tan siquiera son los de la mayoría, simplemente los de la gente con más poder. Porque el poder lo da todo.
Nada más exponerme al gélido aire que poblaba Alemania en aquel frío mes de Marzo se me puso la piel de gallina. Como era de esperar no había nadie en la calle, solo estábamos yo y las siluetas de las casa que poblaban las calles. No tardé mucho en empezar a caminar por la espesa capa de nieve blanca que cubría las aceras y parte de la carretera. Según las instrucciones de mi contacto debía de ir a la plaza mayor del pueblo, allí pasaría un camión a recoger a los candidatos. No tardé mucho en llegar a dicha plaza, aunque cuando llegué ya era demasiado tarde. mientras me acerqué pude ver la silueta de un vehículo color verde oscuro, y aunque eché a correr con todas mis fuerzas, el camión estaba ya había arrancado y podía ver como se alejaba. "No, no voy a desperdiciar años de esfuerzo por una metedura de pata como esta" me automotivé. Mis piernas empezaron a moverse más y más rápido, y tenía la suerte de que al estar en medio de un pueblo el camión no podía ir demasiado rápido. Mi corazón me decía que aguantase que faltaba poco, pero mis piernas me rogaban un descanso . Naturalmente mandé a mis piernas a tomar morcilla. El aire helado me pegaba en la cara, lo que no ayudaba para nada. Pero a medida que me fui acercando pude ver una mano sobresaliendo del vehículo, el cual resultó ser una camioneta verde cubierta por la parte de atrás una par de alambres en un intento de estructura primitiva y atada con unas cuerdas al metal, por lo que no era muy difícil tirarte si ahí lo deseases. Aquella mano amiga solo me animaba más, era un susurro silencioso, un poco de ayuda. Aun no se como, pero logré alcanzar aquella mano, la cual con poco esfuerzo, me impulso hacia dentro del automóvil. El el momento que mi trasero tocó el frió metal, yo solo podía respirar agitadamente y, sentada en el suelo como estaba, mirar a mi alrededor. De íbamos de ser unos diez reclutas, tal vez once. El que se ganó mi atención merecidamente fue el que me había socorrido, cuya mano aun estaba entrelazada con la mía. Pase mi mirada por su fuerte brazo y seguí subiendo hasta que me topé con unos ojos verdes que me miraban fijamente.
-¿Estas bien?- Me dijo, a lo que yo me limité a asentir con la cabeza. Tras un breve silencio incomodo, decidió presentarse- Soy Callum, Callum Kleinman, tu nuevo compañero, supongo.
-Fiona Blumer- Pronuncie.
- Escrito number 2:
- Siempre he pensado que llega un momento en la vida de cada persona en la que se da cuenta de que existe por alguna razón, de que alguien lo ha puesto ahí por algo. El mío fue el día que conocí a Mae Redendsby, la niña de la mesa de al lado, con unos ojos grandes y azules y un par de coletas bastante graciosas. Recuerdo perfectamente la primera vez que la vi, iba corriendo por los pasillos meneando su pequeño paraguas mientras que lo mojaba todo con sus empapadas botas de agua. Ella se resbaló y el paraguas salió disparado hacia mi cara, lo que no me hizo demasiada gracia.
-Lo siento- Me dijo desde el suelo. Recuerdo como, aun agarrándose a las paredes, no era capaz de levantarse y se caía una y otra vez, y mi pequeño yo no podía parar de reír. Todavía guardo en mi cabeza su ruidosa y divertida risa, y como, incapaz de levantarse, se quedó tirada en el suelo retorciéndose de la risa en el gran charco y ensuciando su bonito chubasquero rojo.
Todas las mañanas solía esperar ansioso su llegada, y cada vez que veía esas coletas pelirrojas entrar por la puerta de clase empezaba a dar saltos de alegría. Ella no era como las demás niñas, no le gustaban las barbies ni las princesas, ella quería correr y saltar, le gustaba montar en bicicleta y ensuciarse.
Mae no necesitaba juguetes, solo se necesitaba a ella misma.
Todos los días, al acabar las clases, cogíamos las bicicletas y, después de parar en la tienda de Carl a comprar algunas golosinas, echábamos una carrera hacia el bosque y siempre acabábamos al lado de una pequeña casa del árbol abandonada. Aquella era nuestra fortaleza, que nos protegía de los ogros y grifos que vagaban por el bosque. Poco a poco fuimos llenando aquello de mantas y comida entre otras cosas, y pasábamos mas tiempo allí que en nuestras propias casas. Adorábamos aquel bosque, tanto que a la entrada clavamos un cartel donde decía “El reino de Wallace y Mae”.
Todo iba bien, hasta que un día la señora Redendsby murió en un accidente de coche, aunque no supe hasta años más tarde la causa. El día siguiente ella un fue a clase, y cuando volví a casa mis padres me contaron que ya no volvería a ver esos ojos azules ni ese par de coletas tan graciosas.
Los años pasaban y yo seguía yendo al bosque con la esperanza de que ella estuviese allí, dormida como otras tantas veces. Pero ella nunca estaba. Y yo intentaba comprender porque se había ido, de verdad que lo intentaba, pero no lo conseguí hasta ese tortuoso 21 de agosto de 1995.
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