aeropuerto

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Mis manos sudaban, ni siquiera tenía idea del por qué. Bueno, ¿a quién engaño? Lo iba a ver. Después de un año, nuestros ojos se volverían a encontrar. Mordí la uña de mi dedo índice derecho. Iba a morir de los nervios, podía estar segura de aquello.

La gente iba y venía. Entraba y salía. ¿Y qué era lo que yo hacía? Esperarle. No sabía con certeza la hora en que él llegaría, ni siquiera si realmente llegaba hoy. Su promesa, la última frase que me dedicó antes de subirse a aquel avión se reprodujo en mi mente. "Volveré dentro de un año exacto, 365 días. Nos vemos para ese entonces en este mismo lugar. Te amo más que a nadie, te quiero más que a todo". Dijo eso y no he vuelto a saber nada de él desde entonces.

Miré mi reloj. Eran las 09:43 de la mañana. No tenía idea de cuánto tardaría y mi estómago suplicaba por algo de comida. Aguantaría, podía aguantar sin comer unas cuantas horas. Sé positiva, tú puedes aguantar.

La batería del móvil era nula, mi estómago rugía y pedía a gritos mientras que tan sólo era medio. Un recuerdo se me vino a la mente.

- ¿Y si nunca vuelves? - le había cuestionado con preocupación y un nudo en la garganta. No quería soltar su mano, no ahora que aún podía hacerlo.
- Lo haré.

Él me insistió al menos un millón de veces de que volvería, de que estaríamos juntos otra vez. No quería pensar ni siquiera en la remota probabilidad de que no volvería, de que probablemente me viera completamente estúpida esperándolo mientras que él nunca llegaría.

Cuando el reloj marcó las cuatro decidí que era hora de ir a comer. Pedí una McPollo junto con un Sprite, ¿cuál fue el problema de todo esto? Que llevaba menos dinero que el que creía. A duras penas me dieron unas cuantas monedas. Revisé mi bolsillo, simplemente tenía un billete más.

Las ganas de llorar se hicieron presentes: el cansancio, el hambre y la incertidumbre eran grandes factores para hacerlo.
Recargué mi espalda en la pared, me dejé caer al suelo y me dispuse a llorar. Ya eran las siete de la noche y él seguía sin llegar. ¿Realmente me había abandonado? Probablemente.

- Tengo miedo porque todos me terminan abandonando.
- Yo soy nadie mi niña.

No lo quería aceptar, quería seguir teniendo la esperanza de que en cualquier momento él llegara. Me di por vencida. "Acéptalo", dijo una voz en mi cabeza, "No va a volver, mucho menos por ti".

Me levanté de mi lugar y comencé a caminar con la cabeza baja. Quería salir de ahí lo más rápido posible, apenas tenía dinero para un taxi, pero no creo que para llegar hasta el hotel. Tal vez si llamaba a mi ti...

- ¿A dónde crees que vas Nessa? - dijo una voz. Su voz. Estaba hablando por el altavoz del aeropuerto. -. No llores amor, no merezco que llores por mí. Ahora preciosa, necesito que vuelvas al lugar en el que estabas.
Comencé a caminar rápido para, luego de un par de segundos, comenzar a correr. Mi corazón latía fuertemente, lo iba a ver, estaba a un par de metros de verlo. Llegué al lugar, no había nadie, sólo un post. "Mi amor, sal por la puerta veintiséis y di tu nombre al guardia. Te amo".

Tomé la nota y corrí buscando la salida indicada. Mi pecho ardía y mis pulmones pedían aire a gritos, mi condición física era una mierda, pero había llegado al fin.

- Nombre - me dijo el guardia. Tenía una mirada penetrante. Tragué en seco, me intimidaba.
- Vanessa Dawson - mencioné tratando de que mi voz sonara firme.
- Siga los pétalos - dijo sonriendo débilmente.

Seguí el camino de pétalos rojos que había como aquel hombre me dijo. No lo creía, Joshua había hecho todo esto... ¿Por mí? Corrí a sus brazos cuando lo pude divisar a lo lejos, comencé a llorar en su hombro.

Era él y yo estaba en sus brazos otra vez.

- Lo siento Nessa, lo siento por todo éste tiempo que no pude estar a tu lado - susurró en mi oído y yo sollocé más fuerte. -. Escúchame, te amo, eres lo mejor que me ha pasado. Todo éste tiempo me hizo ver eso. Amor, quiero envejecer a tu lado, quiero que seas la madre de mis hijos y quiero también ver tu rostro toda mi vida, que sea lo primero que vea al abrir los ojos por el simple hecho de que te amo.

Un avión apareció en el fondo, a un par de metros de nosotros. Puse mis manos en mi boca y lloré más fuerte aún. ¿Esto era un sueño?

- No quiero que sea un sueño - dije como pude. -. No quiero que después me despierte y tú no estés a mi lado.
- Esto no es un sueño mi niña - mencionó sonriendo besando mi frente, se separó de mí haciendo que pudiera ver sus ojos cristalizados. -. Entonces, ¿es un sí? ¿Te casas conmigo?

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