Pecados [Larry Stylinson]

por **Temarii Stylinson** Miér 14 Oct 2015, 5:35 pm

Pecados

Sinopsis

Él realmente creía que estaba haciéndole un favor al ayudarlo, sin saber que gracias a ello, su mayor pesadilla se haría realidad: se convertiría en un ciervo pecador con sed de las más horribles tentaciones que pudieran existir; sexo, alcohol, homosexualidad, las tres pesadillas del sacerdote Tomlinson se harían presentes en su vida, todo por ayudar al necesitado… a ese hermosos chico de ojos verdes que desesperadamente gritaba porque alguien le ayudase a salir del hoyo donde el pobre se encontraba hundido.

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La historia está en Wattpad & es más probable que la termine & continúe más pronto ahí

aquí les dejo el link: https://www.wattpad.com/myworks/51881973-pecados-larry-stylinson

por **Temarii Stylinson** Miér 14 Oct 2015, 5:39 pm

Capítulo 1

Sábado 19 de abril del 2014

La noche era fría, el cielo estaba tan oscuro que atemorizaba a cualquiera, no había ni una sola nube en esta y mucho menos una pequeña estrella. Estaba tan vacía como el alma del joven de ojos verdes que se encontraba caminando por las calles más horribles y peligrosas de todo Londres, la famosa “zona roja” del lugar. Iba tarde, sabía que eso le traería problemas.

Maldijo para sus adentros el no haber llevado un abrigo esa noche, el frío era insoportable, su nariz seguramente ya estaría demasiado roja y lo más probable es que después de eso pescara un resfriado. Su vestuario no era el más adecuado, pero al despertar encima de sus libros de historia eso era lo que llevaba puesto, unos pantalones entubados negros y una simple camisa arrugada color azul marino, no se veía mal, pero realmente no era lo adecuado para la ocasión.

—Styles… ¿Por qué tan tarde?

—Lo siento, mi alarma no sonó y me quedé dormido. Tenía que estudiar para… —el chico se calló justo en el momento que la callosa y gruesa mano del hombre frente a él se colocó frente a la suya. El anillo dorado en su dedo índice brillaba más que otros días.

—No necesitas estudiar, porque no te dejaré hacer ese ridículo examen para la universidad —el chico bajó la mirada, desilusionado, el hombre frente a él sonrío con superioridad —, me perteneces y harás exactamente lo que yo te diga. Ahora entra, los clientes esperan ansiosos.

El chico asintió, sintiendo como una lágrima iba a escapar por uno de sus hermosos ojos color esmeralda; estaba acostumbrado al maltrato por parte de su “dueño”, pero aun así el hecho de que no le dejará hacer una simple cosa como estudiar y ser alguien, le dolía. No quería seguir siendo nada en este mundo tan cruel y tan grande.

. Ya llevaba cinco años en lo mismo, pronto serían seis. Desde sus 15 años, cuando sus padres lo habían echado de su hogar por ser homosexual, había empezado con ese sucio y horrible empleo. Cada noche se debía de acostar con hombres asquerosos, feos y llenos de dinero para poder tener un techo donde vivir, comida, bebida y estudios… aunque eso último ya se lo estaban arrebatando. Había veces que los hombres (normalmente cuando eran mafiosos jóvenes o ayudantes de líderes) lo trataban tan bien, que su trabajo no le molestaba en lo absoluto. Pero normalmente tenía que lidiar con líderes bruscos y brutos o con políticos que solo deseaban saciar sus deseos con cualquier cosa bonita que tuviera un hoyo.

No iba a hacer enojar más al hombre frente a él, arreglo un poco su camisa y entró, esperaba con ansias ver al único cliente que realmente lo hacía feliz, y no exactamente por los actos sexuales. Aquel hombre de 30 años que solo lo pedía y le dejaba la noche para estudiar, para que pudiera dormir tranquilo o simplemente para llenarlo de caricias lindas y delicadas. Él era diferente, no era malo, no lo tocaba cuando él no quería ni lo obligaba a nada, era un hombre que le daba unas cuantas horas de libertad al chico Styles. Sonrío cuando lo vio sentado en una mesa, este igual le miró y sonrío de regreso.

—Muy buena noche tengan, caballeros —habló el ayudante de su “dueño”, éste jamás entraba a recibir a los clientes del bar donde trabajaba, todos sus negocios los trataba con su ayudante, un chico moreno con rasgos árabes y bastante hermosos de nombre Zayn —. Tanto mi jefe como yo, esperamos que tengan una estancia excelente. No se olviden de probar las bebidas de nuestra barra y pedir a cualquiera de nuestras “princesas”, estarán a su disposición. Les recuerdo que para cualquier otro asuntó, estaré en mi oficina. Buenas noches —dijo mientras se alejaba y le daba órdenes a unos hombres de seguirlo y a otros de quedarse a atender a los clientes.

Harry intentó no ocultar su nerviosismo y enojo ante la mirada del moreno, que pasó justo a su lado al dirigirse a su oficina, sonriéndole como normalmente hacía para intimidarlo. Pronto el chico de orbes esmeralda vio como Nick se levantaba de su asiento, para ir directamente hasta él, sonrío torpemente; no estaba enamorado, pero si le tenía un gran aprecio y cariño al hombre por todo lo que hacía por él, desde fingir ser su tutor en la escuela, hasta brindarle apoyo en sus noches de soledad. Amaba el tiempo al lado de Nick, ya fuera en una noche pasional o en una simple noche de charlas casuales. Esa noche iba a ser diferente, esperaba con ansias que Nick se lo llevará de ese horrible y asquerosos bar que tanto odiaba, pero, para su mala suerte, un hombre el doble de grande se cruzó en su camino, miro al de ojos verdes y mientras se relamía los labios de una manera asquerosa, dijo, con una horrenda voz gruesa y rasposa.

—Yo quiero al de rulos —entregó una buena suma de dinero y lo tomo entre sus brazos, el chico estaba asustado, trataba de disimular su cara de angustia, pero era imposible ocultar el miedo que invadía su cuerpo, miraba implorando a Nick que lo sacará de ese problema.

—Disculpe, yo casi nunca estoy en Londres —era verdad —, cuando vengo es para estar con él —señalo al chico que el hombre más grande tenía entre sus brazos —… cree que podría…

—No, él me gusta y cuando algo me gusta, lo obtengo. Con su permiso.

—Bueno, si es así, podrías al menos dejar que lo salude y me despida. Mañana en la mañana parto de aquí…

El hombre miró al pequeño bulto que traía en los brazos, el chico que encogía de una manera tan inocente que daba lastima a cualquiera. No tenía su actitud de chico malo y seductor, esa noche estaba tan nervioso de que algo saliera mal, que no tenía ganas de seducir ni tratar con nadie que no fuera Nick. El hombre, de mala gana, bajo al muchacho y le indico que no tardará, que lo estaría esperando en el auto. El de ojos verdes corrió hasta los brazos de Nick.

—Por favor, no dejes que me lleve —dijo con lágrimas en los ojos mientras abrazaba al mayor.

—Lo siento, no hay nada que pueda…

—Pero me prometiste que hoy…

—Lo sé, lo sé —dijo este con lágrimas en los ojos. No podía romperle su promesa, le había prometido llevárselo de una vez por todas y eso era lo que haría —. Cuando puedas, me mandas tu ubicación, yo te esperaré a fuera y saldrás, te llevaré a donde vive mi madre y te ocultaras…

—De acuerdo —dijo este y salió directo a lo que sería una larga y horrenda noche.

…

Domingo 20 de abril del 2015

No entendía porque, pero ese día, por primera vez, no le apetecía para nada dar la misa de las 8, tenía un sueño horrible, el funeral del día anterior lo había dejado sin energía, odiaba despedir a un ser tan querido para el pueblo como lo era el pobre panadero a quien todos amaban, pero eso era parte de su oficio, aunque terminará con una horrible migraña al día siguiente y aun así tuviera que seguir, sabía que las personas tenían fe en él y en que les ayudará a llegar a su deseado camino a Dios.

Louis se despertó y se arregló lo mejor posible, oculto con un poco de maquillaje sus horrendas y grandes ojeras y salió a preparar la iglesia, apenas eran las 7 cuando entro en esta y el lugar se encontraba solo, aunque la puerta estuviese abierta, cosa que le extraño, ya que aunque está no era cerrada con llave, nadie en el pueblo entraba de noche.

Esa mañana se encontraba tranquila, el chico de ojos azules cerró los ojos y disfrutó del sonido del canto de las aves y el de sus pisadas, que resonaban con un eco a lo largo de la Iglesia principal. Subió las escaleras, se persinó como todos los días y comenzó a rezar, fue ahí cuando algo en la esquina del altar le llamó la atención.

Era una persona, un chico. Estaba cubierto con la tela que sobresalía del altar, llevaba encima un saco oscuro y con manchas rojas, sin duda alguna era sangre. El hombre se fue acercando poco a poco a este chico, para poder ver de quien se trataba. No era del pueblo, ya que este no era muy grande y conocía a todos los de aquí, puesto que llevaba gran parte de su vida viviendo allí.

—Hey, chico ¿Estas bien? —dijo tratando de despertar al pequeño bulto con delicadeza.

El joven fue abriendo los ojos poco a poco y Louis pudo darse cuenta del hermosos verde de estos, de sus labios finos y hermosos y de su cabello largo y enrulado, el chico parecía un ángel caído, pero había algo… su cara demostraba frustración, tristeza y miedo, un miedo increíble y horrendo.

—Yo… —el joven miró toda la iglesia, luego poso sus orbes de esmeralda en el sacerdote frente a él y se sobresaltó — ¡Discúlpeme, yo no quería ser imprudente! Pero yo… —se calló al instante, no podía simplemente contarle a un desconocido todo lo que había vivido la noche anterior.

La noche anterior… El joven comenzó a llorar recordando todo lo que había pasado la noche anterior. Las lágrimas salían a chorros y los leves sollozos llenos de dolor se escuchaban por toda la iglesia haciendo eco. El hombre de ojos azules sintió una opresión horrible en su pecho y tubo la necesidad de proteger al chico frente a él. Lo abrazó y acarició con ternura su cabellera.

—Shh, shh —decía mientras continuaba acariciando la cabellera —. Ya no estás solo, yo te cuidaré.

El menor sonrió y sorbió un poco con su nariz y abrazó con más fuerza al mayor.

— ¿Me lo promete?

—Te lo prometo —porque ayudar al necesitado, también era parte del trabajo de Louis.

por **Temarii Stylinson** Vie 16 Oct 2015, 5:13 pm

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