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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Say: "I love you".
O W N :: Fanfiction :: Fanfiction :: Músicos :: One Direction
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Say: "I love you".
Say: "I love you"
When I'm away I will remember how you kissed me.
Ayer, las palabras no fueron suficientes. Aunque sean muy distintos, por favor que no te detengas, pues hay más que quiere entender; a veces quiere estar sola, incluso si viaja su corazón no se llena.
Siempre habrá días en los que no todo va bien, pero aún deberá sonreír.
La felicidad que sintió con las palabras que le dijo, mañana y siempre las recordará. Recuerdos, en el camino a casa y en el invierno, huellas en la blanca nieve apilada con sentimientos cálidos. El día en que se separen, está segura, de que siempre va a sentir su presencia más que cualquier otro.
El futuro va brillar a lo lejos en línea recta, debe alcanzarlo. Su fe hará que los sueños y deseos se hagan realidad, mañana y siempre creerá.
Siempre habrá días en los que no todo va bien, pero aún deberá sonreír.
La felicidad que sintió con las palabras que le dijo, mañana y siempre las recordará. Recuerdos, en el camino a casa y en el invierno, huellas en la blanca nieve apilada con sentimientos cálidos. El día en que se separen, está segura, de que siempre va a sentir su presencia más que cualquier otro.
El futuro va brillar a lo lejos en línea recta, debe alcanzarlo. Su fe hará que los sueños y deseos se hagan realidad, mañana y siempre creerá.
+Harry Styles as Eric Lancaster.
+Willa Holland as Joanne Wright.
+Niall Horan as Peter Kavinsky
+Ashley Tisdale as Clarisse Jhonson
+Willa Holland as Joanne Wright.
+Niall Horan as Peter Kavinsky
+Ashley Tisdale as Clarisse Jhonson
- here:
hi.
- say hi to me:
- Holap. Para las que no me conocen soy daniela aká dani o como quieran decirme well, esta novela se me ocurrió escuchando el intro de un ánime que, ni siquiera, recuerdo como se llama bc fue hace mucho tiempo. No soy muy buena con las presentaciones así que... Espero que sea de su agrado :c
Última edición por bugg. el Miér 09 Sep 2015, 10:10 pm, editado 1 vez
baekhyun.
Re: Say: "I love you".
Prólogo.
28 de noviembre del 2008.
Una gran sonrisa bailaba en sus labios mientras escuchaba cómo sus amigas le decían lo genial que sería ser amigas por siempre; crecer juntas, ser adultas juntas y morir juntas, con sus hijos siendo mejores amigos, al igual que los hijos de sus hijos.
Kateline, mencionaba que les pondría el nombre de ambas a sus hijas, mientras que Amanda decía que le pondría el nombre de una caricatura que le gustaba mucho. Amaba con todo su corazón a las dos chicas que se encontraban frente a ella, serían amigas por siempre, lo demostraban sus brazaletes.
Joanne, agachó la mirada cuando le preguntaron el nombre que ella les pondría. No quería decirles, no porque fuesen raros o algo parecido, sino, porque no tenía idea de cómo le pondría a sus hijos.
—Hope— Susurró, apenas audible. No sabía cómo se le había ocurrido aquel nombre, pero, le agradaba, le hacía sentir que siempre había un rayo de esperanza sin importar la oscuridad. Sus amigas asintieron con una gran sonrisa, les gustaba ese nombre, y a ella le gustaba que a sus amigas les gustara.
—Oye, Jo— Comenzó a decir Amanda —¿Quieres ir a una pijamada en mi casa esta noche?
—¿En serio?— Preguntó Joanne, sorprendida.
—Sí, mi mamá quiere celebrar mi cumpleaños y me dijo que invitara a todas las chicas del salón. —Hizo una pausa y luego continuó. —Y tú eres mi mejor amiga así que tienes que venir, tú igual, Kate—. Ambas chicas asintieron con alegría y se dispusieron a hablar de la gran fiesta de pijamas de Amanda.
+++
Su madre le había dado el pijama blanco que tanto le gustaba. Tenía gatitos pintados en los pantalones y, Joanne amaba los gatitos. Pasó sus manos por su pijama una vez más mientras esperaba a las demás chicas junto a Kateline, quien vestía con un bonito pijama rosa.
—Bien, están todas— dijo Amanda, interrumpiendo su conversación sobre quién era el cantante más bonito de todo el mundo. —Me alegra mucho que estén aquí, así que, ¡Empecemos con la fiesta! — Todas y cada una de las chicas de la habitación gritaron y aplaudieron mientras la madre de Amanda les traía cofres llenos de maquillajes y pelucas para se cambiaran el look.
Joanne amaba cambiarse el look con sus amigas. Siempre solía ponerse pelirroja o rubia platinada, se pintaba las uñas de rosa y se maquillaba con pintalabios muy rojo y mucho rímel. Sin embargo, esta vez optó por ponerse una peluca rosa, al igual que el maquillaje.
Cuando ya todas las chicas se encontrabas completamente distintas, decidieron jugar verdad o reto. A ellas les encantaba poner retos como decirle algo vergonzoso a uno de los chicos de su clase por teléfono, o, preguntar sobre el chico que les gustaba. Pero, a diferencia de ellas, Joanne odiaba ese juego, no le gustaba decir sus secretos.
Mientras todas se aglomeraban alrededor de la pobre Katherine para saber si ya había tenido su primer beso, Joanne se levantó y se dirigió al baño. Toda chica tenía sus necesidades de vez en cuando, se dijo, no tienen por qué molestarse si desaparezco.
Entró y cerró la puerta con seguro, hizo sus necesidades y, cuando fue a lavarse las manos, tropezó con la alfombra llevándose con ella unos platos de cristal que adornaban el estante junto a ella; pegó un pequeño grito de dolor. Pedazos de cristal se clavaron en sus muñecas. Le dolía, mucho.
La sangre comenzaba a salir a toda velocidad mientras, en silencio, trataba de sacarse los pedazos de cristal incrustados en sus manos, pero, no importó lo mucho que evitó llorar o gritar, la puerta del baño se abrió de golpe dejando ver a todas las chicas.
—¡Mamá!— Gritó Amanda. Todas las chicas comenzaron a acercarse a ella.
—No… No es nada Amy, estoy bien. Sólo…— Quería explicarles, pero, fue interrumpida por Clarisse, la presidenta y la chica más bonita de su clase.
—Joanne es una suicida. ¡Intentó matarse en tu casa, Amanda! — Aquellas palabras hicieron que Joanne frunciera el ceño ¿Ella, una suicida? ¿Acaso estaba loca?
—Joanne, no puedo creer que me hagas esto. ¡Es mi cumpleaños! — Chilló Amanda.
—Amy…— Comenzó a decir, sin embargo, una vez más fue interrumpida.
—¡Joanne la suicida! — Gritó una chica del fondo. La castaña, observó a todas mientras escuchaba cómo se reían y le gritaban ¡Suicida! ¡Estás loca! ¡A tu mamá que te meta al loquero!
—Por Favor…— Susurró, pero, las chicas no se detenían, seguían gritándole cosas feas, incluso Amanda y Kateline, le gritaban.
—¿Qué sucede? — Preguntó la madre de Amanda tomando cartas en el asunto. Dirigió su mirada a una Joanne ensangrentada y sus ojos se abrieron como platos.
—Mamá, quiero que se vaya. No quiero ser amiga de una loca—. Eso le dolió. Le dolió más que las heridas que se encontraban en sus brazos. ¿Por qué le hacía esto? No le había dado la oportunidad de explicarse, la estaba tachando de loca; la estaba haciendo a un lado.
La madre de Amanda la tomó por uno de sus brazos y, a pesar de las quejas de dolor, la arrastró fuera del baño, tomó el teléfono y llamó a su madre. Necesitaba enterarse de lo loca que estaba su hija.
+++
Su mirada estaba fija en su regazo mientras luchaba por no llorar, no quería llorar frente a ellas, la volverían a llamar loca. Volverían a gritarle cosas feas. Veinte minutos después, sus manos estaban vendadas y su madre la esperaba en el coche.
Mientras salía, sentía las miradas de todas las chicas. Miradas juzgadoras y llenas de burlas. Ante ellas era una loca.
—Es la chica más estúpida del mundo, si cree que volveremos a ser sus amigas—. Y, con esas palabras, todo en ella se derrumbó. La alegría que sentía al llegar se desmoronó por completo. Entró al auto y, sin importar lo que su madre dijera, lloró. Dejó salir toda la tristeza y frustración de la pasada hora. Lloró hasta llegar a su casa y luego, ignorando por completo a su madre, se dirigió a su habitación y lloró una vez más.
Las personas sólo hieren, sólo te matan con palabras y te hacen sentir basura. Las personas sólo están para traicionarte, se dijo, mientras se quedaba dormida entre lágrimas.
baekhyun.
Re: Say: "I love you".
Capítulo uno.
Los recuerdos arrebataban una vez más su preciado sueño. Los niños corriendo por ahí mientras la insultaban o la hacían a un lado, las risas de todos y los comentarios hirientes. Abrió los ojos lentamente y se revolvió entre sus sabanas, un día más, un día más en aquel lugar llamado escuela. Se levantó susurrando un par de groserías y dirigió su cuerpo al baño.
—Joanne, no desperdicies el agua—. Gritó desde la cocina. Rodó los ojos y cerró la llave, salió y envolvió su frágil y delgado cuerpo en una gran toalla blanca, caminó a paso lento y tarareando Yellow de Coldplay. Se vistió con su viejo uniforme, lo odiaba en verdad, la falda azul oscuro que le quedaba a la altura de las rodillas, el suéter crema sobre la camisa blanca y la corbata azul marino, parecía como si fuese a un reformatorio, aunque, por lo menos ocultaba su cuerpo y eso era algo que le agradaba.
Salió de su habitación y se dirigió hacia el pequeño comedor del departamento encontrándose con su madre preparando el desayuno. Tomó asiento en una de las cuatro sillas que adornaban su pequeña cocina y se limitó a acariciar a su pequeño gato. Aquel gatito había sido su fiel compañía en las noches que más necesitaba un amigo, es más, aquel gatito era su único amigo.
—Buenos días— dijo la mujer castaña mientras depositando un corto beso en su frente y colocaba un sándwich de queso y un vaso de jugo frente a ella. Joanne dirigió una mirada a su madre; nunca cambiaba, su pelo castaño cayendo en ondas sobre sus hombros, su hermoso cuerpo, a pesar de estar en los treinta, y sus ojos pequeños ojos marrones, aquellos que nunca perdían ese brillo especial.
—Buenos días— respondió dándole una mordida a su sándwich, su pequeño gato maulló entre sus pies en busca de la comida que siempre le daba. —Oh, no has comido nada— Bajó su comida de poco a poco y la colocaba frente al gato negro que se acorrucaba entre sus piernas y comía. Joanne rió levemente al ver como el pequeño animal trataba de sacar el queso del pan.
Cuando vio que Punkey había terminado de comer volvió a su habitación, tomó su celular, colocó su mochila en su hombro derecho y salió camino a la escuela.
The Pretty Reckless sonaba haciendo que moviese la cabeza al lento ritmo de Nothing left to lose. Amaba esa banda, siempre había soñado en convertirse en la nueva Taylor Momsen, sin embargo, no era tan atrevida como ella y nunca saldría a escena con sólo cinta adhesiva cubriéndole los pechos.
El murmullo y las personas corriendo dieron aviso de que ya había llegado a la escuela, se sacó los auriculares y se hizo hacia su casillero, colocó la clave y sacó sus cosas para la clase de historia. Odiaba esa clase, era tan aburrida, el profesor era un amargado que no tenía nada más que hacer con su vida que contarle cómo le había ido en una de las tantas citas a ciegas que tenía con viejas millonarias.
—Joanne, me enteré de que nunca has tenido novio— dijo una chica interponiéndose en su camino a clase, la castaña solo le dio una amenazante mirada y continuó su camino hacia el salón. —¿Me estas ignorando?— Volvió a decir la pelirroja con una sonrisa burlona jugando en sus labios.
—Vamos, Joanne, todos sabemos que ya han pasado siete años— Exclamó otra chica, quien comenzó a reír, imitada por las demás. La verdad era que Joanne no había tenido amigos en siete años. Siempre era lo mismo, un par de chicos en el aula con los que hablar pero nunca verdaderos, pues a lo largo de los años se había dado cuenta de algo, si tienes amigos sólo saldrás lastimado.
+++
—Vamos amigo ¿Me dirás que no te diste cuenta de que todas te veían?— Exclamó el rubio poniéndose frente a su mejor amigo, Eric solo lo miró con una gran sonrisa en el rostro y negó moviendo lentamente —¿En serio?— Volvió a decir, su expresión causó que el castaño estrellara en estruendosas carcajadas.
—Ya tranquilo, son solo chicas— respondió el de ojos esmeralda, aun riendo. La noche anterior habían decidido ir a un karaoke cerca de la escuela, encontrándose con un montón de chicas lindas. Peter, no había dejado de hablar de ellas desde que salieron del local; había quedado flechado por unas cuantas rubias.
—¿Si acaso les diste tu numero?— Eric negó y volvió a reír al ver como su amigo abría los ojos —¡Debes estar bromeando!— Gritó, levantando sus brazos y dirigiéndolos hacia los hombros de su amigo.
—No, no lo estoy, idiota— Movió los hombros librándose de su agarre y continuó caminando.
—¡Eric!— Exclamó una chica corriendo hacia los dos amigos. Peter, la miró sonriente mientras se sonrojaba un poco.
—¡Clarie!— Se dirigió hacia ella con los brazos abiertos, pero, ésta lo ignoró por completo y dirigió toda su atención a Eric. Aquello desaminó por completo a Peter, sin embargo, lo ocultó con una de sus más relucientes sonrisas.
—El viernes en la noche habrá fiesta en mi casa ¿Vienes?— Su única respuesta fue un encogimiento de hombros y rodear a la chica para continuar su camino a clases. Segundos después fue alcanzado por su mejor amigo, quien no lo dudó dos veces antes de comenzar a discutirle el cómo había ignorado a la chica más ardiente de todo el colegio. Eric, por su parte, lo ignoró por igual.
Llegaron a sus casilleros y Peter aún seguía parloteando sobre lo hermoso que era el cabello de Clarisse y la manera en que yacía liso sobre sus hombros hasta la cintura ¿Quién no quería una chica como aquella en su cama? Bien, tenemos una respuesta, Eric. Eric nunca era de la clase de chicos a los que no le interesaban las chicas huecas y sexys, prefería tener a alguien con quien hablar sobre las cosas que más le gustan, aunque, no le venía mal un poco de diversión de vez en cuando.
Cerró el casillero de un portazo haciendo que su rubio amigo cerrara la boca de inmediato, había entendido el mensaje. Era extraño como ambos podían ser mejores amigos, eran prácticamente como el día y la noche, como el agua y el aceite.
El castaño dio medio vuelta y dirigió su paso a las escaleras para así poder llegar al aula de literatura. Mientras iban subiendo una castaña pasó a toda velocidad llevándose con ella su brazo y así rosando su trasero.
Todo pasó de repente, de un momento a otro se encontraba en el piso de abajo con su trasero adolorido y una chica en la parte de arriba de las escaleras. Todos, absolutamente, todos a su alrededor lo observaban con asombro ¿Quién se había atrevido a golpear a Eric Lancaster?
La castaña, por su parte, se encontraba tan roja como una persona podía llegar a estar, sus labios estaban fruncidos en un línea recta y sus manos estaba hechas puños. El chico de ojos esmeralda se levantó con lentitud.
—Lo siento— Susurró la chica, haciendo que Eric enarcara su ceja derecha. Una risa ronca salió de sus labios haciendo que la castaña se estremeciera. Por la escuela andaba el rumor de que aquella persona que golpeara a Eric Lancaster no vivía para contarlo.
—Tranquila, pequeña. No fue nada. Mi error—. La castaña dirigió su mirada a él ¿En verdad le estaba diciendo eso? ¿No la golpearía hasta morir? Separó los labios para poder decir algo pero los volvió a cerrar. No tenía nada que decir. —Eres Joanne la solitaria ¿Cierto? — La chica bajó la mirada. Dio media y salió corriendo.
Eric la siguió con la mirada y luego miró a su amigo con el ceño fruncido ¿Qué había dicho? Peter se encogió de hombros en respuesta mientras el suspiraba y continuaba su camino hacia el aula de literatura.
+++
Su mirada se encontraba fija en el agua. La piscina siempre se encontraba vacía a esas horas, puesto que habían clases no se les tenía permitido a los estudiantes estar fuera de sus aulas. Pero, como Joanne nunca fue de seguir reglas, no le importaba, sólo quería estar sola.
¿Por qué todos la veían así? ¿Por qué no la veían como una estudiante más? Alguna vez tuvo amigos, al igual que todos en el instituto, sólo que había elegido malas personas y estas la habían traicionado. Todavía recordaba la manera en que todos la miraban en el salón de clases. Ella había sido culpada y sus “amigos” nunca la defendieron, sólo le dieron la espalda.
Luego, cuando había, por fin, tenido una amiga de verdad, sus padres las separaron a causa de los rumores que rondaban la escuela. Nunca tendría amigos, era obvio que sólo estaban para darle la espalda cuando más los necesitaba.
Suspiró con pesadez y sacó los pies del agua, los dejó secar llevando sus rodillas hacia su pecho y descansando su barbilla en ellas. Joanne la solitaria, Joanne sin amigos, Joanne la rara, Joanne la suicida. Todos y cada uno de los apodos que le habían puesto eran causa de aquel accidente, aunque luego ocurrió de verdad, nunca creyó que llegaría a ese extremo.
—¿Sabías que está prohibido estar en la piscina en horas de clases?—. Una voz la sacó de sus pensamientos; levantó la mirada encontrándose con el chico al que menos quería ver, todavía sentía vergüenza por lo que ocurrió en la escalera. Volvió a bajar la mirada y sintió como el castaño se sentó a su lado —Deberías están en clases, pequeña.
—No me digas pequeña. Y, si a eso vamos, tú también deberías estar en clases— respondió Joanne dirigiéndole una fría mirada.
—Tienes razón. Pero, recordemos quien es el bad boy en esta situación—. ¿Cómo podía estar orgulloso de una reputación así? Pensó.
—Si te molesta, preferiría estar sola.
—Sí me molesta. No quiero estar solo—. Una gran sonrisa se formó en sus labios y Joanne rodó los ojos.
—Bien, si quieres a alguien con quien pasar el rato, hay muchos moteles con prostitutas allí— Aquellas palabras salieron de la nada. Joanne, no puedes ir ahí diciendo esas cosas, se reprimió. Pero, no fue una queja o un insulto lo que recibió del castaño, sino, una gran carcajada.
—Tienes razón, pequeña—. Fue lo último que dijo. Se levantó y se alejó de ella dejándola con la duda más grande de toda la existencia humana: ¿Qué rayos había sido eso?
baekhyun.
Re: Say: "I love you".
¡¡DANI!!
Te stalkeo y nada, vi tu firma y me dio curiosidad y no me arrepiento de haber entrado. Esto es hermoso. Juro que lo amé por completo. Lo juro, es precioso. Siguela pronto, lo más pronto que puedas, y bueno, yo amé esto. Es bello.
bomb.
Re: Say: "I love you".
Di! que bueno tenerte aquí, entre hoy y mañana la sigoPrimavera. escribió:¡¡DANI!!Te stalkeo y nada, vi tu firma y me dio curiosidad y no me arrepiento de haber entrado. Esto es hermoso. Juro que lo amé por completo. Lo juro, es precioso. Siguela pronto, lo más pronto que puedas, y bueno, yo amé esto. Es bello.
baekhyun.
Re: Say: "I love you".
Capítulo dos.
Su mirada se posó en la pareja de amigos a los lejos. El rubio decía algo, levantando las manos con mucho ánimo, mientras que el castaño se limitaba a mirarlo con el ceño fruncido, como si se tratase de un loco. El rubio volvió a hablar, esta vez, el castaño rió. ¿Qué había dicho? ¿Qué hacía reír a las demás personas? Se preguntó Joanne.
Suspiró profundamente y apretó sus libros a su pecho. Bajó la mirada y continuó su camino hacia la panadería donde trabaja de tarde. No se encontraba lejos, por lo que siempre caminaba hacia allí en vez de tomar el autobús; el medio ambiente necesitaba protección.
—Oye, pequeña— Escuchó la castaña, a sus espaldas. Se detuvo de repente, sin embargo, no se volteó, estaba pasmada. ¿Por qué le estaba hablando, otra vez? —¿A dónde vas?— Preguntó, apretando su mochila sobre su hombro.
—No es de tu incumbencia— Respondió, comenzando a caminar una vez más. Nunca harás amigos así, se reprimió. Aunque, no entendía por qué lo hacía, ni siquiera quería tener amigos. Era una pérdida de tiempo y un sufrimiento más.
—¿Siempre eres tan ruda?— Joanne dirigió una fría mirada hacia el chico de ojos esmeraldas.
—¿Siempre eres tan metiche?— El castaño rió levemente y se encogió de hombros. —¿Qué quieres, Lancaster?—
—¿Te sabes mi nombre?— Eric intentó lucir lo más sorprendido posible, pero, eso no hizo reír a la chica a su lado. Además, no tenía sentido aquella broma. Era Eric Lancaster, todos en la escuela lo conocían, inclusive los pequeñines de primaria.
La castaña intentó ignorarlo el resto del camino a la panadería, pero le era imposible. Eric se la pasaba comentando de todo, hasta de un perrito que había pasado por su lado. Joanne se sentía incómoda, no quería hablar con él y él no parecía importarle cada insulto que le lanzaba; hasta lo había llamado maldito Lannister, pero claro, él no sabía qué era un Lannister.
Cuando por fin divisó la panadería se detuvo, no quería que la siguiera hasta su trabajo. Se suponía que no podía trabajar, tenía una beca, si el becano de la escuela llegaba a enterarse que tenía un trabajo la echaría a patadas de la escuela y perdería la oportunidad de graduarse en una de las escuelas más importantes de la ciudad.
—Bien, es suficiente. ¿No tienes nada más que hacer? — Preguntó girándose hacia él.
—Nop— Contestó, haciendo énfasis en la p.
—Es ilícito decir nop, esa palabra técnicamente no existe. Ahora, tengo cosas importantes que hacer. Permiso.
—Número uno, pareces más una vieja profesora de literatura, así toda gruñona y amargada, que una adolescente. Número dos, no, no tengo más nada que hacer porque no me interesa ir a mi casa a hacer tarea y, número tres, deja a la pobre p ser feliz junto al no.
—Número uno, no parezco una profesora de literatura y si así fuera, está bien, porque entonces estás diciendo que soy una persona culta y que lee bastante, gracias. Número dos, deberías, si no haces la tarea no obtienes buenas calificaciones y si no obtienes buenas calificaciones no aplicas a buenas universidades y, número tres, para la p y el no es imposible ser felices porque las reglas de la gramática lo impiden.
—Bien, quizás al no y a la p no le importen las reglas de la gramática y huyeron para estar juntos. La vida se trata de eso, pequeña, de romper las reglas y ser felices. — No sabía qué decir, por primera vez no tenía un insulto o una respuesta lógica para darle. Se había quedado sin palabras; no sabía nada acerca de romper las reglas o ser feliz porque vivía bajo los estándares de la sociedad y no tenía motivos para ser feliz.
—Sólo…— Comenzó a decir, pero no encontraba palabras. —Sólo déjame tranquila. ¿No entiendes cuando una persona no quiere estar con nadie? —El castaño abrió la boca para responder, pero, fue interrumpido por Joanne. —Es una pregunta sin respuesta, idiota—. Eric se encogió de hombros y se dio media vuelta para marcharse. No sin antes decir:
—Algún día deberás dejar a alguien entrar, pequeña.
+++
La tarde pasaba con lentitud mientras atendía a los clientes que siempre recurrían al local, sin embargo, tenía la cabeza en otro lugar, o mejor dicho, en otra persona, en una de cabellos castaños y ojos esmeraldas que la había seguido hasta el local durante todo el camino.
La vida se trata de eso, pequeña, de romper las reglas y ser felices. Aquellas palabras resoban en su cabeza una y otra vez, y no lograba encontrarle algún defecto a sus palabras, era imposible; las dijo tan lentas y con tanta seguridad que ni con el hechizo más poderoso podría hacerlo.
Suspiró y entregó un par de croissants a la señora mayor que se encontraba frente al mostrador, le dio una sonrisa amable y miró el reloj en la pared. Las 7:58 pm, ya debía terminar con los clientes y cerrar. La señora Jones había salido temprano a realizar visitas médicas junto a su esposo.
Terminó de despedir al par de clientes que quedaba, se quitó el delantal y el gorro, se colocó el abrigo, tomó el bolso y las llaves, y salió del local cerrando la puerta detrás de ella.
Frotó sus manos entre sí en busca de algo de calor y las colocó dentro de los bolsillos de su abrigo, el otoño apenas comenzaba, pero, ya comenzaba a sentirse el ligero frío del invierno y más, cuando venían esas pequeñas ventiscas que le revolvían el pelo y la hacían estremecerse.
Se encogió un poco y continuó su camino por las calles de Bradford, con el frío calándole los huesos y sus guantes olvidados en casa. Se limitó a ir despacio y disfrutar de la soledad del camino, sin pensar, solo caminar y dejarse llevar por el camino que tanto conocía. Pero, para Joanne, nunca nada es como debería ser.
Unos chicos bastante altos y fuertes llegaron a ella a toda velocidad y se pararon frente a ella. Sus sonrisas eran cínicas y cubrían gran parte de sus rostros y, sus gorros y chaquetas negras, le provocaban escalofríos.
—Hola, hermosa— dijo uno de los chicos, el pelirrojo. Joanne dio un paso atrás.
—¿Qué sucede? ¿La nena tiene miedo? — Continuó el rubio. Joanne quiso dar otro paso atrás pero fue detenida por el pelirrojo, quien la tomó de la mano y la atrajo hacia él.
—Por favor…— Susurró la castaña cerrando los ojos.
—No te preocupes, hermosa, no te haremos daño—. Una carcajada salió de sus labios mientras su mano libre bajaba hacia la cintura de Joanne. Las lágrimas y el pánico inundaron a la pequeña castaña, intentó tomar el teléfono del bolsillo de su abrigo pero luego recordó que no tenía a nadie grabado allí ¿A quién llamaría? ¿A su madre para que se preocupara tanto por ella que le diera un ataque?
Intentó gritar pero fue interrumpida por los labios del pelirrojo sobre los suyos. La besó con tanta rudeza que la lastimaba, trató de zafarse pero, en cambio, fue acorralada contra el muro que se encontraba a su lado. Las lágrimas inundaron su rostro y el miedo que sentía era tan grande que ya no sabía, ni siquiera, qué hacer.
El pelirrojo se separó de ella con brusquedad y, al abrir los ojos, ya no se encontraba en su campo de visión, sino, que estaba en el suelo siendo golpeado por alguien. Su pelo se movía salvajemente mientras golpeaba al pelirrojo y sus hombros se movían con brusquedad cuando se paraba para respirar. La castaña reconoció de inmediato aquella cabellera, así que, corrió hacia allí y le tomó del hombro.
—Ya basta. Lo vas a matar. —dijo apenas audible, sin embargo, el castaño la escuchó. Se levantó con lentitud y dio una última patada al chico del suelo. El rubio había desaparecido en cuanto lo vio. Tomó a la pequeña castaña del brazo y caminó con prisa lejos de allí.
Las lágrimas aún bajaban por las mejillas de Joanne, el miedo de lo que pudo haber hecho aquel chico si Eric nunca hubiera aparecido la ponía nerviosa. Intentó tomar un respiro pero le fue imposible con las lágrimas y la rapidez con la que era arrastrada. Una vez más trató de decir algo, sin embargo, un sollozo fue lo que salió de sus labios. Eric, se detuvo con brusquedad y volteó a ver a la chica de ojos marrones.
—No llores, por favor, pequeña. — Susurró atrayéndola hacia su pecho. ¿Qué sucedía con él? ¿Por qué la trataba así? Se preguntó la castaña, pero no dijo nada, sino, que se hundió más allí. —No llores, todo estará bien. Tranquila—. Murmuró pasando su mano por su ondulado cabello. —Estoy aquí, todo está bien—.
—¿Por qué haces esto?— Preguntó aún contra su pecho.
—¿Por qué no?— Respondió y la atrajo más a él rodeándola con sus fuertes y bien trabajados brazos. Estaba mal, no podía estar así frente a él, no podía mostrarle lo débil que era. Nadie nunca podía saber lo débil que era, se aprovecharían de ella. No podía ser herida, no de nuevo.
—Porque tú eres tú, y pues, yo soy yo— Sabía que para él aquello no tenía sentido, pero para ella sí.
—Sí, pero, aunque lo que acabas de decir es algo ilógico ya que obviamente yo soy yo y tú eres tú… —Comenzó a decir, pero fue interrumpido por una pequeña risa de Joanne.
—Creía que la lógica y vieja maestra amargada de literatura aquí, era yo.
—Creía que nunca escucharía una risa tuya. Así que, hermosa, nada nunca es lo que parece. —¿Por qué se sentía así? ¿Por qué esas palabras la hacían sentir tan nerviosa? Las manos de Eric viajaron hacia su mejilla y secaron el rastro de lágrimas que habían estado allí. Pequeños escalofríos recorrieron su espina dorsal así que se separó de inmediato. —¿Qué te sucedió, Joanne? ¿Qué te hizo alejarte de todos?
—Deberías saberlo, todos lo saben—. Y así salió corriendo hasta llegar a su casa, encerrarse en su habitación y llorar hasta que sus lágrimas se secaran.
No te dejes engañar, Joanne, lo único que quiere es hacerte sufrir, como todos. Y así, con esas palabras rondando su cabeza se quedó dormida.
Suspiró profundamente y apretó sus libros a su pecho. Bajó la mirada y continuó su camino hacia la panadería donde trabaja de tarde. No se encontraba lejos, por lo que siempre caminaba hacia allí en vez de tomar el autobús; el medio ambiente necesitaba protección.
—Oye, pequeña— Escuchó la castaña, a sus espaldas. Se detuvo de repente, sin embargo, no se volteó, estaba pasmada. ¿Por qué le estaba hablando, otra vez? —¿A dónde vas?— Preguntó, apretando su mochila sobre su hombro.
—No es de tu incumbencia— Respondió, comenzando a caminar una vez más. Nunca harás amigos así, se reprimió. Aunque, no entendía por qué lo hacía, ni siquiera quería tener amigos. Era una pérdida de tiempo y un sufrimiento más.
—¿Siempre eres tan ruda?— Joanne dirigió una fría mirada hacia el chico de ojos esmeraldas.
—¿Siempre eres tan metiche?— El castaño rió levemente y se encogió de hombros. —¿Qué quieres, Lancaster?—
—¿Te sabes mi nombre?— Eric intentó lucir lo más sorprendido posible, pero, eso no hizo reír a la chica a su lado. Además, no tenía sentido aquella broma. Era Eric Lancaster, todos en la escuela lo conocían, inclusive los pequeñines de primaria.
La castaña intentó ignorarlo el resto del camino a la panadería, pero le era imposible. Eric se la pasaba comentando de todo, hasta de un perrito que había pasado por su lado. Joanne se sentía incómoda, no quería hablar con él y él no parecía importarle cada insulto que le lanzaba; hasta lo había llamado maldito Lannister, pero claro, él no sabía qué era un Lannister.
Cuando por fin divisó la panadería se detuvo, no quería que la siguiera hasta su trabajo. Se suponía que no podía trabajar, tenía una beca, si el becano de la escuela llegaba a enterarse que tenía un trabajo la echaría a patadas de la escuela y perdería la oportunidad de graduarse en una de las escuelas más importantes de la ciudad.
—Bien, es suficiente. ¿No tienes nada más que hacer? — Preguntó girándose hacia él.
—Nop— Contestó, haciendo énfasis en la p.
—Es ilícito decir nop, esa palabra técnicamente no existe. Ahora, tengo cosas importantes que hacer. Permiso.
—Número uno, pareces más una vieja profesora de literatura, así toda gruñona y amargada, que una adolescente. Número dos, no, no tengo más nada que hacer porque no me interesa ir a mi casa a hacer tarea y, número tres, deja a la pobre p ser feliz junto al no.
—Número uno, no parezco una profesora de literatura y si así fuera, está bien, porque entonces estás diciendo que soy una persona culta y que lee bastante, gracias. Número dos, deberías, si no haces la tarea no obtienes buenas calificaciones y si no obtienes buenas calificaciones no aplicas a buenas universidades y, número tres, para la p y el no es imposible ser felices porque las reglas de la gramática lo impiden.
—Bien, quizás al no y a la p no le importen las reglas de la gramática y huyeron para estar juntos. La vida se trata de eso, pequeña, de romper las reglas y ser felices. — No sabía qué decir, por primera vez no tenía un insulto o una respuesta lógica para darle. Se había quedado sin palabras; no sabía nada acerca de romper las reglas o ser feliz porque vivía bajo los estándares de la sociedad y no tenía motivos para ser feliz.
—Sólo…— Comenzó a decir, pero no encontraba palabras. —Sólo déjame tranquila. ¿No entiendes cuando una persona no quiere estar con nadie? —El castaño abrió la boca para responder, pero, fue interrumpido por Joanne. —Es una pregunta sin respuesta, idiota—. Eric se encogió de hombros y se dio media vuelta para marcharse. No sin antes decir:
—Algún día deberás dejar a alguien entrar, pequeña.
+++
La tarde pasaba con lentitud mientras atendía a los clientes que siempre recurrían al local, sin embargo, tenía la cabeza en otro lugar, o mejor dicho, en otra persona, en una de cabellos castaños y ojos esmeraldas que la había seguido hasta el local durante todo el camino.
La vida se trata de eso, pequeña, de romper las reglas y ser felices. Aquellas palabras resoban en su cabeza una y otra vez, y no lograba encontrarle algún defecto a sus palabras, era imposible; las dijo tan lentas y con tanta seguridad que ni con el hechizo más poderoso podría hacerlo.
Suspiró y entregó un par de croissants a la señora mayor que se encontraba frente al mostrador, le dio una sonrisa amable y miró el reloj en la pared. Las 7:58 pm, ya debía terminar con los clientes y cerrar. La señora Jones había salido temprano a realizar visitas médicas junto a su esposo.
Terminó de despedir al par de clientes que quedaba, se quitó el delantal y el gorro, se colocó el abrigo, tomó el bolso y las llaves, y salió del local cerrando la puerta detrás de ella.
Frotó sus manos entre sí en busca de algo de calor y las colocó dentro de los bolsillos de su abrigo, el otoño apenas comenzaba, pero, ya comenzaba a sentirse el ligero frío del invierno y más, cuando venían esas pequeñas ventiscas que le revolvían el pelo y la hacían estremecerse.
Se encogió un poco y continuó su camino por las calles de Bradford, con el frío calándole los huesos y sus guantes olvidados en casa. Se limitó a ir despacio y disfrutar de la soledad del camino, sin pensar, solo caminar y dejarse llevar por el camino que tanto conocía. Pero, para Joanne, nunca nada es como debería ser.
Unos chicos bastante altos y fuertes llegaron a ella a toda velocidad y se pararon frente a ella. Sus sonrisas eran cínicas y cubrían gran parte de sus rostros y, sus gorros y chaquetas negras, le provocaban escalofríos.
—Hola, hermosa— dijo uno de los chicos, el pelirrojo. Joanne dio un paso atrás.
—¿Qué sucede? ¿La nena tiene miedo? — Continuó el rubio. Joanne quiso dar otro paso atrás pero fue detenida por el pelirrojo, quien la tomó de la mano y la atrajo hacia él.
—Por favor…— Susurró la castaña cerrando los ojos.
—No te preocupes, hermosa, no te haremos daño—. Una carcajada salió de sus labios mientras su mano libre bajaba hacia la cintura de Joanne. Las lágrimas y el pánico inundaron a la pequeña castaña, intentó tomar el teléfono del bolsillo de su abrigo pero luego recordó que no tenía a nadie grabado allí ¿A quién llamaría? ¿A su madre para que se preocupara tanto por ella que le diera un ataque?
Intentó gritar pero fue interrumpida por los labios del pelirrojo sobre los suyos. La besó con tanta rudeza que la lastimaba, trató de zafarse pero, en cambio, fue acorralada contra el muro que se encontraba a su lado. Las lágrimas inundaron su rostro y el miedo que sentía era tan grande que ya no sabía, ni siquiera, qué hacer.
El pelirrojo se separó de ella con brusquedad y, al abrir los ojos, ya no se encontraba en su campo de visión, sino, que estaba en el suelo siendo golpeado por alguien. Su pelo se movía salvajemente mientras golpeaba al pelirrojo y sus hombros se movían con brusquedad cuando se paraba para respirar. La castaña reconoció de inmediato aquella cabellera, así que, corrió hacia allí y le tomó del hombro.
—Ya basta. Lo vas a matar. —dijo apenas audible, sin embargo, el castaño la escuchó. Se levantó con lentitud y dio una última patada al chico del suelo. El rubio había desaparecido en cuanto lo vio. Tomó a la pequeña castaña del brazo y caminó con prisa lejos de allí.
Las lágrimas aún bajaban por las mejillas de Joanne, el miedo de lo que pudo haber hecho aquel chico si Eric nunca hubiera aparecido la ponía nerviosa. Intentó tomar un respiro pero le fue imposible con las lágrimas y la rapidez con la que era arrastrada. Una vez más trató de decir algo, sin embargo, un sollozo fue lo que salió de sus labios. Eric, se detuvo con brusquedad y volteó a ver a la chica de ojos marrones.
—No llores, por favor, pequeña. — Susurró atrayéndola hacia su pecho. ¿Qué sucedía con él? ¿Por qué la trataba así? Se preguntó la castaña, pero no dijo nada, sino, que se hundió más allí. —No llores, todo estará bien. Tranquila—. Murmuró pasando su mano por su ondulado cabello. —Estoy aquí, todo está bien—.
—¿Por qué haces esto?— Preguntó aún contra su pecho.
—¿Por qué no?— Respondió y la atrajo más a él rodeándola con sus fuertes y bien trabajados brazos. Estaba mal, no podía estar así frente a él, no podía mostrarle lo débil que era. Nadie nunca podía saber lo débil que era, se aprovecharían de ella. No podía ser herida, no de nuevo.
—Porque tú eres tú, y pues, yo soy yo— Sabía que para él aquello no tenía sentido, pero para ella sí.
—Sí, pero, aunque lo que acabas de decir es algo ilógico ya que obviamente yo soy yo y tú eres tú… —Comenzó a decir, pero fue interrumpido por una pequeña risa de Joanne.
—Creía que la lógica y vieja maestra amargada de literatura aquí, era yo.
—Creía que nunca escucharía una risa tuya. Así que, hermosa, nada nunca es lo que parece. —¿Por qué se sentía así? ¿Por qué esas palabras la hacían sentir tan nerviosa? Las manos de Eric viajaron hacia su mejilla y secaron el rastro de lágrimas que habían estado allí. Pequeños escalofríos recorrieron su espina dorsal así que se separó de inmediato. —¿Qué te sucedió, Joanne? ¿Qué te hizo alejarte de todos?
—Deberías saberlo, todos lo saben—. Y así salió corriendo hasta llegar a su casa, encerrarse en su habitación y llorar hasta que sus lágrimas se secaran.
No te dejes engañar, Joanne, lo único que quiere es hacerte sufrir, como todos. Y así, con esas palabras rondando su cabeza se quedó dormida.
baekhyun.
Re: Say: "I love you".
¡Jesús!
¡Eric al rescate! ¡Súper Eric!
Pobre Joanne, y ¡dios! que es testaruda esa muchacha, toda necia y no sé, me desespera pero la entiendo. Y Eric es tan bello, puto. Y a los malditos esos, el rubio y el pelirrojo ese que se vayan al infierno, ¡malditos! .|. Well... yo amé el caítulo y cada vez me gusta más esta novela, por favor síguela pronto. Estaré fastidiandote hasta que lo hagas, me reemocioné con el capítulo y todo ♥o♥
¡Eric al rescate! ¡Súper Eric!
Pobre Joanne, y ¡dios! que es testaruda esa muchacha, toda necia y no sé, me desespera pero la entiendo. Y Eric es tan bello, puto. Y a los malditos esos, el rubio y el pelirrojo ese que se vayan al infierno, ¡malditos! .|. Well... yo amé el caítulo y cada vez me gusta más esta novela, por favor síguela pronto. Estaré fastidiandote hasta que lo hagas, me reemocioné con el capítulo y todo ♥o♥
bomb.
Re: Say: "I love you".
¡Dios!Primavera. escribió:¡Jesús!
¡Eric al rescate! ¡Súper Eric!
Pobre Joanne, y ¡dios! que es testaruda esa muchacha, toda necia y no sé, me desespera pero la entiendo. Y Eric es tan bello, puto. Y a los malditos esos, el rubio y el pelirrojo ese que se vayan al infierno, ¡malditos! .|. Well... yo amé el caítulo y cada vez me gusta más esta novela, por favor síguela pronto. Estaré fastidiandote hasta que lo hagas, me reemocioné con el capítulo y todo o
Sí, sí es como un súperman! tan besho
Lo sé, hasta a mí me dan ganas de matarla pronto la sigo, me pondré a escribirlo ahora mismo,
baekhyun.
Re: Say: "I love you".
Literalmente, hace muchos meses que no encuentro una novela que me atrape de esta manera. Me parece una historia muy cautivadora, de verdad me gustó mucho.
Espero que la continúes pronto.
Besos dani
Espero que la continúes pronto.
Besos dani
— karol.
Joker.
Re: Say: "I love you".
Hola! mucho gusto karol. Me encanta que te guste, apenas llevo la mitad del capitulo asi que quizas lo suba mañana o el martes c:Joker. escribió:Literalmente, hace muchos meses que no encuentro una novela que me atrape de esta manera. Me parece una historia muy cautivadora, de verdad me gustó mucho.
Espero que la continúes pronto.
Besos dani— karol.
besos!
baekhyun.
Re: Say: "I love you".
Capítulo tres.
La clase de natación siempre había sido la más odiaba. Es decir, ponerse un bañador, que todos vean su cuerpo, además el gorrito de goma que debía usar en el cabello, todo junto era una pesadilla.
Joanne, se recordaba una y otra vez el por qué había aplicado para una escuela donde la práctica de la natación era un requisito obligatoria. Por algo todos los equipos eran llamados The Sharks, eran los mejores nadadores de la ciudad, a excepción de Joanne, claro está.
Un gran suspiro escapó de sus labios mientras veía como la fila para practicar los clavados se hacía cada vez más pequeña. Pensó en decir que estaba enferma y escaparse, sin embargo, no lo hizo. Huir es de cobardes, siempre le decía su padre.
—Wright. Te toca. — Gritó la entrenadora Thompson. Joanne, apretó los labios y ambos puños mientras se acercaba a la orilla de la plataforma.
No mires abajo, no mires abajo, se recordó una y otra vez. Pero, como las personas siempre suelen hacer, dirigió su mirada hacia el gran cuadro azul debajo de ella. Dio un paso atrás con rapidez. No iba a saltar de allí, aquello era un deporte suicida.
—Vamos Wright, no tengo todo el día— La entrenadora sonó el silbato justo en su tímpano haciendo que la castaña arrugara la nariz por la molestia.
—Entrenadora, no me siento muy bien—. Dijo, sabía que era mentira, y que estaba mal hacer aquello pero, tenía mucho miedo, no podía saltar.
—Sólo debes saltar de cabeza y poner ambos brazos rectos. Eso es todo, Joanne.
—Lo dice muy sencillo porque usted fue nadadora profesional. Pero, míreme, entrenadora, yo de atleta no tengo ni la A.
—Todos tenemos un atleta interior— No, no de nuevo. ¿Qué aquel chico no se cansaba de ser rechazado?
—Sólo debes saltar, pequeña. Nada te pasará.
Joanne, se recordaba una y otra vez el por qué había aplicado para una escuela donde la práctica de la natación era un requisito obligatoria. Por algo todos los equipos eran llamados The Sharks, eran los mejores nadadores de la ciudad, a excepción de Joanne, claro está.
Un gran suspiro escapó de sus labios mientras veía como la fila para practicar los clavados se hacía cada vez más pequeña. Pensó en decir que estaba enferma y escaparse, sin embargo, no lo hizo. Huir es de cobardes, siempre le decía su padre.
—Wright. Te toca. — Gritó la entrenadora Thompson. Joanne, apretó los labios y ambos puños mientras se acercaba a la orilla de la plataforma.
No mires abajo, no mires abajo, se recordó una y otra vez. Pero, como las personas siempre suelen hacer, dirigió su mirada hacia el gran cuadro azul debajo de ella. Dio un paso atrás con rapidez. No iba a saltar de allí, aquello era un deporte suicida.
—Vamos Wright, no tengo todo el día— La entrenadora sonó el silbato justo en su tímpano haciendo que la castaña arrugara la nariz por la molestia.
—Entrenadora, no me siento muy bien—. Dijo, sabía que era mentira, y que estaba mal hacer aquello pero, tenía mucho miedo, no podía saltar.
—Sólo debes saltar de cabeza y poner ambos brazos rectos. Eso es todo, Joanne.
—Lo dice muy sencillo porque usted fue nadadora profesional. Pero, míreme, entrenadora, yo de atleta no tengo ni la A.
—Todos tenemos un atleta interior— No, no de nuevo. ¿Qué aquel chico no se cansaba de ser rechazado?
—Sólo debes saltar, pequeña. Nada te pasará.
—Nada excepto morir ahogada en el intento—. Se cruzó de brazos y miró hacia atrás, era la única que quedaba sin saltar. Eric, lanzó una carcajada y miró a la entrenadora, tenía algo en mente, sólo necesitaba su aprobación.
—Vamos, Joanne. No te va a pasar nada, sólo salta—. La entrenadora ya empezaba a perder la paciencia, todavía se preguntaba cómo había terminado dando clases de natación a adolescentes. —Adelante, Lancaster—.
Todo pasó en un segundo. Eric, tomó a la castaña por la cintura levantándola solo un par de centímetros del suelo y, a pesar de las maldiciones que esta lanzaba y las pataletas que daba, saltó a la piscina. El grito de la castaña solo duró un segundo ya que, su querido amigo, le había tapado la boca para que no se ahogara.
La presión del agua se hizo presente en todo su cuerpo mientras ambos se hundían, sus ojos estaban cerrados con tal fuerza que dolían y solo podía pensar en que aquella era la última vez que vería la luz del sol, sin embargo, segundos después sintió el suave viento en su rostro totalmente mojado.
Abrió los ojos con lentitud encontrándose con un castaño bastante sonriente. Un hoyuelo se marcaba en su mejilla derecha, dándole un aspecto bastante tierno. Por un segundo, creyó que aquel chico era bastante guapo, no obstante, abrió la boca para insultarlo.
—¿Estás loco, estúpido imbécil? — Eric, frunció las cejas con diversión. ¿Joanne Wright acaba de decirle estúpido imbécil?
—Oh vamos, pequeña, admite que fue divertido— Rió fuertemente mientras recibía un fuerte puñetazo en el hombro. —Oye, tranquila, nena—. Una sonrisa ladeada se hizo presente en su rostro cuando acercó el cuerpo de la castaña hacia él. Joanne, abrió los ojos como platos, había olvidado que Eric la tenía sujeta de la cintura.
—Ya suéltame, puedo llegar sola a la orilla—. El castaño enarcó una ceja y la soltó. La castaña, por su parte, se hundió; intentaba nadar hacia la superficie pero, le era imposible, era la peor nadadora que existía en la faz de la tierra. Nuevamente, unos brazos la sostuvieron de la cintura y la llevaron a la superficie.
—¿Decías?—. Una carcajada salió de los labios del chico de ojos esmeraldas mientras las mejillas de Joanne se sonrojaban. —Eres una ternura— dijo, al tiempo que llevaba una de sus manos a su mejilla y la halaba como si se tratase de una niña.
—Ya, llévame a la orilla, imbécil.
—¿Así es como te diriges a tu salvador?
—Salvador Eddard Stark, tú eres más como un Jaime Lannister— Respondió, mientras era colocada a orillas de la piscina para así poder salir.
—¿Quién? —Preguntó Eric, confundido.
—El idiota más idiota que puede existir en Game of Thrones, claro, después del imbécil de Joffrey.
—Vaya, es un gran amor el que me tienes. — Bromeó Eric, haciendo que la chica sonriera a medias.
—Eso creo—. Eric rió fuertemente, seguido por la castaña. Aquello la sorprendió, nadie nunca reía con uno de sus comentarios acerca de libros, no obstante, Eric, a pesar de nunca haber leído la saga, se reía. Claro, después de que le explicara a qué se refería. Al parecer, el chico no era tan malo, quizás podía pensar en darle una oportunidad, claro, como amigos.
—Dios, Lancaster, estás demente—. Un rubio de brillantes ojos azules se acercó a ellos riendo. Eric, rodó los ojos y Joanne se zafó de su agarre para poder ir por su toalla.
—Oye, pequeña— La llamaron a sus espaldas, envolvió la toalla en su cuerpo y se volteó —¿Quieres ir con nosotros a un karaoke esta noche? —La castaña se sorprendió. ¿De verdad la estaba invitando a salir? A este chico debían de faltarle un par tornillos en la cabeza. Joanne, abrió la boca responder que no quería nada con nadie, pero, Eric la interrumpió. —Es como amigos, Pet irá igual que unos compañeros del equipo.
—Suena bien— Respondió Joanne, encogiéndose de hombros. No quería que supiera lo mucho que odiaba estar alrededor de más de dos personas, por lo que guardó silencio.
—¿Eso es un sí? — Los ojos del castaño brillaron con un destello de esperanza. Joanne, se preguntó si aquello era realmente sincero o hacía lo mismo con todas las personas que pasaban por sus vidas. Suspiró y asintió levente; quién sabe, quizás valdría la pena ir a ese lugar.
+++
El rubio no había parado ni una sola vez de hacerle preguntas al castaño. ¿Por qué era así con ella? ¿Qué tenía ella especial habiendo tantas chicas lindas, solteras y no locas por la escuela? ¿Por qué ella? Eric, por su parte, se mantenía callado. No deseaba hablar de eso con él.
O, mejor dicho, no sabía qué responder. No sabía por qué el interés en la castaña. No sabía por qué siempre estaba pensando en ella y mucho menos porqué se preocupaba tanto por ella. Era sólo una chica, una como cualquier otra que asistía a la escuela, o existía en todo el mundo.
Aunque, por más que quisiera no podía dejar de pensar y sentir que debía protegerla, por algo rondaban todos esos rumores por la escuela. Pese a que no creía en los rumores, sabía que algo de cierto tenían: La chica es la adolescente más extraña de la escuela. Y, eso le gustaba.
- shalom:
- Bien, seguro que ya no debo tener ni las dos lectoras que tenia por haber abandonado esto, bt en mi defensa apenas y tengo tiempo para respirar y no tenía mucha inspiración y, no quería entregarles tan porquería de cap, pero, es lo único que tengo, hasta ahora, prometo que los próximos serán mejores. Las amo
baekhyun.
Re: Say: "I love you".
En realidad estaba planeando seguirlabomb. escribió:¿Por qué nunca la seguiste?
Me estaba emocionando con Eric
baekhyun.
Re: Say: "I love you".
La espero con ansiasbugg. escribió:En realidad estaba planeando seguirlabomb. escribió:¿Por qué nunca la seguiste?
Me estaba emocionando con Eric
bomb.
Re: Say: "I love you".
Capítulo cuatro.
Se miró al espejo por quinta vez en lo que llevaba de la tarde. No tenía idea de qué ponerse y mucho menos del por qué le importaba tanto lo que se iba a poner. No era de la clase de chicas que solía pensar mil veces en su atuendo, se ponía lo primero que veía y así quedaba. Dio un gran suspiro y terminó por elegir un suéter de Teen Wolf y unos jeans básicos, se colocó sus viejas vans y salió de su habitación en busca de sus llaves para así poder ir.
Solo había un simple problema que, a decir verdad, podía dañar toda la noche: No sabía dónde quedaba el karaoke. Es decir, hay millones de karaokes en la ciudad, si tan solo Eric hubiese sido más específico todo sería más perfecto.
Suspiró y se sentó en la pequeña mesa del comedor, colocó su mentón sobre una de sus manos y se dispuso a pensar en cuál sería la solución para aquel inconveniente. Su pie se movía tan rápido que en cualquier momento podría salir corriendo, estaba nerviosa, se mordía las uñas y estaba a punto de agarrar un mechón de pelo, cuando se le ocurrió una gran idea.
¿Para qué están las pendejas redes sociales? Claro, solo tenía que ir, conectarse después de unos seis meses sin entrar y enviarle un mensaje al idiota de Eric. Sonrió levemente y se levantó para tomar su portátil, entró a la página de la escuela y allí buscó entre sus amigos. Pero, salió de inmediato recordando que no tenía a nadie agregado.
Suspiró y, en la barra de buscar, colocó “Eric Lancaster”, esperó unos segundos a que cargara y luego lanzó una pequeña maldición. Eric tenía su perfil privado, lo que quería decir, que tenía que enviarle solicitud si quería hablar con él. Rodó los ojos ante la idea, ¿Y si no estaba conectado y no le respondía la solicitud? Todo sería en vano.
Luego de un par de segundos de procesar la idea terminó dando clic en “enviar solicitud” y, para su sorpresa, aceptó su solicitud al instante. Eso, además de enviar un mensaje:
Eric01: ¿Estoy loco o me acabas de agregar a tu lista de amigos?
Stark: Estás loco.
Eric01: Pero, me enviaste una solicitud, lo que quiere decir que ahora soy parte de tus amigos.
Stark: Ya bájale a tu ego, solo te la envié porque eres un idiota.
Eric01: Gracias por el cumplido ;) ¿A qué se debe tanto amor?
Dudó un par de segundos. Si le preguntaba sobre el karaoke quizás pensaría que estaba emocionada o algo. Los chicos siempre se iban por dónde no debían. Tomó un gran respiro y, cerrando los ojos, pulsó enviar.
Stark: Es que olvidaste decirme a qué karaoke íbamos.
Eric01: ¿En serio?
Stark: No, me lo estoy inventando solo porque quiero hablar contigo -.-
Eric01: No hay que usar tanto sarcasmo conmigo. Es en el del centro de la ciudad, en la plaza Youth.
Stark: Bien, adiós.
Eric01: Espera.
Stark: ¿Qué? Tengo cosas que hacer.
Mentiras, patrañas. Quería seguir hablando con él, sin saber por qué, pero no sabía cómo continuar la conversación.
Eric01: ¿En serio? Porque yo no. A decir verdad, busqué la cosa esa de los Lannister que me dijiste y resulta que tiene una serie *-*
Stark: Aja ¿Y?
Eric01: Que empecé a verla y es genial. Solo que hay cosas que no entiendo.
Stark: ¿Sabes que los libros son mejores que la serie? ¿Qué no entiendes?
Sonrió para sus adentros. Por una vez en la vida hablaba con alguien de una de sus más grandes pasiones: Game of Thrones.
Eric01: ¿Por qué el rubio lanzó al pobre niño por la ventana? ¿Qué pasó realmente con el Jon Arryn? ¿Por qué Sansa es tan idiota?
Stark: Bájale caballo. Una por una ¿ok? 1. Porque se supone que él y la mujer son hermanos y está prohibido lo que hacen ._. ¿Hello, incesto? 2. No te diré porque sería spoiler. 3. No lo sé, deberían golpearla o algo. Aunque luego se vuelve genial e.e
Eric01: *-*¿Qué es spoiler?
Stark: De verdad eres idiota. Significa que te estaría diciendo cosas que pasarán más adelante y que te harán sufrir.
Eric01: Es decir que no quieres que sufra n.n
Stark: Adiós.
Eric01: No te vayas :’c
Stark: ¿Te diste cuenta de que llegaremos tarde?
Eric01: Al diablo el karaoke, eres más interesante ;)
Joanne paró de respirar por tan solo un segundo. ¿Acaba de leer bien? No, no podía ser cierto. ¿Era interesante? ¿Qué tenía de interesante? Es decir, era igual a cualquier chica, quizás peor. ¿Cómo alguien podía, si quiera, pensar eso? Respiró profundo y volvió a releer el mensaje. ¿Por qué se sentía así? ¿Por qué su corazón había latido tan rápido que dolía?
Eric01: ¿Pequeña? ¿Estás ahí? ¿Dije algo malo?
Stark: No, lo siento. Fui por un vaso de agua.
Eric01: Okey, tengo una idea.
Stark: Soy toda ojos.
Eric01: ¿Por qué en vez de ir al karaoke no vamos a otro lado?
Se mordió el labio inferior al leer aquel mensaje. ¿Quería ir con ella a otro lado? Su pie volvió a moverse repetidamente. De repente, las palabras de su madre llegaron a su mente “Jo, haz amigos. No todos son iguales” pero, ¿y si él era igual que todos?
Eric01: Oye, si no quieres no hay problema.
Volvió a sonreír para sus adentros. Por más que odiara admitirlo, el chico ganaba puntos por sí solo. No la presionaba, y eso le daba puntos que nadie nunca había ganado. Tomó una gran bocanada de aire y deseó no arrepentirse de lo que haría.
Stark: Estaría bien. Quiero decir, no me gusta ir a lugares con mucha gente así que no hay problema c:
Eric01: Entonces paso por ti en quince minutos.
Stark: Emm, Eric.
Eric01: Cierto xD ¿Dónde vives?
Stark: Mejor nos juntamos en el café cerca de la escuela.
Eric01: Si lo desea usted ;)
Stark: Nos vemos.
Eric01: Claro ;)
Cerró la portátil y la lanzó hacia un lado mientras colocaba la cabeza en el sofá. ¿Había quedado con alguien? Se pellizcó el brazo para verificar si estaba soñando o era real y, era real. Movió ambos pies al mismo tiempo para después dar un salto y levantarse. Estaba nerviosa y eso hacía que se odiara cada vez más.
No confíes en las personas se había dicho miles de veces. Siempre la última frase antes de dormir y la primera al despertar. Las personas solo te hieren, era su lema de vida. Suspiró pesadamente y se puso de pie, tomó su teléfono, sus audífonos y salió rumbo al popular café.
+++
Todavía no lo podía creer. ¿Le había dicho que sí? Esa chica, sin duda, era una caja de sorpresas. Al inicio creyó que no le aceptaría la propuesta, sin embargo, se equivocó, como siempre hacía con ella. Suspiró y volvió su mirada a su teléfono, se había sorprendido tanto que decidió no perder ni un solo minuto, no quería que se arrepintiera y lo dejara plantado.
Levantó la mirada justo al momento en que la campanilla de la puerta sonó. Una pequeña castaña con un tierno suéter de Teen Wolf se acercó concentrada en lo que sea que leía en su teléfono. No pudo evitarlo y sonrió, la verdad sea dicha, esa chica era hermosa a su manera, una manera sencilla y tierna que no buscaba llamar la atención.
—Hola de nuevo, pequeña— dijo, al tiempo que le regala una gran sonrisa.
—Hola— asintió la castaña, tomando asiento.
—¿Se puede saber qué leías? — Preguntó con curiosidad. Todo en ella llamaba su atención.
—Un libro— contestó, con el ceño levemente. Eric, guardó silencio esperando a que dijera más. —Se llama Bajo la misma estrella. La verdad lo estoy releyendo, es como la quinta la vez…— guardó silencio al darse cuenta de que hablaba de más. Eric, sonrió a medias y continuó hablando por ella.
—¿No es el del chico y la chica que tienen cáncer? El Okey? Okey. — Sin el saber la razón, la castaña se sonrojó levemente, haciendo que deseara tomarla de las mejillas y besar cada una de ellas. Respiró profundo para contenerse.
—Apuesto a que lo sabes por la película— El castaño se encogió de hombros.
—¿Qué puedo decir? Soy un fanático del cine. ¿Por qué no lo lees en físico? — La castaña frunció el ceño.
—¿Sabes lo caro que son los libros? Mi mesada apenas me da para comprar los que pide la escuela— El castaño rió, dándole la razón.
—Pero, puedes comprarlos usados.
—No hay lugares donde los vendas en buenas condiciones. Me gusta ser yo quien subraye y comente los libros. Es algo personal, como un diario— Eric volvió a sonreír al ver la manera en que se le iluminaban los ojos mientras hablaba de sus libros, lo que le apasionaba.
—Creí que los libros eran algo tan sagrado que no se escribían.
—Lo son para algunas personas. Para mí, el leer un libro subrayado, garabateado, comentado y marcado es como leer a la persona. Sabes lo que le gusta, lo que piensa, lo que desea hacer con su vida.
—¿Cómo? — preguntó, colocando ambas manos sobre la mesa e inclinándose un poco hacia ella. Se sorprendía de lo interesante que podía llegar a ser conocerla. Conocer sus miedos, sus inseguridades, sus sueños y fantasía, lo que pensaba, lo que deseaba. Deseaba conocer cada parte de ella.
—Sencillo. Te das cuenta por las frases que subraya y los comentarios que hace en sus escenas preferidas.— Eric asintió tamborileando sus dedos sobre la mesa. Tenía una idea. Si quería llegar a conocerla solo había una cosa que hacer.
—Entiendo, por cierto, ¿Qué quieres tomar? — La castaña se encogió de hombros.
—Capuchino de caramelo— dijo, luego de pensarlo un par de veces.
—¿Solo eso? — Frunció el ceño.
—Si quieres darme galletas de chocolate con chispas de chocolate no me quejo— Sonrió.
—Mucho chocolate en una oración, pero hecho— Le dedicó otra de sus encantadoras sonrisas y se levantó para ir en busca de su orden. Se acercó al mostrador y allí volvió a tamborilear sus dedos, era una mala costumbre que debía mejorar.
Pidió lo deseado por la chica y luego un café expreso y un muffin de vainilla con chispas de chocolate para él y, esperó a que se lo trajeran. Durante el tiempo que esperó no pudo evitar voltearse a ver su pequeña amiga, concentrada en su celular mientras se mordía las uñas, clave obvia de que estaba nerviosa por lo que pasaba en el libro.
Se mordió el labio al ver una pequeña sonrisa aparecía en los labios de la castaña. Leer la hacía feliz, había pensado, la hacía ser ella. Siguió observándola un largo rato, incluso cuando le habían entregado su orden. No quería interrumpir su lectura, no quería hacer que dejara de sonreír.
De repente, la castaña levantó la mirada encontrándose con los ojos color esmeralda de Eric, un leve rosa cruzó sus mejillas y volvió a bajar la mirada. Lo había descubierto infranti, sonrió y volvió a su lugar; allí volvió a entablar conversación. Quería saber cada detalle de ella. Sus gustos y disgustos, su historia, absolutamente todo.
Solo había un simple problema que, a decir verdad, podía dañar toda la noche: No sabía dónde quedaba el karaoke. Es decir, hay millones de karaokes en la ciudad, si tan solo Eric hubiese sido más específico todo sería más perfecto.
Suspiró y se sentó en la pequeña mesa del comedor, colocó su mentón sobre una de sus manos y se dispuso a pensar en cuál sería la solución para aquel inconveniente. Su pie se movía tan rápido que en cualquier momento podría salir corriendo, estaba nerviosa, se mordía las uñas y estaba a punto de agarrar un mechón de pelo, cuando se le ocurrió una gran idea.
¿Para qué están las pendejas redes sociales? Claro, solo tenía que ir, conectarse después de unos seis meses sin entrar y enviarle un mensaje al idiota de Eric. Sonrió levemente y se levantó para tomar su portátil, entró a la página de la escuela y allí buscó entre sus amigos. Pero, salió de inmediato recordando que no tenía a nadie agregado.
Suspiró y, en la barra de buscar, colocó “Eric Lancaster”, esperó unos segundos a que cargara y luego lanzó una pequeña maldición. Eric tenía su perfil privado, lo que quería decir, que tenía que enviarle solicitud si quería hablar con él. Rodó los ojos ante la idea, ¿Y si no estaba conectado y no le respondía la solicitud? Todo sería en vano.
Luego de un par de segundos de procesar la idea terminó dando clic en “enviar solicitud” y, para su sorpresa, aceptó su solicitud al instante. Eso, además de enviar un mensaje:
Eric01: ¿Estoy loco o me acabas de agregar a tu lista de amigos?
Stark: Estás loco.
Eric01: Pero, me enviaste una solicitud, lo que quiere decir que ahora soy parte de tus amigos.
Stark: Ya bájale a tu ego, solo te la envié porque eres un idiota.
Eric01: Gracias por el cumplido ;) ¿A qué se debe tanto amor?
Dudó un par de segundos. Si le preguntaba sobre el karaoke quizás pensaría que estaba emocionada o algo. Los chicos siempre se iban por dónde no debían. Tomó un gran respiro y, cerrando los ojos, pulsó enviar.
Stark: Es que olvidaste decirme a qué karaoke íbamos.
Eric01: ¿En serio?
Stark: No, me lo estoy inventando solo porque quiero hablar contigo -.-
Eric01: No hay que usar tanto sarcasmo conmigo. Es en el del centro de la ciudad, en la plaza Youth.
Stark: Bien, adiós.
Eric01: Espera.
Stark: ¿Qué? Tengo cosas que hacer.
Mentiras, patrañas. Quería seguir hablando con él, sin saber por qué, pero no sabía cómo continuar la conversación.
Eric01: ¿En serio? Porque yo no. A decir verdad, busqué la cosa esa de los Lannister que me dijiste y resulta que tiene una serie *-*
Stark: Aja ¿Y?
Eric01: Que empecé a verla y es genial. Solo que hay cosas que no entiendo.
Stark: ¿Sabes que los libros son mejores que la serie? ¿Qué no entiendes?
Sonrió para sus adentros. Por una vez en la vida hablaba con alguien de una de sus más grandes pasiones: Game of Thrones.
Eric01: ¿Por qué el rubio lanzó al pobre niño por la ventana? ¿Qué pasó realmente con el Jon Arryn? ¿Por qué Sansa es tan idiota?
Stark: Bájale caballo. Una por una ¿ok? 1. Porque se supone que él y la mujer son hermanos y está prohibido lo que hacen ._. ¿Hello, incesto? 2. No te diré porque sería spoiler. 3. No lo sé, deberían golpearla o algo. Aunque luego se vuelve genial e.e
Eric01: *-*¿Qué es spoiler?
Stark: De verdad eres idiota. Significa que te estaría diciendo cosas que pasarán más adelante y que te harán sufrir.
Eric01: Es decir que no quieres que sufra n.n
Stark: Adiós.
Eric01: No te vayas :’c
Stark: ¿Te diste cuenta de que llegaremos tarde?
Eric01: Al diablo el karaoke, eres más interesante ;)
Joanne paró de respirar por tan solo un segundo. ¿Acaba de leer bien? No, no podía ser cierto. ¿Era interesante? ¿Qué tenía de interesante? Es decir, era igual a cualquier chica, quizás peor. ¿Cómo alguien podía, si quiera, pensar eso? Respiró profundo y volvió a releer el mensaje. ¿Por qué se sentía así? ¿Por qué su corazón había latido tan rápido que dolía?
Eric01: ¿Pequeña? ¿Estás ahí? ¿Dije algo malo?
Stark: No, lo siento. Fui por un vaso de agua.
Eric01: Okey, tengo una idea.
Stark: Soy toda ojos.
Eric01: ¿Por qué en vez de ir al karaoke no vamos a otro lado?
Se mordió el labio inferior al leer aquel mensaje. ¿Quería ir con ella a otro lado? Su pie volvió a moverse repetidamente. De repente, las palabras de su madre llegaron a su mente “Jo, haz amigos. No todos son iguales” pero, ¿y si él era igual que todos?
Eric01: Oye, si no quieres no hay problema.
Volvió a sonreír para sus adentros. Por más que odiara admitirlo, el chico ganaba puntos por sí solo. No la presionaba, y eso le daba puntos que nadie nunca había ganado. Tomó una gran bocanada de aire y deseó no arrepentirse de lo que haría.
Stark: Estaría bien. Quiero decir, no me gusta ir a lugares con mucha gente así que no hay problema c:
Eric01: Entonces paso por ti en quince minutos.
Stark: Emm, Eric.
Eric01: Cierto xD ¿Dónde vives?
Stark: Mejor nos juntamos en el café cerca de la escuela.
Eric01: Si lo desea usted ;)
Stark: Nos vemos.
Eric01: Claro ;)
Cerró la portátil y la lanzó hacia un lado mientras colocaba la cabeza en el sofá. ¿Había quedado con alguien? Se pellizcó el brazo para verificar si estaba soñando o era real y, era real. Movió ambos pies al mismo tiempo para después dar un salto y levantarse. Estaba nerviosa y eso hacía que se odiara cada vez más.
No confíes en las personas se había dicho miles de veces. Siempre la última frase antes de dormir y la primera al despertar. Las personas solo te hieren, era su lema de vida. Suspiró pesadamente y se puso de pie, tomó su teléfono, sus audífonos y salió rumbo al popular café.
+++
Todavía no lo podía creer. ¿Le había dicho que sí? Esa chica, sin duda, era una caja de sorpresas. Al inicio creyó que no le aceptaría la propuesta, sin embargo, se equivocó, como siempre hacía con ella. Suspiró y volvió su mirada a su teléfono, se había sorprendido tanto que decidió no perder ni un solo minuto, no quería que se arrepintiera y lo dejara plantado.
Levantó la mirada justo al momento en que la campanilla de la puerta sonó. Una pequeña castaña con un tierno suéter de Teen Wolf se acercó concentrada en lo que sea que leía en su teléfono. No pudo evitarlo y sonrió, la verdad sea dicha, esa chica era hermosa a su manera, una manera sencilla y tierna que no buscaba llamar la atención.
—Hola de nuevo, pequeña— dijo, al tiempo que le regala una gran sonrisa.
—Hola— asintió la castaña, tomando asiento.
—¿Se puede saber qué leías? — Preguntó con curiosidad. Todo en ella llamaba su atención.
—Un libro— contestó, con el ceño levemente. Eric, guardó silencio esperando a que dijera más. —Se llama Bajo la misma estrella. La verdad lo estoy releyendo, es como la quinta la vez…— guardó silencio al darse cuenta de que hablaba de más. Eric, sonrió a medias y continuó hablando por ella.
—¿No es el del chico y la chica que tienen cáncer? El Okey? Okey. — Sin el saber la razón, la castaña se sonrojó levemente, haciendo que deseara tomarla de las mejillas y besar cada una de ellas. Respiró profundo para contenerse.
—Apuesto a que lo sabes por la película— El castaño se encogió de hombros.
—¿Qué puedo decir? Soy un fanático del cine. ¿Por qué no lo lees en físico? — La castaña frunció el ceño.
—¿Sabes lo caro que son los libros? Mi mesada apenas me da para comprar los que pide la escuela— El castaño rió, dándole la razón.
—Pero, puedes comprarlos usados.
—No hay lugares donde los vendas en buenas condiciones. Me gusta ser yo quien subraye y comente los libros. Es algo personal, como un diario— Eric volvió a sonreír al ver la manera en que se le iluminaban los ojos mientras hablaba de sus libros, lo que le apasionaba.
—Creí que los libros eran algo tan sagrado que no se escribían.
—Lo son para algunas personas. Para mí, el leer un libro subrayado, garabateado, comentado y marcado es como leer a la persona. Sabes lo que le gusta, lo que piensa, lo que desea hacer con su vida.
—¿Cómo? — preguntó, colocando ambas manos sobre la mesa e inclinándose un poco hacia ella. Se sorprendía de lo interesante que podía llegar a ser conocerla. Conocer sus miedos, sus inseguridades, sus sueños y fantasía, lo que pensaba, lo que deseaba. Deseaba conocer cada parte de ella.
—Sencillo. Te das cuenta por las frases que subraya y los comentarios que hace en sus escenas preferidas.— Eric asintió tamborileando sus dedos sobre la mesa. Tenía una idea. Si quería llegar a conocerla solo había una cosa que hacer.
—Entiendo, por cierto, ¿Qué quieres tomar? — La castaña se encogió de hombros.
—Capuchino de caramelo— dijo, luego de pensarlo un par de veces.
—¿Solo eso? — Frunció el ceño.
—Si quieres darme galletas de chocolate con chispas de chocolate no me quejo— Sonrió.
—Mucho chocolate en una oración, pero hecho— Le dedicó otra de sus encantadoras sonrisas y se levantó para ir en busca de su orden. Se acercó al mostrador y allí volvió a tamborilear sus dedos, era una mala costumbre que debía mejorar.
Pidió lo deseado por la chica y luego un café expreso y un muffin de vainilla con chispas de chocolate para él y, esperó a que se lo trajeran. Durante el tiempo que esperó no pudo evitar voltearse a ver su pequeña amiga, concentrada en su celular mientras se mordía las uñas, clave obvia de que estaba nerviosa por lo que pasaba en el libro.
Se mordió el labio al ver una pequeña sonrisa aparecía en los labios de la castaña. Leer la hacía feliz, había pensado, la hacía ser ella. Siguió observándola un largo rato, incluso cuando le habían entregado su orden. No quería interrumpir su lectura, no quería hacer que dejara de sonreír.
De repente, la castaña levantó la mirada encontrándose con los ojos color esmeralda de Eric, un leve rosa cruzó sus mejillas y volvió a bajar la mirada. Lo había descubierto infranti, sonrió y volvió a su lugar; allí volvió a entablar conversación. Quería saber cada detalle de ella. Sus gustos y disgustos, su historia, absolutamente todo.
- shalom:
- Este cap es tanto para inaugurar la re-apertura de la novela como para hacer feliz a mi bella Di hermosa, te amo, gracias por hacerme sentir segura de seguir la novela (todavía dudaba el seguirla hasta que vi tu mensaje) ilysm
baekhyun.
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