Your Sister

Para ti,

Han pasado cuatro años y sigo sin poder sobrellevar el dolor, me prometí a mí misma que no sacaría este lado depresivo pero no puedo engañarte en nada. Fueron un par de meses los que nos conocimos y me tienes así, ¿imagina qué hubiese sido de nuestra relación si aún siguieras aquí? Olvidemoslo, no tiene caso seguir por ese camino; no tengo un amiga consoladora a mi lado y los pañuelos están fuera de mi alcance. Comencé esta carta simplemente para hacerte recordar cómo robaste mi corazón sin haber tenido conciencia de ello.

Eran nueve meses los que tendría que esperar, pero decidiste conocer el mundo a los seis. ¡Apuesto que eras igual de impaciente que yo! Hubiésemos hecho un gran dúo molestando a mamá, imagínalo. Ese 14 de diciembre quedará siempre marcado en mi memoria, aprobé matemática, comenzaban mis vacaciones de verano y supe que ya estabas presente en la familia. Repito, inolvidable. Saber que existías lo mejoró todo, el poder conocerte, tocarte, verte, incluso besarte le dio color a mi vida. Y ese fue mi error, creer que tenía ese poder cuando tú aún no podías ni respirar por tu cuenta. Pero era lógico tener esperanzas y esperar. No tener el control de lo que sucedería era mi cosa favorita... dejarme llevar por el destino, ¿entiendes? O, por lo menos, así lo fue hasta que supe de todos tus problemas y la malicia que había en la duda de no saber cómo terminaría todo.

Tenías dos semanas de vida cuando por fin logré tenerte frente a frente. Creí encontrar el verdadero amor cuando conocí al chico de mis sueños, pero no supe lo que era amar verdaderamente hasta que te vi. Tan frágil. Tan hermoso. Se me puso la mente en blanco, no podía formular palabra. Mi amigas dicen que puedo llegar a ser insoportáblemente habladora, mamá incluso se asustó por ello. Y es que el silencio lo decía todo, querido hermano; ya eras una parte de mi y no había vuelta atrás.

Las semanas pasaban y el simple hecho de pensar que algo saldría mal me daba gracia, puesto que crecías sin tomar descanso. Todos en el lugar decían que eras un luchador por lo que yo asentía con una sonrisa y les daba la razón. Te admiraba y aún lo sigo haciendo, ¿sabes? Así de pequeño y todo podría haberte subestimado, pero terminaste siendo una de las personas más tenaces que he conocido. Tus ansias de vivir me inspiraban a continuar, me inspiraban a mantenerme positiva y a no caer. Tú eras la razón de que despertara con una sonrisa todas las mañanas.

Todo terminó con la realidad, Demian. Sigo sin poder superar la llamada. Cumplía un año con mi persona especial, y simplemente pensé que debía hablar con mamá. Algo me decía que tenía que hacerlo y así lo hice. La llamé y noté algo en su voz. ¿Estaba triste? No, ella estaba destrozada pero no quería que lo notara. Ya en casa pude saberlo.

Te había perdido.

Tu corazón se había apagado.

Mi felicidad se había ido contigo, querido hermano. Y aunque quiera simular que no me afectó todavía sigo llorando tu abandono. Cada noche te recuerdo y las lágrimas caen por sí solas, mi corazón se quemó dejando el gris de la ceniza esparcido por mi alma. Sigo sin ser feliz.

¿Pero te digo algo, querido hermano? Aunque hubiese sido como probar un dulce y a los minutos se hubiese terminado su efecto embriagador te tengo que confesar que prefiero haber probado aquella cucharada de amor verdadero a seguir con mis ilusas ideas de cómo sería su sabor. El dulce eras tú, y tu amor dejó a mi vida con ganas de más.

Gracias por enseñarme lo que es amar.
Tu hermana, la llorona.

I need to belong: