Be your Teenage Dream

Nueva York, Actualidad.
 


Corrían los días del frio Noviembre en la Gran Manzana; entre el gentío se visualizaba a una cabellera negra correr por las frías aceras. Con el Zipper de su sudadera arriba intentaba cubrirse del frió que le galopaba su rostro, hace apenas unos horas había visualizado a dos cazadores de sombras siguiendole la pista desde la Isla de la Libertad hasta la Quinta en donde trato de perderlos, su desesperacion era tal que viajar a su hogar caminando no era opción, en un arranque de nerviosismo tomó el subterraneo.



-¡Puta Madre!- pateo el cubo de basura tratando de calmarse, era más que obvio que no lo logró; salto los torniquetes dirigiendose a los andenes para llegar a Queens en donde el vivia.


-¿Aun lamentas tu suerte Verlac?-  escuchó mientras adentraba al vagón, se volteo encontrandose con un par de ojos con la pupila ovalada e irís ambar.


-No lamento mi suerte Bane, pero Alec si ¿Verdad?- una fina punzada afloro desde el interior del corazón del brujo provocando que las chispas azules se volviera una especie de plasma. El pelinegro se giro hacia la puerta del vagón tirando de la manija pasando al vagón continuo.


El pelinegro sabía que era lo que seguía por lo que no dejo nada a la suerte ocupando un glamour, siempre lo ocupaba pero esta vez se aseguro que, bajo ninguna circunstancias se pudiera quitar, ya no era el peli negro formido, alto, de tez europea bronceada y ojos grises, ahora era de piel pálida tatuado de un brazo, ojos azul pirata y cabello caoba.
Se dirigió a unos de los asientos que estaban a un costado de las puertas de salida  del vagón  pero este se detuvo abruptamente en un chirrido tirandome al suelo.


-¿Bronks?- me levante del piso contemplando como entraba delicadamente una pelinegra , la había conocido en Alacante de pequeño, antes de El Levantamiento, me deje llevar por el balanceo del tren tratando de alejarme de ella, sabía que pasaría si me acercaba a ella.


-Mierda- me había picado con algo en la mano era mas una mordida que nada, aproveche eso para levantarme e irme al otro vagón pero tenía que pasar a la pelinegra. Asi que lo hice.
 
-Demonio- susurro mientras las cadenas rechinaban transformándose en argollas corrí l hacía el otro extremo del vagón pero sus cadenas alcanzaron mi cuello ahorcándome tan rápido como lo haría una serpiente a su presa...

Hay Mentiras Que Hieren & Verdades Que Matan. Cuando Esto Sucede Siempre Hay Apoyo Por Parte De Nuestros Seres Queridos Pero… Cuando Una Mala Jugada De La Vida Te Los Pone Encontra ¿Con Quien Te Orillas?
 
-¡Me Dijo Que Me Odia!- vocifero tirado en el piso baño, tenía sus muñecas con cortes irregulares de donde chisporroteaba sangre.
 
-Oh Niall- me arrastre hasta él colocando su cabeza en mis piernas, abraze su cabeza besando su coronilla. Odiaba verlo así, pero que podía hacer, no podía.os contar con nadie en ese momento.
 
-¿Cuándo Se Quitara Esto?- alzo su rostro con cierta expectativa, sus infinitos ojos azules me miraban, no me gustaba verlo sufrir, odiaba eso con todo mi ser.
 
-No lo se, solo se una cosa con certeza, mientras estes conmigo yo cuidaré de ti- trate de sonreír pero no pude, trataba de no caer, por el momento el solo me tenía a mí.
 
Nos levante del piso del baño para poder llevarlo a la cama, pero antes de llegar tropezo por la sangre que caía de sus muñecas, lo tome de los hombros arrastrandoló hasta la cama, intente levantarló pero solamente logré que quedará  en la orilla de esta, subí sus piernas y entonces comencé a sanar sus heridas con mi plumas de mis alas. Cuando acabe coloque uno de los edredones sobre él.
 
-Duerme Niall- susurre mientras plegaba mis alas, me iba a levantar pero fue su mano la que me detuvo.

-Tu, el perro de siempre los mismos trucas ya me lo se, asi que corre corazón, que mis lagrimas jamás de voy a dar. Asi que corre como y no veas atras, lo has hecho ya pero al final me da igual- cante pero al poco rato quede sumido en un profundo sueño, Niall giró su cabeza viendome fijamente, cerro los ojos y ahí quedó igual que yo.
 
Arrullados por la lluvia, ambos chicos se durmieron, pero el híbrido ignoraba una cosa, un débil rayo de luna iluminó la pequeña habitación dejando al descubierto una fotografía del ojíazul con ella.

Al poco rato de quedarse dormidos un pequeño sequito entro a la enorme casa del rubio, empezarón a buscarlo por todos lados pero no dieron con él.
 
-Estan aquí- susurro el castaño tratando de mantener la calma, siguieron buscando hasta que decidieron abandonar la casa dejándolos en el ático sin revisar 

 
 
 
 
 
 

 
Alguna vez han sentido como en el peor de los momentos hay una luz que se enciende como si hubiesen llegado a un páramo en donde no hay nada más un gran sendero que sigue adelante, pues eso mismo ocurrió en mi vida hasta que Ashton llego.
 

Ashton Fletcher Irwin desde que te conocí jamás he vuelto  sentir la amargura en la que mi vida se sumergía, contigo aprendí a amar de una manera que jamás pensaría que fuera posible, "para aprender a amar hay que aprender a amarse uno mismo permitiendote ser libre", me amaste por quien era y yo porquien tu eras, me amaste sin importar  que estaba enfermo... diste tus noches y tus días por alguien que vivirá menos que tu y no tengo la forma de expresar lo agradecido que estoy por eso Ashton, mi amor, mi vida, MI Todo.

Hace tiempo atrás, bueno en realidad no tanto ya que existía lo que se conoce como “Las Torres Gemelas”, entonces no era tanto tiempo atrás, en fin, un solitario joven de había decidido mudar a los apartamentos que ahí había. Tenía la vista perfecta hacía el Rio Hudson en donde se levantaban dos columnas de concreto llamados “Empire State” & “Chrysler”.

Una mañana de Septiembre Zafían despertaba para ir a trabajar a las oficinas de Interscope, eran las seis de la mañana que le podía preocupar siendo martes y teniendo todo el día para pasear por Central Park, pero si tenía que preocuparse, bastante diría yo.

Zafían se encontraba leyendo un pequeño libro de pasta grisáceo que trataba de campales de ángeles del cielo contra ángeles caídos, en donde el protagonista se enamora de una pequeña criatura caída con mal genio, continuo leyendo hasta que un tocado a su puerta lo saco de su lectura.    

-¿Qué se sentirá enamorarse de un ángel?- camino tranquilamente a la entrada mientras se terminaba de poner su remera, atendió la puerta encantándose con una mirada cobre tan luminosa como el brillo más precioso que hubiera visto en su vida, su corazón palpitaba tan rápido como el corazón de un ¿enamorado?. Nunca le había temido al amor pero ahora se sentía tan débil viéndolo frente a él.

-Zafían ¿puedes prestarme el libro que estás leyendo?- Zafían se regresó al sofá para tomar el libro de la mesita de la sala, cuando se giró se topó con la mirada cobriza de Ithruel chocando con la suya, estaban tan cercas que el mismo contacto de sus brazos lo hacía desfallecer en ese momento. Ithuriel se acercó a los labios de Zafían hasta que solo un delicado calor se apodero de ambos.

-Eso se siente enamorarse de un ángel Zafían- un temblor en los piso de abajo ocasiono que el piso de su departamento colapsará bajo sus pies, juntaron sus frentes mientras el chico tocaba con sus manos  las delicadas plumas de las alas oscurecidas de Ithuriel.

-¿Dolera?- susurro mientras se abrazaba al pecho de este con la misma fuerza que lo haría si le hubiera pedido que fuera su novio.

-Solo si lo piensas-el piso colapso mientras el se acurrucaba en el pecho de su ángel.


-Ni los dioses podrán separarnos Zafían- susurro antes de perderse en el horizonte de aquella mañana del once de Septiembre.