Haylor || Styles|| Capítulo 3 & 4.

En toda la noche no pude dormir. Había tantas cosas que pasaban por mi mente, que en un momento mi cabeza estallaría. Tantas cosas que pensar, tantos momentos que recordar  y tantos problemas por resolver. Lo único que tenía eran las esperanzas, o tal vez las ilusiones.
 
Mi padre y mi madre estaban a punto de divorciarse. Lo sé, soy mayor y eso no me debe afectar. Pero ver que todo su matrimonio frente a nuestros ojos —Los míos y los de mi hermano— era una farsa, con eso me da ganas de mandarlo todo al carajo.
 
Suena una mala expresión.
 
Desde mi infancia; siempre crecí con unos padres que nos querían mucho —También hablando por mí hermano Austin— Siempre fuimos educados de la manera correcta. Nos regañaban cuando decíamos alguna mala palabra, e incluso cuando nos poníamos a jugar de manera brusca. ¡Pero es que solo er aun juego!
 
Después de tanto tiempo pensando en que mis padres eran los mejores del mundo. Creyendo sus absurdas cenas sin sentido y los cariños que solían darse. Ahora me doy cuenta que no todo era lo que parecía que era, bueno, creo que me estoy contradiciendo un poco.
 
Pues, amo a mi madre.
 
Cuando mi madre se fue de casa por un año, ella fue quien vio por nosotros. No había figura paterna, ni siquiera regaños. El hogar parecía nuevo. Creo que así hubiese sido mejor. Aunque tuviera diez años, creo que lo hubiera entendido perfectamente.
 
Y esos no eran los únicos problemas que tenía. Habían muchos más que quizá un persona normal —No como yo— pudiera soportar.
Connor Kenedy.
 
Él, con quien mantuve una relación de dos meses y bueno, hasta le escribí un canción. De todo esto solo quisiera que me dejara de buscar, al menos durante un tiempo —Aunque ya se lo he dicho, y no lo hace—.
 
Pero quizá haya otro problema aún más grande que mis padres y Connor. Hablo del chico de los ojos verdes. El que recuerda tanto a mi canción Sparks Fly —Aunque no la haya escrito para él—.
 
“Tú eres la clase de imprudente quien me debería alejar, pero sé que no llegaría muy lejos”
“Y te quedas ahí frente a mí, lo suficientemente cerca para tocarte”
 
—¡Ah! — Grité.
 
Se había escuchar el rechinar de la puerta. Selena estaba abriendo esta para salir de la recamara. Me paré rápidamente siguiéndola. No es que fuera a ver en donde estaba, solo me causaba impresión que no hiciera ni un ruido.
 
— ¿Estás bien? —Pregunté.
 
Entró a la cocina sin responder. Busqué el apagador palpando la pared y al encender las luces, me di cuenta de algo que no sabía. Bueno, quizá ella tampoco. Mi mejor amiga era sonámbula.
 
 
—¡Te comiste mí pastel! — Cerré con fuerza los ojos cuando sentí el golpe de la puerta. —Vamos; párate ya—. Tomaba mi brazo izquierdo y me empezaba a mover.
 
Quise ignorarla tapándome por completo con el cobertor blanco.
 
—No me he comido nada— respondí entre dientes. —No te acuerdas, te lo has comido tú. — Ella comenzó a reírse.
 
—¡Yo no me he comida nada!
 
Destapé mi rostro y la miré mientras intentaba no reírme a carcajadas. Selena no sabía que era sonámbula, eso estaba claro. ¿Me creería?
 
 
—No puedo creer que me hayas convencido de eso— volvía de nuevo con aquella conversación. Selena aún no aceptaba que era sonámbula; bueno, quizá ella era muy incrédula.
 
—Yo te he dicho la verdad— le respondí cansada. Di un sorbo de café y volví a mi celular. Sí, es cierto que todas las celebridades vamos a Starbucks.
 
—Estos pastelillos están cada vez más ricos ¿Ya lo había dicho? — Seguía comiendo frente a mí. Por un momento se detuvo buscando algo dentro de su bolso. — Toma.
 
—¿Qué es esto? — Deslicé mi brazo por la mesa y tomé un servilleta color pastel algo tiesa.
 
—Lo ciento— se disculpó—. Se mojó con bebida y la puse a cercar.
 
La abrí rápidamente; así a como abres los regalos. Había anotado un nombre apenas visible y un número igual.
 
—Harry Styles— sonrío pícaramente. ¿A qué me estaba llevando mí propia amiga?

Hello c:

 
Selena sonreía como si algo chistoso tuviera lo que había hecho. ¿Qué es lo que pasaba por su mente? Yo no quería ninguno número, de nadie.
 
—No estarás hablando enserio— negué. Cerré de nuevo aquella servilleta y la deslicé de nuevo hasta dejarla justo alado de su pastelillo sabor frambuesa.
 
—Me imaginé que harías eso— arqueó una ceja—. Por eso lo he guardado en tú celular.
 
Selena no tenía límites. De acuerdo, tenía que hacer algo para que la loca de mi mejor amiga pudiera dejarme en paz.
 
—Soy Lesbiana.
 
Abrió los ojos tan sorpresivamente que reí al pensar que casi se le saldrían. En ese mismo instante escupió el café caliente que estaba bebiendo. Digo que era caliente, porque calló en parte de mí rostro; bueno, no quiero entrar en detalles.  
 
—Que mentira más mentirosa. Estuve a punto de creérmela, de verdad.
 
—Hablo enserio.
 
—Es mentira. Sé muchas cosas de ti como para que me digas “soy lesbiana” — Imitó mi voz. En vez de parecer la mía, parecía la de una niña fresa, a como ella solía ser.
 
—De acuerdo, es mentira. Solo deja de estarme mencionando a ese chico, por favor— Supliqué.
—Ya no vuelvo a decirte nada, lo juro— fingía llorar.
 
—Dramática.
 
 
—Matt ¡Tengo una gran idea para una nueva canción del álbum! — Dije casi gritando mientras sostenía el móvil.
 
Estaba en mi habitación. Tenía justo a mí lado a Meredith, la gata que más amo. Hablaba con Matt, mi manager.
 
—Tú y tus ideas, pareces una adolescente loca— escuché su risa.
 
—Vamos— casi suplico— Sé que te va a agradar.
 
Hablé quizá durante cinco minutos con Matt, tenía una idea para escribir una nueva canción. Sería tal vez sobre lo loca que podía ser una amistad o sobre lo mal que te sientes cuando una relación se rompe. La de mis padres.
 
El celular sonó de nuevo mientras estaba vagando en twitter. Tengo que aceptar que miraba las fotos de One Direction, en especial en donde estaba ese chico de ojos verdes.
 
Entonces le seguí.
 
Cuando llegué al Twitter de Harry Styles, le seguí. Creo que sería muy obvio no seguir a los demás, así que también lo hice. Pero mi móvil seguía sonando, creo que era la tercera llamada.
—¿Bueno? — Yo y mi mala costumbre de responder a números desconocidos.
 
—¿Taylor? —Una voz grave se escuchó. Quisiera agregar que me dio mucho miedo. Mucho, mucho miedo.
 
—¿Quién habla?
 
—Soy Harry.
 
¿Harry? “Soy Harry”  ¡Por dios! Esas palabras nunca se me van a olvidar, esa voz, ese timbre.
 
—Hola ¿Qué tal? — Que estúpida me escuché, estoy segura.
 
—Quería invitarles en una reunión en la que cantaremos los chicos y yo.
 
—¿Invitarles?
 
—Sí, Selene y tú— respondió nervioso.
 
—Ah.
 
—Es un concierto privado.
 
—Ah.
 
—¿Me estás escuchando? —Preguntó. Supongo que pensó que lo único que hacía era ignorarle.
 
—Yo.. — Pensé un poco—. Hablaré con Sel ¿Va?
 
—De acuerdo, es este sábado.
 
—De acuerdo, gracias— colgué rápidamente.
 
¿Era miedo o pavor? El mismo Harry Styles me ha hablado para invitarme a un concierto privado. »Basta Taylor. Ni que fuera el rey de Inglaterra«.
 
“Dame algo que me recuerde a ti cuando no estés cerca”.
 
—@Harry_Styles   te ha seguido.

 
¡Dios mío! Harry me ha seguido. »¡Basta Taylor!« Pero es que es tan lindo. Tengo que aceptarlo.
 
 
No sé cómo Selena me pudo convencer de llegar a este lugar. Lo único que me atrae de todo esto es la buena música que se escucha y la gran decoración. ¿Por qué Harry no me dijo que era una boda? Pero, qué mal me veo al entrar sin ninguno regalo.
 
Selena debería de estar aquí. La busqué con la mirada, de salida a entrada de ese lugar, pero no estaba. Me senté en la silla de una mesa completamente vacía y mandé un mensaje a Sel.
 
“Vamos, deberías de estar aquí. Te estoy esperando”.
 
Levanté la mirada y observé un gran cuadro de los festejados que se encontraba justo a un lado de la linda pista. Eran jóvenes, como de diecinueve y dieciocho años. El chico se parecía mucho a Niall, de eso estoy segura.
 
 
 
 
 
—Que bien…—me detuve a pensar como una tonta— cantaron.
 
—Gracias— sonrío—. Son los primos de Niall.
 
—Me lo imaginé— sonreí levemente. —Selena no pudo…
 
—Lo sé.
 
¡Lo sabía! ¡Él lo sabía! ¿Esto era una alianza entre ella y él? En ese momento me sentí tan tonta. Selena me las pagaría, de una vez por todas.
 
—Debo de decir que hoy te vez más linda que siempre—¿Buscaba sonrojarme? —Enserio.
 
—Gracias. Solo me di una arregladita, ya sabes— pero que estúpida soné. Lo sé, vengo diciendo lo tonta que soy delante de un chico como él.
 
—¿Sabes? Me gustaban tus rizos— comentó.
 
Y el cliché de todos los tiempos cuando por fin se entra en conversación. La música de fondo lenta en la que los festejados y los demás allegados a la fiesta comienzan a bailar en pareja, juntos, apretados, tomados de la mano.
 
Pero no pensaba bailar.
 
Harry me miró con esos ojos verdes tan imposibles de mirar. Era como encontrar en él esa parte de mí, que no conocía, pero quería conocer. No estaba segura de lo que quería con el junto a mí. No decíamos ni una sola palabra pero era como si hubieran gritos tan silenciosos a la vez.
 
No quiero enamorarme de alguien que puede llevarme a la ruina. Hablo del dolor, la desesperación, la inseguridad. ¿Podría amar de nuevo? ¿Podría haber amor en llamas? O solo perderíamos el tiempo.
 
—Los he dejado, pensaban mucho— bromeé.
 
—Te entiendo— dijo entre risas pasando su mano derecha por el cabello. Haciendo que este se viera más despeinado aún, pero de una forma tan inusual.
 
—Creo que me iré a mi casa, no me siento muy a gusto aquí—Me levanté de mi asiento, y el imitó mis movimientos.
 
—¡Taylor! — Se acercó la novia junto con el novio hasta mí—.¡Por Dios, Taylor Swift está en nuestra boda! —Dijo para su ahora esposo.
 
—Soy Alexander Horan.
 
—Marianne, y soy tu fan, de verdad— dijo frenéticamente—¿No regalas una foto?
 
—Por supuesto— sonreí saludando a ambos.
 
El fotógrafo estaba frente a nosotros, me acomodé junto a los novios y miré hacía la cámara fingiendo una sonrisa.
 
—Pero que haces allí Harry, acércate— Habló Marianne.
 
Él se acercó tomando mi cintura y la ahora perfecta foto se tomó.