― ᴛʜᴇ ʜᴏᴛ ʟιɴᴇ {justinbieber&tú}

Capítulo 1

-Te deseo- susurró ella, su respiración era agitada y su corazón latía rápidamente como si quisiera salirse de su pecho.
-No como yo te deseo a ti- argumentó él quien estaba más que excitado por escucharla. –Te necesito, necesito verte, por favor- pidió sabiendo que una vez más había terminado con toda la fantasía que los rodeaba.
-Sabes que eso no es posible Justin- susurró ella claramente decepcionada porque la había sacado de su ensoñación. –Esto es todo o que puedo ofrecerte y tu tiempo ha terminado, lo siento, tengo más llamadas por atender- susurró sonando formal, fría y ausente.
-Te llamaré mañana- dijo él tras un suspiro.
-Sé que lo harás- finalizó ella para luego terminar la llamada, una vez más se le esfumaba como el aire entre los dedos.
 
Siempre que Justin intentaba convencerla para tener un encuentro real ella cortaba todo tipo de conexión y ponía excusas para terminar las llamadas. ¿Cuándo aprendería el ojimiel que solo era uno más en su lista de clientes?
Aquella chica con voz sensual lo tenía hechizado desde la primera vez que él había llamado a esa línea caliente, la primera vez había sido solo curiosidad, solo por diversión, pero tras escucharla no pudo parar, ella sabía cómo hacerlo llegar al cielo y regresar, con solo un par de palabras lo había conquistado, y lo único malo es que él no la había visto jamás, tenía en su mente la vaga descripción que ella le había dado alguna vez, morena, piernas largas, un par de pechos de ensueño, todo por lo que un hombre moriría, pero Justin imaginaba más, sus labios de un rojo carmín, sus ojos avellana mirándolo directamente mientras le hablaba lascivamente, imaginaba como sería poner sus manos en su cintura, podría escucharla hablar todo el día, podía imaginar con ella, fantasear sobre todo lo que harían en la cama, en la cocina, en el comedor, pero nada más, todo se quedaba en fantasear, porque ella jamás se dejaría ver.
Lo habían hablado más de mil veces, a ella no se le permitía relacionarse con sus clientes en un plano real, solo podían hablar por teléfono, conformarse con sus pláticas nocturnas, con las pláticas a primera hora por la mañana para aplacar el libido insatisfecho del día anterior.
 
Justin nunca podía tener suficiente, ella se había vuelto su adicción, su droga personal, su enfermedad y su antídoto, lo era todo para él, y cuanto más lo pensaba más se daba cuenta que tan poco valía él para ella, un cliente más, una llamada más que atender, no era nada especial, lo que le ella decía podía decírselo a veinte clientes más, eso le hervía la sangre internamente, pero mientras los celos injustificados lo carcomían internamente sé daba cuenta que ella no le pertenecía, no era de nadie, él jamás la conocería y solo quedaba como un idiota más que necesitaba una línea caliente para satisfacer sus deseos.
 
No es que las chicas no lo persiguieran, claro que lo hacían, era Justin Bieber, el hijo de uno de los empresarios más influyentes de Manhattan, y no es como si no tuviera una chica diferente cada noche, en cuanto a su vida sexual se refería se podría decir que era de los más activos en la ciudad, pero ninguna de esas chicas lo satisfacía como ella, aquella chica de la cual no sabía ni siquiera su nombre real. Ella misma se lo había confesado una de las veces que él había intentado convencerla para que se vieran.
 
-Ni siquiera me conoces Justin, no hay forma de que mueras por verme como dices, no sabes ni siquiera mi nombre- había argumentado ella tratando de hacerle ver que no era buena idea que se vieran en algún lugar público.
-Pero Nina…- dijo él siendo interrumpido por la risa de aquella chica.
-Nina no es mi nombre real, es uno que la agencia me ha asignado para proteger mi identidad ¿no lo ves Justin? Conocernos no está en nuestro destino, no es para nosotros- argumentó para luego concluir con un sermón de “hablar aquí es lo único que tenemos, ésta es nuestra diversión, nuestro propio juego, no lo echemos a perder intentando ir más allá. Buscando amor y romance donde no lo hay, no duraríamos un solo día fuera de ésta burbuja”.
 
Después de eso cada vez que hablaban Justin intentaba convencerse de aquello, claro que él no buscaba romance, jamás lo había hecho, pero a ella la deseaba con tal intensidad que dolía pasar la noche con otra chica que nunca sería capaz de satisfacer sus deseos en la cama.