Sometimes it's too late

por **Isaiah.** Jue 11 Dic 2014, 5:51 pm

♦ Nombre: Sometimes it's too late

♦ Autor: yo

♦ Género: romance

♦ Adaptación: no

♦ Advertencias: creo que ninguna

♦ Otras páginas: ninguna

Sometimes it's too late

Ahí estaba ella, hermosa y resplandeciente como siempre. Sus ojos color avellana tenían ese peculiar brillo suyo, que alumbraba su mirada, haciéndome desear que fuera yo la razón de su felicidad. Su sonrisa no tardó en aparecer, volviendo débiles mis rodillas. Podría verla sonreír todo el día y aún así no me cansaría porque ese fue justamente el motivo por el que me enamoré de ella.

Todos los días la veía pasar por los pasillos del colegio, tan relajada y rebosante de alegría, iluminando el lugar con su prescencia. Tengo que admitir que su energía era contagiosa, hacía que mi humor mejorara por el solo hecho de verla. Podría pasarme horas y horas hablando acerca de todas y cada una de sus cualidades pero antes me gustaría recordar cómo cambió mi vida el día que la conocí.

Era mitad de semestre del año pasado y yo me había mudado a la ciudad junto con mi familia, todo era nuevo para mí. Cuando llegué a la escuela, estaba perdido, no sabía a dónde ir y nadie parecía interesado en ayudarme. Pero entonces, ella apareció. Caminó hacia mí y con la sonrisa más linda que había visto en mi vida y una voz dulce, me preguntó:

- ¿Necesitas ayuda?

Me tomó un rato poder contestarle porque no podía dejar de verla, simplemente ella me cautivó con sus ojos que desprendían amabilidad y con su tierna sonrisa. En ese mismo instante supe que era una chica diferente a las demás, que era especial. Y no me equivoqué.

Cassandra. Ese era su nombre, aunque todos la llamaban Cassie, lo que se ajustaba más a su persona porque definitivamente ese apodo era delicado, tal y como ella era.

No nos veíamos muy a menudo porque coincidíamos en una sola clase pero tampoco hablábamos porque nuestros asientos quedaban lejos. Era inteligente y eso me atraía. Definitivamente no era el único que se había visto envuelto por su alegría y hermosura, ella tenía mucha gente que la quería, de eso no hay duda, pero nadie apreciaba sus pequeñas particularidades, como yo lo hacía. La manera en la que fruncía el ceño cuando no entendía algo o la forma que tenía de arrugar la nariz cuando estaba en desacuerdo. Antes de un examen mordía sus uñas y retorcía su cabello alrededor de su dedo o golpeaba su mentón con un lápiz cuando pensaba. Esos eran los detalles que la hacían una chica tan especial.
Desde ese día en el que la conocí no pude dejar de observarla, de tratar de ver el mundo de la manera en la que ella lo hacía. No quiero ser malinterpretado, es solo que me sentía atraído hacia su mundo y hacia ella, como nunca antes lo había estado. Cassie era la clase de persona que se llevaba bien con todos sin siquiera intentalo, que con su encanto había llamado la atención de más de uno. En poco tiempo se ganó el corazón de muchos, incluyendo el mío.

El día que se fracturó una pierna al caerse de las escaleras fui corriendo al hospital pero cuando llegué había alguien más ahí, abrazándola, besándola. Entonces me di cuenta de que mi presencia no era necesaria. A los pocos días me enteré de que ella estaba saliendo con Max, un chico de la clase de biología, la única clase a la que íbamos juntos.

No tengo palabras para explicar cómo me sentí ese momento en el hospital y mucho menos lo que sentí el instante en el que supe que ella tenía novio, que su corazón le pertenecía a alguien y que ese alguien no era yo. Pero lo que sí puedo asegurar es que en ese momento algo dentro de mí se quebró y que nunca nada había dolido tanto como eso. Las horas de biología eran una tortura para mí, verlos juntos me hacía desear desaparecer para siempre, escapar de mi sufrimiento.

Conforme pasaban los días mi corazón parecía romperse un poco más. Nadie sabía por lo que yo estaba pasando, no quise hablar de eso, ni siquiera con mi mejor amigo, con absolutamente nadie. ¿Qué podían decir que me fuera a ayudar? Seguramente dirían cosas como “Ella no es la única chica en el mundo” o “Ya va a llegar la indicada”, pero eso no me haría sentir mejor. Todos dan los mismos consejos pero ¿alguno sabe cómo yo me sentía? No lo creo.

El tiempo transcurrió y Cassie había cambiado. Sus ojos ya no brillaban, la sonrisa que iluminaba su rostro diariamente había desaparecido y la alegría que desprendía había sido reemplazada por tristeza y amargura. Ella trataba de disimularlo frente a sus amigos pero yo sabía que algo iba mal y mis sospechas se confirmaron el día que la vi llorando en el pasillo, su rostro empapado en lágrimas.

Sin siquiera dudarlo un segundo me acerqué a ella y la estreché en mis brazos, reconfortándola. Dejé que se descargara y cuando estuvo más calmada le pregunté qué había pasado. Entre sollozos me dijo:

- Todos piensan que las cosas están bien pero están muy lejos de estar bien. Todo es una mentira y ya no puedo soportarlo más.

- ¿A qué te referís?

- Es Max. Él me golpea.- su voz se quebró al decir la última palabra y las lágrimas no tardaron en salir.

La abracé más fuerte, mientras pensaba en la golpiza que iba a recibir ese idiota por siquiera haberse atrevido a lastimar a Cassie. Después la llevé hasta a su casa, quería asegurarme de que llegara a salvo.

Al otro día cuando llegué a la escuela estaba listo para golpear a Max pero en el momento en el que pregunté por él me dijeron que había sido expulsado y que estaba en un juzgado de menores porque la verdad sobre su relación con Cassie había salido a la luz. Cuando me dispuse a buscarla a ella y no la encontré, empecé a preocuparme, pensando que algo malo podría haberle pasado. Corrí por todo el colegio hasta que encontré a Niki, su mejor amiga, quien parecía abatida. Cuando le pregunté por Cassie, ella simplemente dijo dos palabras, que fueron suficientes para que todo mi mundo se derrumbara.

- Se fue.

Le pregunté a todo el mundo sobre su paradero pero siempre respondían lo mismo. Que no lo sabían, que ella se había marchado sin dar explicaciones y que no dejó ninguna vía de comunicación. Me sentía impotente y quería gritar, deseando encontrarla y poder sanar sus heridas. Traté de localizarla una y otra vez pero no obtuve respuesta.

Hace más de un año que la perdí pero no me voy a rendir, sin importar lo que pase. No voy a dejar de buscarla porque sé que algún día voy a encontrarla y que voy a poder curar su corazón roto. Me gustaría haber actuado antes, impedir que todo esto pasara. Me hubiera gustado poder decirle mis sentimientos, hacerle saber cómo me sentía. Tal vez ella me hubiera rechazado pero tal vez ella no se habría ido y yo no me sentiría devastado.

¿Que si debí haber hecho algo antes? Claro que sí, porque sino hacés lo que sentís, a veces puede ser muy tarde.

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