Black parade. O.S

Y aquí me encontraba, dándole el último adiós a la que una vez fue mi novia. La marcha hacia el panteón se me hacía eterna.  La que solía ser mi suegra, lloraba desconsoladamente al lado de el ataúd y al otro extremo se encontraba mi suegro maldiciendo a la vida por haber abandonado a su hija. Todo pasaba en cámara lenta, la carrosa con tulipanes rojos y la banda marchante. Todavía recordaba todo lo que habíamos pasado...

                                                                                                             ***

Nos estábamos preparando para visitar a los padres de Lina, en Minnesota.

—¡Lina, apresúrate que se nos va el vuelo!—Apresuré.

— Ya voy, cielo. Sabes que esta pansota no me deja moverme bien.— Contestó mirando su vientre. Sí, Lina y yo estábamos esperando mellizos.
Reí. Se veía hermosa aun con todo y panza.

—¿Drina irá con nosotros?—Pregunté. Drina era la hermana menor de Lina, mi cuñada. No es por ser grosero pero había algo en esa chica que no me agradaba del todo. Era una corazonada.

—Sí, me ha estado rogando desde la semana pasada que la llevemos y no pude decirle que no.—Suspiró.
Salimos de la casa y nos montamos en el auto para ir a recoger a Drina a la casa de su ''Novio'' Austin.

Toqué el clackson del auto ya enfrente de su puerta. Drina salió. Iba vestida con una ropa extremadamente ajustada, rayando en lo vulgar.Entró en la parte trasera del auto.

—Hola Lina. Hola Derek—Saludó 'amistosamente'.

— Hola, Drina.—Saludé bruscamente. Lina me miró tensa. Ella sabía que mi relación con su hermana no era precisamente  ''buena''.—Abrochen sus cinturones.—Susurré ya poniendo en marcha el auto.

Llevábamos mas o menos dos horas de camino, era cuestión de algunos minutos llegar hacia la casa de los Parker.  Drina comenzó a removerse en el  asiento de atrás buscando desesperadamente algo.

—¿Qué es lo que tanto buscas, Drina?—Cuestionó Lina observandola. Drina se detuvo un segundo para mirarla y luego respondió.

—No encuentro mi suéter  rosa de Cashmire.—Siguió rebuscando.— Debemos regresar a buscarlo. Ahora.— Dictó. ¿Está loca o qué? llevaba dos horas conduciendo y no iba a retomar dos horas mas solo porque su suéter rosa se le quedó.

—Debiste organizar bien, porque ya no hay vuelta a atrás. Estamos a minutos de la casa de sus padres.— Dije y en una fracción de segundo Drina se había colocado encima de mí, tomando el control del guía.—¿Qué estás haciendo, Drina?—Pregunté alterado, Drina no sabía conducir.

—¡Necesito ese maldito suéter!— Siguió forzajeando junto conmigo por el guía.

—Chicos...

—¡Cállate Lina!— Chilló Drina aún forzajeando.

—Suelta el guía, Drina.—Grité.

—¡Chicos, cuidado!—Gritó Lina, pero ya era demasiado tarde. El auto se había impactado contra un camión.

                                                                  ****
Llegamos a el sepulcro donde iban a enterrar el cadáver de Lina.

—Amados hermanos y amigos, hoy nos encontramos aquí para darle santa sepultura a Celinne Amethyst O'neill. Una joven que toda su vida se dedicó a hacer el bien por los demás hasta su descanso eterno. Pedimos a el Señor que le de descanzo eterno a su alma y que le de fuerzas a su familia para seguir.—Habló el cura. No aguanté mas y me fui. No soportaba la idea de que mi esposa, mi amada esposa se encontraba muerta. No soportaba la idea de que mi confidente, el amor de mi vida, aquella persona a la que me entregué en alma y cuerpo haya muerto.

Me alejé y fui al lago Parade, situado en el mismo cementerio.

—Lina, no sé si me escuchas, pero te diré esto.—Me senté en un banco y respiré profundo. Las lágrimas caían por mis mejillas como ríos.— No sé como me haré ahora sin tí, ¿Qué he hecho mal? ¿Que he hecho tan mal para perder todo en un segundo? Nunca me preparé para perderte, mi sueño era verte el día en que nuestros hijos se casaran y tuvieran sus hijos. Mi plan de vida era que envejeciéramos juntos, los dos. Pero no todo en la vida se puede, ¿no? sólo ha pasado una semana y siento que han pasado siglos. Lina,  gracias por llegar a mi vida. Gracias por enseñarme a amar, gracias por cada sonrisa que me sacaste, gracias por apoyarme, gracias por ser tu. Gracias por amarme hasta el últmo respiro. Gracias por existir en mi vida.—Me paré y caminé de regreso a el sepulcro. Gracias al cielo estaba vacío. Ya habían colocado la lápida y cerrado el túnel.

—Ella no hubiese querido verte así, Derek.—Habló mi amigo Aaron dandome palmadas en la espalda.

—Sabes que aunque lo intente, no puedo parar de recordar ese momento. —Sollocé. Aaron me miró con compasión.

—Camina, despídete. Hoy mismo nos vamos de viaje.—Habló y se alejó no sin antes hacerme una seña que me iba a estar esperando en el parqueo.

—Lina, creo que este es el adiós definitivo. —Suspiré.—Espero que te vaya bien en el cielo, protege a los niños por mí. Te amo.— Me paré y miré la lápida.



Fin