where's my sister?

Where's my sister?

Ella se fue, dejándome completamente solo. Ella se fue con promesas rotas y anhelos desperdiciados. Ella se fue asegurando que iba a volver, pero no. Ella se fue.
Cada día tuve que vivir con la carga de que ya no tenía a esa persona que me comprendía, que no me juzgaba, que me amaba por lo que era. Ya no tenía a mi pilar. Ya no tenía fuerzas.
Seguía escuchando su voz, de eso sí estoy seguro. Susurros me guiaban, y susurros me advertían. Aprendí a confiar en los susurros, hasta que un día, desaparecieron.
Toda esperanza de recuperarla se fue junto con ella. Todo sueño de volver a tener a la persona que más amé en mi vida, se fue a la basura.
Me encerré en mí mismo. No escuché a nadie. Era yo y solo yo.
¿Por qué?
Porque ella había elegido dejarme.
Por segunda vez.
Los sentimientos se mantuvieron dentro de la caja de los secretos, ubicada en el centro de mi alma, de donde nunca salieron hasta que fue estrictamente necesario que lo hicieran. Aún la mayoría espera a su querida señorita para que venga y poder ser transmitidos finalmente, pero eso nunca pasará.
Ella se fue. Ella ya no está. Ella eligió irse y había que superarlo.
Pero no podía.
¿Cómo superar la ida de la única persona que realmente te conoce? Es como perder una parte del corazón. Sangra, y sangra, y sangra, y en algún momento va a ceder ante la oscuridad. Pero no ahora.
Porque la encontré a ella.
Y junto con ella, vinieron nuevas esperanzas. Nuevos anhelos. Nuevos sueños. Nuevos sentimientos. Y una nueva confianza en alguien aparte de la que me abandonó.
Sin embargo, por más que el tiempo haya pasado, aún escucho su voz susurrante en las sombras. Los fantasmas de una sonrisa que alguna vez me hicieron mostrar alegría a mí también. Los recuerdos de una vida tan lejana que ya tan solo son borrones. Las últimas palabras de la única persona que será inmortal en mi memoria.

Eres mi pequeño soldado, hermanito. Y estaré cuidándote siempre.