Stockholm syndrome {Larry Stylinson.

Una celda fría, sucia, vieja, justo lo que merecía por haber asesinado a aquel sujeto que algún día había llamado papá, por haber estado metido en el negocio de las drogas desde temprana edad, por haber secuestrado al hombre que había dado un vuelco de ciento ochenta grados a su vida; ese, era el futuro de Louis Tomlinson; pagar por todos los errores que había cometido.

 
—Louis Tomlinson, tiene visita —anunció el guardia.
— ¿Quién es? —Cuestionó con desconfianza. Estaba cansado, un año, justo un año se cumplía ese día de que había entrado a aquel horrible lugar, un año en el que no había dejado de pensar un solo día en el chico de cabellos rizados y ojos esmeralda y solo sabía por su madre, que él, había pasado internado en una clínica psiquiátrica, Harry, literalmente, había enloquecido por él.
—No lo sé, anda, levántate de ahí —el guardia abrió la celda y el muchacho se levantó sin ánimos de su asquerosa cama. El sujeto lo esposó y lo hizo salir de la celda.
La delgadez de Louis era notoria, preocupante, él ya no era un problema, él ya no tenía fuerzas, ni ánimos para seguir si no veía aquellos ojos verdes que pudiesen darle energía para luchar, para seguir vivo.
 
—Camina, hombre —lo empujó el guardia dentro de la sala donde Louis se sentó en una fría e incómoda silla de metal con una mesa frente y otra igual al otro lado, donde pensó su madre se sentaría esa tarde, como cada domingo, solo que era sábado, o eso creía, Louis apenas tenía noción del tiempo.
El ruido de la puerta se escuchó llamando la atención del escuálido muchacho que abrió sus ojos totalmente sorprendido al ver por el umbral, la figura casi celestial de Harry.
 
—Has venido —dijo con sus ojos brotando en lágrimas y se levantó corriendo la silla. El joven de rizos corrió hacia él a abrazarlo con tanta fuerza que sintió miedo de quebrarlo al notar su delgadez—. Oh Harry, no sabes cuánto esperé este momento —dijo débil dejándose abrazar, él no podía corresponder, sus manos estaban esposadas.
—Lo siento, lo siento tanto Louis —tomó el rostro del mayor entre sus manos y besó sus finos labios fríos, algo cuarteados y pálidos.
—Yo lo siento, siento haberte arrastrado al sufrimiento, pero Harry, no sé vivir sin ti —dije quebrado viendo a los ojos del menor.
—Tampoco yo Louis, no hubo un solo día en el cual no pensara en ti —volvió a abrazarlo, sin tanta fuerza ya por miedo a lastimarle—. No dependía de mi venir a verte, sino créeme que lo hubiera hecho el primer día.
—No saldré nunca de aquí Hazz, me sentenciaron a treinta años de prisión ¿Lo sabes? No sobreviviré mucho más, ya no puedo —se dejó caer en los brazos de su amado quien lo tomó entre ellos dejando caer las lagrimas que se había aguantado hasta entonces.
—No Louis, se paciente, por favor, yo te sacaré de aquí y seremos felices juntos. Confía en mí —hizo que le mire pero este no lo hacía. Lo llevó hacia la silla donde lo sentó y se arrodilló ante él—. Estoy mejor, todos creen que sigo loco, y pues sí, estoy loco por ti, pero ya no entraré más a la clínica, estudiaré abogacía, seré un gran abogado y te sacaré de aquí, seremos felices Louis, lo juro —tomó sus manos y las besó de una—, por favor cuídate, vendré cada semana a partir de hoy, yo estaré a tu lado siempre y necesito que estés mejor, no te ves nada bien Louis —dijo apenado apoyando su mejilla en las rodillas delgadas de Louis.
Este acaricio la melena rizada de Harry y una leve sonrisa se dibujó en sus labios.
 
— ¿Me sacarás de aquí? ¿Y vendrás cada semana? —Cuestionó por lo cual Harry levantó la cabeza para verle y asintió.
—Lo prometo —mordió su labio apenas.
—Te esperaré entonces —suspiró—, esperaré si mi recompensa será estar a tu lado —dijo sintiendo una leve chispa encendiéndose en su interior, una que solo Harry podría encender, una chispa de esperanza, Harry le devolvió la esperanza para vivir.
 

FIN: