Camp Ukiki | Fichas / Expendientes |

Carece de empatía y es insensible, cínica y menosprecia los sentimientos, derechos y penalidades de los demás.
Tiene un concepto de sí misma bastante engreído y arrogante, es excesivamente terca, autosuficiente y fanfarrona, cosa que provoca que siempre se burle de los demás. La chica depuesta labia y encanto superficial, además de tener verbo fácil ante los demás. Su falta de empatía la hace ver fría y despreocupada. No es como si ella quisiera serlo, sino que su padecimiento la hace ser así.
Es una chica intranquila, se aburre con facilidad y tiende a ser una líder. Jamás atiende a las opiniones de los demás y si le da la gana deja hablando a las personas, odia que alguien la rete y pueda sentir que puede pasar por encima de ella, ya que su ego inflado al tamaño de Júpiter no permite que esté por debajo de nadie, incluso si se trata de la autoridad.
El nacimiento de Kendall fue realmente esperado por los señores Strawfield quienes pensaban que su pequeña bebé lo único que les traería sería dicha y gloria. Al pasar del tiempo todo parecía estar en perfectas condiciones con la pequeña, era una niña saludable y juguetona, sin embargo, al cumplir 3 años de edad, Brissa y Ryan creyeron que era tiempo de que la nena comenzara a asistir al preescolar para que así Briss pudiera dedicarse a sus deberes de abogada en su propio bufet.
El primer día fue normal en lo que cabe decir, el segundo día igual lo fue, incluso la primera semana lo fue, pero antes de terminar el mes, la profesora de 1º A notó algo raro en la pequeña Kendall. La niña retraída y no gustaba de convivir con sus demás compañeros. Al principio de cada nueva etapa es algo normal estar nervioso porque es algo nuevo, sin embargo, eso no era normal.
La señorita Coleman comunicó el comportamiento de Kendall a los señores Strawfield, sin embargo, ¿quién en su sano juicio creería que aquél pequeño, sangre de su sangre tendría algún problema? A su parecer, todo apuntaba a que la niña había sido consentida durante tanto tiempo, además, no había convivido demasiado con otros niños, lo cual ocasionaba aquella conducta retraída y aislada.
El tiempo transcurrió siguió y aquellas conductas no cesaron, Brissa y Ryan no estaban convencidos de llevar a su pequeña con un especialista en la salud mental porque eso querría decir que su hija estaba “loca” y temían por un diagnóstico que pudiera ser tan grave que incapacitara a la pequeña en todos los ámbitos como autismo o incluso esquizofrenia.
6 años tenía Kendall cuando todo empeoró. La pequeña llevaba tiempo jugando con el gato de la vecina, el minino se acercaba a ella para obtener alimento y la pequeña se lo daba hasta aquél día, aquél que marcó su vida. Había observado a su padre encender la parrilla con el líquido inflamable e incluso ella había ayudado a rociarlo en el carbón en ciertas ocasiones pero en este caso, la pequeña mocosa lo usó para algo muy malo. El gato había llegado a su ventana y ella chisteó para que el minino se acercara, sin embargo, el gato se limitó a observarla con aquella mirada de autosuficiencia que poseen los felinos, pero pobre animal. Kendall se enfadó después de cinco minutos de hablarle a Fluffy. Salió corriendo hasta el patio trasero y justo al lado de la parrilla se encontraba aquél envase color negro con rojo que contenía el líquido inflamable, llegó hasta la cocina y tomó el encendedor que su padre usaba para las parrilladas, acto seguido caminó a paso veloz hasta la parte delantera de su casa, correteó a Fluffy por unos minutos hasta que consiguió tomarlo de la cola, roció todo el contenido de líquido inflamable y con movimientos torpes encendió el fuego y se quedó quieta observando la manera en que el pobre gato corría gruñendo adolorido.

- Trastorno disocial de la personalidad – dijo el psicólogo con temor en la mirada.

Brissa no sabía si llorar o gritar, todo fue tan abrumante tanto para ella como para Ryan, el saber que su pequeña padecía una psicopatía.

- Se trata de un problema en la liberación de dopamina, se libera en exceso – explicó el psicólogo.

No fue como si ellos entendiesen del todo aquellas palabras científicas que salían de los labios del señor Hoffman, a excepción de Ryan, pero todo cayó de golpe que con lo único que se quedaron con:
“Puede mejorar con el tiempo, sin embargo no aseguro nada, si el trastorno disocial en Kendall, evoluciona a un trastorno antisocial de la personalidad, no habrá otra opción que mantenerla en un hospital psiquiátrico, de otro modo terminará en prisión o muerta”.
¿Qué puedes hacer cuando alguien te dice estas palabras? ¿Cómo te puedes enfrentar ante algo contra lo que habías luchado? Brissa conoce perfectamente dónde quedan estas personas, por su trabajo, se ha topado a miles de hombres con este padecimiento. En cambio Ryan, Neurocirujano, no se atrevería a dañar el cerebro de su hija y dejarla como un vegetal con tal de que aquél padecimiento cesara.

- Psicoterapia de shock – sugirió el terapeuta – En todos mis años de experiencia es efectiva, sin embargo, no puedo asegurar nada.

“No puedo asegurar nada” eran las palabras que siempre decía.
Kendall era muy pequeña para someterla a aquello, por lo tanto debían esperar a que tuviese una edad más adecuada. 14 años de edad y ya cumplía con todos los ítems para diagnosticar un trastorno antisocial de la personalidad, sin embargo, éste no puede diagnosticarse hasta tener 18 años.
Imágenes de asesinatos y nada. Castigos severos puestos por la ley y nada. Sin embargo, cuando la terapia de shock trató sobre el maltrato a los animales, algo extraño sucedió. El corazón de Kendall se aceleró y sus ojos se cerraron con fuerza… punto positivo.
Para tratar este tipo de padecimientos, es necesario hacer a los pacientes encontrarse con sus emociones y la experimenten, por lo tanto ese fue el pequeño hilo que usaron para tomar a Kendall.
Pero como todo bueno, tiene su cosa mala, la agresión en contra de los animales se volvió hacia los humanos, incluyendo la destrucción a propiedades, los fraudes y los hurtos, y la violación a las normas sociales. Tanto así que fue expulsada de la escuela secundaria dos veces y expulsión total de la escuela preparatoria obligando a los señores Strawfield a pagar educación en casa.
18 años de edad y el diagnóstico cambió.
Trastorno Antisocial de la Personalidad.
Aquello temido por ambos padres de la chica. Ahora sólo quedaban dos opciones, encerrarla en un hospital psiquiátrico o esperar a que un milagro pase.

La balanza en su habitación, la cuenta de las calorías consumidas a diario, el espejo tapado por un conjunto de carteras que según ella se ven bien ahí pero que en realidad son solo objetos que utiliza para tapar parte del reflejo, las pastillas para adelgazar y todas las mentiras para escapar fácilmente de la cena  son algunas de las cosas que caracterizan a Jayden porque si hay algo que hace muy bien es fingir.  
Introvertida. Solo tiene un par de amigos, los cuales no ayudan demasiado, sin mencionar a su novio que le pidió un tiempo luego de que ella toco fondo por primera vez. Eso la llevo a obsesionarse aun más.
Impulsiva. Hace las cosas sin pensar en los riesgos y en las consecuencias que eso puede traer. Tampoco piensa en su familia, en sus padre que tanto la aman, ni en su hermana menor.  
A pesar de tener dos sesiones semanales con un psicólogo y estar bajo tratamiento psiquiátrico, ella no cuenta sobre sus problemas y tampoco asume su enfermedad. Simplemente se dedica a decir "Estoy bien" cuando la realidad es otra. Con los años se volvió muy buena a la hora de fingir, y en mas de una ocasion engaño a todo el mundo con eso. Mas si vez más allá de sus ojos, si observas las ojeras que a diario tapa con maquillaje, los pómulos marcado casi al extremo, el color pálido de sus labios, te darás cuenta que Jayden no esta para nada bien.
Llora todas las noches. Meterse los dedos en su boca ya es una rutina para ella. Esconder la comida en la parte trasera de su armario es su mejor mentira.
No puede hacer contacto visual con nadie ya que siente que de alguna manera la están criticando. No puede ver siquiera su reflejo en el espejo.
De alguna forma, Jayden se dejo vencer y para ella es más fácil negarse a todo que asumir las cosas.

"Estás mas gorda", dijo un día su novio. "Es pantalón no te queda", dijo su mejor amiga. "Lo siento, pero no tenemos tu talla.", dijo la vendedora de aquél local que tanto amaba y al que siempre iba porque consideraba que no podía haber mejor lugar para ella. Cada cosa contribuyo a su autodestrucción. Ella solía ser una chica muy alegre y segura de si misma. No le importaba lo que decían de ella o si el pantalón le quedaba un poco ajustado, Jay se sentía bien. Hasta que su cuerpo empezó a cambiar, y con esos cambios aparecieron curvas en lugares donde antes no tenía nada y eso no le cayó muy bien que digamos. La presión por parte de la gente que la rodeaba, obligandola  a lucir siempre perfecta, las miradas, los comentarios agresivos  o aquellas pequeñas cosas que escribían en el baño de niñas la llevo a obsesionarse a tal punto que dejó de comer por un par de días, hasta que su madre se dio cuenta. Psicólogos y psiquiatras pasaron y ella continuo con la misma obsesión: "Lucir Bien". La comida se transformó en su principal enemiga y las pastillas para adelgazar, en sus aliadas.
Dejó de asistir a las fiestas porque según ella todo el mundo la miraba feo, los chicos no querían estar con ella por esos kilos de mas, y los vestidos la hacían ver peor de lo que se sentía.
Se alejo de todo lo que conocía refugiándose en su habitación, en el baño, o en cualquier lugar en donde no hubiese nadie.
Llego al punto en que ni siquiera podía ver su reflejo en el espejo, en una vidriera o en un charco de agua. Evitaba a todas costa ver su cuerpo y que otros la vieran. Ni siquiera su novio fue capaz de sacarla de tal depresión, ni siquiera cuando toco fondo fue lo suficientemente madura como para poner un punto final a la situación.
El odio y el desprecio hacia si misma era demasiado grande y ya no podía controlarlo.

Jenna, como la llama su padre. Es una joven de 20 años nacida en el seno de una familia con valores y virtudes. Ser amigable y divertida la hacen una persona querida por muchas. No es conformista, si algo no le va bien procura seguir hasta que el resultado sea 100% de su agrado. Es persistente en cuanto a ser perfeccionista, no le gusta las cosas a medias y tampoco perder. Muy pocas veces acepta las derrotas. Ser optimista es de todo ser humano y ella es una de ellas, pero tampoco crea un castillo rosa ante una grave tragédia. Siempre estará disponible cuando algún familiar o amigo la necesite. Le gusta escuchar y ayudar a los demás, según sus amigas es una excelente consejera. No se enoja con facilidad, en realidad tienes que haber hecho algo grave para que ella se enoje. Siempre mantiene una sonrisa en sus pequeños labios por lo que verla enojada no es algo frecuente. Es muy amorosa con su hermana, ya que ambas nunca se separan. Es capáz de de convertirse en una fiera si algo daña a las personas que estima. Es responsable en cuanto a sus trabajos o estudios. La puntualidad es lo que destaca en ella, siempre esta minutos antes de cualquier compromiso. Es algo hereditario, su abuelo y su madre son intolerables a la inpuntualidad. Jenn también tiene terribles cambios de ánimos cuando esta en los días "rojos" , por ratos puede estar riendo y luego llorar desconsoladamente. En cuanto al amor, se ilusiona con facilidad y confía demasiado. Aún no ha tenido el privilegio de enamorarse. Como cualquier adolescente ha pasado por gustos y lloriqueos, pero nada del otro mundo. Es sensible al igual que su hermana, ambas tienen ese defecto de terminar llorando luego de ver una película dramåtica. También es demasiado terca, si algo se le mete en su linda cabeza nadie la puede hacer cambiar de opinión. No es rencorosa, su pequeña frase "El que perdona puede morir en paz" es lo que siempre recuerda y hace que nunca guarde resentimientos o rencor. Nunca le ha gustado depender de alguien, es por eso que apenas cumple sus 18 años comienza a ayudar con los gastos de la casa, no era necesario pero para ella se sentía bien hacerlo. El nacimiento de su hermana es lo que hizo que Jenna madure con rapidéz, ya que sus padres por su apretada agenda las dejaban al cuidado de su nana, la cual la consideran como su segunda madre. Jenna trataba de justificar a sus padres de que tales sacrificios que hacian al no estar en casa por meses es para que ella y su hermana puedan vivir tranquilas, sin presiones de falta de dinero, pero también era conciente que su hermana necesitaba un poco de atención de ellos por lo que Jenn se dedica a darle todo su tiempo a su hermana. Sus dos mejores amigas las cuales las conoce desde que tiene uso de razón, son las que la ayudan en todo por más que sea un insignificante asunto.

A sus cortos 13 años le encontraron un pequeño soplo en el corazón, por el cual debe tomar un analgésico a diario. No puede tener emociones fuertes. Su hermana es conciente de ello y es por eso que trata de no hacer berrinches por la ausencia de sus padres. En su etapa de adolescente llegó a tener varios enamorados de los cuales solo dos significaron mucho para ella, ya que con esas dos personas llevó un largo periodo de relación. Su madre tiene la costumbre de llevarlas a esos campamentos antes de Navidad. En uno de esos viajes se da cuenta que pasar tiempo con gente desconocida y familiar es algo muy agradable y armonioso, lo cual le agrada y la hace aportar su virtud de ayurdar a los demás. A sus 18 años, Jenna comenzó a trabajar con la madre de una de sus mejores amigas. Inició con ser mesera, pero su gran desempeño hizo que "Ruth" su jefa y amiga le suba el puesto a cajera del lugar. Le gustaba ganar ese dinero para comprarse sus necesidades sin tener que molestar a sus padres, también para aportar en la casa y para engreir a su hermana.

Ahora Jenna con 20 años de edad, es una joven con pequeños conceptos de la vida que no es fácil y feliz siempre, ya que hay obstáculos y problemas los cuales ella esta capacitada de poder superarlos o eso es lo que ella piensa hasta ahora.

En su mayoría, Liz es una persona alegre, sociable, un poco tímida y risueña, sin embargo segura de ella misma, confiable, responsable e independiente. Puede llegar a ser muy optimista e hiperactiva, sin contar que siempre anda con una sonrisa en su rostro; ante los demás. Esa es la definición resumida de la percepción que tienen todos sus conocidos respecto a la hija única de los Jones Hills. Una niña mimada y caprichosa que siempre ha tenido todo a su alcance, la hija, amiga y mujer perfecta que todas sueñan ser. Siempre con clase y siempre con una sonrisa en su inmaculado rostro. Lo que llega a mostrar, como realmente engañan las apariencias.

Elizabeth es todo menos lo que los demás piensan de ella. Una muchacha insegura, con problemas de identidad que se resguarda bajo la imagen que sus padres han creado por ella. Alguien que prefiere ocultar sus sentimientos a toda costa por miedo de lo que digan de ellos. Sumamente vulnerable y asustadiza. Segura… de que necesita la aprobación de los demás para creerse valerosa de algo. Las críticas cambian su personalidad, se adapta al entorno en el que se encuentra con tal de encajar en el. Ergo, una muchacha perdida, insegura, vulnerable y reservada, que encuentra su felicidad en complacer a los demás y en comprar cosas materiales esperando llenar un vacío que nunca ha sido relleno antes.

Todo comenzó con las palabras inocentes de su madre "Los conjuntos y los accesorios destacan tu personalidad". Siempre quiso tener todo lo que estuviera a su alcance para reflejar su propia identidad, pero poco a poco, esa idea se fue dejando de lado, convirtiéndose más en una obsesión. La idea de simplemente tener lo que quisiera de una manera tan sencilla, le fascinaba, además, depositó todo su amor y su atención en las compras, esperando que así no necesitara de nadie más a quien llegar a amar.

A simple vista deducimos que Kay es una muchacha dulce, comprensiva y amigable, la persona con la que te llevarías de maravilla y hasta podría llegar a ser tu mejor aliada ¡Error! Si, Kay es una persona amable hasta cierto punto, amigable con las personas que lo merecen y muy dulce con quien le interesa. Estás en lo cierto si deduces que Kay es una muchacha bastante comprensiva, vale, únicamente con las personas cercanas y esas a las que suele llamar amigos. Kay es capaz de hacerte sentir mejor cuando estás mal, también hacerte sentir terrible cuando estás lo suficientemente feliz como para saltar con un solo pie, hablamos de hacerte sentir bastante mal; por esto debes ser muy alerta y no transmitir o hacerle sentir lo que tu sientes a ella. Kay te proporcionará lo contrario, claro, sólo si se trata de personas a las que no le agrada.

Kay se enfada con facilidad y también es sensible por naturaleza, por esto debes mantenerla feliz y sonriente si en verdad no quieres verla furiosa y sufrir las consecuencias. Es casi una bruja, las brujas se enfadan y son terribles cuando lo hacen. Habrá un punto en el que Kay te lo advierta, de verdad debes oírla o de lo contrario sucederá, ella se enfadara y tu debes atenerte a lo que ella depare para ti, suena bastante macabro ¿no? Bien, despreocúpate y si de verdad no quieres sufrir, sólo debes escucharla.

¿Escuchar? Sí, escuchar. Kay es buena oyendo (por ende, ella sabrá darte un buen consejo alguna vez) y hablando, por supuesto. Es bastante convincente y enigmática. Kay es de esas personas que puedes pasar horas y horas escuchándole hablar y de las que no te cansarías, es más, le llamarías más luego para continuar. Bueno, es enigmática y las personas más inocentes siempre son víctimas de estas.
Kay también es muy rápida (siempre un paso antes que tú) , simpática y bastante inteligente.

Muchos se preguntan a qué se debe su cambio radical, nos referimos a que esta muchacha años atrás era una chica muy dulce, tranquila y sin nada de percances o límites a la hora de hacer amigos. Nadie sabe y tampoco es bueno preguntarle el porqué, recuerda. Kay es una bruja y no es bueno hacerla enojar.
Todo comenzó cuando, hace un par de años, su madre falleció y esta cayó en una depresión severa. Con el paso del tiempo, Kay se hizo más tímida y no se le veía sonreír. Muchas veces estaba bien y al instante muy mal, la llevaron con un doctor y le enviaron al psiquiatra, al parecer sufría de Bipolaridad. 

Kay afrontó todo de la mejor manera  y se dispuso a cambiar. Los primeros días yendo a las consultas con su psiquiatra y luego a diferentes actividades que le ayudaron con su problema. No fue fácil, pero lo logró y aunque aún sea algo tímida y explosiva a veces. Sigue siendo bastante moderada.

En la actualidad busca ayudar a personas que están en las mismas condiciones en la que ella estaba, por esto se ha ofrecido como voluntaria al Campamento Ukiki, con el motivo de ayudar y sentirse útil.

*cof cof, BORRADOR :c cof cof*
A sus diecinueve años Kesia puede definirse como una muchacha Indiferente, dispersa, avariciosa y recelosa. no soporta demasiado a la gente, suele maldecir demasiado y prestar poca atención a quienes no logran llamar su atención, su mente siempre está puesta en otra cosa y aunque pueda parecer centrada y madura, manteniendo un perfil bajo y apartado de quienes la rodean, su problema se hace más notorio cuando las cartas y las fichas están puestas en la mesa.
Cuando se dice que el pasado está pisado y olvidado, no podrían estar más equivocados. Kesia nació y creció siendo el error de un hombre que jamás logró reconocerla como su hija legítima. Aun así, se hizo cargo de ella, aceptado su desliz con una mujer que jamás volvió a ver luego de que ésta diese a luz a Sia.
Kesia se crió en el estado de Nevada, particularmente en Las Vegas.
Desde temprana edad, la pequeña Kessia Alessandra fue acogida por una pareja de ancianos que vivían en la casa frente a la de ella. Joseph y Martha adquirieron actitudes de abuelos ante la pequeña niña que debía soportar una mujer nueva casi todas las semanas.
A sus diez años nadie pensaría que la idea del Jospeh, transformaría el vacío en su interior en algo mucho peor. Ninguno llegaría a pensar que enseñarle póker y black jack a su sobrina pudiese desatar todos los conflictos que la pequeña mantenía ocultos bajo siete llaves.
Hasta sus catorce años Kesia podría haber sido definida como una pre-adolescente normal, la cual se preocupaba de las bandas y cantantes del momento, de cómo utilizaría su cabello e incluso que accesorios quería. No fue hasta que en la fiesta de Lorena, una de sus amigas, en donde la idea del strip poker cambio la forma de ver las cosas. Lentamente las apuestas subían, acelerando los latidos de su corazón. Fue esa noche, la noche en la que de alguna manera los padres de Lorena encontraron al grupo de chicos semi desnudos, fue la noche en la que descubrió la manera de llamar la atención de su padre.
La adrenalina, la emoción y las ganas de siempre tener más impulsan a Kesia a seguir apostando, la impulsan a seguir sintiendo. Las emociones que parecen ayudan a ocultar el vacío que crece dentro de ella al no saber quien es su madre biológica y al no tener un contacto frecuente con el hombre que la engendró.
Crecer en la ciudad del pecado, rodeada de drogas, alcohol y sexo cambió la perspectiva de la joven niña que jamás fue comprendida.

Wilhelmina probablemente sea la chica más amigable que puedas conocer o haber conocido. Siempre te recibirá con una sonrisa de oreja a oreja. La muchacha siempre trata de alegrarle el día a los demás con su simpática sonrisa,  jamás la veras triste u algo por estilo. Algo que siempre la ha caracterizado ha sido ese rostro lleno de dulzura, de hecho, muchas personas afirman que  Mina es una chica verdaderamente tierna. Pero, cuidado, ten ojo porque eso sí, la muchacha no es de las que se dejan pisotear por otros. Siempre intenta solucionar los problemas de buena manera, y claro, en su rostro nunca falta una sonrisa. Tiene un carácter no muy fuerte sino que más bien está entre lo frío y lo caliente. Mina es muy sociable, cuando era pequeña no faltaban niños a su lado, siempre acompañada y curiosamente la muchacha siempre tiene un tema del que hablar, rara vez se la ve sin abrir el pico.
Es apasionada al amor, tampoco es que es de esas que se enamorar de uno, de otro... Sino que la mente de la castaña se centra en encontrar a su media naranja. Le han roto el corazón millones de veces, lo bueno de esta chica es que es capaz de salir adelante por sí sola sin necesidad de llorar u lamentarse.
Wilhel nació un 2 de Agosto en Nueva Orlens. Desde que nació prácticamente supo lo que quería ser cuando fuese mayor. Le gustaba el ayudar a los demás, se sentía satisfecha consigo misma cada vez que se ofrecía voluntaria para eventos u cosas parecidas.
Cuando cumplió 12 años tuvo que superar que sus dos padres se divorciasen, y sin saber cómo acabó siendo madura a tan temprana edad. Cierta vez, cuando la pequeña tan sólo tenía 14 años presenció a una que estaba por matarse desde un precipicio y de alguna manera u otra logró que la muchacha reaccionara ante lo que iba a hacer. Descubrió que esta sufría de depresión por simplemente problemas que para ella no se podía solucionar.
Desde ahí supo que ayudar a los demás era lo que quería ser. Cuando su madre le propuso que fuera de voluntaria a Camp Ukiki no se lo pensó dos veces y aceptó ir pensando en qué cosas la esperarían.