Sandra Romero.

Sandra Romero es una buena persona, Sandra tiene problemas mentales. Son mejor dicho trastornos mentales, y todo comenzó cuando nació. Su madre era simplemente una mujer ingenua y analfabeta, y se encaprichó con un hombre y con el buen sexo que este le daba.
Digamos que ella estaba enamorada de este sujeto, también conocido como Carlos, y decidió que la única manera de lograr que se quede junto a ella sería darle un hijo, y se lo propondría, no importa cuánto le costase le daría su primogénito y eso lo encadenaría de por vida a ella.
La “cadena” resultó ser una hermosa nena de pelo oscuro y ojos azules que pronto se convertirían en pozos vacíos y lleno de emociones y secretos. Rosa la llamó Sandra gracias a que sus hermanas se lo sugirieron por un cantante que hacía furor en los tiempos de la década del setenta. Su nombre artístico era “Sandro” y luego sería influencia para la nena una vez adolescente.
La madre de Sandra, Rosa, tuvo que ponerle su apellido, porque Carlos no quería reconocer a su hija y además porque todavía no se casaban y ellos se casarían a toda costa ¿no?
Eran las cuatro de la tarde en el registro civil de la cuidad y el traje celeste que la modista le había hecho a Rosa le era pesado, muy ajusto e incómodo. Él nunca llegó y tampoco se excusó, simplemente evitó todo contacto con el tema, y así pasó un mes y medio para que volviera a visitar a su casi esposa y la hija de ella, hablaron un poco en una plaza a cinco calles de su casa, porque Ramón y su mujer no querían al tipo y le prohibían a su hija tener contacto con el mismo.
Sandra creció con su madre ausente, se pasaba todo el día trabajando y cuando llegaba a su casa sólo le hacía una comida rápida a su hija y dormía la siesta, hasta las seis de la tarde cuándo Carlos la buscaba e iban a algún bar a tomar cerveza barata hasta que la mujer ya no podía sostenerse de pie y la devolvía a su casa y ella se tambaleaba hasta llegar a la puerta, saludar a sus padres, ignorar a su hija y meterse en su cama hasta la tarde del día siguiente.
Hubo una época en la que Rosa y Carlos no tenían lugares para la intimidad así que tenían que recurrir a moteles baratos, nadie puede juzgarlos, las parejas necesitan sexo de vez en cuando. El problema es cuándo no hay manera de salir de casa más que salir junto con tu hija y eso quiere decir que también tienes que llevarla al motel donde tendrás sexo con tu casi esposo.
La nena –ahora una adolescente– no conoce lo que son los abrazos, ni las caricias de una madre no sabe nada sobre chicos, sólo que parece que a ellos no les agrada su persona o que sea algo gorda, tal vez sea porque tiene más pechos que sus compañeras y los jóvenes encuentran algo así divertido. Intentó decirle lo que pasaba con sus compañeros en la escuela a su madre pero ella le restó importancia y volvió a dormir.
A Sandra le gusta visitar a sus amigas Gabriela y Coirina, son buenas personas y nunca se burlarían de ella, y tampoco los primos y hermanos de las chicas. Viaja todo el tiempo de tarde a las quintas de las chicas buscando liberarse de su madre y salir un poco del calor de sus abuelos y tíos. Pero hubo una tarde en la que no pudo salir, unos amigos de la familia Romero habían llegado. Yo no recuerdo su nombre y mamá tampoco, por lo que le llamaremos “Ernesto”, este tipo tenía alrededor de treinta años y aunque todo el mundo lo niegue este hombre abusó de Sandra, pero sólo fue una vez y mamá intentó esconder ese recuerdo en un baúl lo más enterrado y de ser posible no recordarlo nunca más.
Cuando cumplió diecisiete años se enteró de que tenía un hermano, se llamaba Marcelo y él sí tenía el apellido de su padre, todo fue gracias a una invitación al cumpleaños del chico que cayó por la persiana de su habitación. Con su carácter fue a enfrentar a Carlos, su padre, y el admitió que había un hermano pero él no sabía que existía ella, para Marcelo era hijo único y planeaba morir así. Estaban en un bar de tantos, pero ese era el favorito de su madre y su padre para emborracharse. Un amigo llegó en el momento que conversaban y le preguntó quién era la chica, el hombre mayor le contestó diciendo que era la hija de un amigo. “La hija de un amigo” lo dijo frente a su cara como si fuera la pura verdad. Algo se rompió dentro de su corazón.
Tenía veinticinco años y empezó a trabajar en un conjunto de oficinas y un hombre le llamó la atención, su nombre era José López y era castaño de ojos verdes, buen cuerpo y un glorioso trasero redondo, sin dudas un buen partido. Ese hombre se convertiría en mi padre cinco años más tarde. Mamá iba todos los días a llamar a mi abuela desde el teléfono que estaba justo al lado de la oficina de José.
Así comenzó un romance que trajo consigo a un embarazo, pero yo no iba a nacer esa vez, no, ese sería mi hermano Nicolás, que mamá lo perdió, y luego de seis meses mi mamá se enteró que estaba embarazada de mi, pero mi abuela Rosa no estaba nada contenta, y aunque mamá la ignoró hubo otra cosa peor que le causó un disgusto. Cuando llegó a donde él estaba trabajando últimamente –que era una empresa de seguros– vio a José y a su secretaria la señorita “soy plana y fácil” besuqueándose arriba de una de las mesas del lugar.
Había tanta ira dentro de mi mamá que entró y tironeó los cabellos de la secretaria y le arrojó a mi papá la prueba de embarazo. Unas semanas después, se encontraron en la calle por casualidad y Sandra le preguntó qué iba a hacer él conmigo. Pero él me trató de objeto y le aseguró a mamá que yo no era su hija, que era hija de cualquier otra persona y no sólo eso sino que también aseguró que mamá había roto el preservativo y que era estéril. ¿Es algo confuso no?
Y ahora estoy frente a mi mamá que está llorando desconsoladamente mientras me cuenta esto, a veces es Sandra en el relato y otras mamá, pero son la misma persona, la persona que amo y que amaré por el resto de mis días porque gracias a ella yo estoy viva y contando todo. A simple vista parece que no tiene realmente traumas pero la verdad es que los tiene. Odia la soledad por eso jamás me alejaré de mamá. Ella me quiere pese a todo y sé que sabe dar amor aunque nunca lo haya recibido, tal vez buscó a mi papá por eso, para recibir amor. Sé que me necesita tanto como yo a ella, la protegeré de todo lo que pueda afectarla, es muy vulnerable y sé que muchas veces me porto mal pero estoy segura que nada cambiará su cariño por mí, nada de lo que haga.
Sandra Romero es mi mamá sufrió muchísimas cosas pero nada la detiene, ella es imparable.