pan de pipas.

Muchas veces tengo ganas de escribir algo, una historia, un pequeño cuento, una anécdota estúpida o un sueño. Pero mi mente comienza a mezclar las palabras y la historia se complica. Últimamente he perdido a lo que todos llamamos musa, ya nada me inspira ni me da un aliento para redactar así sea una pequeña historia. ¿Lo más triste? Comienzo una historia sumamente interesante y por falta de inspiración la dejo mucho lejos de la mitad, increíblemente, ya casi ni del primer capítulo paso. No sé si es por falta de tiempo o porque últimamente he estado muy distraída y más que todo exasperada, pero lo que en serio espero, es que mi musa regrese, el arte de escribir y de la literatura vino a mi vida desde que era una pequeña niña de tan sólo siete años, que inventaba historias sobre conejos enamorados y cosas tan absurdas pero que para otros es fuera de lo común, ya que generalmente un niño de esa edad sólo se dedica a jugar y divertirse, conseguir amigos y adorar a los dulces. No sé que puedo decir con respecto a esto, sólo tengo miedo de perder esa esencia mágica que me complementaba desde hace siete años atrás.

Aquí es donde comienzo a caer.