The Golden Boys | Z.M |

Me siento como una víctima de los Golden Boys, enfrente de Zayn, vistiendo un camisón y unos pantalones holgados. No me puedo creer que Zayn Malik me esté mirando, y haya dicho todo esto de forma calmada.
Abro la boca para decir algo, pero él ya está de pie cogiendo entre sus dedos otra foto. Que cambio drástico en el ambiente.
-  Esta es muy bonita. – me muestra una en la que estaba Karolina, la novia de Liam, con sus brazos alzados y su cabello suelto en movimiento gracias al viento. A su alrededor había pastizales que llegaban hasta su cintura. Se muestra muy feminista, libre y juvenil al ver su sonrisa de siempre, tan radiante.  
- Es la novia de un buen amigo – enfatizo ‘’buen amigo’’.-  Recuerdo que la tome cuando fuimos a acampar en grupo.- sonrío al nombrar aquellos momentos.-  Me pareció una buena escena verla corriendo y saltando tan feliz.
Una sonrisa asoma en sus labios. ‘’Que bipolar’’.  
- Cada una tiene su anécdota o historia. – continuo con mi sonrisa nostálgica.
- Háblame de esta – miro rápidamente a la dirección de su dedo. Es una foto grande enmarcada cerca del aparador. – Cuéntame la historia detrás de él. También debe tener una razón por la cual este con marco, no?.
Doy un paso hacia adelante, con los ojos fijos en la imagen, una de mis favoritas. Se trata de una anciana sentada en una mecedora cerca de la ventana de su casa, la luz traspasa y refleja en la mayor, dándole sombrío a los objetos detrás de ella.
- Todavía la recuerdo, Gia. Era una anciana que una vez la entreviste para un proyecto escolar. Recuerdo haber oído la historia de su amor verdadero, Albert. Ella y Albert se conocían desde pequeños, sus padres hicieron todo lo posible para unirlos cuando tuvieron la suficiente edad, se casaron antes de la guerra, ella era muy joven para él, pero en ese matrimonio no existía amor. En otras palabras fueron forzados a casarse. En poco tiempo se acostumbraron uno a otro, Albert empezó a sentirse atraído por Gia y se ponía celoso al ver a otros hombres con su ‘’esposa’’, pero no su amor verdadero. Logro enamorarla profundamente y por fin hacer florecer el amor en ese matrimonio. Estaba embarazada de su primogénito cuando Albert fue enviado a la guerra. Fue devastador para Gia, quedo solo embarazada sin saber qué hacer.  Cuando Albert volvió a casa, llegó diferente. Él nunca volvió a ser él mismo. Se mostraba frío e indiferente con su esposa e hijo. Pero Gia se mantuvo, porque como ella dijo: ‘’ Quien quiera que sea ahora, de él fue quien me enamoré y todavía lo estoy’’. Ella dijo que Albert llegó a sufrir de bipolaridad. A veces él le acariciaba su mejilla y le acariciaba el pelo a su hijo, Albert ll o la besaba y le decía que la amaba. ‘’Pero eso solo duraba poco’’ Gia dijo con lágrimas, pero aun así ella era feliz con él. Tuvieron un segundo hijo, fue una niña para ser exacta. Fue nombrada Samantha. Creció hasta los Siete años antes de que Albert muriera. Era otro evento devastador para ellos, lloraron por días. Cuando ganaron la guerra, ella decidió salir adelante, y lo hizo. Con sus dos hijos, que crecieron sin padre. Ahora con 76 años, tiene cinco nietos, 2 bisnietos, y aunque pasó mucho y un montón de tiempo, no puede olvidar su verdadero amor.
Y tan pronto como término, un sollozo sale de mis labios. Zayn me mira preocupado y pone su áspera pero cálida mano en mi hombro. Una descarga eléctrica en mi hombro, ON.
- Lo siento – sollozo de nuevo y me limpio las pocas lágrimas que restaban de mis ojos y mis mejillas. – Normalmente no me pongo tan emotiva, pero…-
- Lo entiendo.- me interrumpe.
Alzo la mirada y esbozó una pequeña sonrisa al ver su rostro. Una expresión de comprensión. – Es triste, ¿no?.
- Bastante deprimente – dice arrastrando las palabras, mira de nuevo la foto. – Solo puedo decir que lo que tenía era real. El amor es real – habla tocando la imagen de Gia. – Eso es lo que todos quieren, ¿no?
Zayn me mira y si he mencionado que estaba cerca de él antes, no podría llegar a compararse con este momento. Estamos tan cerca, puedo sentir el aliento caliente que está respirando, y el calor que está irradiando. – Creo que sí. – le susurro lentamente, con mis ojos mirando a sus ojos y a sus labios. Sin esperar más, se inclina más cerca. Estamos a punto de besarnos. ‘’Pero como en toda novela*
La puerta llamó.

Ambos saltamos casi cinco pies de distancia uno del otro, una vez que recobramos la respiración y calma – lo suficiente- , me dirijo hacia la puerta, y la búsqueda de Perrie Edwards en el otro lado de la puerta aparece una vez que la puerta se abrió de par en par.