The fallens.

Siendo apenas un bebé, Elliot fue abandonado al pie de una casa en un barrio de clase media, su vida no estuvo llena de lujos, mas sin embargo nunca le falto nada. Su madre y padres adoptivos lo criaron como a un hijo propio, esperando así su amado -y único- hijo fuera un hombre bien.
Desde pequeño Elliot se destacó por su inteligencia, cosa que le trajo varios beneficios en el futuro. Siempre fue un chico con una gran personalidad; sociable, amable, divertido, y dispuesto a ver por los demás. Claro, no pasemos por alto que estos dieciséis años han hecho un gran trabajo, con una melena rubia-castaña, una varonil sonrisa, y unos ojos tan azules y profundos como el mar, Elliot Levine es un chico más que atractivo.

Kira siempre fue una chica difícil de controlar, no importaba quién o de que modo intentarán abordarla, nunca harían que encajara del todo en un lugar como el Edén. Finalmente, y después de tantas oportunidades por parte de sus superiores, su testarudez, impulsividad, e inconformidad terminaron costándole sus alas.
Ahora bien, su vida en la tierra no fue de lo más placentera, acogida por un matrimonio con otros dos hijos por delante, y con apenas un techo en el cual vivir, Kira tuvo que aprender a ganarse la vida por sí misma. Un empleo de medio tiempo y una paga miserable la ayudaron a salir adelante no sólo a ella, también su nueva familia. Sin embargo, bien podría decirse que su estadía en la tierra fue como estar en el mismísimo infierno, siendo constantemente reprendida, Kira llegó a la conclusión de que fuera al lugar al que fuera, nunca obtendría la libertad que deseaba.

Los errores le costaron el cielo, literalmente. Problemático y sin necesidad alguna de seguir a sus superiores, fue desterrado del mundo superior. Como el dicho dice, el chancho deja el chiquera, pero el chiquero no deja al chancho: Los problemas de Zeth, en la tierra, lo siguieron; no como un fantasma dle pasado, más presente que nunca. 
Una amistad poderosa le consiguió un hogar fijo, al lado de quien, con el tiempo, se convirtió en su hermano. Una familia de tres y él, nunca se sintió parte de ellos. El boxeo se convirtió en su escape, y una entrada de dinero. Por supuesto, su "carrera" nunca ascendió más allá de aquel ring clandestino que abre por las noches. Se permitió una motocicleta -con mucho esfuerzo-, pero ni siquiera ese motor potente podía regresarlo a donde pertenecía originalmente.

Kailina, o como prefiere que la llamen: Kai, fue abandonada en un orfanato francés. Hasta los seis años, no se estableció un hogar fijo para ella. Sin embargo, la fortuna azotó su vida, cuando un padre desesperado y una madre infertil posaron sus ojos en ella. De familia rica, se aseguraron de educarla y formarla como una señorita. Proceso que, hasta el día de hoy, odia. Un espíritu curioso, salvaje e impulsivo se esconde tras esa sentada de piernas cruzadas y manos en la falda. Sus mayores deseos se encuentran en aquella necesidad de vivir de algo más, de no estar rodeada permanentemente de falsa elegancia e hipocresía camuflada. Sus padres la adoran mucho, pero poca idea tienen del verdadero color de su corazón de diecisiete primaveras.

Los malos consejos y las trampas puestas por su supuesto mejor amigo le costaron sus tan preciadas alas. Lleno de rencor y odio hacia James, su mejor amigo, fue sacado del cielo, el único que conocía como verdadero hogar. Al llegar a la tierra las cosas no se pusieron mucho mejor, no tenía un hogar, amigos o cualquier otro conocido en aquel lugar llamado tierra lo cual lo llevó a hacer lo que sea para poder sobrevivir, entre ellas los juegos de azar y el billar. Atrapado entre las paredes del bar casi cada noche con la mera esperanza de seguir consiguiendo increíbles y mejores cosas.

Su vida en la tierra no ha sido la mejor que digamos. Dejada en un orfanato inglés y adoptada de inmediato por una familia de pocos recursos pero con las ansias de tener un hijo, aunque no fuese verdadero. Al principio su nueva familia la cuidaba y trataba como si fuese de su propia sangre pero, con el paso del tiempo las cosas fueron cambiando. Su "padre" se volvió un alcohólico por las deudas y el poco trabajo que conseguía siendo un plomero. Su "madre" ignorándola todo el tiempo y haciendo de ella su propia trabajadora. Cansada del mal trato de su familia a los dieciséis decide huir de casa, siendo ahora una trabajadora de tiempo medio en un de los restaurantes de comida rápida y viviendo en pequeño departamento rentado.

La vida de Anker en la tierra, hasta ahora, ha sido bastante placentera. Enviado al mundo con pocos meses de vida, el muchacho fue encontrado por una pareja de jóvenes empresarios que deseaban tener un  hijo. Así, Anker es adoptado y criado en un ambiente extremadamente confortable y lujoso. 

Dieciséis años se pasaron desde ese día. Ahora Anker es un muchacho bien formado, musculoso y físicamente atractivo. Con una melena castaña-oscura y ojos del mismo color, el muchacho arrasa corazones por donde quiera que pase. Sin mencionar su sonrisa de comercial y sus pómulos bien marcardos.

Además de ser desterrada y condenada a ser un ángel caído por cometer innúmeras travesuras en el más allá, Artemis tuvo que pasar por mucho sufrimiento en su vida en la tierra. Sin padres adoptivos o personas cercanas, la muchacha no tuvo ninguna otra alternativa que salir a la calle y pedir o robar comida de los desconocidos.

Luego de ser atrapada por la policía inúmeras veces, la muchacha decide dejar el mundo del robo y enfocarse en, por lo menos, conseguir un empleo. Y así es como llega a la casa de los Bytter. Hambrienta y sin un hogar, Artemis es invitada a quedarse en la mansión y conoce a Anker quién, según la muchacha, podría ser más de lo que demuestra ser.

Expulsado del cielo por cometer uno de los peores pecados capitales —soberbia—, cortaron sus alas y lo mandaron directo a la Tierra, por no ser lo demasiado extremistas y mandarlo al infierno. Aprendió de su error, pero sabe que ese ser soberbio y orgulloso yace en lo más profundo de su extraña alma. 
Ya instalado en la Tierra, vive de cosas turbias y grotescas; carreras, apuestas, drogas, robos. Pues, jamás se molestó en conseguir un trabajo o siquiera mejorar, no, solo empeoró y mucho. Ahora, y desde que llegó a aquel lugar, deseó venganza por haber sido expulsado del famoso Edén, y sabe muy bien como conseguirla.

Katherine, que desde que nació supieron que iba a ser un niña de bien, en la Tierra siguió un camino bastante favorable. Buenas calificaciones, extenso grupo social, obediente y excelente persona. Fue adoptada de un orfanato en Australia, por una familia bien posicionada económicamente, y con mucho amor para dar; tiene dos hermanos más, solo que éstos no fueron adoptados. Jamás se sintió menospreciada o excluida de aquella familia, sin embargo nunca logró convencerse de que ese era su lugar. Sabía que no era normal, mas tampoco indagó a investigar sobre su pasado en general. 
En sus dieciocho años fuera del cielo, el lugar donde actualmente vivía la trataba de maravilla. Aspiraba a ser abogada, y era muy conocida en su escuela por ser inteligente y aplicada. Planea mudarse para estudiar tal carrera, pero teme alejarse de las personas a las que quiere y admira; su familia y amigos.
Es impulsiva, simpática y aventurera, no lo suficientemente superficial para ser insoportable. Desea experimentar cosas nuevas cada vez que la ocasión se presenta, aunque eso le juega en contra aveces.

Christopher fue desterrado del Edén cuando apenas era un crío. La desobediencia, irresponsabilidad, su sentido travieso y su curiosidad terminaron por actuar en su contra. Mandándolo a la Tierra a la edad de once años, Toph se encuentra de cara con el infierno, sin rumbo alguno y sin conocer las costumbres de su nuevo hogar, se topa con una señora que le cambia la vida en el supermercado. Él, desesperado por encontrar ese algo o alguien, se encariña rápidamente con la persona que lo apoyó, le apretujó las mejillas y despeinó su cabello por algún tiempo. Hasta que le cuenta que no tiene a nadie en el mundo, Angelina Kane decide adoptar al niño de pizpiretos ojos verdes y coquetos hoyuelos, lo hace sentir amado y protegido por primera vez en mucho tiempo. Con la figura materna y un hogar saludable, Toph se convierte en un adolescente lleno de amistades, chicas, buenas notas y un correo electrónico saturado. El chico se vuelve todo lo que siempre quiso ser en el lugar al que creía que era el mismísimo Satanás.

Danielle es un caso perdido. Rebelde, con un montón de amigos, un gusto por el negro y el lápiz labial rojo, se vuelve una de las chicas más cotizadas del instituto. Esforzándose en sacar buenas notas y no descuidar sus prioridades (además de vaguear la mayoría del tiempo) es una chica que lo tiene todo, con todo y su rebeldía. Elle es adoptada de pocos meses por una pareja de padres primerizos, ella, con el encanto de un bebe, anima a sus nuevos padres a hacer la familia mucho más grande. Con un par de gemelos pubertos y un niño más inteligente que Einstein, Danielle tiene que esforzarse por mantener su fachada de chica dura fuera y su faceta de hermana mayor en casa.

Nova fue despojado del cielo al cometer el pecado de la lujuria, encantando a todos sus compañeros con su belleza extrañamente femenina siendo un extraño caso de andrógino entre ellos. Este encanto exótico, hombre y mujer, ni hombre ni mujer, todo y al mismo tiempo nada, encantó a los demás arcángeles y Nova se aprovechó de eso. Esto le terminó costando sus alas y finalmente cayó a la tierra como un ángel caído. 
Comenzó a vivir a base de su belleza, encantando gente y utilizándola como sustento hasta que estos dejaran de ser útiles; no le importa la edad, el sexo, su historia o su apariencia, mientras pueda soportarlo por algunos meses y tenga dinero es todo lo que pide Nova. Al final encontró al chico perfecto luego de varios casos de hospedaje fallido, convirtiéndose este en su mejor amigo. Nova decidió pasar al menos un gran tiempo con este chico, logrando que al final el mismo le ofreciera su departamento para vivir y, finalmente, consiguiera un hogar aparentemente permanente.

Kristian, mejor conocido como Kris, viene de una familia de clase alta que siempre lo rigió como el chico perfecto que debe ser. Kris logró soportar toda la presión de ser el hijo perfecto y comenzó con proyectos personales, adentrándose en el mundo del diseño, específicamente en el de la moda. Su padre no permitió que un chico como él se viera tan "afeminado" y terminó desheredándolo aún con la insistencia de su madre que a pesar de sentirse igual que su esposo, quería darle una oportunidad al niño que alguna vez estuvo en su vientre.
Kris, sin hogar ni sustento, terminó en un barrio de mala fama alquilando un departamento a un precio increíblemente bajo mientras paja sus estudios y trabaja a medio tiempo, sintiéndose así como el "chico perfecto" que él quería ser y no el modelo que sus padres le impusieron. Aún así, no los desprecia, mucho menos los odia, sólo se siente descepcionado ante ellos. Por eso, rigió como su único objetivo el ser un diseñador de fama mundial (o al menos de fama alta en su país, tampoco quería soñar cosas imposibles) antes que la amistad e incluso el amor.

Su rebeldía consiguió sacarlo de el cielo, algunas reglas desobedecidas y promesas no cumplidas lo llevaron a su pena de ser desterrado del cielo. La importancia no fue mucha para él, pero después se dio cuenta del error que había cometido. Estar allá era maravilloso, pero tantas reglas no iban con él. Quería vivir como un humano común, pero era imposible. Ahora sus deseos han sido cumplidos de una manera diferente. Wade siempre había sido el chico malo, que no sigue reglas, y su personalidad no era penosa, él era un antónimo a Christina.

Christina nació en Canada, Toronto. Pero cuando tenía cinco se mudó con su tía a Londres. Siempre había sido un poco reservada consigo misma, y no le da mucha espina lo de confiar en personas. No le gusta hablar de ella misma, y es muy penosa. Ella tiene una vida de prestigio, lo tiene todo, y eso es lo que más exactamente le molesta de su vida. Ella quiere ayudar a las personas, y ser médica de por vida. No le gusta la fama ni la riqueza, le gusta lo humilde y sencillo. Se mantiene escondiendo de su vida de hoy, si le preguntan quién es, ella se inventa otra historia de su vida, lo hace por que no le gusta que la traten diferente solo por tener cantidades de papel impresos con caras de señores y números.

Mathew fue encontrado el primer día de invierno cuando la nieve caía sobre la ciudad fuertemente. Una desprolija canasta envolvía al pequeño entre las sabanas quien lloraba como alma perdida frente a las puertas del orfanato local. Sus días allí fueron cortos, luego de que una de las hermanas o haya encontrado gracias a sus llantos, una familia adinerada se vio con la oportunidad de adoptar al ojiazul y así lo hizo. Mathew recibió la vida de cualquier adolescente, no se le otorgo nada de más, ni nada de menos, lo que tenia lo ganaba y así aprendió a ganarse la vida. Fue creciendo y los valores que sus padres inculcaron en él funcionaron para que se convirtiera en un gran joven, apuesto pero por sobre todo bondadoso, una buena persona que pronto descubriría la verdad detrás de todo lo ocultado durante años.

Amelie siempre fue la desdicha del cielo. Otorgando sus alas a la desobediencia pero por sobre todo a la lujuria, dejándose llevar por un "amor" en la tierra interponiéndose en su misión. Amelie era un ángel de rango guardián, su misión en la tierra era cuidar a su protegida pero no contó con el factor sorpresa, el amor. Los días pasaron y este chico del cual sus pensamientos ha suprimido, la dominó y jugó con ella, haciéndola tentar, y finalmente caer. En la tierra fue acogida por una gran familia que la cuida de sobremanera aun preguntándose sobre su pasado misterioso y su aparición incierta.

La codicia y el amor le habían costado sus alas, a cambio de un difuso recuerdo del paraíso que antes habitaba. Caer del cielo hubiera sido un horror si no supiera un poco del mundo humano, al menos su pecado le había salvado. De lo contrario, ¿cómo sabría vivir en un lugar tan distinto al de casa? 
Teniendo 21 años de edad, Jev no podía ser adoptado por ningún otro ser humano, cualquier persona normal pensaría que él ya tenía casa propia y dinero para arreglar sus cosas. Pero cuando eres un ángel caído no te regalan una casa donde alojarte, ni un poco de dinero con el que vivir. Acompañado de una vieja mochila negra, Jev fue de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo buscando la mejor forma de ganar dinero. ¿Y cuál es el mejor método para ello? Nada más y nada menos que el boxeo.  Los bíceps nunca le sirvieron para verse mejor, por lo que bajo el apodo de "mad dog" o "angelito", Jev iba de bar en bar consiguiendo exactamente lo que necesitaba. Una moto, un apartamento y dinero, oh, mucho dinero.
Pero, ¿qué ocurre cuando una niñita metida está empeñada en conocer a Jev?  La paciencia nunca había sido su fuerte, ¿lo será el amor?

Alaska siempre supo que era adoptada, y es que rodeada de un ejército de pelirrojos y pelirrojas, nadie lo negaría. Su vida siempre había sido sencilla y fácil de sobrellevar, teniendo a su mejor amiga viviendo en la misma casa que ella (dado que oficialmente era su hermanastra favorita) y a un chico bastante peculiar que a veces la hacía suspirar, no era difícil darse cuenta de que todo en Alaska era un completo desorden. 
A los seis años, Alaska comprendió que aquellas personas que la habían criado no eran sus verdaderos padres. Habló con ellos (algo que simplemente impactó a los señores Cox; ¿qué niña de seis años le dice a sus adultos algo parecido a "tenemos que hablar?") y entendió que, muy a pesar de que ellos no sabían nada de sus verdaderos padres, el señor y la señora Cox eran unas personas fantásticas y probablemente no pudo haberle tocado una familia mejor que esa. Alaska Cox era la pequeña junto con Caitlin, por delante de ellas iban los gemelos (George y Jonathan) y finalmente estaban William y Eva (quiénes impartían el poder de hermanos mayores). 
Alaska siempre supo que algo en ella estaba mal, aunque cuando Jev Rainbow entra en su vida todo parece cobrar un retorcido sentido.