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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Último Adiós
O W N :: Originales :: Originales :: One Shot's (originales)
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Último Adiós
Nombre: Último Adiós
Autor: 31SecondsAlone
Adaptación: se supone que está inspirado en "Story Of My Life" de One Direction, aunque no se parece mucho.
Género: Romance/Drama (supongo)
Advertencias: no.
Otras páginas: no.
-No puedo recoger mis cosas ahora, vendré por ellas después.
Ella se dirige hacia la puerta, será una de las últimas veces que lo haga. Quiere pensar que esto no le afecta en nada, que ya no lo siente en lo más mínimo, pero aún puede sentir ese dolor en la garganta que ya conoce desde siempre. En este caso provocado no sólo por él, sino por ella, los dos juntos.
Ese dolor que le dice que en cualquier momento va a quebrarse y ponerse a llorar.
-Las junto todas de una vez, cuando regreses te las llevas y ya, más rápido.
Él se siente a sí mismo, brusco, con la mejor de las suertes frío. Ese sentimiento lleva un buen rato ahí, hacia ella. Él daría todo porque no fuera así.
Ella ya ni siquiera lo mira, o si lo hace logra la máxima discreción al hacerlo, no se quiere imaginar como lo hubiera mirado. Odio tal vez, tristeza, decepción, enojo incluso. Una parte de él aún guarda la esperanza de que al menos hubiera algo de amor. Todo le dice que de ningún modo habría sido así.
Ni siquiera es un portazo, no se oye demasiado fuerte. Le da a entender que o bien ella no está tan enojada como podría estarlo, o que lo está incluso más para el punto que ya ni se molesta en querer expresarlo.
Aunque cuando lo piensa, ni siquiera importa ya. Sintiera lo que sintiera, las cosas seguirían como antes. Tal vez no tenía que terminar, pero de todas formas lo haría, si no es que ya lo había hecho hace tiempo.
Escucha como el auto de ella (ya no es más de ellos) se enciende. Mira hacia la ventana y tiene la esperanza de que ella también lo vea. Ni siquiera importa con que emoción lo haga.
Pero no sucede, el auto desaparece de su vista. Se queda solo.
En esos momentos lo único que quiere es sentarse en el suelo, tal vez incluso llorar, pero si así fuera no lo conseguiría.
Lo lleva intentando desde hace tanto tiempo.... No hay razón para que lo logre esta vez.
Siente como si fuera él quién estuviera a punto de irse y no regresar jamás.
Haría lo que fuera porque ninguno de los dos tuviera que irse, pero siente que si fuera él sería mejor para todos. Por lo menos él se sentiría mejor.
Como sí él fuera a irse, comienza por el primer piso. Se siente como una despedida, lo es pero no de esa forma realmente. El cómo se sentirá cuando vuelva a recorrer la casa después de que ella se haya ido para siempre le parece algo totalmente sin descubrir.
No es que quiera descubrirlo, de todas formas.
Sólo son dos, eran dos. ¿Para qué una casa tan grande? Le parece algo casi gracioso, a él siempre le había parecido algo tonto comprar una casa demasiado grande. Siempre había encontrado ilógico el hecho de que había personas que compraban mansiones y vivían solas. Estaba bien que su casa estuviera bastante lejos de ser una mansión y no estuviera sólo, pero de todas formas era ridículo.
Entonces la idea vuelve a surgir de lo más dentro de su mente. Ellos nunca tuvieron planeado ser los únicos habitando ese lugar. Tal vez empezando por un perro (labrador, a ella le habría gustado así) y más tarde por unos bebés, el cuántos era algo que nunca habrían tenido realmente fijo.
Y ahora, la población de la casa se reducía a uno. Tal vez por su propio bien, a cero en un tiempo.
Claro que en ese caso todo empezaría de nuevo, completamente desde cero. Pero esa sería otra historia, una que a él no le importaba, y que si la supiera después seguro sentiría lástima o envidia.
Ahora que lo piensa, no tiene ni idea de cuanto tiempo falta para esa última despedida. El último adiós no parece adecuado, se suponía que el adiós siempre había significado para siempre.
Es decir, seguro no la volvería a ver nunca más.
No sería lo mismo, no le dijo nunca a donde se iría. ¿Por qué lo haría? Ni siquiera tenía la obligación de hacerlo. Él no suponía nada pero sabía que si ella no se iba lo suficientemente lejos y se volvían a ver, no lo soportaría. O bien, ni siquiera se sentiría como si se reencontraran.
No la estaba tratando de obligar a irse, prácticamente desaparecer. Nunca lo haría, ni siquiera tendría deseos de hacerlo. Si uno de ellos se iría, sería él.
Comienza a creer que sí, ahora sí que hay una razón para llorar. Ya todo tiene un final tan obvio... Antes seguro que se aferraba a la esperanza estúpida de que se terminaría solucionando todo.
Si lo piensa bien, si fue así, de alguna forma. Se resolvió, aunque no de la manera en la que él hubiera querido.
Se acuerda de como todo empezó a ponerse mal... Sería muy difícil poner una razón exacta, tal vez simplemente era algo que no duraría.
Recuerda como ella terminaba llorando, en esos momentos él no tenía ni idea de que hacer, sólo sabía que nunca había querido que eso pasara.
Tal vez no era algo tan malo, todas las parejas pelean. Es algo completamente natural, ni siquiera eran las primeras veces que sucedía.
Pero no todas las peleas terminaban con alguien llorando. Y esas si fueron las primeras veces que terminaron así.
No está seguro de sí eso o cuando dejaban de hablarse era peor. Tal vez lo primero, pero de cualquier forma ambos decían que todo iba a terminarse muy pronto.
Entonces recuerda que tiene que recoger sus cosas, ¿Tenia que ofrecerse a hacerlo? No parece algo que fuera necesario, supone que fue principalmente para que no hacerlo aún más doloroso. Aunque también quería hacer algo bueno por ella, como un gesto de disculpa por todo.
Él mismo sabe que eso no servirá de nada, no espera que sirva para compensar los errores que pudo haber cometido porque sabe que de ningún modo podría hacerlo.
Comienza por subir las escaleras, hacia el cuarto de ambos. Incluso subirlas toma mucho más de lo normal. Él sabe que es para conseguir todos los recuerdos que pueda.
Es por eso que cuando camina mantiene la mirada en el suelo, que el sepa nunca la cargó por las escaleras para simbolizar un comienzo juntos o algo parecido.
Nunca se casaron.
Aunque sí recuerda las primeras veces, por unas semanas se volvió difícil que hubiera un día en el que él no se cayera de esas mismas escaleras. No había realmente una razón, tal vez no estaba acostumbrado a bajar y subir o lo hacía demasiado rápido.
De cualquier forma se terminó acostumbrando a ellas. Eso no era demasiado importante porque era sólo él. Lo que en eso momento importaba eran los dos.
Así que por eso le venir a la mente las veces en las que ella se reía, después de saber que no se había roto nada, claro. Lo más grave fue una nariz rota y de todas formas, ella rió cuando llegaron a casa. Al final las risas eran de ambos, siempre sucedía así.
Sonríe aunque en realidad no está feliz. No del todo, exactamente. Es una de esas sonrisas tristes, mezclando ambas emociones.
Ya está en el segundo piso. Va un recuerdo y está seguro que cuando todo termine aparecerán aún más, porque así son las cosas.
Cuando llegaron pintaron la casa, algunos lugares. Realmente no fue la gran cosa, la pintura de antes se caía, eran básicamente los mismos colores porque ninguno sabía si todos los cuartos debían ser del mismo color, que colores combinaban o que se veía aburrido y que ridículo.
La pintura que habían usado nunca había logrado borrarse, no completamente. A veces ella mataba el tiempo tratando de quitarla con las uñas, cuando las tenía largas. Lo logró aunque no toda.
De cualquier forma se habían divertido pintando el lugar. Había manchas en la pared, él nunca había podido dejar de salirse de las líneas, las cuales ella nunca podía hacer rectas. Tenían la esperanza de que al menos les hubiera quedado más o menos decente al final.
Entra a uno de los cuartos. El suyo. Está como siempre pero se ve tan diferente al mismo tiempo...
No quiere saber o pensar en cómo se verá cuando esté medio vacío.
Allí ya hay una maleta.
Comienza por la ropa, esa parte no es tan difícil, al menos al principio. La toma más o menos a montones, no se fija demasiado en ellas y confía en que si lo hiciera no tendría recuerdos tan importantes de eso.
Es algo fácil porque sólo es ropa, de la casual. Se acuerda de algunas cosas pero logra no darles la suficiente importancia.
Con los vestidos es diferente. Empezando por uno rosa de vuelo, con estampado de flores. Le había contado sobre como ese vestido le había comenzado a quedar demasiado corto cuando algo se le había caído y se había agachado para recogerlo... Había dicho que entonces siento cierto frío por la parte atrás.
Había dejado de preguntarse para qué quería conservar un vestido que ya no le quedaba como debería desde hacía un tiempo. Siempre decía que era realmente fresco, adoraba el listón que se le ataba a la cintura y era el único de sus vestidos con el que se movía como quería sin importarle que se llegaba a ver.
También estaba un saco, de color azul marino. Le había pedido que le se lo comprara después de haberse dado cuenta de que no tenía nada realmente formal para usar. Según ella, nunca había entendido que querían decir con formal de parte de las mujeres. Cuando se lo compró decía que la hacía sentir sofisticada o algo parecido, como empresaria. Siempre que lo usaba se peinaba de media cola y lo combinaba con una blusa blanca de botones, falda y zapatos del mismo color del traje, además de que siempre se llevaba un vaso como de café cuando salía así. Nunca le había gustado el café así que lo llenaba con jugo, agua o cualquier otra cosa.
Esos eran los principales, no quería tratar de acordarse de más. Por lo visto ya estaba lista toda la ropa.
Por lo que sabía tenía que llevarle las cosas del baño también. Shampoo, esponja, cepillo de dientes... No estaba seguro si también el jabón pero lo haría de todos modos.
La cajita donde lo guardaba era de ella. De color anaranjado transparente, tenía un osito en la tapa. Esa también tendría que irse.
El peine rosa también. Lo usaba en las mañanas y siempre olvidaba donde lo y había dejado para cuando tenía que usarlo otra vez.
Todo el cuarto ya está listo. Se suponía que sólo estaría vacío a la mitad, se sentía como si lo estuviera por completo.
Va hacia el cuarto donde guardan las cosas que no usan. Las guardará en una caja.
Ella guardaba las sudaderas ahí, eso nunca lo entendió. También hay cosas como discos y películas. Algunas de las canciones que ponía cuando iban en el auto se le quedaban pegadas y las buscaba después, le daba vergüenza verlas después en el historial de su teléfono.
Las toma todas. No quiere acordarse de más. Por suerte no lo hace.
Sale del cuarto con la caja y una sudadera morada colgando del brazo.
Recorre las escaleras de nuevo y le dan ganas de caerse a propósito. Se le pasan porque sabe que ella ya no estará allí para reírse junto a él después.
Comienza a oír como un auto llega, aunque no consigue verlo. La ventana está demasiado lejos además de que las cortinas cubren todo. Ya no importa nada. Todo se vuelve tan incierto.
Sigue en las escaleras. Hay algunas fotos en la pared. De ellos, por supuesto. Se las arregla para tocarlas todas de nuevo.
Y no planea quitarlas nunca.
Autor: 31SecondsAlone
Adaptación: se supone que está inspirado en "Story Of My Life" de One Direction, aunque no se parece mucho.
Género: Romance/Drama (supongo)
Advertencias: no.
Otras páginas: no.
-No puedo recoger mis cosas ahora, vendré por ellas después.
Ella se dirige hacia la puerta, será una de las últimas veces que lo haga. Quiere pensar que esto no le afecta en nada, que ya no lo siente en lo más mínimo, pero aún puede sentir ese dolor en la garganta que ya conoce desde siempre. En este caso provocado no sólo por él, sino por ella, los dos juntos.
Ese dolor que le dice que en cualquier momento va a quebrarse y ponerse a llorar.
-Las junto todas de una vez, cuando regreses te las llevas y ya, más rápido.
Él se siente a sí mismo, brusco, con la mejor de las suertes frío. Ese sentimiento lleva un buen rato ahí, hacia ella. Él daría todo porque no fuera así.
Ella ya ni siquiera lo mira, o si lo hace logra la máxima discreción al hacerlo, no se quiere imaginar como lo hubiera mirado. Odio tal vez, tristeza, decepción, enojo incluso. Una parte de él aún guarda la esperanza de que al menos hubiera algo de amor. Todo le dice que de ningún modo habría sido así.
Ni siquiera es un portazo, no se oye demasiado fuerte. Le da a entender que o bien ella no está tan enojada como podría estarlo, o que lo está incluso más para el punto que ya ni se molesta en querer expresarlo.
Aunque cuando lo piensa, ni siquiera importa ya. Sintiera lo que sintiera, las cosas seguirían como antes. Tal vez no tenía que terminar, pero de todas formas lo haría, si no es que ya lo había hecho hace tiempo.
Escucha como el auto de ella (ya no es más de ellos) se enciende. Mira hacia la ventana y tiene la esperanza de que ella también lo vea. Ni siquiera importa con que emoción lo haga.
Pero no sucede, el auto desaparece de su vista. Se queda solo.
En esos momentos lo único que quiere es sentarse en el suelo, tal vez incluso llorar, pero si así fuera no lo conseguiría.
Lo lleva intentando desde hace tanto tiempo.... No hay razón para que lo logre esta vez.
Siente como si fuera él quién estuviera a punto de irse y no regresar jamás.
Haría lo que fuera porque ninguno de los dos tuviera que irse, pero siente que si fuera él sería mejor para todos. Por lo menos él se sentiría mejor.
Como sí él fuera a irse, comienza por el primer piso. Se siente como una despedida, lo es pero no de esa forma realmente. El cómo se sentirá cuando vuelva a recorrer la casa después de que ella se haya ido para siempre le parece algo totalmente sin descubrir.
No es que quiera descubrirlo, de todas formas.
Sólo son dos, eran dos. ¿Para qué una casa tan grande? Le parece algo casi gracioso, a él siempre le había parecido algo tonto comprar una casa demasiado grande. Siempre había encontrado ilógico el hecho de que había personas que compraban mansiones y vivían solas. Estaba bien que su casa estuviera bastante lejos de ser una mansión y no estuviera sólo, pero de todas formas era ridículo.
Entonces la idea vuelve a surgir de lo más dentro de su mente. Ellos nunca tuvieron planeado ser los únicos habitando ese lugar. Tal vez empezando por un perro (labrador, a ella le habría gustado así) y más tarde por unos bebés, el cuántos era algo que nunca habrían tenido realmente fijo.
Y ahora, la población de la casa se reducía a uno. Tal vez por su propio bien, a cero en un tiempo.
Claro que en ese caso todo empezaría de nuevo, completamente desde cero. Pero esa sería otra historia, una que a él no le importaba, y que si la supiera después seguro sentiría lástima o envidia.
Ahora que lo piensa, no tiene ni idea de cuanto tiempo falta para esa última despedida. El último adiós no parece adecuado, se suponía que el adiós siempre había significado para siempre.
Es decir, seguro no la volvería a ver nunca más.
No sería lo mismo, no le dijo nunca a donde se iría. ¿Por qué lo haría? Ni siquiera tenía la obligación de hacerlo. Él no suponía nada pero sabía que si ella no se iba lo suficientemente lejos y se volvían a ver, no lo soportaría. O bien, ni siquiera se sentiría como si se reencontraran.
No la estaba tratando de obligar a irse, prácticamente desaparecer. Nunca lo haría, ni siquiera tendría deseos de hacerlo. Si uno de ellos se iría, sería él.
Comienza a creer que sí, ahora sí que hay una razón para llorar. Ya todo tiene un final tan obvio... Antes seguro que se aferraba a la esperanza estúpida de que se terminaría solucionando todo.
Si lo piensa bien, si fue así, de alguna forma. Se resolvió, aunque no de la manera en la que él hubiera querido.
Se acuerda de como todo empezó a ponerse mal... Sería muy difícil poner una razón exacta, tal vez simplemente era algo que no duraría.
Recuerda como ella terminaba llorando, en esos momentos él no tenía ni idea de que hacer, sólo sabía que nunca había querido que eso pasara.
Tal vez no era algo tan malo, todas las parejas pelean. Es algo completamente natural, ni siquiera eran las primeras veces que sucedía.
Pero no todas las peleas terminaban con alguien llorando. Y esas si fueron las primeras veces que terminaron así.
No está seguro de sí eso o cuando dejaban de hablarse era peor. Tal vez lo primero, pero de cualquier forma ambos decían que todo iba a terminarse muy pronto.
Entonces recuerda que tiene que recoger sus cosas, ¿Tenia que ofrecerse a hacerlo? No parece algo que fuera necesario, supone que fue principalmente para que no hacerlo aún más doloroso. Aunque también quería hacer algo bueno por ella, como un gesto de disculpa por todo.
Él mismo sabe que eso no servirá de nada, no espera que sirva para compensar los errores que pudo haber cometido porque sabe que de ningún modo podría hacerlo.
Comienza por subir las escaleras, hacia el cuarto de ambos. Incluso subirlas toma mucho más de lo normal. Él sabe que es para conseguir todos los recuerdos que pueda.
Es por eso que cuando camina mantiene la mirada en el suelo, que el sepa nunca la cargó por las escaleras para simbolizar un comienzo juntos o algo parecido.
Nunca se casaron.
Aunque sí recuerda las primeras veces, por unas semanas se volvió difícil que hubiera un día en el que él no se cayera de esas mismas escaleras. No había realmente una razón, tal vez no estaba acostumbrado a bajar y subir o lo hacía demasiado rápido.
De cualquier forma se terminó acostumbrando a ellas. Eso no era demasiado importante porque era sólo él. Lo que en eso momento importaba eran los dos.
Así que por eso le venir a la mente las veces en las que ella se reía, después de saber que no se había roto nada, claro. Lo más grave fue una nariz rota y de todas formas, ella rió cuando llegaron a casa. Al final las risas eran de ambos, siempre sucedía así.
Sonríe aunque en realidad no está feliz. No del todo, exactamente. Es una de esas sonrisas tristes, mezclando ambas emociones.
Ya está en el segundo piso. Va un recuerdo y está seguro que cuando todo termine aparecerán aún más, porque así son las cosas.
Cuando llegaron pintaron la casa, algunos lugares. Realmente no fue la gran cosa, la pintura de antes se caía, eran básicamente los mismos colores porque ninguno sabía si todos los cuartos debían ser del mismo color, que colores combinaban o que se veía aburrido y que ridículo.
La pintura que habían usado nunca había logrado borrarse, no completamente. A veces ella mataba el tiempo tratando de quitarla con las uñas, cuando las tenía largas. Lo logró aunque no toda.
De cualquier forma se habían divertido pintando el lugar. Había manchas en la pared, él nunca había podido dejar de salirse de las líneas, las cuales ella nunca podía hacer rectas. Tenían la esperanza de que al menos les hubiera quedado más o menos decente al final.
Entra a uno de los cuartos. El suyo. Está como siempre pero se ve tan diferente al mismo tiempo...
No quiere saber o pensar en cómo se verá cuando esté medio vacío.
Allí ya hay una maleta.
Comienza por la ropa, esa parte no es tan difícil, al menos al principio. La toma más o menos a montones, no se fija demasiado en ellas y confía en que si lo hiciera no tendría recuerdos tan importantes de eso.
Es algo fácil porque sólo es ropa, de la casual. Se acuerda de algunas cosas pero logra no darles la suficiente importancia.
Con los vestidos es diferente. Empezando por uno rosa de vuelo, con estampado de flores. Le había contado sobre como ese vestido le había comenzado a quedar demasiado corto cuando algo se le había caído y se había agachado para recogerlo... Había dicho que entonces siento cierto frío por la parte atrás.
Había dejado de preguntarse para qué quería conservar un vestido que ya no le quedaba como debería desde hacía un tiempo. Siempre decía que era realmente fresco, adoraba el listón que se le ataba a la cintura y era el único de sus vestidos con el que se movía como quería sin importarle que se llegaba a ver.
También estaba un saco, de color azul marino. Le había pedido que le se lo comprara después de haberse dado cuenta de que no tenía nada realmente formal para usar. Según ella, nunca había entendido que querían decir con formal de parte de las mujeres. Cuando se lo compró decía que la hacía sentir sofisticada o algo parecido, como empresaria. Siempre que lo usaba se peinaba de media cola y lo combinaba con una blusa blanca de botones, falda y zapatos del mismo color del traje, además de que siempre se llevaba un vaso como de café cuando salía así. Nunca le había gustado el café así que lo llenaba con jugo, agua o cualquier otra cosa.
Esos eran los principales, no quería tratar de acordarse de más. Por lo visto ya estaba lista toda la ropa.
Por lo que sabía tenía que llevarle las cosas del baño también. Shampoo, esponja, cepillo de dientes... No estaba seguro si también el jabón pero lo haría de todos modos.
La cajita donde lo guardaba era de ella. De color anaranjado transparente, tenía un osito en la tapa. Esa también tendría que irse.
El peine rosa también. Lo usaba en las mañanas y siempre olvidaba donde lo y había dejado para cuando tenía que usarlo otra vez.
Todo el cuarto ya está listo. Se suponía que sólo estaría vacío a la mitad, se sentía como si lo estuviera por completo.
Va hacia el cuarto donde guardan las cosas que no usan. Las guardará en una caja.
Ella guardaba las sudaderas ahí, eso nunca lo entendió. También hay cosas como discos y películas. Algunas de las canciones que ponía cuando iban en el auto se le quedaban pegadas y las buscaba después, le daba vergüenza verlas después en el historial de su teléfono.
Las toma todas. No quiere acordarse de más. Por suerte no lo hace.
Sale del cuarto con la caja y una sudadera morada colgando del brazo.
Recorre las escaleras de nuevo y le dan ganas de caerse a propósito. Se le pasan porque sabe que ella ya no estará allí para reírse junto a él después.
Comienza a oír como un auto llega, aunque no consigue verlo. La ventana está demasiado lejos además de que las cortinas cubren todo. Ya no importa nada. Todo se vuelve tan incierto.
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