Amando al Jefe (Larry Stylinson)

Parte 1

Louis Tomlinson llegaba a trabajar temprano todos los días para poder tener el café de su jefe esperando por él. A su jefe, Harry Styles, le gustaba el café tostado oscuro fuerte elaborado con un toque de crema y la mitad de una cucharadita de azúcar. Louis había estado trayéndoselo durante los últimos tres años que había sido ayudante del hombre. 
Dejó la taza azul metal  aislada por completo humeando sobre la mesa al lado del teléfono. Louis enderezó los deformes papeles repartidos por todo el escritorio. Sin duda Harry había dejado los papeles el viernes por la noche, después de echar a Louis el fin de semana. 
A continuación, Louis fue a las ventanas con vistas al parque de la ciudad y el edificio del Wind Bluff City Hall. Abrió las persianas para que la vista estuviera lista para Harry cuando entrara en su despacho. Estaba un poco nublado esa mañana, pero prometía ser claro y soleado por la tarde. 
El toque final era rociar la habitación con un ligero aroma de especias de otoño, el olor preferido de Harry. Salió y cerró la puerta, en dirección a su propio escritorio justo  fuera de la oficina. 
—Buenos días, Louis —dijo Beatrice desde la mesa enfrente de él. Una mujer mayor de unos sesenta años, era la asistente administrativa del abogado que tenía el despacho contiguo al jefe de Louis. Estaba poniendo su bolso en el cajón de su escritorio. 
—Buenos días, Bea. He hecho café si quieres un poco.  
Bea sonrió. —Por supuesto que tienes y por supuesto que sí quiero. 
 —Se acercó al pequeño cubículo de la cocina cerca de sus escritorios para ayudarse a sí misma a la jarra del café—. Pareces aún más alegre que de costumbre. ¿Tuviste un buen fin de semana?  
—Bueno, fui a bailar la noche del sábado. 
Ella se acercó a su escritorio. —¿Bailaste  con algún hombre guapo? 
—algunos —admitió—. Ninguno que me llevara a casa conmigo o con los que fuera a casa, si es eso lo que quieres decir. 
Ella suspiró. —¿Por qué no? 
Louis arrugó la nariz. —No me gusta ninguno de ellos lo suficiente como para eso. 
—¿Cuándo fue la última vez…? 
—No me preguntes cuándo fue la última vez que eché un polvo. — Él la miró—. ¿Cuándo fue la última vez que tú lo hiciste?  
Ella se volvió rosa. —Soy una mujer casada. 
—Sí, sí. Entonces, estoy pasando por un período de sequía. 
—Y sé por qué. —Bea tomó un sorbo de su café. 
Louis decidió que su computadora estaba tomando una cantidad ridícula de tiempo para arrancar así que pinchó en las teclas. —Como que me importa escuchar tus teorías. 
Bea se rió. —Eso nunca me detuvo. Esto se debe a que estás colgado por Harry Styles.   
—No lo estoy —dijo con reconocida petulancia pueril. 
—Por favor. Has estado bebiendo los vientos por él desde que comenzaste aquí  hace tres años. Está mal visto confraternizar con el jefe. 
—No estoy confraternizando con nadie. —Louis comprendió, a juzgar por el calor impregnando su rostro, que tenía que estar rojo escarlata. 
—No es por falta de soñar. 
Él la miró. —No hay ninguna ley en contra de los sueños, que yo sepa. O reglas firmes para esa materia. Así que vete al diablo. 
Ella se volvió a reír y dio unas palmaditas en la mano. —Y no te culpo, cariño. Es una monada. Pero dudo que vaya a ir en serio con cualquier tipo en cualquier momento pronto. No después de la muerte de su pareja.  
Louis sabía todo acerca de cómo la pareja de Harry durante más de una década había muerto de cáncer seis meses antes de que Louis hubiera comenzado en la firma. Todo el mundo había hablado de Ben como el amor de vida de Harry. Había visto la imagen del tipo. Ben había sido robusto, musculoso y guapo. Habían sido novios desde el instituto, por el amor de Dios. Louis no podía imaginar a nadie poder competir con eso por no hablar de un pequeño escuálido sumiso como él. 
Pero se salvó de hacer más comentarios cuando la abogada de Bea, Claudia Jiménez, entró en el área diciendo en voz alta los buenos días mientras se dirigía a su oficina. 
—Gracias a Dios —murmuró Louis cuando Bea se apresuró a salir. Miró su reloj con el ceño fruncido. Harry llegaba sólo una pizca más tarde de lo habitual. 
Se levantó de su escritorio y se fue para volver a llenar su taza de café, estirando el cuello para ver hacia abajo al pasillo en busca de signos de su jefe. 
—No, todavía no. 
Louis salpicó café en la mano y maldijo, antes de volver su atención hacia el hombre alto y calvo que se había  acercado sigilosamente encima de él. —Edgar, ¿qué quieres? 
Edgar sonrió y le entregó una servilleta. Por lo que Louis podía decir, Edgar estaba casi en sus treinta años. Mantenía la cabeza rapada, usaba algunos de esos grandes pendientes de plástico negro en ambas orejas, y llevaba casi siempre pantalones de color caqui y camisas de vestir azul claro. Louis sospechaba que tenía un armario lleno de nada más que eso. 
—Traigo un archivo para tu jefe. Nuevo caso para él.  
Louis volvió a su escritorio, completamente consciente de la mirada de Edgar que estaba clavado en su culo. —Está bien, sólo entrégala y vete.  
—Estás de muy mal humor esta mañana. —Edgar se cruzó de brazos frente a él—. Sé justo lo que necesitas.  
No se perdió la insinuación así que rodó sus ojos. —Ya te dije que no. No voy a salir contigo.  
Sin inmutarse, la sonrisa de Edgar sólo se agrandó. —Entonces, ¿a quién tienes para salir? Estoy totalmente bien sin convencerte y llevarte a cenar. Además de que eso es por lo general lo que los chicos con los que me cito necesitan.  
—Pobrecitos. 
—Lo que necesitas es algún polvo caliente, contra la jodida pared. Y da la casualidad de que puedo ayudarte con eso. 
—Tan tentadora como es la oferta, Edgar, voy a pasar. 
Edgar se encogió de hombros. —Aguafiestas. Si cambias de opinión ya sabes dónde encontrarme.  
—Desafortunadamente —coincidió Louis. Abrió el archivo que Edgar le había entregado—. Vete. 
Louis se volvió hacia su computadora y comenzó a teclear la información necesaria para el expediente que Edgar le había dado. A los pocos minutos de estar en ello Harry Styles apareció por el pasillo. 
—Buenos días, Louis —dijo Harry, caminando junto a él con su maletín en la mano. 
—Buenos días, señor.  
—¿Puedo verte en mi oficina?    
Louis dejó que su imaginación volara por tan sólo unos segundos. ¿No sería estupendo si cuando entrara en la oficina de Harry, el hombre lo empujara hacia abajo sobre el escritorio y rompiera la costura de sus pantalones de vestir color gris, dejando a un lado la ropa interior de Louis, y empujara su polla dentro de Louis? 
»¿Louis? 
Su rostro llameaba caliente, se quedó mirando a los perplejos ojos verdes del objeto de su lujuria. Necesitaba dejar de ver porno. Forzando una sonrisa, Louis dijo: —Sí, ya voy. 
Mala elección de palabras, Louis. 
Cogió su bloc revestido del amarillo legal y pluma y siguió a su jefe en la oficina. 
Harry se había quitado la chaqueta de su traje azul marino y lo colgó en un gancho en la pared. Se dio la vuelta y mostró su asesina blanca sonrisa a Louis. Llevaba una camisa cruda blanca y una corbata azul marino fina que hacía juego con sus pantalones de vestir y el abrigo. Parecía como si hubiera salido de una de las películas porno de Louis. 
—Gracias por traerme mi café. —Se fue a su escritorio y se sentó, tomando un sorbo—. Tan perfecto como siempre. 
Louis sonrió, sabiendo que era una tontería sentirse tan ridículamente bien. Se permitió un momento para comer con los ojos mientras Harry conseguía situarse. El hombre debía estar cerca de los cuarenta años, lo que probablemente le hacía diez años más mayor que Louis, tal vez un poco más. Era de belleza clásica, algo así como George Clooney, aunque sin el gris, pero masculino y musculoso. alto, moreno y apetecible. 
»Siéntate, Louis. No hay necesidad de estar de pie en posición de firme —dijo Harry con una sonrisa, indicando uno de los dos sillones frente a su escritorio. 
Se sentó en la silla al otro lado de su jefe y esperó, sujetando el bloc en sus manos. 
Harry tomó un persistente sorbo de su café. »No es necesario que tomes notas ni nada. Este es un asunto personal. 
—¿Un asunto personal? —Louis estaba seguro de que el color había desaparecido de su rostro. Sólo podía ser una de dos cosas. O su jefe iba a despedirlo o se enteró de algo para aplastar a Louis y era incómodo y, o bien planeaba despedirle o ceder sus servicios a otro abogado. Temía una u otra opción. El café en el estómago se volvió agrio. 
—Más o menos de ese tipo. Pero antes de entrar en ello, me gustaría decirte que tu trabajo no está en peligro, no importa lo que pase.  
Louis dejó escapar un suspiro. —Está bien. Gracias. Estaba empezando a preocuparme.  
—Me lo imaginé. He estado muy contento con tu rendimiento, desde que has sido mi ayudante. Te has convertido en un activo muy valioso y un miembro del gran equipo.  
Trató de no inflarse con la alabanza, pero era ciertamente difícil. — Gracias, Harry. 
—De todos modos —Harry tomó unos sorbos más de su café antes de continuar— tengo pendiente un viaje de negocios.  
—Sí, señor, vas a Milwaukee. —Louis había hecho los arreglos de vuelo y el hotel para el congreso de abogados  él mismo. Era un requisito del cuerpo de abogados de California que obtuvieran una cierta cantidad de horas de educación continua y esta conferencia se destinaría a esa exigencia para Harry. 
—Así es. Normalmente, no te molestaría con esto. —Parecía reacio a continuar. 
—¿Molestarme con esto? 
—Desafortunadamente, tengo más bien una colección de animales de compañía. Ben amaba a los animales, todo tipo de ellos, y de verdad no tuve corazón para deshacerme de ellos después de su muerte. Así que presenta un problema cada vez que viajo fuera de la ciudad —Harry suspiró—. Normalmente le pregunto a mi hermana, pero, bueno, no está disponible tampoco. Ella y su novio se van a Europa. 
Louis asintió. —Ya veo. ¿Quiere que alimente a sus animales domésticos mientras que está ausente?  
—Sí, pero en realidad, más que eso. Me gustaría pedirte que te quedes en mi casa para vigilar a los animales domésticos, la casa, regar las plantas, ese tipo de cosas. —Tamborileó con los dedos sobre la mesa—. Pensé que tal vez, sabes, teniendo en cuenta que te quedas con tu hermano y su familia en este momento, que te gustaría un descanso de la locura allí.  
Tenía razón, Louis suponía. Se había mudado con la familia de su hermano el año pasado para ayudarles a los dos financieramente ya que su cuñada había sido despedida y Louis se encontró a sí mismo enfrentándose a montones de facturas que él no parecía poder manejar. Por lo que vivir mayoritariamente allí no había sido terrible, pero perdió su privacidad. 
—Va a estar fuera de miércoles a domingo, ¿no? 
—Así es. La conferencia es sólo hasta el viernes, pero un viejo amigo mío va a estar allí el mismo fin de semana. 
Louis recordó. El viejo amigo era un antiguo amante y por lo que Louis podría decir, Harry y el amigo pretendían conectar el fin de semana y reencontrarse. Lo que hizo a Louis completamente infeliz, pero no había mucho que pudiera hacer al respecto. Además de ser empleado de Harry, por lo que Louis podría decir, no estaba por los jovencitos delgados, casi bonitos como él. 
»Escucha, sin embargo, Louis, realmente no tienes que hacer esto si prefieres no hacerlo. No me importa y estoy seguro de que puedo conseguir a alguien más.  
Él negó con la cabeza. —No, puedo hacerlo. No hay problema.  
Harry sonrió. —Gracias. Y te voy a pagar extra, además.  
—No tienes que hacer eso. 
—Quiero, incluso si no tengo que hacerlo. Sé que esto no es entre empleador y empleado, sino entre amigos, y todavía pienso que mereces un poco de dinero extra.  
Louis no pensaba que fueran amigos, en absoluto, de hecho. Nunca había hecho nada fuera de la oficina juntos y rara vez habían tenido una conversación personal. Harry sólo sabía de su arreglo de vivienda porque había oído a Louis discutirlo con Bea un día. 
No le criticaba a Harry por eso. Louis nunca había tenido una relación de amistad con personas con las que trabajaba y pensó que era más o menos la norma. Sin duda lo era en el despacho de abogados en el que ambos trabajaban. 
Pero asintió. —¿Hay alguna otra cosa, entonces? 
—Te voy a traer mañana la llave y podemos repasar algunos detalles con respecto al cuidado de los animales. 
Se puso de pie. —Me parece bien. Le dejaré trabajar. Que tenga un buen día, señor.

Parte 2

Louis abrió la puerta principal de la casa suburbana estilo misión de Harry el miércoles por la noche después de trabajar. Había ido allí la noche anterior con Harry para ver las comodidades, dónde se guardaba la comida, y hacer frente a las fieras en persona. Su jefe se había ido esa mañana para Milwaukee. 
Siendo casi las seis y finales de otoño, el interior de la casa estaba ya oscuro, por lo que Louis trató de recordar dónde se encendía el interruptor de la luz. Buscó a tientas a lo largo de la pared del vestíbulo de entrada hasta que sintió el interruptor, y tiró hacia arriba. 
Louis volvió a cerrar la puerta y dejó su maleta en el pasillo mientras se dirigía a la parte trasera de la casa hasta la puerta corredera de cristal. Encendió dos lámparas en la sala de estar a su paso. Se retiró las persianas para revelar dos bastante grandes y peludos perros callejeros de tres colores. —Hola, Tweedle Dee y Tweedle Dum1 —los saludó y abrió la puerta. Los dos cachorros contoneándose, meneando sus grandes colas recargadas—. ¿Puedo llamaros Dee y Dum, ¿supongo? 
Le lamieron con alegría y corrieron hacia la cocina, sin duda esperando conseguir su cena de una vez. Volvió a cerrar las persianas y se volvió para encontrar a tres gatos de diferentes tamaños mirándole desde la parte superior del sofá. Uno era blanco, otro negro y el otro naranja. 
Harry había explicado que antes de su encuentro con Ben, nunca había tenido una mascota. Ben se había negado a rechazar cualquier animal que necesitara un hogar. 
—Margie, Willow, y Lucifer —recitó a todos ellos, pero parecían impresionados porque recordara sus nombres—. Si queréis ser alimentados, sugiero que me sigan. 
Él les ignoró y además fue a la cocina, donde los chuchos esperaban. De inmediato comenzaron a mover la cola frenéticamente cuando apareció en medio de ellos. Louis fue a la nevera y armarios para los diversos alimentos para gatos y perros, y se dedicó a servirlos. Se había dado cuenta de que los felinos se habían presentado en el borde de la cocina, mirándole torvamente. 
Harry le había asegurado que los perros y gatos se llevaban bastante bien, a pesar de que estaba seguro de que escuchó un silbido del llamado Lucifer. Tal vez se había dirigido a él, sin embargo. 
Una vez que les había dado su comida, se dirigió por el pasillo hasta una habitación libre. Encendió la luz del techo, que expuso dos jaulas de pájaros donde los pinzones se encontraban encaramados. De inmediato comenzaron a hacer ruidos de pájaros al verlo. 
A decir verdad, Louis detestaba a las aves de compañía. Uno lo había mordido cuando era niño y nunca había perdonado a la población de aves entera por su indiscreción. Prácticamente les arrojó la comida y luego se apresuró a salir de la habitación y volver a salir a la sala de estar donde había un tanque de peces. 
Louis negó con la cabeza. Enteramente demasiadas mascotas si alguien le hubiera preguntado. Un perro o un gato era una cosa, pero en realidad, todo esto era agotador. 
Con sus deberes para las mascotas bien realizadas, por el momento, cogió su maleta y se la llevó al dormitorio principal. Harry había insistido en que se quedara allí, ya que era la mejor habitación de la casa, con la cama más grande, una de tamaño rey, y un gran cuarto de baño de lujo con una, bañera de hidromasaje y una ducha de cristal de pie. Mucho más agradable que su pequeña habitación en la casa de su hermano. 
En general, cuando Louis viajaba en cualquier lugar, le gustaba desempacar su maleta y Harry había señalado un cajón casi vacío en su cómoda que Louis podría utilizar, pero vaciló. Sólo iba a estar allí unos días. 
Encogiéndose de hombros, puso sus ropas dobladas en el cajón y luego colgó un par de cosas en el armario. Después se quitó la ropa de trabajo y se cambió en un par de vaqueros y una camiseta del orgullo gay que usó tantas veces que se estaba convirtiendo en raída. 
¿Y ahora qué? Se había detenido en el camino y tomó una hamburguesa en un restaurante de comida rápida, por lo que no tenía hambre. Y era demasiado temprano para ir a la cama o incluso tomar un baño, si decidía tomar uno. 
Podía llevar a Dee y Dum a dar un paseo, supuso. Ya era de noche, pero un paseo corto con dos perros más bien grandes debía ser factible. El  barrio de Harry le había parecido lo suficientemente seguro.  
Louis volvió a salir al pasillo principal, donde una serie de ganchos estaban clavados en la pared para encontrarlas las correas de perros que Harry le había señalado la noche anterior. 
Tan pronto como sacó las correas de los ganchos, los perros salieron corriendo de la cocina saltando con entusiasmo a Louis. 
—Está bien, está bien —dijo con una risa y enganchó sus correas a sus cuellos. 
Había crecido con algunos perros, pero la mayoría de las veces sus padres decidieron después de un tiempo que  daban más problemas de lo que valían y los llevaron a la perrera municipal, haciendo caso omiso de los gritos lastimeros de sus niños. Desde que se convirtió en adulto, Louis no había tenido una mascota propia. 
Se metió las llaves de la casa de Harry en el bolsillo delantero de sus vaqueros y salió por la puerta con Dee y Dum, cerrando y bloqueando con llave la puerta detrás de él. 
—¿Vamos? —preguntó a los perros. Caminaron por el sendero empedrado hasta la acera en frente de la casa y Louis giró a la derecha. 
Cuando empezó a pasar la primera casa, un hombre caminaba por la calzada y en el buzón junto a la acera. El tipo era alto y musculoso, con una barba de chivo. A Louis no le solía gustar el vello facial, pero el tipo era bastante atractivo. Parecía que sería tan bueno como uno de los caballeros en la serie del torneo de caballeros medievales. 
Dee y Dum corrieron hacia él, arrastrando a Louis derecha junto con ellos. El hombre se apartó del buzón y se rió. 
—Hey, amigos, ¿qué pasa? —Miró a Louis—. Estos son los perros de Kin, ¿no? 
—Sí, lo son —dijo Louis—. Hola, soy Louis Tomlinson. 
—Rick Crane. —Ofreció a Louis su mano y Louis se la estrechó—. ¿Eres el nuevo novio de Kin?  
Louis se rió. —No, en absoluto. Estoy en casa y al cuidado de las mascotas para él mientras está de viaje de negocios.  
Rick sonrió. —Oh. Bueno para mí, entonces.  
—¿En serio? 
—Bueno, espero que sí. ¿Cuánto tiempo vas a estar aposentado en la casa?  
—Hasta el domingo. 
—¿Te gustaría ir a cenar conmigo el sábado por la noche? 
Está bien, quizás llevar a los perros a pasear había sido una buena 
idea. 
—Me encantaría —dijo Louis. 
Rick asintió con la cabeza. —Genial. Pasaré por ti a las siete entonces.  
—Nos vemos luego. —Louis se bLouisceaba mientras  él y los perros siguieron por la calle abajo.   
Louis tuvo que admitir que cuando Harry no estaba en la oficina, se aburría. Oh, claro, tenía cosas que hacer. Pero no había ninguna razón para llegar temprano o hacer el café especial de Harry. No se encontró a sí mismo con ganas de venir cada mañana ni era reacio a ir a casa por la noche. 
Justo después de las dos de la tarde del jueves el teléfono de Louis 
sonó. 
—Aquí Louis. 
—Hola Louis, soy Kin. 
Su aburrimiento letárgico instantáneamente se desvaneció. Louis se irguió detrás de su escritorio. —Hola. 
—Escucha, la conferencia acaba de terminar para el día y estoy a punto de agarrar algo para la cena. ¿algo importante sucediendo?  
—En realidad no. Ralph Jennings llamó sobre el caso Henderson, pero le dije que estabas fuera hasta el lunes —Louis se mordió el labio—. ¿Te has encontrado con tu amigo ya? 
Harry suspiró. —Es curioso que lo menciones. Se suponía que iba a venir esta tarde, pero dejó un mensaje en mi hotel mientras estaba en la conferencia. Va a estar más tarde de lo que pensaba. No vendrá hasta mañana por la noche.  
—Qué lástima —dijo Louis, sintiéndose muy feliz por eso. Una noche menos que Harry pasaría con su amigo tenía que ser bueno. Pero si pensaba demasiado en ello empezaría a imaginar a Harry jodiendo a algún hombre sin rostro de los viejos tiempos o algo así y no quería  centrarse en eso. 
—¿Cómo van las cosas en casa? 
—Todo estaba bien anoche. Incluso llevé a Dee y Dum fuera a dar un paseo.  
—¿Dee y Dum?— Harry sonaba divertido. 
—Sus nombres eran demasiado largos. 
—En cierto modo así es. 
Louis sonrió a pesar de que sabía que su jefe no podía ver, —Oye, escucha ¿qué es lo que sabes de tu vecino? ¿Es un buen tipo?  
—¿Cuál? 
—El que está a la derecha. Um, Rick Crane . 
—Sí Rick está bien. —Hubo una larga pausa—. Pero, Louis, estoy bastante seguro de que no es gay. 
Él se echó a reír. —Bueno, podría no serlo, pero por lo menos es bisexual. Me invitó a salir.  
—¿Cuándo? 
—Anoche. 
—Me refiero a ¿para cuándo te pidió que salieras con él? 
—Oh. —Louis sacó la lengua a Bea que lo miraba desde el otro lado del pasillo—. Para el sábado. Así que, ¿es bueno?  
Otra larga pausa y Louis estaba a punto de repetir lo que dijo. 
—Estoy bastante seguro de que ha tenido algunas fiestas de droga por allá —dijo Harry finalmente. 
—¿Fiestas de drogas? —Louis arrugó la nariz. A cada uno la suya propia  y todo, pero Louis no consumía drogas—. ¿Estás seguro? 
—Los policías estuvieron incluso un par de veces. Pero probablemente esté bien.  
Louis frunció el ceño. —Sí. 
—Te dejo. Y Louis, ¿por qué no te vas a casa y te tomas el día libre mañana? El personal de oficina puede esperar hasta que los dos estemos allí el lunes.  
—¿Estás seguro? No me importa trabajar. 
—Seguro. Te mereces un descanso. Tómalo con calma, y nos vemos pronto. Adiós. 
—Adiós. 
Bea ahora llegó a estar al lado de su escritorio. —¿Sobre qué fue todo eso? 
—¿No has oído todo, desde allá? 
—Sólo tu parte de la conversación. ¿Quién es Rick y  qué es eso de las fiestas de drogas?  
Louis suspiró y cerró su ordenador. Si el jefe dijo que podía ir a casa ¿por qué demonios habría de ser estúpido y andar por ahí? 
—Rick es el vecino de Harry y me invitó a salir para la noche del sábado. 
—¿Y las fiestas de drogas? 
Se encogió de hombros. —No estaba muy seguro de lo que se trataba. Pero me dijo que podía ir a casa y tomar el día libre mañana, así que eso es lo que voy a hacer. —Louis se levantó y le dirigió una sonrisa—. Nos vemos el lunes, Bea. 

                                                       2Para quienes se confunden, los nombres de los apóstoles adoptan la forma común del idioma. Ya saben, Peter=Pedro, Paul=Pablo, James=Juan, Andrew=Andrés, y así con todos (N. de C).

Parte 3  

—Así que, cuéntame acerca de este vecino —su mejor amigo, Lawrence, dijo a Louis durante el almuerzo en su restaurante favorito un viernes por la tarde. Todo el mundo le llamaba Lorrie; lo cual se ajustaba al adorablemente lindo, animoso rubio mucho más que el más sofisticado de Lawrence. 
Con los años, ya que su amistad se había desarrollado allá en la escuela primaria, Louis y Lorrie habían sido confundidos por hermanos muchas veces. Ambos tenían el pelo similar, tipos de cuerpo, y aspectos, aunque Lorrie era tal vez un poco más delgado y más bajo que Louis con características ligeramente más bonitas. 
—Es bien parecido, aunque no diría que sea mi tipo usual. 
Lorrie se acercó al plato de Louis y robó una patata. —¿Tienes un tipo? 
—Pensé que no querías patatas fritas —dijo Louis enojado—. Elegiste aros de cebolla. 
Su amigo sonrió inocentemente. —Quería ambos y sabía que tendrías patatas fritas. De todos modos, estás cambiando de tema. ¿Qué tipo es ese? Pensé que con tal de que fuera lindo y fuera aficionado a follar a los tíos, sería tu tipo. 
Louis soltó un bufido. —No me confundas contigo. —Eliminó el tomate de aspecto anémico de su sándwich de pollo—. Hablando de eso, ¿qué le pasó a ese agente de bolsa que estabas viendo? ¿Peter? ¿Paul? ¿James?2 algún nombre de apóstol. —Andrew. Aburrido. Sólo quería sexo oral. Y cuando su boca no estaba repleta, trataba de venderme bonos del Estado. ¡Por favor! —Lorrie se encogió de hombros y le hizo un gesto con la mano—. Así era, estaba colado por ti. Y de nuevo, cambias de tema, Lou. 
Lorrie realmente era la única persona en la tierra que se quedaba sin castigo por llamarlo Lou. Odiaba ese apodo, pero por alguna razón dejaba que Lorrie se saliera con la suya. Aún le molestaba sin embargo. 
Suspiró. —Yo le gustaba. Se parece a alguien de un torneo de caballeros. 
—Oh, ¿cómo el de Buena Park? Esos tipos eran tan soñadores y te juro que cuando tomaban fotos con los invitados el verde caballero pellizcó mi trasero.  
—Tú siempre piensas que alguien está pellizcando tu culo. Su nombre es Rick y vamos a salir mañana por la noche. O por lo menos eso creo. 
Lorrie estalló un anillo de cebolla grande en la boca. —¿Hmm? 
—Harry dijo algo acerca de fiestas de droga y la policía  acercándose. 
—¿Y? 
Le dio una patada a Lorrie en la espinilla. —Tú sabes que no me gusta ese tipo de cosas. 
—Ouch. ¿Te importa? Eres un bruto. —Lorrie le frunció el ceño—. ¿Sabe Harry que no te gusta ese tipo de cosas?  
—No lo sé, ¿por qué?   
—Tal vez sólo lo dijo para que no salieras con su vecino o algo así. 
Louis negó con la cabeza. —No lo creo. ¿Por qué le importaría?  
—Porque, como te dije antes, creo que tu jefe es dulce contigo. 
—Definitivamente no lo es —Louis aseguró a su amigo—. Hemos trabajado juntos por un tiempo y ahora no ha tenido ni siquiera un minúsculo indicio de interés en mí.  
—Uno no sabe lo que debe buscar. Vi cómo te miraba en aquella pobre fiesta de Navidad a la que me arrastraste el año pasado. Su mirada ardía. 
Él se echó a reír. —Oh, por favor, ardía. ¿De dónde vienes con esta mierda?  
—Cosmo. O tal vez fue Seventeen. —Lorrie hizo un gesto con la mano—. ¿A quién le importa? El punto es que yo creo que está loco por ti.  
—¿Loco? 
—Deja de molestar con mis opciones de palabras, ya sabes lo que quiero decir. Harry Styles se siente atraído por ti.  
—Ni siquiera cerca. Fue a esta cosa de la conferencia esperando echar un polvo con algún antiguo novio suyo. 
—¿Un antiguo novio? 
—Bueno, él dice que es un amigo, pero sabía por la forma en que estaba hablando esto que se trataba todo sobre de sexo —Louis explicó, tratando de ignorar que el corazón apretaba. Odiaba pensar en Harry teniendo relaciones sexuales con este tipo. O con cualquiera. No quería pensar en Harry estando con nadie más que él y eso nunca iba a suceder. 
—¿Estás seguro? —preguntó Lorrie dubitativamente. 
—Confía en mí, nadie desea que Harry me quiera más que yo, pero no lo hace. Es por eso que creo que este tipo Rick debe estar realmente en las drogas. —Louis se mordió el labio—. ¿Y si es un traficante de drogas? 
Lorrie rodó los ojos. —Eres tan dramático. Le tendrás involucrado con el Cartel de la droga colombiana en el momento de ir a cenar mañana por la noche.  
Louis hizo a un lado su sándwich medio comido de pollo. —Estoy pensando en cancelar. 
—¿Estás loco? ¿Por qué?  
—Te acabo de decir por qué. 
—Cariño, no tienes ni idea de si alguna de estas cosas de las drogas sea cierta  incluso por no hablar de toda la mierda que estás imaginando. 
—Harry no tiene motivos para inventar historias. 
—Podría estar simplemente equivocado en lugar de inventar historias. —Lorrie veía el Sandwich de pollo de Louis. Lo recogió—. Además de que es sólo una cena, nada tiene que salir de ello. 
—Este es  del tipo tuyo que deja a los chicos joderle la primera cita todo el tiempo. 
Lorrie frunció el ceño. —¿Por qué te metes conmigo? No siempre les dejo que me tengan la primera noche, ya sabes. Sólo si son realmente calientes. 
Louis sonrió. —Mi error. 
Después de un bocado del sándwich de Louis, Lorrie dijo: —¿Cuándo fue la última vez de todos modos? 
—¿La última vez? 
—La última vez. Caray, ¿tengo que deletrearlo? —preguntó Lorrie. 
 Él lo pensó y se encogió de hombros. —Hace seis meses. Fuimos a la fiesta y me fui a casa con ese amigo de Danny.  
Lorrie asintió. —Sí, creo que me acuerdo. ¿Cuál era su nombre?  
—No tengo ni idea —admitió Louis—. Creo que sabía cuál era entonces, pero nunca volvimos a vernos de nuevo. Me marché tan pronto como el alcohol desapareció.  
—¿Y tú me llamas perra? 
—No lo hice. —Saludó con la mano a la camarera y le hizo un gesto de querer  la cuenta—. Simplemente no tengo una buena vibra sobre esto, Lorrie. 
—Sigo diciendo que una cena no te hará daño. 
Louis asintió. —Ya veremos.   
Louis colocó el cuenco de palomitas de maíz en la mesa de café y puso su taza de té con leche y azúcar en el extremo de la mesa junto al sofá. Dee y Dum yacían en el suelo a ambos lados del sofá. Lucifer se había extendido sobre el respaldo del sofá, dentro de una distancia asombrosamente corta de la cabeza de Louis, pensó. Los otros dos gatos, Margie y Willow, habían tomado dos de los tres cojines del sofá así que Louis no tuvo más remedio que optar por el cojín del centro  justo en frente de la posición de Lucifer. 
—Sabes, Willow, sería mucho más fácil si cambiaras el lugar conmigo para que poder estar cerca de mi té.  
Su cola se retorció, a lo cual Louis decidió que quería decir que estaba poco dispuesta a moverse. Cogió el mando a distancia para la televisión y pulsó el botón de encendido. 
»¿Qué va a ser? —preguntó a las mascotas. Verificó las listas en la pantalla. —¿Pretty Woman? ¿My Fair Lady? ¿Duro de matar? ¿Una maratón de CSI?  
Por supuesto, ninguno de ellos le dio su opinión, así que Louis cambió al canal que reproducía Pretty Woman. Tal vez era patético. Después de todo, era viernes por la noche y estaba sentado en la casa de otra persona al cuidado de sus animales en vez de bailar en un club o algo así. Había pedido una pizza para la cena, que había tenido que compartir con varios de los gorrones de la casa. 
Lorrie lo había invitado a ir a Sanson, un club gay en West Hollywood, donde incluso ahora podía estar girando en la pista de baile con algunos sementales bien dotados que estarían felices de agacharle y joderle hasta que gritara. Louis había dicho que no, y por su vida que no podía decir por qué. A pesar de que sólo había estado bailando el fin de semana anterior, la escena de club nunca había sido realmente lo suyo. 
»Es por eso que estás aquí viendo Pretty Woman con perros y gatos. —Suspiró Louis. 
Eran dos horas más tarde en Milwaukee que aquí en California. No había oído nada en absoluto de Harry hoy. Y ahora Louis no podía sacar la imagen de Harry jodiendo a su amigo fuera de su cabeza. Deseó que Harry nunca le hubiera hablado de esa parte de su viaje. Podría haber estado felizmente ignorante. 
Claro, Harry era soltero y hermoso, así que ¿por qué no debería Louis esperar que el hombre debiera tener toneladas de sexo cada vez que pudiera? El hecho de que Louis estuviera viviendo prácticamente como un célibe no quería decir que alguien más lo hiciera. 
alcanzó el cuenco de palomitas de maíz y comenzó a masticarlo mientras miraba a Julia Roberts satisfacer a Richard Gere. 
Louis se despertó tumbado estirado en el sofá, la baba saliendo de la comisura de la boca y una peluda presencia en su estómago. Parpadeó rápidamente y se esforzó por incorporarse, lo cual no fue fácil, ya que Lucifer no parecía dispuesto a moverse fuera de su estómago. 
»¿Te importa? —preguntó con molestia—. No soy una cama de gato. 
Pero Lucifer no se movía así que finalmente recogió la plaga y lo colocó en el suelo, que por supuesto le valió un siseo. 
»Es una lástima —Louis le dijo, de pie. El reloj de la caja de cable por encima de la televisión dijo que eran diez minutos antes de la medianoche. Todos los animales que lo rodeaban estaban dormidos excepto Lucifer, que ahora había decidido bañarse a sí mismo después de haber sido sacudido para despertarse por Louis. 
Estirándose, Louis apagó la televisión y se dirigió por el pasillo hacia el dormitorio principal. 
al entrar en el cuarto de baño, miró con nostalgia la bañera de hidromasaje. Sí, era tarde, pero realmente quería probarla antes de que se marchara y no había tenido tiempo de hacerlo las dos noches anteriores. Por lo tanto, se agachó y giró los mandos y el agua comenzó a fluir en la bañera. Había visto algunas sales de baño antes, por lo que agarró esas y algo para un baño de espuma y arrojó ambos a la vez en la bañera de remolino. 
Se quitó el pantalón del pijama y camiseta y se sumergió en la bañera, que era lo suficientemente grande para dos probablemente, Louis se imaginó. La idea de eso era bastante atractiva. Cuando estaba llena de agua suficiente para satisfacerlo, giró los mandos a la posición de apagado, y se echó hacia atrás con los ojos cerrados. 
   
                                                       2Para quienes se confunden, los nombres de los apóstoles adoptan la forma común del idioma. Ya saben, Peter=Pedro, Paul=Pablo, James=Juan, Andrew=Andrés, y así con todos (N. de C).

Parte 4  

Louis no sabía cuánto tiempo había estado dormitando en la bañera cuando llegó a alertarse ante el sonido de la apertura de la puerta delantera. Su corazón tronaba. ¿Por qué no estaban los perros ladrando? Entonces otra vez no podía recordar a los perros ladrando en todo el tiempo que había estado allí. 
Se arrastró fuera de la bañera y se puso los pantalones del pijama. Tenía que llamar al . Sin aliento, se precipitó en el dormitorio para coger el teléfono cuando se acordó que Harry le había dicho que no tenía línea de teléfono fijo y Louis había dejado su teléfono móvil en la sala de estar. Genial, estaba a punto de ser asesinado. 
Pasos resonaron en el vestíbulo, y Louis, presa del pánico, miró alrededor de la habitación por un arma para usar contra el intruso. Corrió hacia el armario y vio una raqueta de tenis. Un bate de béisbol sería mejor, pero Louis supuso que no tenía otra opción así que la apretó con fuerza y se preparó para hacerla girar. 
¿Debería esperar escondido en el armario o debería pro-activarse y atacar al hombre antes de que tuviera oportunidad de acaparar a Louis? Si supiera karate o jiu jitsu o algo así. ¿Y si el tipo tenía un arma? 
Louis se dijo que era muy posible que fuera sólo un ladrón que pensaba que la casa estaba vacía. Pero, ¿y si era uno de los amigos Rick Crane, buscando pillar fácil dinero para droga?  
Mierda. 
 El corazón lo tenía en la garganta, Louis salió de puntillas del armario y se dirigió hacia la puerta del dormitorio. Tal vez podría correr por la parte delantera, mientras que quienquiera que estuviera en la casa realizaba la búsqueda en otras habitaciones o algo así. Oyó un pesado respirar y sus pulmones se encogieron. 
Espera, eso era más como jadear. Perrito jadeando. 
—¿Me extrañaste? —Una risa—. ¿En serio lo hiciste? 
Louis frunció el ceño. —¿Harry? 
—Sí —Harry llamó desde el vestíbulo—. Lo siento, ¿te desperté? 
Harry apareció al final del pasillo. Iba vestido con pantalones vaqueros y un suéter y sostenía su maleta en una mano. Hizo un gesto a la raqueta de tenis en las manos de Louis. »¿Vas a hacer algo con eso, bateador? 
Louis sintió sonrojarse. Bajó la raqueta. —Pensé que eras alguien forzando la entrada. 
Harry sonrió. —¿Con una llave? 
—Acabo de oír la puerta abrirse, no sabía que era una llave. Uh, ¿qué estás haciendo aquí? Quiero decir, sé que vives aquí. ¿Pero no se supone que tengas que estar en Milwaukee hasta el domingo?  
Harry dejó la maleta en el suelo y caminó por el pasillo hasta que estuvo justo enfrente de Louis. Seguía sonriendo y se veía tan jodidamente sexy que Louis apenas podía soportarlo. 
—La conferencia terminó temprano así que cambié mi vuelo y regresé a casa. 
Él frunció el ceño. —No me llamaste para cambiarlo. 
—Soy capaz de cambiar un vuelo, Louis. De todos modos, te di el día libre, ¿recuerdas?  
Louis estudió cuidadosamente a su jefe. Había algo diferente allí. No podía identificarlo. Harry lo miraba fijamente y más bien intencionadamente y se le ocurrió a Louis que sólo llevaba pantalones de pijama con su flaco pecho expuesto. Se mordió el labio. 
—Bueno, ¿qué pasa con ese chico, tu-tu amigo? 
—No llegó. Lo canceló. 
—Oh —si Louis no supiera mejor, juraría que había algo en los ojos de Harry. Como si... ardieran. Absurdo. Había pasado mucho tiempo escuchando a Lorrie—. Lo siento. 
—Yo no —dijo Harry. 
—¿No? —Pasó la lengua por los labios nerviosamente. 
—No. Me di cuenta que no tenía ganas de verlo cuando estaba aliviado de que cancelara. —Harry sacudió la cabeza. Dio un paso más cerca de Louis, tomó la raqueta de tenis de su mano y la apoyó contra la pared—. Me di cuenta de otra cosa.  
Louis se abrazó, deseando que hubiera una manera de cubrir su pálido pecho flaco sin aportar más atención a él. Casi dio un paso atrás porque Harry estaba peligrosamente cerca de invadir su espacio y Louis sabía que si estaba un poco más cerca de él se daría cuenta de que la polla de Louis se estaba elevando en los pantalones de su pijama. 
—¿Qué? 
—Realmente te eché de menos —dijo Harry suavemente. 
—¿A mí? —Su voz chirriaba como un ratón, pero en realidad, no pudo haber oído bien. Tragó saliva—. ¿Quieres decir que realmente has llegado a confiar en que tu asistente ande por ahí? ¿Echaste de menos mi genial café?  
Harry se rió. —Eso también. 
—Yo no creo que lo entienda. 
Y entonces dio otro paso y se puso de pie tan cerca de Louis que podía sentir el calor del cuerpo de Harry. Sus piernas tocaban las de Louis y sus entrepiernas estaban a sólo una fracción de una pulgada de distancia. Su aliento atrapado en su garganta. 
La mano de Harry se levantó y los dedos se curvaron alrededor de la mandíbula de Louis. —Eres tan hermoso. 
Louis parpadeó. —¿Per-perdón? 
—Tú. Eres precioso, sexy como el pecado, y te quiero tanto que duele.  
Se le ocurrió entonces a Louis que estaba todavía dormido, probablemente se quedó como un tronco en la bañera, soñando con Harry diciendo todas las cosas que había deseado. No podía haber otra explicación. Lo que también significaba que podía despertar en cualquier momento y el maravillosa sueño de fantasía se iría y se daría cuenta de que su jefe aún estaba en Milwaukee y todavía desinteresado.  
—¿Sí? —preguntó al hombre de sus sueños—. Yo también te deseo. No tengo tanto tiempo. Bésame. 
Harry sonrió y bajó la cabeza lo suficiente para cubrir los labios de Louis con los suyos. Eran cálidos, suaves, y exigentes. Deliciosos, también. Gimió y enlazó sus brazos alrededor del cuello de Harry, atrayendo sus cuerpos juntos. Louis sintió el borde duro de la erección de Harry. 
—Tan real —murmuró contra la boca de Harry. 
—¿Mmm? 
 —Nada. —Sus labios se separaron y la lengua de Harry sondeó el interior. Su pene completamente duro se esforzó por liberarse de los pantalones de su pijama—. Fuera. 
—Mmm-hmm. —Harry arrancó sus pantalones de pijama, empujándolos hacia abajo a las piernas de Louis hasta las rodillas. Cerró una mano sobre el eje tenso de Louis. 
—Oh, oh, joder —jadeó Louis, alejándose de los labios de Harry y enterrando su cara en la garganta del hombre cuando la mano de Harry se deslizaba hacia arriba y abajo por su polla. 
—Sí, ahora. —Las palabras de Harry salieron más como un gruñido y Louis se dio cuenta de que había sido recogido en los brazos del hombre y llevado el resto del camino hasta el dormitorio. Harry lo estableció en el borde de la cama y procedió a tirar de sus pantalones de pijama el resto del camino de sus piernas. 
Louis miró arriba a Harry, sus párpados sintiéndose increíblemente pesados mientras observaba a Harry tirar de su suéter marrón por la cabeza, dejando al descubierto sus esculpidos y musculosos pectorales, bíceps y abdominales. Era perfecto, Louis decidió: no demasiado del tipo culturista, pero mucho más entusiasta del que Louis era. 
—Tócate mientras termino de desvestirme —Harry ordenó y era algo que Louis estaba totalmente dispuesto a obedecer. 
Empuñó la punta de su polla, su pulgar vagando sobre la hendidura  que goteaba  y comenzó a bombearse mientras observaba a Harry despojarse de sus vaqueros y calzoncillos boxer. La mitad inferior era tan deliciosa como la de arriba, Louis notó. Las piernas construidas con puro músculo y una polla grande y gruesa que sobresalía en su dirección. 
Harry se inclinó sobre él y lo besó brevemente. —Volveré. 
—No —le rogó, agarrando los brazos de Harry para que no se fuera. Sólo sabía que eso significaría que el sueño terminaría.  
—Voy a conseguir un condón y lubricante. 
Louis asintió de mala gana y lo dejó alejarse. Probablemente parecía muy tonto. Continuó acariciando su polla con una dolorosa necesidad de venirse, conteniendo la respiración para el regreso de Harry. 
Harry apareció con una pequeña botella de lubricante de color verde pálido. Se echó a reír al ver el ceño fruncido de Louis en ella. —Um, sí, es con sabor a kiwi. 
—Oh. —Y Louis sonrió. Por alguna razón, nunca hubiera imaginado al impasible abogado usando lubricante con sabor. Se dio la vuelta sobre su estómago, levantándose un poco para dar a Harry más fácil acceso a su culo. 
La gran mano de Harry golpeó una mejilla. —Sube arriba de la cama un poco más. 
Louis lo miró por encima del hombro y su aliento quedó atrapado en su garganta. Tal vez realmente iba a ser follado por Harry antes de que despertara. Y ¡guau! pensar que el hombre era un poco pervertido. Tenía una nalga escociéndole para dar fe de eso. 
La mano cayó sobre la otra mejilla. —Muévete. 
Louis se movió, pasando rápidamente hasta casi el centro de la cama. Harry se arrodilló detrás de él y después vertiendo un poco de lubricante, insertó un dedo dentro del agujero de Louis. 
Habían pasado seis meses, por lo que el primer impulso dentro quemaba un poco, pero Louis obligó a sus músculos a relajarse y abrió más las piernas. Metió la mano entre él y el colchón y una vez más agarró su propia polla para masturbarse a  sí mismo. 
Harry deslizó un segundo dedo dentro de él y gimió, empujando atrás contra la bienvenida intrusión. —Lástima que todos mis juguetes estén guardados. 
—¿Juguetes? 
—Sí, consoladores y tapones, ese tipo de cosas. Los empaqueté después... bueno, después que Ben murió. —Harry se detuvo el tiempo suficiente como para que Louis mirara sobre su hombro hacia él de nuevo. Parecía serio, pero no demasiado triste—. Tal vez deberíamos conseguir juguetes nuevos para ti. 
Su corazón casi estalló en su pecho. ¿Juguetes para él? ¿Como si esto no fuera una cosa experimental de una sola vez? Encaró de frente de nuevo y asintió. De repente fue difícil encontrar su voz. 
Un tercer dedo fue añadido y fue casi demasiado, pero teniendo en cuenta el tamaño de la polla que colgaba entre las piernas de Harry, quizás no. Los dedos de Harry se retiraron y puso las dos calientes manos en las mejillas de Louis mientras empujaba la cabeza de su polla dentro. 
Louis empujó su culo contra Harry, obligando más a la polla del hombre a entrar en él, metiéndola por completo. Había sabido, dado que echó un vistazo a la polla de Harry que era grande, pero ahora cuando el pene se adentró en su interior, deslizándose por el apretado anillo de músculos, no estaba seguro de que Harry encajara del todo. 
—Jesús, cariño, eres tan jodidamente estrecho —dijo Harry, su respiración salía cortada y aguda. 
—Tú eres grande. 
Harry se rió. —Sí, adulador. Relájate y déjame entrar.  
Louis resopló un suspiro. —Es fácil para ti decirlo. —Pero se centró y se obligó él mismo  a soltar la tensión en su cuerpo, facilitando el camino para que Harry entrara dentro de él, sus pelotas profundas. 
Temporalmente había dejado de deslizar su mano hacia arriba y abajo de su erección, pero ahora cuando Harry estaba completamente incrustado y empezando  a moverse dentro de él, Louis comenzó a sacudirse la polla para ponerla completamente dura una vez más. 
Con su mano libre, Louis agarró la colcha de la cama, encontrándose con cada uno de los empujes de Harry hacia adelante con un empuje hacia atrás, el sonido de la piel abofeteando resonando fuerte en la casa por otra parte tranquila. Cada vez que  la polla de Harry rozaba su próstata, Louis gemía, hundiendo sus dientes en el labio inferior, y  en un punto drenando sangre. 
Este era su hombre soñado, del que había estado enamorado por siempre y apenas podía creer que fuera real, incluso ahora mientras yacía debajo de Harry, el pene del hombre jodiéndole por todo lo que valía la pena. Si realmente hubiera estado soñando, Louis esperaba que el sueño durara.   
Los dedos de Harry se clavaron en sus caderas mientras conducía aún más profundo, golpeando casi rudamente en Louis una y otra vez. Era casi demasiado, casi demasiado intenso. 
—Tan bueno —gruñó Harry, sus embestidas acelerándose, llegando a ser aún más duras, tan duras y poderosas, que Louis casi tenía miedo de que la cama se fuera a romper por debajo de ellos. 
Entonces Harry salió y dio la vuelta a Louis sobre su espalda. Se quitó el condón y envolvió el puño alrededor de la base de su pene cuando disparos perlados de semen golpearon a Louis en el estómago y el pecho. 
Sin apenas una pausa, la mano de Harry se unió a la de Louis sobre su polla y se masturbaron juntos hasta que Louis estaba gritando hasta quedarse ronco cuando  su semen brotó para unirse al de Harry en su estómago. 
Harry mezcló el semen de los dos juntos, frotándolo en la piel de Louis, luego lamió un rastro de él arriba en el estómago de Louis, deteniéndose justo donde latía  el corazón de Louis. 
Cuando Harry se dejó caer sobre la cama, atrajo a Louis hacia él, envolviendo sus brazos alrededor de él y sosteniéndolo muy cerca. Louis apoyó la cabeza sobre el pecho de Harry. No dijeron nada y los ojos de Louis se  cerraron. Trató de mantenerlos abiertos porque temía que si los dejaba cerrarse, al despertar, el sueño habría terminado y se despertaría en la bañera sin Harry. 
Pero al parecer no era capaz de detener lo inevitable y pronto sus párpados eran demasiado pesados.   
Louis abrió los ojos a la luz del día y por un momento tuvo problemas para saber siquiera dónde estaba. Se pasó una mano por la cara y se sentó, dándose cuenta de que estaba enredado en las sábanas azul claro. Desnudo. 
No en su habitación. 
Harry. 
Olió el aire. Bacon. Conocería ese olor en cualquier parte. Bajó la mirada hacia su pecho y vio unas cuantas manchas de semen seco en el estómago y el pecho. 
—Oh, Dios mío. 
Había sido real. Harry había venido realmente a casa anoche de Milwaukee y realmente tuvieron relaciones sexuales. Louis se levantó de la cama y fue al baño. La bañera había sido drenada, pero la toalla que había elegido antes de entrar aún estaba en el lado de la bañera. Se hizo cargo del asunto y luego se lavó antes de salir a vestirse con un par de vaqueros y una camiseta verde bosque. 
Ahora que tenía que hacer frente a Harry esta mañana, no estaba seguro de cómo hacerlo. ¿Qué le dice uno al jefe que le había follado a fondo la noche anterior? No tenía absolutamente ninguna experiencia con estas cosas. 
Louis salió de la habitación y a la cocina. al momento, la espalda de Harry estaba con él, mientras se situaba en el horno dando la vuelta al bacon en la sartén. 
Se aclaró la garganta. —Buenos días. 
Harry se volvió, poniendo la espátula hacia abajo, y se acercó a él con una sonrisa. Le abrazó y le besó, como si fuera totalmente normal. — Buenos días. ¿Has dormido bien?  
Él asintió. —al igual que los muertos, creo. Eso huele muy bien.  
—Hay café; sírvete tú mismo. Tengo que decir, sin embargo, que no es tan bueno como el que tú haces.  
Louis fue al armario y sacó una taza y luego la llenó de café de la cafetera. Añadió crema. 
—Creo que tenemos que hablar —dijo después de un momento de silencio. Dejó la taza de café sin tomar un sorbo. 
Los labios de Harry se movieron, pero dijo: —Supongo que sí. 
—¿Qué pasó? —Exhaló un suspiro—. Quiero decir, tuvimos sexo, lo sé. Lo hicimos, ¿no?  
Harry se rió de eso. —Sí, lo hicimos. Espera. —Apagó el quemador y escurrió el bacon en una toalla de papel. Cuando terminó, encontró en la cocina a Louis y lo atrajo a sus brazos—. Lo que pasó es que supongo que me desperté. 
—¿Te despertaste? 
—La verdad es que Louis, tú y yo, juntos, es complicado. Yo soy tu jefe y no debería querer entrar en tus pantalones —dijo Harry—. Pero no he podido dejar de imaginarnos los dos juntos durante meses. 
—Pero planeaste un fin de semana con un ex, ¿no? 
—Sí, se llama negación. Si quieres saber lo que realmente sucedió es que, bueno, en el momento en que me hablaste sobre Crane pidiéndote salir, lo comprendí.  
—¿Lo comprendiste? —Louis sintió como que tal vez le faltaba algo. A lo que quiera que esto le llevara, esperaba, que fuera bueno. Había esperanza en su corazón de que por primera vez en meses tal vez lo fuera. 
—Eres tú. Quería pasar el fin de semana contigo, no con él. Lo llamé y le dije que lo olvidara. He estado bailando alrededor de mi atracción, mis sentimientos por ti, durante meses y ¿por qué? Estaba bastante seguro de que sentías lo mismo por mí.  
Louis sonrió. —Sí, mil veces sí. 
Harry frotó el pulgar por el labio inferior de Louis. —Cuando Ben murió de cáncer, creí que nunca lo superaría. El dolor era inimaginable y aunque realmente te quería, no estaba seguro de que nunca pudiera involucrarme con alguien profundamente otra vez.  
—Puedo entender eso. 
—Nunca podría ser casual para mí, Louis. Era todo o nada. Y estaba bastante seguro que tenía que ser nada. 
Asintió con la cabeza, sintiendo su garganta apretarse y los ojos picando un poco. —¿Pero ahora? 
 —No podía dejar que un idiota como Crane te consiguiera. Él no es digno de ti. Caray, yo no lo soy probablemente, pero no quiero que nadie más tenga la oportunidad contigo que quiero yo —dijo Harry. Se inclinó y presionó sus labios en los de Louis en un suave y dulce beso. 
—No puedo creer que estés diciendo todo esto. Estaba seguro de que anoche fue un sueño.  
Harry negó con la cabeza. —No. Fue hace mucho tiempo. Quiero tener una relación contigo, Louis, y todo lo que implica. 
Louis sonrió, su corazón sintiéndose ligero. —Yo quiero eso, también. 
—Vamos a empezar con este fin de semana. Quiero que te quedes aquí conmigo y podemos pasar todo el fin de semana conociéndonos mutuamente.  
—Y, espero, que los cuerpos del uno al otro. 
Harry se rió. —Definitivamente eso. Tal vez incluso tomar tiempo para ir a buscar esos juguetes acerca de los que te hablé. 
Louis sabía que estaba ruborizado, pero no le importaba. Estaba demasiado malditamente feliz y emocionado. Echó los brazos alrededor del cuello de Harry. Se besaron durante varios largos y lentos minutos, sólo para conocer el sabor mutuo. 
—Oye, ¿puedo hacerte una pregunta? —preguntó Louis cuando vino a tomar aire. 
—Claro. 
—¿Tiene Rick Crane realmente fiestas de drogas? 
Harry se encogió de hombros. —No tengo ni idea. Quizá sí, quizá no.  
Louis se quedó sin aliento en su falsa indignación. —¡Entonces me mentiste! 
—Invención. 
—Lo cual es una mentira. 
—Tal vez. —Harry parecía totalmente impenitente y Louis descubrió que le importaban un bledo Rick y sus fiestas de drogas de todos modos. Harry le besó de nuevo, sus lenguas a duelo por el control—. Debería  terminar nuestro desayuno. Después de todo, necesitarás tu fuerza para lo próximo que planeo. 
—Está bien. —Se rió y dejó que Harry volviera al  quemador—. No puedes ser mi jefe nunca más, ¿eh? 
—Probablemente no, cariño. Trabajaremos en eso la próxima semana cuando vayamos a trabajar. No te preocupes, cualquier cosa que suceda, no voy a dejar que tengas un jefe absorbente. Pero no quiero ocultar que estamos juntos tampoco.  
Louis no podía dejar de estar feliz por eso. No quería relaciones ocultas tampoco. Había pensado que amar a su jefe era una mala cosa que sólo terminaría en angustia, pero ahora, no podía dejar de sonreír y pensar en todas las maravillosas cosas que venían en el futuro. 
Y hablando de venir... 
Louis fue a Harry y envolvió sus brazos alrededor de él. —¿Estás seguro de que no podemos volver a la cama ahora y comer eso para el almuerzo?  
Harry giró en sus brazos, con las manos llegando hasta ahuecar el culo de Louis. —Ahora, ¿cómo puedo discutir con eso?  
Fin

CherryDrug escribió:Me gusto mucho tu adaptación. Puedo preguntar si el libro del que lo adaptaste es hetero? Lalalalala Nos vemos. 

Ah gracias que bueno que te gusto,y mm no el libro no es hetero :)

Me encantoooooooo 

StylinsonGames escribió:Me encantoooooooo 

Gracias por leerlo, y que bueno que te gusto :)

me gusto muchoooooo

CherryDrug escribió:

monieli_ls escribió:

CherryDrug escribió:Me gusto mucho tu adaptación. Puedo preguntar si el libro del que lo adaptaste es hetero? Lalalalala Nos vemos. 

Ah gracias que bueno que te gusto,y mm no el libro no es hetero :)

Me gustaría mucho leer el libro. La adaptación es buena es la mejor de muchas que he leído de libros a Larry y la verdad me alegra mucho que el libro tambien sea gay porque a veces hay adaptaciones muy buenas e interesantes de libros y al final resulta que el libro es hetero y eso me fastidia toda la historia. Me puedes pasar el nombre y autor o autora del libro porfavooooooor!!

okey que bueno que te gusto :) , y el libro se llama igual Amando al Jefe y el autor se llama Shawn Lane, oh y si yo también me eh topado con esas adaptaciones y no iuu no me gustan tampoco ya por eso mejor prefiero descargar libros que ya se que son homosexuales así ya se que lo mas probable me gustara y no lo tendré que cerrar por ser una adaptación hetero.

sofines3 escribió:me gusto muchoooooo

Que bueno que te gusto, gracias por leerlo :)

pattyguzman escribió:Wassaap OMG ME ENCANTO MUCHO *-* pobre lou creia que era un sueño xdd pero hermano e-e era realidad ahq e-e xdd y yo sabia que ese harold habia inventado lo de las drogas xdd condenao xdd

 
Oh que bueno que te gusto, si le mintió lo quería para el sólito jaja gracias por leerlo :)