Lost Time Memory {Kagerou Project}

     

La mañana se presenta hermosa, decidida, brillante, prometedora para todo aquel que se vea capacitado de aprovecharla, es verano y eso a veces... No ayuda, el calor es sofocante y agobia demasiado pero ese no es impedimiento para colocarme la rojiza bufanda en el cuello, como cada día... Algunos pensarán que estoy loca y, a veces no se lo niego, pero ¿que importa..? Si así soy feliz.

Felicidad, que hermosa palabra...

La casa no está en silencio, eso es imposible, las pisadas que corretean por el pasillo son inconfundibles y no pasa demasiado tiempo hasta encontrarme cara a cara con el rubio muchacho. Me saluda riendo mientras me pregunta si hoy tengo clases de refuerzo en el instituto, no me da tiempo a contestar pues se marcha corriendo dejandome levemente confundida para luego ver que Kido le persigue molesta por seguramente alguna de sus bromas pesadas.

Ignoro a los dos últimos dejandoles a su ritmo para ir directamente a la cocina, Padre ha dejado encima de la encimera un platito con algunas tostadas hechas, ya frías por el tiempo transcurrido desde su marcha, río levemente pensando en lo poco que confía en nosotros como para hacer unas simples tostadas, Seto me mira desde el otro lado de la mesa sonriendo ante mi pensamiento mientras muerde una de las tostadas, por mi parte me sirvo otra, no tengo demasiada hambre asi que apenas la unto con un poco de mantequilla y me la como de mala gana junto conmedio vaso de un zumo extraño y algo espeso que Padre adora y que nos hace beber por que es algo así como "cosecha propia" no está mal pero preferiría no beberlo es demasiado purpureo.

Miro el reloj en la estrecha pared de la cocina y casi me atraganto con un trozo de tostada al ver la hora que es ya que llego tarde a la primera clase de refuerzo del día, me levanto rapidamente de la mesa para sorpresa de Seto y salgo corriendo al pequeño pasillo tropezandome con mos propios pies, me muerdo la lengua y la tostada cae al suelo por el lado de la mantequilla, la miro de mala gana sin saber si estoy más molesta o aliviada por ello, no quería comer más así que en realidad es una pequeña alegría ¿no?

Salgo corriendo por la puerta para llegar cuanto antes a clase sintiendome mal por dejarles la tarea de recoger la tostada del suelo cuando ha sido culpa mía, espero que me perdonen ya que tampoco es una falta demasiado grave.

La clase transcurre como siempre haciendo deberes de verano mientras mi mente se desvía sin preverlo hacia la ventana abierta donde una agradable brisa me alborota el cabello, entonces me llaman la atención de nuevo e intento concentrarme en los problemas de matemáticas pero no puedo, no precisamente hoy. 

Mi mente vaga entorno a mis hermanos, mis recuerdos con ellos y en todo lo relacionado con sus ojos rojos... Tan buenos recuerdos a veces y otros momentos que preferiría olvidar... Luego mis ojos se dirijen al asiento de mi derecha vacio esta mañana ya que no es necesario que venga a estas horas de refuerzo, sus notas son simplemente envidiables y perfectas... Menos en educación física, nunca le ha gustado hacer demasiado ejercicios... El bolígrafo da vueltas entre mis dedos y pienso en su cabello desaliñado y marrón que solamente le podría quedar bien a él, el bolígrafo se resbala de mis dedos cayendo al suelo y pienso en su serio rostro siempre indiferente a cualquier circusntacia sin ser capaz de practicamente sonreir, recojo el boligrafo y no puedo evitar apretarlo con fuerza mientras pienso que quiero hacerle feliz. Y a veces tal objetivo parece tan inalcanzable... pero no me rindo y siempre... Sonrieré para él.

Las horas siguen y, a la hora de comer, vuelvo a casa, esta extrañamente en silencio y llamo a voces a mis hermanos pero ninguno contesta así que finalmente al llegar al salón encuentro una nota de Kano comentando que irían a pasear un poco y que posiblemente ya nos veríamos a la hora de cenar por el hecho de que también tengo clases por la tarde, suspiro y sonrío amargamente mientras cojo la comida de la nevera y la caliento rapidamente, la comida no esta especialmente buena pero me termino el plato sin dudarlo, me parece feo dejar comida y tirarla. 

Al terminarla ya es hora de volver al instituto ( podría quedarme media hora más pero con lo torpe que soy posiblemente me quedaría dormida), me levanto cojo la bolsa con los libros de la tarde y vuelvo a encaminarme en dirección a las clases de tarde... Mi atención sigue sin querer centrarse lo suficiente como para aprender algo útil pero es que eso ya... No me preocupa en absoluto. Shintaro no estaría de acuerdo en mi decisión de ignorar las horas perdidas en un repaso, si voy que como mínimo sirva para algo... Algo así diría, tan típico, tan obvio... El timbre suena, finalizando las clases, los pocos alumnos de mi año se van rapidamente murmurando y hablando de ellos mientras yo me quedo sentada en mi asiento, como distraída, el profesor sale por la puerta y me recuerda rapidamente que como soy la última debo cerrar el aula y que no me quede hasta demasiado tarde estudiando. Y simplemente se marcha dejandome sola, me hace gracia que piense que quiero seguir repasando un poco más y esa risa atontada rapidamente se convierta en llantos silenciosos, no comprendo en su totalidad el porque después de sonreir tanto tiempo las lágrimas aparecen precisamente ahora, noto como mi cuerpo tiembla y la pequeña caja de cristal que guardaba todas esas malas sensaciones se quiebra y duele. Duele muchisimo. 

No pasa demasiado tiempo hasta que consigo calmarme y secarme los ojos, vuelvo a cerrarlo todo de forma rápida y consigo una improvisada sensación de bienestar junto con una sonrisa, recuerdo entonces que Shintaro viene a buscarme como cada día que tengo clase, es un detalle bonito y aprecio muchisimo que lo haga aunque todo el camino sea un debate de respiraciones con leves interrupciones de breves palabras... Aun así disfruto mucho de esos momentos.

Como siempre se encuentra apoyado en la pared de la entrada con su seria expresion indescifrable, sonrío más al verle mientras me disculpo por el retraso, entonces sin entonar palabra me toma de la mano con fuerza, llevandome tras de si mientras las luces del crepusculo me queman en los ojos y mis mejillas se encienden... Jamás hizo algo así y el pulso me martillea con fuerza en las sienes.
De repente, al cabo de pocos minutos, se para en seco en una de las calles, miro su rostro ya más tenso que inexpresivo.

-¿No confias en mi?-dice de repente para mi sorpresa, mi mirada no puede más que tornarse confusa, sin saber de donde proviene esa pregunta... Además que nunca hablamos de la confianza..

Las cigarras resuenan detrás de mi, cantando una sinfonia veraniega augurando quizás que todo iría bien, miro fijamente a Shintaro a los ojos intentando descifrar que pretende conseguir pero, al no encontrar nada simplemente sonrío y respondo.

-¡Claro que si, Shintaro!-le tomo con más fuerza de la mano, dedicandole la sonrisa, tengo la esperanza de que esto sea una nueva oportunidad para que sea feliz pero, lo único que consigo es que frunza los labios y baje la mirada un instante para volver a clavar los ojos enmi.

-¿Entonces porqué estabas llorando ahí sola?- su voz suena acusadora mientras pronuncia las palabras, aunque no es lo único que parece castigarme, sus ojos parecen pedirme una explicación de todo.

Y no escucho nada aparte de su respiración levemente acelerada practicamente imperceptible, no oigo las cigarras ya... El verano ya no me sofoca, la brisa ya ni me refresca... Solo veo a Shintaro. 

-Yo...- me oigo decir pero rapidamente me interrumpe con su voz.

-No digas nada.-sus palabras parecen clavarseme muy hondo, demasiado duras para ser suyas... Con demasiada razón para no serlo.-Por favor, dejame solo.

Suelta mi mano con brusquedad e incluso parece a punto de ponerse a andar, en un principio no estoy segura de que hacer, noto como mi alma es desgarrada por las palabras y noto mi cuerpo temblar.

-No te vayas.-murmuro susplicandole con las palabras y los ojos... Pero no me mira ni siquiera una pequeña mirada de soslayo, duele tanto... Y no lo comprende... Como ultima medida desesperada vuelvo a sujetarle con delicada firmeza la mano intentando retenerle a mi lado un poco más.

-Que molesta.-aparta mi mano con fuerza arañandome levemente y, con rapidez, comienza a caminar sin mirarme de nuevo, las lágrimas me caen lentamente y me siento morir... 

-No quiero que todo termine así... 

Pero ni siquiera se gira para mirarme y, mucho menos, para escucharme... Y simplemente me deja allí, tirada y angustiada por saber si tendré siquiera la oportunidad de explicarle lo que sucede y, sobretodo, de hacerle feliz.

Cuando quiero percatarme estoy sentada en el suelo, el suelo de la calle está a una temperatura algo alta asi que noto cada irregularidad de este como un intenso y doloroso calor. Me levanto aun con el incansable temblor y, en vez de dirigirme hacia mi pequeño hogar, vuelvo mis pasos atrás en dirección al instituo... A medida que me voy acercando a la puerta principal mi cuerpo deja de vibrar por los nervios y poco a poco empieza a sustituirse por una tranquilidad y calma impropia de lo que pretendo hacer mientras subo poco a poco los pisos de uno en uno.

En el primero me permito pensar en Kido, mi única hermana, y en su tranquilidad quebradiza pero admirable, en el segundo piso pienso en Seto y sus incansables deseos de ayudar siempre tan bondadoso... En la tercera planta recuerdo a Kano con su inconfundible sonrisa la cual siempre parece decir: "Se algo que tu no..." Miro la ventana que da al exterior, en el cuarto piso, Haruka y Takane acompañan el vaiven de mis pensamientos y agradezco en silencio su amistad y compañía.

Llego al último piso junto a la metálica puerta de la azotea, se oye el viento murmurar al otro lado aunque no demasiado, salgo al exterior donde mi pelo se balancea levemente y, refugiandome por unos instantes, saco de mi mochila el examen hecho pedazos y con paciencia comienzo a juntar los trozos para finalmente hacer una frágil grulla de papel, sonrío con ella en las manos y todavía lo hago más al ver el numero de tres cifras en una de las alas, agarro la otra grulla esta con una puntuación bastante más bajas y con ellas una en cada mano me dirijo hasta la parte más alejada de la azotea, dejo las grullas juntas encima de la repisa, sin parar de sonreir en ningún momento mientras me apoyo en el borde, donde parece terminar el mundo. Confio en que todo saldra bien aunque se que todos se enfadaran mucho conmigo al saber lo que hice para conseguir los ojos rojos, para ayudarles... Pero es 15 de Agosto. Y es un día especial.

-Shintaro...-murmuro mirando al cielo mientras me acerco cada vez más al borde, extrañamente me siento tranquila y segura de mi misma... Soy una agente secreta ¿no? Una heroina. Entonces no puedo fallar en esta misión.

Inspiro una última vez mientras mis manos me deslizan paulatinamente hasta el vacio es entonces cuando oigo la chirriante puerta junto a sonoros jadeos de cansanció, me paro en seco, paralizada sin saber que hacer. Más impresionada por rel haber sido descubierta que por el acto que estaba apunto de cometer, me planteo el seguir pero esos pensamientos quedan rapidamente obsoletos por una simple palabra. 

-Ayano...-dice la jadeante voz cada vez más cercana a mi.-Ayano...

Repite mi nombre como si temiera que no le hubiera escuchado cuando, realmente, creo que es lo único que podría escuchar ahora, sus pasos cada vez suenan más cerca de mi y no puedo hacer más que voltearme y mirarle a los ojos, unos ojos sumidos en el pánico... Le he dañado, comprendo finalmente, aunque sea la única forma de conseguir mi objetivo le he dañado. Y no quiero eso... Dios... No, nunca.

Me abalanzó en sus brazos los cuales me estrechan con fuerza contra él, mi cuerpo automáticamente se acurruca y, sin poder evitarlo, me pongo a llorar... No por el hecho de haber estado tan cerca de la muerte como cabría esperar... Si no porque he hecho sufrir a la persona que más amo...

-Shintaro...-digo entre sollozos suplicantes.- Lo siento tanto, Shintaro...

Él sonríe levemente de forma cálida, por un segundo me percato que es la primera vez que me estrecha entre sus brazos.... Y su sonrisa... Es la primera en mucho tiempo. 

-No te preocupes, Ayano.-me levanta la barbilla con delicadeza y me roba un suave y dulce beso, un beso que sabe a lágrimas... Me calma enseguida como si de una anestesia personal fuera y al separarse ya no lloro.-Nunca me separaré de ti...

-¿Eres feliz, Shintaro..?-no puedo evitar preguntar en un ataque de espontaneidad en el momento aunque con voz tremula como si en realidad temiera la respuesta.

-Solo si estas conmigo.-Y en ese momento soy yo quien le besa y esta vez lo hago durar lo posible ya que separarme ya no es una opción... Fallé mi misión para conseguir la felicidad... Ironicamente. Así la conseguí.

Felicidad... Que hermosa palabras... ¿Verdad?