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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Dark Paradise|Luke H. Michael C.|
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Dark Paradise|Luke H. Michael C.|
• Titulo: Mirrors.
• Autor: Nagisa Leto.
• Adaptación: No.
• Género: Romance/ Hot/ comedia/drama.
• Contenido: Escenas gráficas, groserías, sexo explícito, drama.
• Advertencias: Ninguna.
• Otras páginas: Wattpad.
SINOPSIS:
Mi nombre es Charlie Rockwell, tengo 16 años y la tendencia a atraer problemas. Jamás me he enamorado, jamás he dado un beso con sentimientos hasta que me cambio de instituto y conozco a dos personas que rompen muchas de mis barreras. ¿El problema? Uno tiene novia y el otro es mi competencia potencial, ambos deseamos lo mismo, ser la banda del instituto.
• Autor: Nagisa Leto.
• Adaptación: No.
• Género: Romance/ Hot/ comedia/drama.
• Contenido: Escenas gráficas, groserías, sexo explícito, drama.
• Advertencias: Ninguna.
• Otras páginas: Wattpad.
SINOPSIS:
Mi nombre es Charlie Rockwell, tengo 16 años y la tendencia a atraer problemas. Jamás me he enamorado, jamás he dado un beso con sentimientos hasta que me cambio de instituto y conozco a dos personas que rompen muchas de mis barreras. ¿El problema? Uno tiene novia y el otro es mi competencia potencial, ambos deseamos lo mismo, ser la banda del instituto.
Nagisa Leto
Re: Dark Paradise|Luke H. Michael C.|
Capítulo 1.-
El maldito reloj no sonaba nunca. Al igual que yo, mis compañeros de banda se notaban ansiosos. Calum golpeaba los pies contra el suelo al ritmo de los golpes de Ash contra la mesa, y bueno, Michael se arreglaba el flequillo mientras se veía en el reflejo de su celular. No me consideraba alguien violento, pero si el jodido profesor de física no dejaba de parlotear sobre la caída libre le iba a lanzar mi puto libro por la cabeza.
-Bien, chicos, eso es todo, lárguense.
Ni bien dijo esto los 4 corrimos a la salida, cargando como podíamos nuestras mochilas mientras intentábamos quitarnos el uniforme del instituto. Mi mama y la de Calum nos esperaban en el Jeep de la familia, como amaba a mi madre en esos momentos, ella siempre había creído en nosotros y nos ayudaba en lo que más podía, al igual que la mamá de Calum. Los instrumentos estaban atrás, esperándonos pacientes. Les di un beso en la mejilla a ambas mujeres y me lancé de cabeza a los asientos de atrás junto a Michael que aun batallaba con la camisa de botones e intentaba meterse en sus skinny jeans negros. Calum y Ash reían mientras se acomodaban en sus camisetas de banda y sus pantalones rajados. Yo, pues me había demorado exactamente 1 minuto en desvestirme y 3 en vestirme como siempre, camisa a cuadros y skinny jeans. Vistos así de verdad parecíamos una banda. Mamá conducía a toda velocidad por las calles de Sídney, incluso saltándose algunos rojos.
-Aquí es mamá – Dije al ver las conocidas calles donde se ubicaba el ‘‘Coliseo de Mick’’
El ‘‘Coliseo de Mick’’ era considerado el mayor bar de la ciudad, ni siquiera teníamos edad para entrar, pero ahí estaríamos, tocando para un montón de desconocidos, que nos juzgarían para ver si teníamos madera de banda, si merecíamos un contrato o si simplemente éramos basura. Varias bandas Australianas habían salido de ahí, tendríamos algunos críticos, busca talentos y agentes mirando todo, lo que me hacia estar 10.000 veces más nervioso. Bajé rápido del vehículo y saqué mi fender, mi fiel guitarra. Ashton ya iba adelante haciendo girar las baquetas entre sus dedos, Michael cargando su Joan Jett Melody Maker y Calum su bajo, podía ver en sus caras lo nerviosos que estaban. Nos despedimos de mamá y la señora Hood y corrimos hasta el callejón que nos daría entrada al bar.
El olor a alcohol era nauseabundo, y no era precisamente del local, sino de las vans que se estacionaban fuera del recinto. Un montón de tipos peludos y vestidos de cuero adornaban la entrada, nosotros parecíamos hobbits a su lado. Mordí mi labio justo sobre esa zona en la que tenía el piercing de argolla y me abrí paso siguiendo a los chicos hasta la ventanilla donde una mujer robusta, vestida en piel de tigre y cuero atendía a la gente que llegaba.
-Van después de ‘The Vamps’ – Dijo con voz chillona, masticaba un chicle y se veía aburrida, indiferente.
Pagamos los 10 dólares de inscripción cada uno y nos metimos entre la multitud de bandas que se acumulaban, seríamos los quintos o sextos si era por orden de llegada. Algunas personas que no eran de agrupaciones se sentaban en la barra y llenaban el espacio completo del pub. Lo mejor era salir por un momento.
Michael parecía emocionado con las demás bandas, miraba sus instrumentos, les sonreía e iba de aquí para allá, misteriosamente todos parecían sonreírle de vuelta. Ashton estaba afirmado sobre la pared de cemento haciendo chocar sus baquetas contra esta, se notaba totalmente nervioso, y Calum, bueno, Calum era Calum, ya estaba por ahí bailando al ritmo de la guitarra de un grupo de música latina.
-¡LUKE! –El teñido gritó, llamando mi atención. Se encontraba hablando con unos chicos que parecían de nuestra edad. Camine con pereza hasta él, Michael daba saltitos de alegría por alguna razón desconocida. –Ellos son The Vamps.
-Hey. – Dije moviendo la mano en saludo hacia todos, ellos saludaron al mismo tiempo.
-¿Así que 5sos? –Dijo un moreno, de cabello rizado, tenía cara de niño pequeño y la voz también, sonreí de medio lado.
-¿Son buenos? – Río un rubio, alto, el más alto del grupo, llevaba el cabello hacia un lado.
-Si, digamos que si – Contestó modestamente Michael, éramos más que buenos, y no es de presumido.
-¿Ustedes lo son? –Pregunté solo por decir algo, la verdad es que no me interesaba.
-Claro, somos geniales, pero no deberían preocuparse por nosotros – Respondió el castaño. Lo miré un poco más interesado.
-¿Entonces de quien deberíamos preocuparnos? – Miré a Michael que jugaba a corretearse con el chico rubio de antes, a veces no entendía que era lo que pasaba por su cabeza.
-NarcotiC! – Miró a ambos lados, hablo un poco más bajo, casi como si me contara un secreto. – Entre nosotros…son la mejor banda, he oído que patean traseros.
-Les vamos a ganar, eso está seguro.
-Buena suerte con eso, rubio.
-¿Cómo son? ¿Qué tocan? –Demandé, como una orden, no entendía porque me preocupaba por esa banda a la que jamás había oído nombrar.
-Son…tan…especiales – Dijo soñador el castaño, lo miré raro – Tocan rock, cosas pesadas. Son 4 Beast, Beatz mazter, Deeper y Melody Maker. Su cantante llega a notas increíbles para alguien de su edad…y…está que arde. – Vale, el rizado le bateaba al otro bando, eso o le bateaba a los dos. Bueno, eran sus decisiones.
-Que groupie eres…esto ¿Cuál es tu nombre?
-Bradley Will Simpson.
-Bien, yo soy Luke Hemmings, nos vemos dentro, suerte. –Estreché su mano y busque a Michael que hablaba animadamente con dos rubios.
-Nos vamos, Michael. –Lo jalé del brazo, los rubios se despidieron de él y se devolvieron a buscar a Bradley, seguí jalando a Michael por el brazo.
-Uy pero que parejita más mona – Dijo un tipo enorme, al menos debía alcanzar los 1.90. Le puse los ojos en blanco y seguí andando, sin soltar a mi teñido amigo.
Encontré a Calum, aún bailaba y coqueteaba con unas chicas de un conjunto latino, lo miré alzando la ceja y el solo soltó un ‘¿Qué?’. Ashton estaba donde mismo lo habíamos dejado, solo que ahora hacia rebotar las baquetas contra la pared, con más nerviosismo. Una voz habló por el micrófono, la reconocí como la mujer de los boletos, entonces supe que era hora de entrar. Los cuatro nos miramos, había llegado la hora, entramos rápido, antes de que los mamuts de atrás nos hicieran papilla. Había una mesa para 8 disponible, corrimos hasta ella y dejamos nuestros instrumentos sobre esta, esperando que comenzara la primera banda. Eran unas chicas bastante lindas, habían unas gemelas, pelirrojas, una castaña que por alguna razón no podía quedarse quieta, una rubia (Dudosamente natural) y una chica de cabello negro. Comenzaron a cantar una canción pop romántica empalagosa. No estaban para nada mal, pero no me habían convencido del todo. Michael las miraba entusiasmado mientras que Calum les lanzaba miradas a unas chicas de atrás, le puse los ojos en blanco y seguí escuchando a las chicas del escenario.
La silla a mi lado se movió, esperaba encontrarme a Bradley, pero la persona que se había sentado a mi lado estaba lejos de serlo. Una chica, rubia platinada, alta, demasiado delgada y pálida se había sentado de la nada ahí. Me miró intimidantemente, aun para ser una chica de sus condiciones, sus ojos me decían que si hacia algo que le molestara me iba a patear el trasero.
-Que cursi, ¿No? – Pregunto abiertamente, como si fuera dirigida a nadie.
No me había dado cuenta de que 3 chicas más se habían sentado en nuestras mesas, todas de un estilo parecido al de la rubia que descansaba desparramada y con las piernas abiertas en la silla continua a la mía. Todas vestían de negro, maquilladas del mismo color. Al lado de Ash se habían sentado una morena de cabello corto, algo más bajita que la que estaba a mi lado y a ambos lados de Calum habían dos morenas, ambas también demasiado altas.
-Claro, creo que me dio diabetes de solo verlas.- Rio socarronamente la de cabello corto y se estiró sobre la mesa, Ashton me miraba igual de confundido que yo lo miraba a él.
-¿Ustedes quiénes son? –Preguntó una de las morenas que se sentaban a los lados de Calum, el no se veía confundido, sino feliz.- Tienen pinta de boyband.
-Si, de seguro son como esos One di…algo – Respondió ajena a nosotros la rubia.
- Somos una banda punk –Dijo rápidamente Michael – Nos llamamos 5 Seconds of Summer. El rubio es Luke, el asiático es Calum, el castaño Ashton y yo soy Michael. –Les sonrió a las chicas.
Estas se miraron y se pusieron a reír como locas, vale, me estaban hartando, eran demasiado arrogantes.
-¿Y ustedes? –Pregunté algo hostil.
-Uh, tranquilo, punk. – Rió secundada por el resto de sus amigas. –Somos Punk double rainbow –Respondió con toda la seriedad que pudo, intente no reír por su nombre tan ridículo. –La sexy castaña de por allá, señaló a una que usaba el cabello recogido tras una pañoleta roja. –Se llama Georgia Rose – Rio y señaló a la otra castaña, que llevaba la mitad inferior de color rubio. –Ella es Susana Horia – La aludida rió por lo bajo e hizo una reverencia – Apuntó a la chica junto a Ash – Esa es mi hermana, Jane Doe, yo soy Marie Doe.
-Me encanta su nombre, chicas –Dijo inocentemente Michael, me lo esperaba.
-Un gusto, encanto – Guiñó Calum a Georgia, ambos comenzaron a hablar animados, Michael miraba a Marie de reojo, mientras que Ash reía de algo que Jane le decía.
-Suerte, guapo – Dijo la rubia en tono burlón –La vas a necesitar.
-Ustedes también. Cuídense, oí de una banda que patea traseros.
-¿Cómo se llaman? –Preguntó la chica de las californianas, recostándose sobre la mesa, esto dejaba ver su escote algo pronunciado.
-NarcotiC o algo así. Me dijeron que eran de cuidado, que son unos tíos geniales.
-¿Tíos? - Se carcajeo la morena. No las entendía, parecían locas, reían por cosas que no daban gracia. –Oh si, Ash, Alex, Harry y Charlie.
-He oído de ellos, dicen que su baterista come corazones humanos – Dijo la chica de la pañoleta con seriedad, haciendo que el resto estallara en risas. Ashton las miraba divertido.
-Si, y que su cantante es un tipo malvado, que una vez le cortó la lengua a un tipo en una pelea de bar – Dijo la rubia en un susurro.
Todos reímos por lo absurdo del comentario de Marie.
Con la intromisión de las chicas había dejado de lado las presentaciones, Bradley y el escuadrón de los rubios había comenzado ya. Tocaban una canción de Taylor Swift, 22. Me llamó la atención ver al baterista tocar con cajas de plástico y ollas, pero no sonaban para nada mal. Dieron las gracias y se bajaron, era nuestro turno.
-5 Seconds of summer, al escenario.
-Nuestro turno. Vamos. Nos despedimos de las chicas, estas solo sonrieron cómplices y se recargaron sobre la mesa.
Subimos, algo nerviosos, nos posicionamos y tomamos nuestros instrumentos. Mike comenzó con los primeros acordes de I feel like dancing, de All time low seguido por Ash y Cal. Cuando comencé a cantar mi voz sonaba algo nerviosa, pero poco a poco la recuperé, la gente había comenzado incluso a bailar, eso era bueno. Seguimos la canción con todo el ánimo posible, armonizamos un poco la ultima parte y con eso se nos había ido la presentación, la gente se había parado incluso a aplaudir, la sonrisa tiraba de mis labios tanto que hasta dolía. Lo habíamos hecho. Lo habíamos logrado. Bajamos cargando nuestros instrumentos, nos fuimos a nuestra mesa riendo y celebrando lo bien que lo habíamos hecho. Las chicas estaban paradas, sosteniendo sus instrumentos, sonreían, no burlonas como antes, sino algo más sinceras.
-Felicidades, punks. – Dijeron al unísono, se la tenían ensayada, de seguro.
-Gracias, ¿A dónde van? –Preguntó Ashton.
-Nuestro turno, guapo.
No me había dado cuenta, pero la mayoría del público masculino las miraba, algunos disimulados y otros no tanto. Eran guapas, pero no era para tanto. Las chicas subieron, Georgia se fue a la batería, Jane tomó el bajo, Marie el micrófono y Susana la guitarra. Susana tenía un nombre curioso, me recordaba algo, al igual que el de Jane. Las miré un momento, procesando. Oh, pequeñas brujas.
-¡Con ustedes, NarcotiC!
Canción: Call me, in this moment.
-¡Vamos Harriet! –Gritó con voz insinuante la rubia. La supuesta Georgia comenzó a tocar una canción que me sonaba, pero no recordaba su nombre. La siguió la chica de las californianas acomodando su guitarra eléctrica entre sus prominentes pechos. No voy a mentir, eran excelentes. Michael las miraba con la boca abierta al igual que Calum. La rubia saltaba de un lugar a otro mientras cantaba con su voz, era demasiado sexy, había comenzado a tener pensamientos sucios de solo verla moverse por el escenario en sus diminutos shorts de mezclilla. Se pegó a la bajista, rozándose entre sí. Mi entrepierna ya había comenzado a reaccionar. Ahora entendía a Brad.
La canción terminó y la gente gritaba, saltaba, se paraba de sus sillas y aplaudía a las chicas. Lo había entendido de inmediato. No íbamos a ganar.
El maldito reloj no sonaba nunca. Al igual que yo, mis compañeros de banda se notaban ansiosos. Calum golpeaba los pies contra el suelo al ritmo de los golpes de Ash contra la mesa, y bueno, Michael se arreglaba el flequillo mientras se veía en el reflejo de su celular. No me consideraba alguien violento, pero si el jodido profesor de física no dejaba de parlotear sobre la caída libre le iba a lanzar mi puto libro por la cabeza.
-Bien, chicos, eso es todo, lárguense.
Ni bien dijo esto los 4 corrimos a la salida, cargando como podíamos nuestras mochilas mientras intentábamos quitarnos el uniforme del instituto. Mi mama y la de Calum nos esperaban en el Jeep de la familia, como amaba a mi madre en esos momentos, ella siempre había creído en nosotros y nos ayudaba en lo que más podía, al igual que la mamá de Calum. Los instrumentos estaban atrás, esperándonos pacientes. Les di un beso en la mejilla a ambas mujeres y me lancé de cabeza a los asientos de atrás junto a Michael que aun batallaba con la camisa de botones e intentaba meterse en sus skinny jeans negros. Calum y Ash reían mientras se acomodaban en sus camisetas de banda y sus pantalones rajados. Yo, pues me había demorado exactamente 1 minuto en desvestirme y 3 en vestirme como siempre, camisa a cuadros y skinny jeans. Vistos así de verdad parecíamos una banda. Mamá conducía a toda velocidad por las calles de Sídney, incluso saltándose algunos rojos.
-Aquí es mamá – Dije al ver las conocidas calles donde se ubicaba el ‘‘Coliseo de Mick’’
El ‘‘Coliseo de Mick’’ era considerado el mayor bar de la ciudad, ni siquiera teníamos edad para entrar, pero ahí estaríamos, tocando para un montón de desconocidos, que nos juzgarían para ver si teníamos madera de banda, si merecíamos un contrato o si simplemente éramos basura. Varias bandas Australianas habían salido de ahí, tendríamos algunos críticos, busca talentos y agentes mirando todo, lo que me hacia estar 10.000 veces más nervioso. Bajé rápido del vehículo y saqué mi fender, mi fiel guitarra. Ashton ya iba adelante haciendo girar las baquetas entre sus dedos, Michael cargando su Joan Jett Melody Maker y Calum su bajo, podía ver en sus caras lo nerviosos que estaban. Nos despedimos de mamá y la señora Hood y corrimos hasta el callejón que nos daría entrada al bar.
El olor a alcohol era nauseabundo, y no era precisamente del local, sino de las vans que se estacionaban fuera del recinto. Un montón de tipos peludos y vestidos de cuero adornaban la entrada, nosotros parecíamos hobbits a su lado. Mordí mi labio justo sobre esa zona en la que tenía el piercing de argolla y me abrí paso siguiendo a los chicos hasta la ventanilla donde una mujer robusta, vestida en piel de tigre y cuero atendía a la gente que llegaba.
-Van después de ‘The Vamps’ – Dijo con voz chillona, masticaba un chicle y se veía aburrida, indiferente.
Pagamos los 10 dólares de inscripción cada uno y nos metimos entre la multitud de bandas que se acumulaban, seríamos los quintos o sextos si era por orden de llegada. Algunas personas que no eran de agrupaciones se sentaban en la barra y llenaban el espacio completo del pub. Lo mejor era salir por un momento.
Michael parecía emocionado con las demás bandas, miraba sus instrumentos, les sonreía e iba de aquí para allá, misteriosamente todos parecían sonreírle de vuelta. Ashton estaba afirmado sobre la pared de cemento haciendo chocar sus baquetas contra esta, se notaba totalmente nervioso, y Calum, bueno, Calum era Calum, ya estaba por ahí bailando al ritmo de la guitarra de un grupo de música latina.
-¡LUKE! –El teñido gritó, llamando mi atención. Se encontraba hablando con unos chicos que parecían de nuestra edad. Camine con pereza hasta él, Michael daba saltitos de alegría por alguna razón desconocida. –Ellos son The Vamps.
-Hey. – Dije moviendo la mano en saludo hacia todos, ellos saludaron al mismo tiempo.
-¿Así que 5sos? –Dijo un moreno, de cabello rizado, tenía cara de niño pequeño y la voz también, sonreí de medio lado.
-¿Son buenos? – Río un rubio, alto, el más alto del grupo, llevaba el cabello hacia un lado.
-Si, digamos que si – Contestó modestamente Michael, éramos más que buenos, y no es de presumido.
-¿Ustedes lo son? –Pregunté solo por decir algo, la verdad es que no me interesaba.
-Claro, somos geniales, pero no deberían preocuparse por nosotros – Respondió el castaño. Lo miré un poco más interesado.
-¿Entonces de quien deberíamos preocuparnos? – Miré a Michael que jugaba a corretearse con el chico rubio de antes, a veces no entendía que era lo que pasaba por su cabeza.
-NarcotiC! – Miró a ambos lados, hablo un poco más bajo, casi como si me contara un secreto. – Entre nosotros…son la mejor banda, he oído que patean traseros.
-Les vamos a ganar, eso está seguro.
-Buena suerte con eso, rubio.
-¿Cómo son? ¿Qué tocan? –Demandé, como una orden, no entendía porque me preocupaba por esa banda a la que jamás había oído nombrar.
-Son…tan…especiales – Dijo soñador el castaño, lo miré raro – Tocan rock, cosas pesadas. Son 4 Beast, Beatz mazter, Deeper y Melody Maker. Su cantante llega a notas increíbles para alguien de su edad…y…está que arde. – Vale, el rizado le bateaba al otro bando, eso o le bateaba a los dos. Bueno, eran sus decisiones.
-Que groupie eres…esto ¿Cuál es tu nombre?
-Bradley Will Simpson.
-Bien, yo soy Luke Hemmings, nos vemos dentro, suerte. –Estreché su mano y busque a Michael que hablaba animadamente con dos rubios.
-Nos vamos, Michael. –Lo jalé del brazo, los rubios se despidieron de él y se devolvieron a buscar a Bradley, seguí jalando a Michael por el brazo.
-Uy pero que parejita más mona – Dijo un tipo enorme, al menos debía alcanzar los 1.90. Le puse los ojos en blanco y seguí andando, sin soltar a mi teñido amigo.
Encontré a Calum, aún bailaba y coqueteaba con unas chicas de un conjunto latino, lo miré alzando la ceja y el solo soltó un ‘¿Qué?’. Ashton estaba donde mismo lo habíamos dejado, solo que ahora hacia rebotar las baquetas contra la pared, con más nerviosismo. Una voz habló por el micrófono, la reconocí como la mujer de los boletos, entonces supe que era hora de entrar. Los cuatro nos miramos, había llegado la hora, entramos rápido, antes de que los mamuts de atrás nos hicieran papilla. Había una mesa para 8 disponible, corrimos hasta ella y dejamos nuestros instrumentos sobre esta, esperando que comenzara la primera banda. Eran unas chicas bastante lindas, habían unas gemelas, pelirrojas, una castaña que por alguna razón no podía quedarse quieta, una rubia (Dudosamente natural) y una chica de cabello negro. Comenzaron a cantar una canción pop romántica empalagosa. No estaban para nada mal, pero no me habían convencido del todo. Michael las miraba entusiasmado mientras que Calum les lanzaba miradas a unas chicas de atrás, le puse los ojos en blanco y seguí escuchando a las chicas del escenario.
La silla a mi lado se movió, esperaba encontrarme a Bradley, pero la persona que se había sentado a mi lado estaba lejos de serlo. Una chica, rubia platinada, alta, demasiado delgada y pálida se había sentado de la nada ahí. Me miró intimidantemente, aun para ser una chica de sus condiciones, sus ojos me decían que si hacia algo que le molestara me iba a patear el trasero.
-Que cursi, ¿No? – Pregunto abiertamente, como si fuera dirigida a nadie.
No me había dado cuenta de que 3 chicas más se habían sentado en nuestras mesas, todas de un estilo parecido al de la rubia que descansaba desparramada y con las piernas abiertas en la silla continua a la mía. Todas vestían de negro, maquilladas del mismo color. Al lado de Ash se habían sentado una morena de cabello corto, algo más bajita que la que estaba a mi lado y a ambos lados de Calum habían dos morenas, ambas también demasiado altas.
-Claro, creo que me dio diabetes de solo verlas.- Rio socarronamente la de cabello corto y se estiró sobre la mesa, Ashton me miraba igual de confundido que yo lo miraba a él.
-¿Ustedes quiénes son? –Preguntó una de las morenas que se sentaban a los lados de Calum, el no se veía confundido, sino feliz.- Tienen pinta de boyband.
-Si, de seguro son como esos One di…algo – Respondió ajena a nosotros la rubia.
- Somos una banda punk –Dijo rápidamente Michael – Nos llamamos 5 Seconds of Summer. El rubio es Luke, el asiático es Calum, el castaño Ashton y yo soy Michael. –Les sonrió a las chicas.
Estas se miraron y se pusieron a reír como locas, vale, me estaban hartando, eran demasiado arrogantes.
-¿Y ustedes? –Pregunté algo hostil.
-Uh, tranquilo, punk. – Rió secundada por el resto de sus amigas. –Somos Punk double rainbow –Respondió con toda la seriedad que pudo, intente no reír por su nombre tan ridículo. –La sexy castaña de por allá, señaló a una que usaba el cabello recogido tras una pañoleta roja. –Se llama Georgia Rose – Rio y señaló a la otra castaña, que llevaba la mitad inferior de color rubio. –Ella es Susana Horia – La aludida rió por lo bajo e hizo una reverencia – Apuntó a la chica junto a Ash – Esa es mi hermana, Jane Doe, yo soy Marie Doe.
-Me encanta su nombre, chicas –Dijo inocentemente Michael, me lo esperaba.
-Un gusto, encanto – Guiñó Calum a Georgia, ambos comenzaron a hablar animados, Michael miraba a Marie de reojo, mientras que Ash reía de algo que Jane le decía.
-Suerte, guapo – Dijo la rubia en tono burlón –La vas a necesitar.
-Ustedes también. Cuídense, oí de una banda que patea traseros.
-¿Cómo se llaman? –Preguntó la chica de las californianas, recostándose sobre la mesa, esto dejaba ver su escote algo pronunciado.
-NarcotiC o algo así. Me dijeron que eran de cuidado, que son unos tíos geniales.
-¿Tíos? - Se carcajeo la morena. No las entendía, parecían locas, reían por cosas que no daban gracia. –Oh si, Ash, Alex, Harry y Charlie.
-He oído de ellos, dicen que su baterista come corazones humanos – Dijo la chica de la pañoleta con seriedad, haciendo que el resto estallara en risas. Ashton las miraba divertido.
-Si, y que su cantante es un tipo malvado, que una vez le cortó la lengua a un tipo en una pelea de bar – Dijo la rubia en un susurro.
Todos reímos por lo absurdo del comentario de Marie.
Con la intromisión de las chicas había dejado de lado las presentaciones, Bradley y el escuadrón de los rubios había comenzado ya. Tocaban una canción de Taylor Swift, 22. Me llamó la atención ver al baterista tocar con cajas de plástico y ollas, pero no sonaban para nada mal. Dieron las gracias y se bajaron, era nuestro turno.
-5 Seconds of summer, al escenario.
-Nuestro turno. Vamos. Nos despedimos de las chicas, estas solo sonrieron cómplices y se recargaron sobre la mesa.
Subimos, algo nerviosos, nos posicionamos y tomamos nuestros instrumentos. Mike comenzó con los primeros acordes de I feel like dancing, de All time low seguido por Ash y Cal. Cuando comencé a cantar mi voz sonaba algo nerviosa, pero poco a poco la recuperé, la gente había comenzado incluso a bailar, eso era bueno. Seguimos la canción con todo el ánimo posible, armonizamos un poco la ultima parte y con eso se nos había ido la presentación, la gente se había parado incluso a aplaudir, la sonrisa tiraba de mis labios tanto que hasta dolía. Lo habíamos hecho. Lo habíamos logrado. Bajamos cargando nuestros instrumentos, nos fuimos a nuestra mesa riendo y celebrando lo bien que lo habíamos hecho. Las chicas estaban paradas, sosteniendo sus instrumentos, sonreían, no burlonas como antes, sino algo más sinceras.
-Felicidades, punks. – Dijeron al unísono, se la tenían ensayada, de seguro.
-Gracias, ¿A dónde van? –Preguntó Ashton.
-Nuestro turno, guapo.
No me había dado cuenta, pero la mayoría del público masculino las miraba, algunos disimulados y otros no tanto. Eran guapas, pero no era para tanto. Las chicas subieron, Georgia se fue a la batería, Jane tomó el bajo, Marie el micrófono y Susana la guitarra. Susana tenía un nombre curioso, me recordaba algo, al igual que el de Jane. Las miré un momento, procesando. Oh, pequeñas brujas.
-¡Con ustedes, NarcotiC!
Canción: Call me, in this moment.
-¡Vamos Harriet! –Gritó con voz insinuante la rubia. La supuesta Georgia comenzó a tocar una canción que me sonaba, pero no recordaba su nombre. La siguió la chica de las californianas acomodando su guitarra eléctrica entre sus prominentes pechos. No voy a mentir, eran excelentes. Michael las miraba con la boca abierta al igual que Calum. La rubia saltaba de un lugar a otro mientras cantaba con su voz, era demasiado sexy, había comenzado a tener pensamientos sucios de solo verla moverse por el escenario en sus diminutos shorts de mezclilla. Se pegó a la bajista, rozándose entre sí. Mi entrepierna ya había comenzado a reaccionar. Ahora entendía a Brad.
La canción terminó y la gente gritaba, saltaba, se paraba de sus sillas y aplaudía a las chicas. Lo había entendido de inmediato. No íbamos a ganar.
Nagisa Leto
Re: Dark Paradise|Luke H. Michael C.|
OMFG!!!! la amo, osea, te amo :'3 nueva (y creo que primera lectora) :3 debes seguirla mujer, lo he amado!
Invitado
Invitado
Re: Dark Paradise|Luke H. Michael C.|
OMG pensé que nadie me iba a leer y por eso me largué de aquí JAJAJAJAJ bueno, como eres kul te dejaré 3 capítulos ¡ya!
Nagisa Leto
Re: Dark Paradise|Luke H. Michael C.|
Quiero aclarar algo antes de seguir. La historia es narrada capítulo por medio por Luke y por Charlotte, lo hago para tener una visión más amplia de los hechos y eso, también pondré una canción en cada capítulo, es algo así como para el ambiente idk.
Canción: Nicotine, Panic! at the disco.
La noche anterior había sido una mierda, mi departamento estaba inundado en botellas de cerveza y hierba por todos lados. Me daba asco todo eso. Odiaba tener que hundirme en todas las sustancias ilícitas que me metía para poder olvidar la realidad por un segundo. Lo único que me daba consuelo a veces era pensar en que tenía a mis amigas y compañeras de banda, sí, esas mismas que estaban tiradas en estado zombie por todo el lugar.
Había sido mala idea armar una joda el día antes de entrar al nuevo instituto, pero teníamos que celebrar que habíamos ganado la batalla de las bandas. Me levanté como pude, un poco mareada por el alcohol que aún corria por mis venas. Entré a la ducha para quitarme el jodido olor a rayos que traía encima. Me envolví en una toalla enorme y me vesti con lo primero que encontré, una camiseta negra de alguna banda, shorts de mezclilla y unas botas negras hasta la rodilla.
Las chicas comenzaban a despertar poco a poco, Harriet fue la primera, al igual que yo corrió hasta la ducha, sabía que ella también odiaba el alcohol, pero tenía sus razones para beber. Ash y Alex estaban abrazadas sobre un montón de envoltorios de frituras. Eran las 7:00 y las clases comenzaban a las 8:00. Bien, no ibamos a perder el día como siempre. Fuí hasta la cocina y saqué una fuente, la llene de agua y volví hasta la habitación en la que las morenas seguían abrazadas como lapas. Vacié el agua sobre ellas y esperé a que se retorcieran para después soltar una carcajada.
-Tienen media hora, zorras.-Dije de manera casual, fui hasta los cajones de las chicas y saqué sus cuadernos.
Ordené sus mochilas y las cargué hasta la cocina, en la que Harry se encontraba comiendo un plato lleno de estrellitas. Ella ya había ordenado sus cosas, siempre era responsable, o estaba haciendo la comida o estaba llevándonos borrachas a casa, era realmente madura para tener 17 años.
Busqué en el refrigerador algo para las chicas. Solo teníamos algunas cervezas, una caja de crackers, una de snickers y algunas verduras de aspecto sospechoso. Más tarde iría a comprar comida con el dinero del premio.
Agarré un par de snickers y un paquete de crackers y los metí en la mochila de las chicas. Ambas entraron ya vestidas y ordenadas a la cocina. Las envidiaba. Ellas siempre estaban guapisimas, apenas se les notaban los efectos de la borrachera.
-Buenos días, mami. -Sonrió Alex a Harriet, todas la llamábamos así, y ella solo reía por ello.
-Buenos días, papi. -Dijo Ashley hacia mí, la fulminé con la mirada y le lancé su mochila en la cara.
Alex rió por lo bajo y se acerco a buscar la suya. Llevaba un vestido azul mar, apretado y hasta las rodillas y unos tacones de plataforma negros.
-Vamos, lo que menos quiero es llegar tarde, zorras. -Bostecé y me estiré. Tomé mi bolso y lo crucé a lo largo de mi torso.
Harriet estaba callada, pensaba en algo, pero no podía descifrarlo. Se veía algo nerviosa, pero lo dejé pasar.
Fuimos hasta el convertible rojo de Alex, como era la mayor podía conducir, y con ayuda de las tocatas y uno que otro trabajo extra se había comprado esa preciosura. Le venía, ella era osada, guapa y segura de si misma, era justo la chica que podía tener un vehículo así.
Prendió la radio apenas entró, una canción de Fall out boy llenó el auto, Ashley bailaba en su asiento junto a Alex, era su lugar, ellas eran inseparables. Todas comenzamos a. cantar y a bailar al ritmo de la voz de Patrick Stump. Sin darnos cuenta ya estábamos en las puertas del dichoso instituto.
Parecía decente, más de lo que podíamos pedir. No es como si alguna quisiera ir al instituto, pero mis padres y los de las chicas nos exigían ir. O tendríamos que volver a nuestras casas. Cualquier cosa era mejor que volver.
Entramos a la oficina, una salita pequeña en la que una señora de aspecto maternal nos recibio alegre, se veía agradable.
-Bienvenidas, muchachas. Es un placer tenerlas aquí. -Dijo con voz suave, mientras revolvía un montón de hojas en su escritorio.-Estas son sus clases, y el mapa del colegio. Si necesitan algo no duden en pedirlo.
-Gracias, señora.
-No es nada, bonita, ahora apresurense, no vayan a llegar tarde.
Miré mi hoja, matemáticas, literatura, biología, física, música, arte, español, deporte e historia. El resto era electivo. Ya me estaba gustando el lugar. Harriet y Ash tenían las mismas clases que yo, pero Alex había quedado apartada de todas, que mala suerte.
Lo primero que teníamos era música, era una buena manera de empezar.
-Adiós, Alex.
-Adiós, montón de perras.
-También te amamos.
El aula de música era un lugar enorme, más grande de lo que tenía pensado, tenían de todo. Desde guitarras electricas hasta violines y demás instrumentos de orquesta. Me enamoré a primera vista del lugar. No habíamos llegado para nada tarde, habían apenas unos cuantos alumnos en las sillas alineadas a los costados del lugar. Todos nos miraban raro. Vale, admito que mi estilo no es precisamente normal, pero al menos deberían tener la decencia de disimular.
Busqué una silla al fondo, no quería que me miraran tanto, odiaba las miradas de la gente si no era en un escenario.
-¡Rubia! -Un grito masculino me sacó de la ensoñación, juraba haber oido esa voz antes. Lo miré con una ceja alzada, era el chico de la noche anterior, el teñido.
-¡Teñido!
Se sentó a mi lado, sin dejar de mirarme, como si no creyera que estaba ahí. Debo admitir que yo también estaba sorprendida.
-¿Qué haces aquí? -Preguntó con una sonrisa ladina tirando de sus labios.
-Nada, soy agente encubierta de la CIA, me enviaron a investigar algunas cosas, ya sabes, lo típico. -Dije como si de verdad se tratara de algo serio y no de una idiotez tan grande como la que acababa de decir.
-Cool. ¿Así que seremos compañeros de clase?
-Asi me temo...¿Marley?
-Michael, Michael Clifford.
-Charlie, Charlie Rockwell.
-¿Te gustaría salir después de clases? - Hizo un puchero irresistible, sus ojos verdes brillaban, eran preciosos.
-Claro, ¿Me acompañarias a hacer las compras?
-Seguro.
-¡TÚ! - Otro grito más que me sonaba familiar, esta vez era el chico moreno, y miraba a Harriet. Ella comenzó a hundirse en su asiento, a lo que Ashley se carcajeó y le dió un manotazo.
El moreno se sentó al lado de Harriet, en el único asiento libre de nuestra fila mirandola insistentemente. Harriet estaba colorada a más no poder.
-¿No recuerdas nada de anoche? -Preguntó la morena rápidamente, apenas se le entendía.
-Lo recuerdo todo. -Harriet pareció ruborizarse aún más. Algo raro se traían esos dos.
El profesor interrumpió el momento cuando se paró en medio de la clase.
-Tú y yo tenemos una conversación pendiente, Harry.
Canción: Nicotine, Panic! at the disco.
La noche anterior había sido una mierda, mi departamento estaba inundado en botellas de cerveza y hierba por todos lados. Me daba asco todo eso. Odiaba tener que hundirme en todas las sustancias ilícitas que me metía para poder olvidar la realidad por un segundo. Lo único que me daba consuelo a veces era pensar en que tenía a mis amigas y compañeras de banda, sí, esas mismas que estaban tiradas en estado zombie por todo el lugar.
Había sido mala idea armar una joda el día antes de entrar al nuevo instituto, pero teníamos que celebrar que habíamos ganado la batalla de las bandas. Me levanté como pude, un poco mareada por el alcohol que aún corria por mis venas. Entré a la ducha para quitarme el jodido olor a rayos que traía encima. Me envolví en una toalla enorme y me vesti con lo primero que encontré, una camiseta negra de alguna banda, shorts de mezclilla y unas botas negras hasta la rodilla.
Las chicas comenzaban a despertar poco a poco, Harriet fue la primera, al igual que yo corrió hasta la ducha, sabía que ella también odiaba el alcohol, pero tenía sus razones para beber. Ash y Alex estaban abrazadas sobre un montón de envoltorios de frituras. Eran las 7:00 y las clases comenzaban a las 8:00. Bien, no ibamos a perder el día como siempre. Fuí hasta la cocina y saqué una fuente, la llene de agua y volví hasta la habitación en la que las morenas seguían abrazadas como lapas. Vacié el agua sobre ellas y esperé a que se retorcieran para después soltar una carcajada.
-Tienen media hora, zorras.-Dije de manera casual, fui hasta los cajones de las chicas y saqué sus cuadernos.
Ordené sus mochilas y las cargué hasta la cocina, en la que Harry se encontraba comiendo un plato lleno de estrellitas. Ella ya había ordenado sus cosas, siempre era responsable, o estaba haciendo la comida o estaba llevándonos borrachas a casa, era realmente madura para tener 17 años.
Busqué en el refrigerador algo para las chicas. Solo teníamos algunas cervezas, una caja de crackers, una de snickers y algunas verduras de aspecto sospechoso. Más tarde iría a comprar comida con el dinero del premio.
Agarré un par de snickers y un paquete de crackers y los metí en la mochila de las chicas. Ambas entraron ya vestidas y ordenadas a la cocina. Las envidiaba. Ellas siempre estaban guapisimas, apenas se les notaban los efectos de la borrachera.
-Buenos días, mami. -Sonrió Alex a Harriet, todas la llamábamos así, y ella solo reía por ello.
-Buenos días, papi. -Dijo Ashley hacia mí, la fulminé con la mirada y le lancé su mochila en la cara.
Alex rió por lo bajo y se acerco a buscar la suya. Llevaba un vestido azul mar, apretado y hasta las rodillas y unos tacones de plataforma negros.
-Vamos, lo que menos quiero es llegar tarde, zorras. -Bostecé y me estiré. Tomé mi bolso y lo crucé a lo largo de mi torso.
Harriet estaba callada, pensaba en algo, pero no podía descifrarlo. Se veía algo nerviosa, pero lo dejé pasar.
Fuimos hasta el convertible rojo de Alex, como era la mayor podía conducir, y con ayuda de las tocatas y uno que otro trabajo extra se había comprado esa preciosura. Le venía, ella era osada, guapa y segura de si misma, era justo la chica que podía tener un vehículo así.
Prendió la radio apenas entró, una canción de Fall out boy llenó el auto, Ashley bailaba en su asiento junto a Alex, era su lugar, ellas eran inseparables. Todas comenzamos a. cantar y a bailar al ritmo de la voz de Patrick Stump. Sin darnos cuenta ya estábamos en las puertas del dichoso instituto.
Parecía decente, más de lo que podíamos pedir. No es como si alguna quisiera ir al instituto, pero mis padres y los de las chicas nos exigían ir. O tendríamos que volver a nuestras casas. Cualquier cosa era mejor que volver.
Entramos a la oficina, una salita pequeña en la que una señora de aspecto maternal nos recibio alegre, se veía agradable.
-Bienvenidas, muchachas. Es un placer tenerlas aquí. -Dijo con voz suave, mientras revolvía un montón de hojas en su escritorio.-Estas son sus clases, y el mapa del colegio. Si necesitan algo no duden en pedirlo.
-Gracias, señora.
-No es nada, bonita, ahora apresurense, no vayan a llegar tarde.
Miré mi hoja, matemáticas, literatura, biología, física, música, arte, español, deporte e historia. El resto era electivo. Ya me estaba gustando el lugar. Harriet y Ash tenían las mismas clases que yo, pero Alex había quedado apartada de todas, que mala suerte.
Lo primero que teníamos era música, era una buena manera de empezar.
-Adiós, Alex.
-Adiós, montón de perras.
-También te amamos.
El aula de música era un lugar enorme, más grande de lo que tenía pensado, tenían de todo. Desde guitarras electricas hasta violines y demás instrumentos de orquesta. Me enamoré a primera vista del lugar. No habíamos llegado para nada tarde, habían apenas unos cuantos alumnos en las sillas alineadas a los costados del lugar. Todos nos miraban raro. Vale, admito que mi estilo no es precisamente normal, pero al menos deberían tener la decencia de disimular.
Busqué una silla al fondo, no quería que me miraran tanto, odiaba las miradas de la gente si no era en un escenario.
-¡Rubia! -Un grito masculino me sacó de la ensoñación, juraba haber oido esa voz antes. Lo miré con una ceja alzada, era el chico de la noche anterior, el teñido.
-¡Teñido!
Se sentó a mi lado, sin dejar de mirarme, como si no creyera que estaba ahí. Debo admitir que yo también estaba sorprendida.
-¿Qué haces aquí? -Preguntó con una sonrisa ladina tirando de sus labios.
-Nada, soy agente encubierta de la CIA, me enviaron a investigar algunas cosas, ya sabes, lo típico. -Dije como si de verdad se tratara de algo serio y no de una idiotez tan grande como la que acababa de decir.
-Cool. ¿Así que seremos compañeros de clase?
-Asi me temo...¿Marley?
-Michael, Michael Clifford.
-Charlie, Charlie Rockwell.
-¿Te gustaría salir después de clases? - Hizo un puchero irresistible, sus ojos verdes brillaban, eran preciosos.
-Claro, ¿Me acompañarias a hacer las compras?
-Seguro.
-¡TÚ! - Otro grito más que me sonaba familiar, esta vez era el chico moreno, y miraba a Harriet. Ella comenzó a hundirse en su asiento, a lo que Ashley se carcajeó y le dió un manotazo.
El moreno se sentó al lado de Harriet, en el único asiento libre de nuestra fila mirandola insistentemente. Harriet estaba colorada a más no poder.
-¿No recuerdas nada de anoche? -Preguntó la morena rápidamente, apenas se le entendía.
-Lo recuerdo todo. -Harriet pareció ruborizarse aún más. Algo raro se traían esos dos.
El profesor interrumpió el momento cuando se paró en medio de la clase.
-Tú y yo tenemos una conversación pendiente, Harry.
Nagisa Leto
Re: Dark Paradise|Luke H. Michael C.|
-Oí que tenemos nuevas
alumnas en la clase. De
pie por favor. -El tono
maternal en la voz del
hombre me recordaba a
la mujer de la entrada y
también me recordaba a
lo que solía ser mi
familia.
Las tres intercambiamos
miradas de duda antes de
levantarnos.
-¿Me harían el honor de
presentarse? - Dijo con
una sonrisa radiante.
-Ashley Jay Dawn. Tengo
16 y toco el bajo -Ashley
le sonrió de vuelta al
hombre, se escucharon
algunos chiflidos de
fondo.
-Harriet Mary Greene,
toco la batería, y tengo
17. -Dijo en un tono
neutro, me miró
levantando una ceja y
más chiflidos se oyeron
de fondo.
-¿Y tú, bonita? -Dijo
refiriéndose a mí, lo
miré sin expresión en la
cara más que de
desagrado.
-Charlotte. Tengo 17,
canto. Y si escucho un
solo silbido se van a
arrepentir.
Ahí estaba, esa era mi
actitud defensiva. La
necesitaba después de
cada espectáculo, cuando
los cerdos que teníamos
por público intentaban
propasarse.
-Uau, ¿Entonces tienen
una banda? -Preguntó
con el interes marcado
en la cara, se cruzó de
brazos y nos miro a las
tres intermitentemente.
-Si, de hecho.-Dijo
simplemente Harriet.
-¿Tocarian algo para
nosotros?
-No tenemos a la
guitarrista. No creo que
suene bien.
-Yo puedo tocar con
ellas. -Michael se levantó
de su asiento demasiado
emocionado.
-No, sin Alex no se
puede. -Dijo Ash tajante,
de la nada el ambiente se
había vuelto tenso.
-¿Y si les doy algo a
cambio? -El hombre
aparentemente no se iba
a dar por vencido
fácilmente, por lo que
suspiré resignada.
-Teñido, ven acá. -Por
suerte tenía mi
cancionero en la
mochila, no salía a
ningún lado sin el.
Se lo di a Michael
mientras que Harriet se
colocaba detrás de la
batería situada en un
rincón del salón.
-Página 18, Michael. -El
asintió y colocó en un
atril el cuaderno.
-¿Estás segura de que
quieres cantar eso? -Ash
se estaba mostrando algo
nerviosa. Jamás
tocabamos esa canción, y
menos sin Alex.
-Segurísima. Además
quieren que me presente
-Sonreí irónica y agarré
el micrófono.
La música comenzó a
sonar, como siempre
dirigida por Harriet.
Canción: Where did jesus
go? -The pretty reckless.
Tengo una historia que
contar sobre
una chica que cuya alma
se jodió.
Ella nació en Julio con
todas las de
perder.
Su padre la vendió
cuando era
pequeña.
Ella tenía diecisiete años
y jamás
aprendió a sonreir.
Recibió un balazo y se
apagó su
cerebro.
Nunca dijo adiós,
simplemente se
fue.
Y ahora él la echa de
menos y desea
que estuviera aquí.
Su nombre era Charlie y
tuvo un mal
año.
¿Asi que quieres
llamarme la
abogada del diablo?
Pero no sabes ni la mitad
de todo
esto.
Porque me enseñaron a
creer en los
milagros
¡Mi vida es tan fría!
¿A dónde ha ido Jesús?
¿A dónde ha
ido Jesús?
¿A dónde ha ido Jesús?
Él desapareció
¿A dónde ha ido Jesús?
¿A dónde ha
ido Jesús?
¿A dónde ha ido Jesús?
Él desapareció.
¿Qué sentido tiene gritar
si a nadie
le importa?
¿Qué sentido tiene llegar
si nadie te
tiende la mano?
Ella había pasado el
punto en el que
no hay nada que dar.
Tenía diecisiete años y
nunca
aprendió a vivir.
¿Asi que quieres
llamarme la
abogada del diablo?
Pero no sabes ni la mitad
de todo
esto.
Porque me enseñaron a
creer en los
milagros
¡Mi vida es tan fría!
¿A dónde ha ido Jesús?
¿A dónde ha
ido Jesús?
¿A dónde ha ido Jesús?
Él desapareció
¿A dónde ha ido Jesús?
¿A dónde ha
ido Jesús?
¿A dónde ha ido Jesús?
Él desapareció.
Tomé un largo suspiro y
solté el micrófono, como
siempre las ovaciones no
se tardaron en estallar.
-Excelente, veo que
tenemos nuevos talentos
por acá. Siempre son
bien recibidos en mi
clase. Soy Albert Day.
Mientras nos sentabamos
pude ver a Harriet
sonreirle con timidez al
moreno, más conocido
como Calum. Me senté
junto a Harriet y apoyé la
cabeza sobre su hombro,
de esta no se iba a
salvar.
-¿Qué se traen ustedes
dos? -Pregunté bajito,
mientras el señor Day
seguía parloteando sobre
la importancia de la
música para expresar
nuestras emociones.
-Ayer lo llamé borracha,
le dije que era guapo. Y
eso.
No pude evitar reír
fuertemente al
escucharla, llamando la
atención de todos los
presentes.
-¿Le parece gracioso que
los niños sordos no
puedan disfrutar la
música? -Dijo molesto el
señor Day.
-No, me da risa que- No
pude continuar ya que
Harriet me tapaba la
boca con ambas manos.
-Solo quedense en
silencio, no quiero
suspenderlas en su
primer día.
La clase pasó volando, al
igual que el resto del
periodo, nos sentamos
con los chicos, Alex y
Luke parecían llevarse
más que bien, ya que la
morena le daba pequeños
empujones y se reía de
todo lo que decía. Ashton
y Harriet hablaban de
baterías mientras que
Ashley y Calum miraban
de reojo al rizado y a la
castaña de ojos miel. Las
clases se acabaron
pronto, habíamos tenido
que presentarnos varias
veces, pero a medida que
el día avanzaba mi
agrado hacia Michael
crecía y hacía que las
clases no dieran tanto
asco.
alumnas en la clase. De
pie por favor. -El tono
maternal en la voz del
hombre me recordaba a
la mujer de la entrada y
también me recordaba a
lo que solía ser mi
familia.
Las tres intercambiamos
miradas de duda antes de
levantarnos.
-¿Me harían el honor de
presentarse? - Dijo con
una sonrisa radiante.
-Ashley Jay Dawn. Tengo
16 y toco el bajo -Ashley
le sonrió de vuelta al
hombre, se escucharon
algunos chiflidos de
fondo.
-Harriet Mary Greene,
toco la batería, y tengo
17. -Dijo en un tono
neutro, me miró
levantando una ceja y
más chiflidos se oyeron
de fondo.
-¿Y tú, bonita? -Dijo
refiriéndose a mí, lo
miré sin expresión en la
cara más que de
desagrado.
-Charlotte. Tengo 17,
canto. Y si escucho un
solo silbido se van a
arrepentir.
Ahí estaba, esa era mi
actitud defensiva. La
necesitaba después de
cada espectáculo, cuando
los cerdos que teníamos
por público intentaban
propasarse.
-Uau, ¿Entonces tienen
una banda? -Preguntó
con el interes marcado
en la cara, se cruzó de
brazos y nos miro a las
tres intermitentemente.
-Si, de hecho.-Dijo
simplemente Harriet.
-¿Tocarian algo para
nosotros?
-No tenemos a la
guitarrista. No creo que
suene bien.
-Yo puedo tocar con
ellas. -Michael se levantó
de su asiento demasiado
emocionado.
-No, sin Alex no se
puede. -Dijo Ash tajante,
de la nada el ambiente se
había vuelto tenso.
-¿Y si les doy algo a
cambio? -El hombre
aparentemente no se iba
a dar por vencido
fácilmente, por lo que
suspiré resignada.
-Teñido, ven acá. -Por
suerte tenía mi
cancionero en la
mochila, no salía a
ningún lado sin el.
Se lo di a Michael
mientras que Harriet se
colocaba detrás de la
batería situada en un
rincón del salón.
-Página 18, Michael. -El
asintió y colocó en un
atril el cuaderno.
-¿Estás segura de que
quieres cantar eso? -Ash
se estaba mostrando algo
nerviosa. Jamás
tocabamos esa canción, y
menos sin Alex.
-Segurísima. Además
quieren que me presente
-Sonreí irónica y agarré
el micrófono.
La música comenzó a
sonar, como siempre
dirigida por Harriet.
Canción: Where did jesus
go? -The pretty reckless.
Tengo una historia que
contar sobre
una chica que cuya alma
se jodió.
Ella nació en Julio con
todas las de
perder.
Su padre la vendió
cuando era
pequeña.
Ella tenía diecisiete años
y jamás
aprendió a sonreir.
Recibió un balazo y se
apagó su
cerebro.
Nunca dijo adiós,
simplemente se
fue.
Y ahora él la echa de
menos y desea
que estuviera aquí.
Su nombre era Charlie y
tuvo un mal
año.
¿Asi que quieres
llamarme la
abogada del diablo?
Pero no sabes ni la mitad
de todo
esto.
Porque me enseñaron a
creer en los
milagros
¡Mi vida es tan fría!
¿A dónde ha ido Jesús?
¿A dónde ha
ido Jesús?
¿A dónde ha ido Jesús?
Él desapareció
¿A dónde ha ido Jesús?
¿A dónde ha
ido Jesús?
¿A dónde ha ido Jesús?
Él desapareció.
¿Qué sentido tiene gritar
si a nadie
le importa?
¿Qué sentido tiene llegar
si nadie te
tiende la mano?
Ella había pasado el
punto en el que
no hay nada que dar.
Tenía diecisiete años y
nunca
aprendió a vivir.
¿Asi que quieres
llamarme la
abogada del diablo?
Pero no sabes ni la mitad
de todo
esto.
Porque me enseñaron a
creer en los
milagros
¡Mi vida es tan fría!
¿A dónde ha ido Jesús?
¿A dónde ha
ido Jesús?
¿A dónde ha ido Jesús?
Él desapareció
¿A dónde ha ido Jesús?
¿A dónde ha
ido Jesús?
¿A dónde ha ido Jesús?
Él desapareció.
Tomé un largo suspiro y
solté el micrófono, como
siempre las ovaciones no
se tardaron en estallar.
-Excelente, veo que
tenemos nuevos talentos
por acá. Siempre son
bien recibidos en mi
clase. Soy Albert Day.
Mientras nos sentabamos
pude ver a Harriet
sonreirle con timidez al
moreno, más conocido
como Calum. Me senté
junto a Harriet y apoyé la
cabeza sobre su hombro,
de esta no se iba a
salvar.
-¿Qué se traen ustedes
dos? -Pregunté bajito,
mientras el señor Day
seguía parloteando sobre
la importancia de la
música para expresar
nuestras emociones.
-Ayer lo llamé borracha,
le dije que era guapo. Y
eso.
No pude evitar reír
fuertemente al
escucharla, llamando la
atención de todos los
presentes.
-¿Le parece gracioso que
los niños sordos no
puedan disfrutar la
música? -Dijo molesto el
señor Day.
-No, me da risa que- No
pude continuar ya que
Harriet me tapaba la
boca con ambas manos.
-Solo quedense en
silencio, no quiero
suspenderlas en su
primer día.
La clase pasó volando, al
igual que el resto del
periodo, nos sentamos
con los chicos, Alex y
Luke parecían llevarse
más que bien, ya que la
morena le daba pequeños
empujones y se reía de
todo lo que decía. Ashton
y Harriet hablaban de
baterías mientras que
Ashley y Calum miraban
de reojo al rizado y a la
castaña de ojos miel. Las
clases se acabaron
pronto, habíamos tenido
que presentarnos varias
veces, pero a medida que
el día avanzaba mi
agrado hacia Michael
crecía y hacía que las
clases no dieran tanto
asco.
Nagisa Leto
Re: Dark Paradise|Luke H. Michael C.|
Canción: Safe and Sound - Capital Cities
Cuando salimos del instituto, Michael caminó acelerado hasta el estacionamiento, yo lo seguía de cerca, esperando ver un auto anticuado, la típica herencia de los padres. Pero no. Frente a nosotros se erguía orgullosa una Harley Davisson negra, una total bestia. Lo miré a él, sonreía de manera arrogante. Me tendió un casco y yo en parte aun estaba embobada mirando su motocicleta.
-¿Cómo se supone que llevaremos las compras? –Pregunté mientras ajustaba el casco sobre mi cabeza, me quedaba grande.
Él se acerco hasta mí para ayudar con el dichoso casco. Su roce me producía algo raro, una especie de hormigueo placentero, era una sensación que ya había olvidado, hacía mucho tiempo desde la ultima vez que alguien me tocado.
-Improvisaremos – Dijo él, sonriendo de oreja a oreja.
Para mi desgracia se alejó y se subió a la Harley. Yo lo seguí maniobrando para sentarme detrás de él, abrazándolo con brazos y piernas. Podía sentir su risa disimulada, era un idiota. Arrancó la motocicleta de improvisto, por lo que me vi obligada a abrazarlo aun más fuerte, sabía que lo hacia a propósito.
En ese momento experimenté dos de las cosas más maravillosas en el mundo. El calor humano, y la brisa acariciando mi cara y haciendo volar mi cabello rubio por todos lados. Pronto estuvimos frente al mercado, Michael bajó rápidamente luego de estacionar, y de paso me bajó a mí en brazos. La sensación de su espalda contra mi pecho aun estaba presente incluso después de que estábamos entrando al lugar. Sacamos un carrito de la entrada y comenzamos a vagar por el lugar.
-¿De dónde vienes? –Preguntó mirando los dulces en una estantería del medio.
-Soy de aquí, siempre he vivido en Sidney. –Saqué una caja de crackers para Harriet, un tarro de Nutella para Alex y palitos de queso para Ashley, ellas amaban los dulces y las chucherías, si fuera por ellas solo nos alimentaríamos de eso. –Pero no asistia a una escuela, las chicas y yo teníamos tutores.
-¿Por qué?
-Odio las escuelas. –Dije seria, Michael miraba un tarro de vegemite, odiaba esa cosa, pero si a él le gustaba al parecer, por lo que tomé un tarro y lo dejé en el carrito.
Varios flashes de mi infancia comenzaron a salir a flote dentro de mi cabeza. Los maltratos, los tirones de cabello, los dibujo obsenos en mis cosas, los apodos, todo, todo eso me hacia odiar el ambiente.
-¿Por qué ahora decidieron ir a la secundaria? –Se paró frente a mí, detuvo el carro y me miró con demanda escrita en sus ojos.
-¿Por qué no? –Dije simplemente, ya estábamos en el pasillo de las verduras. Saqué unas manzanas, un par de lechugas, limones, zanahorias y frutillas. –Digo, nunca es tarde para descubrir que la gente no es una mierda.
Se quedó en silencio mientras caminábamos por el pasillo de las bebidas. Me miró sorprendido cuando me vio sacar un pack de cervezas del estante. Lo miré levantando una ceja. Que inocente era.
-¿Bebes? –Preguntó.
-Sí, ¿Tú no? –Volví al estante buscando una botella de tequila. La dejé en el carro y saqué dos botellas más de Vodka.
-Si, pero no imagine que tú lo hicieras. –Seguimos caminando por el pasillo, de verdad que era muy inocente.
-También fumo. Y me drogo. Nada del otro mundo –Sentencié mientras sacaba algunas botellas de refresco y de jugo.
-No me lo esperaba.
-No esperes nada de mí. Supongo que es una buena manera de ahorrarse una decepción.
-No me decepcionas. Es solo…que eres tan interesante que…-Se quedo callado. No le di mayor importancia y seguí echando algunos abarrotes en el carro.
-Tengo una idea.
-¿Cual?
-Quédate con nosotras, la pasaremos bien. Harriet es rara, pero agradable –No había casi nadie en la fila de la caja, por lo que no nos demoramos nada en ser atendidos.
-Claro, aunque no sé si mi mamá se tome muy bien el hecho de que me quedaré en la casa de cuatro chicas que podrían violarme.
-No te tocaría ni con un palo. –Mentí sin mirarlo. La verdad era que si, si lo haría.
Pagué y tomamos las bolsas entre los dos. Su idea era que tomará un taxi, así el podría seguirnos hasta mi casa en motocicleta. Esperamos unos minutos, en los que seguimos bromeando y ocasionalmente yo lo empujaba, esperando sentir su calor entre mis manos. Cuando me subí al taxi no pude evitar sonreír como idiota, pensando en que iba a tener al fin un amigo que no fueran las chicas.
El ya estaba parado en la vereda cuando el taxi se estaciono. Entre los dos bajamos las bolsas y entramos al departamento .Solo para encontrarnos a Alex tirada en el sillón en sujetador. Agradecí al cielo que lo tuviera puesto. Había veces en las que se paseaba enseñando su anatomía a todo el mundo. Me aclaré la garganta a lo que ella saltó. Miró a Michael y corrió a abrazarlo sin nada de pudor.
-¡Hola! Ya era hora de que Charlie trajera chicos a la casa. –Se acercó a su oído, pude ver a Michael removerse algo incomodo y nervioso. –Ya estaba comenzando a creer que le hace al otro lado.
La agarré del cabello como solíamos hacer cuando peleábamos y la tiré de nuevo hacia el sillón. Michael nos veía con los ojos como platos. Sujeté sus manos y las coloqué sobre su cabeza dejándola totalmente indefensa. No por nada me llamaban Beast.
-¿Quién dice que no le hago al otro lado? –Acerqué mi cara a la suya casi besándola y me alejé riendo.
-ZORRA.
Volví hasta Michael y le quité algunas bolsas. Las vaciamos sobre la mesa de la cocina y comencé a guardar las cosas en las repisas, mientras el guardaba otras en el refrigerador, en cosa de nada ya habíamos ordenado todo.
-¿Qué haremos ahora? –Preguntó.
-Hacernos las uñas, hacernos trencitas, maquillarnos y hablar de lo putos que son los chicos.
-Que las mías sean rosa, por favor. –Dijo en tono afeminado, nos miramos y reímos como idiotas. Mi estomago estaba comenzando a doler por nuestras carcajadas.
-Te vendrían con el cabello – Conseguí decir casi sin aliento. Entonces recordé algo, tenía un montón de pinturas de fantasía en el baño. Todas eran de Alex que se teñía un montón el cabello, al igual que mi nuevo amigo.
-¿Qué me miras tanto?
-Tíñeme el cabello, tengo algunas pinturas en el baño.
-Tu cabello es hermoso, Lottie – Lo miré alzando una ceja, ¿Lottie? Jamás nadie había usado un apodo que no fuera de chico. Hasta comenzaba a creer que mi nombre era Charles y no Charlotte. Pero no estaba nada mal.
-¿No quieres terminar como Alex, cierto?
Pareció pensarlo un momento antes de responder.
-No me molestaría para nada.
Puse los ojos en blanco y caminé hasta el baño, siendo seguida por el peli morado. Busqué en los estantes de maquillaje hasta que di con los botecitos de pintura para el cabello. Había azul, morado, rosado, celeste, negro, rojo y algo de decolorante. Estaba decidida a no ser rubia nunca más, con o sin Michael.
-¿Me ayudas o no? –Dejé los frascos en el lavabo y lo miré cruzando los brazos sobre mi pecho.
Me miró mal, sin embargo agarró el frasco de decolorante y me indico sentarme en el retrete. Me senté con las piernas alrededor de este, mirando hacia el otro lado, el del estanque. Me quité la camisa de Ramones que traia puesta y la dejé sobre mi torso, tratando de no mostrarle nada indebido. No era una mojigata, para nada, pero de cierta manera me importaba lo que él pensará. Lo atribuía a que era mi primer amigo varón.
Sus dedos recorrieron mi cabello con delicadeza, casi como si tuviera miedo de romperme. Lo tendría un buen rato ocupado, mi cabello llegaba hasta mi trasero y un poco más abajo.
-¿De que color lo quieres? –Sus manos se detuvieron sobre mi espalda desnuda, haciendo que un calor demasiado placentero se formara en mi estomago. Cerré los ojos y tragué. Eso no era normal.
-Sorpréndeme –Dije bajito, me costaba respirar normalmente.
Michael rió y sacó un tubo que no alcancé a ver de entre el resto. Acarició mi cabello una última vez antes de comenzar a distribuir la fría pintura sobre mi cabeza. Cerré los ojos disfrutando de lo relajante que era tenerlo ahí, recorriendo todo mi cabello con sus manos callosas y grandes. Suspiré y me recargué contra el estanque, de la nada sentía ganas de dormir. Lo oí reír de nuevo cuando asumí que había terminado, me estaba acostumbrando ya a su risa. Era contagiosa y me hacía querer reír junto a él.
-Juguemos mientras hace efecto – Dijo entre un suspiro, se dirigió al lavabo y comenzó a quitarse la pintura de ellas.
-¿A qué?
-Tú preguntas, yo pregunto.
-Vale, quiero partir. ¿Tu color favorito?
-Negro. ¿A qué edad diste tu primer beso?
-A los 11 –Mentí. No podía decirle que jamás había dado uno. O al menos uno que contara, estando sobria. -¿Te gustan los videojuegos?
-Los amo. ¿Quién es tu mejor amiga?
-Harriet. ¿A qué edad diste tu primer beso?
-A los 12. ¿Eres virgen?
-¿Qué clase de pregunta es esa?
-Simple curiosidad. No seas tramposa, responde.
-Sí. –Una pregunta estaba comiendo mi cabeza desde el principio del juego. Estaba ya en la punta de mi lengua y no lo pude evitar -¿Tienes novia?
-Si. Creo que tu cabello ya está listo. – De la nada su expresión había cambiado, estaba serio. Estaba debatiendo algo en su interior. No sé porque no lo había imaginado.
-Vale, sal de aquí para que pueda ducharme. A todo esto…¿Cómo se llama tu novia?
-Geordie.
-Que lindo nombre – Sonreí falsa, creo que él lo notó, pero no me importó, algo dentro de mi pecho se exprimió.
Cerré la puerta y me dejé caer sobre el suelo, algo que no había experimentado en años estaba a punto de suceder. Una lágrima silenciosa recorrió mi mejilla. No me explicaba porqué, ni siquiera lo conocía y ya me había hecho ilusiones. Que idiota. Me miré al espejo antes de entrar a la ducha. Negro. Ahora mi cabello estaba del color de mi ánimo.
Cuando salimos del instituto, Michael caminó acelerado hasta el estacionamiento, yo lo seguía de cerca, esperando ver un auto anticuado, la típica herencia de los padres. Pero no. Frente a nosotros se erguía orgullosa una Harley Davisson negra, una total bestia. Lo miré a él, sonreía de manera arrogante. Me tendió un casco y yo en parte aun estaba embobada mirando su motocicleta.
-¿Cómo se supone que llevaremos las compras? –Pregunté mientras ajustaba el casco sobre mi cabeza, me quedaba grande.
Él se acerco hasta mí para ayudar con el dichoso casco. Su roce me producía algo raro, una especie de hormigueo placentero, era una sensación que ya había olvidado, hacía mucho tiempo desde la ultima vez que alguien me tocado.
-Improvisaremos – Dijo él, sonriendo de oreja a oreja.
Para mi desgracia se alejó y se subió a la Harley. Yo lo seguí maniobrando para sentarme detrás de él, abrazándolo con brazos y piernas. Podía sentir su risa disimulada, era un idiota. Arrancó la motocicleta de improvisto, por lo que me vi obligada a abrazarlo aun más fuerte, sabía que lo hacia a propósito.
En ese momento experimenté dos de las cosas más maravillosas en el mundo. El calor humano, y la brisa acariciando mi cara y haciendo volar mi cabello rubio por todos lados. Pronto estuvimos frente al mercado, Michael bajó rápidamente luego de estacionar, y de paso me bajó a mí en brazos. La sensación de su espalda contra mi pecho aun estaba presente incluso después de que estábamos entrando al lugar. Sacamos un carrito de la entrada y comenzamos a vagar por el lugar.
-¿De dónde vienes? –Preguntó mirando los dulces en una estantería del medio.
-Soy de aquí, siempre he vivido en Sidney. –Saqué una caja de crackers para Harriet, un tarro de Nutella para Alex y palitos de queso para Ashley, ellas amaban los dulces y las chucherías, si fuera por ellas solo nos alimentaríamos de eso. –Pero no asistia a una escuela, las chicas y yo teníamos tutores.
-¿Por qué?
-Odio las escuelas. –Dije seria, Michael miraba un tarro de vegemite, odiaba esa cosa, pero si a él le gustaba al parecer, por lo que tomé un tarro y lo dejé en el carrito.
Varios flashes de mi infancia comenzaron a salir a flote dentro de mi cabeza. Los maltratos, los tirones de cabello, los dibujo obsenos en mis cosas, los apodos, todo, todo eso me hacia odiar el ambiente.
-¿Por qué ahora decidieron ir a la secundaria? –Se paró frente a mí, detuvo el carro y me miró con demanda escrita en sus ojos.
-¿Por qué no? –Dije simplemente, ya estábamos en el pasillo de las verduras. Saqué unas manzanas, un par de lechugas, limones, zanahorias y frutillas. –Digo, nunca es tarde para descubrir que la gente no es una mierda.
Se quedó en silencio mientras caminábamos por el pasillo de las bebidas. Me miró sorprendido cuando me vio sacar un pack de cervezas del estante. Lo miré levantando una ceja. Que inocente era.
-¿Bebes? –Preguntó.
-Sí, ¿Tú no? –Volví al estante buscando una botella de tequila. La dejé en el carro y saqué dos botellas más de Vodka.
-Si, pero no imagine que tú lo hicieras. –Seguimos caminando por el pasillo, de verdad que era muy inocente.
-También fumo. Y me drogo. Nada del otro mundo –Sentencié mientras sacaba algunas botellas de refresco y de jugo.
-No me lo esperaba.
-No esperes nada de mí. Supongo que es una buena manera de ahorrarse una decepción.
-No me decepcionas. Es solo…que eres tan interesante que…-Se quedo callado. No le di mayor importancia y seguí echando algunos abarrotes en el carro.
-Tengo una idea.
-¿Cual?
-Quédate con nosotras, la pasaremos bien. Harriet es rara, pero agradable –No había casi nadie en la fila de la caja, por lo que no nos demoramos nada en ser atendidos.
-Claro, aunque no sé si mi mamá se tome muy bien el hecho de que me quedaré en la casa de cuatro chicas que podrían violarme.
-No te tocaría ni con un palo. –Mentí sin mirarlo. La verdad era que si, si lo haría.
Pagué y tomamos las bolsas entre los dos. Su idea era que tomará un taxi, así el podría seguirnos hasta mi casa en motocicleta. Esperamos unos minutos, en los que seguimos bromeando y ocasionalmente yo lo empujaba, esperando sentir su calor entre mis manos. Cuando me subí al taxi no pude evitar sonreír como idiota, pensando en que iba a tener al fin un amigo que no fueran las chicas.
El ya estaba parado en la vereda cuando el taxi se estaciono. Entre los dos bajamos las bolsas y entramos al departamento .Solo para encontrarnos a Alex tirada en el sillón en sujetador. Agradecí al cielo que lo tuviera puesto. Había veces en las que se paseaba enseñando su anatomía a todo el mundo. Me aclaré la garganta a lo que ella saltó. Miró a Michael y corrió a abrazarlo sin nada de pudor.
-¡Hola! Ya era hora de que Charlie trajera chicos a la casa. –Se acercó a su oído, pude ver a Michael removerse algo incomodo y nervioso. –Ya estaba comenzando a creer que le hace al otro lado.
La agarré del cabello como solíamos hacer cuando peleábamos y la tiré de nuevo hacia el sillón. Michael nos veía con los ojos como platos. Sujeté sus manos y las coloqué sobre su cabeza dejándola totalmente indefensa. No por nada me llamaban Beast.
-¿Quién dice que no le hago al otro lado? –Acerqué mi cara a la suya casi besándola y me alejé riendo.
-ZORRA.
Volví hasta Michael y le quité algunas bolsas. Las vaciamos sobre la mesa de la cocina y comencé a guardar las cosas en las repisas, mientras el guardaba otras en el refrigerador, en cosa de nada ya habíamos ordenado todo.
-¿Qué haremos ahora? –Preguntó.
-Hacernos las uñas, hacernos trencitas, maquillarnos y hablar de lo putos que son los chicos.
-Que las mías sean rosa, por favor. –Dijo en tono afeminado, nos miramos y reímos como idiotas. Mi estomago estaba comenzando a doler por nuestras carcajadas.
-Te vendrían con el cabello – Conseguí decir casi sin aliento. Entonces recordé algo, tenía un montón de pinturas de fantasía en el baño. Todas eran de Alex que se teñía un montón el cabello, al igual que mi nuevo amigo.
-¿Qué me miras tanto?
-Tíñeme el cabello, tengo algunas pinturas en el baño.
-Tu cabello es hermoso, Lottie – Lo miré alzando una ceja, ¿Lottie? Jamás nadie había usado un apodo que no fuera de chico. Hasta comenzaba a creer que mi nombre era Charles y no Charlotte. Pero no estaba nada mal.
-¿No quieres terminar como Alex, cierto?
Pareció pensarlo un momento antes de responder.
-No me molestaría para nada.
Puse los ojos en blanco y caminé hasta el baño, siendo seguida por el peli morado. Busqué en los estantes de maquillaje hasta que di con los botecitos de pintura para el cabello. Había azul, morado, rosado, celeste, negro, rojo y algo de decolorante. Estaba decidida a no ser rubia nunca más, con o sin Michael.
-¿Me ayudas o no? –Dejé los frascos en el lavabo y lo miré cruzando los brazos sobre mi pecho.
Me miró mal, sin embargo agarró el frasco de decolorante y me indico sentarme en el retrete. Me senté con las piernas alrededor de este, mirando hacia el otro lado, el del estanque. Me quité la camisa de Ramones que traia puesta y la dejé sobre mi torso, tratando de no mostrarle nada indebido. No era una mojigata, para nada, pero de cierta manera me importaba lo que él pensará. Lo atribuía a que era mi primer amigo varón.
Sus dedos recorrieron mi cabello con delicadeza, casi como si tuviera miedo de romperme. Lo tendría un buen rato ocupado, mi cabello llegaba hasta mi trasero y un poco más abajo.
-¿De que color lo quieres? –Sus manos se detuvieron sobre mi espalda desnuda, haciendo que un calor demasiado placentero se formara en mi estomago. Cerré los ojos y tragué. Eso no era normal.
-Sorpréndeme –Dije bajito, me costaba respirar normalmente.
Michael rió y sacó un tubo que no alcancé a ver de entre el resto. Acarició mi cabello una última vez antes de comenzar a distribuir la fría pintura sobre mi cabeza. Cerré los ojos disfrutando de lo relajante que era tenerlo ahí, recorriendo todo mi cabello con sus manos callosas y grandes. Suspiré y me recargué contra el estanque, de la nada sentía ganas de dormir. Lo oí reír de nuevo cuando asumí que había terminado, me estaba acostumbrando ya a su risa. Era contagiosa y me hacía querer reír junto a él.
-Juguemos mientras hace efecto – Dijo entre un suspiro, se dirigió al lavabo y comenzó a quitarse la pintura de ellas.
-¿A qué?
-Tú preguntas, yo pregunto.
-Vale, quiero partir. ¿Tu color favorito?
-Negro. ¿A qué edad diste tu primer beso?
-A los 11 –Mentí. No podía decirle que jamás había dado uno. O al menos uno que contara, estando sobria. -¿Te gustan los videojuegos?
-Los amo. ¿Quién es tu mejor amiga?
-Harriet. ¿A qué edad diste tu primer beso?
-A los 12. ¿Eres virgen?
-¿Qué clase de pregunta es esa?
-Simple curiosidad. No seas tramposa, responde.
-Sí. –Una pregunta estaba comiendo mi cabeza desde el principio del juego. Estaba ya en la punta de mi lengua y no lo pude evitar -¿Tienes novia?
-Si. Creo que tu cabello ya está listo. – De la nada su expresión había cambiado, estaba serio. Estaba debatiendo algo en su interior. No sé porque no lo había imaginado.
-Vale, sal de aquí para que pueda ducharme. A todo esto…¿Cómo se llama tu novia?
-Geordie.
-Que lindo nombre – Sonreí falsa, creo que él lo notó, pero no me importó, algo dentro de mi pecho se exprimió.
Cerré la puerta y me dejé caer sobre el suelo, algo que no había experimentado en años estaba a punto de suceder. Una lágrima silenciosa recorrió mi mejilla. No me explicaba porqué, ni siquiera lo conocía y ya me había hecho ilusiones. Que idiota. Me miré al espejo antes de entrar a la ducha. Negro. Ahora mi cabello estaba del color de mi ánimo.
Nagisa Leto
Re: Dark Paradise|Luke H. Michael C.|
¡Eso es todo, mañana subiré otro! Muchísimas gracias por leer, i love you Stacy, te haré un altar (?)
Nagisa Leto
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