Trevor & Winnie.

No empezaré con un "había una vez" porque esto no es un cuento de hadas, no, es una historia de dos personas normales, quizás tan normales como tú o como yo, pero que les sucedió algo maravilloso. ¿Sí estás personas normales tienen nombre? Claro que lo tienen, ¿qué clase de humano no tiene nombre?

En fin, él se llama Travis, y ella se llama Winnie. Él es un amante del té, y ella es una coleccionista de cassettes. Quiénes se conocieron en una tienda de discos; ¿cómo dos personas tan distintas pueden coincidir en un lugar tan ajeno a sus costumbres? Parece que el destino había bebido de más esa tarde para hacerlos coincidir. ¡Oh, pero que coincidencia tan dulce y amarga! Qué sumergió a estos jóvenes en una relación amistosa-amorosa. 

Y, cualquiera se daría cuenta, qué ellos dos son un par de locos, y qué su historia es igual o más enredada qué un nudo ciego. Pero, la pregunta qué cualquiera se haría es: ¿cuándo ellos supieron que encajaban? ¿cómo ellos supieron que estaban conectados?

Esas preguntas encontraron su respuesta en una tarde lluviosa de fin de mes, cuando la tormenta había encerrado en una pequeña y marrón casa tanto a Winnie como a Trevor, quién era la persona que habitaba   junto a un par de ratas, polillas y un perro   tal lugar, las gotas de lluvia caían pesadamente sobre el techo del lugar, intentando penetrar y empapar a los refugiados.

--Iré por algo caliente --avisó Trevor, al ver a Winnie abrazarse a sí misma, la chica pelirroja sólo asintió, para caminar hacia un pequeño sofá marrón y acomodarse en esté, los pesados pasos de Trevor sonaron a sus espaldas, para luego tener en su vista una taza humeante de té. Los claros ojos de Winnie viajaron hasta el rostro de Trevor, quién sonreía: --Sólo dale una oportunidad --dijo, para dejar entre sus manos la taza de té, sus dedos envolvían el pequeño artículo de porcelana tan perfectamente como Trevor. 

Él se sentó junto a Winnie, hundiendo su lado del sofá ante el acto, tirando de una manta blanca que reposaba en uno de los brazos de esté, para cubrir tanto sus piernas como las de ella, mientras que las piernas de Winnie y su regazo eran perfectamente cubiertos, los pies y tobillos de Trevor quedaban a la vista. 

Los labios de Winnie al fin tocaron la boca de la taza, para dejar ir dentro de ella un poco del té verde, cerró los ojos ante la cálida sensación. Sonrió, sabiendo que las palabras que un día Trevor le había dicho eran ciertas; el té era como un abrazo en una taza.

  Sabía que te gustaría --habló el rubio oscuro mientras observaba el rostro de Winnie acalorarse, a causa de lo caliente del té. --Todo merece una oportunidad.

Los ojos de Winnie brillaron, causando la extrañeza de Trevor, la taza de té quedó entremedio de ambos cuerpos, mientras que la pelirroja buscaba en uno de sus bolsillos un objeto de su única colección; un cassette. 

--Tienes razón --coincidió Winnie, mientras esperaba que la magia del cassette cobrará vida. --Todo, absolutamente todo, merece una oportunidad.

Dear God de XTC empezó a sonar, haciendo sonreír a Winnie y rodar los ojos a Trevor, pero al final suspiró, y uno de sus pies se empezó a mover al ritmo de la música. Mientras qué Winnie se movía y movía sus labios al compás de la canción, para sentarse de nuevo al lado de Trevor.

Ambos se vieron a los ojos, el verde azulado con el miel se fundió por unos pocos segundos, y fue entonces, cuando lo supieron...

Entre cassettes nuevos y viejos, de los 70' y los 80', té verde y té de canela, lo supieron por primera vez, qué ellos no son simples amigos, tampoco una clase de nueva pareja. No, ambos son un perfecto intermedio que más de una vez los destruirá y reconstruirá al mismo tiempo.

Qué ella no era sólo Winnie, y qué él no era sólo Trevor.

Ellos eran Trevor y Winnie; un amante del té y una coleccionista de cassettes.