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Beware. |Harry Styles|
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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1st chapter.
One
He's got that eyes that make you
feel guilty even if you're not.
feel guilty even if you're not.
Aquél era el día suertudo de Marie Foster.
Lo pude presentir cuando caminaba por el reluciente y tibio pasillo del edificio, buscando una puerta que tuviera una placa con el número que indicaba la llave. La emoción que quemaba en mi interior llegó al punto de hacerme ver como una estúpida; mis pies se habrían enredado unas cinco veces entre sí, y más de una vez tropecé con la alfombra desplegada en el suelo, casi cayendo al suelo con las maletas y todo.
En lo personal, no tenía ni la mínima idea del motivo por el cual mi padre habría decidido que ya era momento de dejarme partir del nido familiar. Recuerdo que mi madre había apretado sus brazos alrededor de mí y la sentí sollozar sobre mi hombro, mascullando que extrañaría las discusiones matutinas que solíamos tener. Por otro lado, mi papá sólo me entregó una llave y me palpó el hombro, comentándome que nos veríamos muy seguido, lo cual fue dicho como una promesa. No me sorprendí frente a la frialdad con la que me hablaba actualmente, desde el incidente ocurrido hace tres años atrás, él ya no era el mismo conmigo. Sin embargo, lo seguía estimando y queriendo.
Por un momento pensé que quizá, tanto mi papá como mi mamá, estaban hartos de que su única hija universitaria, con casi veinte años de edad, siguiera siendo una mantenida. Mi hermano, Luke, quien es simplemente tres minutos mayor que yo, fue el primero en dejar el nido; pero él no necesitó el apoyo monetario de nuestros padres. Simplemente partió con su guitarra en mano, ganándose la vida tocando en la estación de trenes. Él era un simple chico americano queriendo surgir en Inglaterra, dónde crecimos desde los dos años. Nunca me dejaba saber de su paradero, tampoco llamaba a casa, y sólo me mandaba mensajes para recordarme que él siempre sería más atractivo que yo. Damas y caballeros, con ustedes, Luke Foster.
Mientras me cuestionaba mentalmente trivialidades relacionadas con mi nuevo departamento, caí en cuenta de que me había quedado detenida en medio del pasillo, y probablemente con la sonrisa más estúpida que una chica como yo podría tener. Soplé un mechón de mi cabello oscuro que en ese momento se había colado en mi rostro, e hice una mueca de emoción cuando noté que el pasillo ya estaba llegando a su fin. Di mis últimos pasos y me giré hacia la puerta que estaba a mi lado. Y en ella, tenía escrito sobre una placa dorada el número del departamento. 251. Tal y como mi llave indicaba.
Un chillido se escapó de mi garganta y pude sentir que mis ojos se humedecían un poco. Sólo un poquito. No era con exactitud una persona sentimental.
—Bienvenida a su nuevo hogar, señorita Foster—Murmuré para mí misma imitando un tono masculino—. Muchas gracias, muchas gracias—Y también me respondí de vuelta, usando la voz más femenina que jamás pude hacer anteriormente.
Inserté la llave en la cerradura y mi vida ya estaba completa.
Era como la Tierra Prometida, tal y como mi padre había dicho; todo amueblado y con olor a almizcle. Sentí mi labios separarse y como un grito emocionado salió al aire; finalmente, después de haber ansiando mi propio departamento desde los quince años, al fin lo tenía. Todo para mí—y mi gato, Jules, que yacía acostado en el sofá. Mi padre había traído a Jules, era increíble.
Me estuve paseando de lugar en lugar, salté en lo que era mi nueva cama, abracé el refrigerador, besé la pantalla del televisor…No había manera de que ese día se arruinara.
Marqué el número de mi padre, pero su teléfono estaba ocupado. Hice una mueca de decepción y lancé el celular a la cama, pensando en que lo llamaría más tarde. Quizá estaba ocupado con sus asuntos de trabajo y prefería no molestar.
Entonces decidí en llamar a mi madre, quien, según mi padre, había sido la que eligió las cortinas, la alfombra, y los cobertores de la cama. Realmente quería agradecerles, pero la línea marcó ocupado una vez más.
—Ok, lo entiendo, están pasando tiempo a solas—Musité y luego rodé los ojos, soltando una risita para mí misma—. Jules, ¿estás feliz?—Le eché una mirada a mi gato. Su nariz ñata daba a entender que ni una pizca de felicidad corría por sus venas gatunas. Y no pude protestar contra aquella mirada amargada que mi gato me mostraba cada vez que yo realizaba algún movimiento, después de todo, Jules nunca parecía estar contento.
Cuando ya había comenzado a guardar mis prendas en el ropero junto a la ventana de mi cuarto, comencé a cavilar severamente acerca del urgente cambio de look que necesitaba. Miraba las sudaderas universitarias que se iban amontonando en los cajones, y la remota cantidad de camisetas con caricaturas. Culpé mi falta de gusto de la moda al hecho de no tener ninguna mejor amiga pendiente de la última moda de Burbery; sólo tenía a Zayn, quien se consideraba a sí mismo como el remplazo de Luke. Y vamos, no podía preguntarle a él qué prenda luciría mejor con un par de zapatos grises.
—Necesito irme de compras, Jules—Me volteé para enfocar mi vista en mi mascota, pero su amargura lo había llevado a escapar del lugar donde estuvo recostado todo el tiempo. Así que, básicamente, mis palabras salían sólo para mezclarse con el viento. Hablarle a Jules era exactamente lo mismo que hablarle a la pared, para ser sincera, pero al menos podía sentirme…”escuchada.”
Ya me había enamorado de mi departamento, y de las futuras noches donde me mantendría despierta haciendo un maratón de Netflix junto con un bol de palomitas de maíz, pero el sentimiento de soledad era inevitable cuando me di cuenta de que no había nadie más que yo.
Resoplé y me dejé caer sobre mi cama. Estaba contemplando mi reflejo en la ventana cerrada cuando decidí que era lo que realmente quería y necesitaba en ese momento. Inaugurar la ducha.
Me encontraba desvistiéndome dentro de lo que era mi habitación, cuando me percaté que la puerta de la entrada estaba semi abierta. Debí haberla dejado así apenas entré. Qué idiota, Marie, qué idiota. Y luego, me di cuenta de que Jules se estaba escapando por la pequeña apertura.
— ¡Jules, no!—Fue algo bochornoso el hecho de correr en ropa interior hacia la puerta, simplemente envuelta por la toalla con la que pensaba secar mi cuerpo después de mi ansiada ducha. Todo era culpa de Jules, gato mal agradecido.
Me asomé por la puerta para asegurarme de que no hubiese nadie en el pasillo, de esa forma podría ir en busca de Jules sin la preocupación de que alguien estuviese chismorreando. Cuando noté que estaba vacío, suspiré y comencé a caminar en cuclillas para no crear alboroto, y finalmente, gracias al cielo, veo a Jules escabulléndose por la apertura de otra puerta más lejana—. Jules, por favor, no seas así—Le supliqué. Ilógico, realmente, él no me entendería.
Qué cómico hubiera sido en aquel momento que alguien me hubiese visto entrometiéndome en su departamento, envuelta por una simple toalla, y con el único propósito de encontrar a mi gato. Aquel pensamiento elocuente me llevó a cerrar los ojos con fuerza y maldecir entre dientes.
Esta vez sí corrí hacia el departamento ajeno y pude divisar que las luces estaban apagadas. He de suponer que aquella buena suerte aumentaría, pues quizá significaba que el departamento estaba inhabitado. Llegué a esa conclusión debido al frío que emanaba el lugar desde adentro, y también por el silencio fácil de distinguir.
Terminé de abrir la puerta lo suficiente para poder pasar dentro, y fue así como distinguí a Jules debajo de lo que parecía ser una mesa.
—No te escaparás—Le advertí en un siseo al mismo tiempo que me agachaba para tomarlo por la barriga.
Justo cuando tenía la seguridad de que mi acción sería invicta, el reconocible sonido de pasos se hizo presente en el lugar.
Frente a eso, opto por mantenerme refugiada bajo la mesa, y veo un par de pies embotados caminando con dificultad frente a mí . Me percaté de que la persona no tenía interés de encender las luces aún. Quizá se marcharía luego, y yo finalmente podría terminar saliendo de ahí e ir a tomar mi baño. Por consiguiente, noté como la masculina y alta figura se esforzaba en dejar otro cuerpo que parecía dormido sobre uno de los sofás.
Esperé un momento más, cuando luego el sonido de una puerta cerrarse llegó hasta mis oídos. Con Jules en mis brazos, me arrastré para poder salir de mi “ingenioso” escondite y dirigirme a la salida con la mayor rapidez que pude. Después de eso, una luz tenue se encendió.
— ¿Qué estás haciendo aquí?—La voz que oí a mis espaldas me hizo entrar en pánico; era profunda y ronca, y en cada palabra que dijo se oía el exquisito acento británico que me seguía fascinando a pesar de haber vivido dieciocho años entre gente inglesa.
Me volteé con lentitud, mas mi cerebro me llevó a morderme el labio con severidad a causa de los nervios y la pena que ya estaban sumamente mezclados alborotadamente en mi interior. Ante mí, me encontré con un muchacho de alta estatura, y unos ojos verdes cual césped que recorrieron mi cuerpo de arriba y abajo, capaces de hacerme sentir culpable incluso cuando no lo era. Podía distinguir un par de rizos escapando del pañuelo verde musgo que tenía amarrado en su cabeza. El chico mantenía sus brazos cruzados sobre su pecho, esperando una respuesta de mi parte, y su ceño fruncido sólo conseguía dejarme más paralizada de lo que ya estaba.
—Uh,…hola—No tuve ni la menor idea de por qué pensé que saludar sería un buen comienzo. El muchacho levantó las cejas de forma expectante, obviando su necesidad de una explicación—. Yo…no robé nada—Perfecto, Marie.
— ¿Planeabas ir a una fiesta nudista? Porque puedo dejarte saber y asegurarte que aquí no hay ninguna—Su respuesta y la forma de enfatizar me desconcertaron totalmente. Y para colmo, había olvidado que sólo estaba vestida con ropa interior y siendo cubierta con una toalla. El calor se extendió por cada sector de mi rostro, logrando acelerar los desaforados latidos de mi nervioso corazón. ¡Demonios! ¡Jamás me había sentido tan humillada!
— ¿Con quién hablas, eh?—Otra voz se unió al bochornoso momento, esta vez proveniente desde el cuerpo que yacía recostado en el sofá. Visualicé a un muchacho de cabellos rubios y rostro colorado incorporándose de a poco desde su siesta. A metros se podía distinguir la ebriedad en él, de la misma forma en que se podía distinguir cómo sus ojos borrachos y somnolientos se posaron en mí, para luego abrirse con sorpresa—. ¡Wow! ¡¿Trajiste a una stripper para mi cumpleaños?!
—Jesús. —Masculló con exasperación el chico de los ojos verdes, tomando mi brazo desnudo de forma arisca y arrastrándome hacia el pasillo. Cuando pensé que cerraría la puerta en mi cara, no lo hizo, más bien, cerró no por completo y con cuidado la puerta del departamento y se situó con firmeza ante mí, dejando que su ceño fruncido ocupara lugar en su rostro… una vez más—. Mira, sólo déjame decirte una cosa.
— Di-dime—Tartamudeé, aún pensando que debía ser una broma. Realmente, de todas las cosas embarazosas que me habían ocurrido en a lo largo de mi vida, aquella se había llevado el premio mayor. Me sentía estúpida e infantil. Incluso pensaba que Luke habría pensando mejor en qué hacer en toda la situación.
—Te agradecería que mantuvieras a esa cosa que tienes en tus brazos lejos de Winnie—Señaló a Jules y con eso dicho pareció conforme, pues ya estaba volviendo a adentrarse al departamento.
— ¿Disculpa?—Inquirí intentando no sonar indignada…el único con derecho a sentirse así era el chico de los rizos. Yo había sido la que irrumpió en su departamento semi desnuda, así que técnicamente tenía todo el derecho a estar molesto.
—Creo que fui bastante claro—Me respondió sin más, volviéndose hacia mí. Su tono de voz no era para nada duro, solamente dejaba que las palabras roncas se deslizaran de su boca. Y Dios, él tenía una forma tan particular de decir todo; informalmente formal sería la mejor manera de explicarlo.
—L-lo siento…pero no sé quién es Winnie—Solté una risa ligera y confundida, quizá de esa forma él no tendría tan mala perspectiva acerca de mí.
—Mi gata.
—Oh.
— ¿Sabes? No sé si lo habrás notado, pero estás frente a un chico que bien podría ser un violador, usando ropa interior y además, perdiendo el tiempo—Y ahí estaban de nuevo las respuestas desconcertantes.
—No eres un violador—Musité.
Stop.
¿Alguien quiere golpear a Marie Foster por seguir parada ahí?
—Dios—Esta vez él rió de una forma asombrada, lanzando su cabeza hacia atrás—. ¿Vas a seguir aquí? Si alguien nos ve pensará bastante mal, y no necesito más mierda por hoy.
—No…no, yo ya me voy, lamento haberte hecho pasar un mal momento. Estaba a punto de ducharme y mi gato se escapó hasta tu departamento, creí que no había nadie y sólo…Lo siento—Nuevamente, el chico frunció el ceño. Me hacía sentir patética que hiciera eso cada vez que me miraba.
—Bien—Dijo, y se volteó nuevamente para entrar a su departamento.
—Bien—Respondí de vuelta.
—Adiós.
—Adiós.
—También agradecería que dejaras de repetir todo lo que digo—Aclaró y luego de levantar las cejas hacia mí en algo que interpreté como una despedida, cerró la puerta.
Tres hurras por Marie Jane Foster.
Estúpida.
Lo pude presentir cuando caminaba por el reluciente y tibio pasillo del edificio, buscando una puerta que tuviera una placa con el número que indicaba la llave. La emoción que quemaba en mi interior llegó al punto de hacerme ver como una estúpida; mis pies se habrían enredado unas cinco veces entre sí, y más de una vez tropecé con la alfombra desplegada en el suelo, casi cayendo al suelo con las maletas y todo.
En lo personal, no tenía ni la mínima idea del motivo por el cual mi padre habría decidido que ya era momento de dejarme partir del nido familiar. Recuerdo que mi madre había apretado sus brazos alrededor de mí y la sentí sollozar sobre mi hombro, mascullando que extrañaría las discusiones matutinas que solíamos tener. Por otro lado, mi papá sólo me entregó una llave y me palpó el hombro, comentándome que nos veríamos muy seguido, lo cual fue dicho como una promesa. No me sorprendí frente a la frialdad con la que me hablaba actualmente, desde el incidente ocurrido hace tres años atrás, él ya no era el mismo conmigo. Sin embargo, lo seguía estimando y queriendo.
Por un momento pensé que quizá, tanto mi papá como mi mamá, estaban hartos de que su única hija universitaria, con casi veinte años de edad, siguiera siendo una mantenida. Mi hermano, Luke, quien es simplemente tres minutos mayor que yo, fue el primero en dejar el nido; pero él no necesitó el apoyo monetario de nuestros padres. Simplemente partió con su guitarra en mano, ganándose la vida tocando en la estación de trenes. Él era un simple chico americano queriendo surgir en Inglaterra, dónde crecimos desde los dos años. Nunca me dejaba saber de su paradero, tampoco llamaba a casa, y sólo me mandaba mensajes para recordarme que él siempre sería más atractivo que yo. Damas y caballeros, con ustedes, Luke Foster.
Mientras me cuestionaba mentalmente trivialidades relacionadas con mi nuevo departamento, caí en cuenta de que me había quedado detenida en medio del pasillo, y probablemente con la sonrisa más estúpida que una chica como yo podría tener. Soplé un mechón de mi cabello oscuro que en ese momento se había colado en mi rostro, e hice una mueca de emoción cuando noté que el pasillo ya estaba llegando a su fin. Di mis últimos pasos y me giré hacia la puerta que estaba a mi lado. Y en ella, tenía escrito sobre una placa dorada el número del departamento. 251. Tal y como mi llave indicaba.
Un chillido se escapó de mi garganta y pude sentir que mis ojos se humedecían un poco. Sólo un poquito. No era con exactitud una persona sentimental.
—Bienvenida a su nuevo hogar, señorita Foster—Murmuré para mí misma imitando un tono masculino—. Muchas gracias, muchas gracias—Y también me respondí de vuelta, usando la voz más femenina que jamás pude hacer anteriormente.
Inserté la llave en la cerradura y mi vida ya estaba completa.
Era como la Tierra Prometida, tal y como mi padre había dicho; todo amueblado y con olor a almizcle. Sentí mi labios separarse y como un grito emocionado salió al aire; finalmente, después de haber ansiando mi propio departamento desde los quince años, al fin lo tenía. Todo para mí—y mi gato, Jules, que yacía acostado en el sofá. Mi padre había traído a Jules, era increíble.
Me estuve paseando de lugar en lugar, salté en lo que era mi nueva cama, abracé el refrigerador, besé la pantalla del televisor…No había manera de que ese día se arruinara.
Marqué el número de mi padre, pero su teléfono estaba ocupado. Hice una mueca de decepción y lancé el celular a la cama, pensando en que lo llamaría más tarde. Quizá estaba ocupado con sus asuntos de trabajo y prefería no molestar.
Entonces decidí en llamar a mi madre, quien, según mi padre, había sido la que eligió las cortinas, la alfombra, y los cobertores de la cama. Realmente quería agradecerles, pero la línea marcó ocupado una vez más.
—Ok, lo entiendo, están pasando tiempo a solas—Musité y luego rodé los ojos, soltando una risita para mí misma—. Jules, ¿estás feliz?—Le eché una mirada a mi gato. Su nariz ñata daba a entender que ni una pizca de felicidad corría por sus venas gatunas. Y no pude protestar contra aquella mirada amargada que mi gato me mostraba cada vez que yo realizaba algún movimiento, después de todo, Jules nunca parecía estar contento.
Cuando ya había comenzado a guardar mis prendas en el ropero junto a la ventana de mi cuarto, comencé a cavilar severamente acerca del urgente cambio de look que necesitaba. Miraba las sudaderas universitarias que se iban amontonando en los cajones, y la remota cantidad de camisetas con caricaturas. Culpé mi falta de gusto de la moda al hecho de no tener ninguna mejor amiga pendiente de la última moda de Burbery; sólo tenía a Zayn, quien se consideraba a sí mismo como el remplazo de Luke. Y vamos, no podía preguntarle a él qué prenda luciría mejor con un par de zapatos grises.
—Necesito irme de compras, Jules—Me volteé para enfocar mi vista en mi mascota, pero su amargura lo había llevado a escapar del lugar donde estuvo recostado todo el tiempo. Así que, básicamente, mis palabras salían sólo para mezclarse con el viento. Hablarle a Jules era exactamente lo mismo que hablarle a la pared, para ser sincera, pero al menos podía sentirme…”escuchada.”
Ya me había enamorado de mi departamento, y de las futuras noches donde me mantendría despierta haciendo un maratón de Netflix junto con un bol de palomitas de maíz, pero el sentimiento de soledad era inevitable cuando me di cuenta de que no había nadie más que yo.
Resoplé y me dejé caer sobre mi cama. Estaba contemplando mi reflejo en la ventana cerrada cuando decidí que era lo que realmente quería y necesitaba en ese momento. Inaugurar la ducha.
Me encontraba desvistiéndome dentro de lo que era mi habitación, cuando me percaté que la puerta de la entrada estaba semi abierta. Debí haberla dejado así apenas entré. Qué idiota, Marie, qué idiota. Y luego, me di cuenta de que Jules se estaba escapando por la pequeña apertura.
— ¡Jules, no!—Fue algo bochornoso el hecho de correr en ropa interior hacia la puerta, simplemente envuelta por la toalla con la que pensaba secar mi cuerpo después de mi ansiada ducha. Todo era culpa de Jules, gato mal agradecido.
Me asomé por la puerta para asegurarme de que no hubiese nadie en el pasillo, de esa forma podría ir en busca de Jules sin la preocupación de que alguien estuviese chismorreando. Cuando noté que estaba vacío, suspiré y comencé a caminar en cuclillas para no crear alboroto, y finalmente, gracias al cielo, veo a Jules escabulléndose por la apertura de otra puerta más lejana—. Jules, por favor, no seas así—Le supliqué. Ilógico, realmente, él no me entendería.
Qué cómico hubiera sido en aquel momento que alguien me hubiese visto entrometiéndome en su departamento, envuelta por una simple toalla, y con el único propósito de encontrar a mi gato. Aquel pensamiento elocuente me llevó a cerrar los ojos con fuerza y maldecir entre dientes.
Esta vez sí corrí hacia el departamento ajeno y pude divisar que las luces estaban apagadas. He de suponer que aquella buena suerte aumentaría, pues quizá significaba que el departamento estaba inhabitado. Llegué a esa conclusión debido al frío que emanaba el lugar desde adentro, y también por el silencio fácil de distinguir.
Terminé de abrir la puerta lo suficiente para poder pasar dentro, y fue así como distinguí a Jules debajo de lo que parecía ser una mesa.
—No te escaparás—Le advertí en un siseo al mismo tiempo que me agachaba para tomarlo por la barriga.
Justo cuando tenía la seguridad de que mi acción sería invicta, el reconocible sonido de pasos se hizo presente en el lugar.
Frente a eso, opto por mantenerme refugiada bajo la mesa, y veo un par de pies embotados caminando con dificultad frente a mí . Me percaté de que la persona no tenía interés de encender las luces aún. Quizá se marcharía luego, y yo finalmente podría terminar saliendo de ahí e ir a tomar mi baño. Por consiguiente, noté como la masculina y alta figura se esforzaba en dejar otro cuerpo que parecía dormido sobre uno de los sofás.
Esperé un momento más, cuando luego el sonido de una puerta cerrarse llegó hasta mis oídos. Con Jules en mis brazos, me arrastré para poder salir de mi “ingenioso” escondite y dirigirme a la salida con la mayor rapidez que pude. Después de eso, una luz tenue se encendió.
— ¿Qué estás haciendo aquí?—La voz que oí a mis espaldas me hizo entrar en pánico; era profunda y ronca, y en cada palabra que dijo se oía el exquisito acento británico que me seguía fascinando a pesar de haber vivido dieciocho años entre gente inglesa.
Me volteé con lentitud, mas mi cerebro me llevó a morderme el labio con severidad a causa de los nervios y la pena que ya estaban sumamente mezclados alborotadamente en mi interior. Ante mí, me encontré con un muchacho de alta estatura, y unos ojos verdes cual césped que recorrieron mi cuerpo de arriba y abajo, capaces de hacerme sentir culpable incluso cuando no lo era. Podía distinguir un par de rizos escapando del pañuelo verde musgo que tenía amarrado en su cabeza. El chico mantenía sus brazos cruzados sobre su pecho, esperando una respuesta de mi parte, y su ceño fruncido sólo conseguía dejarme más paralizada de lo que ya estaba.
—Uh,…hola—No tuve ni la menor idea de por qué pensé que saludar sería un buen comienzo. El muchacho levantó las cejas de forma expectante, obviando su necesidad de una explicación—. Yo…no robé nada—Perfecto, Marie.
— ¿Planeabas ir a una fiesta nudista? Porque puedo dejarte saber y asegurarte que aquí no hay ninguna—Su respuesta y la forma de enfatizar me desconcertaron totalmente. Y para colmo, había olvidado que sólo estaba vestida con ropa interior y siendo cubierta con una toalla. El calor se extendió por cada sector de mi rostro, logrando acelerar los desaforados latidos de mi nervioso corazón. ¡Demonios! ¡Jamás me había sentido tan humillada!
— ¿Con quién hablas, eh?—Otra voz se unió al bochornoso momento, esta vez proveniente desde el cuerpo que yacía recostado en el sofá. Visualicé a un muchacho de cabellos rubios y rostro colorado incorporándose de a poco desde su siesta. A metros se podía distinguir la ebriedad en él, de la misma forma en que se podía distinguir cómo sus ojos borrachos y somnolientos se posaron en mí, para luego abrirse con sorpresa—. ¡Wow! ¡¿Trajiste a una stripper para mi cumpleaños?!
—Jesús. —Masculló con exasperación el chico de los ojos verdes, tomando mi brazo desnudo de forma arisca y arrastrándome hacia el pasillo. Cuando pensé que cerraría la puerta en mi cara, no lo hizo, más bien, cerró no por completo y con cuidado la puerta del departamento y se situó con firmeza ante mí, dejando que su ceño fruncido ocupara lugar en su rostro… una vez más—. Mira, sólo déjame decirte una cosa.
— Di-dime—Tartamudeé, aún pensando que debía ser una broma. Realmente, de todas las cosas embarazosas que me habían ocurrido en a lo largo de mi vida, aquella se había llevado el premio mayor. Me sentía estúpida e infantil. Incluso pensaba que Luke habría pensando mejor en qué hacer en toda la situación.
—Te agradecería que mantuvieras a esa cosa que tienes en tus brazos lejos de Winnie—Señaló a Jules y con eso dicho pareció conforme, pues ya estaba volviendo a adentrarse al departamento.
— ¿Disculpa?—Inquirí intentando no sonar indignada…el único con derecho a sentirse así era el chico de los rizos. Yo había sido la que irrumpió en su departamento semi desnuda, así que técnicamente tenía todo el derecho a estar molesto.
—Creo que fui bastante claro—Me respondió sin más, volviéndose hacia mí. Su tono de voz no era para nada duro, solamente dejaba que las palabras roncas se deslizaran de su boca. Y Dios, él tenía una forma tan particular de decir todo; informalmente formal sería la mejor manera de explicarlo.
—L-lo siento…pero no sé quién es Winnie—Solté una risa ligera y confundida, quizá de esa forma él no tendría tan mala perspectiva acerca de mí.
—Mi gata.
—Oh.
— ¿Sabes? No sé si lo habrás notado, pero estás frente a un chico que bien podría ser un violador, usando ropa interior y además, perdiendo el tiempo—Y ahí estaban de nuevo las respuestas desconcertantes.
—No eres un violador—Musité.
Stop.
¿Alguien quiere golpear a Marie Foster por seguir parada ahí?
—Dios—Esta vez él rió de una forma asombrada, lanzando su cabeza hacia atrás—. ¿Vas a seguir aquí? Si alguien nos ve pensará bastante mal, y no necesito más mierda por hoy.
—No…no, yo ya me voy, lamento haberte hecho pasar un mal momento. Estaba a punto de ducharme y mi gato se escapó hasta tu departamento, creí que no había nadie y sólo…Lo siento—Nuevamente, el chico frunció el ceño. Me hacía sentir patética que hiciera eso cada vez que me miraba.
—Bien—Dijo, y se volteó nuevamente para entrar a su departamento.
—Bien—Respondí de vuelta.
—Adiós.
—Adiós.
—También agradecería que dejaras de repetir todo lo que digo—Aclaró y luego de levantar las cejas hacia mí en algo que interpreté como una despedida, cerró la puerta.
Tres hurras por Marie Jane Foster.
Estúpida.
sugar.
Re: Beware. |Harry Styles|
Marie... comienzo a pensar de que el futuro de las Maries con este nivel cool es indeciso :skip: perderemos y nos extinguiremos por qué tanta inteligencia, Marie? por qué? :skip: el rubeo ebrio pensando que Marie es un stripper Winnie es un nombre cool para una gata and plz Styles is like
ASDFGHJJKKLLSEGHSJDGSKSKSFSJA por qué Mack, por qué escribes cosas tan perfectas? he muerto de risa, i swear it, el capitulo ha sido demasiado hermoso muero por tanta perfección, te amo mucho, síguela pronto porfavor <333
ASDFGHJJKKLLSEGHSJDGSKSKSFSJA por qué Mack, por qué escribes cosas tan perfectas? he muerto de risa, i swear it, el capitulo ha sido demasiado hermoso muero por tanta perfección, te amo mucho, síguela pronto porfavor <333
prinsloo.
Re: Beware. |Harry Styles|
Marie me recuerda a Alex Russo en el siguiente capítulo empieza el misterio en esta cosa fea, muahaha.
sugar.
Re: Beware. |Harry Styles|
Me encantó el cap. Jules sería como yo lol, me parezco a un gato (mi madre dice que me comporto como un gato ¿vale?); Síguela pronto, besos xx
Shelley
Re: Beware. |Harry Styles|
¡Hola! Me llamo Samanta :'3 y me encanto tu novela Cuando leí que Marie estaba casi desnuda frente a Harry estaba como: :kalgh: :kalgh: :kalgh: jajaja me encanta :'3 tienes que seguirla.
"Tres hurras por Marie Jane Foster"
"Estúpida"
-Samanta
*Bommie
Re: Beware. |Harry Styles|
¡Nueva lectora! Me gustó mucho el primer capitulo, en especial porque hay gatos, y los gatos son mis animales favoritos. Me encanta que el personaje de Marie lo represente mi Gomez, la amo xd. También amo como escribes, eres una diosa de la escritura, así que leeré todo lo que escribes, aunque creo que solo tienes dos, idk luego buscaré. Síguela pronto c: besos.
Invitado
Invitado
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