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The Olympic Gods Errors {REESCRITA} Capítulo III ¡Publicado! - Larry Stylinson
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: The Olympic Gods Errors {REESCRITA} Capítulo III ¡Publicado! - Larry Stylinson
Oh, Dios, pensé que ya nadie estaba interesado en este fic. Ahora la sigo, no te preocupes :DMayrabeitia escribió:HOLAAAA!!! NO HABIA VISTO QUE ACTUALIZASTE! POR FAVOR SEGUILA!! ME ENCANTA COMO ESCRIBÍS Y ESTO SE ESTA PONIENDO MUY INTERESANTE!
PD: Louis y su irrestibilidad... :filo: I feel you Harry
PD2: Hola (?
TE QUIEROO SEGUILAAA
Pd: Jajaja Louis Irresistible Tomlinson (?)
pd2: ¡Hola! :D
Ángel J.D
Re: The Olympic Gods Errors {REESCRITA} Capítulo III ¡Publicado! - Larry Stylinson
Capítulo III
"Caja 2-E"
¿Qué cómo se encontraba en estos momentos? Simplemente decepcionado, mucho.
No había sido difícil. Todo lo contrario a ello. Tampoco era que había esperado a Medusa parada en la entrada con una remera con la exclamación “¡Muere!” estampada en ella; o a un grupo furioso de Anemoi en completo descontrol. Pero fue tan malditamente decepcionante y aburrido. Simplemente siguió el camino, encontró una puerta de color gris con una placa que decía “7A” en el segundo piso, entró en ella y terminó la gran búsqueda del estúpido chico que se había encontrado frente a frente con el amor en el lugar y momento equivocado.
Observó atento el cuerpo dormido cubierto por suaves mantas de color blanco. Con el pecho contrayéndose constantemente a un ritmo sutil y calmado, sincronizado con su respiración. Las facciones tranquilas del rostro del chico eran muy atractivas, para ser sinceros. Pero algo le inquietaba.
Podía sentir el poder de su flecha esparcirse por el cuerpo del chico, provocándole un enamoramiento eterno.
Por lo tanto, eso no tenía solución. ¡¿Cómo carajos iba lograr que esto se solucionara?! El chico estaba profundamente enamorado, sería imposible hacerle renunciar a su amor, él muy bien conocía el poder de sus flechas. Pero, entonces, ¿qué mierda haría? Su mente estaba confusa y no sabía si Zeus le había bloqueado sus poderes divinos. Hubiese sido más fácil con ellos.
Así que, en resumen, estaba jodido.
Ya había pasado un buen tiempo ahí de pie, junto a la cama del chico, intentando encontrar una solución eficaz, pero a la vez sutil. Hacerle olvidar a su amigo sería completamente imposible, y se supone que este debería ahora estar profundamente enamorado de su novia. Después de todo había sido un mandato directo de Zeus, y él tenía que obedecer.
Esa era la discordia de sus ideas.
¿De qué servirían sus esfuerzos por hacerle olvidar al chico su amor concebido por una de sus flechas de oro si era seguro de que este no lo haría? Pero, además, ¿qué otra opción tenía? Ayudarlo a conquistar a su amigo sería una desobediencia a las órdenes de Zeus, causando tal vez su destierro definitivo, pero, al mismo tiempo, si no resolvía aquello, nunca volvería al Olimpo.
¡¿Qué cojones se supone que debería hacer ahora?!
Apoyó su peso en su pierna derecha y cruzó sus brazos, removiéndose con desespero. El sol estaba por salir y él aún no encontraba cómo arreglar todo eso.
— ¿Mamá? —Murmuró sintiéndose avergonzado por lo que estaba a punto de hacer— Tal vez Zeus me haya bloqueado la comunicación con todos ustedes, pero si me escuchas, por favor, ayúdame a resolver esto. No sé qué hacer y… ¡Maldición! Con sólo saber que estoy haciendo esto, sabrás la seriedad de la situación.
Nada.
—Mierda —Murmuró.
Cubrió su rostro con sus manos y se sentó delicadamente en el borde de la cama, teniendo cuidado de no despertar al chico mortal absorto de la situación. Suspiró cansado y, por primera vez, un poco de remordimiento comenzó a esparcirse en su conciencia. Inmediatamente culpó a su corta estadía en el mundo mortal.
—Imbécil —Murmuró, dirigido a las dos personas presentes del lugar.
Casi como si lo hubiese escuchado, Harry se removió en su cama, balbuceando sin sentido. Eros lo observó alerta y se levantó de su asiento rápidamente. Sin embargo, no fue necesario. El chico volvió a su estado anterior, roncando profundamente dormido.
El dios, suspiró de alivio.
Había despertado con una extraña sensación de haber sido observado durante un largo tiempo. Pero, después de haber tenido aquella pesadilla, eso era lo que menos le preocupaba.
Aún vagaba en los recuerdos del sueño, incitando a su adormilado cerebro a tratar de entender lo que había significado este. Con lo poco que sabía de lectura de sueños —amablemente aportada por la Internet, en un loco día de Tarot junto a Gemma, su hermana—, sabía que el significado de los sueños no era comúnmente aferrado a lo ocurrido en él, sino, más bien, una forma metafórica pero… ¡Maldición! ¿Desde cuándo creía en eso? La ansiedad le afectaba. Tal vez no había dormido bien últimamente.
Se levantó perezoso de su cama y se dirigió al baño que había en su habitación, se duchó y aseó como cotidianamente lo hacía, tarareando una canción de la cual no recordaba su nombre. Salió húmedo del baño, con únicamente una toalla firmemente sujeta a su cintura, secó sus rizos y suspiró hondo. No podía dejar de sentirse vigilado.
Observó atento toda esquina de su habitación, sintiéndose estúpido por querer parecer como uno de esos espías de Hollywood tratando de indagar si su presentimiento era vano. Entrecerró los ojos, y, con un sentimiento de duda, se vistió y salió de su habitación.
En la cocina, la sorpresa comenzó con un muy apuesto Louis cocinando el desayuno alegremente, con un gracioso delantal rosado con la frase “Best Mom” estampado en el centro de la tela. Podría decirse que la primera reacción que debía de haber expresado sería un muy cariñoso «Mierda, Louis ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Quemarás el apartamento!». Pero, dadas las circunstancias, y de unos posibles sentimientos floreciendo dentro del de ojos verdes, la reacción más obvia fue la última que él hubiese hecho. Caminó hacia él, con una sonrisa amplia pegada a su rostro, incapaz de ser borrada por ahora. Se situó a un lado del castaño y aspiró lentamente el aroma de los alimentos en cocción mezclado con el dulce y fresco aroma de su acompañante. Harry sonrió complacido.
—No quiero ser un imbécil pero… ¿qué cojones estás haciendo Tomlinson? —Murmuró, muy cerca de su oído, provocando el descontrol del pulso cardiaco de Harry.
Louis soltó una pequeña y casi inaudible carcajada, mandando pequeñas corrientes eléctricas a la espalda del rizado. Él sonrió sin razón alguna.
—¿No puedo preparar el desayuno si ser víctima de tus críticas, Styles? —Preguntó él, fingiendo ofensa.
Harry negó divertido.
—Podrías, sí —Sonrió—. Pero, cariño, tú no sabes cocinar
Louis frunció el ceño, sonriendo confuso al mismo tiempo. Harry se dio cuenta de sus palabras una vez salieron de su boca y, demonios, cómo quisiera que nunca lo hubiese dicho. Básicamente, citando el decir popular, trágame tierra.
—¿Cariño? —Se burló Louis.
Y, en ese instante, Harry pudo volver a respirar. Louis lo había tomado como una broma. Y eran esos momentos en los que él agradecía la ocasional ignorancia de rasgos faciales que padecía su amigo, fácilmente su rostro le habría dado el principal indicio de que no había sido una broma. Y, en serio, no sabía cómo hubiesen sido las cosas si hubiese sucedido de esa manera.
—¿Qué estás cocinado? —Quiso cambiar de tema.
«Bien hecho, Harry, bien hecho. ¡Eres un maldito idiota! Está cocinando panqueques en una sartén ¡delante de ti! ¡¿Y tú, mierda, todavía le preguntas qué es lo que está cocinando?!» Se recriminó. Y, al parecer, por la posiblemente graciosa cara de desconcierto de Louis, con el gran letrero de neón en su rostro diciendo “No-me-jodas”, él pensaba lo mismo que su voz interna.
—¿Estás bien? —Fue lo único que el oji-azul pudo decir a causa del desconcierto.
Harry asintió frenéticamente.
—Muy bien —Contestó—, ¿por?
Louis se encogió de hombros.
—No lo sé… Estás muy raro hoy —Suspiró—. Necesito decirte algo.
—Dime.
Él sonrió.
—Te lo diré después de que me digas lo horrible que me quedó esto.
El desayuno, a decir verdad, fue tolerable para el paladar de Harry. Tal vez este tenía un aroma apetecible, sin embargo el sabor fue un poco distinto. Aunque, fuera de estar un poco seco y pasado de cocción, estaba “bueno”. Al menos le había ido mejor que su primer intento.
Habían pasado el tiempo entre broma y broma, sentados en la pequeña mesa de madera en una esquina de la sala de estar, con la Televisión encendida pero con ninguno aparentemente demasiado interesado en ella. Harry aún no sabía qué era lo que Louis quería decirle. Pero él muy bien sabía que por la seriedad del rostro de Louis cuando lo había dicho, que había sido una muy formidable pista para saber que no era nada bueno.
Pero, por favor, ¡él es Harry! Más idiota no podría ser.
Lo intentó.
—Louis… —Le llamó.
— ¿Hm?
— ¿Qué querías decirme?
—Oh, bueno, yo… —Balbuceó, nervioso.
Harry lo observó atento, tratando de descifrar su leguaje corporal. Louis lucía más que nerviosos y ni siquiera se atrevía a mirarle a los ojos. Era extraño. Se removió incomodo en su asiento y trató de calmar un poco su agitado corazón.
— ¿Recuerdas que te prometí pasar este día juntos? —Murmuró—. Para ir al cine o algo.
Harry sonrió al recordar. Y es que francamente lo había olvidado. Pero ahora creía que hubiese sido mejor de esa manera.
—Voy a salir con Eleanor esta tarde —Evitó su mirada.
Si su memoria no se equivoca, recordaba haber visto en películas escenas algo parecidas a esta; dos amigos que se prometen un día juntos, solo ellos, y repentinamente la novia de uno de ellos se entromete y arruina ese día. El amigo abandonado normalmente se enoja con ambos, pero él no podía, al menos no con Louis. La sensación que ahora sentía no era como la describirían en las películas, libros, o lo que sea. Y no sabía con certeza si aquellos sentimientos del día anterior en la cafetería tenían algo que ver con ello. Pero de lo que si estaba seguro, era de aquel gran sentimiento de tristeza e impotencia que sentía desenrollarse en su interior. No obstante, no veía una razón de el por qué Louis no debería ir con ella. Después de todo ella era SU NOVIA, por más perra que fuera esta.
—Oh… —Habló inaudible, incapaz de decir algo coherente.
—Escucha, Harry, no quiero que te sientas mal, en serio. Yo quería pasar este día contigo pero Eleanor me invitó a la fiesta de su tía y en ella estarán sus padres…. Harry, ella me presentará ante su familia… No quiero fallarle.
Harry se limitó a asentir, no queriendo escuchar más de toda esa mierda de la que su amigo hablaba. Ahora quería estar solo, o simplemente estar lejos de él. Quería olvidar su nombre unos minutos, olvidar los nuevos sentimientos que crecían en su interior, volver a los viejos tiempos en los que eran buenos amigos y nada más que eso. Él quería volver a ser el de antes, el Harry que salía a fiestas para buscar chicas y beber hasta el hartazgo porque Louis le decía «Hazlo ahora que eres joven, porque nadie va a querer a un viejo arrugado, gruñón y canoso». Y aunque lo decía en ánimos de broma, él había creído que tenía algo de razón.
Pero sus pensamientos le traicionaron una vez más al recodarle a él.
Se levantó de su asiento, recogió su plato y murmuró un “buena suerte con Eleanor” que podría haberse confundido con un gemido de nostalgia. Fue hasta su habitación y recogió un gorro de lana gris para después volver a la cocina y tomar la lista de víveres del frigorífico, dispuesto a pasar un tiempo para él, incluso siquiera en las tareas semanales del hogar.
Pero, más que nada, dispuesto a olvidar el nombre de Louis Tomlinson del reservado espacio de su corazón.
No debería de haberse sentido tan mal, pero después de ver aquella escena —escondido en un campo mágico—, su corazón se volvió frágil. Como dios del amor, debería de haberse exaltado al ver tal nivel de este en un mortal, no importara si este era correspondido o no. Pero las Parcas le jugaron sucio al sentirse tan mal con todo esto.
Aquél chico rizado, del que ahora sabe que su nombre es Harry, estaba no sólo enamorado de su amigo, sino que estaba loco por él. Su lenguaje corporal le delataba. Al ser privado de un día con su amado gracias a la novia de este, el sentimiento de pérdida era tan inmenso que incluso él llegó a sentirlo. Y no había sido agradable. Sentir lástima por Harry estaba corto de lo que en realidad sentía. Quería ayudarle y protegerle. Y no sabía si era el embelesador aroma del amor eterno el que jugaba con su lógica, pero estaba dispuesto a ayudarle a conquistar a Louis, aún siendo su destierro definitivo el precio de aquello.
Por eso le había seguido por la ciudad, desde las alturas, hasta llegar a un establecimiento donde los mortales se abastecían de alimentos. O al menos eso era lo que él sabía. Observó desde la distancia cómo bajaba de su automóvil y acomodaba su cabello, que había sido alborotado por el viento que provocaba el movimiento de su vehículo. Harry se adentró al lugar, dónde varios más mortales entraban vacíos y salían repletos de bolsas de plástico desechable.
Eros se adentró también. Sigiloso, detrás de él.
Sabía que este era el momento perfecto para acercársele, más no podía desarrollar un perfecto plan para hacerlo. Necesitaría verse como un humano común y corriente, sin que él se asuste por la repentina cercanía de un completo extraño, por lo que debería de ser un empleado del establecimiento, uno que este obligado a hablarle a los clientes.
Y con eso la idea se desarrolló sola.
No sabía si era mejor habérselo pensado un poco más pero ahora estaba ahí, en el área de empleados, escabulléndose a hurtadillas. Buscó impacientemente los vestuarios, encontrándolos cerca del baño exclusivo y una puerta de color gris que, él suponía, dirigía a la bodega. Entró sin hacer ruido, topándose con una larga fila horizontal de casilleros color beige.
Husmeó cada uno, obteniendo a duras penas la clave gracias a sus poderes divinos, pero ninguno tenía el uniforme del rango que necesitaba.
Sin embargo, mientras dejaba a un lado un asqueroso sándwich que había encontrado en uno de los casilleros, se cuestionó por qué hacía aquello. Es decir, sí, había sido él el que había metido en todo esto a aquel chico, sin siquiera sospechar sobre lo que él hacía en esos momentos, tampoco es que ayudara el indescriptible amor que Harry le tenía a su amigo, pero estaba decidido a ayudarle. Sin saber por qué exactamente.
Sólo faltaba uno de los casilleros por revisar cuando la puerta se abrió, arruinando el “no ser visto” de su plan.
Un chico pelirrojo le veía atento desde la entrada, inspeccionándolo mientras trataba de recordar si aquel extraño trabajaba ahí. Viró su mirada a los casilleros abiertos y el desorden dentro de ellos. Le observó nuevamente, al encajar los engranes de la situación, sin poder hacer otra cosa a causa del pánico. Esta vez, impresionante y a la vez aterradoramente, el posible ladrón había conseguido obtener un arco y una flecha a una velocidad impresionante, casi como si hubiese aparecido mágicamente en su mano. Apuntó hacia él y cuando su cuerpo reaccionó para el escape, la flecha dio silbante en su abdomen.
Frutas, carnes frías, dentífrico… tenía todo lo que necesitaba…. Pero tenía planeado algo más.
Estaba enojado, sí, furioso, pero no con Louis. El nunca podría estar enojado con Louis. Estaba enojado consigo mismo, por tener sentimientos indebidos hacia él. Todo era mucho más fácil cuando aquel cosquilleo que sentía cuando estaba cerca era inexistente, era más fácil cuando podía verle a los ojos sin quedar perdido en ellos, era mucho, mucho más fácil cuando el solo mencionar su nombre no le provocaba un suspiro de idiota enamorado.
Pero tuvo que arruinarlo.
Por eso había planeado una perfecta noche de amigos, donde ellos podrían conversar animadamente, bebiendo cerveza y comiendo frituras mientras hablaban sobre la película cómica que se proyectaba en la televisión. Harry quería una noche en donde no estuvieran esos sentimientos, donde pudiese olvidarlos y fingir que nunca existieron. Él, en verdad, quería renunciar a Louis. Pero porque sabía que no tendría una oportunidad con él.
— ¡Oh, gran dios Eros, todopoderoso dios del amor, hijo de…!
— ¡¿Puedes callarte?! ¡Se supone que no tenemos que ser vistos!
Eros rodó los ojos por enésima vez en esos pocos 30 minutos, el chico pelirrojo había despertado un minuto después de haberle lanzado una flecha que le haría su esclavo temporalmente, una flecha de obediencia ciega que había creado hace unos cuantos siglos atrás por conveniencia propia. Ahora sabía que debió de haberla probado antes. Para empezar, el chico —del cual aún no sabía su nombre— no dejaba de presentarle a cada minuto; diciendo aquella estúpida oración que le alteraba los nervios. Y, como si fuera poco, el chico parecía más bien enamorado de él que ser su esclavo; invadiendo su espacio personal constantemente y ya varias veces le había descubierto observándole fijamente. No podía ser peor.
—Amo… —Le llamó el chico— ¿Puedo besarle?
¡Mierda! ¡¿Por qué tenía que ser tan bueno en el amor?!
—No —El chico bajó la mirada, triste. Eros suspiró—… Tal vez… Sólo si me ayudas en esto.
El chico asintió frenéticamente, alarmantemente feliz.
¿Por qué tenía que darle el gusto? No tenía la obligación de hacerlo pero le aterraba la idea de que el amor sea la base de la obediencia del chico ¿qué pasaría si le destruía sus ilusiones? No tenía otra flecha de obediencia en su poder, las demás estaban en el Olimpo y ya había probado que Zeus le tenía bloqueado todo lo que tuviera relación con ese lugar. No tenía otra alternativa.
Continuaron caminando por los pasillos del área de empleados, Eros tenía puesto el uniforme de trabajo del chico —de cajero, justo lo que estaba buscando— mientras que él llevaba puesta ropa informal que tenía en su casillero. Eros quería pasar desapercibido por el lugar, sabía que si alguien los veía, lo más probable es que reconocieran al chico pero a él no y entonces iniciaría una prueba de reconocimiento. Si eso pasaba, pasaría esta noche tras las rejas de una prisión y el chico sería despedido por permitirlo y ya había causado suficientes problemas a los mortales como para originarles más.
Llegaron a las cajas de cobro, el chico le había dicho que había terminado su turno y que sería difícil persuadir a otro de los cajeros para que cedieran su puesto, en general, porque él no trabajaba ahí. Eros maldijo internamente.
— ¿Qué piensas hacer? —Preguntó.
Eros lo pensó un tiempo. Tenía que apresurarse, sus débiles poderes le alertaban que Harry estaba por llegar.
Usó todas sus fuerzas para hacerlo, algo que le sorprendió ya que normalmente lo hacía con una facilidad sorprendente, pero al menos lo había logrado. Una caja de cobro nueva había aparecido de la nada a un lado de la última, ningún cliente o empleado se había percatado de ello por más increíble que fuera, Eros los había cegado de su poder.
— ¡Wow! ¡Usted hizo eso! —Excepto a uno.
Eros volteó hacia donde él se encontraba mirándolo muy emocionado, le hizo una señal para que no dijera nada y el chico pelirrojo fácilmente captó la orden. Eros caminó hacia su nuevo lugar de trabajo temporal. El pelirrojo estaba a punto de ir hacia él pero Eros le detuvo, señalándole que se quedara en su lugar.
Ahora sólo quedaba esperar.
Harry había llegado a las cajas de cobro algo desorientado, había jurado ver una caja aparecer de la nada justo ahí dónde se encontraba ahora, tocando el poste con el número de caja como si fuera a ser intangible ante su tacto. Tal vez, pensó, fueron los medicamentos del día anterior, probablemente esos era los efectos secundarios, alucinaciones. No había otra explicación.
Harry observó de reojo al cajero. El chico era tenía el cabello rubio, peinado en un estilo casual, alborotado, y tenía una piel blanca que parecía suave al tacto, con rasgos finos pero varoniles. Era, siendo sinceros, malditamente apuesto.
Observó que estaba distraído, buscando algo al lado contrario de donde estaba él. Se aclaró la garganta.
—Disculpa…
Él se sobresalto al oírlo, girando rápidamente sobre sus talones para mirarlo frente a frente. Harry había descubierto del chico una sonrisa reprimida al verlo, al parecer. Quiso pensar que era por cortesía o por alguna política del lugar.
— ¿Puedo ayudarle?
Asintió y empezó a poner los objetos que llevaba en el carrito de compras en la barra. El chico observó los objetos por un extraño momento pero después, como si le leyera los pensamientos, le sonrió y se puso en marcha con su trabajo. Era… raro. Harry empezó a preguntarse si así era con todos los clientes.
Habían llegado más personas a la fila de la caja, impacientes. Sin embargo, el cajero parecía ser un novato, hacía las cosas con una lentitud desesperante y le miraba constantemente, como si quisiera decirle algo pero después decidiera ahorrarse los comentarios. Harry apoyó su peso en otra pierna.
Justo cuando el último objeto estuvo pasó por el escáner el chico le sonrió y le entregó las bolsas de plástico con sus compras. Harry estuvo a punto de tomarlas e irse.
— ¿Cuál es tu nombre? —Preguntó amablemente. Tal vez mucho.
—Escucha, amigo, no quiero ser descortés pero hay una larga fila esperando a que les cobres sus compras.
Él alzó una ceja y miró por encima del hombro de Harry. Volvió a mirarle fijamente.
—Yo no veo nada.
Harry frunció el ceño.
— ¿Estás bromeando, cierto? Hay una… —Harry giró seguro para mostrarle la evidencia de lo que había dicho pero al no encontrar ninguna persona, volvió a observarle, avergonzado.
¿Acaso se impacientaron y se fueron? Él juraba que había personas atrás de él hace unos segundos.
— ¿Cuál es tu nombre? —Repitió sonriente, dejando a un lado el acontecimiento anterior.
—Harry —Respondió.
Él sonrió, aún más.
—Mucho gusto, Harry. Mi nombre es… —A Harry le sorprendió el formalismo de presentación pero más le sorprendió que el chico se detuviera en seco como si intentara recordar su nombre. Harry sonrió divertido.
— ¿No recuerdas tu nombre?
Él pareció darse cuenta de lo que había hecho y se carcajeó sonoramente, contagiándole un poco de humor a Harry.
—Mi nombre es Eros —Dijo, recuperándose de la risa.
— ¿Es extranjero? —Inquirió curioso.
—Podría decirse que sí —Sonrió.
Harry en realidad estaba admirado, ese chico irradiaba belleza, un carima único y un encanto embelesador. Pero un estrujón en su estómago le hizo detenerse. Se sentía, aunque pareciera tonto, que estaba engañando a Louis. No es que ellos tuviesen una relación y tampoco que Harry sintiera algo por el chico de en frente además de admiración, pero se sentía culpable.
Suspiró.
—Fue un placer conocerte, Eros, pero tengo que irme. No quiero ocasionarte problemas en tu trabajo y además tengo que llevar esto a mi apartamento —Señaló las dos bolsas que se encontraban en la barra.
— ¡Oh, no te preocupes! No creo tener problemas pero si ya te tienes que ir… —Harry observó cómo tomaba un papel y un lapicero de tinta negra (que no sabía de dónde los había sacado) y escribía su número telefónico en él— Llámame.
Harry sonrió.
—Lo haré —Lo tomó, junto con sus compras y se fue directo a la salida.
Antes de cruzar e irse a casa, Harry se giró para ver a Eros y lo que vio lo dejó divertido: Un chico pelirrojo estaba cruzado de brazos en frente de Eros, que se encontraba apoyado en la barra con una expresión cansada. El pelirrojo estaba mirándole acusadoramente mientras le preguntaba “¿Quién era ese chico?” a gritos. Harry no pudo evitar soltar una carcajada.
Había llegado a su apartamento hace unos cinco minutos. Había esperado encontrarse con Louis antes de ir a esa fiesta de la tía-probablemente-falsa de Eleanor. Pero él ya se había ido.
Una tarjeta de disculpas pegada al frigorífico con un imán era todo lo que había encontrado y se sintió tan malditamente decepcionante que se esfumó todo el buen humor que se había contagiado conversando con Eros.
Y comenzó a llorar.
No quería que Louis estuviera con Eleanor, no podía soportar esa idea. No quería que Louis le diera caricias de cariño a alguien que no fuese él. No quería que la besara, tampoco que le hablara con estúpidos apodos de enamorados. Él simplemente quería que Louis le hiciera todo lo que le hace a ella. Quería que le amara, le abrazara y le dijera “te quiero” infinitas veces, quería sentirse protegido entre sus brazos y probar el dulce sabor de sus labios.
Y ya no había nada que negar, era estúpido hacerlo. Estaba perdidamente enamorado de Louis, su mejor amigo.
Y él nunca le iba a corresponder.
________________________________________
¡Hola! Yo pensé que ya nadie leía esto e incluso estaba pensando abandonar el foro, pero como hubo tan siquiera un comentario, decidí continuarla. ¡Gracias por comentar May! Este capítulo va dedicado para ti :D
Pd: Este capítulo es un poco más largo que los demás ;)
¡Nos leemos luego!
Ángel J.D
Re: The Olympic Gods Errors {REESCRITA} Capítulo III ¡Publicado! - Larry Stylinson
Atención! Necesito lectoras, pasence por mi novela, aquí les dejo el link, espero les gusté chicas. Gracias por su atención
https://onlywn.activoforo.com/t41283p45-un-sueno-hecho-realidad
https://onlywn.activoforo.com/t41283p45-un-sueno-hecho-realidad
dianita1D
Re: The Olympic Gods Errors {REESCRITA} Capítulo III ¡Publicado! - Larry Stylinson
HOLAAAAA ACÁ TU FIEL LECTORA!
Hay esta verción me gusta todavía más que la anterior!
No tengo idea como van a seguir las cosas, espero que Harry llame a Eros muejeje
Bueno Linda espero que la sigas pronto. La voy a estar esperando.
UN BESOOO
Hay esta verción me gusta todavía más que la anterior!
No tengo idea como van a seguir las cosas, espero que Harry llame a Eros muejeje
Bueno Linda espero que la sigas pronto. La voy a estar esperando.
UN BESOOO
Mayrabeitia
Re: The Olympic Gods Errors {REESCRITA} Capítulo III ¡Publicado! - Larry Stylinson
¡Hola!Mayrabeitia escribió:HOLAAAAA ACÁ TU FIEL LECTORA!
Hay esta verción me gusta todavía más que la anterior!
No tengo idea como van a seguir las cosas, espero que Harry llame a Eros muejeje
Bueno Linda espero que la sigas pronto. La voy a estar esperando.
UN BESOOO
Que bien que te guste, le estoy poniendo todo mi empeño :)
Yo tampoco D:
Okay, no, si sé... sólo un poco.
..... Soy un chico e.e
¡Nos leemos luego! :D
Pd: Oye, ¿tienes cuenta en wattpad? Es que ahí también subo este fic y aquí no tengo muchos lectores. Allá había actualizado antes este capítulo porque pensé que ya nadie me leía por acá, así que si quieres ir a ver por allá aquí está. Aún así, seguiré subiendo por acá, haber como va la cosa (?)
Ángel J.D
Re: The Olympic Gods Errors {REESCRITA} Capítulo III ¡Publicado! - Larry Stylinson
Sorry Sorry Sorry ! LINdOOOÁngel J.D escribió:¡Hola!Mayrabeitia escribió:HOLAAAAA ACÁ TU FIEL LECTORA!
Hay esta verción me gusta todavía más que la anterior!
No tengo idea como van a seguir las cosas, espero que Harry llame a Eros muejeje
Bueno Linda espero que la sigas pronto. La voy a estar esperando.
UN BESOOO
Que bien que te guste, le estoy poniendo todo mi empeño :)
Yo tampoco D:
Okay, no, si sé... sólo un poco.
..... Soy un chico e.e
¡Nos leemos luego! :D
Si tengo cuenta! pasa el link!
Mayrabeitia
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