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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA]
:!: :!: SIGUELA :!: :!:
.Lu' Anne Lovegood.
Re: ●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA]
COMO LA DEJAS ASI????
SIGUELAAA!!!!
SIGUELAAA!!!!
*Stephanie*
Re: ●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA]
Here I am!omo estan Chicas?Voy a subir poco en la semana ya que empeze las clases y es mucha tarea!Les dejo dos capis y gracias por leer
Sunny
Re: ●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA]
Capitulo 26
—No puedo dejar de pensar en lo de antes —murmuró Nick, con los nudillos blancos de tan fuerte como sujetaba el volante.«Y
que lo digas», pensó ____, que se había pasado las dos últimas horas
reviviendo las cosas que él le había hecho sentir... y hacer.
Dos veces.
No
podía dejar de ver el precioso rostro del demonio antes de alcanzar el
orgasmo, ni el modo en que su pene había temblado mientras ella lo
acariciaba. El grito de Nick al estallar la había hecho estremecer.
El
hecho de no llevar ropa interior tampoco la estaba ayudando demasiado. Y
saber que sus braguitas estaban en el bolsillo de él era algo
extrañamente erótico.
—Bueno, pues vas a tener que esforzarte por no hacerlo.
Lo
mismo que ella. Todo sería más fácil si no fuera tan consciente de él.
Definitivamente, eso de ser hipersensible la estaba afectando. El olor
que desprendía Nick le hacía la boca agua. Cada vez que lo tenía sentado
a su lado no podía evitar sentirse atraída hacia él, y en el coche eso
era una constante.
Igual que con las voces, ____ nunca se había
fijado especialmente en el olor de un hombre, a no ser, claro está, que
fuera desagradable.
Pero la esencia que desprendía el demonio le
ponía la piel de gallina, y le hacía tener ganas de sentir aquel
maravilloso cuerpo encima del suyo.
—Si pudiera hacer mi voluntad
—dijo él, —me encerraría contigo en algún sitio durante dos semanas y no
nos dedicaríamos a nada más que...
—¿Darme clases?
—Sí.
—Bueno,
eso no será posible. Tú necesitas conseguir tu espada, y yo me temo
que, cada día que pasa, estoy más cerca de llegar a un punto sin retorno
con lo de mi transformación.
—Lo sé. Lo sé.
—Lo que tenemos que hacer cuanto antes es tratar de ignorar este impulso.
Hasta
ahora, ____ nunca había entendido a qué se refería la gente con lo del
«despertar sexual». Cadeon le había hecho cosas que jamás podría
olvidar. Nunca volvería a ser la misma... Había cruzado una línea. Había
probado la fruta prohibida y ahora quería más.
Cosa que no era posible. ¿Y cómo se volvía a dormir eso de la sexualidad?
—¿Ignorarlo?
Ya, avísame si descubres cómo hacerlo —replicó él entrando en el
aparcamiento de lo que parecía ser un enormemente lujoso centro
comercial. —Hemos llegado.
—¿Aquí es donde tienes que recoger tu material?
—Los dos vamos a hacernos con nuevo material. Necesitas ropa de abrigo. Prendas que te resulten más cómodas.
La verdad era que a ____ no le importaría tener uno o dos jerséis de cuello vuelto. Y una chaqueta que abrigara más.
El
aparcó frente a un edificio de tiendas, y ella salió del coche y cerró
la puerta del mismo sin prestar atención. Volvía a estar hecha un lío...
Se había pasado toda la vida temiendo excitarse, una sensación que siempre iba acompañada del temor a herir a su pareja.
Ese
día, ese temor se había desvanecido... porque aunque lo hubiese querido
no habría sido capaz de herir a Nick. Había estado indefensa, incapaz
de hacer otra cosa que permitir que él la condujera, con destreza, al
orgasmo. Al recordarlo sintió un cosquilleo en el estómago, pero luego
frunció el cejo. «Con destreza.»
El demonio era, al fin y al cabo, un seductor. ¿Le habría dado ese mismo placer a Imatra?
—Eh, te has olvidado el portátil —dijo él, cogiéndolo sin cuidado.
____
abrió los ojos de golpe y corrió hacia él. ¿Se había olvidado el
ordenador? Era el objeto más indispensable de su vida, tan crítico para
su carrera que a menudo había deseado poder implantarse un disco duro en
la cadera.
—Ya veo que tenías la mente ocupada —comentó Nicholas con
arrogancia. —Lo de ignorar lo que ha pasado entre nosotros no acaba de
funcionar, ¿eh?
—Estaba pensando en otra cosa. —Cuando trató de coger
el ordenador, él lo levantó por encima de su cabeza. —¡Devuélvemelo!
¡Se te va a caer!
—Te lo devolveré si reconoces que estabas pensando en mí.
—Está bien. Estaba pensando en ti. ¡Y ahora dámelo!
Nick
lo hizo, sorprendido de que ella hubiera capitulado tan fácilmente.
Pero claro, a fin de cuentas era su ordenador, el centro de todo lo
bueno de su mundo.
Tras ver que ____ se colgaba la tira de la bolsa
del portátil al hombro, él le colocó la mano al final de la espalda.
Ella lo fulminó con la mirada, pero Nick la ignoró y la guió hacia
adentro. En la sección de señoras, llegó a colocarle unos vaqueros
delante para ver si era su talla. «¿Qué se ha creído?»
—¿Y cómo esperas que me pruebe los pantalones sin ropa interior? —le preguntó entre dientes.
Él se dio unas palmaditas en el bolsillo.
—¿Quieres
recuperarla? Tal vez podamos llegar a un acuerdo. —Le colocó otro par
de téjanos en el antebrazo, cogió unos jerséis de cuello vuelto de
cachemir y la acompañó al probador.
____ dio por hecho que él esperaría en los sofás de fuera, pero no tuvo tanta suerte.
—¡Nicholas! —Exclamó al ver que la seguía y cerraba la puerta a su espalda. —¡No puedes estar aquí!
Él apoyó una mano en la pared que había detrás de ella y se inclinó hacia adelante.
—Necesito estar aquí porque tú estás a punto de darme un beso.
—¿En serio? —Trató de parecer enfadada, pero sólo consiguió que se notara que estaba intrigada.
—Así es. Si es que quieres que te devuelva las braguitas.
—Me da igual. Pasaré sin los vaqueros.
—Creo que tendrás frío con esas faldas sin nada debajo, a excepción de las medias, claro.
____ suspiró impaciente. Empezaba a refrescar.
—Te besaré, pero sólo si te olvidas de la apuesta. No sólo por esta noche.
—Entonces tienes que darme un beso con lengua. Nada de un besito en la mejilla.
Esa había sido su intención.
—De acuerdo. Pero la verdad es que no sé ni cómo empezar. ¿Se reiría Nicholas de su inexperiencia? ¿La compararía con Imatra?
____ quería besar mejor que aquella diablesa.
—De
momento no necesitas esto —dijo él, tirando de la bolsa que ella
llevaba al hombro para dejarla en el banco que tenía detrás. —Veamos,
tendrás que ponerte de puntillas.
—¿No piensas agacharte un poco?
—Te recuerdo que tú me vas a besar a mí.
____ colocó las manos en los hombros de Nick para mantener el equilibrio, y luego se puso de puntillas.
—Aunque estés más alta, todavía tienes que conseguir que agache la cabeza. Cógeme por la nuca.
No pudo evitar gemir cuando ella le tocó la punta de los cuernos si querer. ____ se apresuró a apartar las manos, pero él dijo:
—Me gusta que me los toques.
—¿De verdad lo notas? —le preguntó, al recordar lo que le había dicho sobre lo sucedido en el bar.
—Por supuesto. A los demonios nos encanta que nos acaricien los cuernos.
Tomó nota de eso para futuras ocasiones.
—Ahora
tienes que separar un poco los labios y colocarlos encima de los míos.
Una vez allí, puedes acariciarme la lengua. Llegados a este punto, haz
lo que te sientas cómoda haciendo.
____ tragó saliva, incapaz de
decidir si estaba impaciente o nerviosa, o ambas cosas. Se puso de
puntillas, lo acercó a ella, y colocó los labios encima de los de él.
Como
si quisiera darle ánimos, Nick deslizó la lengua hacia la suya, y luego
la dejó que tomara las riendas. Cuando ____ empezó a explorarle los
labios con su lengua indecisa en ningún instante trató de darle prisas.
Por fin, la lengua de Nick volvió a ir al encuentro de la de ella, pero
acopló el ritmo al de ____, acariciándosela despacio.
Fue un beso
lánguido, pero indiscutiblemente carnal. ____ parecía incapaz de
controlar las ansias que tenía de hacer que el beso fuera más
profundo...
Oyó las risas de las chicas del probador de al lado.
____
lo soltó al instante, tratando de controlar la respiración al mismo
tiempo que sus pensamientos. Pero al ver el rostro de Nick se quedó
asombrada.
Tenía los ojos completamente negros, y los cuernos se le
habían erguido y se veían más grandes. Igual que cada vez que se
acariciaban.
El demonio no había tenido ninguna de esas reacciones al besar a Imatra.
¿Se debía a que con ésta se había quedado satisfecho? ¿O a que no había sentido nada en absoluto?
—Ya. —Se escurrió por debajo del brazo de Nick. —Ya te he besado.
—Sí
que lo has hecho —dijo él con voz ronca. —Menos mal que he traído esto.
—Se puso el sombrero. Aquel sombrero que hacía que a ella se le
acelerara el corazón. Cuando los ojos se le aclararon un poco, volvió a
hablar: —Voy a salir. Iré a sentarme con el resto de los hombres que no
tienen ni idea de cómo han terminado aquí.
—¡Espera! —Le señaló el bolsillo.
El fingió que no la entendía.
—Dime, amor mío.
—Mis braguitas —pidió ella poniendo los ojos en blanco.
Nick
se las entregó con una picara sonrisa. Al menos, por fin tenía el
probador para ella sola. Se acababa de abrochar unos vaqueros de
trescientos dólares cuando se quedó petrificada. «Puedo oír
perfectamente los susurros de las chicas del probador de al lado.»
____
estaba segura de que estaban cuchicheando, seguramente tapándose la
boca con las manos, pero ella podía distinguir con toda claridad lo que
decían.
—Está como un tren. Es el hombre más sexy que he visto nunca. Sal como si fueras a buscar otra talla y compruébalo por ti misma.
Y también podía oír cómo los corazones de esas chicas latían acelerados cada vez que regresaban de echar un vistazo a Nicholas.
Lo
que significaba que él también podía oírlas. No era de extrañar que
fuera tan consciente de lo guapo que era. —Sal para que pueda verte
—dijo él.
____ se miró en el espejo y apenas se reconoció. No se
había puesto unos téjanos desde la adolescencia. Como el moño se le
deshacía cada vez que se probaba uno de los jerséis, terminó haciéndose
dos trenzas para que le taparan las orejas. No llevaba las gafas porque
ya no las necesitaba, y tenía las mejillas sonrosadas, brillantes, igual
que las de Nix.
Se mordió el labio, odiando reconocer que lo de ser una valquiria tenía sus ventajas.
—Vamos, sal.
—¡Un minuto!
Y él apareció junto a la puerta.
—Estoy impaciente por verte, princesa.
Al oír eso, una de las chicas del probador de al lado suspiró.
—Los téjanos no me quedan bien.
Le
iban un poco anchos en la cintura y demasiado ceñidos en las nalgas. Se
dio la vuelta ante el espejo, y frunció el ceño al mirarse. Nunca se
había percatado de que tuviese un culo tan grande. ¡No era de extrañar
que Nick estuviera tan fascinado con él!
—Te traeré otra talla —se ofreció el demonio.
—No, son demasiado grandes y a la vez demasiado pequeños.
—Deja que lo juzgue por mí mismo.
—Está bien. —Abrió la puerta. Nick se quedó boquiabierto.
—Date
la vuelta. —Cuando ella hubo dado una vuelta entera, él dijo: —Bueno,
verás, yo pensaba que tu culo metido en esas faldas era de infarto, pero
enfundado en vaqueros es insuperable.
Las chicas del otro vestidor
se rieron como bobas y ella lo fulminó con la mirada. Nick no le hizo ni
caso, y cogió la bolsa del ordenador, para luego guiarla hacia afuera.
—¿Qué estás haciendo?
—Ya podemos irnos.
—Pero si no me quedan bien —insistió ____.
—Compraremos un cinturón.
—Espera, esto es sólo un conjunto.
—Ningún
problema. Compraremos cinco pares de estos vaqueros de infarto, y un
jersey de cada color y listos. —Al alejarse de los probadores añadió:
—Vaya, nos ha ido por los pelos. Te he sacado de ahí justo a tiempo.
—¿De qué estás hablando?
—Estabas
a punto de arrancarles los ojos a esas niñas por haber estado mirando a
tu demonio. Era inminente... Sus vidas pendían de un hilo.
—Tú no eres mi demonio.
—¿No? Pues me has besado como si lo fuera.
—¡Ooh! —farfulló irritada.
Cade cogió un cinturón de piel negra de un expositor.
—Pruébate
esto. —Se lo pasó por las trabillas de la cintura del pantalón,
tomándose su tiempo y aprovechado para rodearla con los brazos. ____ se
apostaría lo que fuera a que también le estaba olfateando el pelo.
—Me va bien —dijo ella, y Nick cogió unos cuantos más. Luego fue a por el resto de pantalones y jerséis.
Llegó el momento de pagar y el demonio se dirigió a la mujer de la caja.
—Buenas noches, belleza.
La cajera se quedó mirándolo embobada y sólo atinó a colocarse bien el pelo.
—Señora, tenemos prisa —intervino ____ con más brusquedad de la que pretendía.
De vuelta a la realidad, la mujer empezó a pasar las etiquetas por el lector óptico.
Cadeon se acercó a ____ y le susurró al oído:
—Otra que se la ha jugado. Las muy inconscientes están coqueteando con la muerte.
Ella le propinó un puntapié. Y, como respuesta, él se rió.
Cuando por fin les dieron las bolsas, quitaron las etiquetas de la ropa que ____ se había dejado puesta, él le dijo:
—Ve a la planta de abajo y pruébate algunas botas. —Le entregó una tarjeta Centurión de American Express.
Al parecer, aquel demonio era muy rico.
—Necesitarás
un par de las caras, de esas que no hacen daño cuando las estrenas. Que
sean de Gore-Tex, para poder caminar por la nieve.
—¿Y adónde vas tú?
—A comprar un abrigo y un par de cosas más. Quédate en la tienda hasta que regrese...
En
la zapatería, ____ eligió dos pares de botas. Unas de montaña, de
Gore-Tex, y unas de piel negra con mucho tacón porque sólo de verlas se
enamoró de ellas y no podía irse de allí sin comprarlas.
Cuando la
dependienta regresó con su número, ____ se las probó y caminó un poco.
¿Todo el mundo caminaba de un modo distinto con botas? ¿Cómo con más
desparpajo?
Se compró los dos pares y se dejó puestas las negras.
Finalizada la tarea, se sentó a esperar a que Nicholas regresara. Sin
nada que hacer y nadie con quien hablar, su mente empezó a repasar todo
lo sucedido...
No cabía duda de que le había sido infiel a su novio. Y
ése no era su estilo. Ella jamás había copiado en un examen, nunca
había roto una promesa. Tim era demasiado buen chico, y no se merecía
aquello...
«¿De verdad lo conoces?»
Ese pensamiento apareció de la nada y la preocupó.
Tim
era perfecto para ella. Era responsable, tranquilo, completamente
centrado en su carrera, igual que ____. Alto, delgado, guapo en un
sentido amable y nada intimidatorio. Y, tal como le había dicho a
Nicholas, sería un gran marido y un buen padre.
Lo que era mucho más
de lo que podía decir sobre el demonio, que probablemente le sería
infiel y con toda seguridad un padre que no se ocuparía de sus hijos.
Y,
a pesar de todo, al estar con él, se había dado cuenta de una cosa: se
podía conocer mucho de un macho al tener relaciones sexuales con él; era
un momento en que éste bajaba la guardia.
Los ojos de Nicholas
habían estado llenos de lujuria, hambrientos de pasión, pero la había
acariciado con ternura, como si estuviera saboreando cada segundo...
como si la adorara.
____ no se había imaginado que el rudo mercenario
pudiera ser tan tierno, y nunca lo hubiese adivinado de no haberse
metido en la cama con él.
¿Qué descubriría de Tim en una situación como ésa?
Trató de imaginarse haciendo todas esas cosas con su novio y no pudo, porque no dejaba de ver al demonio.
«¡No,
no!» Ese era un ejemplo perfecto de cómo a su mente la estaba afectando
toda aquella transformación. «He empezado a pensar que enrollarme con
Nicholas tiene sentido, porque así puedo saber muchas cosas de él como
persona.»
Sólo dudaba de Tim porque no era ella misma. No por la
absurda teoría de que se aferraba a él porque su novio simbolizaba su
antigua vida, una vida que temía abandonar...
Su mente se quedó en
blanco al ver venir a Nicholas. Las musculosas piernas del demonio
recorrían la distancia que los separaba a toda velocidad; llevaba los
hombros echados hacia atrás, y su perenne sonrisa en los labios.
Tal
vez el demonio tuviera razón, pensó aturdida. Tal vez debiera tener una
última aventura antes de regresar a su monótona existencia. Experimentar
un poco, hacer algo emocionante...
El llegó a su lado y, antes de que ____ pudiera reaccionar, se agachó y le dio un beso.
—Me has echado de menos, ¿a que sí?
—Ni hablar —mintió. Se sonrojó. Era la primera vez que la besaban en público.
—Hum. Entonces me pregunto por qué se te han puesto los ojos plateados al verme.
—¡No es verdad! —Lo miró fijamente. —¿Y si alguien me ha visto? Oh, Dios...
—Relájate,
princesa. Los humanos creerán que ha sido un efecto óptico. Lo único
que tienes que hacer es quitarle importancia. Enséñame qué te has
comprado.
Enarcó las cejas al ver sus botas nuevas.
—Muy bonitas. ¿Sólo te has comprado dos pares? Y yo que creía que la tarjeta iba a echar humo con tus compras.
—Pues siento decepcionarte. —Vio que él llevaba varias bolsas. —¿Qué has comprado tú?
—Te lo enseñaré durante la cena.
—¿Cena? ¿Tenemos tiempo?
—Tengo
que alimentar a mi pequeña mutante, o de lo contrario se pondrá
irascible. Además, sólo nos quedan cinco horas de viaje, como mucho, y
acaban de dar las seis.
—¿Y qué crees que podré comer en un restaurante? Ya sabes que sólo consumo cosas envasadas.
—Ya he hecho la reserva. Confía en mí.
Última edición por Luciana. el Lun 16 Abr 2012, 1:35 pm, editado 1 vez
Sunny
Re: ●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA]
Capitulo 27
Se había pasado los últimos quince años de su vida yendo demasiado arreglada a todas partes. Y ahora el demonio la metía en un elegante
restaurante vestida con vaqueros.
Mientras esperaban a que les
trajeran la comida, se preguntó qué habría pedido para ella. ¿Una lata
de guisantes? ¿Un zumo de frutas? Dado que estaban en una marisquería,
no descartaba terminar cenando una lata de atún.
—Mira lo que he
comprado —dijo Nick inclinándose sobre una de sus bolsas. Se había
quitado el sombrero y se había atusado el pelo para tapar los cuernos.
Estaba irresistible. Le dio dos paquetes.
—Te he comprado un reloj. Tú solías llevar uno muy bonito.
¿Se había fijado incluso en ese pequeño detalle?
—También he comprado uno para mí —añadió.
Oh, sí, porque antes había pulverizado el suyo de un fuerte puñetazo.
—No serán iguales, ¿no?
—______, sólo soy un demonio, no un idiota.
—Claro, por supuesto. —Aceptó la cajita y, al ver la marca, enarcó las cejas: Cartier.
Ella
siempre se mantenía alejada de los escaparates de esa joyería porque
sus relojes estaban repletos de diamantes, lo que resultaba muy
peligroso para ______, que se quedaba embobada mirándolos.
Al abrir
el paquete casi sonrió. No había ni un diamante a la vista. Platino,
simple pero elegante. ¿Por qué era tan... delicado?
—Es precioso, Nicholas, pero es demasiado. No puedo permitir que...
—Lo pasaré como gastos. Cierra el pico y abre el otro regalo.
Ella se quejó, pero obedeció. Dentro estaban... sus gafas Modelo Gatita seductora. Lo miró atónita.
—¿Me estás regalando mis propias gafas?
—He hecho que te cambien los cristales. Dijiste que no podías concentrarte sin ellas, pero te estaban dando dolor de cabeza.
______
se las puso, todavía embobada. ¿Quién la apoyaba más? ¿Tim, que le daba
ánimos de boquilla, o Nicholas, que hacía todo lo posible para que ella
pudiera trabajar?
«¡Deja de compararlos!» Tim no entra en un bar y se acuesta con diablesas insaciables.
—Son perfectas. Pero Nicholas, volveré a ser como antes. Mi vista volverá a empeorar.
—Pues
cuando llegue ese momento, vuelves a cambiar los cristales. Pero ahora
tienes trabajo que hacer —dijo, y añadió con seriedad: —______, el
código no se escribirá solo. —Le dio otra bolsa. —A ver si te gusta el
abrigo que te he comprado.
Ella metió la mano y sacó un pequeño y confortable anorak de esquí.
—Es rojo.
—En
efecto. No tienes nada de este color. —De nuevo, el demonio había
observado ese detalle. Estaba sorprendida de su buen gusto. —No parece
muy pesado —comentó.
—Tecnología punta, princesa. Te mantendrá
abrigada incluso a veinte bajo cero. Confía en mí. Además, ahora ya no
tienes tanto frío como antes, ¿a que no?
—No, supongo que no.
El
camarero apareció con sus bebidas: una cerveza para él, y para ella una
botella de agua Perrier bien fría y sin abrir, por petición expresa de
Nicholas.
—¿Por qué te preocupa tanto que coma? —preguntó ______ cuando el hombre se retiró.
Nick
soltó aire, odiando tener que ocultarle la verdad. «Porque no soy una
buena persona, y estoy a punto de traicionarte del peor modo
imaginable...»
Tenía la sensación de que cada momento de felicidad
que podía disfrutar con su compañera iba acompañado de una mentira,
haciendo que así se hundiera más y más en su agujero, asegurándose así
de que ella jamás lo perdonara.
«No pienses en eso.»
—No sé. Quizá podamos aminorar la velocidad de tu transformación si sigues comportándote como una humana.
—Cada vez tengo menos hambre —suspiró ella. —La verdad es que podría dejar de comer del todo.
—El cambio ya se ha asentado en tu interior. No creo que seas consciente de la fuerza y la velocidad que has adquirido.
______
se quedó pensativa durante mucho rato, doblando y desdoblando la
servilleta con sus delicados y diestros dedos. Los mismos con que había
sujetado su erección hacía sólo unas pocas horas. Se removió incómodo en
la silla.
—Nicholas...
—¿Qué te preocupa?
—Me estaba preguntando... ¿cómo es vivir para siempre?
«Agotador.» Sin pareja ni familia, era condenadamente agotador. Pero optó por responder otra cosa:
—La vida eterna tiene sus ventajas. Como no morir, por ejemplo. ¿Estás pensando en suscribirte al club de los inmortales?
—No
sé qué contestar. Lo de ser una valquiria parece una buena cosa, pero
no quiero ser la Vestal. No quiero que mi futuro sea procrear o morir. Y
no sé cómo conciliar mi vida actual con la nueva. ¿Y si los alumnos de
mi clase ven mis nuevas orejas?
—Te sorprendería saber cuántos miembros de la Tradición viven entre los humanos y nadie se ha fijado nunca en ellos.
Ella ladeó la cabeza.
—La verdad es que no sé si quiero vivir para siempre... —Se interrumpió al ver que el camarero regresaba con su cena.
A
Nick le trajo el entrecot de la casa. A ella, plátanos sin pelar y
huevos hervidos con la cáscara intacta, acompañados de unos cubiertos de
plástico todavía en su envoltorio.
______, con mirada triste, desvió la vista de su comida hacia la de Nick.
—Te apetece probar mi entrecot, ¿a que sí?
Ella negó con fuerza, dejando bien claro que se moría de ganas de hincarle el diente a aquel pedazo de carne.
—Aún tengo... problemas con la comida.
—Lo sé. Lo sé. Quieres cosas que no haya tocado nadie y envasadas.
______ frunció el cejo al ver que el camarero volvía con otro plato para ella; una langosta con la cola y las pinzas intactas.
—Damas
y caballeros —dijo Nick cuando volvieron a quedarse a solas, —pasen y
vean lo último en comida envasada. Puedes romper el caparazón tú misma,
sin que haya ninguna transferencia, y luego comerte la carne con el
tenedor de plástico.
Ella se quedó mirándolo.
—¿Sabes cuánto tiempo hace que no como marisco fresco? —Y esbozó una sonrisa.
«Otro punto para el demonio.»
—Soy un buen novio, ¿a que sí?
—Si no fueras tan modesto... —respondió ella, ya fuera del restaurante.
La
verdad era que sí, Nicholas era un buen novio; creativo a la hora de
enfrentarse a sus fobias. Y durante la cena se lo había pasado
fenomenal.
El demonio se encaminó hasta la basura, donde tiró las cajas de los relojes. Desde allí, lanzó algo hacia ella.
—¡Cógelo, rápido! —le dijo.
Era algo brillante.
¡Un anillo de diamantes!
Sin apartar la vista de la joya, ______ levantó la mano y la cazó al vuelo.
Abrió la palma y se estremeció de la impresión.
—¿A qué viene esto? —preguntó fascinada.
—Entrenamiento. Ahora tienes que apartar la mirada del anillo —le dijo junto al oído. ¿Cuándo se había acercado tanto a ella?
«Deja de mirarlo. »
______ negó furiosa con la cabeza. El se lo había dado, ¿y ahora esperaba que apartara los ojos de aquella preciosidad?
—Deja
de mirar el anillo o lanzaré tu portátil a esa basura. Imagínate
cuántos gérmenes puede haber ahí. ¿Crees que el disco duro sería
recuperable?
______ tembló por el esfuerzo que hizo por apartar la vista.
—¡No... no lo hagas... por favor!
Él le tapó la mano y cogió el anillo de entre sus dedos, que trataban de aferrarlo.
Roto el estado de trance, ______ miró a Nick. —¡No ha tenido gracia!
—No
pretendía que la tuviera. Tienes que practicar, diez veces al día si es
necesario. Tienes un punto débil, princesa, y debes superarlo.
A
pesar de que sus técnicas eran algo bruscas y agresivas, el demonio
parecía estar preocupado por ella de verdad. ______ se mordió el labio
inferior.
—El diamante es de verdad, de lo contrario no lo habría
cogido. —Al ver que él se lo confirmaba, le preguntó: — ¿Cuánto gana un
mercenario como tú hoy en día?
—Tengo una fortuna en oro. Ah, ¿ha
sido un destello eso que ha brillado en el fondo de tus ojos? ¿Te gusto
más ahora que sabes que soy rico? —Le colocó un dedo bajo la barbilla.
—Porque si es así, me parece bien.
Nicholas le dio un beso en los labios.
— ¡Deja de hacer eso!
El demonio seguía robándole besos, tratándola como si fuera su novia. Y eso la ponía nerviosa y no le gustaba. Qué va.
—Y ahora, prepárate —le dijo él. —Ha llegado el momento de que conduzcas un coche rápido de verdad.
Última edición por Luciana. el Lun 16 Abr 2012, 1:51 pm, editado 2 veces
Sunny
Re: ●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA]
OMG! Me encantaa tu novela! Me encantaron los caps pff* no puedo creer que le falten solo cinco horas de viajee??!! & la traicionaraa??!! Gosh! dime que noooooooooooooooo pleaseeeee o si lo hara? gosh! tienes que seguirla right now!
PLEASE SIGUELA
PLEASE SIGUELA
.Lu' Anne Lovegood.
Re: ●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA]
hahhaah Gracias por tu coment.No te puedo decir si la engaña o no pero....pronto te enteraras¿●LalalandJonas† escribió:OMG! Me encantaa tu novela! Me encantaron los caps pff* no puedo creer que le falten solo cinco horas de viajee??!! & la traicionaraa??!! Gosh! dime que noooooooooooooooo pleaseeeee o si lo hara? gosh! tienes que seguirla right now!
PLEASE SIGUELA
Sunny
Re: ●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA]
Aww pleasee sube cap! :)
.Lu' Anne Lovegood.
Re: ●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA]
SIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!! ES UN NOVIOOO FENOMENAAAAAALLL!!!!!!!... YO QUIEROOOO MANEJAAAAAARRR UN CAARRRIIITTOOO OMO ESSSSOOOSSS!!!
JEJEEJJEJE SIGUELA PORFAAA
JEJEEJJEJE SIGUELA PORFAAA
chelis
Re: ●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA]
esta increible pero porque la traciciona maldito bastardo sabe que la ama...
Nixa
Re: ●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA]
Capitulo 28
—Es ideal para nuestros propósitos —comentó Nick, mirando la línea de la autopista.Estaba
desierta, como una pista de aterrizaje en medio del bosque, y al fondo
podían verse las montañas. Quedaban restos de nieve sucia en los
arcenes, pero la carretera estaba limpia y seca.
—¿De verdad vas a dejar que conduzca?
—¿De quién es este coche?
—Nuestro no —respondió ella.
—Buena chica.
Mientras
Nick paraba el coche, ______ observó el paisaje. El bosque estaba
iluminado por la luz de la luna, el cielo estaba despejado.
—No puedo creer que estemos en el norte de Michigan y todavía no hayamos visto nevar.
—Ya, pero quizá tengamos suerte y podamos ver las luces del norte.
—¡En serio! ¿Dónde? No las veo, ¿hacia dónde están? El señaló a la izquierda, justo por encima de las copas de los árboles.
—Ahí tienes a tu aurora boreal.
______
siguió su mano con la vista y se quedó boquiabierta. Unas luces violeta
parpadeaban en mitad del cielo negro. Al danzar se iban oscureciendo,
para luego iluminar la luna y las estrellas.
Al ver ese espectáculo de la naturaleza a ______ le dio un vuelco el corazón.
—Es precioso —murmuró.
—La leyenda dice que unas valquirias la crearon.
—Cuéntamela.
—La
gente del norte cree que cuando las valquirias bajaron del Valhalla
para escoger a las mejores guerreras para regalarles la vida eterna, sus
armaduras proyectaron una luz extraña en el cielo.
—¿Sí? —Tras verlo asentir, añadió: —Sabes muchas cosas.
—¿Eso crees? —preguntó él como quitándole importancia, pero ______ pudo ver que le gustaba que se lo hubiese dicho.
Tenía
ganas de ser amable con él. Todavía recordaba lo bien que lo había
pasado durante la cena, y estaba impaciente por conducir el coche.
—¿Estás lista? —Nick giró una manecilla que había a la izquierda del asiento del conductor.
______ sintió cómo el coche se bajaba un poquito más y oyó un zumbido a su espalda.
—El spoiler de atrás...
—Se
retrae dentro del propio coche. Igual que los flaps delanteros. Y otra
cosa más que te gustará saber: con estos cambios, el coeficiente de
arrastre se reduce un 0,5 por ciento.
Ella enarcó las cejas. El
demonio estaba hablando su idioma. Intercambiaron sus puestos, y, una
vez sentada en el asiento del conductor, ______ ajustó los espejos.
—Sabes conducir un coche con marchas, ¿no?
—Hice las prácticas para el carnet en un Carrera.
—Genial. Ponte el cinturón.
Se abrochó el arnés.
—Tú también. —Al ver que la miraba burlón, añadió: —Por favor.
—Vale, de acuerdo —contestó él, sorprendiéndola al acceder con tanta facilidad. —Ahora arranca muy, muy despacio.
A
pesar de que Nicholas nunca había conducido a poca velocidad, ella le
hizo caso y metió la primera para incorporarse despacio a la carretera.
—Ahora acelera hasta el límite de velocidad permitido.
Pisando el acelerador con seguridad, ______ cambió a segunda, luego a tercera.
—Eso es. Lo estás haciendo bien. Muy bien. ¿Qué te parece?
Para
cuando puso la quinta, ya estaba convencida de que aquel cambio de
marchas era el mejor que había sobre la faz de la Tierra, y el
acelerador el más sensible. Era el mejor coche que hubiera conducido
jamás.
—Increíble. Se lleva con mucha facilidad. Se pega al asfalto igual que una bala sobre una superficie magnetizada.
—Te lo creas o no, este coche pesa tanto como un tanque. Dos toneladas.
—Imposible.
—Si tan fácil te parece conducirlo, a ver si realmente eres capaz de sacarle partido.
______ empezó a acelerar, y sintió una emoción especial al rebasar el límite de velocidad.
—Más rápido, princesa. Enséñame lo que sabes hacer.
—Tú lo has querido.
Pisó
el acelerador a fondo, y el vehículo salió disparado hacia adelante,
pegándolos a ambos al respaldo del asiento. Ciento noventa kilómetros
por hora. Una pequeña corrección en el volante y ajustó la dirección.
Doscientos veinticinco. La potencia, el zumbido del motor, tener el
control, era abrumador.
La carretera era de verdad una vía de escape.
Y ______ se sentía como si fuera otra persona; una de esas que llevan
botas carísimas, que comen marisco y conducen coches de un millón de
dólares.
Volvió a echar un vistazo al cuentakilómetros, iban a doscientos noventa.
Se
le aceleró el corazón, la adrenalina corría por sus venas. También
sintió algo que nunca había imaginado. Estaba muy excitada.
Cuando
llegó a los trescientos kilómetros por hora ya no podía fingir que no se
había dado cuenta. Tenía la respiración entrecortada, y no sabía cómo
sentarse. «Esto va de mal en peor.»
Trescientos diez. Se atrevió a mirar a Nicholas.
Este tenía los ojos, negros e inescrutables, fijos en ella.
—Para el coche —le dijo.
—¿Qué? ¿He hecho algo mal?
—Sólo para el coche.
Tan
pronto como aparcó y puso punto muerto, él le cogió la cara entre las
manos y le dio un beso demoledor. ______ respondió con un gemido,
apresando los labios del demonio con los suyos, acariciándolo con la
lengua.
Su mano buscó la erección de Nicholas. Quería tocarlo como
antes, pero no pudo alcanzarla. El deslizó la suya por entre las piernas
de ______, pero por culpa del volante y del salpicadero, no podía
separárselas lo suficiente.
—A la mierda —gimió el demonio, arrancándose el cinturón y saliendo del coche.
Justo
cuando ______ empezaba a sentirse decepcionada, Nick abrió la puerta
del conductor y la liberó también del cinturón de seguridad, la cogió en
brazos y la sacó fuera del coche.
— ¿Nicholas? —Al notar que él le bajaba la cremallera, exclamó: — ¡Alguien puede vernos!
—Nadie pasa por aquí.
Cuando le bajó los téjanos y las braguitas hasta las rodillas, ella insistió:
— ¿Y si...?
No
tuvo tiempo de decir nada más antes de que él la sentara sobre el capó
del coche, separándole las piernas y dejando su sexo al descubierto.
— ¿Qué estás haciendo?
—Voy
a enseñarte algo nuevo. —Le acarició el muslo con la mejilla,
raspándole la piel con la incipiente barba. Ella podía sentir su cálido
aliento...
De repente comprendió qué era lo que pretendía, y no
encontró motivos para detenerlo. Por el momento, todo lo que él le había
enseñado había sido maravilloso. ¿Por qué iba aquello a ser...?
—Oh... Dios... mío —exclamó ______ cuando Nicholas le lamió el clítoris con la lengua.
Se
desplomó sobre el coche, abrumada, separando todavía más las piernas
para darle la bienvenida. Un placer inimaginable la estaba asaltando, y
no pudo evitar que se le escapara un gemido.
Él le separó el sexo con dos dedos, lamiéndola, devorándola.
—Levántate el jersey por encima de los pechos.
—Me congelaré...
—No te congelarás.
—¿Por qué no...?
—Yo tengo las dos manos ocupadas. Hazlo, o me pararé.
¿Dónde
tenía la otra mano? Una imagen mental se lo aclaró todo. «Oh.» La idea
de que el demonio estuviera masturbándose mientras la besaba de aquel
modo la hizo estremecer.
Tragó saliva y se levantó el jersey y el
sujetador, tal como él había hecho en el hotel. Antes no había notado la
brisa del bosque, pero en aquel instante le acariciaba los pechos
haciendo que se excitara todavía más. Volvió a gemir.
Nicholas levantó la mano y cogió las de ______ para colocárselas encima de los pechos.
—Acaríciate —le dijo, antes de que sus labios regresaran a donde estaban.
Ella
empezó a tocarse los pechos, y, con los párpados pesados de deseo, miró
al cielo. Encima de ellos titilaban las estrellas, la aurora boreal
hacía que pasaran del violeta al rojo intenso, aumentando al mismo
tiempo su intensidad. Era como un sueño.
El placer estaba a punto de engullirla.
—Los pezones —dijo él con voz ahogada. —Pellízcatelos.
Nicholas
retomó lo que hacía y ella obedeció, asombrándose de lo erótico de la
escena, arqueando la espalda. Más brisa, más estrellas, más caricias de
la lengua de Nick.
— ¿Estás a punto?
— ¡Sí!
—Yo también —farfulló él, y luego le atrapó el clítoris con los labios.
______
gritó, y tensó la espalda al sentir que el orgasmo la atravesaba.
Nicholas la estaba lamiendo, gimiendo, utilizando sus labios, la lengua,
los dientes para darle todavía más placer.
Cuando el demonio gimió
contra su sexo, ella supo que también estaba a punto de alcanzar el
clímax. Incluso cuando ______ hubo terminado, Nicholas siguió besándola,
como si eso le proporcionara un increíble placer.
Al fin saciado, apoyó la cabeza en el muslo de ella, y trató de recuperar el aliento.
______ tardó un poco más, pero al final se incorporó apoyándose en los codos.
Después de mirarle los pechos desnudos con el ceño fruncido, el demonio la miró a los ojos y preguntó:
— ¿Cada ochocientos kilómetros?
______ negó con la cabeza.
—Cada seiscientos.
Última edición por Luciana. el Lun 16 Abr 2012, 1:50 pm, editado 1 vez
Sunny
Re: ●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA]
JAAJAJAJAJAJAJA QUE GOLOSSOOOOOOOSSSS SON ESTOSSS MUCHAAACHOOOOOOSSS!!!!!
AAII SIGUELAAA PORFAAAAA
AAII SIGUELAAA PORFAAAAA
chelis
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