—Anxiety.

La Beffie me regaló el libro de expedientes secretos de The Maze Runner, LA AMO.
Es la mejor, pls.

En mi país (y en muchos más de latinoamérica) los quince años son una fecha especial, una fecha digna de una celebración estruendosa y tradicional en la que se supone que la alegre susodicha pasa de ser una niña a ser una joven. Es común que se celebre con toda la familia en un gran salón, que la joven en cuestión tenga un pomposo vestido y que a las doce baile el vals con el chambelán.

Hay demás celebraciones, como que el padre le quite los zapatos bajos para ponerle unos con tacón simbolizando su madurez y también apagar quince velas, dedicando cada una a una persona, de la familia, de los amigos, que signifique mucho para ti.

Bueno, es bonito, ¿a qué si? Cuando era pequeña fantaseaba con una fiesta así; era normal. Todas las niñas crecen pensando en cómo de grandiosa será su fiesta de quince años. Pero sobra decir que desde hace bastante que reventé esa burbuja y me hice a la idea de que no quería nada de eso para los quince años.

En realidad no quería nada. Quería celebrarlo como un cumpleaños normal. Y pensé que con eso sería feliz.

El primero de julio me quedé hasta las doce con mis primas, quienes prácticamente son mis hermanas y con quien he crecido toda mi vida. Me felicitaron, me molestaron y me colocaron “quince primaveras” de Vicente Fernandez. Y nos reímos, y luego todas nos fuimos a dormir.

Pero yo no podía dormir.

Pronto me encontré mirando el techo mientras los ojos se me llenaban de lágrimas, así que me vestí y en silencio salí de mi casa para sentarme en el antejardín. El cielo se iluminó un par de veces anunciando que llovería mientras yo miraba la farola más cercana sintiéndome vacía.

Y me di cuenta del porqué.

Nunca pensé que pasaría mis famosos quince años de esa manera. Nunca pensé que pasaría lo que es una fecha tan importante sintiéndome deprimida, odiándome, sintiéndome sola y perdida. Nunca pensé que los pasaría lejos de la única persona que tal vez realmente me importa aunque diga lo contrario, nunca pensé que cumpliría quince años sin mi madre.

Entonces me di cuenta de que pequeñas gotas de agua estaban mojándome. Cuando miré hacia el cielo los cristales de mis gafas capturaron algunas gotas impidiéndome la vista, y lentamente comenzó a llover más y más. Cuando menos pensé estaba empapada. Y recordé que amaba la lluvia.

Entonces pensé, ilusamente, que el regalo que me daba el mundo en mis quince años era la lluvia, y pensé que era el regalo más hermoso de todos. Entonces, con una sonrisa, comencé a saltar y mojarme más, a la una de la madrugada.

Me entré a las dos de la mañana, y aún sin poder dormir, hablé un poco con mis amigos y me encargué de un par de deberes que tenía, y finalmente me dormí a las cuatro de mañana.

Me despertaron con la benditas quince primaveras a las ocho de la mañana, y recuerdo que quería matarlos porque sólo hace ocho horas había conciliado el sueño. Eventualmente, al ver que no me desperté, todo quedó en silencio me dormí una vez más.

Tuve un sueño raro, siempre tengo sueños raros. Finalmente me levanté a las once y salté a la ducha, me vestí y fui a la parada del bus a esperar la que era una de las amigas que más quería en el mundo y que no veía desde hace bastante porque se había ido del país.
Allí estaba, me sonrió, corrió hacía mi y me apretó tan duro como pudo.

Y así empecé mis quince años.

Y a las ocho de la noche, cuando todo iba terminando, a lo lejos comenzaron a estallar fuegos artificiales, y no pude evitar que se me llenaran de agua los ojos. Y pensar que nunca creí que así pasaría mis quince años. Pero a pesar de las distancias, a pesar de las cosas malas y buenas, no lo pensé para mal, porque había sido un día maravilloso. Porque la había pasado con mis amigos, con mi verdadera familia, y aunque había un millón de personas que también querría que estuviesen ahí, sabía que llegaría el momento de que sucedería.

Pensé que tal vez mi madre debía merecer una vida mejor, pero ¿no merecíamos todos una vida mejor?

Crucé mis dedos y cerré los ojos. Y entré nuevamente a mi casa, dónde estaban todos riendo y comiendo pastel. Y pensé que días como este hacían que sobrevivir no fuera tan difícil. Pero de cualquier manera, yo sólo sobreviviría hasta que no pudiera soportarlo más. Porque yo no rompo promesas.

Y así, así pasé mis quince años. Y nunca, en un millón de años, pensé que los pasaría así.

VALE, TE FELICITO TARDE, PERDON. NO TENIA INTERNET PERO AQUÍ ESTOY; FELIZ CUMPLEAÑOS ATRASADO. Me alegra de que te hayan gustado tus quince. Te quiero ¿oíste? Aunque solo hemos hablado un par de veces. Eso, pa' que veas que no olvide tu cumple, pela.

Vengo aquí porque simplemente no me permito el hecho de no felicitarte, muy a pesar de que la fecha en celebración ya sucedió. Claro, como ya te dije con anterioridad, no considero alegre el celebrar un año en éste, tan... "hermoso mundo". Soy muy frio en ese aspecto. Aun así le rogué a mi madre que me dejase el computador un momento antes de irse, solo porque en serio quiero decirte unas cuantas palabras.
Val, sé que no te conozco hace mucho tiempo, casi nada en realidad. Pero muchas veces tienes a alguien a tu lado por toda tu vida, y aun así no llegas a conocerlo ni siquiera un poco. El tiempo no tiene relevancia cuando se habla de aprecio. Te lo dice una persona que vio tu user por primera vez hace no más de 2 o 3 meses, y sin embargo ya te tiene un gran cariño, mismo que no sé cómo explicarte porque mi torpeza me lo impide. Supongo que solo te aprecio, y ya.
En realidad no soy bueno con las palabras. De cualquier modo, aquí estamos, yo escribiendo éste post y tu leyéndolo cuando llegado el momento lo leas. Solo te diré que el ser humano es un ser pasional, arrojado al mundo con un vacío existencial, el cual vagamente intenta llenar con la materialización de sus pasiones. Es algo que posiblemente no cambiara nunca. Y… creo que puedo soportar ese vacío si a medida que busque el qué lo llene conozco a personas como tú.
No queda más que decir. Tengo hambre y la enfermera ya me trae la sopa de pollo.
Atentamente Ese color que tiñe el cielo todos los días, o al menos la mayoría de ellos.
Azul, para ti, Azul maldito.

Mi nivel de fangirleo es tal que estoy vomitando arcoiris mentalmente.
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Me hacen sentir de mil maneras que no sé ni puedo explicar.
Mañana ya veo qué hago para agradecerles, y eso.
Por ahora, me voy a tener sueños raros.
PDTA: Cumplo el 2. 2 de Julio. Anótenlo en todos lados.

Son lo más cuca del mundo.
En serio.

El partido va a empezar, dios.

lA PUTA MADRE OSPINA, NO PUEDE SER.