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Fight, run or die. {Resultados
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Re: Fight, run or die. {Resultados
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✘ Nombres: Nina Halminton | Peter Johnson
✘ Roles: Ella amistosa y él frío Estatus. {Ella media-Él alta
✘ Representantes: Audrey Hepburn de joven | Theo James
✘ Escrito:
✘ Nombres: Nina Halminton | Peter Johnson
✘ Roles: Ella amistosa y él frío Estatus. {Ella media-Él alta
✘ Representantes: Audrey Hepburn de joven | Theo James
✘ Escrito:
- Spoiler:
«El pasado jueves 25 de marzo a las 21:00 horas, se le vio a George Roy alias "The cutthroat" a las afueras de la ciudad de New York en un Camaro Ss robando un banco. Lo que se llega a observar en las cámaras del banco es que el sujeto portaba dos rifles militares tipo AR-15...»
No pude seguir escuchando el noticiero, pues Darrell —mi mejor amigo y compañero de departamento desde que perdí mi voz—le había cambiado y ahora se escuchaba la chillona voz de Bob Esponja.
Fruncí el ceño y lo mire fijamente esperando una respuesta, sus labios delgados embozaron una leve sonrisa; sus ojos chocolate me miraban entrecerrados, parecía un modelo de esos que anunciaban en la tele de Calvin Klein, y no sólo porque era alto y se notaba que se cuidaba, si no porque también sus rasgos eran duros, con su cabello castaño despeinado, sus cejas rectas y pobladas; su nariz recta y su piel apiñonada.
—Le cambie porque no quiero saber que asesinos andan sueltos por ahí. —aclaro con su voz ronca. —Además te quería decir que iré al supermercado, a la tintorería y a la biblioteca para investigar sobre el trabajo que debo de hacer en la Universidad. —suspiró cansado —¿quieres que te traiga algo de la tienda? —Asentí.
Fui rápidamente por una libreta a mi cuarto y apunté lo que necesitaba. Al terminar regrese a la sale y le entregue la nota, él empezó a chocarla mientras arqueaba una ceja.
—Bien —exclamó cuando terminó —Si necesitas algo, Cloe esta a lado.
¡Ja!, como si mi vecina me fuera a ayudar. Yo la detestaba y ella a mí. El sentimiento de odio y rivalidad era mutuo, pero eso era algo que Darrell no lograba entender, y no lo culpaba, con esos enormes senos operados ¿Qué hombre no iba a quedar tarado?.
Un año después de mudarnos ahí, llegó nuestra vecina de diecinueve años: Cloe Foster, y como era obvio, hechizo a medio edificio con sus falsos pechos y su levantado trasero. Pero no me preocupaba, yo sabía que jamás podría competir con ella —y ni me interesaba—, al contrario, yo no quería estar así aunque fuera un palo con una minúscula curva entre la cadera y los pechos. Simplemente prefería la idea de conservarme natural siempre.
Una hora después de que Darrell se fuera, me puse a recoger la casa mientras escuchaba la música de AC/DC, Bon Jovi, Metallica, Los Ramones y Nirvana. No era una gran fan de ellos, pero me gustaba de vez en cuando rockear con la escoba como guitarra y las escaleras como mi escenario.
Antes de que perdiera mi voz hace dos años, solía cantar a todo volumen. Pero la vida es injusta y gracias a unos traumas que tuve, cantar se me era imposible. Los doctores me había dicho que podía comprarme un aparato el cual sustituta mi voz, pero sinceramente no quería que un robot hablara por mi, además de que una vez lo intente y cada vez que ponía "Quiero palomitas" el aparato decía "Quiero a las palomas", entonces descarté tal opción. La otra alternativa fue aprenderme el idioma de los mudos, y así fue, lo aprendí, el problema era que nadie me entendía porque no sabían que significaba cada seña, entonces me quede con la última elección: escribir en papeles lo que quería decir, era molesto e irritaba, pero era la única opción que más me gustaba.
Cuando termine, subí a mi cuarto y me puse un suéter de Darrell de Hard Rock, era como tres tallas más grande que yo y me llegaba a la mitad del muslo, pero no importaba porque estaba cansada como para buscar otra cosa.
Me observe en el espejo, mi melena rubia quemada estaba greñuda; mis ojos miel verdoso tenía unas ligeras bolsas abajo; mi rostro parecía cansado y somnoliento, pues los últimos días no había podido dormir bien por querer terminar un trabajo de la Universidad.
Me acosté en la cama y saqué el libro El Perfume, que me lo había dado mi padre antes de que me mandara a estudiar a la Universidad de New York.
«Aquella misma noche le despertó una pesadilla espantosa de cuyo contenido no podía acordarse, pero que había tenido que ver con Laure, y se precipitó hacia su dormitorio, convencido de que estaba muerta, de que había sido asesinada, violada y su cabellera cortada mientras dormía... y la encontró sana y salva...».
Me desperté por unos ruidos provenientes del despacho. Salí de la habitación y me dispuse a ir a la sala, de aseguro Darrell llego mas temprano de lo que esperaba.
Cuando entré al pequeño despacho, un hombre con pasamontañas sacaba los papeles del escritorio de caoba y los aventaba sin importancia alguna. Mis ojos se abrieron como platos e intente retroceder lentamente sin que él se percatase de mi presencia, pero para mi suerte choqué con la puerta de vidrio.
El hombre se volvió hacia mi lentamente, y entonces percibí sus ojos verdes; apagados y sin vida. Nos quedamos unos momentos quietos, y al otro segundo me encontraba corriendo hacia mi habitación mientras el ladrón me pisaba los talones.
Cerré mi cuarto con seguro y arrastré una cómoda hacia la puerta como una forma para que no la derribará, o eso pretendía yo. No sabía que hacer, el miedo afloraba de mi piel, no podía gritar, no era capaz de pedir ayuda, si le llamaba a Darrell ¿Cómo iba a saber él que necesitaba ayuda si ni siquiera podía articular una palabras?.
¿Qué iba a hacer?
De un momento a otro, los golpes dejaron de escucharse, y eso me daba una mala espina. Sabía muy bien que algo malo iba a pasar, es obvio que un bandido jamás se rendiría tan fácil. Y no me equivocaba, pues de un momento a otro la ventana se abrió y de ella emergió la oscura sombra del hombre. Intente quitar el mueble de la mesa, pero mis nervios hacían que se volviera imposible.
«¡Ayúdenme!»
Fue el único pensamiento que tuve cuando el hombre se acercaba a mi y me miraba con ojos de lujuria. Sabía que estaba perdida, o más bien dicho, que mi virginidad estaba perdida, que ese viejo asqueroso me iba a violar. Por ese simple hecho, lágrimas calientes empezaron a salir de mis ojos, sabía que no podía pelear, pues él era más fuerte que yo por mucho, además de que no había ninguna arma —ni siquiera una blanca o poco dañina —, simplemente no había nada.
—¿Qué?¿no hablas? —preguntó, su voz grave y ronca causó que un estremecimiento recorriera mi columna. —:¿Qué acaso el gato te comió la lengua? —para mi eso era una metáfora, y se había burlado de mí tantas veces llamando con diferentes apodos sobre mi discapacidad del habla, que eso ya no me afectaba ni en lo más mínimo.
Me quede estática ahí, no me moví hasta que el hombre me agarro los brazos, le soltó un rodillazo y salí corriendo hacia el baño, pero antes de llegar, el sujeto me agarro de los brazo y me empujo hacia la cama. Mientras me sujetaba de las manos con su brazo izquierdo, él se quitaba los pantalones con el otro brazo.
—Mejor para mi, así no gritas —decía mientras me toqueteaba todo el cuerpo y yo pataleaba con todas mis fuerzas para librarme. Aunque sabía que no iba a lograr nada, intentarlo no estaba mal.
Me quitó mi suéter, mi camisa y mi sujetador, dejando expuesto a sus ojos mis pequeños pechos.
«Adiós, virginidad»
No sentí cuando la puerta se abrió y el violador se quitó de encima, simplemente me tape con la sábana mientras lloraba desconsoladamente. Estaba a punto de perder lo más preciado: mi inocencia, mi pureza... Mi dignidad.
Me puse la camisa cuidadosamente, y minutos después los estallidos de golpes y puñetazos dejaron de sonar. Tapada desde mi cama, vi como el abusador estaba tendido en el piso, y como una silueta oscura se movía con pasos ágiles y rápidos. Mi héroe —quien me había ayudado — estaba amenazando a mi acosador, pero sinceramente lo único que lograba escuchar era el sonido de mi corazón bombeando velozmente.
—Liz, ¿estas bien? —me pregunta una voz que yo ya conocía: Darrell. Me había salvado.
No lo pensé ni un segundo y me abalancé a sus brazos mientras mojaba su camisa con mis sollozos.
—Tranquila, ya estoy aquí. Ya nada te pasara —aseguró mientras acariciaba mi despeinado cabello.
Me sujetaba fuertemente de su camisa cafe cuando el me llevó a la cama y me tapo. Se acostó a lado de mí mientras yo seguía lloriqueaba como bebe en su camisa ya empapada por mis lágrimas.
—Lo siento tanto. No debí dejarte sola. —razonó —Perdóname, Liz.
Levanté la cara hasta que sus ojos encontraron los míos, y con mis labios le articulé un gracias.
Esa noche no pude dormir, no hasta que Darret me empezó a cantar una canción —I will come to you de Hanson—, fueron unos minutos después cuando caí en los más profundo, seguro en los brazos de Darret.
«When you have no light to guide you
and no one to walk beside you
i will come to you
oh i will come to you
when the night is dark and stormy
you won't have to reach out for me
i will come to you
oh i will come to you ...»
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Era el gif pero no puedo desde mi ¡Pad
midway.
Re: Fight, run or die. {Resultados
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✘ Nombres: Alex Belleti | Zack Jones
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✘ Roles: Ella amistosa, Él frio.| Ella media-Él alta
✘ Representantes: Lily Collins / Logan Lerman
✘ Escrito:
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✘ Escrito:
- Spoiler:
- Entre a la casa cansado dejando las llaves en la mesita de noche. La casa sonaba más silenciosa de lo normal, entonces decidí buscar a Emmy por toda la casa, pero nada. Ningún rastro de ella.Suspire pesadamente y pase mi mano por mi cabello.De repente un ruido estruendoso vino de nuestra habitación, asustado corrí hasta el dormitorio, pero me encontré con la puerta cerrada. Confundido gire la perilla, casualmente no había revisado nuestra habitación.Sin más, corri de nuevo a la cocina buscando las llaves de repuesto pero no estaban.Decidido a que no estaban las llaves, de nuevo fui a nuestra habitación. Esta vez paté la puerta haciendo que esta se abriera en un dos por tres.
Busque por la habitación a Emmy, pero nada. En una esquina estaba un retrato de nosotros dos, y había cristales por todos lados y sangre. Entre en pánico, Emmy probablemente lo hizo de nuevo.
Toques varias veces desesperado la puerta del baño, sabia que era una perdida de tiempo pero lo intente. Force la manija pero nada, entonces, escuche sus sollozos. Opte la opción que hice con la primera puerta.
Ella estaba en la bañera abrazada de sus piernas llorando y sus brazos sangraban a chorros. Mire el retrete y ahí esta el vidrio chorreando su sangre. Tome rápidamente una toalla y fui hasta donde ella.
La envolví en la toalla y la abrace.
Mire sus ojos rojos e hinchados, su cabello revuelto y su tez pálida a causa de la pérdida de sangre.
La tome entre mis brazos y fui a la habitación, la deje en el borde de la cama.Dejo de sollozar pero sus ojos seguían soltando lagrimas. Entonces hablo con voz temblorosa.
—¿Por que estas aquí?—Pregunto confundida mientras me miraba de arriba a bajo con furia.
—Quise llegar antes, no quería esperar a verte hasta mañana-Dije mirando sus ojos. Ella bajo la mirada y limpio una lágrima a medio de su mejilla.
—Se suponía que tenías que venir hasta mañana—Susurro casi inaudible—¿Por que llegar antes?— Grito desesperada
Sorprendido la mire, la toalla cubierta toda de sangre, tenia que hacer que la sangre parara. Sin decir nada me acerqué a ella, pero retrocedió.
—Emmy—Hable—Déjame parar la sangre—Me acerqué de nuevo. Esta vez no retrocedió. Sonrió amargamente y negó con la cabeza.
—¿Por qué simplemente no me dejas morir?—Pregunto—Por eso quería que vinieras hasta maña, cuando todo estuviera echo— Su voz tembló.
Entonces me empece a desesperar, esto no debería pasar
—¿Por que lo haces?-Susurre cerrando los ojos y dejando caer una lagrima- ¿Acaso no recuerdas que te amo?-La mire directo a los ojos.
-No, Niall- Hablo—Algún día lo supe. Solo quiero terminar con esto, tengo leucemia, mi hermano ha muerto, mi papá tiene una nueva familia y tú... —Me miro con desprecio—Tú te fuiste sin decir nada, diciendo que lo nuestro ya no funcionaba—Hablo con rabiaSuspire pesadamente, una vez estuve apunto de perderle, no cometeré ese error, no de nuevo. Esa experiencia fue una de las más horribles de mi vida.
—Ángel—Hable despacio—Estaba confundido, trate de no hacerte daño. Quería que te alejaras de mi por un tiempo, pero después de darme cuenta que no te quería lejos, era demasiado tarde. Pero este chico, este estúpido chico te ama con toda el alma-Solloce dejando caer las lagrimas que no pude contener
Ella me miro incrédula, su llanto había parado y el mío había comenzado. Sollozando la abrace, ella se negó y trato de golpearme tantas veces pero fallo. La abrace más fuerte, se que lo necesitaba, yo la necesitaba.
Se acurruco en mi y respiro profundo, había perdido mucha sangre y estaba más pálida de lo normalmente. Como pude sin perder contacto con ella avance hasta la mesita de noche que estaba a lado de la cama, abrí el cajón y saque dos rollos de venda. Enrolle uno en cada de sus brazos.
Estaba temblando, solo el hecho de saber que la puedo perderle de nuevo me aterraba, me agobiaba. La abrace más fuerte. Baje el rostro y vi sus ojos, llenos de dolor.
Me mordí el labio para no sollozar de nuevo, mientras sentía que las lágrimas bajaban por mis mejillas. Empece a mecerme, mientras sentía su calor en mis brazos, la tenia de nuevo, para mi.
Sus manos retiraron las pequeñas gotas saladas de mi rostro, me acerqué a ella, quede a unos centímetros de sus labios, sus labios rosa pálido debido a lo que sucedió.
Entonces sin pensarlo, la bese.
La bese como si fuera el ultimo día que la tendría, que la vería, que estaría conmigo. La bese tiernamente dándole todo mi amor.
Después de eso, se separó de mi y hablo.
-Perdóname-Hablo-Perdóname por haber guardado tu número después de aquella llamada, perdóname por aparecer en tu vida, perdóname por amarte, perdóname por hacerte sufrir- dijo arrepentida
La mire, mire y seguí mirándola. ¿Como era posible que se disculpara por aquello?
-No tienes de que disculparte, me has dado los momentos más felices de ni vida-Sonreí en medio de un charco de lagrimas.
Ella trato de imitarme, pero solo consiguió una pequeña mueca.Era hermosa hasta después de llorar.
Hice que se costara, con la mano me limpie las lágrimas que sobraban en mis mejillas. Me quite la camiseta y se la di, ella me miro por unos segundos y captó. La tomo y se quito la que traía toda llena de sangre.
Se costo y se cubrió con las sabanas, yo hice lo mismo y la abrace, ella hundió su cabeza en mi cuello y cerro los ojos. Coloque mi mandíbula en su cabello y aspire su olor, fresas. No después de mucho su respiración se calmo y se quedo dormida. Deje caer de nuevo una lágrima y suspire pesadamente.
Jamas la dejaría, no de nuevo.
—Niall—Dijo llamando mi atención. La mire directo a sus hermosos ojos—Te amo—Susurro en un hilo de voz
-Yo también preciosa-Conteste besando su frente
La abrace fuertemente, lo bastante para saber que por ningún motivo iría de su lado.
- Abreme:D:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]The Maze Runner, una de mis trilogías de cinco libros favorita xd
Paulinacortes13
Re: Fight, run or die. {Resultados
plz audicionad ;-;
✦ ausente.✦
pixie.
Re: Fight, run or die. {Resultados
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- Spoiler:
«El pasado jueves 25 de marzo a las 21:00 horas, se le vio a George Roy alias "The cutthroat" a las afueras de la ciudad de New York en un Camaro Ss robando un banco. Lo que se llega a observar en las cámaras del banco es que el sujeto portaba dos rifles militares tipo AR-15...»
No pude seguir escuchando el noticiero, pues Darrell —mi mejor amigo y compañero de departamento desde que perdí mi voz—le había cambiado y ahora se escuchaba la chillona voz de Bob Esponja.
Fruncí el ceño y lo mire fijamente esperando una respuesta, sus labios delgados embozaron una leve sonrisa; sus ojos chocolate me miraban entrecerrados, parecía un modelo de esos que anunciaban en la tele de Calvin Klein, y no sólo porque era alto y se notaba que se cuidaba, si no porque también sus rasgos eran duros, con su cabello castaño despeinado, sus cejas rectas y pobladas; su nariz recta y su piel apiñonada.
—Le cambie porque no quiero saber que asesinos andan sueltos por ahí. —aclaro con su voz ronca. —Además te quería decir que iré al supermercado, a la tintorería y a la biblioteca para investigar sobre el trabajo que debo de hacer en la Universidad. —suspiró cansado —¿quieres que te traiga algo de la tienda? —Asentí.
Fui rápidamente por una libreta a mi cuarto y apunté lo que necesitaba. Al terminar regrese a la sale y le entregue la nota, él empezó a chocarla mientras arqueaba una ceja.
—Bien —exclamó cuando terminó —Si necesitas algo, Cloe esta a lado.
¡Ja!, como si mi vecina me fuera a ayudar. Yo la detestaba y ella a mí. El sentimiento de odio y rivalidad era mutuo, pero eso era algo que Darrell no lograba entender, y no lo culpaba, con esos enormes senos operados ¿Qué hombre no iba a quedar tarado?.
Un año después de mudarnos ahí, llegó nuestra vecina de diecinueve años: Cloe Foster, y como era obvio, hechizo a medio edificio con sus falsos pechos y su levantado trasero. Pero no me preocupaba, yo sabía que jamás podría competir con ella —y ni me interesaba—, al contrario, yo no quería estar así aunque fuera un palo con una minúscula curva entre la cadera y los pechos. Simplemente prefería la idea de conservarme natural siempre.
Una hora después de que Darrell se fuera, me puse a recoger la casa mientras escuchaba la música de AC/DC, Bon Jovi, Metallica, Los Ramones y Nirvana. No era una gran fan de ellos, pero me gustaba de vez en cuando rockear con la escoba como guitarra y las escaleras como mi escenario.
Antes de que perdiera mi voz hace dos años, solía cantar a todo volumen. Pero la vida es injusta y gracias a unos traumas que tuve, cantar se me era imposible. Los doctores me había dicho que podía comprarme un aparato el cual sustituta mi voz, pero sinceramente no quería que un robot hablara por mi, además de que una vez lo intente y cada vez que ponía "Quiero palomitas" el aparato decía "Quiero a las palomas", entonces descarté tal opción. La otra alternativa fue aprenderme el idioma de los mudos, y así fue, lo aprendí, el problema era que nadie me entendía porque no sabían que significaba cada seña, entonces me quede con la última elección: escribir en papeles lo que quería decir, era molesto e irritaba, pero era la única opción que más me gustaba.
Cuando termine, subí a mi cuarto y me puse un suéter de Darrell de Hard Rock, era como tres tallas más grande que yo y me llegaba a la mitad del muslo, pero no importaba porque estaba cansada como para buscar otra cosa.
Me observe en el espejo, mi melena rubia quemada estaba greñuda; mis ojos miel verdoso tenía unas ligeras bolsas abajo; mi rostro parecía cansado y somnoliento, pues los últimos días no había podido dormir bien por querer terminar un trabajo de la Universidad.
Me acosté en la cama y saqué el libro El Perfume, que me lo había dado mi padre antes de que me mandara a estudiar a la Universidad de New York.
«Aquella misma noche le despertó una pesadilla espantosa de cuyo contenido no podía acordarse, pero que había tenido que ver con Laure, y se precipitó hacia su dormitorio, convencido de que estaba muerta, de que había sido asesinada, violada y su cabellera cortada mientras dormía... y la encontró sana y salva...».
Me desperté por unos ruidos provenientes del despacho. Salí de la habitación y me dispuse a ir a la sala, de aseguro Darrell llego mas temprano de lo que esperaba.
Cuando entré al pequeño despacho, un hombre con pasamontañas sacaba los papeles del escritorio de caoba y los aventaba sin importancia alguna. Mis ojos se abrieron como platos e intente retroceder lentamente sin que él se percatase de mi presencia, pero para mi suerte choqué con la puerta de vidrio.
El hombre se volvió hacia mi lentamente, y entonces percibí sus ojos verdes; apagados y sin vida. Nos quedamos unos momentos quietos, y al otro segundo me encontraba corriendo hacia mi habitación mientras el ladrón me pisaba los talones.
Cerré mi cuarto con seguro y arrastré una cómoda hacia la puerta como una forma para que no la derribará, o eso pretendía yo. No sabía que hacer, el miedo afloraba de mi piel, no podía gritar, no era capaz de pedir ayuda, si le llamaba a Darrell ¿Cómo iba a saber él que necesitaba ayuda si ni siquiera podía articular una palabras?.
¿Qué iba a hacer?
De un momento a otro, los golpes dejaron de escucharse, y eso me daba una mala espina. Sabía muy bien que algo malo iba a pasar, es obvio que un bandido jamás se rendiría tan fácil. Y no me equivocaba, pues de un momento a otro la ventana se abrió y de ella emergió la oscura sombra del hombre. Intente quitar el mueble de la mesa, pero mis nervios hacían que se volviera imposible.
«¡Ayúdenme!»
Fue el único pensamiento que tuve cuando el hombre se acercaba a mi y me miraba con ojos de lujuria. Sabía que estaba perdida, o más bien dicho, que mi virginidad estaba perdida, que ese viejo asqueroso me iba a violar. Por ese simple hecho, lágrimas calientes empezaron a salir de mis ojos, sabía que no podía pelear, pues él era más fuerte que yo por mucho, además de que no había ninguna arma —ni siquiera una blanca o poco dañina —, simplemente no había nada.
—¿Qué?¿no hablas? —preguntó, su voz grave y ronca causó que un estremecimiento recorriera mi columna. —:¿Qué acaso el gato te comió la lengua? —para mi eso era una metáfora, y se había burlado de mí tantas veces llamando con diferentes apodos sobre mi discapacidad del habla, que eso ya no me afectaba ni en lo más mínimo.
Me quede estática ahí, no me moví hasta que el hombre me agarro los brazos, le soltó un rodillazo y salí corriendo hacia el baño, pero antes de llegar, el sujeto me agarro de los brazo y me empujo hacia la cama. Mientras me sujetaba de las manos con su brazo izquierdo, él se quitaba los pantalones con el otro brazo.
—Mejor para mi, así no gritas —decía mientras me toqueteaba todo el cuerpo y yo pataleaba con todas mis fuerzas para librarme. Aunque sabía que no iba a lograr nada, intentarlo no estaba mal.
Me quitó mi suéter, mi camisa y mi sujetador, dejando expuesto a sus ojos mis pequeños pechos.
«Adiós, virginidad»
No sentí cuando la puerta se abrió y el violador se quitó de encima, simplemente me tape con la sábana mientras lloraba desconsoladamente. Estaba a punto de perder lo más preciado: mi inocencia, mi pureza... Mi dignidad.
Me puse la camisa cuidadosamente, y minutos después los estallidos de golpes y puñetazos dejaron de sonar. Tapada desde mi cama, vi como el abusador estaba tendido en el piso, y como una silueta oscura se movía con pasos ágiles y rápidos. Mi héroe —quien me había ayudado — estaba amenazando a mi acosador, pero sinceramente lo único que lograba escuchar era el sonido de mi corazón bombeando velozmente.
—Liz, ¿estas bien? —me pregunta una voz que yo ya conocía: Darrell. Me había salvado.
No lo pensé ni un segundo y me abalancé a sus brazos mientras mojaba su camisa con mis sollozos.
—Tranquila, ya estoy aquí. Ya nada te pasara —aseguró mientras acariciaba mi despeinado cabello.
Me sujetaba fuertemente de su camisa cafe cuando el me llevó a la cama y me tapo. Se acostó a lado de mí mientras yo seguía lloriqueaba como bebe en su camisa ya empapada por mis lágrimas.
—Lo siento tanto. No debí dejarte sola. —razonó —Perdóname, Liz.
Levanté la cara hasta que sus ojos encontraron los míos, y con mis labios le articulé un gracias.
Esa noche no pude dormir, no hasta que Darret me empezó a cantar una canción —I will come to you de Hanson—, fueron unos minutos después cuando caí en los más profundo, seguro en los brazos de Darret.
«When you have no light to guide you
and no one to walk beside you
i will come to you
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Ficha Aceptada
Tu ficha está participando, suerte.
holmes.
Re: Fight, run or die. {Resultados
Paulinacortes13 escribió:
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- Spoiler:
Entre a la casa cansado dejando las llaves en la mesita de noche. La casa sonaba más silenciosa de lo normal, entonces decidí buscar a Emmy por toda la casa, pero nada. Ningún rastro de ella.Suspire pesadamente y pase mi mano por mi cabello.De repente un ruido estruendoso vino de nuestra habitación, asustado corrí hasta el dormitorio, pero me encontré con la puerta cerrada. Confundido gire la perilla, casualmente no había revisado nuestra habitación.Sin más, corri de nuevo a la cocina buscando las llaves de repuesto pero no estaban.Decidido a que no estaban las llaves, de nuevo fui a nuestra habitación. Esta vez paté la puerta haciendo que esta se abriera en un dos por tres.
Busque por la habitación a Emmy, pero nada. En una esquina estaba un retrato de nosotros dos, y había cristales por todos lados y sangre. Entre en pánico, Emmy probablemente lo hizo de nuevo.
Toques varias veces desesperado la puerta del baño, sabia que era una perdida de tiempo pero lo intente. Force la manija pero nada, entonces, escuche sus sollozos. Opte la opción que hice con la primera puerta.
Ella estaba en la bañera abrazada de sus piernas llorando y sus brazos sangraban a chorros. Mire el retrete y ahí esta el vidrio chorreando su sangre. Tome rápidamente una toalla y fui hasta donde ella.
La envolví en la toalla y la abrace.
Mire sus ojos rojos e hinchados, su cabello revuelto y su tez pálida a causa de la pérdida de sangre.
La tome entre mis brazos y fui a la habitación, la deje en el borde de la cama.Dejo de sollozar pero sus ojos seguían soltando lagrimas. Entonces hablo con voz temblorosa.
—¿Por que estas aquí?—Pregunto confundida mientras me miraba de arriba a bajo con furia.
—Quise llegar antes, no quería esperar a verte hasta mañana-Dije mirando sus ojos. Ella bajo la mirada y limpio una lágrima a medio de su mejilla.
—Se suponía que tenías que venir hasta mañana—Susurro casi inaudible—¿Por que llegar antes?— Grito desesperada
Sorprendido la mire, la toalla cubierta toda de sangre, tenia que hacer que la sangre parara. Sin decir nada me acerqué a ella, pero retrocedió.
—Emmy—Hable—Déjame parar la sangre—Me acerqué de nuevo. Esta vez no retrocedió. Sonrió amargamente y negó con la cabeza.
—¿Por qué simplemente no me dejas morir?—Pregunto—Por eso quería que vinieras hasta maña, cuando todo estuviera echo— Su voz tembló.
Entonces me empece a desesperar, esto no debería pasar
—¿Por que lo haces?-Susurre cerrando los ojos y dejando caer una lagrima- ¿Acaso no recuerdas que te amo?-La mire directo a los ojos.
-No, Niall- Hablo—Algún día lo supe. Solo quiero terminar con esto, tengo leucemia, mi hermano ha muerto, mi papá tiene una nueva familia y tú... —Me miro con desprecio—Tú te fuiste sin decir nada, diciendo que lo nuestro ya no funcionaba—Hablo con rabiaSuspire pesadamente, una vez estuve apunto de perderle, no cometeré ese error, no de nuevo. Esa experiencia fue una de las más horribles de mi vida.
—Ángel—Hable despacio—Estaba confundido, trate de no hacerte daño. Quería que te alejaras de mi por un tiempo, pero después de darme cuenta que no te quería lejos, era demasiado tarde. Pero este chico, este estúpido chico te ama con toda el alma-Solloce dejando caer las lagrimas que no pude contener
Ella me miro incrédula, su llanto había parado y el mío había comenzado. Sollozando la abrace, ella se negó y trato de golpearme tantas veces pero fallo. La abrace más fuerte, se que lo necesitaba, yo la necesitaba.
Se acurruco en mi y respiro profundo, había perdido mucha sangre y estaba más pálida de lo normalmente. Como pude sin perder contacto con ella avance hasta la mesita de noche que estaba a lado de la cama, abrí el cajón y saque dos rollos de venda. Enrolle uno en cada de sus brazos.
Estaba temblando, solo el hecho de saber que la puedo perderle de nuevo me aterraba, me agobiaba. La abrace más fuerte. Baje el rostro y vi sus ojos, llenos de dolor.
Me mordí el labio para no sollozar de nuevo, mientras sentía que las lágrimas bajaban por mis mejillas. Empece a mecerme, mientras sentía su calor en mis brazos, la tenia de nuevo, para mi.
Sus manos retiraron las pequeñas gotas saladas de mi rostro, me acerqué a ella, quede a unos centímetros de sus labios, sus labios rosa pálido debido a lo que sucedió.
Entonces sin pensarlo, la bese.
La bese como si fuera el ultimo día que la tendría, que la vería, que estaría conmigo. La bese tiernamente dándole todo mi amor.
Después de eso, se separó de mi y hablo.
-Perdóname-Hablo-Perdóname por haber guardado tu número después de aquella llamada, perdóname por aparecer en tu vida, perdóname por amarte, perdóname por hacerte sufrir- dijo arrepentida
La mire, mire y seguí mirándola. ¿Como era posible que se disculpara por aquello?
-No tienes de que disculparte, me has dado los momentos más felices de ni vida-Sonreí en medio de un charco de lagrimas.
Ella trato de imitarme, pero solo consiguió una pequeña mueca.Era hermosa hasta después de llorar.
Hice que se costara, con la mano me limpie las lágrimas que sobraban en mis mejillas. Me quite la camiseta y se la di, ella me miro por unos segundos y captó. La tomo y se quito la que traía toda llena de sangre.
Se costo y se cubrió con las sabanas, yo hice lo mismo y la abrace, ella hundió su cabeza en mi cuello y cerro los ojos. Coloque mi mandíbula en su cabello y aspire su olor, fresas. No después de mucho su respiración se calmo y se quedo dormida. Deje caer de nuevo una lágrima y suspire pesadamente.
Jamas la dejaría, no de nuevo.
—Niall—Dijo llamando mi atención. La mire directo a sus hermosos ojos—Te amo—Susurro en un hilo de voz
-Yo también preciosa-Conteste besando su frente
La abrace fuertemente, lo bastante para saber que por ningún motivo iría de su lado.
- Abreme:
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The Maze Runner, una de mis trilogías de cinco libros favorita xd
FICHA ACEPTADA
Suerte estas participando, suerte.
Última edición por ♡ Redmayne ♡ el Miér 07 Mayo 2014, 10:46 am, editado 1 vez
holmes.
Re: Fight, run or die. {Resultados
Buenísima idea chicas. ¡Me encanta!
Han combinado 3 trilogías perfectas, y por eso se merecen todo mi amor.
Voy a audicionar. En un rato dejo mi ficha.
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PD: Les dejare 3 gifs e.e
trunks
Re: Fight, run or die. {Resultados
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✘ Nombres: Alexander Flynn.||Levi MacQuoid
✘ Roles: Ella astuta.||El amigable.
✘ Representantes: Selena Gomez.||Finn Harries.
✘ Escrito:
✘ Nombres: Alexander Flynn.||Levi MacQuoid
✘ Roles: Ella astuta.||El amigable.
✘ Representantes: Selena Gomez.||Finn Harries.
✘ Escrito:
- Spoiler:
- Me miraba en el espejo una y otra vez. Mis cejas se alzaban y después se fruncían mientras posaba de diversas formas. No le encontraba chiste alguno a mi vestido. Era demasiado apretado por el escote de arriba, pero por abajo estaba flojo y además me quedaba grande. La tela era fina al tacto de las personas, era de color azul turquesa y me llegaba hasta la planta de los pies.
—¡Es perfecto ese vestido! Y queda con tu tono de piel Key. ¡Debes de llevar ese para la fiesta! —mi tía parecía más emocionada que yo. Simplemente le dedique una sonrisa de lado por mi reflejo del espejo. Ella me tomo de las manos y me hizo girarme para mirarla.
—¿Qué ocurre? ¿Porque tan triste hoy? —pregunto mientras tomaba un mechón de mi cabello, que se había colado entre mis hombros desnudos, y me lo hecho para atrás. Mire a mi tía con una sonrisa débil.
—No es nada tía. Simplemente se que será otra fiesta más. Igual de aburrida que todos los años pasados. —resople mientras me sentaba en el borde de la cama de mi habitación. Mis dedos recorrieron la acolchonada sábana de color lila. Sentí que mi tía se sentaba a mi lado y segundos después tomo mis manos en las suyas.
—Claro que no son aburridas cariño. Es sólo que es una fiesta con clase y asisten todos los socios de tu tío Max.
—Eso implica que sólo hay personas con más de 35 años de edad. Además, ¿porque vienen ellos? ¿Qué no es la fiesta de cumpleaños de Jack?
—Ellos vienen porque deben de llevarse bien con tu primo. El tiene 21, dentro de 2 años más tomara la empresa de la familia. Y no puede hacerlo si no se lleva bien con todos los socios de nuestra familia —separa sus manos de las mías, me toma del mentón y me hace que la mire a los ojos. Elisabeth McGuire es muy linda, ella tiene solamente 40 años de edad y parece una señora que rodean los 30 años. Con su cabello rubio y sus ojos verdes puede tener a sus pies a muchos hombres. Mi tía es hermosa. Ella no se compara en nada a mi. Tengo 18 y parezco una niña de 16, con mi cabello color caramelo y mis ojos dorados apenas y atraigo a la mascota del vecino—. Te dejo. Para que termines de cambiarte —dice con su dulce voz y me besa en la frente—. Te esperamos abajo en cinco minutos junto con tu primo. —y dicho esto sale de mi habitación.
Me levantó de mi cama y me coloco en la cabeza la pequeña tiara con diamantes que estaba en el peinador. Suspire y me mire de nuevo en el espejo.
Según mis tíos yo era muy parecida a mis padres. Tenía el cabello y las facciones de mama. Mientras que la tez clara y los ojos eran los de mi papa.
Me encantaría haberlos conocido, lástima que no lo pude hacer. Ellos murieron cuando yo era sólo una niña de 3 meses de edad. En cuanto ocurrió esto mis tíos decidieron quedarse conmigo, ellos son como mi familia. Algunas veces me sentía como un estorbo para mi primo Jack, creo que siempre e sido un estorbo para el. Pero para mi primo no le parezco eso, el me trata como a su propia hermana. Y eso es alentador para mi.
Escucho unos pequeños toques en la puerta que me hacen sobresaltarme y dejar de mirarme en el espejo. En el marco de mi puerta esta recargado mi primo con un elegante esmoquin.
—¿Puedo pasar? —pregunta mientras me mira con una pequeña sonrisa.
—Claro, pasa. —le contesto en tono cortes. Los 2 hemos sido criados con estricta disciplina y buenos modales. Me abalanzo sobre el y le doy un fuerte abrazo y le susurro un feliz cumpleaños en el oído. Después nos separamos y me aparto un poco más de el.
—Te ves muy linda Key. Lástima que ningún chico pueda apreciar a una chica tan preciosa como tu en un vestido que la hace lucir aún más linda.
—Gracias. Y yo opino lo mismo. Que lástima que nadie aprecie tu belleza primo. —le contesto de forma burlesca. El me sonríe y se posa al lado mío.
—¿Lista? —pregunta mientras pasa una mano por su rubio cabello mientras sus ojos azules se posan en los míos. Asiento y el me sonríe— Bien. Bajemos.
El me tiende su brazo y yo lo tomo cortésmente. Caminamos por el pasillo de la segunda planta de la mansión de los McGuire, pasamos por la alfombra roja costosa que nunca debíamos de pisar con los zapatos sucios y que sólo se colocaba para ocasiones especiales, como hoy. Cuando llegamos a el inicio del descenso de los escalones miro a la multitud de personas que se encuentran abajo. Todos mayores y sus ojos puestos en mi primo y yo.
—Sonríe, debes de caerles bien Jack. —le susurro mientras desvió mi mirada a su perfil derecho. El se gira y me mira con el ceño fruncido.
—Si lo recuerdo. Tu también sonríe —alza sus rubias cejas y me hace una cara chistosa—, ¿vale? —le hago un asentimiento con mi cabeza, nos volteamos al mismo tiempo y sonreímos.
Mientras bajamos de escalón en escalón estoy cada vez más nerviosa. Ahora hay aproximadamente 3 docenas más de personas, desde la última multitud de gente que acudió al cumpleaños de mi primo el año pasado. Estamos a tan sólo 10 escalones de estar en la planta bajo cuando alguien entre esa multitud llama mi atención. Se trata de un chico que no a de pasar los 25 años, de cabello castaño, casi rojizo y unos ojos color miel. El me mira fijamente y cuando lo pillo observándome me muestra una encantadora y seductora sonrisa mostrando un hoyuelo en su mejilla derecha. Es un chico muy atractivo. Parece incluso un ángel.
Se escuchan aplausos a mi alrededor y es ahí cuando volteo a ver a mi primo. El sigue sonriendo. Me volteo a la multitud buscando a aquel chico, pero no se veía por ninguna parte.
—¡Felices 21 años Jack! —gritaron al unísono todos los socios del tío Max. Me sentí aturdida por un momento.
Eso era mucho ruido y con los gritos y silbidos por la aparición del cumpleañero en su propia fiesta. Estas personas no son lo que parecen, ellos pueden hacer un verdadero relajo como si se tratara de unos universitarios que acaban de graduarse. Mi primo nos condujo hasta donde se encontraban mis tíos. Los dos nos miraban con orgullo y una sonrisa.
—Feliz cumpleaños hijo. Ya eres grande, muy grande. —opino mi tía tratando de reprimir unas lágrimas que se asomaban en sus ojos verdosos. Jack me soltó del brazo, se acercó a su madre y la abrazo.
—Gracias mama. No te preocupes, apenas tengo 21. No soy tan grande —la rodea con sus brazos mientras posa su mejilla derecha en la cabeza de mi tía. Mi primo es alto, de seguro a de medir un metro con ochenta y cinco centímetros, aproximadamente. Mi tío se acerca a ellos y se les une al abrazo —. Tranquilos. Ustedes saben que aunque crezca yo seguiré teniendo la mentalidad de un niñato de 10 años.
Me aleje de ellos lentamente. No quería interrumpir una escena familiar tan conmovedora como aquella. Además, en unos momentos ellos estarían rodeados de todos los invitados que querían felicitar a Jack. Y yo no quería estar rodeada de hombres mayores que me miraran con curiosidad y mujeres elegantes que me mandarían miradas de desprecio.
Gire sobre mis zapatillas francesas y camine a la primera mesa que se cruzo por mi camino y tome asiento en ella.
Miraba divertida la escena que la gente estaba montando al felicitar a mi primo. El solamente tenía cara de aburrido y los hombres le hablaban de sus grandes aventuras mientras que las mujeres estaban mostrándole una sonrisa 'coqueta'. Eso era extraño. ¿Que señoras de 50 años buscaban ligarse a un joven de 21? Solamente a esas mujeres se les ocurría algo así, aunque, ellas nunca lo lograrían.
Mis ojos se posaron en la copa que un camarero acababa de dejar enfrente de mi. La tome sin pensármelo dos veces en mis manos y me trague el líquido transparente que había en ella. Era vino. Y sabía delicioso.
Deje la mitad de mi copa llena y cerré mis ojos. En mi hombro se posa la mano de alguien, por lo que me sobresalto y abro los ojos.
—Tranquila. Lamento si te asuste. —me susurran al oído. Siento un cosquilleo al sentir como aquel desconocido posa su boca muy cerca de mi oreja y el calor de su cuerpo puede sentirse por su cercanía.
—En absoluto. Sólo que no estoy acostumbrada a que las personas se me acerquen demasiado, excepto mi familia. —susurro mientras trato de no girarme y descubrir quien es aquel hombre que me dio el susto de mi vida. El jalo la silla de mi lado y tomo asiento. Ahí fue cuando me gire y lo mire.
Se trataba del chico que había visto antes. Su cabello viéndolo más de cerca parecía rojizo con dorado y sus ojos eran claros.
—Soy Iker Dietrich.
—Mucho gusto señor Dietrich.
—Oh, porfavor. No me llames de señor, no me gusta. Dime Iker o como quieras. —me respondió con una sonrisa. Me sorprendió su facilidad para hablar tan naturalmente y con un vocabulario no tan gentil.
—Esta bien. Te diré Ike.
—Ike suena bien. Nadie me había llamado así antes. Y tu eres Key McGuire, ¿no es así?
—En realidad soy Wayne. Key Wayne. El apellido McGuire viene de parte de mi madre y es mi segundo apellido. Sólo Wayne, si podrías.
—Bien. Key Wayne. ¿Quieres una menta? —me pregunto. Negué con la cabeza— ¿Un dulce? —me vuelve a preguntar y yo le vuelvo a negar— ¿Un caramelo?
—No gracias. Solamente tengo ganas de un vaso de lo que sea. Tengo mucha sed.
—Entonces eso será. ¡Un vaso para ella! —grito. Yo me encogí en mi asiento mientras el le hacia señas a un camarero para que me trajera algo de beber. ¿Pero que le ocurría a este tipo?
El camarero dejo un vaso de agua enfrente de mi. Rápidamente lo recogí de la mesa y lo lleve a mis labios. Hice para atrás mi cabeza y tome un largo trago de agua. El líquido sin sabor paso por mi garganta, saciando mi sed, y después deje de vuelta el vaso en la mesa. Pille a Ike mirándome con una sonrisa de oreja a oreja, por lo que me aterre un poco.
—¿Qué ocurre? —le pregunte. En eso sentí que mi cabeza daba vueltas, por lo que lleve una mano a mi cabeza.
—Nada. Todo perfecto. ¿Qué te ocurre a ti? ¿Quieres salir a tomar aire? —asentí con la cabeza y me levanté rápidamente para después salir corriendo hasta la parte trasera de la mansión.
No había nadie ahí, todo estaba como siempre. Excepto por un pentagrama que estaba dibujado en la orilla de la piscina. Me acerque para verlo más cerca. En el estaban trazados símbolos que no había visto antes en mi vida. Estaban dibujados con lo que parecía pintura color Esmeralda, pero estaban reluciendo y brillando aún con la oscuridad de la noche.
—Así que tu sola has venido a la trampa, ¿eh? Que bien. Me has ahorrado el trabajo. —me di vuelta y me encontré con Ike que me miraba burlonamente.
—¿De que hablas? ¿Qué tramas? —le pregunte y di unos pasos para atrás. Pero el se acercaba a mi.
—Tarde o temprano pasaría esto querida Key. —me dijo. Trate de ir más atrás, pero estaba ya al borde de la piscina. El me tomo de la cintura.
—¡SUELTAME! ¡Déjame ir!
—No, no lo haré. Ahora, agarra aire. —hice lo que me dijo sin saber porque. Pero más valía que previniera cualquier cosa— 'Du, Dus, Duster'
El pentagrama comenzó a brillar y sin previo aviso el se arrojo a la piscina conmigo en sus brazos. Cuando se suponía que tendría que tener esa sensación de sentir mi cuerpo hacer contacto con el agua fría, todo se volvió negro y me desmaye.
~~~
—¡¿Cómo diablos se te ocurrió hacerle eso?!
—¡No tenía opción! Había mucha gente, jamás me imagine que sería tan difícil con tantas personas a nuestro alrededor.
—¡Ese no es motivo para que le hubieras desmayado!
—¡No le grites! El sabe lo que hizo. Además, todo salió bien, ¿no?
Escuche una discusión a mi alrededor. Era la voz de 2 mujeres, la de un hombre y la Iker, esa no podía confundirla ni olvidarla. Trate de moverme, pero me fue imposible, pues todo mi cuerpo me dolía y sentía mi cabeza dando vueltas. También trate de abrir mis ojos, pero mis párpados me resultaron pesados y decidí quedarme como estaba. Debajo de mi cuerpo podía sentir una plataforma blanda y cómoda, de seguro era una cama. Solté un quejido porque estaba entumecida y el dolor que sentía en la cabeza se volvió más fuerte.
—¡Despertó! ¡Muévanse chicos! ¡Ayudala rápido Dante, ya que eres hombre! —se escucho el grito de una chica.
—¿Qué? ¿Como la voy a ayudar? —pregunto la voz del chico que supuse y era 'Dante'.
—¡Así zopenco! —hablo la ronca y seductora voz de Iker. Sentí una presencia a mi lado y entonces sentí que acercaron a mis labios un vaso. Tome lo que contenía, que resulto ser agua, hasta el fondo y entonces retome un poco de fuerzas. Abrí mis ojos y me encontré con los ojos miel del tonto de Dietrich.— ¿Estas bien?
—¡No le preguntes eso tonto! —me giró lentamente y miro a la dueña de aquella voz. Esa voz es la de una chica que me defendió y reto a Iker por haberme drogado y la misma que le grito a Dante que me ayudara. Se trataba de una chica pelirroja con el cabello hecho un moño en su cabeza.
—¿Cómo va a estar bien si de seguro se a de sentir muy débil? —pregunto la voz, del que según mis cálculos de hace un rato, era Dante. El se poso enfrente de mi, bloqueando mi vista hacia la rubia. El se puso en cuclillas y me miro a los ojos. Tenía unos ojos color gris y el cabello negro todo revuelto.
—La vas a asustar si te le acercas demasiado. Hazte aun lado Dante. —replico Iker. El ojigris me sonrió débilmente y se alejó de mi. Yo dirigí mi mirada de nuevo hacia la rojiza que me miraba con las cejas alzadas.
—¿En dónde estoy? —fue lo único que pronunciaron mis labios mientras tenía un montón de preguntas más. Mi voz apenas era audible.
—No creo que debemos darle información hasta que este con más fuerzas, ¿no creen? —pronuncio con un aire de superioridad la voz de la otra chica. La que había defendido hace un rato a Iker. Me voltee a mirarla y encararla. Se trataba de una rubia. Ella me miraba como si fuese un bicho raro o algo por el estilo.
—¡No tienes derecho de decirnos que hacer! —escuche un grito por parte de Dante.
—Dante tiene razón. ¡Tu ni siquiera eres de este grupo Allie! ¡Tu vas con los buscadores! ¡Mejor vete de aquí antes de que te de una paliza por metíche que eres! —le grito molesta la chica que antes había pedido ayuda para mi.
Cerré mis ojos y trate de levantarme. Esta vez lo logre, si pude levantarme. Una vez que estuve sentada abrí mis ojos y mire de nuevo a la pelirroja. Ella se levantó de su asiento y se poso a mi lado. Me di cuenta de que me encontraba en un sillón en la sala de una pequeña cabaña.
—Perdona nuestra actitud. Es que no suelo tratar con la arpía de allá muy a menudo —se escucho un chillido molesto por parte de la rubia—, y tenerla cerca siempre me da dolor de cabeza.
—No hay cuidado. —le dije en un murmuro. Todavía me sentía un poco débil.
—¡Ni yo tampoco te soporto a ti Smet! —la chillona voz de la otra resonó en toda la cabaña. La rojiza rodó sus ojos, que eran de un color marrón rojizo, y me dedico una sonrisa.
—Soy Filis Smet. O puedes llamarme Fil. Como quieras.
—Un placer señorita Smet —ella enarco una de sus cejas y me miro con algo de diversión. Entonces recordé lo de Iker—. Perdón. Que bueno es conocerte Fil. —ella sonrió y asintió. Al parecer aquí no eran tan corteses ni les gustaba mucho.
—Igualmente Key.
—¿Cómo sabes mi nombre?
—Formas parte de una historia aquí. Eres famosa.
—¿Cómo? ¿En dónde estoy?
—Estas en Pen. La capital de Duster. —responde Dante que se posa a la derecha de Filis.— Por cierto. Yo soy Dante Robinson. Y de seguro ya conoces al idiota de Iker, ¿no? —yo asiento con la cabeza.
—¿Pen? ¿Duster? ¿Que es todo esto? —pregunto totalmente confundida.
—Es una tierra mágica —responde la voz de Iker, el se coloca a la izquierda de la pelirroja—. Igual que las de los cuentos de hadas.
—¿Como nunca jamás y el país de las maravillas?
—Exacto. Y como la tierra de Oz y todos esos lugares en los que ocurren grandes historias. —comenta Dante.
—¿En serio le van a decir todo? ¿Qué tal si ella no es la Key correcta? —pregunta exasperada la rubia que llega y se posa al lado de Iker. La cara de Dante y Filis se contraen y forman una mueca.
—Sal de la cabaña o te juro por el ángel que te saco a patadas de aquí. —susurra firme y amenazadoramente la rojiza. La rubia bufa y sale dando patadas al suelo de la cabaña. Da un portaos a la puerta; el morocho y la pelirroja sueltan una carcajada mientras el castaño sigue serio.
—¿Porqué son tan groseros? —pregunta molesto Iker. Fil deja de reír y lo mira con el ceño fruncido.
—¿Nosotros? ¡Ella es una arpía! ¡Ella sólo esta aquí por ti! ¿Cómo nunca te descuenta de como son en verdad las personas Dietrich? ¿Será que eres estúpido? —pregunta molesto Dante.
—¿Qué acaso no vez sus intenciones? ¡Ella esta aquí sólo por interés! —réplica molesta la rojiza. Esto se pondría feo si no me interponía ahora.
—¡Dejen de pelear! ¿Pueden? —todos me miran y asienten— Ahora, ¿pueden seguir explicándome?
—Claro. Como ya te dijimos estas en Pen. —dice Dante.
—¿Cómo? ¿Porque?
—Pues aquí sólo se puede entrar si algún habitante de esta tierra te trae. O uno de los habitantes de las tierras vecinas —me explica Iker—. Yo te traje aquí por el portal del pentagrama que se abrió en tu piscina. ¿Porqué? Pues cómo ya te lo dijo antes Fil, eres parte de una historia de aquí. Según cuenta esa historia, una joven llamada Key McGuire nos liberaría de la soberanía en la que nos encontramos por culpa de aquella terrible criatura que se apoderó del mando de esta tierra. Se trata de una poderosa criatura con magia, muy poderosa, que puede tomar la forma de lo que sea —el junto sus manos y me miraba a los ojos—. Un momento puede ser un dragón y al segundo es un mago. No sabemos como hace eso. Y nadie a podido matarlo, han intentado de todo —el levanta una de sus manos y enumera con los dedos—, lo han apuñalado, atravesado, quemado, golpeado hasta lo han explotado con dinamita. Pero el no muere. Y según dice la historia, la única persona que lo puede matar es una chica, llamada Key McGuire.
—Te equivocas. Yo no soy la que buscan. ¡Yo no puedo matar a eso! ¡Ni siquiera soy capaz de matar a un pescado! —exclamo espantada. No me creo capaz de ser alguna heroína o aquella persona que libere a toda una humanidad del dominio de una cosa mágica—. ¡Además no soy McGuire! ¡Soy Key Wayne McGuire! ¿Lo entienden? ¡Mi principal apellido es Wayne, no McGuire!
—Claro que eres la correcta —réplica Fil con el ceño fruncido—, si no lo fueras Iker no te hubiera traído aquí.
—¡El se equivocó! ¡Yo no soy quien esperaban!
—¿Cómo te pudiste equivocar Dietrich? —pregunta molesto Dante.
—No me equivoque. Yo se que ella es la correcta. —réplica serio.
—¿Cómo estas tránsito seguro de ello?
—Se suponía que el heredero al trono la traería. ¿Y no es eso lo que yo hice? —dice obvio el castaño mientras mira a sus compañeros.
—¿Qué tu eres quien? —pregunto sorprendida.
—El es Iker Dietrich. Descendiente de Isaías Dietrich, el primer rey de Duster. Los Dietrich han estado de generación en generación en el trono. —me explica la pelirroja.
—Y te necesitamos para recuperar nuestra tierra —Iker se acerca a mi y me mira a los ojos—. Yo te necesito.
Y dicho esto me quedo muda. Me sorprende que el hubiese dicho aquello, pues el parece ser de aquellos chicos que no suelen decirle a nadie que necesitan ayuda. Ahora yo parezco tonta enfrente de el mirándolo a sus bellos ojos y con mi labio inferior temblando.
—¿Nos ayudarás? —preguntan al unísono Dante y Filis. Yo los miro por un instante y de nuevo miro al ojimiel.
—Acepto —digo. El sonríe de medio lado mientras que los otros dos grita y me dan palmaditas en la espalda.
—¡Bienvenida a la tierra de Du! —gritan felizmente la pelirroja y el moreno.
Última edición por La chica en llamas el Miér 07 Mayo 2014, 3:17 pm, editado 1 vez
trunks
Re: Fight, run or die. {Resultados
yo acepto esta <3
✦ ausente.✦
pixie.
Re: Fight, run or die. {Resultados
apruebo el ship de finnela eso suena tan finn x pan de canela
Invitado
Invitado
Re: Fight, run or die. {Resultados
Hahaha la Sel se ve bien con todo mundo. Mmm raro, pero cierto.
trunks
Re: Fight, run or die. {Resultados
La chica en llamas escribió:[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
✘ Nombres: Alexander Flynn.||Levi MacQuoid
✘ Roles: Ella astuta.||El amigable.
✘ Representantes: Selena Gomez.||Finn Harries.
✘ Escrito: Aunque ya sabes como escribo, pero de igual manera...
- Spoiler:
Me miraba en el espejo una y otra vez. Mis cejas se alzaban y después se fruncían mientras posaba de diversas formas. No le encontraba chiste alguno a mi vestido. Era demasiado apretado por el escote de arriba, pero por abajo estaba flojo y además me quedaba grande. La tela era fina al tacto de las personas, era de color azul turquesa y me llegaba hasta la planta de los pies.
—¡Es perfecto ese vestido! Y queda con tu tono de piel Key. ¡Debes de llevar ese para la fiesta! —mi tía parecía más emocionada que yo. Simplemente le dedique una sonrisa de lado por mi reflejo del espejo. Ella me tomo de las manos y me hizo girarme para mirarla.
—¿Qué ocurre? ¿Porque tan triste hoy? —pregunto mientras tomaba un mechón de mi cabello, que se había colado entre mis hombros desnudos, y me lo hecho para atrás. Mire a mi tía con una sonrisa débil.
—No es nada tía. Simplemente se que será otra fiesta más. Igual de aburrida que todos los años pasados. —resople mientras me sentaba en el borde de la cama de mi habitación. Mis dedos recorrieron la acolchonada sábana de color lila. Sentí que mi tía se sentaba a mi lado y segundos después tomo mis manos en las suyas.
—Claro que no son aburridas cariño. Es sólo que es una fiesta con clase y asisten todos los socios de tu tío Max.
—Eso implica que sólo hay personas con más de 35 años de edad. Además, ¿porque vienen ellos? ¿Qué no es la fiesta de cumpleaños de Jack?
—Ellos vienen porque deben de llevarse bien con tu primo. El tiene 21, dentro de 2 años más tomara la empresa de la familia. Y no puede hacerlo si no se lleva bien con todos los socios de nuestra familia —separa sus manos de las mías, me toma del mentón y me hace que la mire a los ojos. Elisabeth McGuire es muy linda, ella tiene solamente 40 años de edad y parece una señora que rodean los 30 años. Con su cabello rubio y sus ojos verdes puede tener a sus pies a muchos hombres. Mi tía es hermosa. Ella no se compara en nada a mi. Tengo 18 y parezco una niña de 16, con mi cabello color caramelo y mis ojos dorados apenas y atraigo a la mascota del vecino—. Te dejo. Para que termines de cambiarte —dice con su dulce voz y me besa en la frente—. Te esperamos abajo en cinco minutos junto con tu primo. —y dicho esto sale de mi habitación.
Me levantó de mi cama y me coloco en la cabeza la pequeña tiara con diamantes que estaba en el peinador. Suspire y me mire de nuevo en el espejo.
Según mis tíos yo era muy parecida a mis padres. Tenía el cabello y las facciones de mama. Mientras que la tez clara y los ojos eran los de mi papa.
Me encantaría haberlos conocido, lástima que no lo pude hacer. Ellos murieron cuando yo era sólo una niña de 3 meses de edad. En cuanto ocurrió esto mis tíos decidieron quedarse conmigo, ellos son como mi familia. Algunas veces me sentía como un estorbo para mi primo Jack, creo que siempre e sido un estorbo para el. Pero para mi primo no le parezco eso, el me trata como a su propia hermana. Y eso es alentador para mi.
Escucho unos pequeños toques en la puerta que me hacen sobresaltarme y dejar de mirarme en el espejo. En el marco de mi puerta esta recargado mi primo con un elegante esmoquin.
—¿Puedo pasar? —pregunta mientras me mira con una pequeña sonrisa.
—Claro, pasa. —le contesto en tono cortes. Los 2 hemos sido criados con estricta disciplina y buenos modales. Me abalanzo sobre el y le doy un fuerte abrazo y le susurro un feliz cumpleaños en el oído. Después nos separamos y me aparto un poco más de el.
—Te ves muy linda Key. Lástima que ningún chico pueda apreciar a una chica tan preciosa como tu en un vestido que la hace lucir aún más linda.
—Gracias. Y yo opino lo mismo. Que lástima que nadie aprecie tu belleza primo. —le contesto de forma burlesca. El me sonríe y se posa al lado mío.
—¿Lista? —pregunta mientras pasa una mano por su rubio cabello mientras sus ojos azules se posan en los míos. Asiento y el me sonríe— Bien. Bajemos.
El me tiende su brazo y yo lo tomo cortésmente. Caminamos por el pasillo de la segunda planta de la mansión de los McGuire, pasamos por la alfombra roja costosa que nunca debíamos de pisar con los zapatos sucios y que sólo se colocaba para ocasiones especiales, como hoy. Cuando llegamos a el inicio del descenso de los escalones miro a la multitud de personas que se encuentran abajo. Todos mayores y sus ojos puestos en mi primo y yo.
—Sonríe, debes de caerles bien Jack. —le susurro mientras desvió mi mirada a su perfil derecho. El se gira y me mira con el ceño fruncido.
—Si lo recuerdo. Tu también sonríe —alza sus rubias cejas y me hace una cara chistosa—, ¿vale? —le hago un asentimiento con mi cabeza, nos volteamos al mismo tiempo y sonreímos.
Mientras bajamos de escalón en escalón estoy cada vez más nerviosa. Ahora hay aproximadamente 3 docenas más de personas, desde la última multitud de gente que acudió al cumpleaños de mi primo el año pasado. Estamos a tan sólo 10 escalones de estar en la planta bajo cuando alguien entre esa multitud llama mi atención. Se trata de un chico que no a de pasar los 25 años, de cabello castaño, casi rojizo y unos ojos color miel. El me mira fijamente y cuando lo pillo observándome me muestra una encantadora y seductora sonrisa mostrando un hoyuelo en su mejilla derecha. Es un chico muy atractivo. Parece incluso un ángel.
Se escuchan aplausos a mi alrededor y es ahí cuando volteo a ver a mi primo. El sigue sonriendo. Me volteo a la multitud buscando a aquel chico, pero no se veía por ninguna parte.
—¡Felices 21 años Jack! —gritaron al unísono todos los socios del tío Max. Me sentí aturdida por un momento.
Eso era mucho ruido y con los gritos y silbidos por la aparición del cumpleañero en su propia fiesta. Estas personas no son lo que parecen, ellos pueden hacer un verdadero relajo como si se tratara de unos universitarios que acaban de graduarse. Mi primo nos condujo hasta donde se encontraban mis tíos. Los dos nos miraban con orgullo y una sonrisa.
—Feliz cumpleaños hijo. Ya eres grande, muy grande. —opino mi tía tratando de reprimir unas lágrimas que se asomaban en sus ojos verdosos. Jack me soltó del brazo, se acercó a su madre y la abrazo.
—Gracias mama. No te preocupes, apenas tengo 21. No soy tan grande —la rodea con sus brazos mientras posa su mejilla derecha en la cabeza de mi tía. Mi primo es alto, de seguro a de medir un metro con ochenta y cinco centímetros, aproximadamente. Mi tío se acerca a ellos y se les une al abrazo —. Tranquilos. Ustedes saben que aunque crezca yo seguiré teniendo la mentalidad de un niñato de 10 años.
Me aleje de ellos lentamente. No quería interrumpir una escena familiar tan conmovedora como aquella. Además, en unos momentos ellos estarían rodeados de todos los invitados que querían felicitar a Jack. Y yo no quería estar rodeada de hombres mayores que me miraran con curiosidad y mujeres elegantes que me mandarían miradas de desprecio.
Gire sobre mis zapatillas francesas y camine a la primera mesa que se cruzo por mi camino y tome asiento en ella.
Miraba divertida la escena que la gente estaba montando al felicitar a mi primo. El solamente tenía cara de aburrido y los hombres le hablaban de sus grandes aventuras mientras que las mujeres estaban mostrándole una sonrisa 'coqueta'. Eso era extraño. ¿Que señoras de 50 años buscaban ligarse a un joven de 21? Solamente a esas mujeres se les ocurría algo así, aunque, ellas nunca lo lograrían.
Mis ojos se posaron en la copa que un camarero acababa de dejar enfrente de mi. La tome sin pensármelo dos veces en mis manos y me trague el líquido transparente que había en ella. Era vino. Y sabía delicioso.
Deje la mitad de mi copa llena y cerré mis ojos. En mi hombro se posa la mano de alguien, por lo que me sobresalto y abro los ojos.
—Tranquila. Lamento si te asuste. —me susurran al oído. Siento un cosquilleo al sentir como aquel desconocido posa su boca muy cerca de mi oreja y el calor de su cuerpo puede sentirse por su cercanía.
—En absoluto. Sólo que no estoy acostumbrada a que las personas se me acerquen demasiado, excepto mi familia. —susurro mientras trato de no girarme y descubrir quien es aquel hombre que me dio el susto de mi vida. El jalo la silla de mi lado y tomo asiento. Ahí fue cuando me gire y lo mire.
Se trataba del chico que había visto antes. Su cabello viéndolo más de cerca parecía rojizo con dorado y sus ojos eran claros.
—Soy Iker Dietrich.
—Mucho gusto señor Dietrich.
—Oh, porfavor. No me llames de señor, no me gusta. Dime Iker o como quieras. —me respondió con una sonrisa. Me sorprendió su facilidad para hablar tan naturalmente y con un vocabulario no tan gentil.
—Esta bien. Te diré Ike.
—Ike suena bien. Nadie me había llamado así antes. Y tu eres Key McGuire, ¿no es así?
—En realidad soy Wayne. Key Wayne. El apellido McGuire viene de parte de mi madre y es mi segundo apellido. Sólo Wayne, si podrías.
—Bien. Key Wayne. ¿Quieres una menta? —me pregunto. Negué con la cabeza— ¿Un dulce? —me vuelve a preguntar y yo le vuelvo a negar— ¿Un caramelo?
—No gracias. Solamente tengo ganas de un vaso de lo que sea. Tengo mucha sed.
—Entonces eso será. ¡Un vaso para ella! —grito. Yo me encogí en mi asiento mientras el le hacia señas a un camarero para que me trajera algo de beber. ¿Pero que le ocurría a este tipo?
El camarero dejo un vaso de agua enfrente de mi. Rápidamente lo recogí de la mesa y lo lleve a mis labios. Hice para atrás mi cabeza y tome un largo trago de agua. El líquido sin sabor paso por mi garganta, saciando mi sed, y después deje de vuelta el vaso en la mesa. Pille a Ike mirándome con una sonrisa de oreja a oreja, por lo que me aterre un poco.
—¿Qué ocurre? —le pregunte. En eso sentí que mi cabeza daba vueltas, por lo que lleve una mano a mi cabeza.
—Nada. Todo perfecto. ¿Qué te ocurre a ti? ¿Quieres salir a tomar aire? —asentí con la cabeza y me levanté rápidamente para después salir corriendo hasta la parte trasera de la mansión.
No había nadie ahí, todo estaba como siempre. Excepto por un pentagrama que estaba dibujado en la orilla de la piscina. Me acerque para verlo más cerca. En el estaban trazados símbolos que no había visto antes en mi vida. Estaban dibujados con lo que parecía pintura color Esmeralda, pero estaban reluciendo y brillando aún con la oscuridad de la noche.
—Así que tu sola has venido a la trampa, ¿eh? Que bien. Me has ahorrado el trabajo. —me di vuelta y me encontré con Ike que me miraba burlonamente.
—¿De que hablas? ¿Qué tramas? —le pregunte y di unos pasos para atrás. Pero el se acercaba a mi.
—Tarde o temprano pasaría esto querida Key. —me dijo. Trate de ir más atrás, pero estaba ya al borde de la piscina. El me tomo de la cintura.
—¡SUELTAME! ¡Déjame ir!
—No, no lo haré. Ahora, agarra aire. —hice lo que me dijo sin saber porque. Pero más valía que previniera cualquier cosa— 'Du, Dus, Duster'
El pentagrama comenzó a brillar y sin previo aviso el se arrojo a la piscina conmigo en sus brazos. Cuando se suponía que tendría que tener esa sensación de sentir mi cuerpo hacer contacto con el agua fría, todo se volvió negro y me desmaye.
~~~
—¡¿Cómo diablos se te ocurrió hacerle eso?!
—¡No tenía opción! Había mucha gente, jamás me imagine que sería tan difícil con tantas personas a nuestro alrededor.
—¡Ese no es motivo para que le hubieras desmayado!
—¡No le grites! El sabe lo que hizo. Además, todo salió bien, ¿no?
Escuche una discusión a mi alrededor. Era la voz de 2 mujeres, la de un hombre y la Iker, esa no podía confundirla ni olvidarla. Trate de moverme, pero me fue imposible, pues todo mi cuerpo me dolía y sentía mi cabeza dando vueltas. También trate de abrir mis ojos, pero mis párpados me resultaron pesados y decidí quedarme como estaba. Debajo de mi cuerpo podía sentir una plataforma blanda y cómoda, de seguro era una cama. Solté un quejido porque estaba entumecida y el dolor que sentía en la cabeza se volvió más fuerte.
—¡Despertó! ¡Muévanse chicos! ¡Ayudala rápido Dante, ya que eres hombre! —se escucho el grito de una chica.
—¿Qué? ¿Como la voy a ayudar? —pregunto la voz del chico que supuse y era 'Dante'.
—¡Así zopenco! —hablo la ronca y seductora voz de Iker. Sentí una presencia a mi lado y entonces sentí que acercaron a mis labios un vaso. Tome lo que contenía, que resulto ser agua, hasta el fondo y entonces retome un poco de fuerzas. Abrí mis ojos y me encontré con los ojos miel del tonto de Dietrich.— ¿Estas bien?
—¡No le preguntes eso tonto! —me giró lentamente y miro a la dueña de aquella voz. Esa voz es la de una chica que me defendió y reto a Iker por haberme drogado y la misma que le grito a Dante que me ayudara. Se trataba de una chica pelirroja con el cabello hecho un moño en su cabeza.
—¿Cómo va a estar bien si de seguro se a de sentir muy débil? —pregunto la voz, del que según mis cálculos de hace un rato, era Dante. El se poso enfrente de mi, bloqueando mi vista hacia la rubia. El se puso en cuclillas y me miro a los ojos. Tenía unos ojos color gris y el cabello negro todo revuelto.
—La vas a asustar si te le acercas demasiado. Hazte aun lado Dante. —replico Iker. El ojigris me sonrió débilmente y se alejó de mi. Yo dirigí mi mirada de nuevo hacia la rojiza que me miraba con las cejas alzadas.
—¿En dónde estoy? —fue lo único que pronunciaron mis labios mientras tenía un montón de preguntas más. Mi voz apenas era audible.
—No creo que debemos darle información hasta que este con más fuerzas, ¿no creen? —pronuncio con un aire de superioridad la voz de la otra chica. La que había defendido hace un rato a Iker. Me voltee a mirarla y encararla. Se trataba de una rubia. Ella me miraba como si fuese un bicho raro o algo por el estilo.
—¡No tienes derecho de decirnos que hacer! —escuche un grito por parte de Dante.
—Dante tiene razón. ¡Tu ni siquiera eres de este grupo Allie! ¡Tu vas con los buscadores! ¡Mejor vete de aquí antes de que te de una paliza por metíche que eres! —le grito molesta la chica que antes había pedido ayuda para mi.
Cerré mis ojos y trate de levantarme. Esta vez lo logre, si pude levantarme. Una vez que estuve sentada abrí mis ojos y mire de nuevo a la pelirroja. Ella se levantó de su asiento y se poso a mi lado. Me di cuenta de que me encontraba en un sillón en la sala de una pequeña cabaña.
—Perdona nuestra actitud. Es que no suelo tratar con la arpía de allá muy a menudo —se escucho un chillido molesto por parte de la rubia—, y tenerla cerca siempre me da dolor de cabeza.
—No hay cuidado. —le dije en un murmuro. Todavía me sentía un poco débil.
—¡Ni yo tampoco te soporto a ti Smet! —la chillona voz de la otra resonó en toda la cabaña. La rojiza rodó sus ojos, que eran de un color marrón rojizo, y me dedico una sonrisa.
—Soy Filis Smet. O puedes llamarme Fil. Como quieras.
—Un placer señorita Smet —ella enarco una de sus cejas y me miro con algo de diversión. Entonces recordé lo de Iker—. Perdón. Que bueno es conocerte Fil. —ella sonrió y asintió. Al parecer aquí no eran tan corteses ni les gustaba mucho.
—Igualmente Key.
—¿Cómo sabes mi nombre?
—Formas parte de una historia aquí. Eres famosa.
—¿Cómo? ¿En dónde estoy?
—Estas en Pen. La capital de Duster. —responde Dante que se posa a la derecha de Filis.— Por cierto. Yo soy Dante Robinson. Y de seguro ya conoces al idiota de Iker, ¿no? —yo asiento con la cabeza.
—¿Pen? ¿Duster? ¿Que es todo esto? —pregunto totalmente confundida.
—Es una tierra mágica —responde la voz de Iker, el se coloca a la izquierda de la pelirroja—. Igual que las de los cuentos de hadas.
—¿Como nunca jamás y el país de las maravillas?
—Exacto. Y como la tierra de Oz y todos esos lugares en los que ocurren grandes historias. —comenta Dante.
—¿En serio le van a decir todo? ¿Qué tal si ella no es la Key correcta? —pregunta exasperada la rubia que llega y se posa al lado de Iker. La cara de Dante y Filis se contraen y forman una mueca.
—Sal de la cabaña o te juro por el ángel que te saco a patadas de aquí. —susurra firme y amenazadoramente la rojiza. La rubia bufa y sale dando patadas al suelo de la cabaña. Da un portaos a la puerta; el morocho y la pelirroja sueltan una carcajada mientras el castaño sigue serio.
—¿Porqué son tan groseros? —pregunta molesto Iker. Fil deja de reír y lo mira con el ceño fruncido.
—¿Nosotros? ¡Ella es una arpía! ¡Ella sólo esta aquí por ti! ¿Cómo nunca te descuenta de como son en verdad las personas Dietrich? ¿Será que eres estúpido? —pregunta molesto Dante.
—¿Qué acaso no vez sus intenciones? ¡Ella esta aquí sólo por interés! —réplica molesta la rojiza. Esto se pondría feo si no me interponía ahora.
—¡Dejen de pelear! ¿Pueden? —todos me miran y asienten— Ahora, ¿pueden seguir explicándome?
—Claro. Como ya te dijimos estas en Pen. —dice Dante.
—¿Cómo? ¿Porque?
—Pues aquí sólo se puede entrar si algún habitante de esta tierra te trae. O uno de los habitantes de las tierras vecinas —me explica Iker—. Yo te traje aquí por el portal del pentagrama que se abrió en tu piscina. ¿Porqué? Pues cómo ya te lo dijo antes Fil, eres parte de una historia de aquí. Según cuenta esa historia, una joven llamada Key McGuire nos liberaría de la soberanía en la que nos encontramos por culpa de aquella terrible criatura que se apoderó del mando de esta tierra. Se trata de una poderosa criatura con magia, muy poderosa, que puede tomar la forma de lo que sea —el junto sus manos y me miraba a los ojos—. Un momento puede ser un dragón y al segundo es un mago. No sabemos como hace eso. Y nadie a podido matarlo, han intentado de todo —el levanta una de sus manos y enumera con los dedos—, lo han apuñalado, atravesado, quemado, golpeado hasta lo han explotado con dinamita. Pero el no muere. Y según dice la historia, la única persona que lo puede matar es una chica, llamada Key McGuire.
—Te equivocas. Yo no soy la que buscan. ¡Yo no puedo matar a eso! ¡Ni siquiera soy capaz de matar a un pescado! —exclamo espantada. No me creo capaz de ser alguna heroína o aquella persona que libere a toda una humanidad del dominio de una cosa mágica—. ¡Además no soy McGuire! ¡Soy Key Wayne McGuire! ¿Lo entienden? ¡Mi principal apellido es Wayne, no McGuire!
—Claro que eres la correcta —réplica Fil con el ceño fruncido—, si no lo fueras Iker no te hubiera traído aquí.
—¡El se equivocó! ¡Yo no soy quien esperaban!
—¿Cómo te pudiste equivocar Dietrich? —pregunta molesto Dante.
—No me equivoque. Yo se que ella es la correcta. —réplica serio.
—¿Cómo estas tránsito seguro de ello?
—Se suponía que el heredero al trono la traería. ¿Y no es eso lo que yo hice? —dice obvio el castaño mientras mira a sus compañeros.
—¿Qué tu eres quien? —pregunto sorprendida.
—El es Iker Dietrich. Descendiente de Isaías Dietrich, el primer rey de Duster. Los Dietrich han estado de generación en generación en el trono. —me explica la pelirroja.
—Y te necesitamos para recuperar nuestra tierra —Iker se acerca a mi y me mira a los ojos—. Yo te necesito.
Y dicho esto me quedo muda. Me sorprende que el hubiese dicho aquello, pues el parece ser de aquellos chicos que no suelen decirle a nadie que necesitan ayuda. Ahora yo parezco tonta enfrente de el mirándolo a sus bellos ojos y con mi labio inferior temblando.
—¿Nos ayudarás? —preguntan al unísono Dante y Filis. Yo los miro por un instante y de nuevo miro al ojimiel.
—Acepto —digo. El sonríe de medio lado mientras que los otros dos grita y me dan palmaditas en la espalda.
—¡Bienvenida a la tierra de Du! —gritan felizmente la pelirroja y el moreno.
FICHA ACEPTADA
Suerte estas participando, suerte.
pd.me encanta tu user <3
✦ ausente.✦
pixie.
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