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El Manual de lo Prohibido (Larry Stylinson)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: El Manual de lo Prohibido (Larry Stylinson)
que mal :( Zayn ya esta enamorado de quien sabe quien :(
siguela
siguela
Miry:)Directioner
Re: El Manual de lo Prohibido (Larry Stylinson)
¡ SANTOS PANDAS ESQUIZOFRENICOS!
SIENTO QUE NO HE COMENTADO EN SIGLOS, REALMENTE ME DISCULPO, PERO HE DE ESTAR OCUPADA. ME ENCANTARON LOS CAPÍTULOS, Y JAMAS ME VOY A CANSAR DE DECIR QUE ME SORPRENDO, AUNQUE SEPA QUE VA A PASAR ES COMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ, SABES QUE MI ESCENA FAVORITA ES LA DEL PRÓXIMO CAPITULO, CUANDO EL SEÑOR DE LA CASETA DE COMIDA EN EL PUENTE DE LOS SUSPIROS, LES DICE ALGO EN ITALIANO QUE SOLO ENTIENDE HARRY, Y LO MEJOR ES QUE NO ES OBSOLETO, ME ENCANTA CADA PALABRA LA DISFRUTO COMO UN JUGOSO MANJAR, DEFINITIVAMENTE ES MI FAVORITA.
REITERO, ¡DISCÚLPAME! DESDE AHORA ME DECLARO FIEL LECTORA, CREO QUE YA SABES QUE QUIERO QUE LA SIGAS, PERO LO REPETIRÉ ¡SIGUELAAAAAAA!. ¡UN ABRAZO!
OWNLIFES_CARITO
Re: El Manual de lo Prohibido (Larry Stylinson)
EEEMM BUENO, A LAS POQUITAS LECTOTAS QUE TENGO LES QUERÍA COMUNICAR(?) QUE PROBABLEMENTE LA SIGA EL VIERNES, A LA NOCHE (MADRUGADA) PORQUE AHORA SE VIENEN LAS PRUEVAS Y TENGO QUE ESTUDIAR MUCHO Y CAPAS QUE ESE DÍA ME TOME EL TIEMPO PARA SUBIR EL CAP, PERDÓN SI TARDÉ MUCHO :C SIENTO QUE PERDÍ A TODAS LAS LECTORAS PORQUE OSEA, PRACTICAMENTE NO TENGO :p
Abrazo a la que lee esto!
Abrazo a la que lee esto!
feels
Re: El Manual de lo Prohibido (Larry Stylinson)
NO TE PREOCUPES POR MI, SIGO AQUÍ, BUENO, SI ESCRIBO UN MENSAJE CONFIRMO QUE ESTOY AQUÍ, ASÍ QUE ES RE ABUNDANCIA DECIRLO, PERO SOLO QUERÍA CONFIRMARLO, BUENO CREO QUE ME ENTIENDES. TRANQUILA TODOS PASAMOS POR MOMENTOS OCUPADOS, ME ASUSTE UN POCO CREÍ QUE LA HIBAS A CANCELAR O ALGO, PERO NO FUE ASÍ, ESPERARE HASTA EL VIERNES CON ANSIAS, HASTA PRONTO.
OWNLIFES_CARITO
Re: El Manual de lo Prohibido (Larry Stylinson)
No te preocupes
Te entiendo, las pruebas son horribles D:
Síguela cuando puedas solamente
Bye
Te entiendo, las pruebas son horribles D:
Síguela cuando puedas solamente
Bye
уυуα.
Re: El Manual de lo Prohibido (Larry Stylinson)
CAPITULO 8
-N-no-mentía, pero tampoco quería que él pensara que soy un marica, aunque… prácticamente lo era.
El volvió a reír.
-Ven, no tengas miedo, estas cosas son muy seguras-me extendió la mano para que yo la tomara y su cálido tacto era algo que no podía rechazar jamás.
Me tomó de la mano, sujetándome fuertemente y haciéndome sentir completamente seguro, era como si el infantil miedo de antes se hubiera evaporado como el aliento frío que sale de la boca y no tarda más de tres segundos en desaparecer.
Subí a la góndola y él se sentó a mi lado, mientras que las otras tres personas se situaban delante de nosotros. El gondolero comenzó a remar y el bote a moverse, me estremecí un poco. Harry me miró, y en su mirada había una ternura que brillaba, ese par de ojos almendrados me brindaban una auténtica protección con el resplandor que soltaban.
-¿Estás bien?-preguntó y su voz se llenó de dulzura y un poquitín de diversión, solo un poquito.
-Perfectamente-musité, atontado.
Me sonrió, y aquella sonrisa hizo que miles de burbujas se inflaran en mi estómago y flotaran en él.
Miré hacia arriba, sintiéndome más seguro que hace unos segundos y me topé con cielo grisáceo. Luego miré hacía mis lados, los ladrillos se elevaban formando un edificio barroco y arcaico de color beige. Oía el murmullo de las personas delante de nosotros, un murmullo ininteligible para mí, puesto que su idioma era diferente al mío; mientras que el gondolero pasaba el remo por el agua y hacía mover la góndola provocando que la brisa me acariciara el rostro.
-¿Sabes por qué se llama El puente de los suspiros?-preguntó Harry, interrumpiendo mi análisis del paisaje.
-¿Por qué?
-Bueno, este puente une al Palacio del Duque con la antigua prisión de la Inquisición. Da acceso a los calabozos del palacio y los prisioneros veían desde aquí el cielo y el mar por última vez, y suspiraban.
-Nada romántico-me reí.
-No, pero la gente le ha dado tanta fama que el nombre les sirvió a unos poetas para inspirarse en ese género literario.
Me reí, encantado por su brillante explicación.
-¿Por qué te ríes?-preguntó, divertido.
-Porque pareces de esos maestros de colegio y me haces sentir como alumno.
-Perché in questo caso sono felice di essere il vostro insegnante-rió.
No sabía qué había dicho, pero sea lo que sea me hizo ruborizar, el acento italiano adornaba su melodiosa voz de terciopelo y hacía que las burbujas en mi estómago se agrandaran más.
-Tendré que aprender italiano-mascullé.
El soplo cálido de su risa me acarició el rostro, apartando la brisa de la gélida mañana.
-Lo que dije fue: Que en ese caso, yo estoy encantado de ser tu profesor-dijo-. Y si quieres, puedo enseñarte italiano también.
-Me gustaría-mi sonrisa se volvió tímida.
Harry no sólo era un adonis en persona, sino que ¿tenía que resultar tan terriblemente encantador?
Tomé la cámara fotográfica y saqué un par de fotografías a la construcción barroca que admiraba, por accidente o casualidad, mi lente capturó también el bello rostro de oro que tenía a mi lado.
Cuando el viaje terminó y pisamos tierra firme, el estómago me rugió de hambre, recordé entonces que no había desayunado ni tomado nada. Até mis brazos alrededor de mi barriga y rogué porque mi estómago se callara.
-¿Tienes hambre?-adivinó Harry.
Hice un mohín por haber sido descubierto y luego asentí sin decir nada, completamente apenado.
-Conozco un buen restaurante aquí cerca, ven-me sonrió, emocionado. O al menos eso era lo que parecía y me hizo seguirlo.
Dirigí una mirada al Chevrolet negro y Harry volvió a adivinar mis expresiones.
-No está tan lejos, podemos ir caminando, ven-me sonrió de nuevo, y esa sonrisa ató una cuerda a mi cuerpo, obligándome a seguirle hipnotizado.
Apresuré mi paso y llegué hasta su lado, me sentía… tonto; él parecía un modelo de revista y yo… un adolescente común y corriente; pero aquello no me impidió caminar junto a él. Yo lo consideraba un privilegio y no sabía por qué.
-¿Qué te gusta? Además de tomar fotografías, claro-preguntó.
-Mmm… bueno, la lluvia, oír cómo cae y golpea el techo-musité.
-Eso es relajante… y realmente bello.
-¿Y a ti? Además de la música.
-Bueno, soy un poco intrépido, me encanta ir de aquí para allá, ya sabes, por eso me gusta viajar; ir por todo el mundo sería fantástico-la emoción brillaba en sus ojos haciéndolos lucir realmente encantadores.
-Egipto-dije.
-¿Disculpa?
Me reí.
-Egipto es el lugar al que me gustaría ir, suena algo loco pero… no sé, está tan alejado de todo esto que sería ese el lugar perfecto para escapar de mis problemas.
-Wow… eso, suena bien.
-Hubiera deseado tener las posibilidades de haberlo hecho cuando mis padres…-me quedé a la mitad de la frase, sintiendo de pronto algo que me raspó el pecho.
-¿Cuándo tus padres…?-inquirió.
-Murieron…-musité.
Su expresión cambió, aquella bella y deslumbrante expresión de galán de pantalla fue sustituida por una cara de total ternura.
-Oh… lo siento mucho-su consuelo me hizo sentir inexplicablemente mejor- ¿Quieres contarme o prefieres no hablar del tema?
Me quedé en silencio un rato, y luego de mi boca comenzaron a salir las palabras sombrías.
-Murieron en un accidente automovilístico. Un idiota conducía ebrio y se pasó la luz roja… mis padres fueron los que rindieron cuentas a la muerte-la voz se me quebró, hablar de aquello no me era tan fácil-. Tres años de eso y aun me duele bastante-admití, con un hilo de voz-. Hubiera deseado ir yo con ellos para morir también-mascullé.
-Oye-se paró delante de mí e interrumpió mi caminar, me hizo también alzar la vista para mirarle, su rostro estaba serio-, no digas eso-me dijo-. Las cosas suceden por alguna razón, si tú estás aquí ahora con vida es porque Dios quiere que lo estés.
En sus ojos había una dulzura que no me había topado desde que mis padres me daban mis presentes de cumpleaños o navidad, y que inexplicablemente me invadía todo el fuero interno y me daba una paz eficaz. Ese par de ojos almendrados en los que ahora me reflejaba me sacudieron el corazón y la tristeza que había en él, se alejó.
-Gracias-murmuré.
-¿Estás mejor?-preguntó- Lamento haberte hecho hablar de eso.
Cada que él me preguntaba aquello, no podía siquiera pensar en algún adjetivo negativo, no mientras tenía sus ojos verdes reflejándome a mí.
-Estoy… bien-sonreí.
-Bueno, démonos prisa, supongo que mueres de hambre; pero antes prométeme algo-levantó una de sus cejas y la expresión divertida volvió a su bello rostro.
-Dime.
-No estarás triste hoy, yo no lo permitiré-me dijo y enterneció cada célula dentro de mi cuerpo.
Sonreí.
-Prometido-musité.
Su sonrisa apareció en aquel rostro angelical y mi corazón se aproximó a mi pecho.
-Genial, entonces vamos-se colocó a mi lado de nuevo y me hizo caminar junto con él.
Sharon era muy, pero muy afortunada. Ahora sí que le tenía envidia.
Seguimos caminando y tras unos minutos, me mostró un pequeño restaurante propio de un hotel, y con mis torpes ojos y mi casi nulo aprendizaje del idioma italiano pude entender un letrero en la parte superior de la verde lona que decía Bonvecchiati. La primera reacción de mi cuerpo fue la sorpresa, aquel establecimiento era muy bello y parecía de verdad costoso.
-Te encantará la comida, ya verás-me dijo, con el entusiasmo palpable en su voz.
-Mmm… no es un poco ¿caro?-pregunté, terriblemente avergonzado ya que no contaba con mucho dinero italiano en mi bolsillo.
-No encontrarás mejor restaurante que este, anda, ven. No te preocupes por el dinero-me sonrió y me tomó del brazo, algo que me erizó la piel allí en donde él la estaba tocando, haciendo que una vibra recorriera mi espalda.
Me jaló hasta allí y habló en italiano al mozo quien luego de unos segundos nos acomodó en una mesa cerca de la orilla de la terraza, en donde debajo corría un canal de agua.
Me senté en la silla y luego Harry tomó su asiento enfrente de mí. El mozo, un sujeto calvo y refinado nos dio un par de menús y se retiró; inmediatamente hice un mohín al no entender nada en aquella carta color tinto.
-¿Qué quieres?-me preguntó Harry, amablemente.
Mi mirada revoloteó una vez más por la carta ininteligible y la expresión de confusión saltó a mi rostro. La entonada carcajada de Harry rebotó en mis oídos con ese encanto inspirador propio.
-¿Qué tal si pedimos lasaña? ¿Te gusta?-inquirió.
-Sí-me sentí tonto y avergonzado y puse la carta del menú sobre la mesa, junto a la que Harry también había dejado.
Ordenó en italiano al mozo que de nuevo se había acercado y desvié mi atención hacía las aguas del canal que se abría paso debajo de nosotros por todo el largo de la calle.
-Grazie mille-la inconfundible voz de Harry me hizo voltear a mirarle y mientras le agradecía al mozo, escruté su bello rostro.
Sus ojos poseían un brillo especial, un brillo que opacaba ferozmente al fulgor de las estrellas y seguramente las hacía ponerse celosas; ya que este resplandor que sus ojos soltaban era tan bello y delicado y por supuesto, capaz de iluminar a toda una ciudad en tinieblas, también. Sus labios rosados parecían el cojín de plumas bordado en seda de alguna realeza y al estirarse, formaban una bellísima sonrisa de ensueño, como la de un niño tatuada en la cara de un galán de revista. Su rostro era perfecto con ese tapiz de piel clara como las perlas, todo perfectamente proporcionado.
-¿Tengo algo?-preguntó y me hizo aterrizar.
-Emm… no-el color se me subió al rostro al haber sido descubierto en mi análisis visual de aquella maravilla que era su rostro.
Después de un silencio incómodo, en el acomodo de ideas, nuevas sensaciones y miles de cosas que hacían que mi estómago se moviera, una luz llegó a mi razón y pudo conectar con mi lengua y hacer salir mi voz.
-Amm… me decías que Zayn había aceptado. ¿Cuándo sería?-dije.
-Bueno, si quieres, mañana mismo-comentó, animado.
-Mañana… ¿Pero qué tal si le dan a Sharon el trabajo?
-Buen punto, entonces sería quizá hasta el domingo-reflexionó.
-No falta mucho, de todas formas-dije, sabiendo que mañana era viernes.
El mozo llegó y colocó los platos delante de nosotros. El olor a queso fundido de la lasaña se adentró en mi nariz y mis tripas rugieron. La sonrisa de Harry apareció fugaz en sus labios y el rubor tímido en mis mejillas.
Mientras comíamos saqué varias fotografías del lugar y justamente como la vez anterior, el rostro de Harry apareció furtivo entre algunas. No sabía qué pasaba, no sabía por qué cada vez que Harry hablaba me maravillaba tanto, no sabía tampoco por qué cuando me miraba algo se removía en mi estómago, ni tampoco sabía por qué cuando mencionaba mi nombre me sentía especial. Eso me obligó a pensar en Sharon y sin saber tampoco por qué, me sentí culpable de pronto.
Todos mis intentos por hacer que él no pagara mi comida fueron en vano.
Me llevó de regreso hasta el departamento de Sharon, mientras que la fierecilla rogaba encontrar alguna manera de extender el tiempo y si era posible hacerlo parar. Aquello me daba miedo, porque yo también lo deseé.
Cuando llegamos, él subió conmigo, encaminando sus pasos junto con los míos.
-Espero que a Sharon le hayan dado el trabajo-musité, mientras mis pies medio cansados, subían desganados los escalones del edificio.
-Yo también. Sueña con eso desde hace tiempo-concordó.
-Exacto, sé que la haría bastante feliz estar dedicando su tiempo a algo que le gusta bastante hacer-sonreí.
Abrí el departamento y oí el chasquido de la llave al quitar el seguro, entonces Harry siguió mis pasos y se adentró también. Una rara combinación entre la extrañeza y la emoción creció repentinamente en mi fuero interno.
Me le quedé mirando cuando cerró la puerta.
-Son las tres treinta, seguro que le dieron el empleo-dijo, observando el reloj que colgaba de la pared.
-¿Tú crees?-pregunté, mientras sentía a la fierecilla celebrar de emoción y no precisamente por una buena razón.
-Sí, ¿te molesta si la espero?-preguntó, jugando con una manzana que había tomado de algún lugar en la cocina.
-No, por supuesto que no, siéntate.
La fiera celebró aún más, el tiempo con Harry se me había expandido, al menos hasta que Sharon llegara. Esa última idea no le agradó del todo a la fierecilla.
El día terminó, Sharon había llegado pasadas de las cinco de la tarde anunciando jovialmente su nuevo empleo y Harry, luego de tres horas se había marchado. Ahora yo me encontraba recostado en la cama, mirando el techo de nuevo, como en la noche anterior; haciendo un análisis del día trascurrido y trayendo a mi mente aquel perfecto rostro, maravillándome al recordarlo.
Rebusqué entre las amarillas hojas de aquel grueso libro de anuncios un buen laboratorio para imprimir las fotos que había tomado ayer. Sharon había partido temprano a su empleo y llegaría tarde, así que tenía que buscar alguna manera de pasar el rato.
Refunfuñé para mis adentros por no entender nada de lo que me mostraba el libro y me pregunté entonces cómo podría encontrar el laboratorio si no sabía siquiera leer el anuncio. Definitivamente tenía que aprender italiano. Aquella idea me hizo pensar en Harry y reí como idiota al recordarle. Pero eso abrió paso una pregunta que me hizo fruncir el ceño… ¿Por qué?
Sin embargo, no era tan idiota como para no entender absolutamente nada de ese anuncio, me ubiqué un poco al distinguir las imágenes y garabateé la dirección en un papel de aquel lugar que parecía ser lo que yo buscaba.
Salí del departamento con la dirección en mente que afortunadamente había encontrado en la guía, mientras trataba de acomodar mi cámara fotográfica en el morral color verde olivo que cruzaba por mi pecho. Mis pies siguieron caminando entre tanto que intentaba introducir toda la cámara y de pronto mi andar se vio interrumpido al chocar con otro cuerpo.
-¡Lo siento!-dijimos ambos al unisón.
_______________________________________________
SORPRESAAAAAAAAAAAA! ai chicas no se que me pasa les digo que el viernes pero subo hoy, es que no tengo sueño mañana entro más tarde al colegio así que.. porque no? Espero que les gue, no se si tiene el romantisismo que algunas estaban esperando pero es lo que hay no?
CHAN CHAN CHAN CHAAAAAN CON QUIÉN HABRÁ CHOCADO LOUIS? :OOO Bueno, no les voy a decir mueranse de la intriga hasta que suba otro cap ABRAZOS!
-N-no-mentía, pero tampoco quería que él pensara que soy un marica, aunque… prácticamente lo era.
El volvió a reír.
-Ven, no tengas miedo, estas cosas son muy seguras-me extendió la mano para que yo la tomara y su cálido tacto era algo que no podía rechazar jamás.
Me tomó de la mano, sujetándome fuertemente y haciéndome sentir completamente seguro, era como si el infantil miedo de antes se hubiera evaporado como el aliento frío que sale de la boca y no tarda más de tres segundos en desaparecer.
Subí a la góndola y él se sentó a mi lado, mientras que las otras tres personas se situaban delante de nosotros. El gondolero comenzó a remar y el bote a moverse, me estremecí un poco. Harry me miró, y en su mirada había una ternura que brillaba, ese par de ojos almendrados me brindaban una auténtica protección con el resplandor que soltaban.
-¿Estás bien?-preguntó y su voz se llenó de dulzura y un poquitín de diversión, solo un poquito.
-Perfectamente-musité, atontado.
Me sonrió, y aquella sonrisa hizo que miles de burbujas se inflaran en mi estómago y flotaran en él.
Miré hacia arriba, sintiéndome más seguro que hace unos segundos y me topé con cielo grisáceo. Luego miré hacía mis lados, los ladrillos se elevaban formando un edificio barroco y arcaico de color beige. Oía el murmullo de las personas delante de nosotros, un murmullo ininteligible para mí, puesto que su idioma era diferente al mío; mientras que el gondolero pasaba el remo por el agua y hacía mover la góndola provocando que la brisa me acariciara el rostro.
-¿Sabes por qué se llama El puente de los suspiros?-preguntó Harry, interrumpiendo mi análisis del paisaje.
-¿Por qué?
-Bueno, este puente une al Palacio del Duque con la antigua prisión de la Inquisición. Da acceso a los calabozos del palacio y los prisioneros veían desde aquí el cielo y el mar por última vez, y suspiraban.
-Nada romántico-me reí.
-No, pero la gente le ha dado tanta fama que el nombre les sirvió a unos poetas para inspirarse en ese género literario.
Me reí, encantado por su brillante explicación.
-¿Por qué te ríes?-preguntó, divertido.
-Porque pareces de esos maestros de colegio y me haces sentir como alumno.
-Perché in questo caso sono felice di essere il vostro insegnante-rió.
No sabía qué había dicho, pero sea lo que sea me hizo ruborizar, el acento italiano adornaba su melodiosa voz de terciopelo y hacía que las burbujas en mi estómago se agrandaran más.
-Tendré que aprender italiano-mascullé.
El soplo cálido de su risa me acarició el rostro, apartando la brisa de la gélida mañana.
-Lo que dije fue: Que en ese caso, yo estoy encantado de ser tu profesor-dijo-. Y si quieres, puedo enseñarte italiano también.
-Me gustaría-mi sonrisa se volvió tímida.
Harry no sólo era un adonis en persona, sino que ¿tenía que resultar tan terriblemente encantador?
Tomé la cámara fotográfica y saqué un par de fotografías a la construcción barroca que admiraba, por accidente o casualidad, mi lente capturó también el bello rostro de oro que tenía a mi lado.
Cuando el viaje terminó y pisamos tierra firme, el estómago me rugió de hambre, recordé entonces que no había desayunado ni tomado nada. Até mis brazos alrededor de mi barriga y rogué porque mi estómago se callara.
-¿Tienes hambre?-adivinó Harry.
Hice un mohín por haber sido descubierto y luego asentí sin decir nada, completamente apenado.
-Conozco un buen restaurante aquí cerca, ven-me sonrió, emocionado. O al menos eso era lo que parecía y me hizo seguirlo.
Dirigí una mirada al Chevrolet negro y Harry volvió a adivinar mis expresiones.
-No está tan lejos, podemos ir caminando, ven-me sonrió de nuevo, y esa sonrisa ató una cuerda a mi cuerpo, obligándome a seguirle hipnotizado.
Apresuré mi paso y llegué hasta su lado, me sentía… tonto; él parecía un modelo de revista y yo… un adolescente común y corriente; pero aquello no me impidió caminar junto a él. Yo lo consideraba un privilegio y no sabía por qué.
-¿Qué te gusta? Además de tomar fotografías, claro-preguntó.
-Mmm… bueno, la lluvia, oír cómo cae y golpea el techo-musité.
-Eso es relajante… y realmente bello.
-¿Y a ti? Además de la música.
-Bueno, soy un poco intrépido, me encanta ir de aquí para allá, ya sabes, por eso me gusta viajar; ir por todo el mundo sería fantástico-la emoción brillaba en sus ojos haciéndolos lucir realmente encantadores.
-Egipto-dije.
-¿Disculpa?
Me reí.
-Egipto es el lugar al que me gustaría ir, suena algo loco pero… no sé, está tan alejado de todo esto que sería ese el lugar perfecto para escapar de mis problemas.
-Wow… eso, suena bien.
-Hubiera deseado tener las posibilidades de haberlo hecho cuando mis padres…-me quedé a la mitad de la frase, sintiendo de pronto algo que me raspó el pecho.
-¿Cuándo tus padres…?-inquirió.
-Murieron…-musité.
Su expresión cambió, aquella bella y deslumbrante expresión de galán de pantalla fue sustituida por una cara de total ternura.
-Oh… lo siento mucho-su consuelo me hizo sentir inexplicablemente mejor- ¿Quieres contarme o prefieres no hablar del tema?
Me quedé en silencio un rato, y luego de mi boca comenzaron a salir las palabras sombrías.
-Murieron en un accidente automovilístico. Un idiota conducía ebrio y se pasó la luz roja… mis padres fueron los que rindieron cuentas a la muerte-la voz se me quebró, hablar de aquello no me era tan fácil-. Tres años de eso y aun me duele bastante-admití, con un hilo de voz-. Hubiera deseado ir yo con ellos para morir también-mascullé.
-Oye-se paró delante de mí e interrumpió mi caminar, me hizo también alzar la vista para mirarle, su rostro estaba serio-, no digas eso-me dijo-. Las cosas suceden por alguna razón, si tú estás aquí ahora con vida es porque Dios quiere que lo estés.
En sus ojos había una dulzura que no me había topado desde que mis padres me daban mis presentes de cumpleaños o navidad, y que inexplicablemente me invadía todo el fuero interno y me daba una paz eficaz. Ese par de ojos almendrados en los que ahora me reflejaba me sacudieron el corazón y la tristeza que había en él, se alejó.
-Gracias-murmuré.
-¿Estás mejor?-preguntó- Lamento haberte hecho hablar de eso.
Cada que él me preguntaba aquello, no podía siquiera pensar en algún adjetivo negativo, no mientras tenía sus ojos verdes reflejándome a mí.
-Estoy… bien-sonreí.
-Bueno, démonos prisa, supongo que mueres de hambre; pero antes prométeme algo-levantó una de sus cejas y la expresión divertida volvió a su bello rostro.
-Dime.
-No estarás triste hoy, yo no lo permitiré-me dijo y enterneció cada célula dentro de mi cuerpo.
Sonreí.
-Prometido-musité.
Su sonrisa apareció en aquel rostro angelical y mi corazón se aproximó a mi pecho.
-Genial, entonces vamos-se colocó a mi lado de nuevo y me hizo caminar junto con él.
Sharon era muy, pero muy afortunada. Ahora sí que le tenía envidia.
Seguimos caminando y tras unos minutos, me mostró un pequeño restaurante propio de un hotel, y con mis torpes ojos y mi casi nulo aprendizaje del idioma italiano pude entender un letrero en la parte superior de la verde lona que decía Bonvecchiati. La primera reacción de mi cuerpo fue la sorpresa, aquel establecimiento era muy bello y parecía de verdad costoso.
-Te encantará la comida, ya verás-me dijo, con el entusiasmo palpable en su voz.
-Mmm… no es un poco ¿caro?-pregunté, terriblemente avergonzado ya que no contaba con mucho dinero italiano en mi bolsillo.
-No encontrarás mejor restaurante que este, anda, ven. No te preocupes por el dinero-me sonrió y me tomó del brazo, algo que me erizó la piel allí en donde él la estaba tocando, haciendo que una vibra recorriera mi espalda.
Me jaló hasta allí y habló en italiano al mozo quien luego de unos segundos nos acomodó en una mesa cerca de la orilla de la terraza, en donde debajo corría un canal de agua.
Me senté en la silla y luego Harry tomó su asiento enfrente de mí. El mozo, un sujeto calvo y refinado nos dio un par de menús y se retiró; inmediatamente hice un mohín al no entender nada en aquella carta color tinto.
-¿Qué quieres?-me preguntó Harry, amablemente.
Mi mirada revoloteó una vez más por la carta ininteligible y la expresión de confusión saltó a mi rostro. La entonada carcajada de Harry rebotó en mis oídos con ese encanto inspirador propio.
-¿Qué tal si pedimos lasaña? ¿Te gusta?-inquirió.
-Sí-me sentí tonto y avergonzado y puse la carta del menú sobre la mesa, junto a la que Harry también había dejado.
Ordenó en italiano al mozo que de nuevo se había acercado y desvié mi atención hacía las aguas del canal que se abría paso debajo de nosotros por todo el largo de la calle.
-Grazie mille-la inconfundible voz de Harry me hizo voltear a mirarle y mientras le agradecía al mozo, escruté su bello rostro.
Sus ojos poseían un brillo especial, un brillo que opacaba ferozmente al fulgor de las estrellas y seguramente las hacía ponerse celosas; ya que este resplandor que sus ojos soltaban era tan bello y delicado y por supuesto, capaz de iluminar a toda una ciudad en tinieblas, también. Sus labios rosados parecían el cojín de plumas bordado en seda de alguna realeza y al estirarse, formaban una bellísima sonrisa de ensueño, como la de un niño tatuada en la cara de un galán de revista. Su rostro era perfecto con ese tapiz de piel clara como las perlas, todo perfectamente proporcionado.
-¿Tengo algo?-preguntó y me hizo aterrizar.
-Emm… no-el color se me subió al rostro al haber sido descubierto en mi análisis visual de aquella maravilla que era su rostro.
Después de un silencio incómodo, en el acomodo de ideas, nuevas sensaciones y miles de cosas que hacían que mi estómago se moviera, una luz llegó a mi razón y pudo conectar con mi lengua y hacer salir mi voz.
-Amm… me decías que Zayn había aceptado. ¿Cuándo sería?-dije.
-Bueno, si quieres, mañana mismo-comentó, animado.
-Mañana… ¿Pero qué tal si le dan a Sharon el trabajo?
-Buen punto, entonces sería quizá hasta el domingo-reflexionó.
-No falta mucho, de todas formas-dije, sabiendo que mañana era viernes.
El mozo llegó y colocó los platos delante de nosotros. El olor a queso fundido de la lasaña se adentró en mi nariz y mis tripas rugieron. La sonrisa de Harry apareció fugaz en sus labios y el rubor tímido en mis mejillas.
Mientras comíamos saqué varias fotografías del lugar y justamente como la vez anterior, el rostro de Harry apareció furtivo entre algunas. No sabía qué pasaba, no sabía por qué cada vez que Harry hablaba me maravillaba tanto, no sabía tampoco por qué cuando me miraba algo se removía en mi estómago, ni tampoco sabía por qué cuando mencionaba mi nombre me sentía especial. Eso me obligó a pensar en Sharon y sin saber tampoco por qué, me sentí culpable de pronto.
Todos mis intentos por hacer que él no pagara mi comida fueron en vano.
Me llevó de regreso hasta el departamento de Sharon, mientras que la fierecilla rogaba encontrar alguna manera de extender el tiempo y si era posible hacerlo parar. Aquello me daba miedo, porque yo también lo deseé.
Cuando llegamos, él subió conmigo, encaminando sus pasos junto con los míos.
-Espero que a Sharon le hayan dado el trabajo-musité, mientras mis pies medio cansados, subían desganados los escalones del edificio.
-Yo también. Sueña con eso desde hace tiempo-concordó.
-Exacto, sé que la haría bastante feliz estar dedicando su tiempo a algo que le gusta bastante hacer-sonreí.
Abrí el departamento y oí el chasquido de la llave al quitar el seguro, entonces Harry siguió mis pasos y se adentró también. Una rara combinación entre la extrañeza y la emoción creció repentinamente en mi fuero interno.
Me le quedé mirando cuando cerró la puerta.
-Son las tres treinta, seguro que le dieron el empleo-dijo, observando el reloj que colgaba de la pared.
-¿Tú crees?-pregunté, mientras sentía a la fierecilla celebrar de emoción y no precisamente por una buena razón.
-Sí, ¿te molesta si la espero?-preguntó, jugando con una manzana que había tomado de algún lugar en la cocina.
-No, por supuesto que no, siéntate.
La fiera celebró aún más, el tiempo con Harry se me había expandido, al menos hasta que Sharon llegara. Esa última idea no le agradó del todo a la fierecilla.
El día terminó, Sharon había llegado pasadas de las cinco de la tarde anunciando jovialmente su nuevo empleo y Harry, luego de tres horas se había marchado. Ahora yo me encontraba recostado en la cama, mirando el techo de nuevo, como en la noche anterior; haciendo un análisis del día trascurrido y trayendo a mi mente aquel perfecto rostro, maravillándome al recordarlo.
Rebusqué entre las amarillas hojas de aquel grueso libro de anuncios un buen laboratorio para imprimir las fotos que había tomado ayer. Sharon había partido temprano a su empleo y llegaría tarde, así que tenía que buscar alguna manera de pasar el rato.
Refunfuñé para mis adentros por no entender nada de lo que me mostraba el libro y me pregunté entonces cómo podría encontrar el laboratorio si no sabía siquiera leer el anuncio. Definitivamente tenía que aprender italiano. Aquella idea me hizo pensar en Harry y reí como idiota al recordarle. Pero eso abrió paso una pregunta que me hizo fruncir el ceño… ¿Por qué?
Sin embargo, no era tan idiota como para no entender absolutamente nada de ese anuncio, me ubiqué un poco al distinguir las imágenes y garabateé la dirección en un papel de aquel lugar que parecía ser lo que yo buscaba.
Salí del departamento con la dirección en mente que afortunadamente había encontrado en la guía, mientras trataba de acomodar mi cámara fotográfica en el morral color verde olivo que cruzaba por mi pecho. Mis pies siguieron caminando entre tanto que intentaba introducir toda la cámara y de pronto mi andar se vio interrumpido al chocar con otro cuerpo.
-¡Lo siento!-dijimos ambos al unisón.
_______________________________________________
SORPRESAAAAAAAAAAAA! ai chicas no se que me pasa les digo que el viernes pero subo hoy, es que no tengo sueño mañana entro más tarde al colegio así que.. porque no? Espero que les gue, no se si tiene el romantisismo que algunas estaban esperando pero es lo que hay no?
CHAN CHAN CHAN CHAAAAAN CON QUIÉN HABRÁ CHOCADO LOUIS? :OOO Bueno, no les voy a decir mueranse de la intriga hasta que suba otro cap ABRAZOS!
feels
Re: El Manual de lo Prohibido (Larry Stylinson)
CON QUIEN SE TROPESO LOUIS?????!!!!!
ojala y no con Harry :( es que seria muy obvio :(
me alegra que pudiras subir antes :D :D, eso de la escuela deja en terrible estado :(
yo apenas estoy descansando por lo del dia de maestro :)
siguela :)
ojala y no con Harry :( es que seria muy obvio :(
me alegra que pudiras subir antes :D :D, eso de la escuela deja en terrible estado :(
yo apenas estoy descansando por lo del dia de maestro :)
siguela :)
Miry:)Directioner
Re: El Manual de lo Prohibido (Larry Stylinson)
Hola:)
Amé el capítulo *-*
Cada vez amo más esta fic:3
Me dio risa la parte en que Louis lo estaba mirando y Harry se dio cuenta XD
Se me salió una carcajada en ese momento, no miento XD
¿Con quién chocó Louis? D:
Necesito saber!
Síguela pronto
Bye
Amé el capítulo *-*
Cada vez amo más esta fic:3
Me dio risa la parte en que Louis lo estaba mirando y Harry se dio cuenta XD
Se me salió una carcajada en ese momento, no miento XD
¿Con quién chocó Louis? D:
Necesito saber!
Síguela pronto
Bye
уυуα.
Re: El Manual de lo Prohibido (Larry Stylinson)
Wuhoooo! Es todo un lío; pobre Louis... ¿pero quién no se resiste a Harry Styles? Ah. Yo sé que Styles va a caer por Louis y se va a hacer gay, si si. Jajajajaja. Ah, me gustó el capítulo. Espero la sigas pronto☆.
{Soy Liz, nueva lectora.
{Soy Liz, nueva lectora.
Smile♡.
Re: El Manual de lo Prohibido (Larry Stylinson)
CAPÍTULO 9
Levanté la mirada y me topé con un bello rostro meramente inmaculado. Su piel llana y pálida hacía lucir oscuros sus ojos, sin embargo poseían un hermoso color Siena con motas de luz y las pestañas se expandían con firmeza hacía arriba. Sus labios rellenos y rosados se estiraron y formaron una bonita sonrisa curiosa.
-Hola-pronunció.
-Hola-dije, medio atontado por el bello rostro juvenil que tenía justo enfrente.
-Perdóname. Es que soy un poco distraído-musitó, ligeramente ruborizado.
-No, no; el distraído soy yo-dije y luego me reí.
-Soy Liam Payne -me estrechó la mano.
-Louis Tomlinson -me presenté.
-Mmm.. tu no eres de por aquí-adivinó.
-Sí, Londres, de allí vengo.
-¿En serio? Yo nací allí también - me sonrió
Le devolví la sonrisa, luego dirigí la mirada hacía la puerta del departamento en el que el iba a introducir la llave antes de que yo le chocara.
-¿Vives aquí?-balbuceé, al captar el trío de números que formaban el trecientos ocho.
-Sí, con mi tía
La vieja gruñona con la que Sharon me había dejado la llave de su apartamento era tía del lindo muchacho que me sonreía en este instante. Abrí los ojos ante la sorpresa.
-¿Eres sobrino de la señora Montórfano?-inquirí.
-Sí, ¿la conoces?
-Sí, bueno no-dije y su expresión pasó a ser una mueca de confusión-. Mi amiga me dejó la llave de su departamento aquí y sólo pasé a recogerla, de allí conozco a tu tía-expliqué.
-¡Oh! ¿Eres tú el lindo chico que se mudó con Sharon?-preguntó, como si hubiese completado un rompecabezas en su memoria.
-Sí y… gracias por lo de ‘lindo’.
-Oh, bueno, eres lindo-musitó y se encogió de hombros-. ¿Vas a algún lado?
-Sí, a un laboratorio de fotografía. ¿Sabes dónde queda la calle Squero de San Trovaso?-pregunté, mirando el papelito arrugado en mi mano y tartamudeando al leer el nombre de la calle.
-Sí, es cerca de uno de las canales hacía el norte.
-¿Está muy lejos?
-No, puedes ir caminando; son como cinco cuadras de aquí.
-Oh, gracias.
-Puedo llevarte si quieres, tengo auto-ofreció.
-No, gracias, hoy caminaré, tengo tiempo de sobra-musité con aplomo.
-Oh, está bien, ¿puedo invitarte luego un café? Para conocernos, digo, vamos a ser vecinos-se encogió de hombros un tanto avergonzado y ligeramente ruborizado.
-Claro, me encantaría.
-Hasta luego, entonces.
-Hasta luego-dije-. Oh, y grazie mille-murmuré lo que había aprendido de Harry el día de ayer, cuando agradeció al mozo.
Liam me sonrió.
Luego de dedicarle una última sonrisa bajé las escaleras y me encaminé por las calles de Venecia esperando encontrar lo que buscaba.
Luego de unos minutos y de contabilizar mentalmente las cinco cuadras que Liam me había mencionado, miré hacía el pequeño recuadro blanco ubicado en el muro externo del último edificio de la cuarta calle: Squero de San Trovaso. Sonreí satisfecho al haber acertado en mi búsqueda. Tenía la calle, pero aun me faltaba el laboratorio, decidí caminar hacía la izquierda, en donde los números ascendían, tenía que encontrar el doscientos treinta y siete.
Afortunadamente lo encontré, además de que pude visualizar fuera del lugar el letrero en letras grandes y negras que decía “Photo Lab”. Eso hasta un torpe puede entenderlo.
Crucé la acera y me adentré en el lugar solitario y oscurecido, solamente iluminado por las luces del exterior que traspasaban por el ventanal, pero aquello no redujo ni un poco los escalofríos.
-¿Hola?-musité, esperando a que alguien en el oscuro lugar me respondiera.
-¡Estupida máquina!-gruñó una voz fina y delicada que salió de detrás de los almacenes. Una voz de mujer.
Me quedé pasmado, y mis pies se quedaron congelados en el mismo lugar en donde se habían parado.
-¿Hola?-volví a repetir, ahora un poco temeroso, marica.
Luego, una bella chica se asomó de detrás de aquellos grandes almacenes y me miró con sus grandes ojos pardos.
Su piel pálida, mostraba las pecas esparcidas por su joven rostro y el color claro de sus ojos artísticamente coloreados resplandeció con la luz del exterior. Su cabello, alisado y con un color castaño platinado, estaba acomodado en capas y caía juguetón sobre sus hombros. Me sonrió, con sus labios rosados coloreados con brillo.
-Hola-me dijo, amable.
-Amm… hola.
- ¿En qué puedo ayudarte?-me regaló una sonrisa bastante extensa, llena de amabilidad.
-Bueno yo…-tartamudeé- quería, quiero-corregí- revelar algunas fotos-dije.
-Oh, claro, sólo, ¿podrías esperarme un poquito? Tengo problemas allá atrás con esa tonta máquina de fotocopiado-hizo un mohín.
-Claro-reí.
Se perdió de mi vista en aquella densa oscuridad detrás de los almacenes de los que antes había salido pero aun podía escuchar con claridad sus refunfuños hacía la máquina.
-Estás de visita, ¿verdad? nunca te había visto por aquí -dijo.
-Emm… sí
- ¿De dónde vienes?
-Londres
-¿En serio?-saltó de pronto del lado contrario al que se había metido y me hizo pegar un brinco.
-Sí-balbuceé.
-¡Qué emoción! Siempre he querido ir para allí, pero aun me falta mucho por vivir aquí así que-se encogió de hombros-. Me llamo Barbara, pero dime Barbi , es que Barbara… bueno, como que no me queda-explicó.
-Un gusto enorme, Barbi. Soy Louis.
-¡Qué bonito nombre,Louis! Me encanta-dijo e hizo que me riera, halagado.
-Gracias, Barbi.
Aquella linda chica hizo que el tiempo que esperaba para que mis fotografías fuesen reveladas, se me pasara en un santiamén; platicaba conmigo y me hacía sentir como si me conociera desde hace años, además de que el entusiasmo que aplicaba en cada palabra me hacía sentir cómodo y familiarizado, Sharon era casi igual.
-¿Quién es el chico lindo de las fotografías?-me preguntó, mientras sacaba tales papeles del ácido cianhídrico y los colgaba en el lazo con cuidado- ¿Un modelo?
-No-reí-. Es el novio de mi mejor amiga.
-¿Y lo tomaste como modelo?
-No exactamente-musité.
-Pues, sale en la mayoría de las fotografías-alzó sus delineadas cejas con gesto de acusación-. Y es muy guapo, déjame decirte.
-¿Insinúas algo?-entrecerré mis ojos en ella.
-No. Para nada-negó con su cabeza rápidamente e hizo que me riera.
-Fue accidental que mi lente captara su rostro, nada más-expliqué.
-Está bien, está bien. Yo no dije nada. Pero ¿por qué no sale tu amiga?-acusó, indirectamente.
-Porque ese día sólo íbamos él y yo-murmuré y sus ojos grandes y acusadores se posaron sobre mí, con cierta expresión de emoción.
-No es lo que piensas-manoteé torpemente como diciéndole que parara a sus especulaciones-. Sharon no pudo llevarme y ofreció a Harry, es todo.
-¿Sharon? ¿Harry?
-Oh, mi amiga y su novio.
Me dio una sonrisa cómplice que de momento no entendí.
-Pero es bastante guapo, ¿no?-insistió.
-Pues, sí. La verdad, lo es.
Sus ojos se posaron discretos sobre mí y pude notar su sonrisa en aquel cuarto oscuro en el que estábamos revelando las fotos. Pero no dijo nada.
Había sido increíble haber socializado con Barbi, era el primer día que la conocía y me trataba como si fuéramos amigos de toda la vida, algo que por supuesto, me agradó completamente.
Decidí comer fuera, algún restaurante pequeño y no tan extravagante como al que Harry me había llevado el día anterior, además de que no tenía el capital monetario para pagarme algo así.
Cuando llegué al departamento, vi algo que me resultó extrañamente perturbador; abrí la puerta justo en el momento equivocado, quizá si me hubiera apurado o tardado dos segundos hubiera sido mejor que llegar en el instante justo en que los labios de Sharon se aferraban a los de Harry como si fuera una cuerda atada a otra. Algo golpeó cerca de mi corazón y la fierecilla enloqueció en su pequeña jaula.
-¡Perdón!-musité, terriblemente incómodo cuando sus miradas se posaron sobre mí. Algo que jamás me había pasado cuando veía a Sharon besar así a su ex novio.
-No te preocupes, Lou-dijo Sharon, amable y luego se acercó. Harry sólo me sonrió-. ¿Dónde has estado todo el día, bestia?
Me reí.
-Matando el tiempo-dije-. Sin ti aquí es muy aburrido-hice un mohín.
-¿Te fuiste a vagar solo por las calles de Venecia?-abrió sus grandes ojos cafés.
-No tuve más opciones, tampoco me iba a quedar sentado aquí mirando televisión todo el día.
-¿Qué hay en el sobre?-observó el grueso sobre amarillo que sujetaba en mi mano izquierda, en donde Ferni me había entregado las fotos que había revelado.
No tenía problema alguno en hacerle saber que eran las fotos que había tomado un día antes, el problema era que no sabía cómo explicarle por qué el rostro de su novio aparecía en la mayoría; tampoco sabía por qué tenía miedo de eso.
-Bue… bueno. Nada importante, fotografías-me encogí de hombros, nervioso.
-¿De las que tomaste ayer?
-Ajá.
-¡Quiero verlas!-exclamó, entusiasmada.
Por instinto sujeté el sobre con más fuerza en mi mano, produciendo arruguitas en el papel y haciéndolo crujir; mientras que mis ojos se abrían como platos.
-Emm… no son muy buenas, Shar-tartamudeé.
-Cómo no van a ser buenas si eres un excelente fotógrafo. Anda, muéstramelas-insistió y quiso arrebatarme el sobre.
Lo llevé inmediatamente a mi espalda, resguardándolo. ¿Qué me costaba darle el maldito sobre y explicarle que el rostro perfecto de su novio se había fugado en unas cuantas fotos? ¿Qué de malo había en eso?
-Emm… mañana, mañana te las muestro, estoy muy cansado hoy, además, aun tengo que eliminar bastantes, hay muchas que no me gustan-dije, torpemente.
-Hay algo ahí que no quieres que vea, ¿cierto?-me miró con gesto acusativo.
Las manos comenzaron a sudarme y el corazón a latir más acelerado de lo normal. No sabía por qué me sentía como el culpable de un delito en el momento que es interrogado y a punto de ser descubierto en su fechoría.
-Sí, claro que lo hay. Fotos horrendas que no quieres ver. Dame un minuto, las ordeno y te las muestro, ¿está bien?-musité, torpe
-Yo también quiero verlas-anunció Harry, que en todo el rato sólo había estado pendiente de la plática entre Sharon y yo.
-Emm… sí, denme un segundo, ya vengo-me escabullí hasta mi habitación y cerré la puerta tras de mí, sin esperar alguna palabra de alguno de ellos.
Me senté sobre la cama con las piernas cruzadas y tomé el sobre amarillo entre mis manos; saqué de él las fotografías y lo primero en lo que mis ojos se enfocaron fue en el bello rostro que adornaba aquel papel impreso. Harry era tan hermoso, a su manera. Su despampanante sonrisa, deslumbraba perfecta.
Revisé todas las fotografías, una y otra vez.
-Maldición-farfullé.
De las trece fotos que tenía en la mano, sólo tres eran antiestéticas. Tres eran las que no tenían el rostro perfecto de Harry adornando la imagen. El problema era que Sharon había notado el grosor del sobre y llevarle sólo tres fotos resultaba ilógico cuando juntas no hacían ni medio centímetro.
Suspiré y tomé las otras diez fotografías para guardarlas en el cajón de mi escritorio, debajo de todo el montón de papeles que ya tenía allí. Salí de mi habitación con el trío de fotos en la mano, esperando no encontrar alguna otra escena que me hiciera sentir incómoda y deseosa de cubrirme los ojos.
Sharon y Harry hablaban tomados de la mano, él jugaba con sus dedos. Traté de ignorar la irritante punzadita junto a los latidos aplomados de mi corazón.
-Aquí están-las coloqué sobre el pretil de la cocina, en donde ambos estaban.
-¿Sólo tres?-rezongó Sharon.
-Te dije que no eran muy buenas-me encogí de hombros-. Las otras están horribles-mentí, porque a decir verdad, eran las más hermosas-. Además no tomé muchas.
Allí, Harry pudo haberme desmentido, él sabía cuántas veces había disparado el lente de mi cámara capturando las escenas; pero no dijo nada, sólo observó tranquilo cada una de las fotos sobre el azulejo del pretil.
Decidí cambiar de tema, antes de que alguna objeción por parte de Sharon insistiera.
-¿Sabías que la señora Montórfano tiene un sobrino?-pregunté a mi amiga, mientras que iba al refrigerador por un vaso de leche.
-Sí, Liam. ¿Por qué?-inquirió, y me sentí satisfecha de haber logrado el cambio de ruta en la conversación.
-Hoy lo conocí-dije, sirviéndome la leche en el vaso que había tomado de la alacena.
-¿En serio?
-Sí, me lo topé esta mañana; es lindo-tomé de mi vaso y pude captar que la mirada de Harry se apartó de las fotografías y se posó curiosa en nosotros, en mí.
Levanté la mirada y me topé con un bello rostro meramente inmaculado. Su piel llana y pálida hacía lucir oscuros sus ojos, sin embargo poseían un hermoso color Siena con motas de luz y las pestañas se expandían con firmeza hacía arriba. Sus labios rellenos y rosados se estiraron y formaron una bonita sonrisa curiosa.
-Hola-pronunció.
-Hola-dije, medio atontado por el bello rostro juvenil que tenía justo enfrente.
-Perdóname. Es que soy un poco distraído-musitó, ligeramente ruborizado.
-No, no; el distraído soy yo-dije y luego me reí.
-Soy Liam Payne -me estrechó la mano.
-Louis Tomlinson -me presenté.
-Mmm.. tu no eres de por aquí-adivinó.
-Sí, Londres, de allí vengo.
-¿En serio? Yo nací allí también - me sonrió
Le devolví la sonrisa, luego dirigí la mirada hacía la puerta del departamento en el que el iba a introducir la llave antes de que yo le chocara.
-¿Vives aquí?-balbuceé, al captar el trío de números que formaban el trecientos ocho.
-Sí, con mi tía
La vieja gruñona con la que Sharon me había dejado la llave de su apartamento era tía del lindo muchacho que me sonreía en este instante. Abrí los ojos ante la sorpresa.
-¿Eres sobrino de la señora Montórfano?-inquirí.
-Sí, ¿la conoces?
-Sí, bueno no-dije y su expresión pasó a ser una mueca de confusión-. Mi amiga me dejó la llave de su departamento aquí y sólo pasé a recogerla, de allí conozco a tu tía-expliqué.
-¡Oh! ¿Eres tú el lindo chico que se mudó con Sharon?-preguntó, como si hubiese completado un rompecabezas en su memoria.
-Sí y… gracias por lo de ‘lindo’.
-Oh, bueno, eres lindo-musitó y se encogió de hombros-. ¿Vas a algún lado?
-Sí, a un laboratorio de fotografía. ¿Sabes dónde queda la calle Squero de San Trovaso?-pregunté, mirando el papelito arrugado en mi mano y tartamudeando al leer el nombre de la calle.
-Sí, es cerca de uno de las canales hacía el norte.
-¿Está muy lejos?
-No, puedes ir caminando; son como cinco cuadras de aquí.
-Oh, gracias.
-Puedo llevarte si quieres, tengo auto-ofreció.
-No, gracias, hoy caminaré, tengo tiempo de sobra-musité con aplomo.
-Oh, está bien, ¿puedo invitarte luego un café? Para conocernos, digo, vamos a ser vecinos-se encogió de hombros un tanto avergonzado y ligeramente ruborizado.
-Claro, me encantaría.
-Hasta luego, entonces.
-Hasta luego-dije-. Oh, y grazie mille-murmuré lo que había aprendido de Harry el día de ayer, cuando agradeció al mozo.
Liam me sonrió.
Luego de dedicarle una última sonrisa bajé las escaleras y me encaminé por las calles de Venecia esperando encontrar lo que buscaba.
Luego de unos minutos y de contabilizar mentalmente las cinco cuadras que Liam me había mencionado, miré hacía el pequeño recuadro blanco ubicado en el muro externo del último edificio de la cuarta calle: Squero de San Trovaso. Sonreí satisfecho al haber acertado en mi búsqueda. Tenía la calle, pero aun me faltaba el laboratorio, decidí caminar hacía la izquierda, en donde los números ascendían, tenía que encontrar el doscientos treinta y siete.
Afortunadamente lo encontré, además de que pude visualizar fuera del lugar el letrero en letras grandes y negras que decía “Photo Lab”. Eso hasta un torpe puede entenderlo.
Crucé la acera y me adentré en el lugar solitario y oscurecido, solamente iluminado por las luces del exterior que traspasaban por el ventanal, pero aquello no redujo ni un poco los escalofríos.
-¿Hola?-musité, esperando a que alguien en el oscuro lugar me respondiera.
-¡Estupida máquina!-gruñó una voz fina y delicada que salió de detrás de los almacenes. Una voz de mujer.
Me quedé pasmado, y mis pies se quedaron congelados en el mismo lugar en donde se habían parado.
-¿Hola?-volví a repetir, ahora un poco temeroso, marica.
Luego, una bella chica se asomó de detrás de aquellos grandes almacenes y me miró con sus grandes ojos pardos.
Su piel pálida, mostraba las pecas esparcidas por su joven rostro y el color claro de sus ojos artísticamente coloreados resplandeció con la luz del exterior. Su cabello, alisado y con un color castaño platinado, estaba acomodado en capas y caía juguetón sobre sus hombros. Me sonrió, con sus labios rosados coloreados con brillo.
-Hola-me dijo, amable.
-Amm… hola.
- ¿En qué puedo ayudarte?-me regaló una sonrisa bastante extensa, llena de amabilidad.
-Bueno yo…-tartamudeé- quería, quiero-corregí- revelar algunas fotos-dije.
-Oh, claro, sólo, ¿podrías esperarme un poquito? Tengo problemas allá atrás con esa tonta máquina de fotocopiado-hizo un mohín.
-Claro-reí.
Se perdió de mi vista en aquella densa oscuridad detrás de los almacenes de los que antes había salido pero aun podía escuchar con claridad sus refunfuños hacía la máquina.
-Estás de visita, ¿verdad? nunca te había visto por aquí -dijo.
-Emm… sí
- ¿De dónde vienes?
-Londres
-¿En serio?-saltó de pronto del lado contrario al que se había metido y me hizo pegar un brinco.
-Sí-balbuceé.
-¡Qué emoción! Siempre he querido ir para allí, pero aun me falta mucho por vivir aquí así que-se encogió de hombros-. Me llamo Barbara, pero dime Barbi , es que Barbara… bueno, como que no me queda-explicó.
-Un gusto enorme, Barbi. Soy Louis.
-¡Qué bonito nombre,Louis! Me encanta-dijo e hizo que me riera, halagado.
-Gracias, Barbi.
Aquella linda chica hizo que el tiempo que esperaba para que mis fotografías fuesen reveladas, se me pasara en un santiamén; platicaba conmigo y me hacía sentir como si me conociera desde hace años, además de que el entusiasmo que aplicaba en cada palabra me hacía sentir cómodo y familiarizado, Sharon era casi igual.
-¿Quién es el chico lindo de las fotografías?-me preguntó, mientras sacaba tales papeles del ácido cianhídrico y los colgaba en el lazo con cuidado- ¿Un modelo?
-No-reí-. Es el novio de mi mejor amiga.
-¿Y lo tomaste como modelo?
-No exactamente-musité.
-Pues, sale en la mayoría de las fotografías-alzó sus delineadas cejas con gesto de acusación-. Y es muy guapo, déjame decirte.
-¿Insinúas algo?-entrecerré mis ojos en ella.
-No. Para nada-negó con su cabeza rápidamente e hizo que me riera.
-Fue accidental que mi lente captara su rostro, nada más-expliqué.
-Está bien, está bien. Yo no dije nada. Pero ¿por qué no sale tu amiga?-acusó, indirectamente.
-Porque ese día sólo íbamos él y yo-murmuré y sus ojos grandes y acusadores se posaron sobre mí, con cierta expresión de emoción.
-No es lo que piensas-manoteé torpemente como diciéndole que parara a sus especulaciones-. Sharon no pudo llevarme y ofreció a Harry, es todo.
-¿Sharon? ¿Harry?
-Oh, mi amiga y su novio.
Me dio una sonrisa cómplice que de momento no entendí.
-Pero es bastante guapo, ¿no?-insistió.
-Pues, sí. La verdad, lo es.
Sus ojos se posaron discretos sobre mí y pude notar su sonrisa en aquel cuarto oscuro en el que estábamos revelando las fotos. Pero no dijo nada.
Había sido increíble haber socializado con Barbi, era el primer día que la conocía y me trataba como si fuéramos amigos de toda la vida, algo que por supuesto, me agradó completamente.
Decidí comer fuera, algún restaurante pequeño y no tan extravagante como al que Harry me había llevado el día anterior, además de que no tenía el capital monetario para pagarme algo así.
Cuando llegué al departamento, vi algo que me resultó extrañamente perturbador; abrí la puerta justo en el momento equivocado, quizá si me hubiera apurado o tardado dos segundos hubiera sido mejor que llegar en el instante justo en que los labios de Sharon se aferraban a los de Harry como si fuera una cuerda atada a otra. Algo golpeó cerca de mi corazón y la fierecilla enloqueció en su pequeña jaula.
-¡Perdón!-musité, terriblemente incómodo cuando sus miradas se posaron sobre mí. Algo que jamás me había pasado cuando veía a Sharon besar así a su ex novio.
-No te preocupes, Lou-dijo Sharon, amable y luego se acercó. Harry sólo me sonrió-. ¿Dónde has estado todo el día, bestia?
Me reí.
-Matando el tiempo-dije-. Sin ti aquí es muy aburrido-hice un mohín.
-¿Te fuiste a vagar solo por las calles de Venecia?-abrió sus grandes ojos cafés.
-No tuve más opciones, tampoco me iba a quedar sentado aquí mirando televisión todo el día.
-¿Qué hay en el sobre?-observó el grueso sobre amarillo que sujetaba en mi mano izquierda, en donde Ferni me había entregado las fotos que había revelado.
No tenía problema alguno en hacerle saber que eran las fotos que había tomado un día antes, el problema era que no sabía cómo explicarle por qué el rostro de su novio aparecía en la mayoría; tampoco sabía por qué tenía miedo de eso.
-Bue… bueno. Nada importante, fotografías-me encogí de hombros, nervioso.
-¿De las que tomaste ayer?
-Ajá.
-¡Quiero verlas!-exclamó, entusiasmada.
Por instinto sujeté el sobre con más fuerza en mi mano, produciendo arruguitas en el papel y haciéndolo crujir; mientras que mis ojos se abrían como platos.
-Emm… no son muy buenas, Shar-tartamudeé.
-Cómo no van a ser buenas si eres un excelente fotógrafo. Anda, muéstramelas-insistió y quiso arrebatarme el sobre.
Lo llevé inmediatamente a mi espalda, resguardándolo. ¿Qué me costaba darle el maldito sobre y explicarle que el rostro perfecto de su novio se había fugado en unas cuantas fotos? ¿Qué de malo había en eso?
-Emm… mañana, mañana te las muestro, estoy muy cansado hoy, además, aun tengo que eliminar bastantes, hay muchas que no me gustan-dije, torpemente.
-Hay algo ahí que no quieres que vea, ¿cierto?-me miró con gesto acusativo.
Las manos comenzaron a sudarme y el corazón a latir más acelerado de lo normal. No sabía por qué me sentía como el culpable de un delito en el momento que es interrogado y a punto de ser descubierto en su fechoría.
-Sí, claro que lo hay. Fotos horrendas que no quieres ver. Dame un minuto, las ordeno y te las muestro, ¿está bien?-musité, torpe
-Yo también quiero verlas-anunció Harry, que en todo el rato sólo había estado pendiente de la plática entre Sharon y yo.
-Emm… sí, denme un segundo, ya vengo-me escabullí hasta mi habitación y cerré la puerta tras de mí, sin esperar alguna palabra de alguno de ellos.
Me senté sobre la cama con las piernas cruzadas y tomé el sobre amarillo entre mis manos; saqué de él las fotografías y lo primero en lo que mis ojos se enfocaron fue en el bello rostro que adornaba aquel papel impreso. Harry era tan hermoso, a su manera. Su despampanante sonrisa, deslumbraba perfecta.
Revisé todas las fotografías, una y otra vez.
-Maldición-farfullé.
De las trece fotos que tenía en la mano, sólo tres eran antiestéticas. Tres eran las que no tenían el rostro perfecto de Harry adornando la imagen. El problema era que Sharon había notado el grosor del sobre y llevarle sólo tres fotos resultaba ilógico cuando juntas no hacían ni medio centímetro.
Suspiré y tomé las otras diez fotografías para guardarlas en el cajón de mi escritorio, debajo de todo el montón de papeles que ya tenía allí. Salí de mi habitación con el trío de fotos en la mano, esperando no encontrar alguna otra escena que me hiciera sentir incómoda y deseosa de cubrirme los ojos.
Sharon y Harry hablaban tomados de la mano, él jugaba con sus dedos. Traté de ignorar la irritante punzadita junto a los latidos aplomados de mi corazón.
-Aquí están-las coloqué sobre el pretil de la cocina, en donde ambos estaban.
-¿Sólo tres?-rezongó Sharon.
-Te dije que no eran muy buenas-me encogí de hombros-. Las otras están horribles-mentí, porque a decir verdad, eran las más hermosas-. Además no tomé muchas.
Allí, Harry pudo haberme desmentido, él sabía cuántas veces había disparado el lente de mi cámara capturando las escenas; pero no dijo nada, sólo observó tranquilo cada una de las fotos sobre el azulejo del pretil.
Decidí cambiar de tema, antes de que alguna objeción por parte de Sharon insistiera.
-¿Sabías que la señora Montórfano tiene un sobrino?-pregunté a mi amiga, mientras que iba al refrigerador por un vaso de leche.
-Sí, Liam. ¿Por qué?-inquirió, y me sentí satisfecha de haber logrado el cambio de ruta en la conversación.
-Hoy lo conocí-dije, sirviéndome la leche en el vaso que había tomado de la alacena.
-¿En serio?
-Sí, me lo topé esta mañana; es lindo-tomé de mi vaso y pude captar que la mirada de Harry se apartó de las fotografías y se posó curiosa en nosotros, en mí.
feels
Re: El Manual de lo Prohibido (Larry Stylinson)
CHICAAAAAAAAAAS! PERDÓN POR TARDAR TANTO RECIÉN TERMINO LOS EXAMENES AHORA VOY A SUBIR MÁS SEGUIDO, SINO PEGUENME, NOSE, TIENEN TODO EL DERECHO A ODIARME, LAS AMO SI SIGUEN AQUÍ SI NO IGUAL, ABRAZO!
feels
Re: El Manual de lo Prohibido (Larry Stylinson)
Me da gracia porque me di cuenta que le cambié el nombre al tema, por eso nadie leyó. Recién me fijo, me merezco un premio a la más boluda, bue, espero que no me hayan abandonado. Bai gente invisible
feels
Re: El Manual de lo Prohibido (Larry Stylinson)
csm, soy una pésima lectora u.u
creo que cuando cambiaste el nombre dije, ¿y esto qué mierda es?
y lo iba a borrar, pero por cosas del destino no lo hice(?
y me metí y veo el cap u.u
ya lo leo y te comento, lo juro
vuelvo en un rato(?
creo que cuando cambiaste el nombre dije, ¿y esto qué mierda es?
y lo iba a borrar, pero por cosas del destino no lo hice(?
y me metí y veo el cap u.u
ya lo leo y te comento, lo juro
vuelvo en un rato(?
уυуα.
Re: El Manual de lo Prohibido (Larry Stylinson)
Y tres horas después llegó Yuya, yaay xD
oh por Dios, amo este fic
hasta a mí me dio verguenza lo de las fotos xD
ay quiero saber más D:
síguela por favor:( quiero quiero quiero D:
cuídate
bye
oh por Dios, amo este fic
hasta a mí me dio verguenza lo de las fotos xD
ay quiero saber más D:
síguela por favor:( quiero quiero quiero D:
cuídate
bye
уυуα.
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