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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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secrets {colectiva.
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Re: secrets {colectiva.
ou, a mi me ha encantado el capitulo,
te quedo bastante bien, enserio.
¿quien sigue?; besos.
te quedo bastante bien, enserio.
¿quien sigue?; besos.
hessa.
Re: secrets {colectiva.
Amé el cap y amo la personalidad de esta chica. Espero a la siguiente chica
Pevensie
Re: secrets {colectiva.
Siempre la mas lenta, me ha encantado el prologo y el capitulo espero a la próxima escritora...
Azalea.
Re: secrets {colectiva.
Capítulo 002
Levanté perezosamente la cara de la almohada y observé el reloj. Todavía era temprano. Me quedé unos minutos más remoloneando en la cama, hasta que el deber me terminó de despertar. Despegué las sábanas de mi cuerpo y me puse las pantuflas. Caminé hacia el baño y tomé el cepillo de dientes, coloqué la pasta y empecé a refregar dentro de mi boca. Me miré en el espejo, siempre desaliñada y horrible. Sacudí esos pensamientos y escupí la espuma que se me había formado al cepillar mis perlas blancas, me hice un ligero buche y mojé mi cara. Lo único que podía despertarme en la mañana era un buen contacto con el agua fría. Sequé mi cara y abrí la ducha, templando el agua hasta dejarla tibia. Me metí adentro y comencé a tararear una canción. Pasaron los minutos y decidí salir de mi agradable baño. Volví a mirar el reloj. Si no me apuraba, llegaría tarde. Me coloqué unos jeans azules nevados, una remera de mi banda favorita y me puse una chaqueta encima. Agarré mis botas negras y me las calcé rápidamente. Me miré al espejo, y me di una aprobación mental. Bajé las escaleras hasta la cocina y tomé una manzana, junto con una botella de agua. Leí las indicaciones que me había dejado mi mamá en la mesa, y tomé mi mochila. Puse la manzana en mi boca y cerré la puerta. Mientras caminaba, le daba pequeños mordiscos a mi fruta y controlaba el tiempo con mi reloj. Observé los árboles, el otoño se estaba acercando y sería un hermoso momento para captar el color y la textura de las hojas. Aunque, mucho mejor sería fotografiarlas.
Mientras seguía sumergida en mis pensamientos, un auto a toda velocidad pasó por mi lado, mojándome la ropa con el agua de la zanja. Perfecto. Ahora, además de decirme nerd, me dirán la nerd que no se baña. Maldecí en voz baja y corrí hacia la escuela. En estos momentos son en los que agradezco hacerle caso a mi madre, quien me había aconsejado hace tiempo que debía dejar ropa de repuesto por alguna emergencia. Sonreí. Llegué al colegio y caminé hacia la entrada pero como siempre, algo debía impedírmelo.
- ¿Te ha gustado el agua, nerd? – Me preguntó el chico más molesto, odioso y guapo del colegio, Harry Styles. Él había sido mi peor pesadilla desde el kínder, siempre jugándome bromas pesadas y humillándome. Parecía que tenía algo contra mí, pero yo sabía que la verdadera razón era que le gustaba molestarme. Sólo eso. Styles se había hecho popular el día que ganaron el partido más importante de béisbol, entrando en la liga nacional de béisbol escolar. Su famoso bateo lo consagró como uno de los chicos más admirados y encantadores. Mientras que su fama había ido creciendo, también había ido aumentando su ego. Styles es lindo y agradable hasta que abre la boca, a partir de ese momento comienza a decir las peores cosas jamás escuchadas. Bueno, al menos conmigo es así. No sé cómo se comportara con la sociedad. Lo único verídico que todos sabemos es que se acuesta con todo lo que camina, y que está, lamentablemente, en todas las clases de 4. O sea, en todas las mías. Lo miré de reojo y seguí caminando. – ¡Oh, vamos! ¿No te ha gustado? Trataré de no hacerlo más. – Me miró durante un momento y luego, rompió en risas con sus amigos. Decidí que ese era el momento justo para salir de ahí, así que me encaminé hacia mi loquer.
Recorrí todo el pasillo hasta mi taquilla y puse la combinación. A lo lejos, observé que Cassie caminaba hacia mí. Sonreí. Ella era mi única amiga en el colegio. La única persona que conocía todos mis secretos y temores, menos uno. Jamás le confesaría a nadie dónde trabajo de noche, ni siquiera se lo he contado a mi madre. Nuestra falta de dinero no me había dejado otra opción, necesitaba un trabajo y siendo stripper, me aseguraba una buena paga para poder subsistir. Decidí borrar mis problemas momentáneamente y concentrarme en hallar mi ropa de repuesto.
- Hola Quinn. – Me saludó Cassie, tan eufórica como siempre. Ella era una persona verdaderamente especial, podía alegrar tu día sin proponérselo. Su gran sentido del humor que contagia hasta la persona más seria. Posee una chispa llamativa a la hora de hacer actividades que involucren una cámara de grabar y una reportera o protagonista.
- Hola Cassie. – Le devolví el saludo con una gran sonrisa en mi rostro. Encontré la ropa y la saqué de mi casillero. Saqué los libros que necesitaría para la siguiente clase y cerré la pequeña puerta, delicadamente.
- ¿Qué le ha pasado a tu ropa? – Comentó ella al ver las pequeñas manchas de suciedad que se esparcían por mi atuendo.
- Styles y su auto, eso ha pasado. – Contesté caminando hacia el baño, con ella pegada a mi lado.
- No entiendo la manía que tiene con molestarte, me parece completamente innecesario. – Comentó mientras abría la puerta del baño, dejándome pasar primero. Abrí la puerta de uno de los cubículos y me metí adentro.
- Ya sabes cómo es, sólo le divierte molestarme. – Comencé a bajar el cierre de mi pantalón, notando las grandes manchas de agua sucia que se encontraban en mi pantalón. Estaría horas tratando de sacarlas, me llevaría mucho esfuerzo y el tiempo perdido me imposibilitaría ir a trabajar. Maldito Styles. Lo odiaba con todo mi alma, siempre molestándome sin razón aparente.
- ¿Conoces la frase “Los que se pelean de chicos, se casan de grandes”? Bueno, creo que se adecua perfectamente a esta situación. – Soltó una pequeña risa, mientras yo terminaba de cambiarme la remera.
- Jamás tendría algo con Styles, ya de pensarlo hace que quiera devolver la fruta que he comido en el desayuno. – Comenté mientras abría la puerta de mi cubículo y caminaba hacia el lavamanos. Coloqué jabón en mis dos manos y comencé a frotarlas entre sí. Abrí la canilla y sumergí mis dedos, quitando los restos de jabón.
- ¡Oh, vamos! Admite, por un segundo, que es lindo. – Me miró a los ojos, como esperando sacar la verdad. Jamás admitiría que Styles me parece un lindo chico, eso dañaría mi orgullo.
- Mejor vámonos, se nos hace tarde para las clases. – Salimos del baño y me despedí de Cassie, siempre teníamos clases diferentes. Caminé hacia el aula del profesor Howards, el aburrido maestro de Geografía. Me senté, como siempre, en uno de los primeros bancos y me dediqué a tomar notas.
El timbre de salida tocó después de cinco horas de clase, agarré mi mochila y esperé a que todos se fueran. Siempre era la última en salir, prefería esperar a que se vaciara el aula antes que salir primera y ser empujada por todos. Caminé por el pasillo y salí hacia el exterior. Alcé la mano y saludé a Cassie. Siempre tomábamos diferentes caminos, ella se iba a su casa y yo me iba a trabajar. Crucé la calle y caminé unas cuantas cuadras antes de doblar y meterme por un callejón. Para no ser vista, siempre entraba por la puerta de atrás. Pasé por la pesada puerta y saludé a todos los que se encontraban adentro. Faltaban horas para que comience mi show, pero me gustaba llegar antes para poder practicar y arreglar cosas de último momento. Me dirigí hacia mi camerino y coloqué mis cosas en el taburete. Coloqué mi pierna en la barra y comencé a estirar. Hacía mis movimientos de calentamientos antes de comenzar, para no sufrir ningún desgarre o alguna cosa parecida. Corrí las cosas y me senté. Agarré mis maquillajes, comenzando a cubrir mi cara con una base especial, siguiendo con mucho rubor en las mejillas y los pómulos. Las luces del escenario consumían el maquillaje, y esa era la razón por la cual exagerábamos con el color. Puse color en mis labios y párpados para luego vestirme con la pequeña malla de color rojo. Me calcé los zapatos negros de tacón y coloqué una bata fina de seda sobre mi cuerpo. Por último, agarré la máscara y me la coloqué. Muchos vecinos asistían a las noches de cabaret, y para cuidar la identidad de todas las bailarinas, el fundador había implementado el uso obligatorio de máscaras. Éstas lograban cubrirnos desde la frente, hasta la nariz. Poseían unos pequeños agujeros, perfectos para los ojos. Mi máscara era de color negro, la cual lograba resaltar mis ojos claros.
- Quinn, es tu turno. – Me avisó Emmet, el presentador del show. Salí de mis pensamientos y caminé hasta el escenario. Los silbidos y palabras groseras no se hicieron esperar. – Les presento a Charlotte, nuestra primera bailarina.
Había elegido ese nombre como seudónimo por honor a mi abuela, una gran bailarina clásica. Obviamente, yo no era digna de llevar su nombre pero eso hacía que me sienta mejor conmigo misma. Les regalé una sonrisa a los estúpidos cerdos que tenía como espectadores. Colocaron la música lenta y sensual que había pedido. Comencé a hacer movimientos lentos y provocativos, haciendo que más de uno tuviera que limpiarse la baba. Mis ojos se movieron en dirección a una de las personas que estaba sentado en la primera fila, sus ojos verdes me quemaban y sonreía como si supiera quién era yo. No podía creer lo que estaba viendo. Harry Styles, el jugador más famoso de béisbol en la secundaria, me estaba viendo desde una de las butacas. Sentí que las náuseas me atacaban, pero no podía darme el lujo de detenerme. Seguí bailando hasta que la música llegó a su fin. Bajé rápidamente y corrí hacia mi camerino. Estaba asustada, no podía dejar que Styles les contara a todos cuál era mi trabajo. Debía hacer algo, pero no se me ocurría nada. De repente, se me pasó por la mente de que él jamás me había reconocido y que yo sólo estaba imaginando todo. Decidí pensar eso y solté un suspiro. Agarré el picaporte de la puerta y sonreí.
- Así que la nerd gasta su tiempo como stripper en un Cabaret, eso es algo que no se ve todos los días. Me has sorprendido, querida Quinn – Un brazo me había detenido. Sentí su aliento chocar contra mi oreja y mis nervios comenzaron a aglomerarse. Comencé a sentir la bilis recorriendo mi garganta, sentía que me iba a desmayar.
Harry lo sabía, había descubierto mi más oscuro secreto y ahora se lo diría a todo el colegio. Definitivamente, estoy muerta.
Mientras seguía sumergida en mis pensamientos, un auto a toda velocidad pasó por mi lado, mojándome la ropa con el agua de la zanja. Perfecto. Ahora, además de decirme nerd, me dirán la nerd que no se baña. Maldecí en voz baja y corrí hacia la escuela. En estos momentos son en los que agradezco hacerle caso a mi madre, quien me había aconsejado hace tiempo que debía dejar ropa de repuesto por alguna emergencia. Sonreí. Llegué al colegio y caminé hacia la entrada pero como siempre, algo debía impedírmelo.
- ¿Te ha gustado el agua, nerd? – Me preguntó el chico más molesto, odioso y guapo del colegio, Harry Styles. Él había sido mi peor pesadilla desde el kínder, siempre jugándome bromas pesadas y humillándome. Parecía que tenía algo contra mí, pero yo sabía que la verdadera razón era que le gustaba molestarme. Sólo eso. Styles se había hecho popular el día que ganaron el partido más importante de béisbol, entrando en la liga nacional de béisbol escolar. Su famoso bateo lo consagró como uno de los chicos más admirados y encantadores. Mientras que su fama había ido creciendo, también había ido aumentando su ego. Styles es lindo y agradable hasta que abre la boca, a partir de ese momento comienza a decir las peores cosas jamás escuchadas. Bueno, al menos conmigo es así. No sé cómo se comportara con la sociedad. Lo único verídico que todos sabemos es que se acuesta con todo lo que camina, y que está, lamentablemente, en todas las clases de 4. O sea, en todas las mías. Lo miré de reojo y seguí caminando. – ¡Oh, vamos! ¿No te ha gustado? Trataré de no hacerlo más. – Me miró durante un momento y luego, rompió en risas con sus amigos. Decidí que ese era el momento justo para salir de ahí, así que me encaminé hacia mi loquer.
Recorrí todo el pasillo hasta mi taquilla y puse la combinación. A lo lejos, observé que Cassie caminaba hacia mí. Sonreí. Ella era mi única amiga en el colegio. La única persona que conocía todos mis secretos y temores, menos uno. Jamás le confesaría a nadie dónde trabajo de noche, ni siquiera se lo he contado a mi madre. Nuestra falta de dinero no me había dejado otra opción, necesitaba un trabajo y siendo stripper, me aseguraba una buena paga para poder subsistir. Decidí borrar mis problemas momentáneamente y concentrarme en hallar mi ropa de repuesto.
- Hola Quinn. – Me saludó Cassie, tan eufórica como siempre. Ella era una persona verdaderamente especial, podía alegrar tu día sin proponérselo. Su gran sentido del humor que contagia hasta la persona más seria. Posee una chispa llamativa a la hora de hacer actividades que involucren una cámara de grabar y una reportera o protagonista.
- Hola Cassie. – Le devolví el saludo con una gran sonrisa en mi rostro. Encontré la ropa y la saqué de mi casillero. Saqué los libros que necesitaría para la siguiente clase y cerré la pequeña puerta, delicadamente.
- ¿Qué le ha pasado a tu ropa? – Comentó ella al ver las pequeñas manchas de suciedad que se esparcían por mi atuendo.
- Styles y su auto, eso ha pasado. – Contesté caminando hacia el baño, con ella pegada a mi lado.
- No entiendo la manía que tiene con molestarte, me parece completamente innecesario. – Comentó mientras abría la puerta del baño, dejándome pasar primero. Abrí la puerta de uno de los cubículos y me metí adentro.
- Ya sabes cómo es, sólo le divierte molestarme. – Comencé a bajar el cierre de mi pantalón, notando las grandes manchas de agua sucia que se encontraban en mi pantalón. Estaría horas tratando de sacarlas, me llevaría mucho esfuerzo y el tiempo perdido me imposibilitaría ir a trabajar. Maldito Styles. Lo odiaba con todo mi alma, siempre molestándome sin razón aparente.
- ¿Conoces la frase “Los que se pelean de chicos, se casan de grandes”? Bueno, creo que se adecua perfectamente a esta situación. – Soltó una pequeña risa, mientras yo terminaba de cambiarme la remera.
- Jamás tendría algo con Styles, ya de pensarlo hace que quiera devolver la fruta que he comido en el desayuno. – Comenté mientras abría la puerta de mi cubículo y caminaba hacia el lavamanos. Coloqué jabón en mis dos manos y comencé a frotarlas entre sí. Abrí la canilla y sumergí mis dedos, quitando los restos de jabón.
- ¡Oh, vamos! Admite, por un segundo, que es lindo. – Me miró a los ojos, como esperando sacar la verdad. Jamás admitiría que Styles me parece un lindo chico, eso dañaría mi orgullo.
- Mejor vámonos, se nos hace tarde para las clases. – Salimos del baño y me despedí de Cassie, siempre teníamos clases diferentes. Caminé hacia el aula del profesor Howards, el aburrido maestro de Geografía. Me senté, como siempre, en uno de los primeros bancos y me dediqué a tomar notas.
El timbre de salida tocó después de cinco horas de clase, agarré mi mochila y esperé a que todos se fueran. Siempre era la última en salir, prefería esperar a que se vaciara el aula antes que salir primera y ser empujada por todos. Caminé por el pasillo y salí hacia el exterior. Alcé la mano y saludé a Cassie. Siempre tomábamos diferentes caminos, ella se iba a su casa y yo me iba a trabajar. Crucé la calle y caminé unas cuantas cuadras antes de doblar y meterme por un callejón. Para no ser vista, siempre entraba por la puerta de atrás. Pasé por la pesada puerta y saludé a todos los que se encontraban adentro. Faltaban horas para que comience mi show, pero me gustaba llegar antes para poder practicar y arreglar cosas de último momento. Me dirigí hacia mi camerino y coloqué mis cosas en el taburete. Coloqué mi pierna en la barra y comencé a estirar. Hacía mis movimientos de calentamientos antes de comenzar, para no sufrir ningún desgarre o alguna cosa parecida. Corrí las cosas y me senté. Agarré mis maquillajes, comenzando a cubrir mi cara con una base especial, siguiendo con mucho rubor en las mejillas y los pómulos. Las luces del escenario consumían el maquillaje, y esa era la razón por la cual exagerábamos con el color. Puse color en mis labios y párpados para luego vestirme con la pequeña malla de color rojo. Me calcé los zapatos negros de tacón y coloqué una bata fina de seda sobre mi cuerpo. Por último, agarré la máscara y me la coloqué. Muchos vecinos asistían a las noches de cabaret, y para cuidar la identidad de todas las bailarinas, el fundador había implementado el uso obligatorio de máscaras. Éstas lograban cubrirnos desde la frente, hasta la nariz. Poseían unos pequeños agujeros, perfectos para los ojos. Mi máscara era de color negro, la cual lograba resaltar mis ojos claros.
- Quinn, es tu turno. – Me avisó Emmet, el presentador del show. Salí de mis pensamientos y caminé hasta el escenario. Los silbidos y palabras groseras no se hicieron esperar. – Les presento a Charlotte, nuestra primera bailarina.
Había elegido ese nombre como seudónimo por honor a mi abuela, una gran bailarina clásica. Obviamente, yo no era digna de llevar su nombre pero eso hacía que me sienta mejor conmigo misma. Les regalé una sonrisa a los estúpidos cerdos que tenía como espectadores. Colocaron la música lenta y sensual que había pedido. Comencé a hacer movimientos lentos y provocativos, haciendo que más de uno tuviera que limpiarse la baba. Mis ojos se movieron en dirección a una de las personas que estaba sentado en la primera fila, sus ojos verdes me quemaban y sonreía como si supiera quién era yo. No podía creer lo que estaba viendo. Harry Styles, el jugador más famoso de béisbol en la secundaria, me estaba viendo desde una de las butacas. Sentí que las náuseas me atacaban, pero no podía darme el lujo de detenerme. Seguí bailando hasta que la música llegó a su fin. Bajé rápidamente y corrí hacia mi camerino. Estaba asustada, no podía dejar que Styles les contara a todos cuál era mi trabajo. Debía hacer algo, pero no se me ocurría nada. De repente, se me pasó por la mente de que él jamás me había reconocido y que yo sólo estaba imaginando todo. Decidí pensar eso y solté un suspiro. Agarré el picaporte de la puerta y sonreí.
- Así que la nerd gasta su tiempo como stripper en un Cabaret, eso es algo que no se ve todos los días. Me has sorprendido, querida Quinn – Un brazo me había detenido. Sentí su aliento chocar contra mi oreja y mis nervios comenzaron a aglomerarse. Comencé a sentir la bilis recorriendo mi garganta, sentía que me iba a desmayar.
Harry lo sabía, había descubierto mi más oscuro secreto y ahora se lo diría a todo el colegio. Definitivamente, estoy muerta.
- Cosas sexys :
- Lamento mucho la tardanza, se me juntaron todos los turnos de las enecés y fue un desastre. Espero que les guste.
Sigue: Sersh
Última edición por Pevensie el Miér 14 Mayo 2014, 3:09 pm, editado 1 vez
Pevensie
Re: secrets {colectiva.
mierda, styles la descubrió, a mi me ha encantado, enserio, muy bueno tu cap; esperemos a sersh; besos<3
hessa.
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