Please Don't Say You Love Me. {ed sheeran.

El eco de las pisadas y las risas de ambas chicas resonaban en los callejones vacíos, su propio recorrido escondido para llegar al club que tanto adoraban y el que se había convertido en una tradición para sus amigos. Midnight. Llamado así porque a la media noche en punto, el lugar cerraba para solo las personas que se mantenían dentro y las luces y la música subían a su nivel máximo.

Heaven no podía estar más emocionada. Si bien su día-de-no-hacer-un-solo-movimiento había sido interrumpido, habían pasado poco más de dos meses desde que no venía a Harry y Louis. Antes de irse, lo único que dijeron es que irían a conocer Francia, y Heaven quería pensar que ahora que volvían, no se irían de nuevo. Tenía esperanza en ello. No podría soportar que desaparecieran de la nada de nuevo.

—¿Crees que se vayan de nuevo? —Preguntó insegura, mientras reducía la velocidad de su paso. Podía ya ver las luces del club—.
—Mike dijo que tienen algo que decirnos a todos. No sé de qué sea.

Eso no era exactamente la clase de respuesta que lograría calmarla, pero decidió esperar. Si no les habían dicho nada, debía ser algo importante. Escondió todos sus temores bajo su maquillaje y ropa, una camisa desmangada de color negro y un short de mezclilla corto, y sonrió a su amiga.

Un hombre alto, pero no demasiado grande se mantenía firme contra la entrada del club, una camisa y pantalón negro le cubrían completamente. George. El vigilante de la puerta, o centinela, como le llamaban muchos, les había salvado de ya varias situaciones con gente peligrosa dentro del club. Cosas que todos los que habían estado dentro intentaban fingir no recordar. Sonrieron a él, y entraron al lugar.

Una oscuridad familiar las rodeo por un momento, antes de llegar al centro donde se dieron de golpe contra las luces, la música y el olor clásico a alcohol y millones de clases de perfumes. Una mezcla aturdidora para el que entrara por primera vez, pero ellas estaban más que acostumbradas.

Heaven soltó un grito emocionado, y Grace saltó de la sorpresa. Antes de que pudiera deternerla, estaba corriendo hacia un grupo de personas que no lograba distinguir entre tantas más. ¿Pero quiénes más podían ser? Heaven no se emocionaba así tan seguido. Y caminó hacia allá.

—¡Louis! ¡Harry! —La voz de Heaven resonó todo lo que pudo opacada por el sonido de la música—. ¿Por qué no avisan nada ya? ¡Es que los ahorco!
—Sí, vienen ellos y el resto a lo que viene siendo la mierda, ¿no, Heav? —Un tono sarcástico inconfundible. Mike. Heaven rió con él, y tomo un asiento cerca de ellos. En otros tiempos le había molestado un poco más, pero ahora estaba saliendo con Grace. Y era un juramento de amigas—.
—Louis dice que quiere contarnos algo. —Una risa surgió de entre las demás, de una chica. Kate, con sus clásico jeans ajustados y camisas holgadas no apropiadas para un club, seguía viéndose más que perfecta—. Sácales la información tu, Heav, porque yo no he podido.

A pesar de que habían pasado no más de poco menos de una semana que se habían visto allí, el que estuviera el grupo completo le daba una alegría incomparable.

—Bueno, el caso es que…
—¡Louis, como se atrevas a comenzar a contar nada sin que yo esté allí, que estuve presente, te dejo la cara deforme!

Una voz desconocida.
Una voz masculina, y desconocida. La voz de un chico que no conocía le hablaba a su mejor amigo y ella no tenía una sola idea de quién era o por qué estaba allí. Volteo la vista tratando de divisar de donde provenía la voz, pero no tuvo éxito.

—¿Quién es ese que habló? —Preguntó, en un tono bajo, al oído de Harry—.
—Ed. ¿No te dijo Grace que vendría? Viejo amigo nuestro y de Mike, él eh… Se…

No pudo terminar de hablar cuando se materializó al lado de Harry, quien rió. Pero ella no podía hacer más que verlo parte de un círculo social gigantesco. Pero sus ojos azules resaltaban en medio de la oscuridad que los rodeaba, y no sabía cómo reaccionar.

—Ya, puedes contarlo. Es que sigo sin creérmelo. —Rió. Su risa tan sutil, como si no le importarse que le oyeran, y por fin trato de desviar su atención a la historia que estaba por contarse—.
—Ya, vale. —Dijo, haciendo esfuerzo por quitar todo tono extraño de su voz y sonriendo—. ¿Qué puede ser tan importante, eh Lou?

Louis se re lamió los labios una vez, volteando a vez a Harry y viendo como éste asentía. Y abrió la boca para hablar.

—Eh… Bueno. Como fuimos a Francia y todo eso, ya saben, pues estábamos en una tienda y…
—Si vas a contarme que se compraron la línea de Coco Channel completa, estoy ya divisando a unos trece chicos con los que quiero ir a bailar. —Ironizó Kate, riendo, y Louis la miró con sarcasmo hirviendo en los ojos—.
—No. Bueno, sí, pero eso no es lo que quiero contarles. —Sonrió—. El tema es que vi un anillo que me llamó bastante la atención, y me quede un rato viend…
—¿¡TE CASASTE CON LOUIS!? —El grito de Heaven hizo saltar a todos, y reír un segundo después. Todos querían hacer la misma cosa, pero ella era la más impulsiva que lo haría realmente—. ¡HARRY, DAME LA MANO!

Efectivamente, un anillo. Ambos sonrieron, y Ed estalló en carcajadas junto con Mike. “Casados.” Pensó ella. “Están ahora casados…”
Les admiraba ahora mucho por aventurarse a hacer algo como el casarse. Yo no podría, se dijo, hacerlo y contarlo con tanta tranquilidad.

—En otros temas. —Interrumpió Louis, dando un sorbo de la cerveza que estaba sobre la mesa—. Ed no tiene las llaves de su departamento, por imbécil, claro, y nosotros vivimos a dar por culo. ¿Alguien puede darle hogar al pobre mugriento?

El lugar se lleno de risas. Esa era una de las cosas que todos amaban de Louis. Podía burlarse de ti y en vez de hacerte sentir mal, te hacía reír aún más. Era un talento que muchas personas quisieran tener de seguro.

—Puedes quedarte con nosotras, si quieres. Heaven tiene tres cuartos en su departamento, y como llegara borracha de seguro, yo la llevaré.
—¿Ves, Ed? Te dije que las chicas eran las mejores. —Mike guiñó, y giró hacia una sonriente Grace y una ahora seria Heaven, que intentaba disimular—. Bueno, basta ya. Faltan dos minutos para las doce, ¡Preparen tragos y dejen chaquetas!

Pero Heaven estaba demasiado concentrada en las palabras de Grace. “Puedes quedarte con nosotras.” Y que se suponía que haría ella… ¿Sacarlo de su casa? No le conocía. Ni siquiera estaba segura de cuál era su nombre completo, pero Grace le había invitado a pasar la noche. Ahora más que nunca, cumpliría con la predicción de Grace, y llegaría más que borracha a la casa. Tal vez así, pensó, dejaré de pensar demasiado en ello.