La Chica de los Tatuajes |Harry Styles|

Lo miré un poco incrédula. ¿Estaba soñando? ¿Era esto real? No sabía qué hacer, era la primera vez que alguien me decía algo así. Aunque no lo crean, es así. Y esa fue la manera más tierna con la que pudieron hacerla. ¿Qué hago? ¿Debo sonreír o algo por el estilo? ¿Llorar? ¿Gritar? ¿Emocionarme? No lo sé. Un sentimiento raro invadía mi cuerpo. Quería abrazarlo, pero no sabía si eso era lo correcto.

Un impulso, que a la vez fue voluntad propia, hizo que me abalanzara a él con los brazos abiertos y lo apretara tan fuerte contra mí.

—Gracias, Harry. Nunca esperé ser el algo especial de alguien.
—No hay de qué, princesa. Y no lo olvides, tú nunca dejarás de ser mi algo especial.

Lo abracé más fuerte. Oculté mi rostro en su fuerte pecho e inhalé por completo su aroma.

—Ven. —dije para así levantarme y estirarlo para bajar del techo e ir a mi casa, la cual no quedaba muy lego de la casa de Mar.

La oscuridad la invadía por completo. Tanteé la pared para encontrar el interruptor. Aquí, no, no, sí. Encendí la luz y caminé hacia un cuarto que se encontraba al lado de la gran sala. Entré en el y miré el gran estante que tenía delante de mí. Harry entró y observó el estante.

—Elige una —dije.
—Quiero la negra con cuadros blancos.

Tomé el skate y se lo di con cuidado a Harry. Este cuarto lo uso para guardar todos mi skates. Tengo 68 skates con diferentes diseños cada uno. Puede ser un poco raro. Para mí no. Son mi debilidad. Siempre que me enojo o estoy triste tomo un skate y recorro la ciudad en el. Es algo que me calma y me ayuda bastante. 

Tomé un skate que tenía grafitis que Zayn había pintado. Esta es una de mis favoritas. Es muy especial, ya que fue el tercer skate que tuve, y Zayn lo había pintado. Eso la convierte aún más especial.

Le palmeé a Harry en la espalda para que salga de la habitación y luego me dirigí a la cocina para tomar un vaso de Coca-Cola. Mi bebida favorita. Tomé mi chaqueta del perchero y salimos de mi casa.

Hicimos una carrera para ver quien llega primero a la pista. Ninguno ganó, ya que llegamos al mismo tiempo. No había nadie. Bueno, es un poco obvio, ya que son las 2:35 de la mañana.

Saqué las llaves de mi chaqueta y abrí el gran portón, el cual nos dejo el paso libre para entrar a nuestro paraíso. Lo cerré de nuevo. Quería que la pista sea sólo para nosotros esta noche. No quería problemas, interrupciones o cualquier cosa que me moleste. Sólo quería divertirme y pasar más tiempo con Harry.

Subí a la rampa más alta del sector A. Me senté en el skate y Harry vino junto a mí. Imitó mi acción. Extendió su mano y la tomé, para así deslizarnos sentados en el skate, tomados de la mano. Fue muy divertido y a la vez tierno. 

—Vamos a la profesional.
—Está bien. Oye ¿hacemos trucos allí?
—No quiero que te lastimes.
— ¿Me estás llamando inútil, Styles?
—No. Sólo no quiero que te pase algo.

Caminamos hasta la rampa de los profesionales y subimos a lo más alto. Debo admitir que no me he subido hace un buen tiempo aquí. Más bien, no recuerdo la última vez que lo hice. No estaba segura de si hacerlo, o no. 

Dejé mi skate y subí a el. Harry hizo lo mismo. Bajó primero él, rápidamente saltó y su skate dio cuatro vueltas. Harry cayó de pie en su skate como todo un profesional. Wow. Ahora debo hacerlo yo. Bien. Aquí voy.

Salté sobre mi skate y bajé rápidamente, salté y giré en el aire dos veces. Quise pisar mi skate pero no lo sentía. Miré hacia abajo y mi skate estaba fuera de la rampa.

— ¡Jessie! ¡No!

Lo único que pude sentir fue el duro suelo de la rampa y un dolor en mi pierna que me estaba a punto de matar.