Re: Take me Home (Larry Stylinson)

por **ElectricBlue13** Jue 10 Abr 2014, 10:30 pm

Ahhh fuck esto parece realmente doloroso,joder Liz,tengo miedo :c ohhh Louis esta super enamorado de Harry,me encanta Lottie es super simpatica y se d acuenta de todo! Louis desea a Harry hace 10 años y piensa que noesta enamorado pffff como no
Ah liz besos y seguila!

por **Smile♡.** Jue 10 Abr 2014, 11:00 pm

¡Jodidamente Louis está enamorado de Harry también! Y pronto lo admitirás en voz alta, Tomlinson. So... Tuvieron una escenita en la secundaria... No me lo esperaba.
¡Y encima que desde siempre ellos se aman y nunca hicieron nada por eso! Agh. Ah, bueno. Me gustó el primer capitulo, me dejó con ganas de más(? Y oh, el abuelo de Louis:)).
Seguila cuando puedas <3

por Invitado Lun 21 Abr 2014, 6:23 am

Osea que tuvo una oportunidad con el hace 10 años atras pero lo rechazo porque no queria una relación y sabia que Harry probablemente si, y entonces su amistad se iba a ir a la mierda. Bien, quizas fue una desición sabia en ese momento porque no quiso lastimarlo, pero ahora ya no son unos adolescentes, y el esta jodidamente enamorado de Harry, y carajo, ¿porque no lo intenta?
Todavia no entiendo como pudo vivir 10 años con la frustración de haberlo rechazado, yo me suicido al mes si soy el (?) ah que.
Seguila pronto por favor! bye :)

por Invitado Dom 27 Abr 2014, 10:38 pm

Vanesa21 escribió:Es la primera vez que comento aqui, pero lo hago para decirte que me encantan todas tus adaptaciones! Sigue asi ♥

Holaa, Ah muchas gracias por leerla:))))
Espero que te guste!

por Invitado Dom 27 Abr 2014, 10:39 pm

ElectricBlue13 escribió:Ahhh fuck esto parece realmente doloroso,joder Liz,tengo miedo :c ohhh Louis esta super enamorado de Harry,me encanta Lottie es super simpatica y se d acuenta de todo! Louis desea a Harry hace 10 años y piensa que noesta enamorado pffff como no
Ah liz besos y seguila!

Ah, esta enamorado y ahhh lindo y algo tonto.
Lottie es la onda.
La sigo

por Invitado Dom 27 Abr 2014, 10:39 pm

Smile♡. escribió:¡Jodidamente Louis está enamorado de Harry también! Y pronto lo admitirás en voz alta, Tomlinson. So... Tuvieron una escenita en la secundaria... No me lo esperaba.
¡Y encima que desde siempre ellos se aman y nunca hicieron nada por eso! Agh. Ah, bueno. Me gustó el primer capitulo, me dejó con ganas de más(? Y oh, el abuelo de Louis:)).
Seguila cuando puedas <3

Oh, lo esta!
Ya la sigoo:)))

por Invitado Dom 27 Abr 2014, 10:41 pm

Debby escribió:Osea que tuvo una oportunidad con el hace 10 años atras pero lo rechazo porque no queria una relación y sabia que Harry probablemente si, y entonces su amistad se iba a ir a la mierda. Bien, quizas fue una desición sabia en ese momento porque no quiso lastimarlo, pero ahora ya no son unos adolescentes, y el esta jodidamente enamorado de Harry, y carajo, ¿porque no lo intenta?
Todavia no entiendo como pudo vivir 10 años con la frustración de haberlo rechazado, yo me suicido al mes si soy el (?) ah que.
Seguila pronto por favor! bye :)

Es todo un pedo esto!
HHAHAHA, ese controla muy bien el bato.
Saludos;)

por Invitado Dom 27 Abr 2014, 10:42 pm

—Mierda. —Harry Styles miró su reloj por quinta vez mientras esperaba a que el personal de la autopista le hiciera una señal para continuar. Nunca había llegado tarde antes. Apestaba pensar que la única vez iba a ser su último día. Había tenido el trabajo durante diez años y no quería que Miguel pensara que no le importaba. El Castillo´s era más que un lugar de trabajo para él.

Lo cual era una sensación agradable, porque después de cuatro años de estudios universitarios y seis años de presentación de originales y espectaculares guiones para todo Hollywood, servir mesas le había parecido la única carrera que tendría.

No por más tiempo. Le acababa de llegar la palabra oficial y pronto firmaría el papeleo.

El tráfico comenzó a moverse de nuevo, y Harry movió el coche más allá del personal de obras de carreteras que echaban el asfalto. Una carga de escombros llovió sobre el maletero del coche mientras conducía. Hizo una mueca.

Por favor no dejes que arruine el trabajo de pintura.

Tenía que comprar un coche. Se lo había estado pidiendo prestado a Louis desde hacía meses ya. Una parte de él no quería admitir que comprar un coche significaría que su relación con Dennis estaba realmente acabada. El hombre con quien pensó que pasaría su vida nunca iba a aceptar que regresara.

No es que el coche hubiera sido suyo. Un regalo. Por eso lo había dejado en el garaje el día en que había empacado sus cosas, el último día que había tratado de conseguir que Dennis cambiara de opinión. Se había dicho a sí mismo que saliera de ahí como un hombre, con la cabeza bien alta.

No le fue como lo había planeado. A menos que las lágrimas y la humillación fueran sinónimo de orgullo. A la mañana siguiente, en casa de Louis, había despertado en el sofá con una resaca, otra parte de él que revelaba que todo había terminado. No estaba seguro de poder enfrentar a Dennis después de ese nivel de vergüenza.

Harry llegó a la parte de atrás del estacionamiento del restaurante y se detuvo. El estacionamiento estaba lleno, y casi no encontraba lugar. El Castillo´s tenía que estar inundado si los camareros estaban usando el sitio de los empleados. Nunca lo había visto tan ocupado después de que acabaran de abrirlo por la noche. Salió, tomó su bolsa con su uniforme, y se fue corriendo a la entrada trasera. Encontró a Miguel de pie junto a la puerta.

—¿Y bien? —preguntó Miguel, saltando sobre las puntas de sus pies, a pesar de su gran estatura. Miguel había jugado al fútbol americano universitario y le gustaba alardear de que no había habido otro jugador que pudiera derribarlo.

—Me ofrecieron el trabajo.

—¿Escribir para la Agencia? —preguntó Miguel.

—Sí.

—Maldita sea. Felicidades. —Miguel lo tiró a un abrazo de oso y lo apretó fuerte, aplastando la cabeza de Harry en su pecho. Miguel había sido como un padre para Harry desde la noche en que había sido un estudiante de primer año en la universidad, estando de pie en la puerta del restaurante, empapado, desesperado en la necesidad de un trabajo y listo para convencer a Miguel de que podía manejar la multitud que ocupaba los viernes por la noche. Miguel había echado un vistazo a Harry y le entregó un uniforme.

Harry se había dado cuenta que era la desesperación en su voz la que Miguel había sido incapaz de resistir.

O tal vez había sido el hecho de que había estado goteando agua por todo el zaguán del restaurante. Había caminado desde su habitación de la residencia Universitaria al Castillo´s a través de la espesa lluvia, tan pronto como había visto el requerimiento de ayuda en la bolsa de empleo del campus. El mismo día en que había averiguado sobre la cuota para la serie especial de conferencias protagonizadas por quince de los más altos directores de cine y TV. No había tenido el dinero suficiente para cubrir la clase y pasar el año sin un trabajo mejor que raspar platos en la cafetería del campus.

El Castillo´s se suponía que sería un evento temporal. Ahora, diez años después, aquí estaba.

—Esto es grandioso —dijo Miguel y devolvió a Harry una serie de palmadas fuertes. Se apartó, y por un momento, Harry creyó ver lágrimas en los ojos del hombre—. Has trabajado duro para llegar aquí.

Si. Lo había hecho. Parecía como si hubiera llevado mucho tiempo también.

Lo sabía bien. Tuvo la suerte de conseguir la oportunidad que había recibido. Una oportunidad por la que un montón de escritores sirviendo mesas en L.A. mataría.

—Vamos —dijo Miguel mientras se volvía hacia la puerta—. Todo el mundo se muere por saber cómo te ha ido.

—Todavía no. Quiero esperar hasta que el papeleo esté firmado.

Miguel se detuvo, con una expresión de asombro en su rostro.

—Pero todo el mundo sabe acerca de la reunión. Y te vas para tus vacaciones. Les dije que si iba bien hoy, esta sería tu última noche.

—Lo sé... no quiero arruinar cualquier cosa hasta que sea un hecho. —Tenía que esperar hasta que la cadena ultimara los términos de su contrato con el productor ejecutivo de la serie. Si todo iba bien, tendría un asiento en la sala de guionistas de uno de los dramas que la cadena de TV lideraba desde hacía dos semanas. Si no, estaría de vuelta sirviendo mesas.

Pero la verdadera razón por la que quería mantener la noticia para sí mismo por ahora era que quería decírselo a Louis antes que a nadie.

Louis no sólo le había dado un lugar para quedarse, había leído cada guión y adaptación para televisión que Harry había escrito desde su último año en la universidad. Louis siempre había creído que Evan llegaría a este lugar.

—Bueno —dijo Miguel—, entonces deberías tomarte esta noche libre. Vete a casa y celebra.

—Nah. Me necesitarás. Parece que hay una multitud ya. —Harry había prometido a Miguel incluso si la entrevista hubiera salido bien, que acabaría cualquier turno programado hasta que se fuera para su viaje de vacaciones habitual a Ohio.

—Está bien —dijo Miguel. Abrió la entrada de empleados al Castillo´s—. Tengo que cuidar una pequeña crisis por adelantado. —Hizo una pausa y contacto visual con Harry. —Estoy orgulloso de ti, hijo. —Entonces el gran hombre se había ido antes de que Harry pudiera decir cualquier cosa en respuesta.

Harry se metió en la sala de descanso de los empleados, se puso su uniforme, y escondió su ropa en su taquilla.

Bueno, no su taquilla por mucho más tiempo. No podía creer que no fuera a estar trabajando en el Castillo´s ya más. Se dejó caer en el banco de madera que corría a lo largo de la habitación. No podía creer que su vida estuviera a punto de cambiar una vez más. Apenas lo reconocía como estaba. No tenía su coche. No tenía una casa. No podía dormir en su propia cama. Dormía en la habitación libre de Louis.

Louis.

Desde hacía varias semanas, las cosas se habían puesto extrañas entre ellos. Había estado tratando de encontrar la manera de describir el comportamiento de Louis. Coqueto. Tenso. ¿Inquieto?

Sólo debía preguntar a Louis lo que pasaba.

Harry se mordió el labio y trató de no preocuparse, ya que su madre siempre lo llamaba. Se echó hacia atrás hasta que su cabeza chocó con la pared de armarios metálicos detrás de él. Necesitaba relajarse. O podría hacer algo estúpido. Al igual que la noche anterior.

Casi se había puesto en sus rodillas y hecho una mamada a Louis ahí mismo, en el sofá mientras estaban viendo Tesoros de América. Harry todavía no podía creer que casi lo hubiera hecho. Louis sólo había parecido tan condenadamente bien, riéndose del profesor jubilado de historia en la serie que pensaba que había encontrado la llave de una caja perdida hace mucho tiempo del depósito de seguridad de Al Capone, pero terminó con una llave que abría el Diario de la Reina local en su lugar. Esa risa, la manera en que Louis se había hundido en el sofá, con las largas y delgadas piernas extendidas, su pelo castaño pegado por todas partes de esa manera, en ese sexy-culo, que parecía que acababa de pasar sus manos a través de él.

—Mierda. —Harry se quedó ahí y cerró y golpeó su taquilla. Tenía que parar esto. Tenía que renunciar al enamoramiento adolescente. Louis no era partidario de novios. Ni siquiera de citas. Harry no iba a ser sólo otra jodida en la larga lista.

La tranquilidad dejada tras el traqueteo del cierre de la puerta de su taquilla, no sonaba bien. Ningún parloteo de los empleados o tintineo de platos de la cocina, ningún murmullo de las conversaciones del comedor. Algo andaba mal.

Se dirigió a la sala y con dirección a la cocina. Estaba vacía. El comedor en el extremo del pasillo estaba a oscuras.

—¿Miguel? ¿Dónde está todo el mundo? ¿Y qué pasó con las luces? ¿Está la energía cortada? —cruzó el comedor hacia la pared del fondo donde se encontraban los interruptores principales. La figura oscura de un hombre de pie en su camino. Harry se echó hacia atrás. —¿Qué…?

Todas las luces se encendieron, y una multitud de gente saltó desde detrás de las mesas y sillas y las paredes divisorias del comedor. Aplaudían y gritaban: —¡Felicidades! —la banda mariachi compuesta por cuatro primos mayores de Miguel comenzó a tocar en una esquina lejos.

Todo el mundo que trabajaba con Harry estaba ahí, incluyendo toda la familia Castillo. Los hermanos de Miguel, su esposa y sus hijas, sus sobrinas y sobrinos.

Y Louis. De pie al otro lado de la habitación, las manos metidas en sus pantalones vaqueros de cintura baja. Él era el único que no aplaudía, pero la sonrisa en su rostro era la más amplia en la habitación. Harry no pudo evitar devolverle la sonrisa. Louis sabía. Sabía lo que este trabajo significaba para Harry. Sabía cuánto necesitaba Harry esto para seguir.

La hija menor de Miguel se adelantó y apretó las piernas de Harry en sus muslos. La fuerza de su pequeño cuerpo golpeando en él casi lo hizo caerse. Le acarició la cabeza mientras los chefs rodaban una mesa con un pastel decorado en la parte superior que decía : Redactor Hoy, Productor Ejecutivo Mañana.

Podría matar a Miguel.

Quizás.

Era un poco frío para tener el reconocimiento, saber que quería celebrar su éxito. Sobre todo después de la pérdida que había vivido los seis meses anteriores.

El corazón le latía aún de la emoción por la sorpresa. Y la visión del hombre en pantalones vaqueros todavía le sonreía desde el otro lado de la habitación. Miguel se dirigió a Harry y le dio un guiño.

—Lo siento, pero no había manera de que cambiaran de idea. —Eso está bien.

No echaría de menos a los clientes groseros, las largas horas en sus pies, o el olor de los chiles y tortillas recién hechas que se aferraban a él después de su turno, pero iba a echar de menos a la gente. Iba a extrañar estar con la familia de Miguel y la forma en que lo trataron como si les perteneciera. Nunca había sido parte de una familia grande antes.

Nunca más, a este ritmo. Todo lo que tenía era su mamá. Y su mejor amigo.

Después que el grupo de compañeros se turnaron para sacudir sus manos y le dieron una palmada en la espalda, Louis se acercó.

—Lo hiciste.

—Supongo que lo hice.

—Te quieren.

—Supongo que lo hacen.

—Felicidades, Harry.

—Gracias. —Harry se mordió el labio inferior y miró a los de Louis. Se obligó a apartar la mirada.

Louis dio un paso más cerca. El olor de su colonia, le recordó a Harry la noche anterior en el sofá. Tan cerca de su primera probada de la polla de Louis.

—¿Recuerdas la primera vez que condujimos hasta aquí? —Preguntó Louis—. ¿Ese verano después de la secundaria?

—Sí. —Ambos habían querido ir a la escuela en Los Ángeles, y cuando llegó el momento de partir, habían saltado a la destartalada camioneta de Louis de Ohio a California. ¿Cómo podría olvidarlo? Ese fue el viaje cuando casi habían…

—Esa es la primera vez que me hablaste de la idea de un puesto de guionista, que ibas a escribir sobre los supervivientes del terrorismo. Supe entonces que lo harías.

—Vamos a cortar este pastel —gritó Miguel.

Louis se movió hacia atrás cuando Miguel rodeó la mesa del pastel y le dio un cuchillo a Harry.

—Aquí, muchacho —dijo Miguel—. Haz los honores.

Harry se había olvidado del pastel, la habitación llena de gente. Respiró hondo y esperó que Louis no notara la sacudida de su mano mientras deslizaba el cuchillo a través de la cobertura glaseada del pastel. Era ridículo lo nervioso que había estado alrededor de Louis últimamente. Porque no importaba cómo Louis había estado actuando, no era como si alguna vez volviera a decir lo que Harry había estado muriendo por escuchar diez años antes.

Cortó el pastel y repartió las rebanadas. Miguel había dicho que abrirían el restaurante con una hora de retraso, lo que nunca había hecho antes.

—Sr. Styles —dijo un hombre detrás de él.

Harry entregó un trozo de pastel a la esposa de Miguel, quien conversaba con Louis y estaba demasiado fascinada con sus bíceps, si tuviera que guiarse por sus manos. Ni siquiera las mujeres casadas podían resistirse.

—Sí —dijo Harry. Cortó otro trozo y no miró al hombre que le hablaba.

El hombre se aclaró la garganta.

Harry se volvió hacia él y casi dejó caer el cuchillo. Lo atrapó antes de que se deslizara.

—Sr. Hastings. ¿Qué está haciendo aquí? —Genial. Bonita forma de hablar con uno de sus nuevos jefes.

—Me dijeron que su reunión fue bien hoy, pero que se dirigía fuera de la ciudad para las vacaciones. Quería hablar con usted antes de que se fuera. Alguien mencionó que estaría… —miró alrededor de la habitación—, aquí esta noche.

—Se suponía que debía estar trabajando. Mi última noche, pero me hicieron una fiesta en primer lugar. —Se puso delante del pastel. No quería que el vicepresidente de la división de entretenimiento viera el Productor Ejecutivo pronosticado a través del pastel en letras gigantes.

Hastings parecía fuera de lugar con su perfecto traje gris a medida, sólida corbata oscura y una postura rígida.

El Castillo´s estaba lleno de alegre música y vibrantes colores, los camareros en brillantes camisas rojas. Hastings no encajaba. Dijo: —El departamento legal me ha informado de que hay un problema con el contrato.

Harry colocó el cuchillo sobre la mesa mientras encontró su voz.

—¿Qué tipo de problema?

—No es ese tipo de problema que estás pensando. Debería ser capaz de explicarte lo que necesitamos de ti, y luego seguiremos adelante según lo planeado, pero... —miró a su alrededor otra vez. Los camareros y otros empleados estaban repartidos por la habitación del comedor. Nadie se sentó en las preparadas mesas, pero todos estaban charlando y riendo sobre sus trozos de pastel. La banda de mariachis todavía tocaba—. ¿Podemos hablar en algún lugar privado?

—Por supuesto. —Harry atrapó a Miguel viéndolos. Hizo un gesto con una inclinación de cabeza hacia el pasillo que conducía a las oficinas. Miguel asintió.

Harry llevó a Hastings a través del comedor y se detuvo en la puerta etiquetada como Miguel Castillo, Propietario. Mantuvo la puerta abierta y apretó los ojos cuando Hastings pasó. Por favor, no dejes que lo arruine con esto. —Tome asiento.

Hastings se quedó de pie un momento más, mirando alrededor de la pequeña y desordenada oficina, con su pila de catálogos de restaurante en cada superficie del piso, un monitor de computadora de gran tamaño de hacía diez años, y varios gorros y sombreros que Miguel obligaba al personal a usar para fiestas de cumpleaños colgando de clavos por todas las paredes de color amarillo brillante. Es gracioso como no se los había hecho llevar esta noche. O no tan gracioso. Miguel tomó la noticia de Harry más en serio que el cumpleaños de un cliente.

Harry trató de relajarse mientras se sentaba en la silla de Miguel, esperando que la posición de autoridad detrás del escritorio lo ayudara a hablar con una confianza que no sentía en ese momento.

Hastings se sentó frente a él y lentamente se cruzó de brazos frente a su pecho. Se echó hacia atrás.

—Sr. Styles, necesito una garantía de que eres la clase de escritor que queremos que trabaje con nuestra cadena antes de firmar el contrato.

—¿Garantía?

—Tenemos una pequeña serie que necesita de su ayuda. Tal vez haya oído hablar de ella, Tesoros de América.

¿Pequeña? Sólo era el programa más visto en la cadena de televisión durante los últimos cinco años. Un reality show que contaba la vida real de tesoros escondidos en Estados Unidos y proporcionaba pistas a los concursantes mientras los espectadores observaban para ver si alguien descubría el tesoro.

Si los concursantes lo localizaban, ganaban un premio en efectivo y un cincuenta por ciento de todo el dinero no reclamado.

—Estoy familiarizado con la serie, pero si lo que he leído es cierto, nada de esto está preparado.

—Correcto —dijo Hastings—. No es necesario que escriba nada. Le necesitamos para ayudarnos con nuestra investigación. Cada pista que damos a nuestros concursantes es una pista real. La existencia del tesoro es real. El hecho de que todavía hoy esté perdido es real. Validamos toda esta información. La única cosa que no se garantiza es si las pistas conducen al tesoro real. Ese es el espectáculo.

—Y el por qué es tan popular.

—Exactamente. Es por eso que no tomamos riesgos. Sabemos al entrar en cada episodio lo que podría ser el resultado. Sabemos si el tesoro está ahí para que cualquiera pueda encontrarlo. En este momento, tenemos a un diez por ciento de nuestros concursantes que localizan lo que buscan. Lo cual es bueno. Si no ganan de vez en cuando, no tendrá espectadores.

Harry asintió, sintiéndose más intranquilo con cada palabra de Hastings.

—En cualquier momento dado, tenemos una veintena de tesoros que estamos investigando como potenciales para el programa. Una cosa que buscamos es una historia con fuerte atractivo e interés humano. Cuanto más dinero involucrado, bueno, eso es incluso mejor. Hay un equipo de producción a cargo para rastrear las pistas. —Hizo una pausa, juntando sus manos, mirando fijamente a Harry como si tratara de encontrar algo—. Ellos han recibido el rumor de una pieza de información que necesitamos y que ha caído en manos de alguien que tú conoces. Lo queremos. Y queremos que lo consigas para nosotros.

—¿Qué es?

—Un diario.

—¿Qué dice?

—Eso no puedo decírtelo. Si puede asegurar este diario para nosotros, entonces su posición como redactor de nuestra cadena es un hecho.

Así que no había nada malo con su contrato. Lo estaban chantajeando. Tomando su sueño como rehén. Quería preguntarle qué jodidos estaba pasando, pero se contuvo. Los redactores no tenían mucha influencia. No estando todavía oficialmente contratado los redactores tenían menos. Harry los necesitaba un infierno mucho más de lo que ellos le necesitaban a él. O tal vez no. Uno de los altos mandos de la cadena estaba sentado al otro lado de la mesa. No había muchas personas por encima de Hastings en la cadena de mando.

—¿Quién tiene este diario? —preguntó Harry.

—Louis Tomlinson.

—¿Louis? —¿Su Louis? ¿Cuánto tiempo hacía que la cadena tenía esta información? Se guardó la pregunta. En su lugar, preguntó: —¿Cómo sabe esto? —Él ni siquiera sabía que Louis guardara un diario. ¿O era otra persona más?

—Nos aseguramos el saber todo acerca de los tesoros que estamos persiguiendo.

—Si el diario vale dinero, ¿qué le hace pensar que le diré a mi amigo que se lo ceda a usted? —No había querido que su tono de voz sonara tan duro, pero no estaba dispuesto a vender a Louis. Ni siquiera por su trabajo soñado.

—En primer lugar —dijo Hastings—, no queremos tenerlo. Queremos echarle un vistazo. Si contiene lo que yo creo que contiene, entonces el Sr. Tomlinson puede mantener el diario, y le ofreceremos un pago por permitir que sea parte del programa. Los concursantes seguirán la pista para averiguar que lo que tiene podría ayudarles. El propio diario no vale nada. Es a lo que conduce el diario.

—¿Y eso es?

—Una vez más, no es algo que esté dispuesto a compartir.

—Y de nuevo, yo no voy a joderla con mi amigo. —Harry cerró la boca y ahogó la ira. No quería arruinar su primera oportunidad contra un puesto de trabajo de escritor cuando no sabía qué diablos estaba pasando.

Hastings se inclinó hacia adelante, con una sonrisa en los labios. Señaló a Harry.

—Y aquí es donde nos demuestras tu valía.

Se miraron el uno al otro en silencio durante un momento más. Harry se levantó, rodeó la mesa y abrió la puerta del despacho.

—Voy a dejar que Louis sepa que le gustaría discutirlo con él. Me temo que eso es todo lo que puedo hacer.

Hastings se rió, el arranque lo abrumó tanto como el sonido rebotando por las paredes y los sombreros perfilando la pequeña habitación. Se puso de pie.

—Sr. Styles, me gustaría ver que lo hace bien. Usted es un escritor talentoso, pero Tesoros de América da más dinero que todos nuestros otros programas combinados. Haremos lo que tengamos que hacer con el fin de mantener en marcha los índices de audiencia.

Harry dejó caer la mano de la puerta y esperó mientras se atrevió antes de hablar.

—Entiendo.

—Bien. Tiene hasta Año Nuevo para convencer al señor Tomlinson. Esperamos con interés trabajar con usted. —Le entregó su tarjeta de visita—. Mi línea directa. Llámeme cuando tenga una respuesta. —Sonrió como si hubieran estado discutiendo el salario de Harry y los beneficios de vacaciones, entonces dio media vuelta y se fue.

Harry sostuvo la tarjeta en la mano. Línea directa de Hastings. Era una coincidencia bastante grande que la persona de la cadena con la que necesitaba hablar fuera la misma persona con la que Harry vivía actualmente El acuerdo para que se uniera a La Agencia a mitad de temporada, se había movido rápido. ¿Demasiado rápido?

Había estado volando alto con la emoción y había pensado que sus escritos habían sido tan bien recibidos que la cadena no podía esperar para tenerlo en el personal. Al parecer, había sido más que eso.

Una oleada de agotamiento lo venció. Se sentía entumecido. Y cansado. Como si pudiera dormir durante tres días. No estaba seguro de que pudiera encargarse de esta decepción por encima de todo lo demás. ¿Podría el peor año de su vida acabar de una vez?

Metió la tarjeta de visita en el bolsillo de atrás. Tendría que dar un paso a la vez. Después del trabajo, preguntaría a Louis al respecto. Tal vez no tuviera el diario.

—Hey. —Louis estaba de pie en el pasillo fuera de la oficina de Miguel—. Las cosas se están terminando por aquí. Miguel dice que va a estar listo para abrir pronto.

Harry no dijo nada.

—¿Estás bien? —Louis dio un paso hacia la puerta—. ¿Eso fue sobre el nuevo trabajo?

—Sí. Algo de lo que necesitan que me ocupe.

—¿Hay alguna cosa con la que pueda ayudar? —Louis se apoyó contra el marco de la puerta, pareciendo más a gusto de lo que había estado en las últimas semanas. Tenía glaseado blanco en la comisura de la boca. ¿Cómo hacía para que un glaseado pareciera un accesorio planeado, como una muestra que todo el mundo se moría por lamer de él?

Harry se acercó y pasó la yema de su dedo pulgar sobre el labio inferior de Louis, yendo por la longitud de una esquina a la otra antes de deslizar el glaseado.

Los ojos de Louis se abrieron como platos.

¿Qué demonios estaba haciendo? Harry dejó caer su mano.

—Glaseado. En el labio.

Louis arrastró su dedo índice a lo largo del mismo camino, luego lo siguió para arriba con su lengua.

—Uh, perdón por interrumpir. —Miguel estaba de pie en el pasillo, moviéndose sobre sus pies—. Deberías, uh, venir fuera y tomar un poco de pastel antes de que todo el mundo se ponga a trabajar.

—Claro —dijo Harry. ¿Cómo se suponía que iba a ir a comer el pastel, y mucho menos servir mesas, con una furiosa erección? Dos minutos con Louis y estaba fuera de control otra vez. Tenía que encontrar su propio lugar en breve. O tal vez no lo hiciera. En algún momento, Louis iba a seguir adelante con sus planes de volver a mudarse a Ohio. Quizás Harry podría mantener el apartamento. Vivir solo, por primera vez en su vida podría ser una buena cosa, ¿no?

Supongo que lo averiguaría.

—Voy a marcharme —dijo Louis.

Harry quería preguntar si se dirigía al apartamento para escribir, pero se contuvo. Louis no necesitaba presión.

—Gracias por venir.

Louis asintió y sonrió, y Harry no podía apartar la mirada. Louis dijo: —Nos vemos en casa más tarde. —Se fue antes de que Harry pudiera responder—. Gracias por invitarme —le dijo a Miguel.

—No hay problema. —Miguel miró a Harry por un momento más, y luego añadió: —¿Te acuerdas de tu promesa? ¿No vas a convertirte en un desconocido?

—Ni una probabilidad.

—Voy a hacer que se cumpla eso. —Señaló hacia el comedor—. Pastel.

—Claro que sí, jefe. —Harry no quería pastel, sin embargo. Ahora que Louis se había ido, tenía nudos en el estómago

Esta noche hablaría con Louis, y averiguarían lo que estaba pasando con la cadena y este diario. Después que dio a Louis la sorpresa que había coqueteado antes, sin embargo. No quería que nada se interpusiera en el camino de eso.

Su prioridad para la semana siguiente era ayudar a Louis por el bloqueo en su escritura. Había estado ocurriendo desde hacía demasiado tiempo.

Eso era lo que los amigos hacían entre sí.

En realidad, más que eso era lo que los novios hacían el uno para el otro, pero no tenía ilusiones de que Louis Tomlinson nunca fuera nada más que un amigo.

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Hola. Perdón por los mil años sin actualizar!:)

por **Rebeca.** Dom 27 Abr 2014, 11:24 pm

Mierda.
No puede ser, esto es el cielo ¡Me encanta!
Joder, que se den amor ya y que Louis no sea tan pendejete con Harry.
Sube pronto.

Rebe se despide.

por Invitado Vie 09 Mayo 2014, 4:14 pm

pobre bebe, esta estancado en la friendzone hace como siglos, ah.
Lo peor del caso es que en ningun momento lo supero, y para colmo ahora que Louis esta todo provocador se le hace mas complicado, we.
Que bajón lo del puesto, el trabajo mucho para conseguirlo y resulta que basicamente lo querian por conveniencia, pobre.
Seguila pronto por favor, bye!

por **OWNLIFES_CARITO** Vie 16 Mayo 2014, 11:29 am

HOLA, SOY NUEVA LECTORA, Y HE LEÍDO GRAN PARTE DE TUS INCONTABLES ADAPTACIONES, REALMENTE SON MUY BUENAS Y LA MAYORÍA NO SON APTAS PARA MI, PERO BUEEEEEENO, NO IMPORTA, ........HEEEE, ES TRISTE LO QUE LE SUCEDIÓ A HARRY, ES DECIR, CONSEGUIR UN TRABAJO NUEVO ES CUAL DESEAS, ESTAS TODO ENTUSIASMADO Y LLEGA ESTE AMABLE SEÑOR Y TÉCNICAMENTE LE DICE QUE EL ES UNA CERO A LA IZQUIERDA Y QUE SOLO ES UN MEDIO PARA LLEGAR AL FIN, ¡QUE DESILUSIÓN! Y NO COMPRENDO A NINGUNO DE LOS DOS, SE ATRAEN PERO NINGUNO ES CAPAZ DE HABLAR POR MIEDO A PERDER, DESEARÍA ESTAR FRENTE A ELLOS Y ABRIRLE LOS OJOS, PERO SIEMPRE HAY PERO, POR AHORA SÍGUELA, POR FA.

por Invitado Sáb 17 Mayo 2014, 10:22 pm

Rebeca. escribió:Mierda.
No puede ser, esto es el cielo ¡Me encanta!
Joder, que se den amor ya y que Louis no sea tan pendejete con Harry.
Sube pronto.

Rebe se despide.

haha Louis es así!!
La sigoo

por Invitado Sáb 17 Mayo 2014, 10:26 pm

Debby escribió:pobre bebe, esta estancado en la friendzone hace como siglos, ah.
Lo peor del caso es que en ningun momento lo supero, y para colmo ahora que Louis esta todo provocador se le hace mas complicado, we.
Que bajón lo del puesto, el trabajo mucho para conseguirlo y resulta que basicamente lo querian por conveniencia, pobre.
Seguila pronto por favor, bye!

Estancado y hundido. ´pobre!
Y si, es complicado el asunto.
La sigoo:)

por Invitado Sáb 17 Mayo 2014, 10:28 pm

OWNLIFES_CARITO escribió:
HOLA, SOY NUEVA LECTORA, Y HE LEÍDO GRAN PARTE DE TUS INCONTABLES ADAPTACIONES, REALMENTE SON MUY BUENAS Y LA MAYORÍA NO SON APTAS PARA MI, PERO BUEEEEEENO, NO IMPORTA, ........HEEEE, ES TRISTE LO QUE LE SUCEDIÓ A HARRY, ES DECIR, CONSEGUIR UN TRABAJO NUEVO ES CUAL DESEAS, ESTAS TODO ENTUSIASMADO Y LLEGA ESTE AMABLE SEÑOR Y TÉCNICAMENTE LE DICE QUE EL ES UNA CERO A LA IZQUIERDA Y QUE SOLO ES UN MEDIO PARA LLEGAR AL FIN, ¡QUE DESILUSIÓN! Y NO COMPRENDO A NINGUNO DE LOS DOS, SE ATRAEN PERO NINGUNO ES CAPAZ DE HABLAR POR MIEDO A PERDER, DESEARÍA ESTAR FRENTE A ELLOS Y ABRIRLE LOS OJOS, PERO SIEMPRE HAY PERO, POR AHORA SÍGUELA, POR FA.

Holaa, hey muchas gracias por leerlas! Me alegra que te hayan gustado:)
Tienen miedo de que si hacen algo su amistad se va a la mierda.
La sigo:)

por Invitado Sáb 17 Mayo 2014, 10:31 pm

Louis se sentó en el sofá y mantuvo la caja plana en sus manos. El dolor era como un disparo a su corazón otra vez, como el día del funeral de su abuelo.

Cuando había llegado a casa de la fiesta en el Castillo´s, había estado agradecido de ver el paquete aposentado en la mesa de café. Otra cosa en la que centrarse que no fuera Harry, la manera en la que Harry lo había tocado en la oficina de Miguel y las palabras que Lottie le había dicho antes. Había necesitado la distracción, pero aún así le había llevado una hora haciendo el tonto en Internet y dos alquileres de películas antes de que hubiera sido capaz de levantar la caja en su regazo.

Se obligó a tragar duramente cuando pensó en la última vez que había visto a su abuelo. Tumbado tan quieto, pálido e hinchado, no como el sonriente anciano de ojos arrugados que Louis había adorado, y vestido con un traje azul oscuro, que no había sido nada que hubiera llevado en su vida. Siempre había llevado sus botas de vaquero, pantalones vaqueros y una camisa de franela de manga larga. Un granjero. Un hombre de familia hogareño y apacible.

Perderlo había golpeado duro a Louis. Sobre todo después de vivir tan lejos durante los últimos años. Sin palabras, Harry había visto el dolor. Había permanecido con él después del funeral. No hablaron.

En su lugar, Harry había puesto un DVD de El capitán Blood, luego Motín a bordo y Capitanes intrépidos, todas las películas que su abuelito les había mostrado una vez. Se había enterado que a Harry le gustaban los viejos clásicos del blanco y negro. Habían visto películas hasta que el sol había salido a la mañana siguiente.

Lo que hubiera en esta caja no podía ser tan malo como perder al hombre mayor.

Quitó la tapa. Un diario encuadernado en cuero yacía dentro. No se atrevía a tocarlo. ¿Por qué no lo había hecho con los otros?

Su abuelo había mantenido diarios durante toda su vida. Había hecho que sonaran como si no fueran nada del otro mundo, describiéndolos como registros diarios sobre la vida en la granja en el norte de Ohio, sobre el tiempo y las cosechas, un momento emotivo en el que se mezclaban sus hijos y sus nietos cuando nacieron.

Cuando el abuelo de Louis había fallecido cuatro años después de su esposa, habían encontrado docenas de diarios en cajas ocultas debajo de su cama. Louis se había sentado en el borde de la cama, hojeando las páginas de un libro tras otro, con lágrimas en sus ojos en el mismo punto que su abuelo escribió sobre buscar ayuda para una niña perdida de siete años de edad después que un tornado había arrasado el condado un día de primavera en 1964. Su abuelo había sido el único en encontrar su cuerpo en un campo a tres millas al norte de su casa.

Mientras que Louis había leído más, su padre había preparado el armario lleno de ropa, zapatos, y un montón de números atrasados del Almanaque del viejo granjero dentro de cajas, ignorando a Louis y a los diarios.

Esa noche, su padre había llevado las cajas de los diarios a casa con él, junto con la ropa y los viejos almanaques de tapa dura amarilla. Louis nunca había preguntado a su padre qué había hecho con los diarios. No quería saber.

Fueron probablemente guardados en cajas arriba en el ático o bajo la cama de su padre, el polvo acumulándose debajo hasta que no pudiera leer el año estampado en relieve en cada tapa.

A excepción de éste.

Su tapa era blanca, y el tamaño total era más pequeño que los otros. Un sobre cerrado sobresalía de entre la cubierta y la primera página. Louis lo deslizó fuera. En el frente estaba su nombre, escrito de puño y letra de su abuelo. La misma letra que había visto en los otros diarios y en la carta que su abuelo le había enviado tras la lectura del primer libro de misterio de Louis, no publicado en ese entonces. Esa carta había elogiado a Louis por la excelente historia que había elaborado, diciendo que era sólo cuestión de tiempo antes de que Louis encontrara su éxito.

Su abuelo había muerto una semana después del lanzamiento de su primer libro.

Louis colocó el diario en el sofá junto a él y abrió la carta.

Querido Louis,

Le voy a pedir a mi abogado que te haga llegar este diario dos años después de que me haya ido. Quiero que pase ese tiempo desde mi muerte antes de recibirlo.

Eres el único que alguna vez leyó lo que está escrito en su interior. Estoy avergonzado de algunas cosas en mi vida, pero lo que hice todos estos años para ocultar la verdad es algo que nunca me atreví a decírselo a nadie. Hasta ahora.

Quiero que sepas una cosa antes de leer esto. Amaba a mi esposa, a mi familia y la vida que he tenido. Todos mis hijos y nietos son especiales para mí, pero sé que si alguien puede leer este diario y entender, serás tú. Pensé en quemarlo antes de irme, pero no me atrevo a destruir las palabras ya que sería como destruir los recuerdos. Soy el único que conoce la verdad de mi juventud, y una parte de mí, no puede soportar el que muera conmigo. Por favor, lee estas palabras y llévalas contigo a través de tu vida. Por mí. Y por ti mismo. Espero que aprendas algo de mis errores.

Estoy orgulloso de ti por todo lo que has logrado, y tuve el honor de haber sido la primera persona con la que compartiste tu historia. No vuelvas a perder la fe en ti mismo.

Y recuerda siempre seguir a tu corazón.

Con amor,

Tu orgulloso abuelo

Víctor Tomlinson

Louis volvió a doblar la carta y la sostuvo en sus manos. La última persona en sostener ese papel había sido su abuelo. Extrañamente, se sentía más distante del hombre mayor de lo que había estado en los últimos dos años.

Tomó el diario.

¿Podría abrirlo? ¿Leer los secretos de su abuelo?

Todavía no.

Metió la carta de nuevo dentro, llevó el diario a su habitación, y lo escondió en el cajón de su armario superior. Más tarde. Sabría cuándo sería el momento adecuado.

Todo lo que sabía ahora era que no quería decirle a Harry que lo había conseguido. Hablar de su abuelo llevaría a Harry a hacer la pregunta que Louis no quería responder.

¿Cuándo te mudas a Ohio?

Había tomado la decisión seis meses antes. Se había sentido como la decisión correcta en el momento. ¿Ahora? Quién sabía. Él, seguro como el infierno que no. El tranquilo encanto de Liberty Falls sonaba bien. Podía escribir. Pensar. Respirar.

Pero... ¿qué pasa con Harry?

Cuando Louis tuvo primero la idea, había esperado una semana para decírselo a Harry. Había esperado que se molestara, pero no hubo respuesta. Harry había estado demasiado ocupado con la nueva casa y el concurso de guiones. Todo lo que Louis pudo preguntarse fue, ¿Me extrañará? ¿Cuándo se había convertido en tan maldito tonto?

Tres días después, Harry y su novio habían roto, y Harry se había mudado con Louis.

La ruptura llegó cuando menos se lo esperaba y había dejado a Harry tambaleándose desde hacía meses. Sin embargo, otra razón para no seguir el consejo de Lottie.

Louis regresó al sofá, puso el ordenador en su regazo, y se quedó mirando la pantalla. Si tan sólo pudiera concentrarse en su trabajo, puede que no estuviera tan obsesionado con lo que no había en su dormitorio últimamente. Como de costumbre, no salió nada de él. Cerró la tapa del portátil.

—A la mierda.

Se estiró en el sofá y se frotó las sienes con ambas manos. Había intentado todo lo que podía pensar. Todas las técnicas que había leído alguna vez sobre cómo superar el bloqueo del escritor. Incluyendo la que sugería que se colocara de cabeza mientras se despejaba su mente y bullía. Lo único que había salido de eso fue un dolor de cabeza.

Nada había funcionado. Los resultados fueron siempre los mismos. Documentos llenos de basura que no agarrarían una pulmonía en su ordenador portátil. Conociendo a su editora, Sue Ann, desearía que publicara hasta la última palabra. Incluso si estuviera muerto, no quería que nadie supiera de sus fracasos. Había borrado los archivos y comenzado de nuevo.

Excepto... que no había empezado realmente todavía. Desde hacía dos semanas, no había hecho nada más que mirar fijamente una pantalla en blanco. Y el estúpido jodido remolino del techo.

Había pasado un año desde su publicación anterior, y había pasado ese tiempo lanzando mierda en Facebook y Twitter y enseñando en talleres de escritura. Dos libros en la lista de más vendidos del New York Times, y se sentía como un fraude instruyendo a escritores más talentosos sobre los secretos de su éxito. Había terminado el último taller hacía un mes. Desde entonces, se había preguntado cuántos habían pedido a la oficina financiera en la UCLA Extension su devolución de dinero.

Debería haber invitado a ese tipo de la entrega anterior, para liberar un poco de tensión. Tenía que escribir algo. Lo que fuera. Se sentó, abrió el portátil, y puso las manos sobre el teclado.

Comenzar con el cadáver.

¿En un coche? ¿En un callejón? ¿A lo largo de la carretera?

—¿Cómo te va?

Louis miró hacia arriba, y contuvo el aliento. Su escritura, el diario, el repartidor, todo lo demás desapareció de sus pensamientos. Todo lo que podía ver, todo lo que quería, estaba al otro lado de la habitación.

Harry. Sosteniendo una bolsa de comida para llevar, sus ojos verdes se centraron en Louis, con una sonrisa en su rostro. Llevaba la camisa roja del Castillo´s. Estaba fuera del pantalón, los tres primeros botones desabrochados, el lazo negro colgando libremente alrededor de su cuello.

Desde el día en que se conocieron, Harry no tenía ni idea de lo guapo que era. En la escuela, había sido tímido y callado y no había tenido muchos amigos. En casi treinta años, una parte de Harry seguía siendo ese niño que nunca atrajo la atención que se merecía. Pensó que sus aficiones frikis y su inteligencia lo hicieron indeseable. El pequeño cabrón no tenía ni idea de lo que le hizo a la mayoría de los chicos.

A Louis.

—Voy por lo mismo de ayer.

—Lo siento. —Harry levantó la bolsa—. He traído la cena.

—Gracias.

Harry se encogió de hombros.

—Pensé que podrías estar trabajando y querrías algo fácil. —Llevó la bolsa con él a la cocina y se mantuvo hablando por el camino. El apartamento era lo suficientemente pequeño para que se pudiera oír a otra persona desde cualquier habitación en la casa—. ¿Recibiste los mensajes que dejé en el teléfono?

—Sí. —Y Louis los había tirado a la basura. Un montón de chicos habían estado llamándolo, preguntando dónde había estado, con ganas de “reunirse”, “tomar un trago”, o cualquiera de las otras no tan sutiles formas que los chicos tenían de preguntar para echar un polvo.

—Y vi a Ricky en el gimnasio esta mañana —dijo Harry sobre el crujido de la bolsa para llevar—. Supongo que ha estado tratando de contactar contigo toda la semana. Me dijo que tenía la esperanza de quedar.

Genial. Louis cerró el documento vacío en su portátil. No quería a Ricky. O al repartidor. O a cualquiera de los otros chicos que por lo general habrían estado ansiosos por seguir adelante. Nunca había experimentado una sequía como esta antes. Estaba tan caliente, que si Harry saltaba hacia él en ese momento, probablemente reventaría con un solo toque a su polla.

Harry entró en la sala de estar con platos llenos de las enchiladas del Castillo´s de especialidad de maíz azul. Puso el de Louis en la mesa de café en frente de él.

—Olvidé decírtelo. ¿Adivina a quién vi en el restaurante ayer? —Harry se hundió en el sofá al lado de Louis, plato en mano—. Jake Gallagher.

—¿En serio?

—Sip. Dios, ese hombre es una preciosidad. Deberías haber visto a los camareros. La mitad de los hombres y todas las mujeres estaban babeando. Uno pensaría que nunca habríamos visto una estrella de cine antes. Creo que Miguel estaba incluso un poco atraído hacia él. —Se rió Harry.

Esa risa sonaba bien. Maldita sea. Harry estaba finalmente actuando más como él mismo.

Podría hacerlo sentir tan bien.

Louis se forzó a alejar ese pensamiento.

—Hey. —Golpeó la rodilla de Harry con su puño—. ¿Cómo te sientes?

—Maldita sea. —Harry puso su plato en su regazo y se recostó contra el sofá—. No lo puedo creer. O que haya terminado en el restaurante. Y esa fiesta... No puedo creer que Miguel abriera tarde.

—Ese hombre tiene una debilidad por ti.

Harry sonrió, mostrando un indicio de un hoyuelo en la mejilla derecha.

—Pensé que estaría molesto al ver que me iba, pero es feliz por mí. Dice que puedo volver si esto no funciona.

—Eso no va a suceder.

—Espero que no. —Harry se pasó una mano por su cabello rizado—. Porque ir a escribir para un espectáculo ganador de un Emmy a volver de camarero realmente apestaría.

Louis se echó a reír con él, pero lo único que podía pensar era en su mano corriendo a través de su propio cabello, por su pecho, su abdomen, envolviéndose alrededor de su polla.

No le hagas daño, joder.

Harry se volvió hacia Louis. Sonrió de nuevo. Sus ojos verdes se iluminaron.

—Sólo quiero una oportunidad. Algo de experiencia para que la gente me tome en serio cuando lance mis propias cosas.

—Lo harán. Ya lo verás.

Harry miró como si quisiera decir algo más, pero no lo hizo. Cogió el tenedor y le dio un mordisco a una enchilada.

—Entonces, ¿qué pasa contigo? Si no recuerdo mal, Ricky es uno de tus raros amigos que repiten jodida.

—No pasa nada. —Se encogió Louis. Mala elección de palabras. Algo estaba definitivamente pasando en su camino. Observar a Harry comer hizo eso. Esos labios llenos se deslizaron sobre el tenedor. Su lengua salió furtivamente para recoger una gota de salsa en el labio inferior. Su garganta esforzándose al tragar.

Harry dio otro mordisco y puso su tenedor en el borde del plato.

—Vamos. ¿Cómo se supone que voy a sobrevivir indirectamente tus sexuales escapadas si no estás ahí? —Agitó un brazo en el aire. ¿Indicando qué? ¿Creía que Louis sólo tenía que dar un paso fuera de la puerta y que encontraría a alguien para joder?

¿Por qué no pensaría Harry eso acerca de él? Demonios, la entrega de hoy demostró que ni siquiera tenía que salir del apartamento.

Louis se encogió de hombros. Sólo dile. Es porque prefiero estar en casa follándote.

Harry se estaba mordiendo el labio inferior. Louis tuvo que mirar hacia otro lado antes de que pasara la lengua por el mismo labio.

Más tranquilo, Harry añadió: —No tienes que quedarte en casa y ser mi compañía todas las noches. Ve y vive tu vida.

Louis se centró en la pantalla de su ordenador portátil de nuevo. Contuvo el aliento, demasiado miedo de lo que haría si se movía. No había ido al plato de comida todavía.

—Hey. —Harry parecía emocionado—. ¿Estabas escribiendo?

—Tratando.

—¿Todavía nada?

—No sé qué jodidos me pasa.

Harry se inclinó como si quisiera echar un vistazo a la pantalla del portátil. Dios, olía increíble. Como el usual olor almizclado de su colonia habitual y una pizca de algo más... frijoles negros de la firma de Miguel y caldo de cerveza. Quería lamer el cuello de Harry para ver si sabía como la sopa de cerveza. Debajo de todo eso, había otro olor. Si Louis no hubiera sabido que Harry había llegado del trabajo, habría jurado que acababa de masturbarse.

¿Estaba imaginándolo o Harry se había detenido en alguna parte? Ese pensamiento no ayudó a quitarse de la cabeza el sexo.

—Uh —dijo Harry—, ayudaría si abrieras un documento.

Louis se echó a reír.

—Supongo. —Harry estaba tan cerca, sus labios a escasos centímetros de distancia. Sólo debería hacerlo. No era como si no lo hubiera besado antes.

Después de todos los años transcurridos desde esa habitación de motel en Iowa, todavía recordaba la manera en que Harry se había sentido en sus brazos. La forma en que Harry lo había tocado. La forma en que lo había besado. Cómo se habían dejado de besar y se miraron el uno al otro, la habitación en silencio a excepción de sus respiraciones profundas. Luego se habían besado con más calor e intensidad, sus cuerpos pegados juntos, las piernas y los brazos alrededor el uno del otro tan fuertemente que uno o ambos de ellos podrían haber temido que caerían por el borde del mundo si se dejaban ir. Nadie había sido tan apasionado, tan sensual como Harry. Nadie había encendido a Louis tan condenadamente rápido de la manera que Harry lo hizo. Entonces y ahora.

Pero antes de que se hubieran quitado la ropa, Louis se había retirado. No tenía la intención de ser un idiota al respecto, pero no había duda de lo que el aspecto del rostro de Harry había querido decir. Hasta el día de hoy, todavía dolía saber que había sido un idiota más en la lista de tipos que habían herido a Harry.

Un mes más tarde, Harry había conocido a alguien. Se suponía que iba a ser una aventura, una historia de la universidad con un hombre mayor. Había durado diez años, hasta seis meses atrás, cuando el idiota de Dennis, había roto el corazón de Harry. Harry acababa de ganar el Concurso Nacional de Guionistas, lo cual fue cómo había llegado la oportunidad de lanzarlo a la cadena, y el idiota pensó que era el momento justo para fastidiarlo de nuevo.

Debería haber sido la época más feliz de la vida de Harry.

No debería haber estado durmiendo en la habitación libre de Louis, mirando viejas películas en blanco y negro todas las noches, pareciendo como si hubiera perdido todo su mundo.

Y ahora...

Había sido mucho más fácil para Louis dejar a un lado su lujuria cuando Harry había ido en serio con alguien. Bueno, no fue exactamente fácil, pero lo había hecho. Por respeto a la relación de Harry.

Ahora Harry estaba aquí, permaneciendo en su apartamento y desapegado por completo.

Si extendía la mano, atraía a Harry para un beso, estarían en la cama y follando toda la noche. Nunca fue rechazado.

Este no era el mismo, sin embargo. Solía acercarse a extraños, apenas solicitándoles un nombre de pila. Nunca había pedido a un hombre más que un polvo rápido o una larga mamada.

Esto no era sólo un tipo.

Harry sonrió.

—Tengo una idea.

Dios, esa sonrisa era sexy. Esos hoyuelos...

¿Cuándo infiernos se dio cuenta de algo como los hoyuelos de un chico? ¿O su sonrisa? ¿O el color de sus ojos, para el caso?

—¿Qué clase de idea? —preguntó.

—Más bien como una sorpresa —dijo Harry—. Sue Ann necesita leerlo pronto, ¿no?

—Ella llamó anoche. Lo quiere para Año Nuevo.

Los ojos de Harry se abrieron como platos.

—¿Todo el libro?

—No. Gracias a Dios. Los primeros cinco capítulos. Puedo trabajar en eso durante las vacaciones. Y el vuelo de ida y vuelta.

—¿Pero todavía cree que lo has terminado?

—Sí. Cree que estoy puliendo, siendo un perfeccionista.

—¿Por qué no se lo dices?

—Ya han fijado la fecha programada de la promoción. ¿Qué diablos se supone que debo decir? ¿No puedo escribir una maldita palabra?

—Puedes escribir. Sólo tienes que relajarte. Ahí es donde entra en juego la sorpresa. Espera aquí. Los dejé en la cocina. —Harry saltó fuera del sofá, animado de una manera que Louis no había visto en mucho tiempo. Realmente estaba haciéndolo mejor. Harry llegó a la cocina y señaló el plato de Louis—. Come.

Como si debiera hablar. Apenas había tocado su comida. Igual que la noche anterior. Louis acababa de empezar a darse cuenta de eso y no había descubierto lo que pasaba. En el último año o dos, Harry había engordado unos kilos de más, no tanto que cualquier persona que no lo conociera bien lo notara. Ya había perdido eso, y algo más.

Harry se volvió, y Louis tuvo una visión de su culo. Ningún kilo extra ahí. Sólo redondo, y duro músculo.

Se ajustó la erección formada en sus pantalones y se imaginó los asientos en el avión, los dos sentados tan cerca durante varias horas sin ningún sitio a donde ir. ¿A quién estaba engañando? No iba a conseguir escribir nada.

Iba a ser un infierno de largo vuelo a casa.

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